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¿Qué muestra en realidad la

neuroimagen?
Las llamativas imágenes obtenidas mediante estas técnicas son habitualmente empleadas para
demostrar alteraciones en la estructura o función cerebral en diversas psicopatologías. Estas
técnicas suelen aprovechar la capacidad de sugestión humana por las imágenes en general.

Las técnicas de imagen anatómica como la tomografía computarizada (TC) o la resonancia


magnética (RM) no parecen ser demasiado útiles para evaluar las psicopatologías, ya que en la
mayoría de los casos no se ha conseguido encontrar de modo consistente o replicable
alteraciones estructurales en el cerebro de personas que sufren depresión, esquizofrenia,
trastornos de ansiedad, etc.

Otra técnica empleada es la imagen por el proceso de obtención de «imágenes


resonancia magnética funcional (fMRI), que funcionales» del cerebro está sujeto a
se basa en la medida indirecta de la multitud de errores y problemas técnicos,
actividad cerebral mediante la aplicación condicionando así la Habilidad y
de campos magnéticos muy elevados y reproductibilidad de la mayoría de los
ondas de radio. Esta técnica es muy estudios de imagen funcional. Se han
utilizada en investigación porque tiene la descrito un gran número de limitaciones
ventaja de no ser invasiva, ya que teóricas y prácticas en todos los estudios
normalmente no es necesario introducir de neuroimagen funcional
ninguna sustancia en el sujeto.

la mayoría de los estudios que emplean técnicas de neuroimagen suelen basarse en la


comparación de una condición frente a otra, o lo que es lo mismo, evaluar las
diferencias de señal entre grupos de sujetos. Ya que el nivel de la señal física que se
mide depende de muchos factores intrínsecos (actividad eléctrica cerebral, por
ejemplo) interrelacionados con otros extrínsecos (potencia y distancia al aparato de
medida), el valor absoluto de la señal no tiene demasiado significado por sí mismo. Para
resolver este problema, emplean la llamada «lógica de la sustracción» que se basa en
asumir que dos estados o condiciones difieren en un solo aspecto crítico.
Normalmente se «resta» la actividad cerebral en una condición determinada de la medida en
otra «condición de reposo», para resaltar cambios de activación en zonas particulares del
cerebro frente a otras con una «actividad basal». El problema de esta aproximación
metodológica al estudio de trastornos mentales es cómo elegir un grupo control con
«actividad basal», o bien cómo establecer en un momento dado el «estado basal» frente al
«estado activo» en un mismo sujeto.

En la aplicación de las técnicas de neuroimagen, ha de tenerse en cuenta la naturaleza misma


de los trastornos mentales frente a las enferme- dades neurológicas (enfermedad de
Parkinson, Alzheimer, enfermedad cerebrovascular, etc.). Los trastornos mentales tienen
múltiples síntomas difíciles de concretar operativamente, y además las personas que los
padecen sufren además otros trastornos asociados. A veces resulta complicado diferenciar
entre subtipos de trastornos mentales a partir de su sintomatología, e incluso los
profesionales pueden no llegar a ponerse de acuerdo a la hora de seleccionar un subconjunto
de personas diagnosticadas con el mismo tipo de trastorno mental.

La principal disyuntiva que plantean los los estudios de neuroimagen no dan


estudios de la función cerebral es la de información acerca del supuesto origen
distinguir la causa del efecto. En este biológico de las psicopatologías, sino que las
sentido, es muy difícil discernir qué bonitas imágenes obtenidas con esas
hallazgos podrían representar verdaderos técnicas tienen sólo a lo sumo un valor de
procesos psicopatológicos, cuáles son correlación entre el comportamiento y la
epifenómenos resultantes de otras causas, función cerebral.
o cuáles resultan de cambios adaptativos o
compensatorios del sistema nervioso
(plasticidad cerebral).

Estas neuroimágenes deberían considerarse no como instantáneas de lo que en realidad


sucede en el cerebro en funcionamiento, que es lo que se tiende a considerar, sino más
bien como meras representaciones gráficas de complejos cálculos estadísticos;
asimismo, poco tienen que ver estas imágenes con los datos originales de las medidas
de variables físicas que suministran los escáneres, ya que estos datos sufren un sinfín
de manipulaciones matemáticas de acuerdo con modelos teóricos sobre la anatomía y la
función cerebral.

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