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1) Inicialmente las Relaciones Internacionales nacen ligadas al mundo y la realidad de

Europa, más precisamente de Gran Bretaña. Sin embargo, no fue allí donde se dan los
frutos, debido a la falta de democratización en la misma. La política internacional
seguía siendo el deporte de los reyes, o el coto vedado de los gabinetes: los espacios
diplomáticos eran en su mayoría hereditarios. Es por esta razón que la disciplina se
desarrolla mucho más en los Estados Unidos, tanto que se puede decir que la ciencia
es propia de Norteamérica. Las circunstancias fueron el ascenso de EEUU a la categoría
de potencia mundial, el aislacionismo escapista, y la participación del apaciguamiento.
Dos libros trajeron a Estados Unidos el tipo de realismo que desarrollado en Inglaterra:
America´s Strategy in World Politics, de Nicholas Spykman, y Politics Among Nations,
de Hans J. Morgenthau. El primero expresaba que la política exterior tiene que ver con
el poder, y que la lucha por el poder era el nombre real de la política mundial. En el
segundo libro, Morgenthau expresa que el modelo de relaciones entre estados que él
propone, y el realismo eran las únicas recetas válidas para el éxito de la política
exterior, así como para la moderación internacional.
El autor plantea el estudio de las Relaciones Internacionales como una ciencia social
de dominio norteamericano. El crecimiento de la disciplina no puede ser separado del
rol norteamericano en los asuntos mundiales después de 1945. Estudiar la política
exterior de los Estados Unidos es estudiar el Sistema Internacional. Estudiar el Sistema
Internacional no podría sino retrotraernos hacia el rol de los Estados Unidos.
2) El desarrollo de las Relaciones Internacionales como una disciplina en los Estados
Unidos resulta de la convergencia de tres factores: predisposiciones intelectuales,
circunstancias políticas y las oportunidades institucionales.
 Predisposiciones Intelectuales: En primer lugar, la profunda convicción de
que todos los problemas pueden ser resueltos, que la manera de resolverlos es
aplicar el método científico y que la utilización de la ciencia producirá
aplicaciones prácticas. Lo que ha asegurado su triunfo y su crecimiento es la
ausencia de toda contraideología que desafíe esta fe. Más aún en conjunto, la
experiencia nacional de desarrollo económico, integración social y éxito
exterior ha reforzado este conjunto de creencias.
En segundo lugar, el mismo prestigio y la sofisticación de las “ciencias exactas”
también habrían de beneficiar a las Ciencias Sociales. Las voces del pesimismo
el escepticismo que lamentan la diferencia entre el mundo natural y el social
nunca fueron muy potentes en Norteamérica. Precisamente porque el mundo
social es conflictivo, precisamente porque la historia nacional estuvo vinculada
con guerras civiles y extranjeras, la búsqueda de la certeza y el deseo de
encontrar e modo seguro de evitar fiascos y traumas eran aún más candentes
en el reino de las ciencias sociales.
Una tercera predisposición fue suministrada por un elemento trasplantado:
los estudiosos inmigrados. Jugaron un papel preponderante en el desarrollo de
la ciencia norteamericana. Sirvieron como conceptualizadores, e integraron
sus habilidades analíticas con los talentos investigativos de los “nativos”.
Trajeron con ellos un sentimiento de la historia, una conciencia de la
diversidad de las experiencias nacionales, que sólo podría armar la búsqueda
comparativa y hacer que la ciencia social norteamericana fuera más universal.
 Preminencia Política: En tanto trata principalmente con el mundo
contemporáneo, parece requerir la convergencia de una comunidad
académica capaz de considerar los fenómenos globales, esto es, ir más allá del
estudio de la política exterior de las naciones. Cuando las elites políticas se
obsesionan solo con lo que sucede en su país es muy posible que los
estudiosos no tengan la motivación o no reciban el impulso necesario como
para convertir sus esfuerzos individuales en una empresa científica genuina.
 Factores Institucionales: Existen tres de ellos. Uno es el lazo más directo y
visible entre el mundo académico y el mundo del poder: el sistema in-and-
outer de gobierno, que coloca a los académicos e investigadores en las cocinas
del poder.
Un segundo factor institucional es el rol de las postas entre las cocinas del
saber y los salones académicos.
La tercera oportunidad institucional fue provista por las universidades
mismas. Tenían dos inmensas virtudes: Eran flexibles, a causa de su propia
variedad, que aseguraba a la vez la competición y la especialización, y también
debido a la ausencia casi total de las camisas de fuerza de las regulaciones
públicas, las tradiciones cuasifeudales, la dependencia financiera y la rutina
intelectual. La otra virtud de las universidades norteamericanas resulto en
parte del hecho de que la educación superior masiva ya era un fait accompli:
tenían amplios departamentos de ciencias política, que podían servir como las
matrices de la disciplina de las Relaciones Internacionales. En otros países, las
universidades eran raramente el escenario de investigación; y cuando lo son,
la investigación subsidiada por las instituciones públicas se concentra sobre
asuntos de política pública que rara vez son internacionales.
3) Para el autor el objeto de estudio de las Relaciones Internacionales es el ORDEN
INTERNACIONAL. Lo define como “dos realidades”. La primera es el medio interestatal-
las relaciones que existen entre varias unidades que actúan sobre la escena mundial
como las poseedoras del poder público y como la expresión de los deseos y
aspiraciones de los individuos y grupos que las componen. La segunda es la sociedad
transnacional- las relaciones formadas a través de las fronteras de esas unidades,
entre los individuos y los grupos.
El estudio del Orden Internacional exige tres observaciones preliminares:
 Lo que caracteriza al orden internacional es la anarquía, es decir, la ausencia
de un poder central por encima de las unidades, es también la ausencia o la
debilidad de normas comunes.
 El problema del orden es un problema variable, depende de la naturaleza de
las unidades. Existen principalmente tres tipos de estructuras:
El Imperio: la más alejada de la anarquía, impuesto por un pueblo sobre otros.
La estructura resultante es vertical. Sin embargo, el imperio no puede ser
tratado como si fuera una mera variedad de orden interno. Por un lado, las
relaciones entre los países imperiales y los dominantes raramente son las
mismas que aquellas entre el poder central y los súbditos en la unidad
dominante. Por otro lado, siempre ha habido relaciones “horixontales2 entre
imperios, o entre imperios y otras unidades, en la medida en que nunca ha
habido un imperio universal, y que cada imperio ha estado por lo tanto
obligado a protegerse contra las amenazas en sus fronteras.
Feudalismo: Una fragmentación del poder público, un rompecabezas de
poderes públicos y privados, con jurisdicciones superpuestas, un laberinto de
vínculos jerárquicos sin fronteras territoriales claramente delimitadas, una
mezcla de diferentes derechos y obligaciones que conciernen a los mismos
países. Así, el feudalismo era una estructura anárquica, debido a la ausencia de
todo concepto de propiedad absoluta y soberanía exclusiva. El sistema feudal
ofrece un poder compartido y disperso al mismo tiempo que una fe común.
Unidades Soberanas: Es una estructura que no tiene ni poder central, ni
valores comunes. Es el medio constituido por las unidades “soberanas”. De
este modo, es un medio basado en una clara diferenciación territorial entre
unidades, y sobre la idea de que cada territorio puede tener un poder central.
Precisamente, debido a que el problema de orden y de la anarquía existe
sobre todo en esta tercera estructura, es que el mismo es el que usualmente
se estudia en las teorías de las relaciones internacionales.
 Si bien la literatura sobre el medio interestatal y sus problemas es muy rica, no
puede decirse lo mismo de la literatura sobre la sociedad trasnacional, debido
a tres razones. El alcance de la sociedad transnacional depende del alcance de
los medios de comunicación, de la facilidad material con la cual pueden ser
organizados los intercambios a través de las fronteras. Además, el
establecimiento y la intensidad de las relaciones transnacionales están
vinculados al tipo de sistema económico que existe dentro de las unidades
principales. Finalmente, la sociedad transnacional opera en un marco y de
acuerdo con reglas determinadas por el estado o estados preponderantes: es
una autonomía condicional y limitada.
4) El orden mundial permitiría que las necesidades básicas de la humanidad fueran
resueltas: necesidades tales como la supervivencia, y la provisión del mínimo necesario
de hombres y mujeres. El orden interestatal tiene que ver solo con las necesidades
esenciales de los estados: la preservación de su propia existencia y la seguridad. Se ve
de inmediato que el orden internacional puede existir aun si el orden mundial no
existe. A la inversa se ve también que el orden mundial presupone necesariamente un
tipo muy especial de orden interestatal, dotado de procedimientos de cooperación
eficaces entre estados y aun de medios de coercionar los estados con el fin de
asegurar la satisfacción mínima de las necesidades humanas.
Además, si uno se interesa solamente por el orden interestatal, se ve inmediatamente
por qué y en qué medida la satisfacción de las necesidades básicas del estado está
siempre amenazada. El problema es que, contrariamente a lo que sucede dentro de un
grupo social que constituye la nación, las relaciones sociales no constituyen una
mezcla de sociedad y comunidad; ofrecen en cambio una mezcla de sociedad limitada.
Estamos en el terreno de autoayuda en un medio que está dominado por la posibilidad
siempre presente de recurrir a la fuerza, y cuyas instituciones comunes dependen
enteramente del consentimiento de las unidades soberanas que lo componen.
Surgen por lo tanto tres problemas: en lo que hace a la política, hay obviamente una
diferencia fundamental en la manera en la cual el poder es usado en cada caso. En un
caso, el poder sirve a los valores comunes, la coerción solo puede ser ejercida si se
atiene a ciertas reglas y en áreas bien definidas, los conflictos entre grupos solo
pueden ocasionar el uso de tipos limitados de poder, y la jerarquía social no está
constantemente amenazada. En la otra instancia, la contienda entre las unidades
corre el riesgo de hacerse violenta en cualquier momento: y la jerarquía entre las
unidades siempre es desconfiada.
En lo que hace a la ley, hay diferencias fundamentales entre la ley pública interna y la
ley internacional. El grupo nacional está compuesto por individuos y asociaciones las
cuales se aplican las normas legales ideadas por el poder central. La sanción de la ley
es asegurada por el Estado e impuesta directamente a los individuos y grupos. En el
medio interestatal, el grupo consiste principalmente en los estados; la ley no es de
naturaleza contractual, el alcance de la regulación no cubre el total de las relaciones
transnacionales, las sanciones son débiles y están a merced de autoayuda.
En lo que hace a la ética, en los asuntos internos el marco político y constitucional y los
valores comunes proveen a los individuos y a los grupos importantes oportunidad para
la acción moral. En el dominio interestatal, el conflicto de valores servido como brazos
seculares dotados de armas a menudo cubre el campo entero de las relaciones entre
las unidades.
Todas estas características distintivas del medio internacional muestran cuan precario
es el orden interestatal, está constantemente amenazado y basado sobre la fuerza.
Pero el medio interestatal no es un dominio de caos y anarquía, mientras prevalece la
paz, el alcance y la intensidad de las relaciones cooperativas interestatales pueden
aumentar.

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