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UNIVERSIDAD TÉCNICA

ESTATAL DE QUEVEDO

Tema: Debate en contra sobre “La


religión implementada en la
educación”

Integrantes: Adrián Espinoza,


Cesar Landázuri, Edison Vera,
Jockasta Madrid, Steven
Ganchozo
Introducción
¿Qué es la Religión?
La religión es un conjunto de sistemas culturales de creencias y visiones del mundo
que relaciona la humanidad y la espiritualidad, a veces a los valores morales,
existen religiones que son narrativas, simbólicas, tradicionales e historias sagradas
que están destinadas a dar sentido a la vida o para verificar el origen de la vida o el
universo, tienden a derivar la moral, la ética, las leyes religiosas o un estilo de vida.
A partir de sus ideas sobre amor y la naturaleza humana, La práctica de una religión
puede incluir sermones, la celebración de actividades de un Dios o Dioses,
sacrificios, festivales, fiestas, investigaciones, etc.
Sin embargo, existen ejemplos de religiones en los que algunos o muchos de estos
aspectos de la estructura de las herencias o la practica están ausentes.
La religión afecta el progreso psicológico de diversas maneras, ya que es un tema
que recibe cada vez más atención por parte de los psicólogos.
 La religión no es una base para el juicio moral.
 La religión no moldea ampliamente la auto concentración.
 La religión afecta duramente las relaciones interpersonales e intergrupales.
 La religión es una cultura con base de la autocrítica y con base de la
limpieza de sus “pecados” por ser diferente.
Por eso, la Escuela Pública ha de ser laica para ser de todos y todas, para que en
ella todas las personas nos reconozcamos, al margen de cuáles sean nuestras
creencias. Creencias personales que son un asunto privado. Por eso, la religión no
debe formar parte del currículo. No por motivos antirreligiosos, sino desde un
planteamiento pedagógico y social beneficioso para el desarrollo de la racionalidad
del menor de edad, de su independencia y autonomía personal, para la que debe
ser educado libremente.

La finalidad de la escuela no puede ser inculcar dogmas, muchos de los cuales


además entran en contradicción con la razón, la ciencia y los derechos humanos,
como la subordinación de la mujer o el origen mágico de la vida y el universo. Ni la
escuela es lugar de exclusión y discriminación en el que niños y niñas sean
separados en función de las creencias o convicciones de sus familiares, lo cual es
una afrenta a la libertad de conciencia y una grave vulneración de los Derechos de
la Infancia, como recoge la Declaración de los Derechos del Niño y de la Niña de
1959 y la Convención de 1989, que rechazan el adoctrinamiento y el proselitismo
religioso.

Refutadores

Separar al alumnado que comparte toda la jornada escolar, a la hora de las clases
de religión, dificulta su convivencia y entendimiento, que es de donde nace el afecto
y la solidaridad. Pero es más grave aún si analizamos la normativa que establece el
currículum de la enseñanza de la religión católica en la educación primaria y
secundaria actualmente. Ésta convierte la clase de religión en catequesis, pese a
que explícitamente afirme que huye de “la finalidad catequética o del
adoctrinamiento”.

La jerarquía católica, que es quien decide los contenidos de la materia de religión,


no acepta la realidad de los nuevos modelos familiares y se empecina en su
retrógrada concepción de la sexualidad humana, negando la diversidad sexual
reconocida ya por la legislación, el derecho al propio cuerpo, a la libertad sexual y
a la anticoncepción.

La concepción y la práctica del catolicismo, en donde la mujer es subordinada, que


mantiene y justifica un modelo sociedad patriarcal, no es compatible con la
educación en igualdad que es un principio pedagógico básico. Hasta el teólogo Juan
José Tamayo afirma que “los contenidos son en su totalidad catequéticos con
tendencia al fundamentalismo; el pensamiento que se transmite es androcéntrico;
el lenguaje, patriarcal; la concepción del cristianismo, mítica; el planteamiento de la
fe, dogmático; la exposición, anacrónica”.

La religión católica actualmente tiene una carga horaria superior a la de contenidos


tan importantes como la educación física o la educación artística. Es más, las clases
de religión restan muchísimas horas lectivas a las demás asignaturas, que sí son
importantes y acordadas por toda la comunidad educativa y social.

Pero es que la religión católica ya se imparte en la mayor parte de las materias que
se estudian a lo largo de la escolaridad. Para analizar el estilo arquitectónico de un
templo, para explicar el Camino de Santiago o un cuadro de Velázquez o una
partitura de Bach, para adentrarse en la literatura del siglo de oro o el origen de la
lengua castellana y, sobre todo, para comprender la mayor parte de la historia de
este país, se acude y se explica en clase la religión católica.

Es incomprensible, por tanto, este empeño de la jerarquía católica, en exigir,


además de los púlpitos los domingos en misa, una asignatura específica en todas
las escuelas dedicada a catequesis.

Conclusión

En definitiva, la Escuela debe ser lugar para educar en conocimientos científicos


universales, en valores cívicos, no para el proselitismo o el adoctrinamiento. La
Escuela debe ser neutral en el respeto a la pluralidad de opciones morales e
ideológicas. La religión, que es una creencia entre otras muchas, debe difundirse
en el ámbito privado de la familia y los lugares de culto.

Por eso debemos negarnos a que con el dinero público se financie ningún tipo de
adoctrinamiento religioso. El art. 27.3 de nuestra Constitución recoge el derecho de
las familias a que sus hijas e hijos «reciban la formación religiosa y moral que esté
de acuerdo con sus propias convicciones». Pero no a que ésta formación sea
impartida en los centros educativos, y menos financiada por el Estado. Las familias
que quieran que sus hijas e hijos reciban formación de religiosa son muy libres de
hacerlo, pero evidentemente al margen del sistema educativo.

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