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ESTATAL DE QUEVEDO
Refutadores
Separar al alumnado que comparte toda la jornada escolar, a la hora de las clases
de religión, dificulta su convivencia y entendimiento, que es de donde nace el afecto
y la solidaridad. Pero es más grave aún si analizamos la normativa que establece el
currículum de la enseñanza de la religión católica en la educación primaria y
secundaria actualmente. Ésta convierte la clase de religión en catequesis, pese a
que explícitamente afirme que huye de “la finalidad catequética o del
adoctrinamiento”.
Pero es que la religión católica ya se imparte en la mayor parte de las materias que
se estudian a lo largo de la escolaridad. Para analizar el estilo arquitectónico de un
templo, para explicar el Camino de Santiago o un cuadro de Velázquez o una
partitura de Bach, para adentrarse en la literatura del siglo de oro o el origen de la
lengua castellana y, sobre todo, para comprender la mayor parte de la historia de
este país, se acude y se explica en clase la religión católica.
Conclusión
Por eso debemos negarnos a que con el dinero público se financie ningún tipo de
adoctrinamiento religioso. El art. 27.3 de nuestra Constitución recoge el derecho de
las familias a que sus hijas e hijos «reciban la formación religiosa y moral que esté
de acuerdo con sus propias convicciones». Pero no a que ésta formación sea
impartida en los centros educativos, y menos financiada por el Estado. Las familias
que quieran que sus hijas e hijos reciban formación de religiosa son muy libres de
hacerlo, pero evidentemente al margen del sistema educativo.