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Nicea I (325):

afirmación de la verdadera divinidad de Cristo


Angelo AMATO*

1. LA CONTROVERSIA ARRIANA tanto, todo lo que existe fuera del Padre es creado y
llamado y es llamado a la vida de la nada. También
Hacia el 320 en Alejandría, capital cultural del el Verbo es criatura del Padre, subordinada a él. Es
imperio, el presbítero Arrio (260?-336), oriundo de criatura perfecta de Dios: «no eterno, ni coeterno, ni
Libia, comenzó a defender su manera de concebir la ingénito junto con el Padre, ni tiene el ser junto al
absoluta trascendencia de Dios y la relación exis- Padre».
tente entre el Padre y el Hijo en la Trinidad1. Su
más fuerte adversario fue Alejandro, obispo de Ale- Si sólo el Padre es verdadero Dios, las tres hipós-
jandría. El documento más antiguo sobre la contro- tasis divinas no comparten la misma substancia.
versia arriana es la breve Carta a Eusebio de Nico- Además del Padre, las otras dos hipóstasis son
media. En ella Arrio, lamentándose de la oposición «dios» sólo en sentido figurado. En esta concepción
que encuentra, expone de manera simple y radical restringida de la mónada divina, las hipóstasis del
su doctrina: Hijo y del Espíritu son quitadas de la esfera divina y
colocadas en el orden de las criaturas. El Hijo no es
«El Hijo no es engendrado ni es parte del ingéni- verdadero Dios. No coexiste desde la eternidad con
to, ni deriva de un sustrato; sino que por volun- el Padre. No es Hijo natural del Padre. Ha sido crea-
tad y decisión del Padre ha venido a la existencia do de la nada. No es, por tanto, semejante al Padre,
antes de los tiempos y de los siglos, plenamente y el Padre no puede ser conocido por el Hijo ni en el
Dios, unigénito, inalterable. Y antes de haber si- Hijo. Finalmente, el Hijo es sujeto de cambios
do engendrado o creado o definido o fundado psíquicos y morales, cosa que no le sucede al Padre.
(Prov 8,22-25), no existía. Porque no era ingéni-
to. Nos persiguen porque decimos: “el Hijo tiene Las tesis arrianas y antiarrianas pueden sinteti-
principio, mientras que Dios es sin principio”. zarse así:
Por eso nos persiguen, y porque hemos dicho:
“Viene de la nada”. Lo hemos dicho porque no es Arrio:
ni parte de Dios, ni deriva de un sustrato»2. a. El Verbo no coexiste desde la eternidad con el
Padre.
Por tanto, para Arrio, solamente el Padre es b. El Verbo ha sido creado de la nada.
ingénito. El Hijo es creado, tiene principio y ha sido c. El Verbo no es hijo natural del Padre real-
creado de la nada. La línea de la tradición alejan- mente.
drina y origeniana considera al Padre, al Hijo y al d. La naturaleza del hijo no procede de la del
Espíritu como tres hipóstasis (es decir, tres realida- Padre.
des individuales subsistentes), partícipes de la e. El Verbo ha comenzado a existir por un acto
misma naturaleza divina, pero distintas entre sí y de la voluntad del Padre.
subordinadas la una a la otra. Arrio acentúa de f. El Verbo por naturaleza está sometido a mu-
manera exagerada este subordinacionismo. Igno- tación, fisica y moralmente.
rando la distinción entre la generación eterna del
Hijo en el seno del Padre y la creación en el tiempo Alejandro:
de todas las cosas, Arrio coloca al Hijo en el lugar a’. El Verbo coexiste con el Padre desde la eter-
de las criaturas. Para él, el Padre es la mónada ab- nidad.
solutamente trascendente con relación al Hijo. El b’. El Verbo no ha sido creado, es él el que ha
Hijo es inferior al Padre en naturaleza, en rango, en creado todo.
autoridad, en gloria. Cristo, en realidad, no es más c’. El Verbo es hijo no por adopción, sino por na-
que un «dios menor», aunque Arrio, en la carta a turaleza
Eusebio antes citada, le llama «plenamente Dios» de d’. El Verbo tiene una naturaleza igual a la del
manera impropia. El verdadero Dios absolutamente Padre.
único es Dios Padre. Fuera de él no puede haber e’. El Verbo existe por comunicación de la esen-
otro Dios en el sentido verdadero del término. Para cia del Padre.
Arrio, compartir con otros la naturaleza divina sería f’’. El Verbo en su naturaleza divina no está so-
admitir una pluralidad de seres divinos y considerar metido a la mutación ni al sufrimiento.
divisible y mudable la misma naturaleza divina. Por
2 CONCILIO DE NICEA

Para justificar sus tesis, Arrio acude frecuente- los obispos, bajo la guía del Espíritu Santo, en la
mente a pasajes bíblicos del Antiguo y del Nuevo búsqueda de la voluntad de Dios. Su criterio de
Testamento, que emplean expresiones como «hacer», verdad y de validez no es la voluntad extrínseca del
«crear», «engendrar» (Prov 8,22; Col 1,15; Hch 2,36; emperador, sino la regla de fe y la tradición apostó-
Hb 1,4; 3,1), que hablan de los hombres como «hijos lica. Estas decisiones, además, encontraron en la
de Dios» (1Cor 8,6; Jn 1,12; Dt 14,1; Is 1,2), que persona del emperador un custodio vigilante y una
consideran al Hijo «inferior» al Padre (Jn 14,28; poderosa garantía.
17,3; Mc 10,18); o «sujeto a la ignorancia y a las pa-
siones humanas» (Mc 13,32; Jn 11,33.39). Las dos intervenciones teológicamente relevantes
de Constantino hay que considerarlas en este con-
texto en que el emperador tiene una función subsi-
2. LA CONVOCATORIA DEL CONCILIO diaria. Una y otra las hizo por sugerencia de Osio de
Córdoba, consejero sujo para las cuestiones religio-
Para dirimir esta controversia, y sobre todo para sas: la convocatoria de un concilio en Nicea y la in-
restaurar la paz entre los obispos del imperio, Cons- troducción del homooúsios en el símbolo de fe. En
tantino el Grande convocó en el año 325 el primer ambos casos se trata en primer lugar de una acción
concilio ecuménico en Nicea, ciudad vecina a Nico- político-religiosa, que, resolviendo la controversia
media, capital oriental del imperio y residencia del arriana, intenta restaurar la paz y la concordia en la
emperador. Aquí comienza una nueva institución Iglesia, y consiguientemente en el imperio. Tales in-
eclesial. No fue neutral el papel de Constantino y de tervenciones, sin embargo, tuvieron una función te-
los demás emperadores en la convocatoria, en la ológica innegable. Sirvieron de hecho para precisar
orientación y en la recepción de los siete primeros la conciencia de la fe eclesial, llegando a una formu-
concilios ecuménicos, celebrados todos en Oriente. lación ortodoxa de la verdad de Cristo y de su me-
En el siglo IV, Eusebio de Cesarea (265?-339/340) diación salvífica.
había trazado una teología política muy particular,
que consideraba providencial la unión del cristia-
nismo con el imperio. La división generada por el 3. EL SÍMBOLO DE NICEA
politeísmo y por la poliarquía política se considera-
ba superada y sanada por la unidad existente entre No nos han llegado las actas de los dos primeros
cristianismo e imperio romano. concilios ecuménicos. No podemos, por tanto, hacer
una historia de la redacción del símbolo niceno. Te-
Al emperador, y concretamente a Constantino, nemos relatos e impresiones parciales en un frag-
se le otorga así una connotación político-religiosa mento de san Eustacio de Antioquía, en algunos es-
determinada. Eusebio, por ejemplo, dice que el em- critos de san Atanasio y en la carta-relación enviada
perador «es el intérprete de Dios y del Logos-Cristo por Eusebio de Cesarea a su iglesia. En esta carta
porque a la manera del Logos-Cristo, tiene la cien- Eusebio expone de forma esquemática cómo se llegó
cia requerida de las cosas divinas, es un maestro». a la elaboración del símbolo; e inmediatamente
El emperador, tal como lo presenta Eusebio, está ofrece una interpretación sintética de las expresio-
muy por encima del concilio, incluso en los asuntos nes antiarrianas. Según Eusebio, después de la lec-
de fe. En realidad, nunca tuvo ni ejerció esa preten- tura hecha por él del símbolo de la iglesia de Cesa-
sión doctrinal tan exagerada. Su intervención en rea, explícitamente aprobado por el mismo empera-
materia de fe puede considerarse más bien como dor, los padres conciliares, «con el pretexto de aña-
una mediación autorizada que facilita el encuentro, dir “consubstancial”, han compuesto este texto». Al
la precisión doctrinal, la concordia. Su objetivo fue llegar aquí, transcribe el símbolo niceno con sus
el de pacificar los ánimos de los contendientes, so- anatemas antiarrianos.
bre todo de Arrio, de su obispo Alejandro y de los
que apoyaban respectivamente al uno o al otro, No es atendible la hipótesis de que los padres
consolidando así la comunión eclesial, mediante la hayan creado una nueva fórmula de fe. Más bien, es
unidad doctrinal. El emperador consideraba la paz muy probable que se hayan servido de uno o más
de la Iglesia como una premisa indispensable para símbolos-base, y en ellos han introducido las opor-
la prosperidad del imperio. tunas precisiones antiarrianas. Continúa abierto el
problema del lugar de origen del símbolo o de los
Constantino es consciente que la tradición ecle- símbolos usados. El credo niceno, de hecho, se con-
sial es la norma suprema en materia de fe. La con- sidera una edición revisada del de Cesarea, o de
vocatoria del concilio, por tanto, responde a su con- fórmulas bautismales del grupo de Jerusalén, o de
vicción personal de poder servir de instrumento efi- fórmulas del tipo Jerusalén-Antioquía, o, finalmen-
caz de reconciliación. Los pronunciamientos conci- te, de dos símbolos de Cesarea y de Jerusalén
liares nicenos, que en la práctica constituyen el
símbolo, hay que considerarlos como elaborados por
CONCILIO DE NICEA 3

La definición de fe creador de todo lo visible y lo invisible» y la breve


confesión final que se refiere al «Espíritu Santo».
Pisteu/omen eiJß e¢na qeo»n, pate/ra, pantokra/tora,
pa/ntwn oJratw◊n te kai» ajora/twn poihth/n. 1. Jesucristo es confesado como Hijo de Dios,
Kai» eiJß e¢na ku/rion jIesou◊n Cristo»n to»n uiJo»n tou◊ «engendrado unigénito del Padre». Es decir, el Hijo
qeou◊, gennhqe/nta ejk tou◊ patro»ß monogenh◊, toute/stin no es creado, sino engendrado del Padre. Más aún,
ejk th◊ß oujsi/aß tou◊ patro»ß, qeo»n ejk qeou◊, fw◊ß ejk es el Unigénito del Padre. Todas las demás cosas
fwto/ß, qeo»n ajlhqino»n ejk qeou◊ ajlhqinou◊, gennhqe/nta son creadas.
ouj poihqe/nta, oJmoou/sion tw◊ patri/, di j ou– ta» pa/nta ej-
ge/neto, ta» te ejn oujranw◊ kai» ta» ejn th◊ gh◊, to»n di j hJma◊ß 2. «Es decir, de la substancia del Padre». Se trata
tou»ß ajnqrw/pouß kai» dia» th»n hJmete/ran swthri/an ka- del primer añadido explícitamente antiarriano. El
telqo/ntai kai» sarkwqe/nta, ejnanqrwph/santa, pa- «es decir» pretende dar una interpretación definitiva
qo/nta, kai» ajnasta/nta th◊ tri/th◊ hJme/ra, ajnelqo/nta eiJß a la afirmación «engendrado del Padre». No se trata,
tou»ß oujranou/ß, ejrco/menon kri◊nai zw◊ntaß kai» nekrou/ß, como decía Arrio, de un acto creativo de Dios, sino
kai» eiJß to» a¢gion pneu◊ma. de una auténtica generación del Hijo de la misma
Tou◊ß de» le/gontaß h•n pote o¢te oujk h•n kai» pri»n substancia del Padre. De manera que el Hijo parti-
gennhqh◊nai oujk h•n kai o¢ti ejx oujk o‡ntwn ejge/neto h£ ejx cipa plena y totalmente de la esencia divina. El con-
eJte/raß uJposta/sewß h£ oujsi/aß fa/skontaß ei°nai h£ cilio hubiera preferido usar una frase bíblica, como
ktisto»n h£ trepto»n h£ ajlloiwto»n to»n uiJo»n tou◊ qeou◊, la joanea «de Dios» (cf. Jn 8,42), que emplea san
tou◊ß toiou/toß ajnaqemati/zei hJ kaqolikh» kai» ajposto- Atanasio. Pero los arrianos, utilizando 1Cor 8,6 y
likh» ejkklesi/a. 2Cor 5,18, respondían diciendo que todas las cosas
son «de Dios». Para evitar malentendidos interpreta-
Creemos en un solo Dios Padre todopoderoso, tivos, se optó por una cláusula explícitamente anti-
creador de todo lo visible y lo invisible. arriana. Por tanto, Nicea definió que el Hijo, engen-
Y en un solo Señor Jesucristo Hijo de Dios, unigé- drado del Padre, es «de la substancia del Padre», en
nito engendrado del Padre, es decir, de la substancia contra de Arrio, que mantenía que el Hijo no tenía
del Padre, Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero nada en común con la substancia del Padre.
de Dios verdadero, engendrado, no creado, consubs-
tancial al Padre, por quien todas las cosas fueron 3. «Dios verdadero de Dios verdadero». Es un
hechas, las que hay en la cielo y las que hay en la añadido contra Arrio, que consideraba verdadero
tierra. Por nosotros los hombres y por nuestra salva- Dios sólo al Padre, mientras el Hijo lo era o en sen-
ción descendió y se encarnó y se hizo hombre, pade- tido figurado o por participación de gracia. El conci-
ció y resucitó al tercer día, subió a los cielos, y ha de lio reafirma que el Hijo es verdadero Dios, en todos
venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creemos los sentidos en que el Padre es Dios.
en el Espíritu Santo.
A los que dicen: «Hubo un tiempo en que no exist- 4. «Engendrado, no creado». Contra los arrianos
ía» y «antes de ser engendrado él no existía», y que él que aplicaban al Hijo indiferentemente el término
resultó de lo no existente o afirman que él deriva de «engendrado» y «creado», el concilio expone su pro-
otra hipóstasis o de otra naturaleza, o hecho, o va- pia interpretación: el Hijo es engendrado eterna-
riable, o mutable, el Hijo de Dios, a todos esos los mente del Padre. De manera que el Padre no ha de-
condena la católica y apostólica Iglesia. jado nunca de ser Padre ni el Hijo ha dejado nunca
de ser Hijo: «Por tanto, el Hijo y el Padre han tenido
que coexistir desde toda la eternidad, siendo el Pa-
4. SU CONTENIDO TEOLÓGICO dre el que engendraba eternamente al Hijo» (J. N. D.
Kelly).
4.1. El Credo
5. «Consubstancial (homooúsios) al Padre». Es la
Estructuralmente, el símbolo niceno está com- afirmación que resume el significado permanente
puesto de dos partes claramente distintas. La pri- antiarriano de Nicea: el Hijo es Dios verdadero en
mera contiene el credo propiamente tal. La segun- cuanto eternamente engendrado del Padre y «con-
da, los anatemas de condena. En la primera parte substancial» a él. Hay muchos problemas no resuel-
los añadidos antiarrianos más significativos son: a) tos todavía sobre el origen, el significado y la recep-
la cláusula «es decir, de la substancia del Padre»; b) ción del término homooúsios. Haciendo un resu-
la frese «Dios verdadero de Dios verdadero, engen- men, digamos que el término no es bíblico, sino que
drado, no creado, consubstancial al Padre». El blo- es un adjetivo griego derivado de ousía, que en
que central relativo al estatuto ontológico y sote- aquel momento tenía muchos significados, según el
riológico de Jesucristo se encuentra entre la afirma- contexto. Ousía podía significar una realidad singu-
ción inicial referente a «Dios Padre todopoderoso, lar, una entidad particular (la «substancia primera»
de Aristóteles), o el universal y el género de perte-
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nencia de un cierto número de individuos (la «subs- ajena a todo esto. Por el contrario, “consubstancial
tancia segunda» de Aristóteles), o simplemente al Padre” significa que el Hijo de Dios no tiene nin-
«substancia», «materia». En consecuencia, también guna semejanza con las criaturas creadas, y que es
el adjetivo derivado homooúsios (en latín: consubs- semejante en todo solamente al Padre que lo ha en-
tantialis o consubstantivus) podía tener muchos sig- gendrado, y no deriva de ninguna otra hipóstasis o
nificados. Por ejemplo, se sabe que lo usaban los substancia, sino del Padre». Por tanto, Nicea conci-
gnósticos para indicar la semejanza en el ser entre be la Trinidad como interna a la divinidad: es decir,
seres diferentes, o su pertenencia al mismo grado o se afirma la unidad originaria en el ser divino de la
modo de ser. En contexto teológico cristiano, homo- Trinidad inmanente y de la Trinidad económica. La
oúsios podía indicar o que el Padre y el Hijo partici- tríada arriana tiene, por el contrario, otra estructu-
paban monárquicamente de la misma ousía indivi- ra: arriba está la mónada del Padre, toda la divini-
dual, o que participaban de una genérica naturaleza dad; fuera y más abajo están el Hijo y el Espíritu,
divina común a ambos. ambos pertenecientes en diversa gradación al orden
de las criaturas.
Empleado en sentido monarquiano por Pablo de
Samosata en el siglo III, el término fue explícita- En conclusión: a) el término homooúsios, aunque
mente condenado por el sínodo de Antioquía del no es bíblico, es apropiado para expresar el kerigma
268. Parece que Pablo de Samosata afirmaba que apostólico de la generación eterna del Hijo por parte
Padre e Hijo formaban un único ser indiferenciado. del Padre y de su plena participación en la natura-
Es decir, el Hijo no tenía una ousía propia. Por lo leza divina; b) aunque el término fue condenado en
que homooúsios significaba que el Hijo estaba en el Antioquía (a. 268), en Nicea no tiene el mismo signi-
Padre, como la palabra (lógos) en el hombre. Por ficado «monarquiano» que le daba Pablo de Samosa-
tanto, Cristo, el Logos, era algo semejante a la pala- ta; c) no transmite un concepto materialista de la
bra que sale de la boca de un hombre. Condenando divinidad: el Hijo no es parte del Padre, puesto que
esta interpretación, el sínodo de Antioquía se vio la esencia divina es indivisible por naturaleza, y el
obligado a afirmar que el Hijo no era homooúsios Hijo posee también en plenitud esa naturaleza; d)
con el Padre, sino que era una hipóstasis separada. evita, finalmente, el peligro de reviviscencia del sa-
Arrio, por su parte, en la consubstancialidad del belianismo (una forma de monarquianismo patripa-
Hijo con el Padre entendía una concepción materia- siano), afirmando explícitamente la divinidad del
lista de la ousía divina, que quedaría así repartida Padre y del Hijo y la distinción de ambos.
entre los dos.
6. «Por nosotros los hombres y por nuestra sal-
Los Padres del concilio, sin embargo, entendían vación bajó del cielo y se encarnó…». Este párrafo
con este término una definitiva aclaración teológica contiene la síntesis escriturística del acontecimiento
de lo que dice la Escritura sobre el origen del Hijo Cristo, desde la encarnación al misterio pascual y a
con relación al Padre. La revelación divina nos pre- la parusía. Las precisiones conciliares sobre la ver-
senta en Dios dos maneras de proceder. La primera, dadera divinidad del Hijo anteceden y son el fun-
inmanente a Dios mismo, consiste en la generación damento de la verdad de su obra salvadora. La de-
eterna del Hijo del seno del Padre. La segunda, fue- fensa antiarriana de la ontología de Jesucristo sirve
ra de Dios mismo, consiste en la creación o también para garantizar la soteriología cristiana. Si Cristo no
la misión del Hijo al mundo. Los arrianos entendían es verdadero Dios, no es auténtico salvador del
la procesión del Hijo del seno del Padre únicamente hombre, sino solamente un intermediario extrínseco
como una creatio extra deum; Nicea, sin embargo, la de salvación.
considera como una generación eterna dentro de la
realidad divina. El homooúsios de Nicea afirma, por
tanto, no sólo que el Hijo es semejante al Padre, si- 4.2. Los anatemas
no además que es completamente igual a él, porque
participa de la misma substancia o naturaleza divi- Aquí se condenan oficialmente algunas frases
na por su generación eterna en el seno del Padre. célebres de la doctrina arriana que negaba la eter-
nidad del Verbo, su existencia antes de la genera-
Es significativa la explicación que ofrece Eusebio ción, afirmaban su creación de la nada, y su muta-
de Cesarea en su relato: «Así también, cuando se ha bilidad y alterabilidad.
discutido con detalle la expresión “el Hijo es con-
substancial al Padre”, se ha señalado que no es a El concilio condena también la afirmación de la
manera de cuerpos ni hay semejanza con los seres derivación del Verbo «de otra hipóstasis o substan-
animados mortales, por división de la substancia o cia». Aquí se identifican los términos hypóstasis y
por escisión, y que no hay pasión, mutación ni alte- ousía. La historia de estas importantes categorías
ración de la substancia y de la potencia del Padre. teológicas nos dice que, a partir del año 362, la
De hecho, la naturaleza no-engendrada del Padre es terminología será precisada definitivamente en doc-
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trina trinitaria: la hypóstasis indicará una de las y la cultura griega, con modalidades, actitudes y
personas de la Trinidad, mientras que la ousía que- posturas diferentes de los escritores cristianos de
da reservada para la esencia o la naturaleza divina. los primeros siglos. Es innegable que les ha influido
Algo parecido a lo que sucederá en el año 451 en la filosofía de la época, y más concretamente el es-
Calcedonia a propósito de hypóstasis y de physis. toicismo y el platonismo, que les ha llegado por me-
dio de la evolución frecuentemente sincretista del
medioplatonismo (siglos I-II) y del neoplatonismo
5. EL SIGNIFICADO DE NICEA (del siglo III). Los padres reflexionaron críticamente
sobre esquemas y categorías conceptuales de la
5.1. El dogma de Nicea como interpretación síntesis medioplatónica –la escala del ser, que va
auténtica de la Escritura desde el «primer principio» a la noûs, al anima mun-
di, al lógos estoico y a la «materia primordial no en-
La controversia arriana se centra en la compren- gendrada»– y de las teorías neoplatónicas –sobre to-
sión y en la correcta interpretación de la verdad do de las tres hipóstasis jerárquicamente organiza-
bíblica sobre Jesucristo. De hecho, se pregunta por das: el «uno», la «noûs» engendrada del «uno» e infe-
el significado de «Hijo» aplicado a Cristo, por la rela- rior a él, y el «anima mundi» nacida del desborda-
ción entre el Padre y el Hijo, y por el modo más ade- miento de la potencia de la noûs.
cuado de expresar esa relación. Ya el Nuevo Testa-
mento, llamando a Jesús «Hijo» y «Verbo», había in- Fue notable sobre todo el influjo del esquema de
troducido el concepto de generación del Hijo por la emanación del ser y de su jerarquización en di-
parte del Padre, precisando que se trataba de una versos planos y grados, que contrastaba de plano
generación espiritual y eterna. La explicitación ulte- con la concepción bíblica de la creación de la nada.
rior de la relación entre el Padre y el Hijo y el paso Orígenes, por ejemplo, admitía una gradualidad en
lingüístico de la Escritura al dogma se realiza intro- el mundo divino, y la postura intermedia del Logos
duciendo en el símbolo niceno algunas explicacio- conducía a la siguiente ecuación: como Dios se re-
nes teológicas, como las cláusulas «es decir, de la laciona con el Logos, así el Logos se relaciona con
substancia del Padre» y «Dios verdadero de Dios los seres racionales. Esta concepción atenuaba la
verdadero, engendrado no creado, consubstancial al noción de creación, que supone más bien una dis-
Padre». Nicea tradujo la comprensión escriturista de yuntiva entre Dios y las criaturas.
Cristo a lenguaje dogmático, en el contexto histórico
y cultural del siglo IV. En este contexto es donde Arrio sitúa al Hijo en
un plano inferior al Padre y superior al de las cria-
El comienzo del lenguaje dogmático supone un turas. En la carta al obispo Alejandro afirma: Dios
giro decisivo en la historia a partir de este momen- Padre «ha engendrado al Hijo unigénito antes de los
to. Nicea legitima el «es decir» (toutéstin), la explica- tiempos eternos, y por medio de él ha creado los
ción necesaria, autorizada y unívoca de un conteni- tiempos y todas las cosas: lo ha engendrado no en
do particular del kerigma neotestamentario. El len- apariencia, sino en realidad, por su voluntad lo ha
guaje bíblico se mostraba incapaz de transmitir la hecho subsistir, inmutable e inalterable. Es criatura
interpretación auténtica del ser del Verbo, ya que perfecta de Dios, pero no como una criatura más;
los arrianos recurrían también a la Escritura para engendrada, pero no como una más de las que ser-
sus tesis erróneas. Nicea renuncia a lo que podría ían engendradas». También en la Thalia Arrio dis-
ser una repetición equívoca y se decide a emplear tingue tres esferas: la de Dios, la del Hijo y la de los
un lenguaje nuevo. Traduce así con autoridad la fe seres que han sido creados por medio del Hijo. El
bíblica e impide de esta manera la hemorragia de Hijo es, por tanto, ajeno al ámbito de Dios y al
significado que la interpretación arriana lleva consi- ámbito del mundo: «él (el Hijo) no lleva ningún ele-
go. La Escritura narra el acontecimiento Cristo con mento característico (ídion) de Dios en su existencia
las obras y las palabras de Jesús, el nuevo lenguaje individual, porque él no es igual (ísos) al Padre, ni
dogmático es prevalentemente especulativo. La na- tampoco consubstancial (homooúsios)».
rración y la proclamación del acontecimiento Cristo
se desplazan hacia su explicación. Con la nueva Nicea, para mantener la fidelidad a la tradición
terminología se pierde la inmediatez bíblica, pero se eclesial y para resolver la controversia arriana, hizo
gana en precisión. tres opciones. Primero, dada la ambigüedad del len-
guaje tradicional bíblico, adoptó el nuevo término
homooúsios. Segundo, asignó a esta palabra el pa-
5.2. Nicea es un ejemplo de expresión «en contex- pel de transmitir de modo inequívoco la fe eclesial
to» y «desheleniza» el dogma cristológico en la divinidad de Cristo «consubstancial» al Padre.
Y tercero, con esta opción el concilio repudió el es-
El período que va desde el Nuevo Testamento a quema filosófico de la emanación y de la graduali-
Nicea es un diálogo permanente entre la fe cristiana dad del ser entre Dios y el mundo. Para Nicea, entre
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Dios y las criaturas no hay ningún dios de segundo dad era la de fundamentar doctrinalmente la salva-
rango, ningún intermediario, ningún demiurgo. ción realizada por Cristo. La doctrina arriana, redu-
ciendo al Verbo a un simple intermediario humano
Esta inculturación del kerigma no llevó consigo y a una mera presencia profética, envilece la media-
una corrupción del mensaje bíblico. Es más, la ción salvífica de Cristo. Para Arrio, la fuente verda-
helenización consistió en el «es decir», indispensable dera de la salvación no era Cristo, sino sólo y exclu-
desde el punto de vista cultural para defender ade- sivamente el Padre. Sin embargo, Nicea, para poder
cuadamente la verdad bíblica sobre Jesucristo. El dar razón de su experiencia vital de salvación en
término griego homooúsios sirve paradójicamente Cristo, subrayó la verdadera divinidad del Hijo de
para purificar de manera definitiva los anteriores Dios encarnado. La controversia arriana afectaba al
esquemas de interpretación del mensaje cristiano, núcleo esencial de la fe cristiana e implicaba vital-
puesto que tiene la intención de excluir la plurali- mente incluso a los simples fieles: «Oprimidos por
dad de grados de ser intermedios. Aplicado a Jesu- las persecuciones de Diocleciano (a. 303) y Licinio
cristo, que por ser Dios y hombre podía dar lugar a (a. 320), era muy importante saber quién era Cristo,
interpretaciones ambiguas al respecto, indica que por cuya causa los cristianos eran perseguidos» (G.
Cristo está al mismo nivel de ser que Dios. Homooú- Alberigo).
sios pierde su originaria connotación filosófica anti-
cristiana y adquiere un contenido concreto bíblico- Además de la disputa sobre la ontología de Cris-
cristológico. to, la crisis arriana afectaba a la pretensión sote-
riológica del Verbo. Según Arrio, Cristo es un per-
En este camino de precisión, el helenismo no sonaje extraordinariamente bueno y sabio, que sal-
sólo fue ajeno, sino contrario al dogma niceno. La fi- va al hombre en el sentido de que le ofrece un mo-
losofía griega de la época no podía aceptar la noción delo perfecto de vida. Con esta interpretación filosó-
de una verdadera encarnación de Dios, impensable fica y cultural de Cristo como maestro de salvación,
para las distintas corrientes platónicas por su doc- pero no salvador absoluto y universal, Arrio sacrifi-
trina sobre la divinidad y para los estoicos por su ca el dato original de su fe bíblica y la somete a la
concepción del cosmos. El helenismo no era capaz ideología del monoteísmo filosófico y del universa-
de resolver el problema de conciliar la absoluta lismo humano. El obispo de Alejandría, por el con-
trascendencia divina con la real contingencia de la trario, mantuvo incólume su fe bíblica según la cual
existencia histórica de Jesús de Nazaret, el Logos el bautismo regenera al hombre, y eso presupone en
encarnado. Nicea rechazó el compromiso arriano Cristo un auténtico poder divino. Sólo si Cristo es
con el helenismo y modificó el esquema metafísico Hijo de Dios por naturaleza, puede hacer a los
griego. Lo desmitificó profundamente y lo purificó hombres hijos de Dios por adopción. Ninguna difi-
admitiendo solamente dos modos de ser: el del ser cultad de tipo filosófico y cultural convence a Ale-
increado y el del ser creado. El homooúsios significa jandro para minimizar o reducir el mensaje cristia-
el culmen de la crisis del platonismo antiguo: «El no
corte neto del año 325 ha servido para que la teo-
logía postnicena no considerara adecuado para la También la reacción antiarriana de Atanasio sal-
interpretación de las afirmaciones trinitarias el sis- vaguardó la auténtica soteriología cristiana: «Si el
tema triádico de Plotino, con lo cual el platonismo Hijo fuera criatura, el hombre sería solamente mor-
medio llega a su fin» (F. Ricken). tal, por no estar unido a Dios […]. Si el Hijo no fue-
ra verdadero Dios, el hombre no podía ser diviniza-
Se puede afirmar, por tanto, que la filosofía grie- do porque estaría unido a una criatura»3.
ga no helenizó Nicea, sino que Nicea deshelenizó y
superó definitivamente a los filósofos griegos: «La
teología del homooúsios, la del genitus non factus, es 5.4. Nicea, punto de partida de una nueva
la que remueve definitivamente el obstáculo princi- teología
pal del helenismo a la hora de reconocer la plena
divinidad de Cristo y es la que realiza la catarsis El símbolo niceno fue también decisivo para la
cristiana del universo metafísico de los griegos. Con afirmación de la verdadera divinidad del Espíritu, y
esta teología se ha trazado una sola línea en la ver- para la precisión posterior de la fe en Jesucristo.
tical del ser, y esta línea no separa al Hijo del Padre, Además, el concilio dejó huellas profundas en la li-
sino al Hijo de las criaturas» (R. Cantalamesa). turgia y en la piedad cristiana: «no es ninguna exa-
geración considerar a Nicea como punto de partida
de una nueva teología y señalar en particular como
5.3. El aspecto soteriológico período niceno el siglo IV, en el cual la fe de Nicea
se convirtió cada vez más en la confesión de fe
Los debates sobre la ontología de Cristo no fue- común para todos los cristianos» (B. Studer).
ron una simple curiosidad especulativa. Su finali-
CONCILIO DE NICEA 7

*
A. AMATO, Jesús el Señor (BAC, 584), Madrid, BAC,
2006, p. 183-201.
1
Arrio fue autor de discursos, cartas y de una compo-
sición rítmica, la Thalía («banquete»). Sus escritos fueron
destruidos después de su condena en Nicea. Nos han lle-
gado tres cartas y algunos fragmentos de la Thalía. La
primera carta, dirigida a su partidario Eusebio de Nicome-
dia, ha sido transmitida por Epifanio de Salamina (Pana-
rion, 69,7) y por Teodoreto (Historia Ecclesiastica, 1,5). La
segunda, dirigida a su adversario Alejandro, obispo de Ale-
jandría, la trae san Atanasio (De synodis, 16) y Epifanio de
Salamina (Panarion, 69,7). La tercera, dirigida al empera-
dor Constantino y que contiene una breve y anodina con-
fesión de fe, nos ha sido transmitida por los historiadores
Sócrates (Historia Ecclesiastica, 1,26) y Sozomeno (Historia
ecclesiastica, II,27). Los textos de estas tres cartas están
reproducidos, en edición crítica, en Athanasius Werke,
III,1: Urkunden zur Geschichte des arianischen Streites, a
cargo de H. G. Opitz (de Gruyter, Berlin 1934), p.1-2, 12s,
64. El texto griego de la edición crítica de Opitz, con una
traducción italiana introductoria, se encuentra en M. Si-
monetti (ed.), Il Cristo, II: Testi teologici e spirituali in lingua
greca dal IV al VII secolo (Mondadori, Milano 1986), p.68-
79, 114-119. Citaremos esta traducción. De la Thalía nos
han llegado sólo algunos fragmentos, sobre todo en las
obras de san Atanasio, que transcribe también citas no li-
terales pero bastante fieles del pensamiento de Arrio. El
fragmento más amplio de la Thalía se encuentra en At-
hanasius Werke II,1: Die Apologien (de Gruyter, Berlin
1941), p. 242-243. Una versión italiana de los diversos
fragmentos de la Thalía de Arrio se encuentra en E. Belli-
ni, Alessandro e Arrio. Un esempio di conflitto tra fede e
ideologia (Jaca Book, Milano 1974), p.34-46.
2
Il Cristo II, p. 73.
3
Atanasio, Oratio II contra Arianos, 69 y 70: PG 26,
293A y 296A.

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