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LA DIVINIDAD DE JESUS
PARTE 2
Dios, «el que es» (ὁ ὤν), tiene de sí mismo el que es su Verbo: el Verbo no es
algo que antes no existía y luego vino a la existencia, ni hubo un tiempo en que el
Padre estuviera sin Logos (ciencia) (ἄλογος). La audacia dirigida contra el Hijo
llega a tocar con su blasfemia al mismo Padre, ya que lo concibe sin Sabiduría, sin
Logos, sin Hijo... Oraciones contra los arrianos, I, 25-26).3
Como se ha visto la idea de un Dios trino incluso la misma palabra Trinidad no es
de Origen Judío ni cristiano de los apóstoles.
Existían tres corrientes que discutían sobre la divinidad de cristo antes del concilio
celebrado en Nicea
Hacia la fecha indicada existían mayormente tres corrientes cristológicas que
diferían en la concepción de la relación y naturaleza de Jesús y su relación con el
Creador.
La primera era el Arrianismo, encabezada por el presbítero Arrio de Alejandría y
Eusebio de Nicomedia quienes sostenían que el Hijo de Dios se había encarnado
en Jesús de Nazaret, era el primogénito de Dios, tenía un origen temporal, la
primera de las criaturas creadas y coeterno con el Padre.
La segunda corriente se oponía a la anterior y era encabezada por el obispo
Alejandro de Alejandría y su diácono Atanasio, quienes sostenían que el Hijo de
Dios era ontológicamente igual al Padre, es decir, ambos eran el mismo Dios, el
mismo ser supremo ya que tenían la misma sustancia.
La tercera postura era intermedia entre las dos anteriores y sus seguidores eran
conocidos como semiarrianos. Eusebio de Cesárea fue su principal representante.
Afirmaban que el Hijo no tenía un inicio temporal, pero debía considerarse al
Padre como quien lo precedía en existencia y que era de una substancia similar
pero no igual a la del Padre.
Aunque el emperador Constantino no entendía de cosas espirituales ni de
teología se dio cuenta que el grupo de Atanasio no cedería y el desórden que
imperaba le traería complicaciones en su Imperio; por ello y aconsejado por el
obispo Osio de Córdoba decidió ceder en favor de Atanasio y proclamó que Jesús
era consustancial con el Padre. Así se declaró el Credo Niceno que afirmaba en
su punto central: engendrado, no hecho, consustancial con el Padre.
El Texto del Concilio, de acuerdo a lo que escribe Eusebio manifiesta
abiertamente el odio y el rechazo a todo lo que tenga que ver con el Judaísmo,
como reza enseguida:
Cuando surgió la cuestión relativa al festival sagrado de la Pascua, la idea
general era de que sería conveniente que todos guardaran la fiesta en un día;
Después qué podría ser más hermoso y más deseable que El ver este festival, a
través del cual recibimos la esperanza de la inmortalidad, celebrada por todos en
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La palabra tres deriva del latín trinum y es el primer número impar, puesto que se
compone de la unión de tres unidades.
Históricamente sabemos que entre los primeros pobladores, el tres era el más
sagrado de los números, a pesar de ser una figura aritmética. El filósofo griego
Platón lo consideraba como la imagen del Ser Supremo en sus tres
personalidades: la material, la espiritual y la intelectual. Y el también filósofo griego
Aristóteles, sostenía que el tres contiene al principio, al medio y al fin, lo cual para
él era el símbolo de la perfecta armonía.
En la mitología griega y romana se consideraba al número tres como el principal
atributo de seres legendarios como, por ejemplo, que el rayo de Jove o Tritón era
tridente, que el astro rey tenía tres nombres: Sol, Apolo y Líber, que al satélite
nocturno se le designaba de tres maneras: Luna, Diana y Hécate, así como
también que había tres furias, las tres Parcas o personificaciones del destino, que
influían en el ánimo de los humanos.
De la misma manera los druidas, sacerdotes celtas del siglo VI a.C., consideraban
al número tres como de gran influjo dentro de sus prácticas sagradas. Y los mitras,
practicantes de una religión de origen persa adoptada por los romanos en el año
62 a.C., suponían que el Empíreo, el más alto de los cielos, una región de luz
purísima según la teología medieval, se sostenía por medio de tres inteligencias:
Ormuz, Mitra y Mitras. Y así sucesivamente, a la cifra tres se le han venido
atribuyendo un carácter místico a través de las edades históricas.
Existen tríadas de dioses desde la antigüedad histórica, posiblemente por el
mencionado carácter místico que algunas culturas han asignado al número tres.
Incluso en la India existe un concepto parecido, la trimurti.
LA SANTISIMA TRINIDAD: ORIGEN E HISTORIA
En el año 215 d.C. el escritor y líder religioso Tertuliano, fue el primero en usar el
término Trinitas o Trinidad. Anteriormente, Teófilo de Antioquía ya había usado la
palabra griega trias, que equivale a triada, en su obra “A Autolico” (180 d.C.) para
referirse a Dios, su Verbo (Logos) y su Sabiduría (Sophia). Tertuliano diría en
“Adversus Praxeam II” que los tres son uno, por el hecho de que los tres proceden
de Uno por unidad de substancia.
La formulación un solo Dios en tres personas no quedó firmemente establecida,
como tampoco fue asimilada por completo en la vida cristiana ni en su confesión
de fe, con anterioridad al siglo IV d.C. Pero es precisamente esta formulación la
que originalmente reclama el título de dogma trinitario. Entre los Padres
Apostólicos no había existido nada que, ni siquiera remotamente, se acercara a tal
perspectiva.
La definición del Concilio de Nicea fue la de afirmar que el Hijo es consustancial
con el Padre. Esta formulación fue cuestionada, y la Iglesia pasó por una
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