Está en la página 1de 6

¿CÓMO HACER UN REPORTE DE LECTURA?

¿Qué es un reporte de lectura?


El reporte o informe de lectura es uno de los ejercicios que con más frecuencia se
pide hacer a los estudiantes, sobre todo en el bachillerato y en la universidad.
Se trata de un trabajo escrito en el que el alumno condensa la información esencial
de un texto y emite una valoración personal acerca de él.
Su objetivo es activar en el estudiante ciertas habilidades fundamentales para el
estudio, verificando que haya leído correctamente el texto (método de lectura), que lo haya
comprendido (lectura de comprensión), que lo haya asimilado (expresar el contenido con
sus propias palabras) y que lo sepa valorar (pensamiento crítico).
Hay muchos tipos de informes de lectura dependiendo de a quién va dirigido y con
qué fin. Nosotros vamos a empezar con el más básico: el informe general.

Pasos para elaborar el reporte de lectura


La elaboración del reporte de lectura consta de cuatro pasos:
1. Lectura general. Haz una rápida lectura general del texto para darte una idea acerca
de qué trata. Éste no es todavía el momento de subrayar ideas, en cambio toma nota de
aquellas palabras que desconozcas e investiga su significado para que puedas entenderlo a
cabalidad. La pregunta fundamental que debe guiar tu lectura es: ¿De qué trata?
2. Segunda lectura. Una vez hecha la lectura general vuelve a leer el texto, pero esta
vez con más detenimiento. Aquí sí tienes que ir subrayando la información más relevante
de acuerdo al tema. En este paso se trata de responder a la pregunta ¿Cómo desarrolla el tema
el autor?
3. Sacar las ideas principales. Basándote en lo subrayado obtén las ideas principales.
Éstas resumen el pensamiento esencial de cada apartado y se plasman en una frase-resumen
redactada con tus propias palabras. Recuerda que lo esencial de las ideas principales es
quedarnos con lo más importante del tema, o sea, con aquello que nos da los conceptos o
ideas que nos permiten entenderlo rápidamente.
4. Redacta el reporte. El reporte debe contener:
a) Ficha bibliográfica o hemerográfica del texto. No te compliques la vida. Basta con que
la copies tal como está en el plan de la sesión.
b) Breve presentación del autor.
—2—

c) Basándote en la lectura general del texto explica con tus propias palabras de qué trata
(sinopsis).
d) Con las ideas principales obtenidas redacta con tus propias palabras el resumen del
texto (estructura argumentativa).
e) Explica qué opinas de lo que leíste. ¿Estás o no de acuerdo con lo que dice el autor?
¿Por qué? ¿Qué importancia tiene el artículo? ¿Qué aporta al tema de la sesión? ¿Hay
alguna crítica que quieras hacer o algún punto especialmente relevante que desees
resaltar?, etc., etc. Esta parte del reporte es muy importante porque será la que
discutamos en clase después de que presentes tu trabajo al grupo.
f) Nombre del relator, institución a la que pertenece y fecha de elaboración.

En la siguiente página te proporcionamos un ejemplo de reporte de lectura. De


manera ilustrativa verás en el margen izquierdo, en rojo, los incisos correspondientes a las
partes que debe contener según lo que acabamos de explicar. Evidentemente a la hora de
hacer uno para la clase no hay que poner incisos.
El ejemplo es un reporte de lectura de un libro de más de 300 páginas, por eso la
sinopsis (inciso c) resulta un tanto extensa y la argumentación (inciso d) va resumiendo
capítulo por capítulo. Pero en este curso nunca dejaremos libros completos que leer, sino
solamente artículos, por lo que la sinopsis será más breve y el resumen debe hacerse
apartado por apartado.
—3—

Ejemplo de reporte de lectura

a) Francisco Quesada Rodríguez. La bioética de la responsabilidad según Hans Jonas. Madrid:


Universidad Pontificia de Comillas, 2018. 308 pp.

b) Tras publicar dos libros sobre el pensamiento filosófico de Hans Jonas (1903-1993),
La filosofía de Hans Jonas desde una perspectiva antropológica humanista (2011) y La antropología
filosófica de Hans Jonas, ontología y ética de la responsabilidad (2014), el teólogo y filósofo
bioético costarricense Francisco Quesada Rodríguez nos hizo su tercera entrega con
La bioética de la responsabilidad según Hans Jonas (2018).

c) Para el autor, Hans Jonas resulta un referente primordial e insoslayable


cuando se trata de abordar filosóficamente los grandes desafíos que el desarrollo
técnico-científico ha impuesto a la vida humana, de manera especial pero no
exclusiva en el campo de la práctica médica. Conocedor profundo de la obra de
Jonas y del campo de la bioética, Quesada articula finalmente en esta obra dos de
sus grandes inquietudes filosóficas y teológicas de los últimos quince años. Según
Quesada, Jonas fue el primer gran filósofo que asumió a fondo las discusiones de la
ética médica que se iniciaban en Estados Unidos y Europa en los años sesenta,
cuando los desarrollos tecnológicos en el campo de la medicina crearon una serie
de problemas morales inéditos, de difícil resolución para la ciencia.
El avance de la ingeniería genética y la biología molecular planteó la
posibilidad de la manipulación genética de los seres vivos y de los seres humanos
antes del nacimiento, a fin de erradicar determinadas enfermedades inscritas en la
estructura genética embrionario-fetal; pero inmediatamente apareció asociada la
posibilidad del “mejoramiento” genético del futuro ser vivo, con lo cual se tocaron
las bases mismas de lo que hasta entonces se había asumido como la naturaleza o el
ser del ser humano.
¿Era posible, y sobre todo legítima, la manipulación científica en la
formación del ser humano? Y de ser así, ¿cuáles serían los múltiples riesgos del uso
de tal “poder” y cómo prevenirlos o limitarlos? Eugenesia, diagnósticos prenatales,
aborto, clonación, procreación artificial, son realidades científicas que chocan con
los conceptos y valores hasta ahora admitidos en la sociedad sobre lo que significa
ser humano y sobre lo que significan los límites de nuestra intervención en la
creación de la vida.
—4—

Otras cuestiones relacionadas ya no con el inicio de la vida sino con su final,


también aparecieron con el desarrollo científico, capaz de mantener de manera
indefinida a pacientes en condiciones extremadamente precarias de existencia (coma
encefálico o enfermedades terminales). Se generó la pregunta sobre si la vida hay
que vivirla en cualquier condición y si es un derecho decidir sobre continuar o no
la existencia ante determinadas condiciones ignominiosas. Eutanasia, suicidio,
muerte asistida, trasplante de órganos y otros problemas médicos específicos
cuestionaron muchas de las ideas establecidas sobre la muerte y la sacralidad del
cuerpo humano después de la muerte.
Para Quesada, estos problemas de la práctica médica contemporánea ponen
en tela de juicio los conceptos y preceptos ético-morales de las sociedades modernas
y exigen una nueva reflexión sobre las ideas de dignidad humana y libertad, los
principios éticos irrenunciables, los límites de la intervención técnica y los criterios
prácticos de discernimiento sobre situaciones específicas. Se trata de discusiones
científicas, profundamente antropológicas, ontológicas y con implicaciones socio-
culturales, que exigen tanto el concurso de científicos y médicos, como el aporte
inter y transdisciplinar de filósofos, teólogos, sociólogos, psicólogos, etc.
El problema de este diálogo, según Quesada, consiste en que las estructuras
de pensamiento de las ciencias físicas y naturales, con predominancia instrumental-
positivista, y las ciencias humanas y de la cultura, de fuerte componente ontológico-
hermenéutico y ético, conducen a un callejón sin salida, dada la cuasi
inconmensurabilidad de lógicas de pensamiento, aun cuando hubiese una mutua
sana intención de diálogo productivo.
En esta encrucijada, situada en los orígenes mismos de la bioética, Quesada
inscribe a Hans Jonas como filósofo que pudo aportar un instrumental conceptual
tremendamente sugerente para la hoy llamada bioética. Para Quesada, las dos
contribuciones claves del pensamiento de Jonas a los debates de la bioética fueron
su concepto de organismo-metabolismo, desarrollado en su obra “El principio vida.
Hacia una biología filosófica” (1963), y su principio responsabilidad, en “El principio de
responsabilidad. Ensayo de una ética para la civilización tecnológica” (1979). Por
medio del primero, Jonas pudo dotar a la reflexión biofilosófica de un concepto
biológico y ontológico capaz de superar el mecanicismo de las ciencias y el dualismo
creado por las matrices antropocéntricas de la cultura occidental, a la vez que
subsumir el darwinismo biológico en una teleología no metafísica, con contenido
ético de responsabilidades diferenciadas.
—5—

Por su parte, el principio responsabilidad potencia la reflexión más allá del debate
médico y bioético, hacia la problemática ambiental y ecológica. De acuerdo con
Jonas, el desarrollo de la civilización técnico-científica a un ritmo mucho más
acelerado que el desarrollo cultural y ético de las sociedades contemporáneas es la
base de un proceso incontrolado de instrumentalización de la naturaleza y la vida,
hasta el punto de generar una profunda crisis que Jonas formula como “cortar la
rama sobre la que estamos sentados”.
Esto significa que, por primera vez en la historia humana, producto de ese
desarrollo desbocado nos enfrentamos a la creciente posibilidad de autodestrucción
de la propia especie humana. Nunca la ética había enfrentado el hecho de que su
supuesto fundamental (la vida) fuera lo que estuviera en juego, lo cual implica la
transformación de toda la ética occidental.

d) El libro de Francisco Quesada parte de ubicar en un contexto amplio los


antecedentes y las matrices consolidadas en la filosofía occidental, a las que Jonas
se propone superar con sus propuestas categoriales. Por ello, dedica el primer y
segundo capítulos de su libro a establecer el modo como en la Antigüedad y en la
era premoderna y Moderna fueron categorizados los seres vivos en cuanto
organismos. Se trata de una referencia clara y precisa, aunque bastante rápida y
panorámica, de ciertos textos y autores, como Spinoza, Darwin y Whitehead, quienes
marcaron una impronta duradera en la mentalidad de su época y ayudaron a
moldear las ideas predominantes sobre el ser humano en tanto ser vivo, en su
relación con los demás seres vivos y su entorno natural.
En el tercer capítulo se presenta, previos antecedentes históricos relevantes,
el concepto de organismo-metabolismo en Hans Jonas, y se detalla en sentido biológico,
epistemológico, ontológico y ético la especificidad y potencialidad de esta categoría
para desarrollar una nueva concepción de lo que llamamos vida.
El cuarto y quinto capítulos se centran en el llamado principio responsabilidad
expuesto de manera práctica, distinguiendo los problemas de la bioética del inicio
de la vida y del final de la vida. El autor esquiva —por decirlo así— la exhaustiva
exposición filosófica del llamado principio responsabilidad y asume su presentación
práctica, con la aplicación jonasiana de dicho principio a la eugenesia, el aborto, la
clonación, la procreación artificial, la muerte encefálica, el trasplante de órganos, la
eutanasia, etc.
—6—

En el sexto capítulo Quesada presenta una reflexión sintética y sistemática


para mostrar los aportes de Jonas a la bioética y a la medicina, y finaliza con un
capítulo séptimo como intento bien logrado de recapitular todo lo desarrollado a lo
largo del libro, lo que sería una especie de guía didáctica —en medio de tan amplia
referencia temática y bibliográfica— de la propuesta de Jonas.

e) A lo largo del texto, el profesor Quesada va presentando —a la par de las


ideas de Hans Jonas— las más importantes reacciones que ha suscitado el
pensamiento del filósofo alemán, tanto en intelectuales afines como en quienes
adversan y critican parcial o totalmente sus ideas. De esta manera, el lector no queda
al final con la sensación de haber asistido a una apología del trabajo de Jonas, sino
a un legítimo y bien expuesto reconocimiento crítico de sus aportaciones a un campo
tan necesitado de apoyo filosófico y ético.
Igualmente resulta de gran ayuda el amplio material bibliográfico que el
autor comparte, con el fin de guiar a futuros investigadores y estudiosos de las
ciencias de la salud, las ciencias sociales, humanas y de la cultura, la filosofía y la
teología, bien sea en el estudio de la importante obra de Hans Jonas, o en el de
algunos de los grandes temas de la bioética.
Si concordamos la urgencia de la reflexión filosófica y ética sobre los
problemas médico-bioéticos y sobre la amenaza medioambiental global, sabremos
valorar la importancia del trabajo del profesor Quesada a lograr establecer de
manera clara y profunda los cruciales aportes filosóficos de Hans Jonas, un autor
aún no suficientemente trabajado en el campo de la bioética; no solo aborda
problemas que nos afectan a todos en cuanto seres humanos, sino que también
asume con valentía el tema de la real posibilidad de que fuerzas inerciales del
llamado progreso científico-técnico transformen la idea y la realidad orgánica misma
de lo que es “ser” humanos, sin que siquiera hayamos sido informados, mucho
menos consultados.

f) Loida Sardiñas Iglesias


Pontificia Universidad Javeriana
23 de enero de 2020

(Tomado de la revista Theologica xaveriana, vol. 70, año 2020. Sección bibliográfica).

También podría gustarte