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Justino Mártir el primer apologista filósofo que quiso conciliar la fe con una estructura
de pensamiento racional, de esta manera hizo patentes las palabras de la carta de Pedro: “hay
que dar razón de la fe”, claro está que para los tiempos en que se empezó a gestar esta nueva
manera de filosofía era bastante arriesgado, tanto así que él lo constato con el testimonio de
los mártires y luego murió decapitado por la misma razón.
Por eso, quiero enfocar este ensayo desde la perspectiva que hiso cambiar a Justino de
una filosofía o verdad parcial (estoica, pitagórica y platónica) a una filosofía completa que
contiene la verdad en sí (cristianismo) y como esta verdad hace vivir una vida feliz.
La misma búsqueda de la verdad, hace caer en razón que, para que pueda encontrarse
no basta con el simple deseo, hay que emprender un camino hacia ella, pero no un camino sin
rumbo ni destino, sino más bien, un camino de interiorización, es decir, “estar solo para
examinarse, en un diálogo ininterrumpido consigo mismo”. Aquí está la máxima socrática
“conócete a ti mismo”, es decir, la verdad está dentro y para llegar a ella hay que tener un
encuentro interior, para rumear los acontecimientos del exterior y hacer una apreciación más
profunda de ella.
Este estar solo”, no es separarse del mundo, ni mucho menos de la realidad, es más
bien adentrarse sin miedo a las verdades que circundan la propia vida, solo así el verdadero
filósofo podrá separar una teoría que, por muy bien estructurada y aparentemente buena que
sea, no hace más que engañar y perder la recta razón de la verdad.
Pero también están aquellos hombres que conocieron la verdad y la transmitieron
intacta. Justino llama a estos hombres Profetas, los verdaderos filósofos que vieron y
anunciaron la verdad, y los describe como aquellos que no buscaron reverenciar a nadie,
tampoco temieron a hombre alguno y mucho menos los sedujo el deseo de gloria. Y es que en
el fondo esa es la verdadera ciencia y verdadero conocimiento, aquel que es capaz de
desligarse de los intereses mezquinos, primero de los propios y luego de los demás.
Es así como se muestra que se ha encontrado la felicidad, por la capacidad que se tiene
de relativizar todo aquello que no contribuye a la identificación entre lo que se plantea como
discurso (filosofía) y la vida (praxis). Justino encontró en el cristianismo la plenitud de la
verdad, es decir, la unión de una teoría sustentada en la vida misma.