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Eduardo Fernández
“La atrevida personificación de la sabiduría como mujer abre una grieta en el lenguaje
que, condicionado por la cultura, habla de Dios en un modo completamente masculino”.
(Roland E. Murphy)
A lo largo de la historia se han hecho diferentes interpretaciones de quien fue Jesús, qué
enseñó y qué significó su vida. Estas muchas maneras de interpretarlo no pocas veces
son influenciadas por religión, filosofía, cultura, política e incluso ideologías. Cada
enfoque tiene distintas implicaciones teológicas y prácticas, pero esto solo es el reflejo
de la rica diversidad que una figura histórica puede tener, y en el caso de Jesucristo, la
relevancia teológica que implica.
Estas páginas son un intento de elaborar uno de los diferentes enfoques que resaltan de
la figura de Jesucristo, es decir, abordándolo desde una figura sapiencial como Sophia
de Dios, que es una postura planteada por la corriente sofiológica que parte de una
teología feminista, no me enfocaré en ese aspecto androcéntrico que se hace de la
persona de Jesús; lo que me interesa es la relación que existe entre la sabiduría del A.T
y Jesucristo.
Entonces, tanto en hebreo como el griego, el termino sabiduría se dice en femenino, por
lo que ha de leerse y entenderse con el trasfondo femenino que implica la palabra. En el
Antiguo Testamento aparecen varias personificaciones de la sabiduría, aquí se limitará a
nombrarse las más importantes.
La primera que se encuentra es la “Sabiduría como criatura de Dios” (Prov. 8), la parte
central de su discurso son los vv.4-31, donde se encuentra el autoelogio, dice: es
verdadera, justa, sin rastro de maldad…en el v. 17:” yo amo a los que me aman y me
encuentran los que me ansían”, justamente aquí se observa su capacidad de relación que
históricamente es un atributo de las mujeres. “Así la sabiduría de Dios destaca por su
dimensión femenina”. De todo esto, el componente más significativo es la estrecha
relación entre Dios y la sabiduría, entre el creador y su criatura: “El Señor me creó al
principio de sus tareas…” (v.22)
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Los textos que aparecen entre comillas (“”) a los largo del trabajo son citaciones del libro de texto
Y vosotras, ¿quién decís que soy yo?, explícitamente del apartado de Nuria Calduch, “Jesús de Nazaret:
Sophia de Dios”.
Es importante resaltar que durante la creación Dios no estaba solo, le asistía la Sabiduría
(Prov. 8, 30-31), aunque esta no interviene directamente en la creación. En suma, “es
claro que la sabiduría es divina, pero no es Dios y al revés: Dios está íntimamente
ligado a la Sabiduría, pero no es la Sabiduría”.
Llama la atención de modo especial la semejanza entre las citas 9,2: “formaste al
hombre por tu sabiduría”, 9,18 “y la sabiduría salvó a los hombres”. Se unen, por tanto,
el elemento de la creación y salvación, de este modo se supera a la Torah, “la sabiduría
se identifica con el espíritu divino, es la presencia de Dios en el mundo y en la
humanidad”.
En suma, lo que se ha presentado hasta aquí es una selección de textos con distintos
rostros de la sabiduría en el A.T. que reflejan situaciones diversas que dan respuesta a
varias contextos, pero hay que tener claro que estas imágenes no son determinantes,
como se decía en las líneas anteriores, no hay una respuesta definitiva a la
personificación de la sabiduría como femenina, es decir, es un misterio.
Ya en la carta a los Corintios (1, 18-31), Pablo hace la diferenciación entre sabiduría del
mundo y la sabiduría de Dios. La primera la califica de falsa, de especulación lógica e
inútil especulación retórica. La Segunda, viene a ser, Cristo Jesús. Del mismo modo se
hace referencia a los temas de sabiduría de los sabios, sabiduría del lenguaje. pero lo
que en realidad interesa es cómo se relacionan estos temas con Cristo-sabiduría y su
identificación.
En este momento se enumeran los rasgos de la sabiduría divina del A.T. que actúan en
la persona de Cristo (2,6-8): es divina, misteriosa, escondida, inaccesible, preexistente,
creada antes de los siglos, gloriosa, etc. Estas son cualidades que ya se han abordado
antes. Lo que interesa es que Pablo utiliza la tradición sapiencial para expresar la
identificación de Cristo y la sabiduría, en fin, “los numerosos rostros de la Sabiduría
tienen a fundirse en el rostro de Cristo crucificado, pero sin llegar a identificarse
completamente con él”.
Siguiendo con el recorrido por el N.T, en los Evangelios sinópticos se pone en estrecha
analogía la persona de Jesús y la sabiduría, tanto así que aparece diez veces. En lucas 2,
40.52, se acentúa la sabiduría de Jesús desde su adolescencia. Además, se hace
referencia a la sapiencia del A.T y se vincula con Jesús, como en el caso de Mt 12, 38-
42. La idea central de este pasaje es que Jesús hace mención a la reina del Sur que
acudió a oír la sabiduría de Salomón y termina diciendo, “aquí hay una más importante
que Salomón”.
Ahora se abordarán los aportes que hace el evangelio de Juan a esta temática sapiencial
en el N.T. aunque no menciona la parala sabiduría usa la simbología sapiencial para
elaborar su teología de la encarnación. “Juan presenta el ministerio de Jesús a partir del
ministerio que la Sabiduría ha ejercitado durante su estancia en la tierra”. Juan, ve a
Jesús, es decir, a la Sabiduría, en las calles y plazas públicas, invita a la gente a
acercarse y comer, usa la simbología del pan y vino, se idéntica con la Torah, entre
otros símbolos.
Con todo, el interés lo cobra el Prólogo, como clave de lectura a razón de ser la
sapiencial del A.T. se dan algunas ejemplos, a saber; la preexistencia del logos
(Prov.8,22.30), era reflejo de la luz de Dios (Sir 24,32), descendió del cielo (Sir 24,8),
etc. Las semejanzas manifiestan los rasgos de la sabiduría que se le aplican al logos de
Juan. En los dos casos se establece el elemento de “descender”, porque tanto la
Sabiduría (A.T) y el Logos (N.T), estaban con Dios y bajan a la tierra.
Hasta aquí el recorrido del Antiguo y Nuevo Testamento que se ha hecho, es decir, de la
sabiduría personifica y la sabiduría en persona. Ante esto, hay que dejar claro que no es
que sean dos tipos distintos de sabiduría, de hecho, bien se puede hacer la afirmación
que se aplica a la Escritura en general, esta es, el Antiguo testamento es anuncio y
prefiguración del Nuevo que tiene su plenitud en Jesús. Empleándolo a nuestro tema
seria; la sabiduría sapiencial deja ver luces de lo que será en Jesucristo su realización, la
sabiduría de Dios hecha carne.
Además, el análisis de los textos bíblicos tanto del Antiguo como del Nuevo testamento
muestran como la vida de Jesús, sus enseñanzas fueron y son un modelo de sabiduría
capaz de transformar la realidad y guiar al hombre hacia la Sabiduría plena, hacia Dios.
En suma, es una invitación a conocer a Jesús desde una visión más profunda y
enriquecedora. Por eso me permito hacer unas breves anotaciones a modo de síntesis y
conclusión a respecto de lo aprendido.
En primer lugar, pienso en el “hombre justo” del que habla la sapiencial judía, es decir,
el hombre que sabe ajustarse a las cosas, tanto inmanentes (terrenas) y trascendentes
(divinas). Para Israel, ser sabio equivale a actuar ética y moralmente, a hablar
acertadamente, a dejarse acompañar e instruir por Yahvé. Todas estas características y
las que ya se ha hecho mención se dejan entrever en Jesús.