Instituto de Estudios Superiores "Tomás de Aquino"

INCORPORADO A LA SECRETARÍA DE EDUCACIÓN

DEL ESTADO DE CHIAPAS
CLAVE 07PSU0064Q

LICENCIATURA EN FILOSOFÍA

Síntesis y critica a la encíclica Fides et Ratio.

Alumno: José Alfredo Gil Solis.

Catedrático: Lic. José Emmanuel Solórzano Villareal.
Matrícula: 403422007.
Ciclo: 2022 – 2023/III Cuatrimestre.
Filosofía del conocimiento/ Trabajo cuatrimestral.
Tuxtla Gutiérrez, 17 de julio 2023
 INTRODUCCIÓN

En es una realidad que a lo largo de todo el mundo es posible distinguir un

camino que, conduce a la humanidad a buscar la verdad y así poder cuestionarse. Por lo
que el hombre en cuanto conocedor de la realidad y del mundo (de lo que hay a su
alrededor) se conoce así mismo en su totalidad, esto permite que el hombre pueda
interrogarse sobre: la existencia de cosas e incluso de su propia existencia. La
exhortación conócete a ti mismo, es una clara invitación para que el hombre se pueda
distinguir de las demás creaturas, por ello el mismo se puede nombrar hombre porque
tiene la capacidad de conocerse así mismo.
A lo la largo de la historia de la humanidad y de sus culturas, surgen
inquietudes, pero sobretodo preguntas, las cuales buscan darle respuesta a la existencia
humana: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Qué hay después de esta vida? ¿Cuál es el
origen del mundo? A estas preguntas las diferentes culturas han tratado de darle
respuestas desde su propia vivencia o como los griegos darle respuestas desde de la
filosofía. Estas preguntas son esenciales y comunes en los hombres, sin embargo,
encontrara respuestas en la orientación que tenga de su existencia.
La Iglesia non se muestra indiferente, ni ajena a estas preguntas, puesto que ella
es también buscadora de la verdad. Y es que desde el misterio pascual, ha recibido como
don la verdad sobre la existencia, fututo del hombre después de esta vida y sobre todo el
conocimiento de la vida del hombre. Por lo que por medio del misterio pascual el
hombre se convertido en un predicador fiel de la verdad, para a anunciar al mundo que,
Jesucristo «es el camino, la verdad y la vida» (Jn 14,6). Por tanto la Iglesia está llamada
a ofrecer a la humanidad el camino para encontrar la verdad.
El hombre tiene diferentes herramientas para poder alcanzar la verdad, de esta
manera puede hacerse consciente de su propia existencia. Dentro de las herramientas que
destacan es la filosofía, que ayuda a formular preguntas fundamentales sobre la vida y la
existencia humana y no solo plantea preguntas si no que las responde. Por lo que cabría

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decir, que la palabra filosofía en su origen etimológico significa «Amor a la sabiduría»
«Amante de la filosofía», de hecho la filosofía nace a partir de que el hombre se asombra
del mundo y se interroga sobre el origen de este mismo o de dónde provenía la vida.
Así mismo el hombre al estar dotado de razón posee una capacidad especulativa,
que es propio de la inteligencia, gracias a ello el hombre puede elaborar un pensamiento
riguroso, estricto y sistemático. Cuando la razón logra formular principios universales
del ser y sacar correctamente de ellos conclusiones coherentes de orden lógico y
deontológico, entonces puede considerarse una razón recta o, como la llamaban los
antiguos, orthòs logos, recta ratio.
La Iglesia mira en la filosofía una oportunidad y una vía segura para poder
alcanzar la verdad, sin embargo esta búsqueda incesante de la verdad se ve entorpecida,
oscurecida. Con el surgimiento de la filosofía moderna, el trabajo filosófico se centró en
el hombre, por ello a esta lengua se le conoce como antropocéntrica. Gracias a esta
época surge un avance en las ciencias naturales, en la antropología, en la cultura, sin
embargo el deseo de saber ha provocado en el hombre un olvido de la búsqueda
incesante por la verdad. Por tanto esto provoca que ya no se centre la mirada hacia la
verdad, puesto que se ha centrado en la razón.
Es tanto peligroso la filosofía moderna, debido a que se ha centrado tanto en el
pensamiento humano y ha olvidado investigar sobre el ser, así mismo no se apoya en la
en la facultad que tiene el hombre de razonar lo cual provoca que se oprima y se limite
el conocimiento. Esto da como resultado un relativismo (cada quien tiene su verdad, será
verdadero aquello que para mí lo es y la realidad es vista de manera subjetiva) lo cual
nos conduce a un escepticismo (dudo de que exista una verdad).
La Iglesia en su trabajo de maestra y guía, es una pieza fundamental la enseñanza
de la búsqueda de la verdad, sobre todo en las verdades demostradas y fundamentales en
la doctrina católica, por ello es indispensable hablar de la relación entre la fe y la razón.
Por consiguiente es necesario hablar sobre las verdades de fe reveladas por nuestro
Señor Jesucristo.

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 CAPÍTULO I

La revelación de la sabiduría de Dios

Jesús revela al padre

La reflexión de toda la Iglesia se funda indudablemente en Dios mismo y en la

revelación divina por medio de su hijo Jesucristo. Por lo que Dios en su infinito amor,
bondad y sabiduría, quiere que el hombre desee buscar la verdad, por tanto al
encontrarla descubre que Dios es la verdad, es ahí donde encontramos el verdadero
conocimiento de la existencia humana y del sentido de su vida. Ante lo anterior los
concilios (tridentino, concilio vaticano I y el concilio vaticano II) han procurado seguir
apoyándose en la inteligencia de la fe, mediante la revelación divina narrada en la
sagrada escritura tanto en antiguo testamento como en el nuevo testamento.
Es por tanto indispensable señalar que la verdad obtenida por la filosofía y la
verdad dada por la revelación no se contradicen y ni se confunde entre sí. Y es aunque
cada uno de ella tiene algunas líneas diferentes sobre cómo llegar a la verdad, ya que la
filosofía lo obtiene mediante la luz natural de la razón del hombre y la fe la obtiene
mediante la luz de la revelación divina.
Por nuestro señor Jesucristo en el misterio de la encarnación y llegada la plenitud
de los tiempos con la redención dada por el que da en claro el gran amor que Dios tiene
para con los hombres. Ya que Dios se encarna he interrumpe el tiempo y el espacio. Es
ahí donde cobra sentido la verdad que se expresa en el misterio de la revelación. Por
tanto esta se extiende a todo el mudo, a toda cultura y a toda lengua de modo que todo
hombre es capaz de conocer la verdad.

La razón ante el misterio

Es necesario tener en claro que la misma revelación está llena de misterios. Si

bien Jesús nos muestra el rostro del padre y el camino que hemos de seguir para llegar al

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padre, esto es una verdad fundamental para el cristianismo. La fe es una respuesta del
hombre hacia Dios y creer en aquello que se espera, por tanto el hombre puede descubrir
en Dios su divinidad, su trascendencia y también su inmanencia en la vida del hombre.
La verdad que nos ofrece la revelación divina, en tanto poseedora de misterios, se
inserta en la vida del hombre (en la comunicación). Es así que el hombre es capaz de
profundizar e indagar sobre el misterio. La razón ayuda a la fe a profundizar, investigar
y a concretizar el conocimiento dado por Cristo.

CAPÍTULO II

CREDO UT INTELLEGAM

La sabiduría todo lo sabe y entiende (sb 9, 11)

Conscientes de que la filosofía es «amor a la sabiduría», podemos encontrar en

las sagradas escrituras, sobretodo en el libro de Sabiduría especifica que el hombre
sabio, es aquel que busca y ama la verdad. Y es que el hombre pose la faculta de la
inteligencia por la cual puede conocer, investigar y cuestionarse, pero sobre todo
profundiza en los misterios revelados.
Gracias a la luz de la razón el hombre sabe y comprende aquellas cosas que
quiere conocer y sobre todo, da herramientas a la fe para poder alcanzar un nivel de
conocimiento bastante amplio, de modo que la fe y la razón no pueden estar separadas,
puesto que ambos nos ayudan a conocer a Dios y al mundo. Es por tanto que decimos
que cada uno de ellos tuene su ámbito de realización, por una parte la razón ayuda a que
podamos conocer los misterios divinos revelados y mientras que el hombre mediante la
facultad de la razón es capaz de conocer al mundo, esto permite que el hombre sea capaz
de conocer la realidad y su transcendencia para dirigiré hacia Dios.

«Adquiere la sabiduría, adquiere la inteligencia » (Pr 4, 5)

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 Es preciso decir que el hombre bíblico no solo fundamenta su conocimiento en el
mundo, en el hombre, sino que esta va más halla y la trasciende fundando su
conocimiento en los misterios revelados. Porque la seguridad de seguir buscando la
verdad le proviene de Dios mismo que le permite conocer e indagar sobre las cosas de
las cuales quiere saber, sobretodo en la búsqueda permanente de la divinidad, es decir,
Dios.
En cambio cuando el pecado entro al mundo la visión del hombre cambio
drásticamente, ya que se desvirtuó buscando en ocasiones falsos conocimientos. Por ello
la relación entre la filosofía y el cristiano exigen una reflexión amplia sobre lo que va a
tomar como verdadero. La relación entre la fe y la filosofía encuentra en el misterio de la
redención, puesto que puede di variar y puede llegar a pensar sé que están separadas, sin
embargo, es ahí donde se encuentran para dar una respuesta más fiel de la verdad
anunciada desde antiguo por los profetas.

CAPÍTULO III
Intellego ut credam

Caminando en busca de la verdad

Es un hecho que el hombre es un ser buscador incansable de la verdad y es un ser

que siempre se está cuestionando. El hombre quiere descubrir cosas que estas más allá
de esta realidad material (inmanente en el mundo) para buscar lo trascendentes, fuera de
este mundo. Dios ha dotado al hombre la capacidad de conocer, de saber, de comprender
aquellas cosas que le parecen extraña. Es así que el hombre goza de un privilegio sobre
todas las creaturas, ya que es la única capaz de saber, por ello cuando algo es falso lo
rechaza.
Como bien se ha dicho el hombre es un constante cuestionamiento, por ello la
verdad también se presenta en forma de pregunta ¿Qué sentido tiene la vida? ¿Hacia
dónde se dirige? ¿Existe otra vida después de esta? El hombre busca las prestas de estas
interrogantes, quiere saber qué es lo que hay después de esta vida. Busca respuestas

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necesarias y certeras, estas respuestas deben de ayudarle a comprender mejor la verdad,
dicha verdad debe de ser absoluta, precisa que no de paso a la duda.

Diversas facetas de la verdad en el hombre

La verdad se presenta como inseparable de él, también como una un factor que
influye en su vida. Lo anterior se debe a que cuando el hombre quera evitar la verdad o
separarse de ella, siempre la verdad estará presente en su existencia. Por tanto la verdad
esta enraizada en el hombre, esto le permite que se cuestione constantemente y así
obtiene respuestas. La verdad tiene diferentes facetas en la cuales la podemos encontrar
como lo son las siguientes: la verdad en la propia vida, las verdades de carácter
filosófico (no se limitan a la pura doctrina) y las verdades de carácter religioso.
El hombre por naturaleza busca la verdad, esta búsqueda no se centra en
verdades que son parciales, factuales o científicas, si no que va más hay de eso. Su
búsqueda es de una verdad extraordinaria, que tenga fundamentos sólidos, que le ayuden
a explicar el sentido de la vida, estas repuestas las encontrara en Dios. La verdad, natural
y revelada, tiene su identificación viva y personal en Cristo, como nos recuerda el
Apóstol: « Habéis sido enseñados conforme a la verdad de Jesús » (Ef 4, 21; cf. Col 1,
15-20).

CAPÍTULO IV
Relación entre la fe y la razón

Etapas más significativas en el encuentro entre la fe y la razón

Examinaremos a hora la relación entre la fe y la razón, tema importante y

debatido durante la época escolástica. Para entender la relación entre dicha relación, es
preciso remontarnos a libro de los hechos de los apóstoles, puesto que es ahí donde se
hace evidente la necesita de encontrar el primer encuentro entre la filosofía y el
Cristianismo. Para ser más específicos, el apóstol san Pablo encontró en la filosofía una
manera adecuada de explicar a los paganos el misterio de la revelación.

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 Precisamente los pagamos estaban influenciados por la mitología y la filosofía
griega, por ello fue primordial demostrarle mediante su filosofía la existencia de un Dios
todo poderoso, de ahí que la Iglesia naciente tenga a bien a unir la fe y la razón, para
poder dar explicación racional de la Divinidad única y creadora de todo cuanto existe.
Resulta entonces que los padres de la Iglesia, empezaron con la reflexión
filosófica-cristina que tenía como objetivo dar a conocer un pensamiento criticó, de lo
que se estaba anunciando. De esta manera se abrió el camino para que la búsqueda de la
verdad fuera accesible a todos los hombres, sin distinción de lengua, pueblo, nación y
sexo, a hora la verdad es accesible para todos. Los padres de la Iglesia realizaron un
esfuerzo sumamente grande para poder encontrar en la filosofía respuestas para enfrentar
los problemas del cristianismo naciente.
Es con san Agustín de Hipona que se habré la posibilidad de encontrar una
explicación de la relación de la fe y la razón, puesto que deja en claro que la filosofía es
compatible con la fe. Es así que elaborara toda una reflexión filosófica para entender los
misterios revelados por Dios. Se tenía la oportunidad de encontrar un camino seguro
mediante la especulación y las corrientes pensamiento, una mirada fija para poder unir el
pensamiento griego con el latino. Se demostraba así de esta manera que la filosofía
liberada de los mistos y de la falsa especulación podría llegar a la trascendencia y
conducirse hacia a Dios. San Anselmo dice que el hombre con su inteligencia debe
encontrarle el sentido de búsqueda de la verdad, es decir, por lo que ama.

Novedad perenne del pensamiento de santo Tomás de Aquino

Santo Tomás representara todo una novedad para el pensamiento filosofico-

teologico cristiano, sobre todo para la época escolástica que vio nacer a Tomás. Sus
aportes favorecieron a la reflexión de los misterios revelados. El reconoce que la
naturaleza propia de la filosofía, contribuye a que el hombre pueda alcanzar a entender
los misterios velados por Cristo.
La fe por tanto no es separable de la razón puesto que esta ayuda a que la razón
pueda traspasar sus fronteras, y dar pasó a la trascendencia. Su teología permite

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comprender, la peculiaridad que tiene la sabiduría en cuanto que se relaciona con la fe y
el conocimiento de lo divino, es decir, de Dios. Por lo que santo tomas de Aquino su
aporte fue importante para que la razón pudiera relacionarse con la fe.

El drama de la separación entre fe y razón

Durante la época de la baja edad media, dio paso a una decadencia entre la
relación que se había forjado entre la razón y la fe. No solo ocurrió una decadencia, sino
una notable separación entre la fe y la razón. Y es que en esta época se empezó a
racionalizarse el conocimiento, de tal manera que los pensadores medievales se
separaron de los postulados de la fe. Es algo evidente que en la época moderna se va
desarrollando de tal manera que la los misterios revelados y comprendidos desde de la
fe. Para ellos todo tiene una explicación dentro del mundo y no haya algo transcendente.
La influencia del positivo que quiere reducir todo a la experiencia científica,
olvidándose del sentido metafísico y moral de las investigaciones. Las corrientes
filosóficas modernas, promueven la idea de un pensamiento filosófico que racionalizado
y una idea del nihilismo, es decir, un pensamiento de la nada. El hombre ya no busca
encontrar respuestas en las verdades reveladas por Dios y busca respuestas en las cosas
materiales experimentales. Por tanto ocurre la separación entre la fe y la razón.

CAPÍTULO V
Intervenciones del magisterio
En cuestiones filosóficas

El discernimiento del Magisterio como diaconía de la verdad

La Iglesia como guía esta llamada a realizar una reflexión filosofía unida a la fe,
que pueda trasmitir la verdad a todo creyente. Por ello es indispensable que la Iglesia
esté preparada para poder elaborar una filosofía compatible con la fe y que pueda ofrecer
respuestas fundamentadas al pueblo de Dios. De lo anterior la Iglesia tiene debe de

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utilizar un método para poder llegar una conclusión estable, segura, de esta manera
ayuda a la filosofía a no caer en un sentido y no enseñar falacias.
Es así que la Iglesia debe de elaborar un sistema filosófico que sea compatible
con la fe. De le anterior los obispos están llamados a ser educares, en cuanto que son
testigos de la verdad, deben de trasmitirlos, de esta manera la verdad será acercada a los
cristianos que están en constante búsqueda de la verdad. Por ello el magisterio de la
Iglesia tiene que apreciar la recta razón, es decir, que se reflexione adecuadamente cobre
la verdad.

El interés de la Iglesia por la filosofía

El papa León XIII con su encíclica AETEMI PATRIS permitió el avance de la

Iglesia en cuanto a la reflexión teológica y filosófica. Puesto que en el concilio vaticano
I se fortaleció los lazos de unión entre la fe y la razón. Dejando en claro que la reflexión
filosófica es una herramienta indispensable para aportar al conocimiento teológico y
sobre todo para la fe.
Lo anterior se manifiesta en que la Iglesia exige una mejor preparación para los
seminaristas en su formación inicial en el seminario. Ya que la filosofía asienta las
bases para poder comprender la verdad revelada que será estudiada en la teología, de tal
forma que los futuros sacerdotes puedan dar testimonio de la verdad y poder trasmitirla,
decubirnado el l vínculo íntimo que une el trabajo teológico con la búsqueda filosófica
de la verdad.
CAPÍTULO VI
Interacción entre teología y filosofía

La ciencia de la fe y las exigencias de la razón filosófica

La teología como ciencia comprendida a la luz de la fe, se dirige a todo hombre,

en todos los tiempos y a lo largo de la historia, por tanto la teología se organiza bajo
principios que le permitan conocer mejor la verdad, de tal forma que pueda ofrecer un
camino seguro para la comunicación entre lo inmanente con lo trascendente.

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 Por ello resulta indispensable que el creyente tenga un conocimiento, coherente,
natural, verdadero de las cosas creadas, de Dios, del hombre y del hombre, que son parte
fundamental para poder crear argumentos y formular un conocimiento conceptual. La
teología fundamental busca y tiene la obligación de demostrar la compatibilidad de la
razón con la fe. Precisamente para poder comprender don maravillo de Dios que es la fe,
por la cual la razón se fortalece para descubrir nuevos horizontes. Por consiguiente el
creyente mediante las sagradas escrituras, emplea sus capacidades en la búsqueda de la
verdad que lo conducen a un encuentro con Dios.

Diferentes estados de la filosofía

La historia de la relación entre la filosofía y la fe ha dado pie a diferentes

posturas en cuanto que hay pensadores que no creen en tal relación. Claro es el ejemplo
de la filosofía totalmente separada de la revelación evangélica, esta se desarrolla en
lugares donde no se conocer el evangelio, por tanto pretende realizar una filosofía
autónoma completamente racionalizada. Así como también la tan llamada filosofía
separada que es seguida por diversos filósofos modernos, que pretenden alejar la fe y la
razón.
Por ello la filosofía cristiana tiene como finalidad ofrecer a los creyentes una
purificación de la razón mediante la fe. Por lo que la fe ayuda a quitar los mitos, los
engaños y las falacias que ofrece la filosofía separada. Por tanto la fe ofrece virtudes
como las teologales: fe, esperanza y caridad que ayudan al hombre y a su
perfeccionamiento. La filosofía cristina tiene la inquietud de explorar el carácter racional
expresado en las sagradas escrituras.

CAPÍTULO VII
Exigencias y cometidos actuales

Es en las sagradas escrituras donde podemos encontrar claramente, las verdades

de fe anunciada por los apóstoles. Es ahí donde Dios nos ofrece pautas para poder

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conocer al hombre (su ser, su naturaleza y su trascendencia) puesto que por medio de el
podemos llegar al conocimiento de Dios.
Es el misterio de la encarnación donde encontraremos el mayor punto de
referencia para comprender la existencia humana. Es aquí donde la filosofía encuentra
retos, puesto que es llamada a realizar un esfuerzo con la razón. Para abrirse a algo más
allá de lo puramente racional y abrirse a la transcendencia. Es por tanto que la filosofía
debe de exigirse a sí misma, para ayudar al hombre a llegar al conocimiento pleno de la
verdad, que pueda alcanzar el saber de las cosas inteligibles y evitar caer en una ciencia
que solo se interese por solo por el fenómeno y centrarse en el ser, en lo que está más
allá de la explicación humana.
Por otra parte la teología debe tener su mirada fija siempre al conocimiento de la
verdad que ha recibido en la revelación. Por esta razón se tiene que tener en cuenta que
el objeto propio de la investigación es la verdad, esa verdad que nos conduce a Dios y al
conocimiento pleno que lo obtendremos cuando estemos delante de Dios.

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 CRITICA PERSONAL

Resulta imprescindible que la encíclica fides et ratio, en su estructura es

totalmente filosófica, por todo el lenguaje que utiliza para explicar la relación entre la fe
y la razón. Considero que esto podría ser una barrera para que esta pueda extenderse al
mundo entero puesto que no todos los creyentes manejan un lenguaje tan elevado y
tampoco tiene un conocimiento de lo que es la filosofía.
Lo anterior lo considero importante debido a que en su mayor parte los creyentes
quieren entender estas palabras, pero existiendo falta de formación ignora
completamente lo que la encíclica quiere trasmitir.
Lo anterior debe de ser tomado en cuanta puesto que es necesario que el pueblo
de Dios se haga consiente de lo que se le está trasmitiendo y para que este pueda dar
testimonio de la fe, de la verdad y dar respuestas mediante el uso de su facultad de
razonar. El catecismo de Iglesia menciona lo siguiente
La fe es ante todo una adhesión personal del hombre a Dios; es al mismo tiempo e
inseparablemente el asentimiento libre a toda la verdad que Dios ha revelado. En cuanto adhesión
personal a Dios y asentimiento a la verdad que él ha revelado, la fe cristiana difiere de la fe en
una persona humana. Es justo y bueno confiarse totalmente a Dios y creer absolutamente lo que
él dice. Sería vano y errado poner una fe semejante en una criatura1

Es así que es necesario utilizar un lenguaje donde pueda ser comprensible para
todos. Y es aquí donde resulta primordial que los obispos como primeros responsables
de la trasmisión de la fe y de la verdad deben de procurar de explicar esta encíclica con

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CIC.150

13
mayor claridad a todos los fieles. Por ello el papa san Juan Pablo II exhorta a los obispos
a que tengan un encuentro cercano con la filosofía que sirve como instrumento de
búsqueda de la verdad, revelada en Jesucristo, el hijo de Dios que nos muestra el rostro
de su padre.

Por otra parte se hace mención sobre la búsqueda incansable e inagotable del
hombre por la verdad, así como también sus preguntas esenciales sobre su existencia, el
origen del mundo, se preguntan sobre el sentido de su vida. Sin embargo quiero hacer
una opinión sobre el punto un elemento importante de esta encíclica que sobre la verdad.
Con lo anterior me quiero referir, que en todo el documento se habla de la verdad
y como esta se puede conocer, pero considero que se queda un poco ambiguo, puesto
que no ofrece ningún método o camino para alcanzarlo, si bien hace mención que por
medio de la fe y la razón se pude obtener conocimiento de la verdad, hace falta precisar
que elementos pueden ayudar al hombre a alcanzarla y como este se puede acercar, de
manera que pueda utilizar sus facultades que posee como lo es la inteligencia, la
voluntad y libertad. Estas deben de estar presentes en esta búsqueda.
Citamos a hora al catecismo de la Iglesia católica que pone de manifiesto que el
hombre busca conocer, saber, indagar y responderse sus preguntas:
El hombre busca naturalmente la verdad. Está obligado a honrarla y atestiguarla: “Todos
los hombres, conforme a su dignidad, por ser personas [...], se ven impulsados, por su misma
naturaleza, a buscar la verdad y, además, tienen la obligación moral de hacerlo, sobre todo con
respecto a la verdad religiosa. Están obligados también a adherirse a la verdad una vez que la han
conocido y a ordenar toda su vida según sus exigencias” (DH 2).2

Considero es importante recalcar que los hombres están llamados a descubrir la

verdad, a amar la verdad y a conocer la verdad. Pero resulta imprescindible que
conforme el paso del tiempo o mejor dicho conforme al cambio de época, es necesario
que se forme una cultura de aprendizaje dentro de la Iglesia. Por que se habla de que los
2
CIC. 2467

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obispos son testigos de la verdad, por ello resulta realizarnos una pregunta ¿Cómo los
testigos de la verdad la trasmiten?¿como ellos utilizan el lenguaje filosófico para
trasmitir la verdad a los creyentes? Y es que la encíclica no especifica cómo se debe de
trasmitirlo y en qué forma.
A hora bien con el surgimiento de las filosofías modernas como lo es positivismo
que da en claro que la relación entre la fe y la razón entra en una crisis que le impide
acercarse más a la verdad. Esto es un peligro constante porque se pretende racionalizar
todo dejando por un lado el pensamiento especulativo filosófico. Esto abre las puertas
que la verdad pueda ser mal entendida, abriendo paso a los engaños y mentiras. Por tanto
considero que es necesario que se precise cuáles son los obstáculos u ofensas que la fe y
la razón pueden tener en su relación (con respecto al conocimiento de la verdad), la
respuesta la encontraremos dentro del magisterio de la Iglesia.

2482 “La mentira consiste en decir falsedad con intención de engañar” (San Agustín, De
mendacio, 4, 5). El Señor denuncia en la mentira una obra diabólica: “Vuestro padre es el diablo
[...] porque no hay verdad en él; cuando dice la mentira, dice lo que le sale de dentro, porque es
mentiroso y padre de la mentira” (Jn 8, 44).
2483 La mentira es la ofensa más directa contra la verdad. Mentir es hablar u obrar contra la
verdad para inducir a error. Lesionando la relación del hombre con la verdad y con el prójimo, la
mentira ofende el vínculo fundamental del hombre y de su palabra con el Señor.3

Esto es algo que las filosofías separas de la fe promueven constantemente,

provocando un desequilibrio en los creyentes. Debido a que presenta ideas como verdad
siendo estas falsedades, lo cual genera que la persona crea todo lo que se le presente
como verdad. Por consiguiente la encíclica considero que hizo falta profundizar sobre
las consecuencias que puede tener en caer en un relativismo, subjetivismo, idealismo,
existencialismo. Las anteriores pensamientos, aunque se mencionan no se profundiza
más. Ya que no ofrece herramientas para poderlas evitar ante un desfase de la fe y la
razón. Pero ¿por qué desfase? Por estas corrientes filosóficas ya no buscan la verdad en
lo trascendente si no en el mundo material.

3
CIC.2482- 2483

15
 Las respuestas las quieren encontrar en el mismo hombre, claro ejemplo es
Heidegger que postulo que solo conocemos el fenómeno, pero no el noúmeno, entiende
a al hombre don el daisen el ser arrojado al mundo, quietándole valor del ser dado por
Dios. Y como este filosofo duda de todo, hasta de la existencia propia del hombre, se
tiene el riesgo que se caiga en un sin sentido, el afirmaba que de lo único que se tiene
certeza es de que pienso y si pienso por lo tanto existo.

Por lo tanto la encíclica tiene que poner de manifiesto, y recuperar el sentido del
ser, para que de esta manera la fe, ante estos pensamientos no pierda su sentido. Por qué
pareciera que las nuevas ciencias quieren olvidar el ser del ser humano, de esta manera
la relación entre la fe y la razón quedaría obsoleta, ya que negaría la transcendencia del
hombre.
De tal forma que no se podría conocer más allá de las cosas materiales, ya que se caería
en un materialismo, el cuál no considera que exista un alma dentro del hombre. Por ello
considero que se debe de hacer hincapié en ofrecer un método que ayude a la iglesia a no
caer en estos tipos de ciencias que solo hacen que la fe se pierda.
Por ello es importante realizar un análisis de los acontecimientos que existen en
la sociedad, especialmente en los cristianos como buscadores de la verdad. Esa verdad
que es trasmitido por medio de la revelación de Jesucristo a todos los hombres. Las
sagradas escrituras deben de ser entendidas y explicadas, porque es ahí donde podemos
encontrar respuestas a nuestras dudas, temores, ahí encontramos una respuesta fiable
para las preguntas esenciales del hombre, el sentido de su propia existencia.
El hombre atreves la palabra de Dios está destinado hacer un buscador de la
verdad, que lo invita a la trascendencia y hacer libre de las ataduras de los mitos, de la
superstición. De aquí que la reflexión filosófica necesita de la fe para poder comprender
aquellas cosas que no están dentro de sus capacidades, para poder romper las barreras
que lo limitan. En la época moderna:
No es ajena a esta evolución la crisis en torno a la verdad. Abandonada la idea de una
verdad universal sobre el bien, que la razón humana puede conocer, ha cambiado también

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 inevitablemente la concepción misma de la conciencia: a ésta ya no se la considera en su realidad
originaria, o sea, como acto de la inteligencia de la persona

Por ello la Iglesia debe de ofrecer repuestas que orienten al cristiano por el
camino recto, haciendo participe a todos de la búsqueda de la verdad. Esa verdad que
hace libre a las personas y las conduce al Padre celestial.

Por ello podemos concluir que la fe y la razón se relacionan y se complementan

una a la otra. Es bastante amplio el conocimiento que nos brinda la encíclica fides et
ratio, por lo que abarca grandes temas son de suma importancia para la reflexión
filosófica cristiana. El hombre siempre estará buscando respuestas a sus preguntas, por
lo cual los testigos de la verdad deben de estar debidamente preparados, para responder
las preguntas de los cristianos que están ansiosos de conocer la verdad.
El hombre se ve inmerso en un mundo donde existe una diversidad de corrientes
del pensamiento que suelen confundirlos en algunas ocasiones. Lo anterior es importante
para que la fe este cimentada correctamente, puesto que los otros pensamientos se
presentan como verdad, siendo realmente falsos. Estas ideas falsas se pueden
comprender fácilmente como verdad provocando un daño severo en las creyentes.
La fe apoyada de la razón busca profundizar en los misterios relevados, es decir,
ofrece al cristiano una reflexión filosófica que le dé respuestas a sus preguntas sobre la
existencia misma del hombre y de Dios. Es así que «La fuerza para continuar su camino
hacia la verdad le viene de la certeza de que Dios lo ha creado como un « explorador »
(cf. Qo 1, 13), cuya misión es no dejar nada sin probar a pesar del continuo chantaje de
la duda»4. Dios pone en el hombre la capacidad de razonar correctamente, lo llena de su
sabiduría para que a través de esta llegue a su encuentro, al encuentro de la verdad que
es «Él mismo»».

4
K., Wotolia. Fides et ratio. 14

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