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Lo que desagrada a Dios

Como vimos el fin de semana, el primer propósito y quizás el más


importante, es que fuimos creados para agradar a Dios.

Y así como Dios encontró en David cosas que le agradaron, también


existen otras características, actitudes y acciones que a Él no le agradan,
e incluso detesta, y es importante que también las conozcamos para
alejarnos de ellas.

Proverbios 6:16-19 NBV


El Señor está harto, ¡hasta el cansancio! de este tipo de gente: del
altanero, el que ama la mentira, del malvado, del que sólo piensa en
hacer el mal, del testigo falso y del que causa división entre
hermanos.

En este pasaje de Proverbios, vemos claramente que Dios se desagrada,


e incluso está harto de cierto tipo de personas y actitudes. A
continuación, revisaremos algunas de las más importantes:

1. Ojos altivos.

El orgullo es uno de los grandes enemigos del creyente, quizás el peor,


que además ha sido el causante de la caída de mucha gente.
Recordemos que este pecado fue el causante de la caída de Lucifer.

Salmos 138:6 NBV Aunque el Señor es grande, toma en cuenta a los


humildes, y está lejos de los orgullosos. Un gran problema del orgulloso
es que piensa más alto de sí mismo de lo que es, menosprecia a los
demás, y, lo peor, no le da el crédito ni la gloria a Dios por sus logros.
Como resultado, no puede estar cerca Dios, ni tener amistad con Él.

Una de las características del orgulloso es que tiene problemas con la


autoridad, le cuesta obedecer y someterse a la autoridad. Además, no le
gusta ser corregida, porque piensa siempre tener la razón y por general
está lleno de argumentos.

Santiago 4:6 NBV Pero él nos ayuda más con su favor. Por eso la
Escritura dice: «Dios está en contra de los orgullosos, pero a favor de los
humildes». Dios no solo se desagrada del orgulloso, además está en
contra de él, y algunas versiones dicen que lo resiste.
2. Lengua mentirosa.

El diablo es el padre de la mentira, así que Dios, de ninguna manera va a


llevarse bien ni agradarse de los que mienten.

Salmos 34:13 TLA dejen de hablar mal de otros y de andar diciendo


mentiras; Dios nos manda claramente a dejar de mentir y dejar de
levantar falso testimonio contra otras personas, ya sea para beneficio
personal o por causarle daño a alguien más.

Proverbios 12:22 NBV El Señor aborrece a los mentirosos, pero le


agradan los que viven en la verdad. Vemos que el Señor no solo se
desagrada de los mentirosos, los aborrece y detesta. Por el contrario, se
agrada de los que andan en la verdad, porque Él es la Verdad.

3. Corazón corrupto.

Muchas personas tratan de dar por fuera una imagen de virtud, incluso
buscan reforzarla con obras piadosas o una imagen religiosa. Pero por
dentro tienen un corazón oscuro y corrupto.

Jeremías 17:9-10 NTV »El corazón humano es lo más engañoso que


hay, y extremadamente perverso. ¿Quién realmente sabe qué tan malo
es? Pero yo, el Señor, investigo todos los corazones y examino las
intenciones secretas. A todos les doy la debida recompensa, según lo
merecen sus acciones». La Biblia enseña que el corazón del hombre
puede llegar a ser engañoso y perverso, a pesar de la imagen externa.
Por eso, Dios examina los corazones a fin de descubrir las verdaderas
motivaciones que mueven nuestras acciones.

Recuerda: Dios todo lo ve, no puede ser burlado. A Él no solo le importa


lo que hacemos, sino también la motivación de nuestro corazón.

4. Actitud conflictiva.

Como vimos en el pasaje de Proverbios 6:19, este tipo de personas de


actitud conflictiva, causan división entre hermanos, ya sea en la familia,
en la iglesia, y en las amistades.
Siempre andan sembrando intrigas, dudas, comentarios negativos,
quejas. Nunca están contentos, andan buscando errores en todo y todos.
Romanos 16:17 NTV Y ahora, mis amados hermanos, les pido algo
más. Tengan cuidado con los que causan divisiones y trastornan la fe de
los creyentes al enseñar cosas que van en contra de las que a ustedes se
les enseñaron. Manténganse lejos de ellos.

Además de causar división en la iglesia, estos personajes afectan la fe de


los demás creyentes al enseñar cosas que son contrarias al espíritu
correcto de las Escrituras, de la sana doctrina y las enseñanzas de los
ministros y autoridades de la iglesia.

El apóstol Pablo, quien también tuvo que lidiar con este tipo de personas,
incluso indica que debemos mantenernos lejos de ellas, por su alto
potencial dañino sobre la fe y la paz de la congregación. Así que, no vale
la pena perder el tiempo en discutir e intercambiar ideas con ellos.

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