Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
CICLO: V
GRUPO: “D”
La palabra “principio” para algunos autores deriva del latín principium, que quiere decir “idea que
fundamenta”,” inicio de algo”, y para otros autores esta palabra deriva del griego arche, que
quiere decir “generalidad”. Por tanto, desde el punto de vista etimológico se puede afirmar que la
palabra principio dentro del Derecho Procesal Civil quiere decir ideas que fundamentan y
generalizan el ejercicio regular de los actos procesales de las partes para el efectivo cumplimiento
del debido proceso.
Ahora bien, sobre la palabra principio y su significado etimológico semántico existen diversas
opiniones en la doctrina comparada; en el caso del Derecho Procesal Peruano, Alzamora Valdez
define a estos principios como “conceptos de orden general que definen el modo de ser del
proceso en cuanto a la actividad de los sujetos que en él intervienen y a sus relaciones”.
Teniendo en cuenta ello, los principios de Derecho Procesal Civil Peruano son normas vinculantes
rectoras que orientan y dirigen el proceso civil haciendo uso de las instituciones procesales
pertinentes para resolver los conflictos e incertidumbres que son motivo del debate del procesal
para garantizar la seguridad de la sociedad en conflicto.
Los principios procesales sirven para describir y sustentar la esencia del proceso, además pone de
manifiesto el sistema procesal que ha optado el legislador al integrarlos en un código. Su
aplicación exige una interpretación reflexiva que trascienda el sentido literal o histórico y, por el
contrario, concuerde con los valores vigentes de una sociedad en un determinado momento.
(Monroy Gálvez, 0000000)
Cuando se describe un principio del proceso, se lo hace desde una perspectiva institucional; es
decir, se analiza siendo considerado como una institución jurídica
Los principios del Derecho Procesal Civil se encuentran diseñados en los primeros diez artículos del
Título Preliminar del CPC, desde el principio de la Tutela Jurisdiccional que es el primero, hasta el
principio de Doble Instancia, que es el último; pero ello no quiere decir que no existan otros
principios coexistentes en la ejecución de los actos procesales. El Principio del Debido Proceso, por
ejemplo, es prevalente, y por su naturaleza, es de orden supranacional pues garantiza la seguridad
jurídica del proceso en general.
Devis Echandía menciona que este principio hace referencia a la verdad que consta en los
elementos probatorios, y en los elementos de convicción allegados a los autos (0000). El juez, al
momento de dar su veredicto, lo hará confiando en el conocimiento que tiene de la causa y
convencido de obrar conforme a la realidad de los hechos y a la justicia; es decir, para el juzgador
lo único importante será la verdad procesal, aunque en ocasiones esta difiera de la verdad real,
pero la que determinará el criterio de solución y a la cual se debe ceñir será aquella.
Muñoz Basaez señala que la verdad procesal o formal es aquella que las partes justifican ante un
tribunal mediante el sistema de prueba legal, la cual se obtiene e introduce formalmente al juicio.
La verdad que da fundamento a las resoluciones judiciales no siempre se identifica con la verdad
de los hechos, aunque estos la determinen y sea demostrada en formas probatorias.
Salcedo Flores, por su parte, señala que la verdad procesal es la que busca y encuentra el juez en
el procedimiento que enfrenta a dos discursos contradictorios: el del demandante y el
demandado. El primero afirma que el derecho lo autoriza a recibir del segundo un pago, una
acción de dar, hacer o no hacer; mientras que el segundo se resiste, sosteniendo un argumento
contrario; es decir, niega los hechos, el derecho o la procedencia del reclamo.
Es así, que el demandante debe precisar el objeto de su reclamo, respaldándolo con una narración
de los hechos que encuadre en el supuesto normativo que el legislador ha previsto como
condición para la efectivización del reclamo; del otro lado, el demandado deberá contestar los
hechos, normalmente negándolos o desvirtuándolos, tratando que no enmarquen en el
presupuesto jurídico.
El juez, por su parte, deberá investigar y adquirir conocimiento para determinar quien posee la
verdad argumentativa, para tal fin se vale de los medios probatorios, los cuales son los
instrumentos de convicción conocidos como pruebas, en materia procesal, o evidencias, en la
teoría de la verdad.
Esta primera intervención entre las partes se conoce como fase expositiva o postulatoria del
proceso, y tiene como finalidad la fijación de la controversia. Esta etapa resulta crucial para el
proceso, pues en ella se establecen los puntos de contradicción, los que posteriormente se
evaluarán y se determinará cuales argumentos fueron verdaderos.
Además de los medios presentados por las partes, se realizarán todas aquellas pruebas que el juez
considere necesario para el esclarecimiento de la verdad.
LA PRUEBA
La prueba es el instrumento adecuado para el conocimiento de la verdad. El artículo 188 del CPC
expresa: “los medios probatorios tienen por finalidad acreditar los hechos expuestos por las partes,
producir certeza en el juez respecto de los puntos controvertidos y fundamentar sus decisiones”.
De ello se deduce que la prueba es el medio que convencerá al juez de la verdad o falsedad con
que actúan las partes procesales.
La prueba se define como el hecho aparentemente verdadero que sirve para demostrar la
credibilidad o existencia de un hecho. Devis Echendía refiere que la prueba debe ser reconocida en
tres aspectos: primero como vehículo, medio o instrumento; como contenido esencial o esencia
de la prueba (razones que encuentran en favor de la existencia o inexistencia de los hechos), y
como resultado o efecto obtenido de la mente del juez (certeza de que existen o no esos hechos).
Etimológicamente, la palabra prueba proviene del adverbio probe, que significa honradamente,
por considerarse que obra con honradez el que prueba lo que pretende; o de la palabra
probandum, que significa recomendar, aprobar, experimentar y hacer fe, esto último respecto de
las leyes del derecho romano. (Salcedo Flores, 2004)
Algunos procesalistas señalan a la prueba como el medio objetivo, con cuyo auxilio, la verdad logra
penetrar en el espíritu. La prueba, según Alcalá Zamora y Castillo, es la obtención del
cercioramiento del juzgador acerca de los hechos discutidos y discutibles, cuyo esclarecimiento
resulte necesario para la resolución del conflicto sometido a proceso.
La prueba debe reunir requisitos tanto intrínsecos como extrínsecos. Entre los primeros tenemos
la necesidad de conducir a la verdad, pertinencia para aclarar el hecho dudoso, utilidad y libertad
de prohibición legal o de vicios en si misma; es decir, que no esté alterada, que no se contradiga, y
que no haya sido obtenida por medio de la violencia, error, dolo, mala fe, lesión o cualquier otra
circunstancia que vicie la prueba. En lo que respecta a los requisitos extrínsecos, la prueba debe
ser ofrecida con la formalidad legal por la parte legitimada y ante el juez competente.
PROCEDIBILIDAD DE LA EVIDENCIA:
La prueba recorre un camino regulado por la lógica, que va desde su necesidad hasta su aplicación.
Existen diversos marcos que regulan la actitud del juez al momento de analizar las pruebas,
algunos imponen al juzgador reglas muy precisas y otros le otorgan amplia libertad. La teoría
distingue y caracteriza los siguientes sistemas:
Respecto a la valoración de la prueba, Díaz de León señala: “la actividad primordial determinante
del proceso, consiste no tanto en encontrar la norma de derecho que resulte aplicable al
momento de verificar los hechos aducidos”. Este autor sostiene que la mayor dificultad del juez
está en el manejo adecuado de las pruebas para encontrar la verdad de los hechos controvertidos
o dudosos.
PRINCIPIOS DE PROCEDIMIENTO (que son y su importancia)
ANÁLISIS DE SENTENCIAS
CONCLUSIONES
REFERENCIAS