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I. INTRODUCCIÓN
Desde un punto de vista etimológico, el origen de la palabra "prueba" se encuentra
en la palabra latina "probo", que significa "bueno" o "honesto". Asimismo, también
se relaciona con el término "probandum", que hace referencia a la aprobación,
experimentación o demostración de algo. Al respecto para Carocca, (2005), la
prueba “(…) es crucial en el proceso ya que su presencia es necesaria para llevar
a cabo la actividad de pruebas de manera efectiva. De hecho, su existencia se
justifica por la necesidad de recolectar pruebas. (…)” ; agregando, el citado autor,
que “(…) demostrar implica principalmente persuadir sobre la validez de una
declaración y, por lo tanto, se lleva a cabo en numerosos campos de la actividad
humana. Por su parte, Levene (1993) señala que, “la prueba generalmente, se
describe como el proceso mediante el cual se buscan obtener elementos
fundamentales para que se pueda tomar una decisión justa sobre una disputa
legal en proceso. De manera general, según la RAE, la prueba se define como la
acción de demostrar algo; asimismo, se refiere a la razón, argumento, herramienta
u otro medio utilizado para demostrar la veracidad o falsedad de algo. Dentro del
ámbito del derecho, la prueba es la validación de la veracidad de los hechos que
están siendo objeto de controversia, mediante los métodos que la ley permite y
reconoce como efectivos, tal como se establece en la definición del diccionario.
Por otro lado, en el ámbito científico, la prueba hace referencia a la investigación y
demostración de algo. En el ámbito del Derecho, la palabra "prueba" posee tres
significados: El primero se refiere a la validación de la veracidad de un hecho, ya
sea su existencia o inexistencia. Es el proceso legal de establecer la precisión de
un hecho como base para un derecho reclamado. El segundo se utiliza para hacer
referencia a los medios de convicción, es decir, a los medios que se consideran
como pruebas en sí mismos. El tercero se emplea el término "prueba" para hacer
referencia al acto de presentarla ante los tribunales. En este sentido, se dice, por
ejemplo, que la carga de la prueba recae en el actor o el demandado. Por lo tanto,
toda prueba debe tener un objeto, esta es la tarea a realizar es demostrar los
hechos y no el Derecho. Es necesario validar los hechos jurídicos de manera
general y los actos jurídicos de manera específica. Teniendo en cuenta a Correa
(2019) más allá de ser una pieza clave del proceso legal que busca verificar las
afirmaciones de los litigantes y encontrar la verdad procesal, la prueba es un
derecho fundamental que las partes tienen para demostrar los hechos que alegan
y descubrir la verdad jurídica objetiva en el litigio. Para lograr este objetivo, las
partes tienen acceso a fuentes y medios probatorios apropiados que buscan
convencer acerca de la existencia o inexistencia, veracidad o falsedad de los
hechos afirmados o imputados. Es importante que las partes actúen en igualdad
de condiciones y se respeten sus derechos fundamentales, garantizando así que
el juez pueda tomar una decisión imparcial y objetiva al evaluar y valorar cada uno
de los medios probatorios presentados por las partes y otros sujetos procesales
involucrados en la disputa. En la opinión de Madrid (2019) la prueba es un
concepto fundamental en el análisis del proceso civil, con diferentes significados
según el contexto en que se utilice el término. Puede referirse a una acción
realizada por las partes, a los medios físicos utilizados para realizarla, o al
resultado procesal obtenido.
A fin de profundizar sobre la temática central de la presente investigación, los
autores consideran imprescindible, tomar en cuenta estudios previos a nivel
internacional; como lo investigado por (Mogollón, 2021), asevera que, el interés
del Derecho es la certeza jurídica o verdad formal, la que se busca en el proceso
independientemente que esta concuerde de forma idéntica con los sucesos
facticos. Asimismo, aclara que esta verdad formal, no es divergente de la verdad
material, empero, lleva este nombre debido a que se basa en las normas legales.
En términos generales, la acción de probar implica tanto la investigación como la
confirmación o verificación de la autenticidad de los hechos afirmados. Sin
embargo, en un sentido procesal, el juez no realiza una investigación sobre cómo
acaecieron los hechos, sino que se limita a cotejar, corroborar o adquirir certeza
acerca de ellos a través de los elementos de prueba que suministraron las partes
en el juicio. En algunos casos, el juez puede dictar medidas para obtener
información adicional. En similar perspectiva (Chumi, 2018), concluye en su
estudio que, la prerrogativa a la prueba es una parte esencial del derecho a la
facultad del “debido proceso” y se considera una garantía básica dentro de los
derechos fundamentales, lo que lo convierte en un derecho de naturaleza
fundamental. Este derecho tiene dos dimensiones, la garantía procesal y el
derecho subjetivo, características de las facultades fundamentales. Debido al
proceso de inclusión en la constitución de las garantías procesales y los derechos
fundamentales, se les otorga el amparo reglamentario para impedir su limitación o
vulneración por parte del futuro legislador. Cuando una Constitución reconoce los
derechos fundamentales de un Estado y los protege, esto aumenta la legitimidad
del Estado. Por su parte (Galarza, 2018), afirma que la prueba es la herramienta
clave del derecho probatorio que tiene como objetivo demostrar un hecho. Sin
embargo, para que sea válida y efectiva, debe cumplir con ciertos principios y
requisitos formales y legales. La pertinencia, utilidad, necesidad, legalidad y
conducencia son algunos de los factores que influyen en la admisibilidad y eficacia
de la prueba y en la evaluación que el juez hace de ella. Por lo tanto, la actividad
probatoria está sujeta a una serie de condiciones que pueden afectar la postura
del juez en el proceso.
II. CUERPO
II.1. Aspectos Generales
Prueba nace del vocablo “probatio probationis”, prueba consiste en
comprobar, verificar. Por tanto, la prueba tiene mérito suficiente para que
para formar convicción en el juez (Neyra, 2010). Es irrefutable que es
importante en el proceso penal, ya que, si alguien tiene la razón, pero no la
puede probar, es como si no la tuviera.