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- La subsistencia del daño tiene que ver con la no desaparición del mismo, es
decir, si no se reparó al momento en que debería ser resarcido.
- El interés del daño podrá ser positivo (ve al pasado, daños causados
precontractualmente, que rompen el vínculo; es la privación de algún
patrimonio anterior, es decir, de lo que hubiera obtenido si se hubiera realizado
el contrato) o negativo (mira al futuro, es símil a la perdida de la chance al estar
pactado; se trata de restituir a las partes a la situación anterior a la realización
del contrato, de manera que una de ellas no sufra menoscabo por la
celebración de ese contrato que no ha sido resuelto por culpa de cuestiones
ajenas)
- El daño puede ser presente (ej.: por todas las ganancias frustradas hasta el
momento de la sentencia) o futuro
Articulo 1740.- Reparación plena. La reparación del daño debe ser plena.
Consiste en la restitución de la situación del damnificado al estado anterior al
hecho dañoso, sea por el pago en dinero o en especie. La víctima puede optar
por el reintegro específico, excepto que sea parcial o totalmente imposible,
excesivamente oneroso o abusivo, en cuyo caso se debe fijar en dinero. En el
caso de daños derivados de la lesión del honor, la intimidad o la identidad
personal, el juez puede, a pedido de parte, ordenar la publicación de la
sentencia, o de sus partes pertinentes, a costa del responsable.
El artículo 1744 dispone que el daño deba ser acreditado por quien lo invoca,
excepto que la ley lo impute o presuma, o que surja notorio de los propios
hechos.
En general, la propia víctima es quien no solo tiene la carga, sino que está en
mejores condiciones de acreditar el detrimento personal (es decir, Daño moral
o material en contra de los intereses de alguien.). Esto no obsta a que la
contraria pueda ofrecer y producir alguna prueba en contrario.
En el ámbito del Código civil existía una discusión al respecto de si, en relación
a las personas jurídicas sin fines de lucros, había o no un daño moral. La
respuesta es negativa.
De la lectura del art.1741 CCC surge que el daño moral/extrapatrimonial no
puede predicarse de las personas jurídicas.
Prueba del daño moral: con carácter general y para todo tipo de daño, rige lo
dispuesto en el art.1744 CCC: el daño no se presume, debe ser acreditado por
quien lo invoca. Al contrario de lo que sucede en el daño patrimonial, no existen
en el CCC presunciones legales de la existencia de daño moral.
De la interpretación del artículo 1079 CC VS, surge que, toda vez que había
sucedido el homicidio, toda persona que hubiese sufrido un perjuicio derivado
de esa muerte, tenía una acción iure propio para ser indemnizada.
1. Cónyuge e hijos: para el caso de que el delito sufrido hubiese sido homicidio,
el legislador, en su momento, considero puntualmente la situación de "la viuda
e hijos del muerto" -art.1084 CC VS- o la del "cónyuge sobreviviente y los
herederos necesarios del muerto" -art.1085 CC VS-
El daño que presumía la ley en favor de estos damnificados tenía que ver con:
La tesis del valor económico de la vida humana: tiene que ver con la medición
de la cuantía del perjuicio que sufren aquellos que eran destinatarios de todos
o parte de los bienes económicos que el extingo producía, y en razón de esa
fuente de ingresos que se extingue.
Este deber genérico de prevención del daño impuesto por el artículo, enmarca
con el principio de prevención receptado en el artículo 4 de la ley 25.675.
Una vez determinada la existencia del grupo, es preciso que exista un nexo
entre este y el daño, en el sentido de que dentro de la pluralidad de sus
integrantes se encuentre el autor/es del daño.
Una vez determinados esos elementos, la ley presume iuris tantum la relación
causal, e imputa la autoría a todos los integrantes del grupo, quienes
responden solidariamente. Cualquiera de los miembros del grupo puede
eximirse acreditando que no ha contribuido a la producción del daño. Esta
causal de eximición es mucho más amplia que la prevista por el Código Civil.
Son legitimados pasivos todos los integrantes del grupo, quienes responden
solidariamente frente a la víctima. Se trata de un supuesto de responsabilidad
objetiva, cuyo fundamento reside en el riesgo generado por el accionar grupal.
La única eximente admitida por la ley es la prueba de no haber integrado el
grupo, aunque también se podría intentar probar la causa ajena (es decir, que
el daño no fue causado por el accionar del grupo, sino por la propia víctima, un
caso fortuito o un tercero por quien los miembros del grupo no deben
responder)