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SEMINARIO DE DAÑOS

DAÑO RESARCIBLE. CONCEPTO. GENERALIDADES

DAÑO: DEFINICION:

Código Civil y Comercial de la Nación.


Art. 1.737. Concepto de daño. Hay daño cuando se lesiona un derecho o un interés no
reprobado por el ordenamiento jurídico, que tenga por objeto la persona, el patrimonio, o
un derecho de incidencia colectiva.

Daño y daño resarcible.

Concepto de daño. Teorías:


- Daño como lesión o menoscabo a un bien jurídico
- Daño como lesión a un derecho subjetivo
- Daño como lesión a un interés jurídico (interés legítimo e interés simple)
- Daño como “consecuencia” de la lesión o menoscabo a un derecho o interés jurídico.

Derechos afectados:
- Derechos de incidencia colectiva
- Derechos individuales homogéneos
- Derechos subjetivos
- Intereses no reprobados por ordenamiento jurídico.

CLASES
- Daño Patrimonial. Art. 1738
- Consecuencias no patrimoniales. Art. 1741

REQUISITOS. Art. 1739


- Cierto (Actual o futuro)
- Subsistente
- Personal
- Interés no reprobado por ordenamiento jurídico

REPARACION DEL DAÑO.


- Reparación plena. Art. 1740
- Reparación en especie

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- Reparación por equivalente. Indemnización. Caracteres. Rubros.
- Excepciones. Atenuación de responsabilidad. Art. 1741

DAÑO INDEMNIZABLE. Art. 1739


- Daño emergente (Patrimonial)
- Lucro cesante (Patrimonial)
- Pérdida de chance (Patrimonial)

DETERMINACION DEL DAÑO


- Extensión del resarcimiento. Régimen de consecuencias reparables
- Modificaciones intrínsecas y extrínsecas
- Compensación del lucro con el daño

PRUEBA
- Carga de la prueba. Art. 1744

CUANTIFICACION O VALUACION DEL DAÑO


- Legal
- Convencional
- Judicial

VALUACION LEGAL
- Topes y tarifas. Ley de Riesgos del Trabajo

VALUACION CONVENCIONAL
- Cláusula penal

VALUACION JUDICIAL
- Oportunidad
- Pautas genéricas
- Indemnización por fallecimiento. Art. 1745.
- Lesiones o incapacidad física o psíquica. Art. 1.746.
- Daño moratorio y compensatorio. Art. 1.747.
- Intereses. Art. 1.748

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DAÑO RESARCIBLE. CONCEPTO

Art. 1737: Hay daño cuando se lesiona un derecho o un interés no reprobado por el
ordenamiento jurídico, que tenga por objeto la persona, el patrimonio o un derecho de
incidencia colectiva.

REQUISITOS

Art. 1739. Para la procedencia de la indemnización debe existir un perjuicio directo o


indirecto, actual o futuro, cierto y subsistente.

Cierto (Actual o futuro).

La existencia del daño, ya sea actual o futuro, debe ser cierta, o sea debe ser constatada
para poder condenarse al pago de la indemnización correspondiente.
La noción de daño cierto se opone a la de daño hipotético o eventual; la mera posibilidad
de que ocurra un perjuicio no autoriza a reclamar resarcimiento. El daño eventual,
hipotético o meramente conjetural cuya existencia no sea, por ello mismo, cierta no es
resarcible.

Subsistente.

El daño no debe haber desaparecido en el momento en que debe ser resarcido; si así fuera
cabe diferenciar:
- Si el responsable ha indemnizado todo el daño éste habría desaparecido y la
obligación quedó extinguida.
- Si la propia víctima ha transformado el daño en su entidad, costeando la reparación
o reposición de la cosa destruida o deteriorada, el daño subsiste en el patrimonio
de aquélla y debe ser indemnizado. En el patrimonio vuelve a existir la cosa en su
integridad y por su valor, pero aquél ha disminuido exactamente en la medida del
desembolso efectuado para ello.
- El daño puede haber sido reparado por un tercero con los efectos de la subrogación.
El acreedor (damnificado) obtiene reparación, pero queda subsistente el vínculo
respecto del deudor (responsable), que debe pagar al tercero (acreedor subrogado)
la misma suma que éste desembolsó para desinteresar a aquel.
- Si el damnificado ha contratado un seguro contra daños cubriendo su patrimonio,
se produce la subrogación del art. 80 Ley de Seguros.

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- Pero si contrató un seguro de vida o de accidentes personales, no se produce la
subrogación cuando la aseguradora paga la suma estipulada por el contrato y el
beneficiario del seguro puede acumular las sumas percibidas.
La diferencia radica en que, en el seguro de daños, percibida la indemnización de
manos del responsable, el pago del asegurador queda sin causa al desaparecer el
daño, en tanto que en el seguro de personas ello no ocurre porque no se persigue
con él una indemnización sino que constituye un contrato de previsión. En este
último caso la suma que se paga por muerte o invalidez no está en relación con el
daño sufrido sino con el monto de las primas contratadas.

Personal.

El daño debe ser propio de quien reclama la indemnización. Este daño puede ser:
- Directo: el acto lesivo recae sobre la persona o bienes del damnificado, que a la vez
es víctima del hecho.
- Indirecto: el acto ataca los bienes o la persona de la víctima y se refleja en el
patrimonio de otro que resulta damnificado.

Interés no reprobado por ordenamiento jurídico.

La lesión puede recaer sobre:


- un derecho subjetivo (personal o de incidencia colectiva)
- un interés legítimo,
- un interés que, aunque no se halle jurídicamente protegido, no es ilícito o contrario
al ordenamiento jurídico en su totalidad.

CLASES

Daño Patrimonial
Daño Moral (Daño extrapatrimonial)

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DAÑO PATRIMONIAL

Daño emergente.

Es la pérdida o disminución de valores económicos ya existentes, es decir, un


empobrecimiento del patrimonio del afectado.
Se cuantifica estableciendo el costo de la reparación necesaria del daño causado y gastos
en los que se incurre con ocasión del daño.

Lucro cesante.

Es la ganancia o utilidad de que se vio privada una persona a consecuencia de un hecho


ilícito.
Quedan fuera del concepto las utilidades “eventuales” que el damnificado podría haber
ganado con posterioridad al siniestro en caso de no haberse producido.
Para ser resarcible, esa ganancia frustrada, debe surgir como una probabilidad objetiva del
curso legal de las cosas y de las circunstancias del caso o negocio jurídico concreto de que
se trate.
Exige prueba fehaciente de su existencia por quien lo reclama, demostrando la
imposibilidad de realizar una determinada actividad rentada o la disminución transitoria de
la misma.

Pérdida de chance.

La chance es la posibilidad de un beneficio probable, futuro. Privar de esa esperanza


conlleva daño, aunque sea dificultoso estimar la medida de ese daño, porque lo perdido,
lo frustrado es la chance y no el beneficio esperado como tal.
“La pérdida de chance es la pérdida de la posibilidad de un beneficio probable futuro.
El análisis de probabilidad de la chance debe hacerse a partir del principio de normalidad.
La chance perdida es resarcible, si según el curso normal y ordinario de las cosas era
probable que se efectivizara; en caso contrario, no lo es por no superar el carácter de daño
eventual.
Señala Pizarro que “…existe pérdida de chance cuando se frustra una oportunidad de
obtener un beneficio, o de evitar un menoscabo de índole patrimonial o espiritual. Lo
frustrado no es el beneficio esperado, sino la mera posibilidad de lograrlo que
razonablemente habría tenido el damnificado, de no mediar el ilícito. Los artículos 1738 y
1739 del código civil y comercial prevén expresamente su reparación.

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La chance, por definición, es en sí misma aleatoria, pues nada permite afirmar que, de no
haber mediado el evento lesivo, el damnificado hubiese obtenido el provecho económico o
espiritual pretendido.
… La certeza en la chance apunta fundamentalmente a la existencia de una razonable
oportunidad frustrada por el hecho lesivo.
…la chance debe ser razonable, expresión que debe ser entendida como sinónimo de real
y seria, y no una mera ilusión o conjetura de la mente del damnificado. O lo que es igual,
razonable y en relación causal adecuada…” (Pizarro, Ramón Daniel – Vallespinos, Carlos
Gustavo; “Tratado de Responsabilidad Civil”; Tomo I, pgs. 151/153, Ed. Rubinzal-Culzoni,
Bs. As, 2.017).
La chance tiene varios grados: piénsese en los padres que pierden un niño que promete
un brillante porvenir y que, de haber llegado a esa edad adulta, podría haberlos
alimentado. Pero al momento de la muerte, los padres no tenían necesidades. La chance
tiene dos grados: había chances de que apareciera la situación dañosa, que hubiese tenido
chances de cesar gracias al menor. En ese caso, la reparación por la pérdida de las chances
de obtener alimentos no se debe… Si los progenitores del menor occiso al momento de la
muerte de éste no pasaban necesidades económicas, el perjuicio se torna eventual.” (Trigo
Represas – Lopez Mesa).

Indemnización por lesiones o incapacidad física o psíquica. Indemnización por


fallecimiento. Debate sobre la naturaleza del rubro.

El CCCN, establece en los artículos 1.745 y 1.746, que deben ser indemnizados los daños
ocasionados por muerte o lesiones, y contiene varios supuestos en cada caso.
La doctrina debate sobre la naturaleza los daños que se denominan “valor vida” e
“incapacidad sobreviniente”, sosteniendo algunos autores que son supuestos de daño
emergente y lucro cesante respectivamente, mientras que otros consideran que son daños
patrimoniales autónomos.
Así, el art. 1.745 (Indemnización por fallecimiento), prevé la indemnización de tres daños
diferentes, que responden a rubros diferentes:
a. Gastos de asistencia y funeral. (daño emergente)
b. “Valor vida”, lo necesario para alimentos de las personas enumeradas en la norma.
(¿Daño emergente o rubro autónomo?)
c. Pérdida de chance de ayuda futura. (Pérdida de chance)
En el art. 1.746 (Indemnización por lesiones o incapacidad) se prevé la reparación de los
siguientes conceptos:
a. Incapacidad sobreviniente. (¿Rubro autónomo o lucro cesante?)
b. Gastos médicos, de farmacia y traslados. (Daño emergente)

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REPARACION DEL DAÑO

Reparación integral o plena.

ARTÍCULO 1740.- Reparación plena. La reparación del daño debe ser plena. Consiste
en la restitución de la situación del damnificado al estado anterior al hecho dañoso, sea
por el pago en dinero o en especie. La víctima puede optar por el reintegro específico,
excepto que sea parcial o totalmente imposible, excesivamente oneroso o abusivo, en cuyo
caso se debe fijar en dinero. En el caso de daños derivados de la lesión del honor, la
intimidad o la identidad personal, el juez puede, a pedido de parte, ordenar la publicación
de la sentencia, o de sus partes pertinentes, a costa del responsable.

En el Derecho argentino la regla es la equivalencia de la indemnización con el daño, en la


medida de la relación causal jurídicamente relevante. En términos generales, se considera
que una indemnización mayor que el daño causado implicaría el enriquecimiento sin causa
de la víctima.1

“Es así que puede distinguirse un daño físico o natural, que incluye la totalidad del daño
material sufrido por la víctima y un daño jurídico, ubicado en el mundo de los conceptos
y las ideas, que es el segmento de ese daño físico, que el derecho capta y transforma en
resarcible.

Reparación en especie

El art. 1740 del C.C.C. sienta el principio de la reparación en especie en materia de


responsabilidad extracontractual: “El resarcimiento de los daños consistirá en la reposición
de las cosas a su estado anterior”.

Excepciones:
- Si la reposición al estado anterior es imposible
- Si la pretensión de reparación en especie es abusiva
- Si procede la atenuación de la indemnización por equidad
- S el acreedor opta por la indemnización.

1
ALTERINI, Atilio Aníbal – AMEAL, Oscar José – LOPEZ CABANA, Roberto; “Derecho de Obligaciones Civiles y
Comerciales”; pg. 292; Ed. Abeledo Perrot; Bs. As., Agosto de 2.008.

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Reparación por equivalente. Indemnización. Caracteres. Rubros.

Rubros de la cuenta indemnizatoria: Cuando se reclama judicialmente la indemnización,


por lo general las pretensiones son agrupadas en tres rubros fundamentales:
- Capital
- Intereses
- Costas:

Capital.
En tal rubro se involucra a los diversos daños por los que se demanda (p. ej., daño
emergente y lucro cesante).
Puede ser una obligación o deuda de valor u obligación de dar sumas de dinero.

Intereses.
Se deben desde la mora del deudor, y son accesorios del capital.
Para determinar la fecha de inicio del cómputo de intereses y la tasa aplicable, en las
provincias de Río Negro y de Neuquén, se recurre a la doctrina legal que surge de los fallos
de los Tribunales Superiores.

Costas.
En el amplio concepto del art. 77 del Código Procesal se consideran costas a los gastos
causados u ocasionados por la sustanciación del proceso y los que se hubiesen realizado
para evitar el pleito, mediante el cumplimiento de la obligación, salvo que sean superfluos
o inútiles. Involucran honorarios profesionales, impuestos de justicia, así como otros
gastos.

DETERMINACION DEL DAÑO

Extensión del resarcimiento. Régimen de consecuencias reparables.

Reparación integral: el responsable debe reparar todo el daño que ha “causado”; que tiene
relación de causalidad adecuada con el evento dañoso.

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Modificaciones intrínsecas y extrínsecas.

Debe repararse el daño que subsiste al momento del dictado de la sentencia, debiendo
computarse las modificaciones intrínsecas que ocurran y que disminuyan o aumenten el
daño.
- Modificación intrínsecas: son las que experimenta el “proceso normal” de los
elementos constitutivos del daño (ej., curación de las heridas).
- Modificaciones extrínsecas: son circunstancias ajenas, externas, al proceso normal
de evolución del daño, pero que afectan a éste (ej. un segundo accidente). No se
computan.

Compensación del lucro con el daño o compensación de beneficios.

Implica computar las consecuencias perjudiciales y también las beneficiosas que tienen
relación causal adecuada con el hecho antijurídico. (ej., deducir el gasto de combustible
que no se eroga con motivo de no utilizar el automotor mientras dure la reparación).

No se compensa la indemnización por muerte con el seguro de vida o pensión que reciba
la viuda por la muerte, debido a la ausencia de relación causal adecuada. En el caso, el
acto ilícito ha sido “ocasión” del daño, pero no la causa del pago de dichas indemnizaciones
o pensiones que se originan en un contrato de previsión y el pago de la prima.

PRUEBA

Debe probarse:
- Existencia del daño
- Cuantía del daño. Art. 165 CPCC.

Quién debe probar:


- El actor: la víctima que reclama el daño, excepto que la ley lo impute o presuma o
que surja notorio de los propios hechos (art. 1744)

Medios de prueba:
- Todos los admitidos por las leyes procesales y de fondo
- Presunciones.

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CUANTIFICACION O VALUACION DEL DAÑO

Concepto.

Cuantificar el daño implica traducir en dinero, asignarle un valor económico al daño


experimentado por la víctima.
La cuantificación puede ser realizada por ley, por acuerdo de partes o bien judicialmente.

Clases.
1. Legal. La cuantificación legal es la determinada mediante topes y/o tarifas previstas
en leyes particulares, tales como el Código Aeronáutico o la Ley de Riesgos del
Trabajo.
2. Convencional. Es la fijada por acuerdo de partes, por ej., a través del uso de la
cláusula penal.
3. Judicial. Es la que determina el juez en la sentencia sobre la base de reglas legales
y jurisprudenciales y en base a lo solicitado y acreditado por las partes del proceso.

VALUACION JUDICIAL

Concepto:
- Es la valuación del daño que realiza el juez al dictar sentencia, sobre la base de los
hechos alegados y probados por las partes en el proceso judicial

Oportunidad
- El derecho a reparación de la víctima nace el día de la producción del daño. Desde
esa fecha el derecho existe, pero no está fijada su cuantía. No es líquido.
- El crédito debe tornarse líquido.
- La deuda del responsable es una “deuda de valor”, susceptible de variación, excepto
cuando se trata de la repetición de sumas ya pagadas.
- El valor del perjuicio se determina al momento de la sentencia, o al de producción
del daño según el rubro de que se trate.
- Se deben tener en cuenta todas las modificaciones intrínsecas.
- También se consideran algunas modificaciones extrínsecas, tales como el valor de
mercado de los bienes o la fluctuación en el valor de la moneda.

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Pautas genéricas
- La indemnización de daños tiene por objeto reponer –en la medida de lo posible-
las cosas a su estado anterior (art. 1740 CCC), sin convertirse en fuente de lucro
para el damnificado o expropiación para el dañador. El objetivo esencial de la
reparación es la reposición de las cosas a su estado anterior; cuando esta reposición
no es posible, se persigue sustituirla por los medios económicos que permitan al
damnificado paliar su detrimento, proporcionándole los recursos para ello.
- No se puede mandar indemnizar un daño no sufrido o en mayor medida del
realmente sufrido por la víctima.
- La real extensión del daño por el que se reclama es el techo o tope de la reparación.
- Más allá del daño efectivamente causado, la indemnización se transforma en
enriquecimiento sin causa y en violación de los derechos constitucionales del
condenado a pagarla (Nadie está obligado a hacer lo que la ley no manda).
- La apreciación del daño exige la determinación de las consecuencias perjudiciales
del hecho y también de las consecuencias beneficiosas que hayan podido surgir del
mismo.
- El juez debe fundamentar la cuantificación efectuada, no bastando con que acuda
a fórmulas vacías para llenar ese deber. Para ello debe ajustarse a las pautas del
Código Civil y Comercial.
- Luego de determinar la existencia del daño, se debe valuar éste en dinero para fijar
la correspondiente indemnización.
- Si el daño es mensurable será relativamente fácil para el juez establecer por
equivalencia su cuantía o valuación dineraria.
- Cuando el daño no es mensurable por su propia índole (pérdida de chance, daño
moral), se debe recurrir a pautas relativas, según un criterio de razonabilidad que
intente acercar la valuación equitativamente a la realidad del perjuicio.

Valuación judicial. Daño emergente. Ejemplos.

Daño emergente. Daños materiales a motocicleta. Privación de uso. Pérdida de


valor venal.

“…Daño a la motocicleta y privación de uso, pérdida de valor venal: El monto


reclamado por este rubro asciende a la suma de $ 13.000,00. Indicando que el valor de
reposición asciende a $ 10.000, y que por privación de uso le corresponde $ 3.000 a razón
de $ 100 diarios por 30 días. Al respecto indica que tuvo que trasladarse en taxi para
realizarse curaciones y que luego del alta médica en colectivo.

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Teniendo en consideración los daños sufridos en la motocicleta, que surgen de pericia
mecánica que obra a fs. 418 inc. b) y dice: "presenta destrucción total, por ende no se
recomienda reparación..."; y el valor estimado para la reposición del mismo a la fecha del
informe de $ 20.000 (fs. 418 vta.), pericia que fuera consentida por las partes sin
observación alguna, considero prudente hacer lugar a la suma determinada de $ 20.000 a
la fecha del informe pericia, con más intereses.
Asimismo considero que el monto peticionado por el rubro privación de uso en la forma
solicitada no resulta procedente, dado que por la destrucción total no se puede estimar
tiempo de reparación. Sin perjuicio de ello valoro que para el caso de la adquisición de una
nueva unidad, debe contemplarse también la privación de uso, dado que es común que
demande tiempo conseguir una unidad de similares características y para el caso de una
unidad nueva haya que esperar la entrega o los papeles para su patentamiento. Que por
todo ello considero prudente hacer lugar al rubro privación de uso por la suma de $ 3000,00
a razón de 10 días de $ 300,00 que ha de calcularse desde la misma fecha que la reposición
de la motocicleta.-
Respecto de la pérdida del valor venal, lógicamente no ha de prosperar en virtud de la
destrucción total.
En consecuencia prospera el ítem: Daño a la motocicleta y privación de uso, por la suma
de $ 23.000,00, importe al que deberán adicionarse y aplicarse los intereses legales
correspondientes, desde la fecha del informe pericial (03/05/2017) hasta su efectivos
pago, conforme los lineamientos fijados por nuestro Superior Tribunal de Justicia, en el
precedente: "GUICHAQUEO, EDUARDO ARIEL C/ PROVINCIA DE RÍO NEGRO (POLICÍA DE
RÍO NEGRO) S/ ACCIDENTE DE TRABAJO S/ INAPLICABILIDAD DE LEY" Expte Nº
27.980/15-STJ y con la actualización correspondiente de acuerdo a lo resuelto
recientemente en los autos "FLEITAS, LIDIA BEATRIZ C/ PREVENCION ART S.A. S/
ACCIDENTE DE TRABAJO" (H-2RO-2082-L201, Fecha: 03/07/2018…” (Juzgado Civil y
Comercial N° 9 de la ciudad de General Roca, en autos caratulados: "GARCIA GERMÁN
SEBASTIAN Y OTRA C/ HERNANDEZ EMILIANO EZEQUIEL Y OTROS S/ ORDINARIO (Y
BENEFICIO DE LITIGAR SIN GASTOS (DOS CUERPOS)", (Expte. Nº A-2RO-997-C9-16),
Sentencia N° 02/2019, del 11/02/2019.)

Daño emergente. Gastos médicos, de farmacia y de traslados.

“… 2. Respecto a los gastos de farmacia, por el que se quejan los demandados Escudo S.A.
de Seguros y Matías Facundo Geldres, tiene dicho esta Sala que “No es exigible la prueba
inequívoca de la existencia de erogaciones; es cierto que éstas pueden presumirse, una
vez determinadas las lesiones sufridas.”
“Así estimo que, en función de las lesiones físicas acreditas, corresponde hacer lugar a los
gastos de farmacia, médicos y de traslado reclamados.”

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“Es que: “Para la concesión de los rubros gastos de farmacia, kinésicos, de traslado y
propina procede estimar una suma indemnizatoria prudente por estos conceptos aunque
no se hayan acreditado, cuando se trata de las lesiones sufridas por la víctima …
A partir de lo expuesto, corresponde confirmar la procedencia y monto (art. 165 del C.P.C.
y C. y autos “SOTO MARA STEFANI C/ ORTIZ MANUEL ANDRES Y OTRO S/D Y P DERIVADOS
DEL USO DE AUTOMOTORES (CON LESION O MUERTE)”, JNQCI3 EXP 512797/2016 de esta
Sala), teniendo en cuenta que $ 1500 resulta razonable por gastos de radiografía, farmacia
y estudios médicos…” (Cámara de Apelaciones de Neuquén, Sala I, en autos: “ANDRADA
MARCOS BALTAZAR C/ GONZALEZ OSSA EDGELBER Y OTRO S/D Y P DERIVADOS DEL USO
DE AUTOMOTORES (CON LESION O MUERTE)” (JNQCI5 EXP 505649/2014), sentencia del
29/07/2020.)

Valuación judicial: Daños a las personas. Lesiones. Incapacidad.

Introducción. Conceptos generales.

ARTÍCULO 1746.- Indemnización por lesiones o incapacidad física o psíquica. En caso de


lesiones o incapacidad permanente, física o psíquica, total o parcial, la indemnización debe
ser evaluada mediante la determinación de un capital, de tal modo que sus rentas cubran
la disminución de la aptitud del damnificado para realizar actividades productivas o
económicamente valorables, y que se agote al término del plazo en que razonablemente
pudo continuar realizando tales actividades. Se presumen los gastos médicos,
farmacéuticos y por transporte que resultan razonables en función de la índole de las
lesiones o la incapacidad. En el supuesto de incapacidad permanente se debe indemnizar
el daño aunque el damnificado continúe ejerciendo una tarea remunerada. Esta
indemnización procede aun cuando otra persona deba prestar alimentos al damnificado.

La reparación de los daños a las personas en caso de lesiones comprende dos grandes
ítems:
1. los gastos de tratamientos médicos, psicológicos, farmacológicos, traslados, etc.,
necesarios para la curación de las lesiones (pasados, actuales o futuros) y
2. la reparación de la secuela invalidante (incapacidad) que presenta la víctima a
consecuencia de las lesiones.

Los gastos de tratamientos médicos, psicológicos, farmacológicos, de rehabilitación, de


traslados y similares, originados por las lesiones sufridas configuran un supuesto típico de

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daño emergente sea actual o futuro, que se cuantifica teniendo en consideración las sumas
abonadas por la víctima por tales conceptos.
Normalmente no se requiere prueba certera sobre su realización debido a que la propia
entidad o gravedad de las lesiones puede hacer presumir que el gasto se realizó. Así, por
ejemplo, una persona que sufre una fractura que requiere una intervención quirúrgica, uso
de elementos de ortopedia y tratamiento de rehabilitación mediante kinesiología posterior,
normalmente debe pagar gastos de medicamentos, de ortopedia, de traslado, etc. por lo
que se presume que gastó una suma de dinero para ello.
De igual modo, incide en la valoración del rubro la presencia de salud pública (atención en
hospitales públicos), de obras sociales (que abonan gran parte de los gastos), o de
aseguradoras de riesgos del trabajo (que deben brindar las prestaciones médicas y abonar
la totalidad de los gastos al trabajador), debido a que, en estos casos, puede presumirse
que los gastos realizados por la víctima de su propio patrimonio han sido menores.
Para la reparación de la incapacidad (también denominada incapacidad física o psíquica,
daño físico o psíquico, o incapacidad sobreviniente), se debe tener en cuenta una breve
evolución histórica de las pautas, para analizar el régimen actual.
De igual modo, debe considerarse cuales son las variables que integran la pauta de cálculo
y como se determina cada una de ellas.

Formas o sistemas de cálculo de la indemnización por incapacidad.

Tradicionalmente, se han elaborado distintos criterios para calcular la indemnización por


incapacidad de las personas, que pueden resumirse del siguiente modo:

1. Prudencia judicial y circunstancias del caso: la valuación quedaba librada a la


apreciación que el juez realizaba sobre las circunstancias del caso y de la víctima
(edad, sexo, condición social, ingresos, tipo de lesión, educación, etc.), y en base
a la prudencia judicial determinaba el monto a pagar.

2. Sistema lineal: la valuación consideraba el ingreso y la edad de la víctima al


momento del hecho, la edad jubilatoria y el porcentaje de incapacidad. De ese modo
se determinaba que el porcentaje de incapacidad era igual al porcentaje de
disminución de ingresos y se calculaba tal merma por los períodos restantes hasta
la jubilación. Ejemplo, una mujer con un ingreso de $ 100.000.-, con una
incapacidad del 10% y edad de 58 años, sufre una pérdida mensual de $ 10.000.-
($ 100.000 x 10%); dicha pérdida se extiende por dos años o 24 meses que restan
hasta la edad jubilatoria (60 años). Por ello, se calculaba linealmente multiplicando
la pérdida mensual por el número de meses restantes hasta la jubilación. En el
ejemplo sería $ 10.000 x 24 meses (10.000 x 24) = $ 240.000.-

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Este sistema fue criticado debido a que implicaba para la víctima el cobro anticipado
de sumas de dinero que, de no haber mediado el hecho dañoso, iba a percibir en el
futuro. Este cobro anticipado le permitía generar ingresos extras con el uso del
capital (por ej., depositando a plazo fijo y obteniendo rentas) o bien a resultados
desproporcionados.

3. Cálculo de capital amortizable durante el resto de la vida: A partir de las críticas al


sistema de la renta lineal, surgió en la jurisprudencia la aplicación de una fórmula
matemática para determinar un capital que, puesto a interés, se amortice en un
período calculado como probable de vida de la persona que tiene derecho a la
indemnización, mediante la percepción de una suma mensual similar a la que
hubiera recibido de no haber mediado el evento.
Tomando el mismo ejemplo anterior (mujer de 58 años de edad con incapacidad
del 10%), se trataría de determinar una suma de dinero que, junto con los intereses
(fruto civil del dinero), le permita ir percibiendo la suma que mensualmente pierde
a consecuencia de la incapacidad, y que además capital e interés se agoten al
momento fijado como tope para la indemnización (en el caso, la edad jubilatoria de
60 años). Así, aplicando la fórmula al mismo caso, la indemnización sería de $
195.897.-, suponiendo que al depositar la víctima ese dinero a interés (ej., plazo
fijo o inversiones financieras) e ir retirando mes a mes una suma necesaria para
cubrir su incapacidad, se llegaría al mismo resultado que en el sistema lineal, pero
sin generar enriquecimiento sin causa ni condenar en exceso al responsable.

La fórmula que se utilizaba para efectuar el cálculo del capital amortizable se originó y
evolucionó jurisprudencialmente a través de los fallos conocidos como “Vuotto”,
“Arostegui” y “Méndez”.
El fallo “Vuotto Dalmero, Santiago c/A.E.G. Telefunken Argentina S.A.” de la Cámara
Nacional del Trabajo, Sala III, fue el primero en incorporar la fórmula matemática.
Luego, el fallo “Arostegui Pablo Martín c/ Omega Aseguradora de Riesgos del Trabajo S.A.
y Pametal Peluso y Compañía S.R.L. y Otro s/Inconst. art. 39 LRT”, de la Corte Suprema
de Justicia de la Nación (08/04/2008, Fallos: 331:570), introdujo una seria de críticas a la
aplicación de la fórmula Vuotto y a las pautas que eran consideradas en la misma, por
cuanto no consideraba a la persona en su integridad sino que únicamente valoraban su faz
productiva, no tenía en cuenta la evolución de los ingresos en el tiempo, etc.
Como respuesta a las observaciones de la Corte Suprema, nuevamente la Sala III de la
Cámara Nacional del Trabajo dictó el fallo “Mendez Alejandro Daniel c/Mylba S.A.”, donde
corrigió las pautas de la fórmula aplicable siguiendo los lineamientos de la Corte Suprema.
De este modo, con la aplicación de fórmulas matemáticas, se pretendía brindar una pauta
objetiva para cuantificar el daño y así dar cierta previsibilidad a los justiciables, evitando

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las desigualdades que podían originarse con motivo de la aplicación del derecho por parte
de los jueces provinciales o en virtud de distintos criterios.
Ahora bien, en el régimen del Código Civil anterior, convivieron en la jurisprudencia todos
los sistemas e inclusive combinaciones de los mismos (sistema lineal y capital amortizable;
prudencia judicial y capital amortizable, etc.). De igual modo, se criticaba la aplicación de
fórmulas para calcular el daño no tenía fundamento legal por cuanto no estaban previstas
en el Código.

Uso de fórmulas. Pautas a considerar.

Teniendo en consideración que el Código Civil y Comercial de la Nación y la jurisprudencia


de las provincias de Neuquén y Río Negro han adoptado el uso de fórmulas matemáticas
para la reparación de los daños por incapacidad sobreviniente, es necesario conocer las
pautas que se utilizan para realizar el cálculo.
Las mismas son las siguientes:
1. Edad de la víctima al momento del hecho
2. Ingreso de la víctima al momento del hecho
3. Porcentaje de incapacidad
4. Edad tope
5. Tasa de interés

Edad de la víctima al momento del hecho.


Es un dato objetivo de simple cotejo. Basta con acreditar la fecha de nacimiento de la
víctima y la fecha del hecho, y se obtiene el dato.

Ingreso de la víctima al momento del hecho.


Comprende todo ingreso percibido por la víctima al momento del hecho ya sea como
trabajador dependiente o como trabajador autónomo o jubilado.
En caso de no tener ingresos (por ej., menores o desempleados), o no poder acreditarse
los mismos (por ej., trabajadores informales o no registrados), se toma como pauta el
valor del “Salario Mínimo, Vital y Móvil” a la fecha del hecho.

Porcentaje de incapacidad.
Se consideran las secuelas invalidantes que la persona sufre tanto en su aspecto físico
como psíquico.
Para determinar y acreditar la existencia y porcentaje de incapacidad, se realizan pericias
médicas y psicológicas que, a su vez, recurren al uso de “baremos” (o tabla de evaluación
de incapacidades).

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Así, por ejemplo, en nuestra zona es de uso común el “Baremo general para el Fuero Civil”
elaborado por los Dres. José Luis Altube y Carlos Alfredo Rinaldi.
En dicho Baremo podemos encontrar ejemplos de determinación de incapacidad tales como
los siguientes:
Lesión: “Fractura de tibia y peroné”:
Secuelas invalidantes:
Requisitos Incapacidad
De diáfisis de tibia y peroné con 15 a 25%
conservación del eje y cayo hipertrófico
De la diáfisis de tibia y peroné con 26 a 37%
angulación y/o rotación de hasta 10°
De la diáfisis de tibia y peroné con 38 a 48%
angulación y/o rotación de 10° y hasta 20°
De la diáfisis de tibia y peroné con 49 a 60%
angulación y/o rotación mayor de 20°

Lesión: “Trastorno por estrés postraumático”


Secuelas:
Requisitos Incapacidad
DSM IV: F43.1
C.I.E. 10: 309.81
Agudo Se evalúa después de los 3 meses del
acontecimiento
Crónico muy leve (Solo aparecen 2 a 7%
manifestaciones relacionadas con el
conflicto generador de la reacción, no hay
alteración de las relaciones laborales ni la
vida familiar, leve alteración de la
personalidad de base, no hay trastornos de
la memoria ni de la concentración, no
requiere tratamiento)
Crónico leve (Aparecen manifestaciones 7 a 15%
ligadas a situaciones cotidianas pero con
algún grado de relación con el conflicto
generador de la reacción, no hay alteración
de las relaciones laborales pero si incide en
la vida familiar, presenta acentuación de
los rasgos más característicos de la

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personalidad de base, no hay trastornos de
la memoria ni de la concentración, puede
ser tratado mediante terapias breves)

(Altube, José Luis – Rinaldi, Carlos Alfredo, “Baremo general para el Fuero Civil”; Ed.
García-Alonso; 1° Edición, Bs. As. 2.010)
Y una vez determinados los porcentajes de incapacidad física y psicológica, pueden
sumarse ambas para obtener el resultado final (método de la suma directa), o bien
aplicarse el sistema de capacidad restante (método de Balthazard).
Ejemplo de aplicación de este último sistema, es el fallo dictado por el Juzgado Civil y
Comercial N° 3 de la ciudad de Cipolletti que a continuación se cita, señalando que la
víctima presentaba las siguientes secuelas: incapacidad física por fractura de fémur
derecho (46%), incapacidad física por Nerotmesis de Ciático poplíteo (34%) e incapacidad
derivada de trastorno por estrés postraumático (12,5%).
La sentencia en cambio aplicó el método de la capacidad restante y fija la incapacidad total
en un 68.81% señalando que: “… considero que ante la comprobación de distintas
incapacidades no cabe una sumatoria lineal; sino que lo procedente es la aplicación del
método denominado de la capacidad restante. Es utilizado precisamente entre los
profesionales médicos para determinar la incapacidad total frente a secuelas parciales
concurrentes; en supuestos de más de dos secuelas. Para obtener entonces el resultado
de la incapacidad total mediante la expresada fórmula que habré de aplicar en este caso,
se parte de tomar en primer lugar a la secuela de mayor puntuación, para luego realizar
las operaciones siguientes en orden inverso a su importancia; aplicando el porcentual
asignado a la subsiguiente incapacidad detectada sobre el resultado obtenido en la primer
operación…
Sobre el total del 100% entonces aplico aquella de mayor magnitud (46%) para comenzar
con la estimación, y continuando sobre ese resultado obtenido se aplica la restante
incapacidad detectada (34%) la que sumada al primer resultado arroja un total de 64,36%
que es el que será reconocido como de incapacidad total (en el orden físico, dejándose
supeditado su cálculo total a la oportunidad de decidirse sobre la incapacidad psíquica
pretendida) para el actor en estos autos, la que oportunamente y en su caso integrada con
la incapacidad psíquica- será la computada en la aplicación de la fórmula que se utiliza en
la jurisdicción…
Ese es el resultado además que mejor se condice con el mismo baremo utilizado por el
galeno, de Altube Rinaldi, para el caso de la pérdida total del miembro, como también
señalara la citada impugnante; pues nunca debe ser escindido el resultado final de la lógica
emergente del caso. Es que sin perjuicio de la posibilidad de utilizar una u otra fórmula
para el cálculo de incapacidad lo cierto es que tal porción del total, nunca puede ser

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superior al que le correspondería para el caso de ser necesario la amputación del miembro
afectado. Se sigue entonces de lo constatado que la incapacidad del Sr. Silva tendría cierto
techo al respecto, un máximo ponderado por el equivalente de perder la pierna (en tanto
miembro comprometido) y para ese caso el porcentaje de esa incapacidad es como máximo
60-65% (Baremo de Altube-Rinaldi pág.225 -amputación de Muslo a nivel del tercio distal-
)…”
Luego en relación a la incapacidad psicológica se dijo que: “…promediando todos los
aportes brindados por los expertos ya citados optaré por acordarle un 12,5 % de
incapacidad con relación causal con el accidente de marras, pues debe ser merituado el
porcentual psíquico, piscológico y la concausalidad que también incide por la personalidad
de base del accionante. Obviamente, tratándose de una incapacidad que se suma a las ya
detectadas, se computara aplicando el sistema Balthazar, tópico ya desarrollado.
Entonces partiendo del resultado obtenido para la incapacidad física detectada del 64,36
%, tenemos que:
100 - 64,36 =35,64
35,64 x 12,50/100 = 4,45
64,36 + 4,45 = 68,81%...”
(Juzgado Civil, Comercial y de Minería N° 3 de la ciudad de Cipolletti, en autos “Silva,
Héctor Javier c/Quezada Patricia Jorgelina s/Daños y Perjuicios (Ordinario)”, (Expte. N° A-
741-C-3-16), Sentencia N° 59/2019, del 16/09/2019)
Tomando las pautas del fallo citado, es posible realizar un cuadro comparativo del resultado
que surge según se aplique un método u otro:
Método de suma directa Método de capacidad restante
Pautas: Pautas:
Inc. Física 1: 46% Inc. Física 1: 46%
Inc. Física 2: 34% Inc. Física 2: 34%
Inc. Psicológica: 12,5% Inc. Psicológica: 12,5%
Cálculo: Cálculo Incapacidad física:
46 + 34 + 12,5 = 92,5% 100 – 46 = 54 (Capacidad restante)
54 x 34/100 = 18,36
46 + 18,36 = 64,36

Cálculo Incapacidad psicológica:


100 – 64.36 = 35,64
35,64 x 12,5/100 = 4,45

Total incapacidad:
64,36 + 4,45 = 68,81

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Edad tope
El Código Civil señala en el artículo 1.746 que “…la indemnización debe ser evaluada
mediante la determinación de un capital, de tal modo que sus rentas cubran la disminución
de la aptitud del damnificado para realizar actividades productivas o económicamente
valorables, y que se agote al término del plazo en que razonablemente pudo
continuar realizando tales actividades…”.
El plazo en que se agota el capital y las rentas, es la edad tope que se aplica en la fórmula
y la misma -en el criterio jurisprudencial de nuestra región- está determinada por la
expectativa de vida promedio de la población, que oscila entre los 75 a 80 años.

Tasa de interés.
La tasa de interés que se aplica en la fórmula viene a completar el requisito establecido en
la norma cuando se refiere a obtener la “…determinación de un capital, de tal modo que
sus rentas cubran la disminución de la aptitud del demandado…”.

Ejemplos de aplicación de fórmulas y cuantificación de incapacidad.

“…A esos efectos comienzo por señalar que, en la citada causa “PÉREZ BARRIENTOS” -a
cuyos fundamentos corresponde remitir por razones de brevedad-, este Cuerpo readecuó
la reconocida fórmula matemática adoptada por la jurisprudencia laboral desde hace algo
más de tres décadas de acuerdo con el criterio señalado por la C.S.J.N. en la causa
“Arostegui” (Fallos 331:570), pero lo hizo dejando a salvo que ello de ninguna manera
debía interpretarse como la consagración de un criterio rígido de aplicación automática de
la fórmula -o de cada una de sus variables- en todos los casos de accidentes o
enfermedades profesionales, con total desatención o prescindencia de sus circunstancias
particulares.
-----Los datos que permiten despejarla son: (A): la remuneración anual, que no resulta
solo de multiplicar por 13 (teniendo en cuenta la incidencia del S.A.C.) el ingreso mensual
devengado en la época de la ocurrencia del accidente, sino que procura considerar además
la perspectiva de mejora del ingreso futuro que seguramente el daño ha disminuido,
teniendo en cuenta la estimación de que aproximadamente a los 60 años de edad el
trabajador medio ha culminado su desarrollo laboral y su ingreso se estabiliza hacia el
futuro, lo que se plasma al multiplicar por 60 el ingreso anual y dividirlo por la edad del
actor a la fecha del siniestro; (n): la cantidad de años que le faltaban al actor para cumplir
75 años (35 años); (i): la tasa de interés compuesto anual del 6% (= 0,06); el porcentaje
de incapacidad laboral (52,90% de la total obrera), y finalmente, el (Vn) Valor actual,

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componente financiero de la fórmula que se obtiene del siguiente modo: Vn = 1 / (1 + i)n
, es decir, Vn = 1 / (1,06)35, en el caso, Vn = 0,1301052183.- - - - - - - - -
-----Así, el capital que le corresponde al actor, según la fórmula aplicable C = A x (1 - Vn)
x 1/i x % de incapacidad, se traduce en autos del siguiente modo: $36.484,50 x
0,8698947817 x 16,666667 x 0,529 = $279.820,51.- en concepto de capital nominal de
condena por resarcimiento material de daños y perjuicios (monto que coincide
exactamente con la suma liquidada por la recurrente a fs. 805 y 815), al que deberán
aplicarse los intereses correspondientes calculados de acuerdo con la doctrina legal de este
Superior Tribunal de Justicia sentada in re “LOZA LONGO” (sent. del 27.05.10), es decir,
aplicando tasa “mix” antes de la vigencia de dicho fallo y, a partir de entonces, tasa activa,
cartera general (préstamos) nominal anual vencida a treinta días del Banco de la Nación
Argentina, suma de la que habrá de descontarse el importe percibido por el actor de la
aseguradora de riesgos del trabajo, también con los intereses correspondientes…”
(Superior Tribunal de Justicia de Río Negro, Secretaría N° 3, en autos caratulados: “PEREZ,
EDUARDO JUAN C/ MANSILLA, JOSE LUIS Y EDERSA S.A. S/ RECLAMO S/
INAPLICABILIDAD DE LEY” (Expte. N° 26320/13-STJ), Sentencia N° 23/2013, 11/06/2013)

Valuación judicial. Daños a las personas. Muerte.

ARTÍCULO 1745.- Indemnización por fallecimiento. En caso de muerte, la indemnización


debe consistir en:
a. los gastos necesarios para asistencia y posterior funeral de la víctima. El derecho a
repetirlos incumbe a quien los paga, aunque sea en razón de una obligación legal;
b. lo necesario para alimentos del cónyuge, del conviviente, de los hijos menores de
veintiún años de edad con derecho alimentario, de los hijos incapaces o con capacidad
restringida, aunque no hayan sido declarados tales judicialmente; esta indemnización
procede aun cuando otra persona deba prestar alimentos al damnificado indirecto; el juez,
para fijar la reparación, debe tener en cuenta el tiempo 302 ARTS. 1746 - 1752 probable
de vida de la víctima, sus condiciones personales y las de los reclamantes;
c. la pérdida de chance de ayuda futura como consecuencia de la muerte de los hijos; este
derecho también compete a quien tenga la guarda del menor fallecido.

Señala Pizarro en relación al inciso “b”, que “…la supresión de una vida, aparte del
desgarramiento del mundo afectivo en que se produce, ocasiona indudables efectos de
orden patrimonial como proyección secundaria de aquel hecho trascendental, y lo que se
mide en signos económicos no es la vida que ha cesado, sino las consecuencias que sobre
otros patrimonios acarrea la brusca interrupción de una actividad creadora, productora de

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bienes. Para determinar la indemnización la vida debe valorarse en función de la cuantía
del perjuicio que sufren aquellos que eran destinatarios de todos o parte de los bienes
económicos que el extinto producía, desde el instante en que esta fuente de ingresos se
extingue. El más alto tribunal de la Nación se ha encargado de remarcar, con acierto, que
no sólo los ingresos marcan pautas económicas computables y que en el caso de la muerte
de una esposa, que no cumplía otra tarea que la de ama de casa, gratuitamente, su
desaparición física es un hecho que pone de relevancia el considerable valor económico
que significa procurarse, por medio del personal contratado, la atención de las múltiples
funciones inherentes a dichas labores…” (Pizarro, Ramón Daniel – Vallespinos, Carlos
Gustavo; “Tratado de Responsabilidad Civil”; Tomo I, Parte General, pgs. 707/708; Ed.
Rubinzal-Culzoni, Bs. As., 2.017).

Como ejemplo de cuantificación del denominado “valor vida”, cabe tener presente lo
expuesto en el siguiente fallo donde se dijo: “…para establecer el monto indemnizatorio,
según lineamientos del STJRN en el ya citado precedente “TAMBONE” (Se. 4/2018), se
debe partir de la aplicación de la fórmula de aplicación en el fuero civil según la doctrina
sentada por ese mismo tribunal en los autos “HERNANDEZ, Fabián Alejandro c/EDERSA
s/Ordinario” (Se. 52 del 11/8/2015), aplicando la siguiente fórmula: C= A * (1 - Vn) * 1 /
i * % de incapacidad.
En la que (A) = a la remuneración anual, que no sólo resulta de multiplicar por 13 (teniendo
en cuenta la incidencia del S.A.C.) el ingreso mensual devengado en la época de la
ocurrencia del accidente, sino que procura considerar además la perspectiva de mejora del
ingreso futuro que seguramente el daño ha disminuido, teniendo en cuenta la estimación
de que aproximadamente a los 60 años de edad el trabajador medio ha culminado su
desarrollo laboral y su ingreso se estabiliza hacia el futuro, lo que se plasma al multiplicar
por 60 el ingreso anual y dividirlo por la edad del actor a la fecha del siniestro; (n) = es i
la cantidad de años que le faltaban al actor para
cumplir 75 años; (i) = la tasa de interés compuesto anual del 6% (= 0,06); (%) = el
porcentaje de incapacidad laboral; (Vn)= Valor actual, componente financiero de la fórmula
que se obtiene del siguiente modo: Vn = 1 / (1 + i) elevado a la "n".
Para lo cual dada la ausencia de ingresos comprobados y de conformidad con el precedente
“ELVAS” (STJRNS1 - Se. N° 75/15, del 27.10.15) y la Resolución 4/2013 del Consejo
Nacional del Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo, Vital y Móvil (fs. 204/205) se
computará en este caso el importe de $ 3.300 que corresponde del salario mínimo vital y
móvil vigente a la fecha del hecho (23/10/2013); la edad de la víctima cuando se produjo
el accidente (45 años) y el porcentaje íntegro de la capacidad laborativa extinguida con su
muerte (100 %).
De tal forma, tras aplicar tales variables, la fórmula matemático financiera señalada arroja
un resultado de $ 787.348,34.- (capital histórico).

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Ahora bien, tal resultado nominal como fue dicho no es el que corresponde sin más fijar
como indemnización, sino un punto de partida concreto para definir su cuantía.
Ya que por la naturaleza del rubro, y aparte de otros parámetros ya expuestos, también
importa sopesar y detraer lo que la víctima habría destinado exclusivamente a su propio
sostenimiento y que en este caso, tratándose de un salario mínimo, estimo en no menos
de un 20 % de sus ingresos.
De tal modo, y conforme a la ponderación antes explicitada, concluyo que el monto de la
indemnización que corresponde admitir en este caso a valores históricos -, asciende a
$629.878,67.- ($ 787.348,34 x 80 % remanente).
A dicho importe se deben adicionar los intereses devengados desde el 23/10/2013 (fecha
de la contingencia fatal), hasta el momento de su efectivo pago, según tasa activa del BNA
hasta el22/11/2015; desde el 23/11/2015 tasa del BNA para préstamos personales libre
destino -operaciones de 49 a 60 meses- hasta el 31/8/2016; desde el mes de septiembre
de 2016, la tasa vigente en el BNA para préstamos personales libre destino, en operaciones
de hasta 36 cuotas mensuales y desde el 1° de agosto de 2018 la tasa establecida por
dicha institución oficial para préstamos personales libre destino hasta 72 meses o la que
en el futuro se establezca como de plazo menor. Todo ello de acuerdo con la Doctrina Legal
obligatoria del STJRN adoptada en los precedentes “LOZA LONGO” [Se. Nº 43/10]; “JEREZ”
[Se. 105/15], “GUICHAQUEO” [Se. 76/16]y “FLEITAS” [Se. 62/2018].
Practicada la correspondiente liquidación hasta el momento del presente pronunciamiento
(a través de la respectiva herramienta incorporada al sitio oficial de Internet del Poder
Judicial), los intereses ascienden a la suma de $ 1.571.427,59.-
Y añadido ello al monto de capital, se alcanza un importe total de $ 2.201.306,26.- que, a
esta fecha, establezco como condena por el presente rubro (sin perjuicio de los intereses
posteriores de así corresponder, en caso de no ser cumplida en término la sentencia, según
la tasa judicial de aplicación)…” (Juzgado de 1° Instancia en lo Civil, Comercial y de Minería
N° 1 de Cipolletti, en autos caratulados "VALENZUELA ROSA ELIZABETH C/ STELKISARITA
SENOBIA Y OTRO S/ DAÑOS Y PERJUICIOS (ORDINARIO)" (Expte. A-4CI-603-C2015),
Sentencia Definitiva N° 04/2020, del 04/02/2020)

INTERESES. EJEMPLOS. CRITERIOS DE APLICACIÓN.

Neuquén. Cámara de Apelaciones, Sala I.

“…Por otra parte, en cuanto al agravio con relación a los intereses, cabe señalar que esta
Sala sostuvo: “Luego, en punto a la fecha de cálculo de los intereses, esta Alzada ha
sostenido: “Pasando ahora al tratamiento del agravio relacionado con la fecha en que

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debería comenzar el cómputo de los intereses, esta Sala ya ha adherido a la posición
adoptada por el Tribunal Superior de Justicia en la causa “Alocilla”, postura que es la que
adopta la a quo, con lo cual, corresponderá confirmar la decisión postulada, en cuanto a
que los intereses han de computarse desde la fecha del accidente y hasta el efectivo
pago”…
“También que: “Los daños cuya reparación se persigue por medio de esta acción judicial
se han producido en forma coetánea con el hecho ilícito motivo de la litis, entonces la
obligación del responsable de volver las cosas a su estado anterior y de indemnizar los
restantes perjuicios sufridos ha nacido a partir del momento en que tuvo lugar el obrar
antijuridico. Si en esta oportunidad nace el deber de reparar los perjuicios como
contrapartida surge el derecho del damnificado a ser indemnizado; y ello es así
independientemente de que el actor hubiere efectuado o no erogaciones previas al dictado
de la sentencia” (Cámara de Apelaciones de Neuquén, Sala I, en autos: “ANDRADA
MARCOS BALTAZAR C/ GONZALEZ OSSA EDGELBER Y OTRO S/D Y P DERIVADOS DEL USO
DE AUTOMOTORES (CON LESION O MUERTE)” (JNQCI5 EXP 505649/2014), sentencia del
29/07/2020.)

JOSE MARIA ITURBURU


Seminario de Daños y Perjuicios
Año 2.020

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