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Resuelto a definir una metodología escrupulosa, el control pasa a ser una de sus
mayores preocupaciones. Al modo que hicimos con Watson, jugando con los
homónimos podemos decir que tanto Burrhus Skinner como Seymour Skinner, en la
serie televisiva Los Simpson, están capturados por el mismo interés. El segundo es el
director de la Escuela Primaria de Springfield, a la que asisten Bart y Lisa Simpson.
Tiene muchos problemas para ejercer el control en su escuela y está en constante batalla
con los pocos recursos de su institución, profesores apáticos y engreídos, y a menudo
estudiantes indisciplinados y poco entusiasmados, como Bart. En este caso el
paralelismo es menos casual que en el anterior, ya que la idea del control tan cara a los
dispositivos disciplinarios modernos, que se fundan en la relación Saber – Poder ,
Foucault, (1976 ) está en el meollo de las aspiraciones y también de las dificultades del
conductismo, que lo llevan -entre otras cosas- a no lograr constituir una teoría unificada
del aprendizaje.
Este planteo que especula sobra el desarrollo de las especies, lo traslada a nivel
de los individuos para explicar los condicionamientos operantes. Dentro de este
encuadre un alumno aprende la resolución de problemas matemáticos, por ejemplo,
comenzando por la utilización de los pasos que había seguido para solucionar otros
problemas similares de menor complejidad. Con cada nuevo acierto se reforzará como
consecuencia el comportamiento. A estas consecuencias las llama reforzadores, y
articulan una asociación respuesta reforzador (RR). La primera diferencia con el
comportamiento reflejo, como en la experiencia del perro de Pavlov, es su condición
voluntaria. El alumno puede ir eligiendo las respuestas, el perro necesariamente saliva
ante el estímulo. En segundo término si cambia el ambiente no logrará dar una repuesta
adecuada y fracasará en la selección natural. A este clásico esquema estímulo –
respuesta lo llama condicionamiento respondiente.
Ajustado a este encuadre, Skinner limita la competencia de la Psicología a las
conductas ambientales, colocando en la caja negra todo lo que sucede al interior del
individuo.
La idea de control conduce a Skinner a su primera pasión, la literatura. En ese
género piensa una suerte de utopía conductista, como trataremos a continuación en una
mínima síntesis y selección de situaciones de la novela que titula Walden 2 (Skinner,
1984).
A lo largo de sus páginas presenta una sociedad organizada de acuerdo a los
principios indicados, que empieza con la visita de Rogers y su amigo el teniente Jamnik
-ambos militares- a un antiguo profesor del primero apellidado Burris. Le cuentan al
académico que con la finalización de la guerra ya no saben qué hacer con sus vidas.
Este descubre en la cordial conversación que mantiene con ellos, que quien fuera su
alumno recuerda más cosas sin importancias que sus enseñanzas. Por su parte Rogers
habla de su desorientación con el abandono de las armas, y su interés de investigar
porque la gente necesita de la guerra y no puede ser feliz viviendo en paz y
colaboración. Burris le contesta que el puede responder esas preguntas y a su interés por
la investigación, pero poniendo en marcha un proyecto que involucre su propia vida.
Así convence a los dos ex - combatientes para iniciar una experiencia en una comunidad
experimental, Walden 2, dirigida por un amigo suyo llamado Frazier.
Allí observan que se trata de una ciudad inusual con estilos distintos de
construcción. Bajo la guía de Frazier hacen una recorrida, en la que primeramente se
encuentran con un rebaño de ovejas limitado simplemente por una soga que lo rodea,
cuya función –explica el director- es cortar el pasto. Además les explica que la
construcción de la comunidad se hizo por etapas, conforme a las necesidades de la
población, y atendiendo a la comodidad de cada uno de los mil habitantes estimativos.
Les señala que los dormitorios, llamados “escalas”, están conectados con los espacios
comunes: comedores, bibliotecas y teatros, para evitar la molestia de salir de los
edificios para realizar las actividades cotidianas. En la caminata contemplan las
magníficas pinturas que atesoran, cuya peculiaridad es tener un atributo que captura la
atención de los observadores. Convidados a tomar el té advierten que las tazas y los
platos tienen el mismo formato cuadrado, y están hechos de un cristal finísimo. Las
primeras se hallan cubiertas por una funda, que permite simultáneamente conservar el
calor de la infusión y ser más cómodas para transportarlas. Por su parte los platos son
profundos y amplios, con un repulgue en cada esquina a la manera de asa para que no se
caiga la comida.
Frazier cuenta que todos los insumos están hechos en la propia comunidad,
como así también dispone de su radio, su literatura, y su arte; en tanto que sus
moradores se relacionan con los otros norteamericanos en salidas muy escasas. De esta
manera los niños conservan el mínimo vínculo con la sociedad como para no sentirse
desplazados, mientras que en la vida diaria los más pequeños se crían en edificios
especiales en los que encuentran fácilmente desde su cama hasta el salón de juegos, y a
partir de los siete años pueden participar del comedor y del círculo de niños mayores.
Los visitantes se hospedan en un sitio al que se llega trasponiendo “la escala”.
Para llegar a él deben hacer un paseo semejante a la cubierta de un trasatlántico,
configurado como un pasillo en cuyas márgenes hay distintas salas para estar.
Avanzando en la estadía, Frazier les muestra el modo de organizar las actividades
cotidianas en ambientes de producción, donde los habitantes trabajan en cadena
logrando el ahorro del trabajo industrial, y comen en el mismo lugar que contempla el
lavado de los platos en cadenas de limpieza independientes (en turnos de dos o tres
personas completan la tarea). En esta organización las amas de casa ganan tiempo y
ahorran trabajo, a partir de un plantel constituido por cocineros, ayudantes de cocina,
sembradores, criadores de animales, entre otros. También los pone al corriente que no
existe moneda, sino créditos de trabajo de cuatro horas diarias, que les permite adquirir
todos los productos y servicios de acuerdo a sus necesidades.
Estás pinceladas de Walden 2 muestran a una sociedad configurada sobre la
premisa de la utilidad, que permite lograr el mayor rendimiento de cada elemento con
las menor inversión de energía. A la inversa, la
guerra muestra su contrario: la destrucción de bienes
inútilmente (comenzando por vidas humanas) que
podrían aprovecharse en beneficio de todos. Esta es
la enseñanza olvidada del profesor Burris (¿Burrhus
Skinner?) que solo podría transmitirse eficazmente
por la vía de una experiencia tan intensa como la
misma guerra. En ella el control ejercido sobre la
experiencia de los alumnos que aprenden, debe ser
solidaria al control intrínseco del propio objeto que
Charles S. Pierce (1839-1914) tienen que conocer. De esa manera cambiarían de
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secuencia en la selección natural, que le permitiría un
destino con mejores probabilidades de supervivencia.
Como fondo del devenir de la psicología norteamericana va creciendo la filosofía
arquitectónica de Charles S. Peirce (1839 - 1914), considerado el padre del pragmatismo
norteamericano. Su máxima dice: para determinar el significado de una idea o concepto
debemos referirnos a todos los efectos prácticos concebibles que el concepto
involucraría. Por esta vía toma fuerza la concepción de mente, arrancando de la
evidencia que los significados no son entidades espirituales sino fenómenos
públicamente observables. A caballo del desarrollo tecnológico en materia de
informática y comunicaciones cobra vigor esta evidencia, dándole plafón al nacimiento
y desarrollo de la Psicología Cognitiva promediando el siglo que pasó. Por su parte
Skinner no abandona la actitud de responderle al dualismo cartesiano, plateándole su
solución en el estudio de la conducta (extensa y observable) sin caer en un objeto
inextenso como la mente. Ella está alojada en la caja negra que la Psicología cognitiva
se propone abrir.
En un homenaje a Skinner tributado por Helberto Antonio Plaza, catedrático
colombiano, recuerda los obstáculos que detecta su maestro para explicar el declive
conductista en la segunda mitad del siglo pasado.
“En uno de sus últimos artículos titulado ¿Qué sucedió con la psicología como ciencia
de la conducta? (…) Skinner intentó explicar por qué el Análisis de Conducta no fue acogido
por la Psicología como su paradigma principal, e identificó tres obstáculos: la psicología
humanista, la psicoterapia y la psicología cognoscitiva. En el fondo la crítica va dirigida a que
el pensamiento occidental aún sigue fuertemente aferrado a creer en la existencia de un
“hombre interior” dentro de cada uno que actúa espontáneamente. Dicha creencia ha
provocado que el Conductismo Radical sea visto como algo absurdo e inaceptable”
Plaza, 2006: 18
Por arco reflejo: “Una rata muerta que está en el camino de una persona, le provoca
náuseas. Cuando se llega a ver una rosa, ésta produce una respuesta agradable. Debemos
añadir que debe ser una rosa fresca ya que si está marchita, producirá una respuesta
diferente”
Kantor – Smith, 1975: 40
3. 2. Cinturón protector
Las características o rasgos más alejados del núcleo central son aspectos que no
siempre están presentes en todas sus versiones. Ponen distancia con el centro duro que
indicamos y Juan Ignacio Pozo las agrupa de esta manera (Pozo, 1997):
3.2.2. Ambientalismo
5. Para concluir
Bibliografía