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Watson: el conductismo
Como notamos, el conductismo se inicia con los trabajos de Pavlov, seguida por el psicólogo
estadounidense Jhon B.Waton y B. F. Skinner, cuyas ideas se parecen a las de Watson, solo que
agregó el concepto de reforzamiento o recompensa, planteando que el individuo aprende en
función de las consecuencias de sus acciones, con ello convirtió al sujeto en agente activo del
proceso de aprendizaje. Sus ideas dominaron la psicología estadounidense hasta ya entrada la
década de 1960.
John Watson, fundador del Conductismo, redirigió en su tiempo la psicología para centrarla en
la observación de los eventos externos. Watson consideraba que, al no poder observarse
directamente, la experiencia consciente no merecía ser objeto de la investigación científica,
por lo que se dedicó al estudio del habla sub vocal como base del pensamiento. Se dedicó al
estudio de los movimientos musculares relacionados con el lenguaje, como el que realiza una
persona cuando trata de responder una pregunta compleja, en la que sus labios van
gesticulando mientras su cerebro intenta dar con la respuesta.
Pero tal vez con quien más promoción y propaganda ha logrado es con el máximo exponente
del conductismo radical, nos referimos a Burrhus Frederick Skinner (1904-1990), quien llevó a
la Psicología experimental, en su investigación sobre el papel del refuerzo, a grado tal de
proponer un programa de verdadera ingeniería social, con la modificación de conducta como
base de la “felicidad humana.”
Por su lado, Carl Rogers desarrolla una psicoterapia centrada en el cliente, a quien,
por ejemplo, considera con muchas más aptitudes para lograr sus propios cambios
y alcanzar su autorrealización, que lo que consideran los psicoanalistas.
Somos producto del aprendizaje a través de biológicas en contacto con el medio que le rodea,
asociaciones entre estímulos. ya sea físico, biológico, cultural e histórico.
Como podemos inferir, Watson centró su atención en la relación estímulo-respuesta y en los
cambios que podía generar en las personas a partir del manejo de ambos.
Según el norteamericano John Broadus Watson (1878-1958), una psicología que pretenda un
estatuto de cientificidad, no puede ser la ciencia de la conciencia ni la introspección. Esto se
debe a que la conciencia como objeto de estudio no es pasible de cuantificación, verificación
empírica, observación ni experimentación.
Sus temáticas centrales de investigación giraron en torno a tres grandes áreas del
comportamiento:
1) Los movimientos voluntarios que forman parte de los hábitos corpóreos explícitos.
3) Los hábitos del lenguaje y el pensamiento entendido éste como: “el con junto de pequeños
movimientos laríngeos” (Sánchez-Barranco Ruiz, 1996,p. 182).
William James, el representante más importante del funcionalismo, y John Dewey, al hacer
énfasis en la relación de la mente con el ambiente abrieron el ámbito de la psicología al
estudio de la conducta externa. Negaron la conciencia y la introspección, logrando una
orientación más moderna que dio paso al conductismo, aunque se excedieron en el
reduccionismo.
Cognoscitivismo: La psicología cognoscitivista abarca todos los estudios actuales que están
dedicados a explicar los procesos psicológicos que conducen al conocimiento y al
procesamiento de la información. Los procesos cognoscitivos son las actividades psicológicas
que nos permiten adquirir conocimiento: percepción, aprendizaje, pensamiento, atención,
memoria, lenguaje, etc. Esta aproximación se deriva del conductismo y algunos autores le
llaman neoconductismo o conductismo moderno.
El conductismo del modelo E-R enfatiza la existencia de conexiones sencillas y directas entre
los estímulos y las respuestas. Sin embargo, para los cognoscitivistas parece obvio que entre el
estímulo y la respuesta está el organismo (O), que es el que responde para que el estímulo que
llega a la persona (E) sea recibido, codificado, analizado y comparado contra la información ya
existente; además, es almacenado y transformado antes de salir como respuesta (R). Su
modelo es E-O-R, de manera que lo que sucede en el organismo no puede ser directamente
observado, sino inferido de las relaciones que se observan entre estímulos y respuestas. Al
respecto, la psicología es como cualquier otra ciencia, entiende y explica los fenómenos que
observa en forma directa, y construye “modelos” de las estructuras y procesos no observables,
que adquieren sentido a partir de las observaciones. El objetivo es reunir las observaciones
que parecen exigir una interpretación según un modelo específico de procesos cognoscitivos.
Utiliza el método científico y realiza experimentación siempre con la idea de que lo importante
son los procesos psicológicos que se realizan en el organismo, y la manera en que se maneja la
información en el sistema.
Humanismo: Esta rama de la psicología incluye el estudio del ser humano en sus experiencias
más características, como el sentido de la vida, el papel del amor, odio, humor,
responsabilidad, temor, esperanza, etc., su meta es propiciar la autorrealización y bien estar
del ser humano en todas sus actividades a través del aprendizaje, de la realización y
optimización de su potencial.
Con una aproximación más filosófica, los psicólogos como Carl Rogers y Abraham Maslow
consideran que el conductismo estudia la conducta del ser humano, y el psicoanálisis a los
perturbados, pero poco a los sanos. En capítulos posteriores se analizará la teoría motivacional
de Maslow.
En la actualidad, las corrientes o escuelas que permanecen vigentes y con gran número de
seguidores son el conductismo, el cognoscitivismo, la gestalt, el psicoanálisis y el humanismo.
El conductismo estudia la conducta o las reacciones observables a través del método científico
y con un modelo E-R. Su iniciador fue Watson y su representante más importante Skinner.
EL CONDUCTISMO: John B. Watson - B. F. Skinner: El conductismo se originó con la obra de
John B. Watson, un psicólogo americano. Watson afirmaba que la psicología no estaba
interesada con la mente o con la conciencia humana, en lugar de ello la psicología estaría
interesada solamente en nuestra conducta. De esta manera los hombres podrían ser
estudiados objetivamente, como las ratas y los monos. La obra de Watson se basaba en los
experimentos de Iván Pavlov, quien había estudiado las respuestas de los animales al
condicionamiento. En el experimento mejor conocido de Pavlov hacía sonar una campana
mientras alimentaba a varios perros. Hacía esto durante varias comidas. Cada vez que los
perros escuchaban la campana sabían que se acercaba una comida y comenzarían a salivar,
luego Pavlov había sonar la campana sin traer comida, pero los perros todavía salivaban.
Habían sido “condicionados” a salivar cada vez que escuchaban el sonido de la campana.
Pavlov creía, como Watson iba después a enfatizar, que los seres humanos reaccionan al
estímulo de la misma manera.
Hoy el conductismo es asociado con el nombre de B.F. Skinner, quien edificó su reputación al
comprobar las teorías de Watson en el laboratorio. Los estudios de Skinner le llevaron a
rechazar el énfasis casi exclusivo de Watson sobre los reflejos y el condicionamiento. Él
argumentaba que las personas responden a su ambiente, pero también operan sobre el
ambiente para producir ciertas consecuencias. Skinner desarrolló la teoría del
“condicionamiento operante,” la idea de que nos comportamos de la manera que lo hacemos
porque este tipo de conducta ha tenido ciertas consecuencias en el pasado. Por ejemplo, si tu
novia te da un beso cuando tú le das flores, probablemente le vas a dar flores cuando quieras
un beso. Estarás actuando con la expectativa de una cierta recompensa. Sin embargo, al igual
que Watson, Skinner negaba que la mente o los sentimientos jugaran algún rol en, determinar
la conducta. En lugar de ello, nuestra experiencia o nuestros reforzamientos determinan
nuestra conducta. El conductismo se originó en el campo de la psicología, pero ha tenido una
influencia mucho más amplia.
El hombre no tiene alma y no tiene mente, solo un cerebro que responde al estímulo externo.
2. El conductismo enseña que el hombre no es nada más que una máquina que responde al
condicionamiento. Un escritor ha resumido el conductismo de esta manera: “El principio
central del conductismo es que todos los pensamientos. (Demar, 1998).
Watson, pensaba que no vale solo lo que la gente piensa o por qué piensa: para conocer
realmente la conducta de una persona, sólo importan los comportamientos observables, los
que se ven. Skinner observa la investigación previa de Watson en la que, ante un estímulo, la
respuesta recibida sería suficiente para saber que conducta tiene o tendría el sujeto; así se
vería como es realmente. Sin embargo, Skinner añadió que, si premias una respuesta positiva
ante un determinado estímulo, la respuesta se repetirá ante dicho estímulo.
- Negaban que las personas tuvieran procesos cognitivos sin que existiera un estímulo.
Modelo Humanista: Se pone en evidencia a principios de los años cincuenta, defiende que las
personas tienen control sobre sus vidas y que intentan alcanzar su máxima potencialidad
posible. Critican a los conductistas porque estudian mucho la conducta y poco en las personas;
en cambio ellos hablan del amor, del odio, del temor, la esperanza, la alegría, etc., que son
aspectos únicos de cada persona, muy importantes en la vida humana y que son difíciles de
manipular.
Reflexología
El pensamiento, por ejemplo, depender ía de actividades de la musculatura que rige el habla,
de modo que también los procesos superiores de la vida intelectual y aun la volitiva, son
explicados en la reflexología de Béjterev por un mismo principio objetivo.
La reflexología
Vladimir N. Béjterev (1857-1927) fue el creador del término reflexología y junto con Iván Pavlov
fueron los inauguradores de esta escuela cuyo sello lleva la marca de una pronunciada
orientación fisiologista. Pavlov centró sus investigaciones en el campo de los reflejos
condicionados consistentes en “un enlace temporario entre el factor del ambiente y una
actividad del organismo, a diferencia de los reflejos simples o incondicionados, enlaces per
manentes entre un excitante preciso y una acción del organismo” (Kogan, 1981, p. 373)