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contemporánea
Edward Lee Thorndike
Psicólogo y pedagogo estadounidense, uno de los pioneros de la psicología del aprendizaje.
Estudió en la Universidad Wesleyan, donde se licenció en 1895; después completó su formación en
Harvard y Columbia, y en esta última institución obtuvo el doctorado en 1898 bajo la dirección de
James McKeen Cattell.
Edward Thorndike investigó asimismo sobre las diferencias individuales e ideó diferentes
tipos de tests para medir la capacidad intelectual y las aptitudes.
John B. Watson
Estudió en la Universidad de Chicago y se graduó en 1903. Escribió muchos artículos
científicos. En “Educación animal: un estudio experimental sobre el desarrollo psíquico de una rata
blanca, en correlación con el crecimiento de su sistema nervioso”, describe la relación entre la
mielinización del cerebro y la capacidad de aprendizaje en los roedores.
Watson trabajó en la Universidad John Hopkins durante 14 años, y allí realizó una gran
cantidad de experimentos sobre el aprendizaje de las aves. En 1920 dejó su empleo en la
Universidad por culpa de unos rumores acerca de una relación sentimental con su asistente Rosalie
Reyner, con quien realizó su famoso experimento con “el pequeño Albert". Entonces pasó a trabajar
como psicólogo en la empresa Thompson, y se interesó por el campo de la publicidad.
Como profesor de Psicología en la Universidad John Hopkins (Estados Unidos) entre 1908
y 1920, Watson fue considerado una de las figuras más influyentes y decisivas del siglo pasado.
Aunque su carrera como académico fue corta, su legado ha sido muy debatido durante casi un siglo.
Watson ayudó a definir el estudio del comportamiento y la psicología como ciencia, y enfatizó en la
importancia del aprendizaje y la influencia del contexto en el desarrollo de los seres humanos.
El objetivo del conductismo es hacer de la psicología una ciencia natural, y por tanto, debe
tener unos métodos que permitan observar, medir y predecir variables. John B. Watson siempre será
recordado como la persona que acuñó y popularizó el conductismo gracias a sus publicaciones y sus
investigaciones.
John Watson se inspiró en las investigaciones del psicólogo ruso Ivan Pavlov, pero, además,
pensó que el condicionamiento clásico también explicaba el aprendizaje en los humanos. Watson
tenía claro que que las emociones también se aprendían mediante la asociación condicionada, por lo
que las diferencias en el comportamiento entre humanos eran causa de las distintas experiencias que
cada uno vivía.
Burrhus Frederic Skinner
Obtuvo el doctorado en psicología por la Universidad de Harvard en 1931, y continuó
sus investigaciones en la misma universidad como asistente de laboratorio de biología con el
profesor Crozier; en 1936 empezó a trabajar como profesor en la Universidad de Minnesota,
donde permaneció nueve años.
En 1938 Skinner publicó su primer libro, Las conductas de los organismos, y tras un breve
período en la Universidad de Indiana, se estableció en Harvard (1948). Influido por la teoría de los
reflejos condicionados de Pavlov y por el conductismo de John B. Watson, Skinner creyó que era
posible explicar la conducta de los individuos como un conjunto de respuestas fisiológicas
condicionadas por el entorno, y se entregó al estudio de las posibilidades que ofrecía el control
científico de la conducta mediante técnicas de refuerzo (premio de la conducta deseada),
necesariamente sobre animales.
Entre los experimentos más célebres de Skinner cabe citar el adiestramiento de unas
palomas para jugar al pimpón, la llamada caja de Skinner, todavía hoy utilizada para el
condicionamiento de animales, o el diseño de un entorno artificial específicamente pensado para los
primeros años de vida de las personas.
Su conductismo radical levantó abundante polémica en su país, y alcanzó una fama notable
con la publicación de la novela Walden 2 (1948), en la que especulaba sobre una sociedad futura
totalmente programada con técnicas de ingeniería de la conducta.
En su ensayo Más allá de la libertad y la dignidad (1971), Skinner defendió que tales
conceptos resultaban en último término perniciosos para la sociedad, y que la única manera de
alcanzar una convivencia óptima pasa necesariamente por aplicar unas técnicas adecuadas en el
diseño de la conducta de sus miembros.
Referencias