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A) LA INTERPRETACIÓN LITERAL
Primacía del tenor literal sobre otras reglas hermenéuticas regulación contradictoria
del valor que deba tener el tenor literal a la hora de interpretar el contrato: por un lado,
los términos del contrato tienen un valor prevalente sobre otros criterios interpretativos
a la hora de averiguar la voluntad común de las partes, no se podrá tergiversar con
interpretaciones arbitrarias el sentido recto, propio y usual de las palabras dichas o
escritas, ni restringir los efectos que naturalmente se deriven del modo con que los
contratantes hubieren explicado su voluntad y contraído sus obligaciones. Por otro, se
dispone que los términos contractuales no prevalecerán sobre la intención común de
las pates que resulte de la aplicación de otros criterios interpretativos. El tenor literal es
el punto de partida de la interpretación y que el mismo expresa la intención común de
las partes, salvo que sea otra la intención que resulte de la aplicación de las demás
reglas hermenéuticas y, cuando sea así, prevalecerá la intención evidente de las
partes, aunque sea contraria al tenor literal.
El límite del tenor literal en la interpretación de contratos sujetos a forma escrita
sustancial el tenor literal debe ser completado con los demás criterios
interpretativos. Existen dos límites en la interpretación de contratos con forma
solemne: a) los términos escritos no pueden ser sustituidos por cláusulas que no
tengan soporte escrito; b) el resultado interpretativo que se alcance ha de encontrar
algún soporte o apoyo en los términos formalmente contenidos en el documento
escrito.
Actos anteriores, coetáneos y posteriores a las partes la conducta de las partes
también es importante una vez que el contrato ha sido perfeccionado, en el momento
de averiguar la intención de los contratantes. Se tendrán en cuenta los actos de las
partes, sean anteriores, coetáneos y/o posteriores. No han de ser necesariamente
actos realizados conjuntamente por ambas partes, pues también los actos unilaterales,
incluso discrepantes, pueden ser útiles a la hora de fijar cual es la intención común. La
regla comprende cualquier clase de acto. Se comprenden también los acuerdos de
fijación o novatorios sobre el alcance de las cláusulas, que se impondrán como
contrato inicial si el pacto tiene eficacia retroactiva, todo ello sin perjuicio de los
derechos adquiridos por terceros, frente a quienes habrá de probarse la interpretación
correcta del contrato inicial, sin que les sea oponible la interpretación acordada como
interpretación auténtica.