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Para describir los diagnósticos psicológicos podemos decir que, a grandes rasgos,
existen dos tipos de diagnóstico psicológico: el diagnóstico psicológico sintomático
y el diagnóstico psicológico estructural.
Ahora bien, es frecuente que las palabras técnicas que utilizan los psicólogos para
hablar de estructuras de personalidad sean reíficadas y transformadas en etiquetas
reduccionistas. Por esta razón, los psicólogos tienden a no utilizarlos con los
pacientes porque suelen limitar la libertad de los pacientes para pensar sobre sí
mismos y crearse su propia idea de lo que les sucede.
Es más importante que un paciente pueda crear una imagen matizada, íntima y
profunda de lo que le ocurre a que sepa que aquello de lo que sufre se suele llamar
“X”. Por lo tanto, en el momento de la indicación terapéutica, el psicólogo usará un
lenguaje llano y comprensible para decirle al paciente qué cree que le pasa y cómo
ayudarle.
El trabajo
La tarea del psicoanalista, entonces, es precisamente ayudar al paciente a
desarrollar una actitud de curiosidad abierta hacia lo que surge en él/ella ––lo que,
a fin de cuentas, es la base de la actitud científica –– e intentar comprender sus
producciones, sean las que sea, sin tener demasiado miedo, en el terreno seguro del
marco terapéutico. El desarrollo de esa curiosidad en el paciente está íntimamente
ligado a tres capacidades del analista: a) su paciencia, no se puede comprender
todo inmediatamente; b) su no-juicio sobre lo que el paciente enuncia, lo que
disminuye las barreras morales; y c) su capacidad de dar sentido a lo que parece no
tenerlo.
Este tercer punto es esencial ya que, para que una persona esté dispuesta a estar
curiosa respecto a algo perturbador en ella misma, debe sentir que eso no es un
vano ejercicio doloroso, sino que le aportará algo útil emocionalmente. Uno está
dispuesto a entrar en las marismas sólo si cree que allí se encuentra algo valioso.
Finalmente, el psicoanalista debe poder demostrarle al paciente que los beneficios
de la curiosidad, incluso a precio de una cierta incomodidad, sobrepasan de la lejos
la seguridad de la ignorancia.
Acordémonos que los inmensos progresos que el ser humano ha hecho en el campo
de las ciencias de deben a la persistente curiosidad de investigadores que querían
comprender y que, poco a poco, avanzando y retrocediendo, han desvelado los
misterios del mundo, mejorando así nuestra salud y calidad de vida. Tales son los
caminos del psicoanálisis.