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La meta relevante de todo psicólogo consiste en resolver la sintomatología a la

que se refiere el paciente, así como capacitarlo con el aprendizaje de estrategias


que le permitan solucionar o aliviar sus problemas actuales y de habilidades que
en un futuro le faciliten un afrontamiento más adecuado de posibles situaciones
difíciles.

Su intervención se centra en el diagnóstico y tratamiento de los conflictos y


tensiones de la personalidad: Estados depresivos y de ansiedad generalizada,
estrés, miedos, obsesiones y fobias; dificultades en las relaciones sociales, timidez
e inseguridad. Además de un gran número de quejas psicosomáticas tales como
dolor de cabeza, insomnio, problemas neuromusculares, gastrointestinales y una
larga relación de síntomas vagos y poco definidos que crean disforia y
menoscaban la satisfacción personal del paciente.

El psicólogo en el diagnostico trata de determinar, analizar y de evitar la


disociación o contradicción entre los aspectos cognitivos, somáticos y emocionales
que está provocando la aparición de los síntomas y el malestar físico y psicológico
en la mayoría de los pacientes que solicitan tratamiento.

Una vez realizado el estudio objetivo, riguroso y global del problema existente,
intenta resolverlo capacitando al paciente a través del aprendizaje de técnicas que
le facilitarán un conocimiento integrado de sí mismo y le permitirán tomar
decisiones, actuar e interpretar con mayor seguridad esas situaciones que le
generaban tensión, tristeza o ansiedad.

En este orden de ideas, es muy frecuente que, el diagnóstico psicológico sea


confundido con el diagnóstico médico de una afección orgánica, así que vamos a
empezar diferenciándolos para tener una visión más clara del campo. 

Un diagnóstico médico de una afección orgánica, en la gran mayoría de los cosas,


se refiere a una condición que se puede observar directamente con instrumentos
especializados: se puede detectar el agente patógeno de una infección; se puede
observar la proliferación descontrolada de células; se puede ver la obstrucción de
un vaso sanguíneo por un trombo; se puede examinar directamente la fibrosis de
un hígado enfermo. Es por esta razón que es adecuado que se diga que “se tiene”
una gripe, un cáncer, un infarto o una cirrosis. 

Habida cuenta, el diagnóstico psicológico, se refiere a síntomas o funcionamientos


mentales: emocionales que no tienen una base orgánica observable, se infieren
por los comportamientos del paciente o por lo que dice que le está pasando. A
pesar de los progresos en las neurociencias, estamos todavía a años luz de
comprender la complejidad del cerebro lo suficientemente como para poder decir,
con una exactitud comparable a la del diagnóstico médico orgánico, qué estructura
cerebral da lugar a un comportamiento mental-emocional específico en ese
momento. 

Tipos de diagnóstico psicológico

Para describir los diagnósticos psicológicos podemos decir que, a grandes rasgos,
existen dos tipos de diagnóstico psicológico: el diagnóstico psicológico sintomático
y el diagnóstico psicológico estructural. 

El diagnóstico psicológico sintomático

El diagnóstico psicológico sintomático consiste en agrupar un cierto número de


síntomas, lo que se llama un síndrome, en función de la frecuencia, duración y
etiología de su aparición, y darle un nombre para que pueda ser fácilmente
reconocido. Esto es útil porque es frecuente que ciertos grupos de síntomas
aparezcan juntos y formen cuadros clínicos familiares para los profesionales de la
salud mental. Nos ayuda a comunicar rápidamente cuál es el sufrimiento
manifiesto del paciente a otros profesionales.  

Sin embargo, esta forma de diagnóstico no nos dice gran cosa sobre la persona
que sufre de estos síntomas: no nos ayuda a tener una idea de qué tipo de
persona es, ni qué personalidad tiene, ni cuáles son sus maneras habituales de
sentir, pensar y comportarse. Es una forma de diagnóstico descriptiva pero poco
profunda dado que síntomas parecidos pueden ser producidas por personas muy
diferentes y tener causas diferentes. 
El diagnóstico psicológico estructural

El diagnóstico psicológico estructural consiste en intentar descubrir cuál es la


estructura de personalidad del paciente, siempre sujeta a revisión en función de
nuevos datos, para comprenderle como una persona completa y compleja. La
estructura de personalidad consiste en qué tipo de vínculos establece esa persona
con los otros, cuál es la cualidad y la intensidad de sus pulsiones y afectos, qué
mecanismos de defensa y de adaptación utiliza, qué auto-imagen tiene, de qué
tipo de síntomas sufre, y cómo ha llegado hasta allí.  

El objetivo es poder hacerse una idea tridimensional del individuo y procurar


entender cómo funciona concretamente esa persona. Nos permite tener una idea
más clara de qué tipo de tratamiento puede serle beneficioso y cómo enfrentarlo.
En esta línea del pensamiento, es importante recordar que un diagnóstico
psicológico estructural es siempre aproximativo y nunca enteramente
perteneciente a una categoría concreta; el funcionamiento mental es complejo y
puede cambiar a lo largo de la vida o como consecuencia de un tratamiento
psicológico. 

Las primeras entrevistas

Durante las primeras entrevistas un psicólogo intentará llegar a un diagnóstico


estructural aproximativo para poder entender qué le sucede al paciente y poder
indicarle el tratamiento más adecuado para su situación.  

Es frecuente que las palabras técnicas que utilizan los psicólogos para hablar de
estructuras de personalidad sean transformadas en etiquetas reduccionistas. Por
esta razón, los psicólogos tienden a no utilizarlos con los pacientes porque suelen
limitar la libertad para pensar sobre sí mismos y crearse su propia idea de lo que
les sucede.  

Es más importante que un paciente pueda crear una imagen matizada, íntima y
profunda de lo que le ocurre a que sepa que aquello de lo que sufre se suele
llamar “X”. Por tanto, en el momento de la indicación terapéutica, el psicólogo
usará un lenguaje llano y comprensible para decirle al paciente qué cree que le
pasa y cómo ayudarle. 

¿Por qué es importante el diagnóstico?

1. Porque si no hubiera habido un diagnóstico, no se podría haber


administrado un tratamiento efectivo para aquello que aqueja al paciente.

2. Además, si se hubiera diagnosticado, pero sin usar instrumentos de


evaluación, llegando aun así a un diagnóstico aproximado pero sin conocer
el origen de la faringitis (viral o bacteriana), habrían altas probabilidades de
que el tratamiento prescrito no fuera el adecuado para ese paciente. Esto
podría significar un mayor costo y menos beneficio para el paciente.

3. Siguiendo con el ejemplo del médico, éste deberá hacer un análisis


ambiental para descartar recaídas, tomar en cuenta otras variables,
prevenir el contagio y promover conductas o hábitos saludables para que el
paciente no vuelva a contraer la enfermedad.

En el ámbito clínico sucede lo mismo, el terapeuta, psicólogo o psiquiatra con


especialización psicoterapéutica clínica, debe estar capacitado, actualizado y
administrar los tratamientos más eficaces, otorgándole al paciente las opciones de
tratamiento que han mostrado eficacia para lo que padece. Entonces el
diagnóstico no solo serviría para administrar el tratamiento adecuado sino que
también ser una herramienta para:

Utilizar un lenguaje común y comprensible dentro de la comunidad científica.

Permitir criterios específicos para efectuar investigaciones.

Favorecer un trabajo más fluido en equipos interdisciplinarios.

Para investigar, por ejemplo, se necesita partir de grupos realizando diagnóstico,


como menciona Marsha Linehan (2007), quien decidió enfocarse en el trastorno
límite de personalidad, y crear la Terapia dialectico conductual o DBT: “Puesto que
desde el National Institute of Mental Health (NIMH) era improbable investigar un
problema sin que se correspondiera con un trastorno identificable, tenía que
centrarse en un trastorno y no sólo en la conducta.

Por supuesto que el diagnóstico no es la persona, ni la persona el diagnóstico. El


diagnóstico hace mención a agrupaciones de síntomas que permiten realizar un
consenso y mejorar la comunicación entre profesionales, por eso en psicoterapias
basadas en la evidencia se utiliza la conceptualización de caso, la cual además de
la historia resumida del paciente, sus datos, eventos, vulnerabilidad,
desencadenantes, activantes, conductas de mantenimiento, contexto familiar,
laboral, académico, entre otros, incluye el diagnóstico clínico, los instrumentos
psicométricos utilizados, si es que cumple criterios, se observa cómo los síntomas
se manifiestan en ese paciente, tanto sus conductas como sus procesos
cognitivos disfuncionales, a partir de psicometría y entrevistas

Al paciente hay que informarle del diagnóstico y de los tratamientos más


adecuados para su problemática, obviamente previo consentimiento informado,
que debe estar en los tratamientos tanto psicológicos como médicos.

Aunque el tratamiento sea transdiagnóstico, es decir, con una linealidad en las


categorías diagnósticas de los manuales, no quiere decir que no pueda haber
diagnóstico, el mismo puede estar, pero difiere el modo de conceptualizarlo y el
abordaje. Hoy en día se está acumulando más evidencia para este tipo de
abordajes que todavía no cuentan con la misma cantidad de estudios que los
tratamientos específicos categoriales, pero desde un punto dimensional se
investigan los procesos en común que tienen los distintos trastornos y se aborda
desde allí, siempre es aconsejable que sea bajo supervisión, revisión de síntomas,
de objetivos.

Así las cosas, en la práctica clínica, es muy importante la utilización del


diagnóstico, por todo lo anteriormente mencionado y por la tranquilidad y
comprensión que genera en el paciente acerca de sus conductas desadaptativas,
disfuncionales, y/o cogniciones desadaptativas también. Trazar un mapa con el
paciente, compartir la conceptualización, mostrarle los diagramas, realizar análisis
de su conducta, antecedentes, consecuentes, le permite al paciente ser más
activo en su proceso terapéutico y colaborar activamente comprendiendo también
de qué forma mantiene sus síntomas, por ejemplo, y ser un colaborador en su
terapia, y no una persona pasiva que escucha supuestos significados de sus
problemas o síntomas, con los cuales obtiene la promesa eterna de ser curado.

Para que los cambios se generalicen a la vida cotidiana del paciente y se


mantengan en el tiempo los psicólogos proponemos tareas que las personas
deberán llevar acabo fuera de consulta.

¿En qué consiste en proceso de terapia?

Aunque no todos los psicólogos trabajan exactamente de la misma manera, sí


existen una serie de fases que cualquier proceso terapéutico debería de seguir.

Fase de evaluación: En esta fase el paciente nos cuenta su problema y nos habla
acerca de diferentes ámbitos de su vida (familia, ocio, pareja, entre otros).Esta
fase es necesaria para aclarar el motivo de consulta y para conocer como es la
situación vital de la persona que tenemos delante.

Análisis y objetivos: Una vez terminada la fase de evaluación le explicamos a la


persona qué es lo que ha originado su problema y cuáles son los factores que lo
están manteniendo.

Igualmente se establecen cuáles son los objetivos que quiere lograr viniendo a
terapia y se acuerda qué pasos se van a ir dando para lograrlos.

Tratamiento: En esta fase se dota al paciente de recursos y estrategias para ir


acercándose progresivamente a los objetivos propuestos.

Muchas de estas técnicas se aplican en sesión y otras las tiene que aplicar el
paciente en el contexto natural, por lo que en esta fase es muy importante una
participación activa de la persona en el proceso terapéutico para que los avances
sean lo más rápidos y lo más estables posible.
En conclusión, realizar un diagnóstico utilizando las herramientas adecuadas nos
permite hacerlo de manera certera y ofrecerle al paciente un tratamiento eficaz
que alivie sus síntomas y mejore su calidad de vida. Pero además favorece el
trabajo interdisciplinario, la comunicación entre profesionales y el avance de la
ciencia psicológica.

La búsqueda de la estabilidad emocional así como el recuperar el equilibrio


psicológico, son metas que la gran mayoría de las personas perseguimos a lo
largo de nuestra vida. El psicólogo no solo buscará resolver los conflictos actuales
de los pacientes, sino que además con el aprendizaje de las herramientas
ofrecidas conseguirá que el paciente sea capaz de afrontar las distintas
situaciones que se presenten a lo largo de su vida. No solo hablamos de terapia
psicológica para adultos o parejas, sino también para psicología infantil, aunque
los procedimientos puedan variar de unos a otros.

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