Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Si eres papá o mamá y te preocupa cómo manejar la ansiedad y angustia de tus niños
durante esta Pandemia, te dejamos esta pauta elaborada por nuestra psicóloga María
Jesús Berguecio para que puedas conversar con ellos:
Habla de tus emociones. Ejemplo: “Me he sentido nervioso con la cuarentena
en casa…”
Promueve un lenguaje de emociones haciendo preguntas que NO sugieran
una respuesta: ¿Cómo crees que se sintió la mamá cuando…? En la película ¿Qué
sentiste en la escena cuando…? ¿Qué has sentido respecto al tema del Coronavirus?
Date el espacio para tranquilizarte para luego responder a las necesidades
emocionales de los niños: no les transmitas tus miedos ni angustias.
No le bajes el perfil a la emoción que siente el niño.
No juzgues la emoción del niño.
Ofrece contención física.
Ofrece contención emocional: atención, escucha y disponibilidad para
conversar sobre lo que le ocurre.
Valida su emoción: “entiendo que te sientas así”.
Ofrece actividades alternativas que permitan manejar la emoción: lavarse la
cara, tomar agua, realizar alguna manualidad, gritar en un cojín, rayar fuertemente un
papel, etc.
Permite el juego libre: los niños expresan sus emociones y reordenan sus
experiencias a través del juego.
No prometas que lo que teme el niño no pasará, sino que anímalo a creer y
tener la confianza de que se superará.
En lo posible, crea un plan de acción frente a la incertidumbre que tiene el niño.
El encierro, el cambio en sus rutinas escolares, la falta de ejercicio físico, exceso de pantallas,
percepción de la preocupación de los padres por la situación actual de pandemia, están
generando cada vez mayores niveles de ansiedad y estrés infantil.
En este sentido, el especialista detalla algunas recomendaciones generales que pueden ser
efectivas para calmar y dar tranquilidad a los menores:
En la misma línea, complementa que “los niños se preocupan más si les ocultamos
información, si nos ven angustiados, pero no saben qué pasa. Primero hay que preguntar qué
saben respecto de lo que está pasando, cuáles son sus temores o dudas y luego ser lo más
directos posibles, usar palabras reconfortantes y sobre todo ser honestos con ellos. No tener
temor a decir no sé. También hay que trabajar el que puedan tolerar la incertidumbre, ya
que ello podría reducir la ansiedad y favorecer el desarrollo de la resiliencia”.
Educación a distancia
En general, a los niños ya les cuesta concentrarse presencialmente en sus clases en el
colegio, por lo que, sin duda, la modalidad de enseñanza online ha representado un desafío,
tanto para profesores, padres y los alumnos.
Ante esto, el psicólogo enfatiza en que es importante lograr establecer rutinas claras en torno
a lo escolar, de manera de lograr mayor focalización en las tareas académicas. Se deben, por
ejemplo, respetar sus tiempos, favoreciendo que no haya ruidos o distractores que no le
permitan cumplir de manera adecuada con sus obligaciones.
“Sin embargo, también es muy importante comprender que en estos momentos la prioridad
es la salud mental, y hay que evitar que nuestros hijos se sobreexijan con las
responsabilidades escolares y presenten riesgo de presentar cuadros anímicos más severos”,
recomienda.
“Se está viendo cada vez más saturados a los padres que están trabajando desde la casa ya
que son demasiadas las funciones que deben desempañar. En ese sentido es clave que como
adultos aprendamos a separar los espacios (trabajo versus casa), ya que, de lo contrario, los
niveles de estrés familiar se harán crónicos y eso puede repercutir en problemas de salud
mental en los adultos y en los niños”, advierte Tomás Miño.
Para ayudar a esta situación, comenta que es clave la organización familiar: que se puedan
dividir las tareas de la casa, que cada uno tenga obligaciones y que no todo recaiga en los
adultos.
“Si como adultos nos sentimos saturados, estamos más irritables, depresivos, angustiados y
estresados, debemos pedir ayuda profesional, ya que, para poder focalizarnos en nuestras
tareas de papás, primero debemos estar bien nosotros”, concluye.
Estos consejos ayudarán a tus hijos a manejar ahora y en tiempos futuros el estrés. Recuerda
que la exposición a este problema durante largos períodos puede tener un impacto negativo en
tu salud y la de tus hijos. Si lo consideras necesario, puedes encontrar apoyo adicional con
nuestros psicólogos.
Dos profesionales del área de la salud mental infantil del hospital de Coquimbo nos explican
que estos tiempos es fundamental crearles rutinas para disminuir el impacto de la segregación
La contingencia sanitaria que está viviendo nuestro país, producto del COVID-19, ha afectado
a todos, pero principalmente a los más pequeños de la casa, quienes no sólo deben lidiar con
un escenario desconocido, sino que también con una nueva modalidad de estudio.
Estos les ha provocado incertidumbre, ansiedad, angustia y en ocasiones miedo. Por ello, es
importante en estos días, mantener la calma frente a los niños y otorgarles apoyo y
contención. Loreto Vilches, jefa de la unidad de neurología infantil del hospital San Pablo
aconseja “preguntarles a los pequeños que sienten, si tienen rabia, miedo o angustia. Todos
los niños canalizan las emociones de diferentes formas. Lo más importante es reconocer que
no estamos en un periodo normal, porque esto está lejos de ser la vida normal que lleva un
niño. En este periodo lo fundamental es crearles rutinas, que le permitan ambientarse al nuevo
escenario, independiente de que estén en las casas”.
Junto con ello señala que es esencial que las mamás no se sientan angustiadas, porque esa
ansiedad se la pueden transmitir a los niños. “Independiente de que los profesores estén
enviando muchas tareas, deben entender ellas no son profesoras, por lo tanto, no tienen por
qué tener las habilidades y capacidades de un profesor. Debemos aprovechar este tiempo
para compartir con ellos más que solo ver cosas académicas”.
Esta mirada es compartida por la psiquiatra Emilia Monsalve, jefa del área de salud mental
infantil del hospital de Coquimbo. Ella plantea que estar en cuarentena tiene un impacto
psicológico negativo para los niños y adolescentes, porque “la separación de los seres
queridos, la pérdida de libertad de poder salir, la incertidumbre sobre lo que va a pasar,
genera síntomas psicológicos. A todos estos factores más encima se le suma la exigencia
escolar”.
La especialista señala que cuando los niños se colocan ansiosos están más nerviosos,
irritables, miedosos, llorones, son menos tolerante a la frustración. Inclusive, algunos expresan
síntomas a través del cuerpo aumentan los dolores musculares, de guatita y de cabeza. Por
ello es importante “otorgar espacios de ventilación emocional, donde puedan decir y expresar
lo que sienten. Además de promover espacios de interacción social. Aquí la tecnología nos
puede ayudar. La idea es que los pequeños visiten virtualmente a sus amigos, familiares y
abuelos, porque eso evitará la sensación de aislamiento”.
Desde esa perspectiva, se puede guiar a los niños para que fijen su
atención en que “si algo está resultando una novedad, producto del
encierro, es el regalo del tiempo y la presencia. Si lo vemos por el lado
positivo, la oportunidad es doble: podemos hacer cosas que siempre
quisimos y nunca encontramos el momento para realizar. Por otro lado,
también es tiempo para no hacer; aprender a estar sin actividad ni plan
prefijado”, explica Tristana Suárez, psicóloga y terapeuta Gestalt. Suárez
apunta varias oportunidades para ver la cara pedagógica de la situación
impuesta por el coronavirus:
Conviene explicar a nuestros hijos por qué aplaudimos todos los días a las 20.00 horas de la tarde, para
hacerles partícipes de lo importante que es mostrar nuestro apoyo a las personas que trabajan en los
hospitales en estos tiempos difíciles. Y que experimenten de primera mano la empatía que genera el
encontrarse en las ventanas con los vecinos durante este encierro.
Es el momento de ayudar a nuestros hijos a que pongan su atención en las iniciativas solidarias que están
surgiendo a pesar de la emergencia sanitaria que se vive. Como es el caso de profesionales y empresas
que ofrecen sus servicios de forma altruista, o las cartas de desconocidos que llegan a los pacientes
hospitalizados por coronavirus para ofrecerles su ánimo. O el apoyo de los adolescentes que se ofrecen
como voluntarios para hacer la compra y los recados a los vecinos de más edad.
La motivación es la principal y prácticamente la única herramienta para reducir esas cifras, sin
embargo, el confinamiento no lo está poniendo fácil. “Los niños no se encuentran en una situación
de aprendizaje ideal u óptima”, afirma Amalia Gordóvil, profesora colaboradora de los Estudios de
Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, quien recuerda que el estado emocional influye
miedo, la tristeza o la rabia están presentes en la vida de muchas personas, señala la doctora en
psicología.
Así lo afirma el estudio publicado hace solo unas semanas en ‘The Journal of Pediatrics’, en el
que se concluía que los tres síntomas que los niños sufrieron más durante el confinamiento en
Pero además del estado emocional, hay otros obstáculos que dificultan poder montar el
colegio en casa. Gordóvil recuerda que el estudio virtual requiere planificación y autodisciplina,
y no todos los niños, ni los niños de todas las edades, pueden poner en marcha estas
habilidades al mismo ritmo. Y eso sin contar con que en casa aumentan las distracciones,
Según los expertos, salvar todos esos obstáculos es complicado, pero resulta factible
Durante el periodo escolar, muchos niños van a la escuela por la mañana y parte de la tarde,
hacen actividades físicas y extraescolares, socializan y juegan con los compañeros y, cuando
llegan a casa, hacen las tareas escolares. Adriana Ornellas, profesora de los Estudios de
Según la profesora de la UOC, es recomendable priorizar las mañanas, cuando los niños
están más activos y dispuestos a participar, para que los docentes establezcan las conexiones
con el grupo de clase y los estudiantes se conecten a los entornos virtuales, conozcan las
un tiempo del día para el paseo, el juego y la actividad física en los espacios exteriores, ahora
En función de las posibilidades del domicilio y de cada familia, es posible controlar algunos
aspectos que promuevan la concentración. Si se intenta que los niños estudien en un espacio
lo más aislado posible, con todo el material necesario, se les estará ayudando a reducir
estímulos externos. “Así evitaremos interferencias de otras personas y que tengan que
Para Adriana Ornellas, la clave para lograr la motivación de los niños es promover actividades
de aprendizaje que incluyan las cinco ‘C’: contexto, creatividad, curiosidad, control y
colaboración.
previas, articulando lo que se aprende con la realidad que se está viviendo. La creatividad se
aprendiendo. El control se refiere a que los estudiantes puedan influir en lo que aprenden y
Para fomentar la motivación de los niños, se pueden concretar objetivos no tan ambiciosos.
De esa forma, serán alcanzables “y ellos verán que van consiguiendo algo. Por ejemplo, hoy
haremos los ejercicios de esta página. O estas diez multiplicaciones”, señala Zenaida Aguilar,
Estrategias de Intervención de la UOC, que advierte que hacer lo contrario —es decir,
“En la situación actual, la prioridad de nuestro cerebro es adaptarse y sobrevivir. Hay que
darse cuenta de que los ritmos van a ser diferentes y no podemos pretender que estudien lo
5) Adaptarse al niño
Las necesidades, los intereses y las formas de aprender de cada niño son distintas, y tenerlo
“No todos los niños tienen la misma capacidad de atención ni la ponen en práctica de la
misma manera. Hay niños que en movimiento retienen más, otros lo hacen pintando, a
algunos lo que les funciona es aprender a partir de enseñar a sus peluches o "trabajando"
junto con mamá o papá (…) Con los descansos también hay que adaptarse a cada niño y
niña, ya que la capacidad de concentración varía”, explica Zenaida Aguilar. Por eso cree que
lo importante es que los padres se adapten a las necesidades de sus hijos y sugiere que se
6) Ser congruentes
Si todos en casa saben los horarios de los demás y se respetan, será más sencillo mantener
un orden necesario tanto para el aprendizaje como para que los padres puedan trabajar, si lo
puede desbordarlos.
“Es fundamental ser congruente con lo pactado. Al fin y al cabo, lo mejor que nos deja este
confinamiento es la posibilidad de conectar con los niños y las niñas y que sientan nuestra
presencia, pero esta presencia ha de ser de calidad. Por ello estará bien poder decir ‘ahora no
puedo’ o ‘este ratito es para mí’”, afirma Zenaida Aguilar, psicóloga del Instituto Carl Rogers.
Actividades variadas
Disfrutar de la experiencia
Y ya por último, la experta hace especial hincapié en la
importancia de disfrutar en familia y valorar la maravillosa
oportunidad que se nos ha presentado de ver a nuestros hijos
aprender y desarrollarse cada día; desde las primeras etapas de
Infantil, hasta un aprendizaje más maduro, independiente y
autónomo.
Sin embargo, esta situación de confinamiento que vivimos desde hace unas semanas puede
ser una gran oportunidad para reinventarnos y redescubrir nuevas formas de acceder al
conocimiento. El ser humano tiene una capacidad de adaptación inagotable, y los niños,
más concretamente, nos sorprenden con su capacidad de esfuerzo y superación cada día. La
clave reside en saber ver las oportunidades de crecimiento y las herramientas de las que
disponemos para ayudar a nuestros hijos a realizarse diariamente, aún en estas
circunstancias a priori adversas. Este gran abanico de posibilidades se extiende, como no, a
toda la población, independientemente de su edad. Desde Elea Instituto de
Psicopedagogía de damos consejos de cómo hacerlo.
Establecer rutinas y horarios. En este caso, se trata de emular al sistema escolar. Fijar una
hora para hacer deberes de una asignatura, otra para el 'recreo'… "Cuando no existe una
rutina, es más complicado que estudien", explica Simon Williamson. Y lo que buscamos es,
precisamente, marcar un ritmo y crear un hábito. Por lo tanto, resulta imprescindible
seguir el horario que marquemos.
No más de 45 minutos de clase para los niños de hasta 8 años. Al principio, conseguir que
se concentren en la actividad no es complicado, no les lleva más de 5 minutos
aproximadamente. El problema es que su interés va decreciendo, y no excederá los 45
minutos. No podemos olvidarnos de que en el colegio, durante la clase, se levantan a la
pizarra, interactúan con sus compañeros… En casa no es así. Por tanto, sería misión
imposible pedirles que se sumerjan en sus tareas más allá de esos 45 minutos.
A partir de los ocho años, las lecciones podrán alargarse a 1 hora.
Determinar cuál será el espacio de estudio. Debe ser una estancia libre de distracciones
(como la televisión) y con una buena iluminación. Si el pequeño tiene hermanos, lo ideal
sería que cada uno estudie en una habitación diferente porque, de lo contrario, se van a
distraer. "Es inevitable que uno esté pendiente del otro", comenta Simon Williamson, y
aconseja que establezcamos para todos un horario similar, a fin de eludir discusiones y
pequeños conflictos.
Por último, el experto lanza un mensaje de positividad y calma a los padres: "comprendo
que están muy preocupados porque sus hijos pierdan contenido y estudio (ya ha pasado
un mes desde que cerraron los colegios). Pero creo que (los padres) lo están haciendo
muy bien, y no deberían preocuparse en exceso. Los profesores siguen mandando
deberes, y los niños siguen manteniendo contacto con su temario escolar. Así que no
van a perder tanto curso como nos imaginábamos y temíamos", concluye.
Tanto niños como jóvenes han experimentado algunas de estas reacciones. Esto ha
llevado a que presenten cierto rechazo escolar o se encuentren desmotivados en
cuanto a sus obligaciones académicas. El hecho de tener que adaptarse a una
nueva forma de aprendizaje, así como no compartir presencialmente con sus
maestros o compañeros, ha influido en que muchos sientan apatía o falta de
motivación en los estudio, y en realizar las tareas que se les asignan. Esto también
se suma a la falta de acompañamiento personalizada por parte de los maestros y al
estrés que puedan percibir por parte de sus padres, quienes han tenido que
acompañar a sus hijos en el proceso de aprendizaje. Dicha situación, en resumen, es
un reto. Incluso es probable que en algunos casos la relación padre-hijo se esté
viendo desgastada.
Vía web
Por otro lado, es importante que los niños y jóvenes estén organizados en casa y
manejen adecuadamente su tiempo. Esto les brinda una estructura, la cual les dará
seguridad y contribuirá a que puedan aprovechar mejor el día. El manejo y la
organización del tiempo, así como priorizar y saber organizarse desde jóvenes,
les dará herramientas positivas para la vida adulta y ayudará a que se sientan
más motivados y confiados en lo que hacen. Es importante incluir actividades de
movimiento, de relajación y en las que puedan compartir en familia. Contar con un
horario les ayudará a anticiparse, organizarse y les brindará mayor seguridad.
Por último, es esencial que los niños y jóvenes cuenten con una persona que les
transmita seguridad. Para los más pequeños pueden ser sus padres o algún familiar,
alguien que les transmita ese sentimiento de confianza y comprensión. Los jóvenes
también pueden recibir apoyo de sus padres y familiares, así como de sus amigos,
compañeros o incluso maestros. El sentir que cuentan con una red de apoyo
contribuirá a que se expresen, encuentren experiencias que los ayuden a
mantener la motivación y cuenten con herramientas positivas para la
resolución de problemas. Todo esto contribuirá a la construcción de la resiliencia,
capacidad que tienen las personas para superar circunstancias adversas, como la
situación que estamos experimentando actualmente.
Tanto niños como jóvenes han experimentado algunas de estas reacciones. Esto ha
llevado a que presenten cierto rechazo escolar o se encuentren desmotivados en
cuanto a sus obligaciones académicas. El hecho de tener que adaptarse a una
nueva forma de aprendizaje, así como no compartir presencialmente con sus
maestros o compañeros, ha influido en que muchos sientan apatía o falta de
motivación en los estudio, y en realizar las tareas que se les asignan. Esto también
se suma a la falta de acompañamiento personalizada por parte de los maestros y al
estrés que puedan percibir por parte de sus padres, quienes han tenido que
acompañar a sus hijos en el proceso de aprendizaje. Dicha situación, en resumen, es
un reto. Incluso es probable que en algunos casos la relación padre-hijo se esté
viendo desgastada.
Vía web
Por otro lado, es importante que los niños y jóvenes estén organizados en casa y
manejen adecuadamente su tiempo. Esto les brinda una estructura, la cual les dará
seguridad y contribuirá a que puedan aprovechar mejor el día. El manejo y la
organización del tiempo, así como priorizar y saber organizarse desde jóvenes,
les dará herramientas positivas para la vida adulta y ayudará a que se sientan
más motivados y confiados en lo que hacen. Es importante incluir actividades de
movimiento, de relajación y en las que puedan compartir en familia. Contar con un
horario les ayudará a anticiparse, organizarse y les brindará mayor seguridad.
Por último, es esencial que los niños y jóvenes cuenten con una persona que les
transmita seguridad. Para los más pequeños pueden ser sus padres o algún familiar,
alguien que les transmita ese sentimiento de confianza y comprensión. Los jóvenes
también pueden recibir apoyo de sus padres y familiares, así como de sus amigos,
compañeros o incluso maestros. El sentir que cuentan con una red de apoyo
contribuirá a que se expresen, encuentren experiencias que los ayuden a
mantener la motivación y cuenten con herramientas positivas para la
resolución de problemas. Todo esto contribuirá a la construcción de la resiliencia,
capacidad que tienen las personas para superar circunstancias adversas, como la
situación que estamos experimentando actualmente.
En el espacio en donde antes del covid-19 se desarrollaba la vida familiar, hoy se combinan varias tareas: teletrabajo y educación
virtual, además de labores domésticas y hasta juegos con balones, que solo se podían hacer fuera de casa. Es un tiempo para
ajustarse a los cambios, reflexiona