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sugerencias entregar
*Al finalizar se adjunta un cuadro resumen de qué respuestas esperar de los niños según la
edad en este contexto de crisis.
II. Conductas regresivas son comunes y normales ante una situación de estrés y crisis.
Tales como volver a hacerse pipi, chuparse el dedo, querer dormir con los papás, querer
tomar leche en mamadera, hablar como guagua, entre otros. Sobre todo en el primer ciclo
(aún más en preescolar), esto es esperable, lo que no quiere decir que no sea importante
tomar en cuenta y estar alerta, porque es una de las formas que tienen los niños de
expresar que necesitan ser contenidos y acompañados como lo fueron en una edad menor.
Si te ocurre esto con otros apoderados, darles esta respuesta les puede hacer sentir más
tranquilos. Ayudarles a conectar con las necesidades de contención y de seguridad de sus
niños es un buen punto de partida. Escucharlos, acompañarlos, sintonizar con sus
emociones, explicarles con cuentos temáticas que están surgiendo en su discurso, etc.
IV. Desregulación emocional: Para el niño, el conocer y regular las propias emociones se
puede gracias a que existe un vínculo emocional con los cuidadores principales (adultos).
Este adulto sirve de regulador emocional para el niño, para que luego, ya aprendido esto,
pueda regularse solito. Es por esto que el adulto debe primero poner sus esfuerzos en
regular sus propias emociones.
1° Es fundamental para lograr que el otro pueda regularse, uno estar regulado primero. Por
lo que tomar aire y calmarse es el primer paso.
2° Observo y pongo atención las señales de desregulación o abrumación del otro. (Lo
detengo si se está haciendo daño a sí mismo o a un otro)
3° Lo ayudo a conectar con su cuerpo. Guiar la atención a las sensaciones, reflejar aquellas
de las que puedo percatar, así le permito conectarse con su cuerpo. Evitar preguntas o
comentarios que aludan al pensamiento (Qué te pasa, por qué, cómo, no puedes responder
así, piensa en lo que hiciste)
4° Validar las respuestas físicas que se presentan y alentar la descarga como temblores,
suspiros o llanto, estos ayudan a liberar la energía de la emoción. Evitar el “no llores, no
pasa nada, no es para tanto, no seas exagerado”
5° Apoyo en bajar el ritmo del otro. Una buena alternativa es acercarse lentamente a su
altura, hablar con volumen y tono suave, hacer contacto visual, acariciar si existe la
confianza y el otro me lo permite.
6° Si ya está más calmado, dejo que descanse unos minutos. Puedo acompañarlo.