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Encabezado: REALIMENTACIÓN Y CIERRE DEL CURSO 1

ENSAYO: ENFOQUES Y
MODELOS DE EVALUACIÓN
DEL E-LEARNING
Por: Carolina Chica Arias

Universidad de Santander
Especialización en Aplicación de TICS para la Enseñanza
Encabezado: REALIMENTACIÓN Y CIERRE DEL CURSO 2

Evaluar la formación virtual: el nuevo del reto de la educación en Colombia

Colombia es un país que poco a poco ha incorporado en sus prácticas educativas y


pedagógicas las tecnologías de la información y la comunicación, sin embargo, aún requiere
tomar conciencia de la calidad de los productos implementados con los estudiantes para
garantizar un acceso oportuno que responda a las necesidades educativas, contextuales y sociales
de la población que se enfrenta a este nuevo tipo de aprendizaje escolar.

De acuerdo a esta premisa, puede decirse entonces que nuestro país ha avanzado
significativamente en la alfabetización digital que es tan importante para nuestro mundo actual,
ya que hoy en día casi todo lo que conocemos está permeado por la tecnología y la escuela no es
ajena a este proceso. En este sentido, es importante mencionar que “desde su irrupción en el
mundo educativo y formativo, el e-learning ha generado importantes expectativas no sólo de
carácter pedagógico, sino también de carácter social y económico, lo que unido al creciente
interés por la calidad educativa (González, 2000:53) en cualquiera de sus manifestaciones y
ámbitos, hace que se imponga la necesidad de desarrollar modelos de evaluación adecuados al
objeto y a los distintos contextos en los que se produce” (Rubio, M. J, 2003, p. 2).

Es así pues, que se hace trascendental que como país y especialmente como docentes,
sigamos avanzando en el reconocimiento de productos y Softwares de calidad que realmente
apunten a los propósitos pedagógicos que pretendemos alcanzar con nuestros estudiantes. De
este modo, son muchos los modelos que se pueden implementar para evaluar la calidad. A
continuación se realiza un análisis de dos de ellos: Modelo de los cinco niveles de evaluación de
Marshall and Shriver (en McArdle, 1999) y Modelo de los cuatro niveles de Kirkpatrick (1994).

El primero de ellos, “se centra en cinco niveles de acción orientados a asegurar el


conocimiento y competencias en el estudiante virtual” (Rubio, M. J, 2003, p. 3). En este sentido,
pretende evaluar la formación en los entornos virtuales teniendo en cuenta los siguientes niveles:
docencia, materiales del curso, curriculum, módulos de los cursos y transferencia del
aprendizaje. Considero que este modelo tiene en cuenta al docente como un mediador y
dinamizador, lo que es muy valioso, pues permite que el estudiante sea autónomo y además
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posibilita medir la transferencia del conocimiento en el puesto de trabajo. Sin embargo, no hay
variables claras o instrumentos de medición que favorezcan esta valoración, convirtiéndose por
lo tanto en algo muy subjetivo.

El segundo modelo “está orientado a evaluar el impacto de una determinada acción


formativa a través de cuatro niveles: la reacción de los participantes, el aprendizaje conseguido,
el nivel de transferencia alcanzado y finalmente el impacto resultante”. (Rubio, M. J, 2003, p.
4). Esta descripción permite que se pueda evaluar el impacto que genera una o varias acciones
formativas, en nuestro caso particular aplicadas a la escuela.

Este modelo es mucho más amplio y descriptivo que el anterior, ya que nos habla de
diversos instrumentos en los niveles como: cuestionarios, grupos de discusión, tests o pruebas,
observación, entrevistas, autoevaluaciones, resultados de criterios, entre otros, lo que permite que
el análisis de estas acciones formativas tengan bastantes evidencias cualitativas y cuantitativas
que permiten al evaluador verificar los resultados finales de alguna propuesta. Aunque bien no
determina puntuaciones, considero que este modelo puede ser de gran ayuda a la hora de evaluar
el impacto de una estrategia formativa. Además puede usarse con metodologías mixtas, en
ámbitos presenciales o virtuales, lo que desde mi perspectiva, le da un valor agregado a esta
propuesta.

En conclusión, puedo decir que existen múltiples formas de evaluar un producto, software
o programa para el aprendizaje virtual. Es nuestro deber elegir uno que se acomode a las
necesidades y contextos para que, de este modo, podamos llevar a nuestros estudiantes un
aprendizaje de calidad. Es de anotar para finalizar, como bien lo menciona Rubio, M. J. (2003),
“diferentes perspectivas y soluciones intentan dar respuesta al tema de la evaluación de la calidad
del e-learning, unas de base más economicista, otras del ámbito del management, otras más
tecnológicas y algunas pedagógicas. Sin embargo, hasta el momento ninguna por sí sola logra
cubrir todas las necesidades de un ámbito vasto y complejo, que abarca numerosas variables y
factores, y que justo acaba de comenzar” (p. 16). Es por esta razón que podemos utilizar
múltiples modelos, variables y formas para observar, evaluar y llevar a nuestros estudiantes
recursos educativos digitales de verdadera calidad.
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Referentes Bibliográficos

Rubio, M. J. (2003). Enfoques y modelos de evaluación del e-learning. RELIEVE, v. 9, n. 2, p.


101-120. Recuperado de: https://www.uv.es/RELIEVE/v9n2/RELIEVEv9n2_1.pdf

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