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UNIVERSIDAD DE COSTA RICA

SEDE RODRIGO FACIO


FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
ESCUELA DE PSICOLOGÍA
PSICOLOGÍA GENERAL

“Trastorno de personalidad límite desde el psicoanálisis y el


feminismo”

Il Semestre, 2018

Alumna:

Carné B54801, Morales Carvajal Monica

Profesora:

Nioe Víquez Moreno


Introducción: Los trastornos de personalidad son casos peculiares entre los padecimientos

de índole psicológica, ya que son bastante particulares al tratarse de la personalidad única

de cada individuo pero al mismo tiempo presentan ciertas características que permiten

diagnosticar a los individuos y clasificarlos de distintas maneras. Según Caballo y Camacho

(2000, pág. 31) estos constituyen “un conjunto de problemas psicológicos agrupados

habitualmente bajo una sección específica de los sistemas de clasificación internacionales

el DSM-IV y la CIE-10”.

Para diagnosticar a un individuo con algún trastorno de este tipo es necesario encontrar en

el caso una serie de condiciones. Según Pastrana (s.f., pág. 5) el primero es la presencia de

una “forma estable de comportamiento caracterizado por maneras de percibir e interpretar

la realidad, afectividad y emociones, relaciones interpersonales y manejo de los impulsos

apartados de lo que se espera culturalmente de la persona.” es decir, una inconsistencia

permanente en las reacciones y acciones de la persona que son considerados atípicos y que

no se adaptan al ambiente. Además estas conductas no se limitan a un área en la que se

desempeñe el individuo o a una relación de cualquier tipo. Se trata de un patrón rígido.

Entre todos los trastornos de personalidad, el trastorno de personalidad límite es

considerado uno de los más incomprendidos y prejuiciados, además de uno de los más

difíciles de tratar. Al mismo tiempo es curiosamente el más estudiado desde todos los

aspectos de la personalidad. En la clasificación de DSM-IV se encuentra en el grupo de los

dramáticos o impulsivos y se caracteriza por la heterogeneidad de sus síntomas. Según

(Caballo y Camacho, 2000) está principalmente caracterizado por “la inestabilidad de las
conductas interpersonales, de la imagen de uno mismo y de los afectos y por una notable

impulsividad” (pág. 34).

En el presente ensayo se pretende analizar este padecimiento desde dos teorías: el

psicoanálisis y la teoría feminista y a su vez cada una contará con 3 ejes principales: la

evaluación que se realice del trastorno, el diagnostico pertinente y el tratamiento que se le

da. Se realizará un análisis cualitativo estudiando el caso del trastorno de personalidad

límite que primero se definirá y describirá con el fin de tener claro que es en sí. Con

respecto a la primera teoría se explicará el abordaje del TLP desde el psicoanálisis “puro”

de Freud y el psicoanálisis centrado en los trastornos de personalidad de Kornberg, a su vez

evaluando causas, tratamientos y alcances. Con respecto a la segunda se realizará un

análisis un poco más histórico, centrándose en el por qué esta enfermedad se ve como algo

casi que exclusivo de las mujeres y porqué se diagnostica mucho más entre la población

femenina. El ensayo resulta necesario y útil ya que a pesar que no se tiene esta noción, los

trastornos de personalidad no son tan raros como se cree y se dan en todas las poblaciones

del mundo. Además existe un interés personal por este tema debido a experiencias propias

o de personas muy cercanas con este tipo de cosas.

El psicoanálisis de Freud divide la psique humana en tres partes: el yo, el ello y el superyó.

El yo resulta fundamental en los casos de trastornos de personalidad y según Freud (1979)

el yo “se continúa hacia adentro, sin límites precisos, con una entidad psíquica

inconsciente que denominamos ello y a la cual viene a servir como de fachada.” (pág. 4). El

psicoanálisis “puro” es una indagación en el inconsciente mediante asociación libre y

análisis propiamente dicho, con un enfoque especial en el pasado para encontrar respuestas

o explicaciones en el presente.
Por otro lado el feminismo es una teoría y al mismo tiempo un movimiento social, cultural

y político que según González (2010, pág. 116) parte de 3 procesos: el reconocimiento de la

lucha por la equidad de las mujeres, la develación de la ciencia como parte de la estructura

de poder y la creación de una teoría científica. Este movimiento es una respuesta a el

patriarcado que oprime a las mujeres sistemáticamente por su sexo, establece roles de

género y devalúa socialmente lo considerado “femenino” frente a lo masculino

Trastorno de personalidad límite (TLP), ¿Qué es?

Según el DSM-IV el trastorno de personalidad límite o TLP es “un patrón general de

inestabilidad en las relaciones interpersonales, la autoimagen y la afectividad, y una notable

impulsividad que comienzan al principio de la edad adulta y se dan en diversos contextos”

(APA, 1996). Es llamado límite porque se considera que se encuentra en el límite entre

neurosis y psicosis. Como se mencionó al principio está considerado dentro de los

trastornos “dramáticos” y sus síntomas pueden ser bastante heterogéneos por lo que se ha

creado una lista de 9 síntomas característicos de este trastorno. Para ser diagnosticado con

TLP o BPD por sus siglas en inglés, se deben mostrar 5 de las 9 conductas siguientes:

1- Esfuerzos frenéticos por evitar un abandono real o imaginado.

2. un patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas caracterizado por la

alternancia entre idealización y devaluación

3. alteración de la identidad: autoimagen o sentido de sí mismo acusada y persistentemente

inestable

4. impulsividad en al menos dos áreas, que es potencialmente dañina para sí mismo


5. comportamientos, intentos o amenazas suicidas recurrentes, o comportamientos de

automutilación

6. inestabilidad afectiva debida a una notable reactividad del estado de ánimo

7. sentimientos crónicos de vacío

8. ira inapropiada e intensa o dificultades para controlar la ira

9. ideación paranoide transitoria relacionada con el estrés o síntomas disociativos graves.

I-TLP desde el psicoanálisis

Cuando se habla de psicoanálisis a menudo se suele pensar en Sigmund Freud, considerado

el padre del mismo. Freud solo establece dos categorías diagnosticas (neurosis y psicosis)

pero posteriormente se considera una tercera (los trastornos de personalidad) “con

características de ambos pero con diferente funcionamiento y estructura” (Fernández y

Rodríguez, 2013) a la que también se le llama psicopatías.

Aplicando la teoría tripartita de Freud (el yo, el ello y el superyó) se dice que las personas

con desordenes fronterizos tienen un Yo muy precario o débil, es decir un mal contacto con

la realidad y poco balance entre lo que se desea y lo que se debe. Es una fragilidad psíquica

característica que se ve manifestada exteriormente con “trastornos de conducta y afectivos,

en la separación de los objetos como totalmente buenos y totalmente malos, y en los acting-

out tan frecuentes en este tipo de patologías” (Fernández y Rodríguez, 2013). El

psicoanálisis clásico de Freud considera a los trastornos de personalidad como una falla en

el sistema de triangularización edipica que se genera en la percepción de la diferencia

sexual anatómica y el miedo a la castración que esta conlleva.


Para entender las psicopatías desde el psicoanálisis se debe tener en cuenta el proceso de

internalización de objetos externos que poseen todos los individuos. Las personas poseen

una imagen determinada de las demás personas y de sí mismos y cada una de estas

imágenes esta permeada por un afecto. Para que exista una identificación entre estas

imágenes y representaciones es necesario una integración y desarrollo entre el yo y el

superyó que normalmente no se lleva a cabo en los individuos con trastornos de

personalidad, especialmente con el estudiado en este caso ya que varios de los 9 aspectos

característicos del mismo se ven directamente relacionados con esta percepción de los

mundos externos e internos. Estos son una imagen propia inestable y una altercación entre

idealización y depreciación para con las otras personas, especialmente aquellas muy

cercanas, ya que se teme el abandono de las mismas.

Para Freud se debe enfocar en el problema de cuál podría ser el mecanismo que le permite

al yo separarse del mundo exterior y que resulta análogo a la represión. Según Consentino,

Arias y Pérez (2017, pág. 3) en la obra de Freud “muchos conceptos y teorías pueden ser

conectadas con los casos límite, como la importancia de los primeros traumas y de las

primeras distorsiones del Yo, la fijación a mecanismos de defensa más antiguos” entre

otros.

Roger Kornberg se enfocó especialmente en los trastornos de personalidad, desarrollando la

“organización límite” que es definida como una estructura de personalidad que es lo

suficientemente estable para distinguirse de la neurosis y psicosis (estados límite). Además

le da un papel fundamental a la agresividad primaria por encima de los traumas. Se refiere a

los pacientes con varios rasgos clave, descritos a continuación por Consentino, Arias y

Pérez (2017, pág. 9). El primer rasgo es la incapacidad para conducir las fuerzas yoicas
para realizar funciones de demoración de la descarga de los impulsos y modulación de

afectos debido a debilidades especificas inherentes. Según esto los pacientes borderline

presentan dificultades para utilizar la conciencia para guiar su conducta. Este rasgo se ve

presente principalmente en 2 de los 9 síntomas del TLP que indican una gran inestabilidad

emocional y una fuerte impulsividad que conlleva muchas veces un posible abuso de

sustancias. El segundo rasgo es una tendencia hacia el proceso primario del pensamiento,

en el cual los pacientes tienden a regresar a un pensamiento de tipo neurótico en la ausencia

de una estructura o bajo la influencia de emociones intensas. Este se puede notar de nuevo

en la inestabilidad del paciente con TLP y un pobre manejo de la ira. El tercero son

operaciones o mecanismos de defensa específicos, siendo el principal la escisión

(separación de algo en partes iguales), un proceso de separación de afectos opuestos. Se

manifiesta mediante conductas y actitudes contradictorias, una percepción totalmente buena

o totalmente mala de los individuos que le rodean y una identidad inestable de sí mismo

que puede cambiar en cuestión de horas. Se realiza una extrema polarización del mundo

que puede cambiar muy rápidamente.

La escisión es un término utilizado por Freud para designar “la coexistencia, dentro del yo,

de dos actitudes psíquicas respecto a la realidad exterior en cuanto ésta contraría una

exigencia pulsional: una tiene en cuenta la realidad, la otra la reniega y la substituye por

una producción del deseo.” (Fernández y Rodríguez, 2013) es decir, es una conducta que

permite satisfacer un impulso y a la vez respetar la realidad pero provoca daños irreparables

en el yo. Es una división del seno yoico, se considera el objeto o individuo como un

extremo bueno o malo, este es un síntoma fundamental del TLP, en el que se da un tipo de

visión blanco-negro del mundo donde no hay cabida para el gris o termino medio
En lo que respecta al diagnóstico, el psicoanalista Kornberg realiza un método especial para

los casos de personalidad llamado entrevista estructural, que indaga en el estudio mediante

preguntas directas al paciente Este método se centra en los síntomas y tiene como objetivo

establecer y corregir el grado de integración de identidad propia e interpersonal, la prueba

de realidad y los mecanismos de defensa mencionados anteriormente. Por parte de Freud, al

tratarse de una teoría que trabaja mucho con el inconsciente y el pasado del paciente resulta

muy útil en el diagnóstico del TLP, especialmente porque entre sus causas se encuentran

mayoritariamente traumas presentados en la infancia.

Se considera que los trastornos de personalidad no tienen ciertamente una cura definitiva.

Se tratan los síntomas con el fin de mejorar la vida del paciente y sus relaciones

interpersonales. El tratamiento con bases psicoanalíticas se basa primeramente en una

buena relación entre el paciente y el terapeuta. Freud no considera a los trastornos de

personalidad o psicopatías como aptos para la psicoterapia mientras que Kernberg

recomendaría la psicoterapia de expresión como la más adecuada en estos casos. Este

tratamiento se diferencia de la psicoterapia en varios aspectos como el número de días en

los que se aplica, la inclusión de internamiento hospitalario y una visión enfocada más en el

presente que en el pasado.

Este tratamiento también es llamado psicoterapia centrada en la transferencia está basada en

la interpretación sistemática de la transferencia y en establecer la estructura del tratamiento.

Para ello es indispensable que estas interpretaciones estén basadas en un marco de realidad
que se debe compartir entre el terapeuta y el paciente, ambos deben estar de acuerdo con las

significaciones y formar parte de esta realidad para que el paciente pueda avanzar.

II-TLP desde el feminismo

Desde 1980 en el Manual Diagnostico y Estadístico de enfermedades mentales (DMS-IV)

se dice que el 75% de las personas diagnosticadas con el trastorno límite de personalidad

son de sexo femenino. Esto es un radio de 1:4 y puede ser muy fácil pensar que esto es

“cosa de mujeres”, pero al mismo tiempo surge la pregunta ¿es realmente mucho más

común en las mujeres o lo que sucede es que los hombres no son típicamente

diagnosticados así? El trastorno es representado en la cultura popular y medios de

comunicación con mujeres “obsesivas” o “psicópatas”, especialmente en el perfil de la

“exnovia loca”, que se puede ver repetido en series de televisión o canciones.

El diagnosticar a mujeres con trastornos psiquiátricos por no adherirse a ciertas reglas o no

comportarse de la manera que se espera de ellas no es algo nuevo. Es muy conocido el caso

de la “histeria” que fue estampada en muchas mujeres por estar relacionado con deseos

sexuales reprimidos. El TLP no es ajeno a este tipo de prácticas, ya que consisten en

medidas sistemáticas para controlar y devaluar a las mujeres.

Se han realizado muchas críticas feministas con respecto al diagnóstico y tratamiento de

este trastorno, debido a que está muy sujeto al juicio de un profesional clínico. Se dice que

el TLP es una manera de patologización de las maneras en las que las mujeres responden al

abuso y violencia de género. Estudiosos como Shaw y Proctor (2005) lo teorizan como una

forma de control social: el TLP “se puede aplicar a mujeres que no cumplen con su rol de

género porque expresan enojo y agresión” o a mujeres que, por el contrario, se adhieren
demasiado a los roles de género e internalizan su ira, mostrándola mediante la autolesión.

Según Berger (2014) muestran el diagnostico como un doble vinculo: “las mujeres con TLP

que se involucran en conductas que no son estereotípicamente femeninas (autolesión,

múltiples parejas sexuales, expresiones externas de enojo) forman parte del arquetipo de la

mujer histérica sobrenatural.”. Se puede notar que los roles de género juegan un papel muy

importante en esta teoría debido a que si no son obedecidos se ve de mala manera,

especialmente cuando corresponde a los roles o modelo de mujer “ideal” o “buena” en un

marco patriarcal.

La psicóloga clínica Rebeca González realiza un estudio de caso en el que aborda los 9

síntomas principales del TLP como posibles respuestas ante la violencia doméstica, por

ejemplo el constante miedo al abandono puede ser consecuencia de una relación de abuso

o maltrato que es caracterizada por el control y el poder o la inestable percepción de sí

mismo puede ser consecuencia de un constante abuso psicológico que llega a dañar

profundamente la autoestima de la víctima. En este caso se dice que la colocación de una

etiqueta puede dañar a la persona a la que se le asigna, especialmente si se trata de una

enfermedad mental: “las etiquetas son meros vehículos comunicativos en contextos

determinados (en nuestro caso, salud mental) pero que han sido desvirtuados por unos y por

otros, y lo único que generan es frustración, miedo, dolor e incomprensión” (González,

2014)

Como se mencionó anteriormente, el diagnóstico es mucho mayor entre mujeres. Se pueden

mencionar varias causas que tal vez expliquen el porqué de esta brecha. Se sabe que

algunos investigadores han confirmado que los clínicos tienen cierta imparcialidad cuando

se trata de diagnosticar a pacientes mujeres. Pero esto no es algo que se pueda saber con
certeza. Sanzone y Sanzone (2011) mencionan entre otras causas a ciertos fundamentos

culturales, diferencias en la crianza según el género y diferencias de género en el

comportamiento considerado “normal”. A pesar de lo anteriormente mencionado, según un

estudio realizado por el National Epidemiologic Survey on Alcohol and Related

Conditions, una institución estadounidense que se encarga de problemas y encuestas

relacionadas al alcoholismo y otras adicciones, el diagnostico de TLP entre mujeres y

hombres es bastante equivalente. Esta es la tesis que mantienen los autores del mismo

apellido. Para ellos la distribución del trastorno es casi equitativa pero los síntomas que

manifiestan mujeres y hombres pueden ser bastante diferentes. Los hombres con TLP

muestran una agresividad más marcada y son más propensos al abuso de sustancias

mientras las mujeres evitaban el daño más frecuentemente y padecían trastornos

alimenticios más comúnmente. Por estas razones es que los hombres eran mal

diagnosticados en muchos de los casos. Se les asignaban otros diagnósticos como

características antisociales y abuso de sustancias, donde están más normalizadas las figuras

masculinas.

Este enfoque enlaza un problema individual como un trastorno de personalidad con un

contexto político mucho más amplio, al implicar que los comportamientos típicos del

trastorno son una respuesta a relaciones de poder determinadas por el género. Además

ofrece un tratamiento alternativo, denominado “terapia narrativa” que toma popularidad

con el trabajador social Michael White. Tiene como elementos principales las prácticas de

exteriorización y la re-autoría y no ve el problema como “comportamientos inapropiados”

sino como un recuento de la situación por parte del paciente. Contrario a la psicoterapia,

este método no tiene como objetivo reducir los síntomas o ayudar a la habilidad para
controlar emociones, sino ayudar a los pacientes a generar nuevos relatos que “les resulten

más verdaderas y significativas que la cuenta saturada de problemas.” (Berger, 2014).

Este tratamiento separa totalmente a la persona del trastorno, cambiando al paciente de un

sujeto terapéutico a un creador de una historia, su propia historia. Desafía la narrativa

dominante y tradicional. Se puede tomar como una manera de empoderamiento en la cual él

o la paciente toma las riendas de la terapia y del padecimiento, creando una nueva narrativa

que le sea significativa y útil. Esta perspectiva e asocia fuertemente al feminismo ya que

ambas toman en cuenta y valoran el contexto social de la persona.

Conclusiones

Los dos enfoques utilizados realizan estudios muy diferentes del mismo trastorno pero

ambos resultan útiles ya que estudian de manera amplia y profunda el padecimiento

borderline. Ambos ofrecen análisis de causas, consecuencias y tratamientos que han sido

probados efectivos para tratar el TLP.

Por un lado el psicoanálisis ofrece una visión clínica y objetiva del TLP, considerándolo

una falla del yo y sus conexiones que se manifiesta en mecanismos de defensa que pueden

llegar a ser extremos y que afectan de manera drástica la percepción que se tiene del mundo

al mismo tiempo que crea una tendencia a la inestabilidad emocional y mental. La teoría

feminista analiza el trastorno como una respuesta a un sistema de opresión sistemático que

hace a las mujeres reaccionar de cierta manera a su entorno y posteriormente ser juzgadas

por estas reacciones que son ridiculizadas o desprestigiadas. Además considera la brecha

del diagnóstico entre hombres y mujeres y ofrece una terapia completamente diferente a las
tradicionales ya que se centra en la escritura de una nueva historia por parte del paciente,

separándolo/a totalmente de su trastorno.

Curiosamente las dos teorías están limitadas por cosas contrarias, el psicoanálisis no le

presta atención a factores externos que pueden afectar la psique de la persona mientras el

feminismo se enfoca solamente en factores culturales y sociales, dejando de un lado la

individualidad y pasado psicológico del individuo. Personalmente consideraría que se

conseguiría un mejor abordaje del problema con una combinación de las dos teorías:

indagando en la mente del paciente pero también tomando en cuenta su contexto social,

cultural e histórico.
Referencias

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