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Universidad de Costa Rica

Facultad de letras
Escuela de filosofía

“Depresión y suicido según la teoría de


los Afectos de Spinoza”

Racionalismo y Spinoza
Estudiante: Monica Morales
B54801
Profesor: Sergio Rojas
I Semestre 2018
Introducción

La obra más recordada de Spinoza es la “Ética”. En este libro se


encuentra una de las mayores teorías de la filosofía spinoziana: la teoría
de los afectos. Popularmente no se priorizan los afectos por encima de la
razón y el conocimiento, por el contrario, se intentan ridiculizar. Spinoza
intenta darles protagonismo ya que se encuentran presentes en todas las
actividades que realizamos, aunque primeramente no lo parezca.
Spinoza realiza una teoría psicoafectiva en la que los afectos son
experimentados por los objetos e individuos y a su vez los objetos e
individuos afectan a otros, siendo afectados y afectadores al mismo
tiempo. Spinoza se puede ver como un revolucionario primero por dejar
de lado del racionalismo en esta teoría y porque es el pionero en la
determinación de la naturaleza y la fuerza de los afectos y las relaciones
que se establecen con ellos además de una manera muy particular: al
modo de la geometría. Según Deleuze hay una conexión muy fuerte
entre ideas y afectos ya que hay “primacía de la idea sobre el afecto”
porque para amar hay que tener una idea previa aunque sea confusa y
no adecuada.

Incluso en el siglo XXI las enfermedades mentales se consideran un


tema tabú incluso cuando debido al cambio de condiciones,
especialmente en el trabajo y el estudio más y más personas se han
vuelvo susceptibles a padecerlas e incluso se podría decir que hemos
evolucionado para padecer más enfermedades mentales. Por eso el
estudio de estas enfermedades es ahora más relevante que nunca.

En este ensayo se dará una explicación breve de la teoría de los afectos


según la tercera y cuarta parte de la ética, como funciona y en que se
basa y posteriormente se pasará a estudiar enfermedades mentales
(específicamente la depresión) según esta teoría, se estudiará el
fenómeno del suicidio desde la misma teoría y se intentará determinar la
posibilidad del suicidio dentro de los términos spinozianos.
Teoría de los afectos

Spinoza realiza un exhaustivo estudio sobre lo que denomina los


“afectos” en la tercera y cuarta parte de la Ética e incluso algunos
autores, como el filósofo francés Deleuze llaman a este el tema de este
escrito ya que se le da énfasis a la importancia de los afectos en todos
los aspectos de la vida humana afirmando que esta teoría es
fundamental para entender la filosofía spinozista porque es la base
desde la cual adquieren sentido las demás proposiciones realizadas por
Spinoza para explicar “las dimensiones reales, vitales y estratégicas de la
vida humana”. En el escrito original en latín se utilizan los términos
“affectio” y “affectus” y muchos traductores lo traducen por la misma
palabra por lo que puede causar confusión con la definición.
Primeramente Spinoza define generalmente los afectos de esta manera:

“Un afecto, que es llamado pasión del ánimo, es una idea


confusa, en cuya virtud el alma afirma de su cuerpo o de
alguna de sus partes una fuerza de existir mayor o menor
que antes, y en cuya virtud también, una vez dada esa idea,
el alma es determinada a pensar tal cosa más bien que tal
otra.”

(Prefacio tercera parte Ética)

En la definición III define lo que entenderá como afectos: “las afecciones


del cuerpo, por las cuales aumenta o disminuye, es favorecida o
perjudicada, la potencia de obrar de ese mismo cuerpo y (…) las ideas
de esas afecciones.” En el “Curso sobre Spinoza” Deleuze realiza un
análisis de la misma definición. Considera al afecto, contrario a la
afección, como “cualquier modo de pensamiento “no representativo”,
intensivo y transitivo, ya que como se verá más adelante estos son
percibidos de manera diferente de una persona a otra. El pensamiento no
es solo representativo sino también afectivo por lo que no solo nos
relacionamos afectivamente con elementos meramente físicos si no
también con las ideas. Como se puede ver los afectos están definidos e
intrínsecamente relacionados con la potencia, la manera en la que
afectan, la fuerza de existir y la capacidad para actuar. Spinoza presenta
como “afectos principales” o primeros al deseo, la alegría y la tristeza y
los define en la tercera parte:

El deseo “es la esencia misma del hombre en cuanto es concebida como


determinada a hacer algo en virtud de una afección cualquiera que se da
en ella.” (E2P4DI) es decir, el deseo es la voluntad de realizar una acción
cualquiera que sea. La alegría “es el paso del hombre de una menor a
una mayor perfección.” (E2P4DII) El amor está relacionado con la
alegría ya que este mismo se define como “una alegría acompañada por
la idea de una causa exterior” (E2P4DVI). Por el contrario, la tristeza “es
el paso del hombre de una mayor a una menor perfección” (E2P4DIII) y a
su vez el odio es “una tristeza acompañada por la idea de una causa
exterior.” (E2P4DVI). En otras palabras, la tristeza y la alegría son retraso
o progreso hacia menos o más potencia respectivamente y por lo tanto
hacia menos o más perfección (Spinoza entiende perfección en la cuarta
parte como la realidad, esto es, la esencia de una cosa cualquiera en
cuanto que existe y opera de cierto modo, sin tener en cuenta para nada
su duración”)

Funcionan principalmente por medio de la memoria, ya que como no


conocemos todo lo que nos rodea normalmente al presentársenos una
situación u objeto lo relacionamos con algo que ya habíamos conocido o
visto antes y por lo tanto con el afecto relacionado al objeto
correspondiente: “En virtud del solo hecho de imaginar que una cosa es
semejante en algo a un objeto que suele afectar al alma de alegría o
tristeza, (...) amaremos u odiaremos esa cosa.” (E2P4PXVI) aunque la
razón siempre será la herramienta adecuada para conocer los afectos
que padecemos: “Un afecto que es una pasión deja de ser pasión tan
pronto como nos formamos de él una idea clara y distinta” (E2P5PIII).
Una idea clara y distinta se puede interpretar como un conocimiento
racional del mismo afecto. Además tendemos a generalizar al
encontrarnos con un individuo u objeto de cierta clase que contiene a un
individuo que nos generó un afecto anteriormente y considerar al
elemento nuevo de la misma manera afectivamente aunque no se tengan
argumentos o justificaciones racionales suficientes para hacerlo.
También nos movemos mucho afectivamente por lo que todos los demás
(o en el mejor caso, la mayoría) considere bueno o malo. Cada individuo
posee una fuerza propia pasa ser afectado y afectar (llamado poder de
afección) que se traduce en la capacidad del cuerpo como fortaleza en
sus relaciones para apropiarse de sus propias partes o las de otro
individuo

¿Qué considera Spinoza como un afecto bueno o malo? Primeramente


lo define generalmente en la cuarta parte “Entiendo por bueno lo que
sabemos con certeza que nos es útil.” (E2P4DI) y “Por malo, en cambio,
entiendo lo que sabemos con certeza que impide que poseamos algún
bien” (E2P4DII). En la quinta parte define específicamente un afecto
“malo”: “Un afecto es sólo malo o nocivo en cuanto que impide que el
alma pueda pensar” (E2P5PIX). Se sigue lógicamente que la alegría y
sus derivados son afectos buenos y la tristeza y derivados son afectos
malos por su capacidad de aumentar y disminuir la potencia que en
Spinoza es el mayor logro o virtud. Además se determina que no
podemos sentir tristeza y alegría al mismo tiempo porque estos son
afectos contrarios, es decir “los que arrastran al hombre en distintos
sentidos, aunque sean del mismo género” (E2P4DV) y no podemos
vernos afectados plenamente por los dos al mismo tiempo, uno siempre
predominará e idealmente este será la alegría ya que Spinoza la
considera más fuerte “el deseo que surge de la alegría, en igualdad de
circunstancias, es más fuerte que el deseo que brota de la tristeza”
(E2P4PXVIII). Se destaca la igualdad de condiciones.

Las pasiones se definen en la demostración de la proposición LVI de la


tercera parte, estas son las derivaciones de los afectos o en otras
palabras son las interpretaciones que les damos los humanos a los
afectos que padecemos. Las pasiones no son elementos activos sino que
somos pasivos ante ellas y controlan la manera en que nos
comportamos.

A pesar del auge del dualismo y la gran separación mente-cuerpo en la


época de Spinoza los afectos y pasiones afectan de la misma manera
ambos y esto se puede notar en el Escolio de la Proposición 7 de la
Parte II, a saber: “que el alma y el cuerpo son una sola y misma cosa,
que se concibe, ya bajo el atributo del pensamiento, ya bajo el de la
extensión” Masci (2008) lo afirma en otras palabras “se tratan del mismo
orden de causas en la misma sustancia, sólo que concebido desde dos
atributos diferentes de dicha sustancia” es decir que si una de las dos se
ve afectado el otro también lo hará por la conexión intrínseca que
comparten

Los afectos controlan a los humanos y no de manera contraria aunque


esto es lo que nos gusta pensar. Esto lo explica Spinoza en la cuarta
parte de la ética ya que nos es imposible “moderar y reprimir” los afectos,
“pues el hombre sometido a los afectos no es independiente, sino que
está bajo la jurisdicción de la fortuna, cuyo poder sobre él llega hasta tal
punto que a menudo se siente obligado, aun viendo lo que es mejor para
él, a hacer lo que es peor”. (E2P2Prefacio). Es decir que a pesar de la
grandeza de la potencia o perfección de alguien o de que conozca
racionalmente sus pasiones el sujeto siempre se ve sometido a los
afectos que sufre, sean buenos o malos.

Los afectos también se ven relacionados con el tiempo en relación de la


cercanía o lejanía de un evento o cuerpo y la manera en que nos afecta
la distancia. Un afecto considerado fuerte puede ver disminuido su efecto
si se encuentra lo suficientemente lejos o ajeno al objeto al que afecta.
Según Roca (2015) “vivimos en la actualidad, es decir en el presente, y
desde él experimentamos los afectos”, es decir somos más susceptibles
a los afectos que sufrimos en el presente que a los que ya sufrimos o
prevemos que sufriremos en el futuro, estos últimos además son
imaginarios que además para Spinoza siempre serán ideas inadecuadas.

En resumen el carácter bueno o malo de un afecto está dado por la


manera en que afecta nuestra propia potencia y en la utilidad que le
veamos al afecto mismo. Se concluye que la tristeza, el odio y demás
semejantes se consideran afectos negativos porque disminuyen la
potencia. Además se puede afirmar que de esta teoría se puede seguir
una teoría psicológica de las pasiones llamativa por lo realista y
sugerente
Depresión y suicidio según la Teoría de los Afectos

Si se ven las enfermedades mentales desde la lupa de la teoría de


Spinoza se puede notar que estas son de especial cuidado ya que
afectan la mente y por lo tanto el cuerpo, algo que necesariamente no
pasa en todas las dolencias puramente físicas. Al estar tan conectadas
mente (o alma) y cuerpo y al verse afectadas ambas por afectos externos
se puede interpretar el concepto de salud como la concepción que se
tiene contemporáneamente de la misma, bienestar tanto físico como
mental como emocional. Para Spinoza cuando “algo no se compone con
nosotros, no solo los descompone física o exteriormente, también
nuestra alma se ve afectada por la descomposición”. Según Contreras
(2011) pensamiento y existencia se empatan en tanto que son ideas que
están en el pensamiento de Dios.

Las enfermedades mentales se considerarían en Spinoza como


afecciones de la potencia. Depresión es definida por la MHA (Mental
Health America) como “una enfermedad grave y común que nos afecta
física y mentalmente en nuestro modo de sentir y de pensar”. Se podría
decir que es la enfermedad mental más conocida popularmente. El
interés de analizar la depresión desde la teoría de los afectos es que esta
afecta nuestro modo de sentir y de pensar es decir nuestra mente y
nuestro cuerpo al mismo tiempo. Además causa otras enfermedades u
afecciones como  “ansiedad, pérdida del sueño, del apetito, y falta de
interés o placer en realizar diferentes actividades”. Se distingue de la
tristeza por su duración “más de dos semanas”, la MHA afirma que “sentir
tristeza es normal, estar deprimido clínicamente no lo es.”. En otras
palabras es un estado constante de melancolía semi o totalmente
permanente si se trata de depresión crónica. Si la tristeza es considerada
por Spinoza como “mala” y “destructiva” la depresión lo sería mil veces
peor, ya que incluso puede llevar al suicidio lo que llevaría al segundo
tema de esta parte. El suicidio es definido como acto de quitarse
deliberadamente la propia vida. Comportamiento suicida es cualquier
acción que pudiera llevar a una persona a morir, como tomar una
sobredosis de medicamentos o estrellar un automóvil a propósito. El
suicidio aunque tiene mucho que ver con factores externos es
popularmente considerado como una decisión final y propia de la
persona que lo comete.

Spinoza vivió antes de que se diagnosticara a la enfermedad sin


embargo le llamo “la incapacidad para actuar”. Se podría agregar
“perdida de potencia” y “disminución de perfección” al considerarse una
tristeza severa, prolongada y enfermiza. La tristeza y el odio siempre se
consideran malos por las proposiciones XLI y XLII de la cuarta parte:” La
alegría, nunca es directamente mala, sino buena; en cambio, la tristeza
es directamente mala” y “El regocijo no puede tener exceso, sino que es
siempre bueno, y, por contra, la melancolía es siempre mala.”
Principalmente porque el odio, la tristeza, la melancolía y la depresión
repugnan a la razón y necesariamente se han de considerar como
“malos”.

Las enfermedades mentales, son causadas mayoritariamente por


factores externos. Sin embargo existen casos en los que estas
enfermedades son causadas por factores hormonales o genéticos,
¿cómo se podría explicar eso? Naturalmente, lo mismo se podría decir
de las otras enfermedades pero en particular de estas por que como se
ha dicho anteriormente necesariamente afectan cuerpo y mente e incluso
se podría a llegar a preguntar si es la mente destruyéndose a sí misma.
Según Spinoza estos factores seguirían siendo considerados externos y
estos son los que causan la enfermedad “las causas exteriores ocultas
disponen su imaginación y afectan su cuerpo de tal suerte que este
revisa otra naturaleza, contraria a la anterior y cuya idea no puede existir
en el alma” (E2P4PII). No se puede tener la potestad de padecer una de
estas enfermedades ya que “ninguna cosa puede ser destruida sino por
una causa exterior (E2P4PIII) y las enfermedades mentales destruyen a
la persona en muchos aspectos. Ahora bien, Spinoza considera que “nos
esforzamos en promover que suceda todo aquello que imaginamos
conduce a la alegría, pero nos esforzamos por apartar o destruir lo que
imaginamos que la repugna, o sea, que conduce a la tristeza” (E2P4P
XXVII) y lo reafirma en el colorario de la página 135 al afirmar que “el
alma tiene aversión a imaginar lo que disminuye o reprime su potencia y
la del cuerpo.” sin embargo una persona sumida en la depresión muy
difícilmente podría “apartarse” de la tristeza por sí sola por la misma
enfermedad entonces necesariamente como fue causada por agentes
externos debe ser curada por agentes externos, ya sea tratamiento o
terapia. Se considera parte de la naturaleza o”natural” el conservar la
vida, pero las personas con depresión en muchos casos desean lo
contrario, es decir morir. Esto se puede explicar por la susceptibilidad
que tenemos ante las afecciones aunque sean parte de la naturaleza
Los hombres pueden diferir en naturaleza en la medida en que sufren
afectos que son pasiones; y, en esa misma medida, un mismo hombre es
voluble e inconstante (2EP4PXXXIII y XXXV)

Spinoza afirma que “el deseo que brota de una tristeza o de una alegría,
de un odio o de un amor, es tanto mayor cuanto mayor es el afecto” ya
que “la tristeza disminuye o reprime la potencia de obrar del hombre (...)
disminuye o reprime el esfuerzo que el hombre realiza por perseverar en
su ser”. Es decir entre más severa la depresión y en la mayoría de casos
entre mayor su longitud naturalmente es mayor el afecto (en este caso
negativo) que produce. Sin embargo en la proposición XXXVII de la
cuarta parte Spinoza afirma “cuanto mayor es la tristeza, tanto mayor
será la potencia de obrar con la que el hombre se esforzará por apartar
de sí esa tristeza” pero en los casos de depresión generalmente ocurre lo
contrario: entre más profunda sea la depresión es más difícil de tratar y
de salir de ella. Deleuze establece la depresión como “una Pasión de
afectos de tristeza.” Y afirma que:

“Cuando estoy triste mi potencia de actuar disminuye. Es evidente,


bastaba pensarlo: cuando ustedes están afectados de afectos tristes hay
un objeto, cosa o persona, que se compone con ustedes y los afecta de
tristeza. Si ustedes están tristes es que están oprimidos, deprimidos...se
los ha atrapado. Viven bajo la forma del contagio, no te soltaran. Un
deprimido es una fuerza explosiva, te atrapa.”

(Deleuze, s.f)

Con respeto al suicidio surgen varios problemas con la teoría de Spinoza


primeramente porque ontológicamente en la teoría spinozista el suicidio
ni siquiera existiría. Para Spinoza la “libertad” es tan limitada que incluso
se podría considerar inexistente como el concepto que tenemos de ella
de elección propia e independiente ya que repasando la preposición
tercera del capítulo 4 los factores externos son los que afectan a la
persona por lo tanto nadie “decide” suicidarse sino que es llevado hacia
ese acto. Por lo tanto la acción de “suicidio” es imposible como un acto
intencionado por una voluntad, es decir sería imposible desde su propia
definición.

La idea del suicidio o muerte auto-infringida se consideraría irracional y


fuera de toda lógica de la sustancia, resultando incompatible con la
fuerza inherente presente en toda substancia de mantenerse y
perseverar la vida. Esto se encuentra en la doctrina de la substancia en
la que se establece que las cosas en cuanto tales y entes singulares se
caracterizan por esa fuerza que los impulsa a perseverar en la existencia,
una tendencia “natural” a la afirmación del ser y la auto conservación de
la susbtancia. El autor afirma que en la proposición 6 de la cuarta parte
que “cada cosa se esfuerza, cuanto está a su alcance, por perseverar en
su ser, es parte de su esencia” (E2P4PVI) se podría afirmar de nuevo
que el suicidio no es decisión propia. El acto del suicidio llegaría a pasar
cuando las condiciones externas son adecuadas para que suceda o se
tornan demasiado y se acaba “la fuerza” de la persona: ”la fuerza con
que el hombre persevera en la existencia es limitada, y resulta
infinitamente superada por la potencia de las causas exteriores”
(E2P5PIII).

Como se mencionó anteriormente los afectos son experimentados de


maneras diferentes por cada persona y eso se puede ver en que hay
algunas personas más propensas a la depresión y otras enfermedades:
“Hombres distintos pueden ser afectados de distintas maneras por un
solo y mismo objeto, y un solo y mismo hombre puede, en tiempos
distintos, ser afectado de distintas maneras por un solo y mismo objeto.”
(ESP4PL1) Además que hay diferentes subtipos de afectos que son
experimentados dependiendo de la persona y el objeto o individuo que le
afecta: Hay tantas clases de alegría, tristeza y deseo y,
consiguientemente, hay tantas clases de cada afecto compuesto de ellos
—como la fluctuación del ánimo-, o derivado de ellos —amor, odio,
esperanza, miedo… —, como clases de objetos que nos afectan (E2P4P
LVI). En otras palabras, los afectos son diferentes para cada persona y
cada afecto se puede manifestar de manera muy diferente dependiendo
del afectado y la afección por lo que un afecto que lleve a una persona al
suicidio o depresión no necesariamente llevará a otra a la misma
situación. Esto depende principalmente de la genética, la historia
personal, las percepciones e incluso el género de la persona.

Se explica la relación depresión suicidio en la cuarta parte: “Nadie puede


desear ser feliz, obrar bien y vivir bien, si no desea al mismo tiempo ser,
obrar y vivir, esto es, existir en acto”(2EP4PXXI ). Es decir una persona
que no es feliz constantemente no puede actuar ni vivir bien, por lo que
podría considerar no vivir del todo. La persona suicida y depresiva se
tiende a menospreciar lo que disminuiría su potencia porque los afectos
de la sobreestimación y el menosprecio son siempre malos para Spinoza.

Baruch intenta “acomodar” el suicidio en su teoría mediante ejemplos


como el de Seneca pero cae en una paradoja porque estos ejemplos
para dar cuenta de su explicación del hecho de que “hay gente que se
mata a sí misma” no resultan efectivos. Spinoza necesaria de un
argumento político para justificar estos ejemplos. La discusión de la
racionalidad o falta de ella en el suicidio es extensa. Nos debemos
preguntar si existen en la realidad los suicidios racionales aunque en la
teoría de Spinoza no tendrían cabida porque (reiterando) el deseo de
autodestrucción es incompatible con la fuerza a mantener la existencia y
por lo tanto irracional. Por lo tanto la idea del suicidio solo cabe en el
género del conocimiento de la imaginación que es considerado el más
inadecuado por lo que la idea misma del suicidio (si se considera
existente) es inadecuada y confusa. La única manera de que el suicidio
tenga lógica en Spinoza es cuando se realiza para “huir de un mal peor
que la muerte”

Concluyendo se distingue que la contradicción del suicidio viene dada


por que cualquier mecanismo imaginario propio del yo tiene como límite a
la existencia misma como condición previa y por esta razón es que se
dice que las cosas intentan preservar su propio ser y la idea de
autodestrucción desafía ese principio por lo que se justifica
argumentando que el ser humano opta “quiméricamente” por la muerte
en el suicidio, es decir de manera errónea o mala.

Bibliografía

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Spinoza. Consultado el 02 de julio del 2018.
http://vitalidadzalvaje.blogspot.com/2011/12/para-deleuze-los-conceptos-
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Deleuze, G. (2008). En medio de Spinoza. Editorial Cactus, Buenos


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Deleuze, G .(2013). Curso sobre Spinoza . Recuperado de


http://reflexionesmarginales.com/3.0/wp-content/uploads/2013/01/Gilles-
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http://luisroca13.blogspot.com/2015/05/spinoza-y-su-teoria-sobre-el-
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Spinoza, B. (1980) Ética demostrada según el orden geométrico.


Traducción de Vidal Peña. Editora Nacional, Madrid.

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