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SAGRADA BIBLIA, EN LATIN Y ESPANOL, CON NOTAS 2 ‘ LITERALES, CRITICAS E HIsTéricas, PREFACIOS Y DISERTACIONES, Sacades del Comentario de D. Aguitin Calmet, Abad de Senopes, del Abad Vence 'y de los mas célebres autores, pera facilitar la inteligencia de la Santa Escritura. GBRA ADORNADA CON ESTAMPAS Y MAPAS. PRIMERA EDICION MEJICANA ENTERAMENTE CONFORME A LA CUARTA T ULTIMA FRANOESA DEL ao Dx 1820. TOMO PRIMERO. , MEJICO. IMPRENTA DE GALVAN A CARGO DE MARIANO AREVALO, GALLE DB CADENA NUM. 2 nn 1831. CON Las LICENCIAS NECESARIAS. ALA IGLESIA MEJICANA. IS; cs obligation siniy eatredha eit los Rijo¥ segun Ua carne, ofrecer & los que les dieron -wrti etisteneia temporal y pee recedera el fruto de sus empresas, gcudnia mayor debe ser 4 que corresponded un Mejicano respecte dela Iglesia que bo ha nutrido en su seno, lo ha alimentado con ld sand doctrina, y le ha preparado una felicidad eferna en loa sa- bios documentos que arreglar: los princigrios dé tena: creer cia conforme 4 las leyes: efernas dé la verdad, y dé una moral pura y sin mancha® La Iglesia Meficana en tres- cientos afios qué leva de -fundada; “hia tenido Ia ten in- apreciable prenda como inestimable ventaja de tio habersé desviado jamds ni en un Gpice de lod prinecipios dela Re: ligion Catélica, iinica verdadera, y de haber évitado igual: mente, ast el cisma que se oponé & la Unidad, como la here« gia que adultera el sagrado deptsito de li Fe y la impiedad que lo destruye. Si la Iglesia Romana ha hecho eonsistir siempre su mayor mérito y recomendacion en sostenet que jaméa ha errado, y ha dédacido constantemente de‘eate prins cipio lostitulos desu gloria; gcudnta es la que debe correspon- der de justicia 4 la Meficand; qi aunque sisi ningunos ftw bos ni pretensiones 4 la infalibilidad, de Recho Is ha etdo ev este giunto semejanteY Por los jeticios treserutables del ANE simo, su siempre sabia Providencia ha per miftds que nieeched de las Iglesias mas célebres, sin poder obtener una constancia invariable en la verdadera doctrina, se hayan no pocas. veces deslizado en el error en un periodo menor que el que lleva de sfundada la Mejicana; si aquella desgracia no puede disminuir el mérito de las que la sufrieron; esta felicidad no puede dejar de ser un titulo de gloria para la de Meé- Jico, aunque no le sea exclusivo. Un hijo amante de tan digna madre no puede al dedi- carle el fruto de una empresa religiosa, pasar en silencio lo gue constifuye su mayor elogio. Y gqué cosa podria ofrecer- semas digna 4 la Iglesia de nuestra Republica que la primera version de los Libros Sagrados alidioma vulgar efectuada en ella, altamente protegida por los dignos Cabildos sedevacan- tes que actualmente la presiden, y fomentada con un ardor de que hay pocos ejemplos, por el Venerable Clero Mejica- no? Ninguna ciertamente. Sin embargo, no es la simple ver- sion de la BrButa, que seria por si misma un ofrecimiento bastante digno, sino la de una de las mas utiles, mas cuidado- samente trabajadas y de mayor crédito en todo el catolicis- mo, la que tengo el honor de dedicar 6 la Iglesia Mejicana. Quien dice la sisuta DE vEeNCcE, ya no tiene que afiadir: si no es lo mas cabal y perfecto que ha dado & luz la laborio- sidad y celo de los catilicos, pocas han de ser las obras de su clase que se le igualen. Una pardfrasis interpolada con el texto, pero sin alterarlo ni causar en él confusion por el diverso cardcter de letra con que esté escrita: unas notas que dan mas extension y claridad & los puntos explicados en la pardfrasis; y unas disertaciones criticas que derraman luz y elaridad sobre el caos de las antigiiedades judaicas, es cuan- to puede desearse en una obra de esta clase, y es lo que cons tituye ef cardcter de la BrBLIA DE VENCE. Si yo no tengo la gloria literaria que supone la version de esta obra por ser agena de las funciones de mi profesion, me corresponde la de haber concebido y Uevado 4 efecto la empresa, y esta quiero consagrarla 4 la SANTA IGLESIA de mi pais y 4 los dignos ministros que la presiden. Elloe con sus lu- ces y crédito han fomentudo la empresa, sin omitir medio para que se realice y tenga el efecto mas cumplido. Esta es la obra, y estos los medios puestos en accion para realizarla; buscando un patron que ta acoja y que al mismo tiempo sea digno de ella, y del importante y sagra- do axunto sobre que versa, la eleccion no podia ser dudosa, ni yo vacilé un punto en hacerla. La Iglesia de mi patria altamente recomendable por todos titulos para todo Me- jicano, y para mi mas, por la gratitud que me ha inspira- do la buena acogida & tan piadosa empresa, fij6 desde lue- go mi resolucion. 4 ella pues la consagro y dedico con todo el amor patrio de un Mejicano, el respeto y venera- cion de un hijo, y la gratitud y reconocimiento de un fa- vorecido. Recibanla, pues, los fieles todos y sus dignos mi. nistros, por tan honrosos como apreciables titulos, y con ella las consideraciones de mi mas grande sumision, ardien- te amor y profundo respeto. Mariano Gatoan Rivera. ADVERTENCIA. E. Tod nombres griegos y hebreos se ha onitido la 4 en las com- binaciones th, ri, porque & mas de ser un signo que fo se pronuncia, su uso no es conforme & nuestra Ortografia; y asf no se ha escrito Amatheo, Gomorrha, sino Amuteo, Gomorra, La ph se ha substituido por la f; porque esta letra es la que representa hoy exclusivamente Ja articulacion que Antes solia tambien representarse por la ph; en consecuencia no se escribe Asaph, Japhet, sino Asq/, Jafet. En todos aquellos casos en que la ch debe pronunciarse como g 6c, y no con Ja pronunciacion que tiene en castellano, se ha puesto en su lugar q antes de ¢ yde i, y ¢ en las restantés combinaciones, escribiéns dose Melquisedec, Cus, Cristo en lugar de Melehisedech, Chis, Christo. Ultimamente se ha omitido la p en las combinaciones pa, pt, escribiéne dose Salmo, Tolomeo, en vex de Psalmo, Ptolomeo, Estas reformas se han hecho en Ia traduccion, sin tocar él texto latino, siguiéudose en muchas de ellas at seior Amat en su version de la Biblia, en otras al seflor Monfort en su Semana Santa, y en todas Ia ra- Zon; porque cuando se escribe en espaiiol, deben observarse las reglas de la Ortografia espaiiola, que en el estado de perfeccion que hoy tie- ne se ha conformado mucho con la Ortologia, desterrando !a mayor par- te de los caracteres insignificantes en la pronunciacion. o 7 ES—— SSS SANTA BIBLIA. DISCURSO PRELIMINAR SOBRE LA DIVINIDAD DE LA SANTA ESCRITURA. (*) 0. cretos (1); ESCUCHA TIERRA, el Ser Supremo es quien habla, Asf es como Isains comienza el. jibro de aus profecias, Au- dite, coeli; et auribus percipe, terra, quoniam Dominus locutus est: conservemos la expresion del texto original, quoniam JEHOVA lo- cutus est. Esto es tambien lo que nosotros podemos decir al presen- tar & Jos files el gue po entero de los, libros santos. Eee Altisi- mo, nombre significa el Ser S: y oir a sa ‘on JEHOVA locutus est. “remo ‘nt Cuando en medio de la celebracion de los sagrados misterios, la Iglesia presenta los santos Evangelios 4 los homenages de sus ministros, ella les dice: Ved aquf las palabras santas: Haec sunt ver- ba sancta: y lo que dice de los santos Evangelios, lo cree igual- mente de todos los libros ‘ados: eso no solo los llama san- tos sino divinos: Scripturae fpinae, De ahi viene que en sus con- eiliog donde los mira como la regla de su f, los llama no solo san- tos y divinos, sino adorables: Sancta et adoranda verba Scriptura rum. Ella adora all al Ser Supremo, porque esta persuadida de que él es guien le habla: JEHOVA locutus est. : El hombre, destituido de las prerogativas de su orfgen, y abis- en tas tnieblas de Ja ignorancis, necesitaba ser eocorrido por revelacion. Esta revelacion existe, y se halla cansignada en nues- libros santos. Los libros que 1a contienen hen sido divinamen- te inspirados, y esta inspiracion se extiende hasta las pelabras del ado texto; de manera que desde la primera hasta la Altima pa- Dies es quien habla en estos divinos libros. Tales son importantes principios que nos proponemos esta- ae Necusiad y certeza de la revelacion, cuyo depésito contie- men nuestros libros: verdad y extension de la inspiracion de los li- bros divinos que contienen este depénito precioso, son los dog pun- tos que van 4 ser el objeto de nuestro . . Je mivtancia do ovte disourso oe he, seoade del que M de Vonee, Dr. do r Sorbona, publicé bajo o! titulo de Disertqcion sebre lm revelacion y la inspi an Fails bajo jo de Disertacion y ta inapira. L Necesidad de la Reve. lacion. I, Revelacion supuesta en. tre las nav 8 : * DISCURSO PRELIMINAK PARTE PRIMERA. Necesidad y certeza de la Revelacion. Aisne las luces naturales no sc extinguicron enteramente en el hombre, sin embargo ellas no le bastanan sin el socorro de Ja revelacion. El] hombre, en medio de las tinieblas que lo rodean, en- cuentra todavia en sf mismo unos vestigios de aquella viva luz que lo iluminaba en su orfgen. El no puede reflexionar sobre si sin Teconocer que no habiéndose hecho 4 si mismo, es necesario que haya sobre él un Ser Supremo de quien ha recibido la existencia; y €l se siente obligado, 4 confesar que es deudor de sus homena- ges 4 aquel de quien tiene la vida. Ast el hombre encuentra en su corazon los primeros princi- ios de la Religion: descubre allf la idea de la Divinidad que de- ser objeto de su culto; y pereibe el sentimiento de amor en que cohsiste el alma de este culto. Asf la idea de la Divinidad exten- dida entre todos los pueblos los ha inducido 4 rendir & Ja Divini- dad sus homen: Miéntras mas se sube 4 Ja antigiiedad, mas se ven los pueblos penetrados de la idea de un primer Ser, y per- suadidos de la obligacion de rendirle un culto. . Pero esta idea primitiva se obscurecié succesivamente por las ideas falsas que loz hombres le afadieron. Perdiendo la memoria del verdadero Dios, se formaron poco 4 poco una multitud de fal 80s dioses 4 los cuales prostituyeron ciegamente su culto, de mtane- ra que conservando la idea de la Divinidad, sm embargo ya no conocian & Dios., Era pues necesaria una luz sobrenatural que con- firmase en los unos la idea del verdadero Dios, y que redujese & los que se habian alejado de ella. He aqui el primer socorro que nos ofrece la revelacion, por le cual Dios se hace conocer ai hom- bre como Supremo Ser unicamente digno de su culto. Ni bastaba retocar en-el alma del hombre Ia idea del verda- dero Dios;era menester aun ensefiarle cual es el culto que el hom- bre le debe. Sus reglas no podian ser determinadas sino por el Ser Supremo 4 quien es debido. Si la eleccion de este culto que Ila- mamos Religion, quedara abandonada al capricho de los hombres, resultaria una confusion tan extrafia y una diversidad tan en el modo de servir 4 Dios, que se verian tantas religioncs diferen- tes cuantos diversos caracteres se advierten entre los hombres. No se puede honrar 4 Dios sino ‘riRliéndole el culto que le es agrada- ble, y él solo toca énsefiarnos cual es el que debemos ofrecerle. Luego Ia verdadera Religion no puede fundarse sino en una reve- lacion que ensefie al hombre ‘cual es el. verdadero Dios, y cual es el culto que exige. Este principio es tan constante, que aun entre las naciones in- fieies, los que han querido reunir pueblos enteros en una misma religion, haciéndoles abrazar un mismo culto, han supuesto por ba- SOBRE LA DIVINIDAD DE LA SANTA ESCRITURA, 9 ge de las reglas que les han dictado, una entera persuasion de que nada proponian sino lo que habian recibido y aprendido de los dio- ses. Esto es lo que Platon asegura de los Egipcios (1): y Josefo dice lo mismo de ellos (2). Por lo que toca 4 los anos, se puede ver lo que Dionisio de Halicarnaso refiere (3) de Numa Pom- pilio, quien para dar mas peso 4 las leyes que establecié y 4 los sacrificios que instituyé, afirmaba que habia aprendido todo lo que ensefiaba y ordenaba de la ninfa ria, que algunos decian era una de las Musas. Y en esto, el citado historiador, Numa Pompilio no hizo sino imitar @ Minos de Creta, que iba frecuente- mente 4 la cima del monte Dicteo como para escuchar las instruc- ciones de Jupiter, de quien é] decia le comunicaba todas las leyes que imponia al pueblo de su isla. Siguié tambien el ejemplo de Licur- de Lacedemonia, que hizo un viaje 4 De'fos para aprender de polo el modo de establecer leyes utiles 4 sus ‘sibditos.'y para re- cibir de la Divinidad el espfritu de sabidurfa que necesitaba para esto. Es verdad que Dionisio de Halicarnaso y los demas autores sen- satos de] paganismo no hablan de esta especie de comunicaciones, sino como de piadosos fraudes inventados para dominar mas facil- mente & los pueblos, y nosotros estamos en efecto bien persuadidos de que todas esas pretendidas comunicaciones de Jas falsas divinida- des no eran mas que ficciones propaladas sin fundamento, 6 ilugio- nes de que se valia e] demonio para enganar 4 log que lo invocaban ponerios en estado de seducir & los otros. Mas por falsos que sean hechos que refieren estos autores, prueban sin embargo que:es opinion general de todas Jas naciones, que sin la revelacion no pueda establecerse una Religion, ni darse reglas ciertas para reunir 4 los yueblos en un culto; de suerte que desde que se reconoce alguna jivinidad que exige ser honrada, y 4 la cual los hombres deben eus homenages, es mencster confesar al mismo tiempo que el culto de- bido 4 esa Divinidad debe ser designado y comunicado @ nosotros por la revelacion. : Las naciones que Dios dej6 andar por sus caminos [4] han su- puesto entre cilas ta revelacion que no tenian; pero Dios escogid un pueblo & quien él mismo confié sus ordculos [5}. El ha hecho en favor de su pueblo lo que no hizo por las demas naciones {6} anuncié su palabra & Jacob, sus juicios y sus mandamientos Isratt. Los Hebreos tuvieron la felicidad de poseer profetas y héroes susci- tados por Dios, é inspirados para haccrles conocer las voluntades y Tas 6rdenes del Senor, que se les manifests por medios pubticos y acompanados de portentos, que no dejahan duda alguna, y que Ile- vaban el caracter dela Divinidad en Ins maravillas que los autori- aban. Dios se manifests & Moisés en el desierto de la Arabia Pe- trea, y se le aparecis en una zarza inflamada: cs verdad que enton- ces no hubo testigo alguno; pero le mands publicar (7). y confirmar Yo que diria de parte del Senor con milagros y prodigios. Moisés 16 en presencia de todo un pueblo, cuya dureza é ingratitud pu- QQ) Plat. in Tim—t2) Joseph.1. 1. cont. App.—/3) Dion. Halic. t. xt. p. 118.— @) Act. x1. Bb (5) Rom. 12.46) Ps. oxivu. 8. ap Exod. us. 16. wv... 9 Tom, 1. ciones infie; les. mt Verdadera revelacion en los pues hlos Hobreo y Cristiano. 10 DISGURSO ERRLIMINAR blicaba, las apariciones por las cuales Dios se le habia dado & céno- cer. Por mas interes que este pueblo tuviese en que no se diera cré- dito al testimonio de] santo legislador, jamas se ha atrevido @ inten- tar el inenor ataque contra los sucesos que este legislador refiere, ntes ha adoptado con gran respeto y perfecta sumision, todo lo que le ensenan las revelaciones con que el Sefior favorecié & su fiel sier- vo. Dios le hublaba boca & boca; y él veia al Seiior claramente, y no bajo enigmas y figuras [1]. La gloria de que quedaba rodeado des- pues de sus conferencias con el Senor, era para todo el pueblo un testimonio cierto de que Dios le habia comunicado sus drdenes pa- ra_trasladarlas 4 aquellos cuya conducta le estaba confiade, Ellos veian, dice la Escritura (2), el semblante de Moisés rodeado de luz; y los rayos que despedia los Uenaban de asombro y de temor: no ge atrevian 4 acerctrsele, y él necesitaba poner un velo sobre su ca- beza para no deslumbrarlos cuando les hablaba. Los que han querido enganar 4 los pueblos que pretendian se- ducir, han obrado de esta manerat Cuando Mahoma quiso erigir- ge en profeta y darse por hombre inspirado, hizo pasar las convul- siones de la enfermedad de que adolccia, por temblores que le cau- saba la vista del angel Gabriel; pero ;qué prueba daba de esa apa- ricion milagrosa? Cuando Moisés recibis la ley de Dios, el Todopo- deroso hizo sentir su presencia (3), se oyé e/ estallido del trueno; se vieron brillar jos relampagoss una nube espesisima oculté la mon: tana 41a vista de todo el pucblo; la trompeta reson6é con estrépito, y la muchedumbre que estaba en e] campo fue sobrecogida de ter- ror; todo el monte Sinai estaba cubierto de humo porque el Senor habia bajado & él en medio del fuego. Todo esto pasd en presen- cia de todo el pueblo, y no en un lugar secreto m en una cueva oculta. El Sefior dié 4 Moisés, dice la Escritura (4), sus preceptos delante de todo su pueblo, la ida y de ciencia, para ensenan su alianza 4 Jacob, y sus mandamientos 4 Israél. Todo lo que Moisés prescribié & los Israelitas, es digno de Dios, La ley moral que les propuso de parte del Senor, contiene con gran- de exactitud todo lo que el hombre debe 4 su Dios, lo que se de be 4 sf mismo, lo que debe 4 su préjimo: se ven en estos prec tos, los rasgos, y, por decirlo asi, los resplandores de la equidad sow berana y de la primera verdad, por los cuales Dios ha renovado en el corazon del hombre los primeros sentimientos que grabé en el mo- mento de la creacion, y que habian sido desfigurados por el pecado, Si se examinan con algun, cuidado las reglas dadas por Moisés pay ra los sacrificios y ceremonias, y las leyes de policfa establecidas pa. ra el buen érden de la Repdblica Hebrea, se encontraré que todo ex ta Ileno de sabidurfa, y que si alguna cosa no es enteramente pers fecta, esto era necesario en una ley destinada 4 servir de sombra ¥ figura, & fin de preparar 4 Jos hombres 4 otra ley mucho mas pers fecta; y en esto mismo se reconoce ficilmente la sabidurfa de la com ducta de Dios. Como todo el tiempo que ha durado esta ley dada 4 Moisés GQ) Nim, x5.8—(2) Exod. xxaiv.29 et 0¢qq-—(3) Exod. 21%. 16.—(4) Beclis 117.6 SOBRE LA DIVINIDAD BE LA SANTA ESCRITURA. n -eraen cierto modo un preludio y una disposicion al gran mistcrio de la nueva alianza que el mismo Hijo de Dios debia contraer con los hombres, fue preciso que Dios suscitase de tiempo en tiempo pro Aetas que hiciesen acordar 4 los hombres de lo que debia ser cl ob- eto de sus deseos y esperanzas. Estas revelaciones 6 profecias han sido hechas en diferentes tiempos, y como repartidas en diferentes oca- siones, 4 fim que en todos los tiempos se recibiesen algunos testi- -monios de Jas grandes verdades, y que los testimonios multiplicados formasen una cadena de tradicion. Esta es la idea que San Pablo nos -da de Ja economia sapientisima con que Dios ha repartido y distri- ‘buido, por decirlo asi, las revelaciones que queria comunicar 4 los hom- bres. Antiguamente, dice este grande apdstol (1), Dios ha hublado '@ nuestros es en diversus ocusiones y en diferentes maneras, por medio de los profttas; y en estos ultimos tiempos nus ha hablado por medio de su Hiyo, al cual constituy6 heredero de todo, por quien hizo tambien el mundo, Las revelaciones hechas 4 Moisés y 4 los otros profetas, fueron por partes, en diversos tiempos y en diferentes ocasiones: no todas las verdades se manifestaron juntas, sino ya una ya otra; y muchas que- daron reservadas para el tieinpo venidero, Pero cuando el Hijo de Dios vino 4 la tierra, y Dios se digné en el dltiino tiempo hablamos por boca de este Hijo querido, la revelacion ha sido completa y perfecta: nada hay que afadir 4 lo que el Hijo de Dios nos ensefi} por sf mis- mo mientras estuvo sobre la tierra y 4 lo que nos hizo ensefiar por el Espiritu Santo despues que subié al ciclo: por eso él asegund 4 sus apdstoles que este Espiritu Divino les ensefiaria toda verdad (2). He aqui el fin de las demas revelaciones: ni a hubo que se acerca- ee & esta; ni hay que aguardur otra; ella es bastante pertecta para sub- sistir siempre. Tal es el fundamento y la plenitud de nuestra fe. Las demas revelaciones tenian 4 esta por fin, y cn ella han encontrado su cumplimiento y consumacion, No tratando aqui de la revelacion sino en cuanto se refiere 4 Ja divinidad de los libros santos, no hablaremos de las que se hicieron en el estado de \a inocencia, por las que Dios se comunicaba @ nues- tros primeros padres, que tenian la felicidad de oir su voz, cuando ba- jeba al paraiso terrestre pura conversar con cllos (3). Nada diremos de las diferentes revelaciones por las que Dios manifest6 sus volunta- des 4 los antiguos patriarcas que vivieron 4ntes del diluvio, El se des- eubrié & Henoc, que andaba siempre en su presencia: hizo conocer sus designios 4 Noé, cuando resolvié enviar el dilu:io para castigar Jos crimenes de los hombres carnales. Pasaremos tambien en silencio por la misma razon, las apariciones hechas 4 Abraham y 4 sus des- censientes; en que el Sefor hacia conocer su voluntad, y comu- nicaba sus érdenes & este santo patriarca, como lo hizo despues con Isaac, con Jacob y con José. Hemos visto lo que la Escritura dice de la manera con que Dios se di6 4 conocer & Moisés, al cua} ee manifests de un modo mas perfecto que 4 los otros profutas; por- que si hay algun profeta entre vosotros, dice el Sefior, (4) yo le apa- DB) Hebe. 1.12) Joan xvt. 1343) Gene ma. 8,—(4) Nim, su. 6. 8. Reveiacio. nos hechas 4 los patriar. cas = desde Adam haste Moisés. v. +» Revolacio- nea desde ‘Moisés hes- ta Samudl. R DISCURSO PRELIMINAR : reccré en vision, 6 le hablaré en sueitu; mas no ast 4mi siervo Moisés que es el mas fiel en toda mi casa: porque le hablo boca é boca, y él ve- al Senor cluramente, y no bajo de enigmas y figuras. Cuando Dios dié ‘su ley, establecié un medio seguro para cono- cer su voluntad; porque consultando al efud 5 pect del gran sacerdote en que estaban el urim y el tumim, se descubria cuul era la voluntad del Sefior en las cosas obscuras en que habia_necesi- dud de que declarase lo que convenia hacer. Esto es lo que Dios ha- bia establecido diciendo & Moisés (1). Cuando sea menester empren- der alguna cosa, el sacerdote Eleazar consultaré al Senor; y segun la respuesta de Eleazar, Josué obrard, y con él todos los hijos de Ieraél. David, encontrandose perplejo sobre el partido que debia tomar en cierta ocasion, dijo 4 Abiatar consultase al Sefior tomando el efud y revistiéndose de este vestido sacerdotal: Applica Ephod (2); i estando Abiatar revestido del efod, el Seftor hizo conocer 4 David lo que debia sucederle en Ceila si permanecia alli, y le dié con esto el medio de evitar la célera de Saul que intentaba perderlo. Como el urim z el tumim estaban unidos al efod, v cstos dos térmi- nos significan duces y"perfecciones, se ha creido que la razon por que estuban unidos al efod, era porque el gran sacerdote revestido de este ornamento y consuitando ab Scher, adquiria las luces necesarias para conducirse Segun la voluntad y las érdenes de Dios. Algunos creen que el urim_y el tumim eran dos piedras preciosas que por un res- plandor y brill extraordinario, hacian conocer la verdad. Lo que cons- ta_por el ejemplo de David es, que consultando el gran sacerdote & Dios, Divs respondia. José (3) es de parecer que el gran sacerdote descubria la voluntad del Sefior por el resplandor extvaordinario del urim y del tumim, que eran dos piedras preciosas. Como quiera que sea, es cierto que Dios daba respuestas y or&culos, consultado por el gran sacerdote cuando estaba revestido del efod, en el cual se hallaban el urim y el tumim; y esta respuesta’ procedia ordinaria- mente de! propiciatorio. Seriamos demasiado largos, si quisiéramos recorrer todas las re- velnciones hcchas @ los hombres inspirados que vivieron despues de Moisés entre los Hebreos. Las hubo en tiempo de Josué, y este grande hombre, gete del pueblo de Dios despues de Moisés, nada im- rtante emprendié sin consultar la voluntad del Sefior. Rechazados los Israelitas despues del robo cometido en la toma de Jericé al sitiar & Tai, y consultado el Sefior, manifests la causa de esta desgracia; pero Josué no obtuto este conocimiento sino despues de haber estado _pos- trado hasta latarde delante de Ia arca del Sefior con todos los ancianos de] pueblo (4); y no se puede dudar que pues oraba delante del arca, el gran sacerdote Eleazar estuviese alli, revestido de! efod, para recibir la respuesta que segun costumbre salia del propiciatorio, cn que Dios residia de un modo particular y hacia conocer su presencia por Tos oréculos que dabe. Despues de Josué, en tiempo de los Jueces el don de profecia fue 1) Nim, xxvit. 21,—(2) 1 Reg. xxi 9-3) Antiq. Ie ut. ¢. 84) Joe. va. 6. ef 809g SOBRE LA DIVINIDAD DE LA 9ANTA ESCRITURA, 13 eoncedido 4 Débora, muger de Lapidot (1), Ella predijo 4 Barac to- do lo que le sucederia enla derrota de Sisura, general del ejército de Jabin, rey de Canaén que reinaba en Avor: ella aseguré 4 Barac que seria testigo del triunfo, pero que no tendria el honor de la victorias ella, derrotados los enemigos, compuso e! hermoso céntico que lee- mosen el libro de }os Jueces (2), lleno de expresiones magnificas y to- das proféticas, afios despues, los Israelitas cayeron bajo el yugo de los habitantes de Madian que los humillaron mucho y les hicieron su- frir una dura servidumbre. Los Hebreos sintiendo el peso del brazo del Seftor, imploraron su socorro, y Dios les envié un profeta que les reprendié su ingratitud y su dureza porque no habian querido escu- char la voz desu Dios (3). Pero como se inclina siempre & usar de_misericordia, envié un Angel & Gedeon que le hablé de parte del Seiior, diciéndole: Vé; con el valor y fuerza que Dios t@ ha dado, tt libraris 6 Israel del poder de los Madianitas. Yo estaré contigo, y to- do Madian caer de & cumo si fuera un solo hombre: La noche siguiente se le aparecié Dios, y le mandé destruir un altar con- sagrado & Baal y edificar otro en honor del Seftor. Despues que hu- bo ejecutado lo que se le ordend, Dios le dijo lo que debia hacer para combatir 4 los Madianitas, en cuya derrota vid el cumplimiento de las promesas del Sefior. El nacimiento de Samson fue la consecuencia de la promesa hecha por un dngel 4 la madre de aquel antes estéril (4). Dios le hizo anunciar que seria madre de un hijo consagrado al Sefior que deberia guardar las reglas de los nazarenos manteniéndose en abstinen- cia de vino y de cualquier otro licor capaz de embriagar, sin que jamas comiese nada impuro. El angel anadié que aquel nino esta- te destinado para comenzar & librar & Israé] del poder de los Filis- teos: lo cual verific6 el suceso. Fl nacimiento de Samson y las re- petidas derrotas de los Filisteos dieron cumplimiento & las predic- cienes de] angel. ~ Hemos Negado 4 un tiempo en que las revelaciones se hicie- ron raras, Viviendo el sacerdote Herr, habia pocos profetas en- viados para hablar 4 Israél de parte del Sefior: asi nos lo da & entender la Escritura por esta expresion: la palabra del Senor era eciosa en os di Br: los profetas eran pocos, y el nom- re de profecia no era pttblicamente conocido como lo fue en tiem- po de Isafas y de otros profetas. Dios Ilamé entonces & un jéven acabado de salir de la infancia. Samuél oyé la voz del Sefior; pe- Tro aun no sabia distinguirla: crey6 que el gran sacerdote lo lama- ba; mas advertido que escuchase atentamente 4 quien lo habia Ila- ntado, pues era el Sefior, y habiendo dicho: hablad, Sefor, que vues- tro siervo os escuha; Dios le revelé lo que habia determinado ha- cer en castigo de los crimenes del gran eacerdote Helf y de sus hi- jos. Todo lo que se predijo 4 Samuél contra el gran sacerdote se Ql) Sudie. rv. 4. et 299.—(2) Judie. v. 2, et seqq-—(8) Judie. vi. 8 et eegq—(4) ee tee eat NT ee hte vr Revelacie- ‘Samaé) has. ta el cisma de Jas diez ‘tribus. 14 * DISCURSO PRELININAR cumplié, y el acontecimiento hizo conocer Ja verdad de la cion, que es la prueba de que venia de Dios. Bajo el reinado' de David hubo muchos profotas,de los cua- les se habla en la historia de este principe; pero 4 ninguno se ma- nifesté mas Dios que 4 este Santo Rey, 4 quien concedié el don -de profecia para anunciar los mas grandes sucesos de la ley nue- va. Leyendo el Salmo xxi se cree ver la historia de la pasion de nuestro Sefior, delineada con las circunstancias mas menudas. En otros se encuentra la descripcion del reino del Mesias, que debia extenderse hasta las extremidades de Ja tierra y sobre todas las na- ciones, las cusles habian de scr llamadas para tener parte en la gracia del Evangelio, Todo el libro de los Salmos, no es por de- cirlo asf, mas que un tegido de profecias y revelaciones hechas 4 David, para mostrarle los grandes misterios de la Religion, 6 los acontecimientos que debian suceder en la plenitud de los tiempos sefialados, y .que son el fundamento de Ia creencia de los Con razon, pues dice la Escritura que el Real Profeta fue el hom- bre establecido para anunciar lo perteneciente al ungido del Se- fior Dios de Jacob, Este Santo Rey decia de s{ mismo en los tras- portes causados por la presencia del Espiritu Divino: El Espiritu del Senor ha hablado por mi boca, y sus discursos se han comunica- do por mi lengua [1]. Despues del reinado de David, vemos que Dios se manifest6 4 Salomon para preguntarle qué deseaba obtener de su bondad: Pe- didme, \e dijo, lo que deseais que yo os dé. Dadme, respondié Sa- lomon, un corazon décil, para que pueda juzgar & vuestro pueblo, y discernir entre el bien y el mal [2]. Esta respuesta, afiade ta Es- -critura, agradé al S.fior, que aprobé la demanda de Salomon. Des- pucs que este priucipe hizo construir el magnffico edificio del tem- plo, en que sin perdonar gastos ni diligencias hizo trabajar siete ‘aiios y medio, lo dedicé con mucha solemnidad, y el Sefior se le aparecié como habia hecho antes 4 Gabaon, para asegurarle que habia oido su oracion santificando la casa levantada en honor suyo, El S:ior le renovS enténces la promesa hecha & David, de que sfirmaria para siempre su trono, i que no faltaria un descendiente suyo para mantener el cetro en Israel (3): profecfa que solo se puc- de entender del Mesias, y que se ve cumplida en él. Al fin del reinado de Salomon, Dios envi un profeta noms brado Ahfas de Silo, 4 Jcroboam, hombre fuerte y poderoso, para -anunciarle que el! Scfior habia resuelto dividir el reino poseido has ta enténces por Saul, David y Salomon. Sucedié en este tiempo, dice la Escritura (4), que saliendo Jeroboam de Jerusalem, fue encon- -trado en el camino por el profeta Ahias de Silo, cubierto con una capa nueva, Ellos estaban solos en el campo: enténces Ahias to» mando su capa la partié en doce trozos y hablé & Jeroboam en estos términos: Toma para ti diez pedazos, porque esto es lo que di- ce el Setor: yo dividiré el reino que al presente posee Salomon, y (Rea REG, Qnn(2) 3. Regs mW. S. 9. 103) 3. Boge. Smefs]) 3. Rese - 29. ef 2099. 1. SOBBS LA DIVOMDAR'DE:LA SavTA ESCRITURA bis ta: daré, diez tribys: ee ged sino una en consideragion 6 mi servo David y 4 la ai de Jerusalem que he escugido entre las tribus de Israél. Avi. castigaré las infidelidades de Salumon. Esta prediecion.no podia venir sino de parte de Dios, que no solo co- noce Io qua debe. suceder en la série de los siglos, sino tambien Jos pensamjentos mas ocultos del corazon, pues la division del reino ea doa estados con dos diferentes reyes, se verificé por la insensa- ta resolucion de Boboam, que no quiso atender 4 Is justas repre- wentaciones. de su pueblo, El que predijo el acontecimiento conocia por. iguiante la disposicion del corazon de Roboam, endurecido y obetinado contra cuanto pudiera representarsele. Era tambien ne- cesario que conociese los pensamientos y designios de los pueblos los por los impuestos y. exacciones que habian tenido que. sufrir bajo el reinado de Salomon. Era menester que previese que en medio de la sublevacion general, sola la tribu de Benjamin per- maneceria adicta & la casa de Jud4 y 4 Ja familia de David. Jeroboam, poco reconocido 4 lo que Dios habia hecho en su favor, se abandoné al culto de los becerros de oro, y queriendo im- pedir que sus nuevos sibditos fuesen 4 Jerusalem para adorar en el templo, hizo poner un becerro de oro en Betél y otro en Dan, y publicar que no era necesario ir & Jerusalem. Israél, vé aqui tus dioses, decia hablando de estos becerros (1): estos son los que te sacaron de Egipto. Este rey impfo establecié un sacerdocio profa- no, rendo de la hez del pueblo sacerdotes que no eran de la tibu de Levi: hizo fabricar altares en las alturas, y habiendo man- dado celebrar una gran solemnidad, subié él miso para ofrecer incienso en cllos. Enténces se presenté un profeta, cuyo nombre nos es desconocido, un hombre de Dios (2) venido de Juda, y habien- do lo & Betél por orden de Dios, exclamé dirigiéndose al al- tar: ,,Ved aqui lo que dice el Senor: Naceré de la casa de David un jo que se Uamaré Josias, y él sacrificaré sobre ti & los sacerdo- tes de loz lugares altos que ahora queman incienso sobre tt, y que- maré sobre ti los huesos de los sacerdotes profanos. Y en senal de que el Seftor ha hablado, el altar se dividira en dos partes, y su ce- Riza se esparciré por tierra, Jeroboam, irritado de este discur-. 20, extend la mano, y mandé que se prendicse al profeta, Pero Ja mano que habia extendido se sec6 al punto y no pudo retirar- la ni'doblar el brazo. El altar se partié tambien, y toda Ja ce- que estaba sobre él se esparcié en tierra, El rey, sin convere q atemorizado y convencido de que el profeta era _un en- ado de Dios. Por tanto, se dirigié & 61 para empenario en inter- en su fayor con el Sefior, 4 fin de que le volviese el uso de brazo. El hombre de Dios oré,é inmediatamente la mano que habia secado se restituy6 4su estado natural, Todo es digno de notarse en esta admirable prediccion. Pri- taeramente, ella se refiere 4 un acontecimiento que se cumplié 350 260s. despues, cuando el santo rey Josfas hizo sacar de sus senul+ ros los huesos de los falsos profetas, y quemarlos sobre el altar con fi t 3. Reg. x1 28, 29.19) 3, Regs xine L. et vogg. vil. Revelacio. nes desde ek cisma de las diez tribus hasta los grandes pro- fetas. 16 DISCURSO PRELIMINAR el intento de profanarlo, como se advierte en el libro tv “de los Re- yes (1). Lo segundo, debe observarse e] nombre de este piadoso rey ue desde enténces se determina tan expresamente. Asf el profeta isafas sepals por su nombre (2) al gran Ciro que debia ordenar la libertad de los Judios y el lecimiento del templo. Se puede no- tar en tercer lugar en esta prediccion dirigida al altar profano de Je- roboam, la conducta que Dios observa veces para dar au- toridad 4 sus profetas, y conciliarles la fe de los pircblos cuando pre- dicen sucesos que deberén verificarse despues de muchos siglos; les hace anunciar algun otro de mas proxima ejecucion, para que vien- do cumplida la profecia en el acontecimiento cercano, no quede ra- zon de dudar sobre la certidumbre del remoto que debe conside- rarse como principal objeto de la prediccion. Jeroboam y su acom- panamiento, vicron la division del altar ‘ido en dos ; debieron advertir Jas cenizas esparcidas, y que convencidos por ello de que algun dia el altar de Betél seria profanado, porque un rey descendiente de David haria quemar sobre él los huesos de los sa- cerdotes profanos que habian ofrecido alli sacrificios y quemado in- cienso. En fin, convienc advertir en lo que en Betél con oca- sion del altar profano, el milagro que Dios hizo por su profeta cu- rando la mano seca de Jeroboam, y restituyéndola & su primer esta-_ do, Dios quiso autorizar todavia mas por este prodigio la prediccion del profeta. Los verdadcros milagros y las profecias bien averigua- das y seguras, son obras de la Omnipotencia y de la ciencia infini- ta de Dios que por estos rasgos quiere se reconozca su poder infinir. to y su magestad adorable. Dios revelaba algunas veces su voluntad a personas culpables, y algunas aun 4 hom‘res cargados de graves delitos. De estos Glti- mos tenemos un ejemplo en Balaam; aquel prefeta tan corrompido por su avaricia (3) y por la depravacion de su corazon, que le hi- zo dar tan detestables consejos 4 Balac para corromper 4 tos Teraeli- tas. De los primeros menos abandonados, vemos un caso en el pro- feta anciano que vivia en Betél, el cual noticioso de que habia ve- nido un profeta de la tierra de Juda, é informado de lo que habia predicho y practicado contra el altar, corrié 4-alcanzarlo cuando se volvia: lo engané para hacerlo retroceder: le hizo quebrantar la ér- den expresa que habia recibido del Senor, persuadiéndole que co- miese con él en Betil; y al tiempo mismo de la comida Dios hablo & este profeta seductor (4), para descubrirle cl designio que tenia de hacer perecer al que habia enviado contra Jeroboam, y de hacerlo morir, de manera que su cuerpo no seria colocado en el sepulcro de sus padres, Dios se hizo conocer otra vez & Ahias de Silo, aquel profeta de quien hemos hablado, y le mando anunciar 4 la muger de Je- roboam todas las desgracias que debian sobrevenir & este rey im- pio (5); porque habiendo enfermado Ab‘fa hijo de este principe, la madre del nino fue 4 consultar al profeta: Dios le ordenS dijese & esta muger que se habia disfrazado para no ser conocida, que el ni- (D4. Reg. xxar’ 16-12) Toei. x17, 98. roy (8) 8, Petr. th 15. Judi. (A) 2, og. ans $0. at eggs A Beg am elon SOBRE LA DIVINIDAD DE LA SANTA ESCRITURA, it iio enfermo moriria de su dolencia; que la casa de Jeroboam pe- reccria eateramente; y que en pena de los pecados de que era cul- pable todo el reino, Israél seria disipado, y como arrancado de su tuerra para ser trasportado mas all4 del rio, es decir, del Eufrates, porque 4 imitacion de su rey habian plantado bosques profanos so- bre las alturas, irritando con esto al Senor. Esta amenaza contra las diez tribus, fue ejecutada cuando Salmanasar rey de Assyria, to- m5 4 Samaria el ano noveno de Oseas rey de Israél (1), que cor- responde al afo 721 antes de la era vulgar; y la palabra de Dios fue dirigida 4 la muger de Jeroboam h4cia el ano 974 antes de la misma era. Asi la prediccion antecedié al suceso cerca de 253 anos, En el tiempo de que hablamos, vivia en el reino de Israél un célebre_ profeta 4 quien Dios se dié 4 conocer. Este fue el profeta Elias (2), que se hizo tan famoso por sus profecias ' por los pro- digios que obré en tiempo del impfo Acab, rey de Israél. Su ce- lo per la gloria del Senor es comparado al fuego (3), y su palabra 4 la antorcha que ilumina. Hablando en nombre del Senor, cerré cl cielo, y tres veces hizo caer fuego de él. Oy6 sobre el monte Sina el juicio del Senor, y sobre el monte Horeb los decretos de su ven- ganza: de este modo le hablo Dios y le manifesté su voluntad, Despucs que Elias fue arrebatado en un torbellino, su espiritu descans} sobre Eliseo (4), quien animado del celo que habia recibi- + do, jamas temié 4 los principes cuando vivia; y ninguno ha sido mas que él. Su cuerpo aun despues de inuerto, ha hecho ver- que era un verdadero profeta, pues un difunto colocado en su se- ulcro, resucit6 al instante. La Escritura dice expresamente (5) que E palabra del Senor se hallaba en él. El Senor le comunicaba sus luces, y le daba el poder de ejecutar milagros, Casi por el mismo tiempo vivia en el reino de Juda un pro- feta llamado Azartfas, hijo de Obed. No tenemos de é] sino una pre- diccion, pero muy notable: Ja hallamos cn el nico lugar de la Es- critura en que se habla de él. Habiéndosele comunicado el espiritu de Dios, dice el sagrado texto (6), salid al encuentro al rey Asé le dijo: Escuchadme, Asé, y vosotros todos los que sois de las tribus de Judé y de Benjamin: el Senor sea con vosotros porque voso~ tros habeis estado con él: si le buscdreis le hallareis; mas si le de- Jareis, 08 dejar tambien; muchos dias pasarén en Israél sin el ver. dadero Dios, y sin sacerdote que los enseie, y sin ley. Y cuando en medio de sm angustia se convirtieren al Senor Dios de Israél y le buscaren, lo hallarén. En aquel tiempo no habré paz para el salga, ni para el entre, sino espantos de todos lados en to- : los habitadores Ze tas tierras: porque peleard gente contra gen- te, y ciudad contra ciudad, eel Seftor los conturbaré con to- da angustia. Nuestro Senor Jesucristo, habiendo hecho la aplicacion de esta profecfa 4 las desgracias que habian de cacr sobre Jeru- salem despues de su muerte (7), nos declara que la prediccion se 1) & Reg. xvn. 6.—(2) 3. Reg. xv. 1.—'3) Eccli, xuwm. 1. et 8e9q-—(4) Ibid. 0. wer ots 4. Reg. as. 12—(6) 2. Par. xv. 1, et oars Lue. xx1. 10, Tom L . vitt. Reveiicio. nes desde Jos graudes Profotas bas ta J. G “‘fecfa se encuentran pruebas de que los sacerdotes sacnificabng va 18 Siscunso ¥RELIMINAR. . cumpliria entonces; y todos pueden ver que los Judios’ se haflan ac- tualmente en ese estado infcliz en que no reconocen 4 Vios, pues Fehusun reconocer 6 su Hijo; ellos viven sin ley y sin sacerdote, pues abolido el sacerdocio, la ley qued6é abrogada tambien. En tiempo de los reyes fue cuando aparecieron los mayores profetas, A mas de los que acvbamos de mencionar, todo el mun- do sabe que Isafas profetizS en tiempo de Ozias, de Joatan, de Acaz, de Ezequias, El profeta Ose:s vivia y enscfiaba bajo el reinadode los mismos principes, de Jeroboam ti rey de Israél, (1), contem- poraneo de Ozias rey de Juda. Amés, que profetizs tambien en el mis- mo tiempo, sefiala la época de sus visiones, y dice (2), que estas su- cedieron dos aios antes del_terremoto que se sintio segun la opinion de Jos antigues judios, el aiix 25 de Ozias que corresponde al de 785 an- tes de la era vulgar. Miqueas profetizé bajolos reinados (3) de Joa- tan, Acaz y Ezequfas. Estos precedieron Z Ja ruina del reino de Is- raél, y anunciaron particularmente esta revolucion; y hasta el tiem- po del cuutiverio de Babilonia, Dios no cesé de suscitar profetas 4 quienes descubrié los designios que habia formado sobre Jerusalem y sobre el rvino de Jud, para castigar la malicia de sus habitantes. Los profetas eran con:ultados en todas las cosas importantes, y no respondian sino segun las luces que recibian de Dios mismo, Sc ven en I-aias y Jeremias predicciones verificadas por los sucesos; se en- cuentran en ellos exhortaciones patéticas, amenazas contra los prin- cipes y los pueblos, consuelos para los que suftian con sentimientos de fe_y de paciencia, Ezequiel y Daniel profetizaron durante el cautiverio. La vuelta de los Judios 4 su patria y Ia reedificacion de] templo estan biéi mar- eadas en sus profocias, Hay en Daniel predicciones sublimcs perte- necientes 4 la manifestacion y reino del Mesias; predicciones plena- mvnte ver'ficadas en Jesucristo al cual solo convienen; hay algunas que se extienden hasta el fin del mundo. Deapues del cautiverio todavia suscité Dios profetas. Aggeo ha- bl6 & los Judios de parte de! Seftor, y les anuncié la venida del Mesias, diciendo que el deseado de todas las naciones vendria, y el S-fior lenaria con su gloria el templo gue entinces se reedificaba; dé suerte que el honor que recibiria esta casa en aquel tiempo, lo haria caventajar la gloria del primero, que fue destruido € incendiado por los Caldeos. El profeta Zacarfas profetiz tambien despues del cau: tiverio, y entre muchas de sus predicciones que tocan al Mes‘as, hay una que nuestro Seiior Jesucristo cité, cuando dijo que estaba escrito de 1 (4): Heriré al pastor, y se dispersarén las ovejas. , Malaqufas protetizs tambien despues del cautiverio, y en su pro- en el templo comenzado 4 reedificar despues de la vuclta de Babi- Ionia, pues los reprende de que ofrecian sobre el altar un pan msn; chado que no debiera presentarse al Sefior: por esto el profeta declara de su parte, que no tendré por agradables sus sacrificios, Ti recibiré la ofrendas de sus manos; porque en adelante el nombre del (1) 08.1. 1—[]Amoe, 1. 1.—{3] Mich, 1. 1—{4] Zack. xin. 7. Matth, xzvu, 31, SOBRE LA DIVINIDAD DE LA SANTA ESCRITURA. 19 Seftor seré grande entre las naciones desde el Oriente hasta el Uca- so, y en todos los lugares se sacrificart y ofrecer& & su santo nombre una oblacion pura; \o cual indica dos cosas propias del reino de Je sucristo, 4 saber, la conversion de los gentiles y la oblacion del sacri ficio de nuestros altures. Mulaquias acaba su profecfa por una exhor(4- cion que da @ entender, que despues de é! no debia ya uguardarse una série Segui ja ue profetas, Acurduos, diceel Seiur por su boca, de lu ley de “Mvisés’ mi siervo que te di sobre el monte Horeb, pura que Uctase 4 todo Israél mis ‘preceptos y mandamientos. Yo 03 en- tiaré al profita Elias, antes que Uegue el dia grande y terrible del Senor (1). ET aguncia la venida de Elias, é implicitamente la de Juan Bautista que debia venir en el espiritu y virtud de aquel Profeta, & p-epurar’ lus caminos al Divino Salvador (2). Para conveguirlo es né- cesario, dice el profeta, que os ucordeis de la ley de Moises, de la Tey que le fue dada sobre el monte Horeb para todo Israél. ‘al ha sido la succesicn_constante de los profetas, es decir, de los hombres suscitados por Dios para anunciar al pueblo judio sus érdenes y voluntades. Despucs de Jus tltimos de qne acabamos de hablar, no se vid alguno notable hasta Jesucrito. La Icy y los profe- tas no dejaron de prepirar alos hombres para su venida hasta S, Juan Baustista. Este profeta, y mas gtic profeta, mostré al Divino Salvador y lo hizo conocer como presente, los que quisieron excu- char su voz que clumaba én cl desierto, para’ excilar por sus predica- cioves 4 todo el mundo 4 la penitencia, 4 fin de que por este me- di» se preparasen los caninos de Jesucristo enviado para rcevclar & los hombres los grandes mistcrios que habian sido anunciados, pero que estaban aun obscuros y cubiertos para los Angeles mismos (3) segun San Pablo. El tiempo del Evangelio es el que podemos mirar como el tiempo de la grande é importante manifestacion. Antes de esta revelacion feliz, todas las anteriores cstaban envueltas cn tan- tasfiguras, que al mismo tiempo que se veia en ellas el cardcter de la Divinidad, se conocia que no tenian la plenitud y perfeccion que aguardaban de Jesucristo. Asf el dpdstol San Pablo dhee ue Dios ha hablado en diversas ocasiones y de muchas maneras por Jos profetas; pero que en los iiitimos tiempos ha hublado de‘un modo mas claro per au Hijo querido gue constituyd heredero de todas las cosas, y por el cual ha criado los siglos, es decir, el rnundo (4). Lo que heinos dicho hasta ahora, es una prucha completa de’ la révelacion, sacada de los hechos por'una succesion no inteyrum- pida, y un nimero muy grande de testigos que no se pucden supo- ner conyenidos para engafur a los que tenian encargo de instruir en las voluntades del Scfior. Hemos subido hasta Noé 4 quicn Dios se hizo cqnocer, y que por muchas revelaciones supo lo que Dios le or- dengba. .Encontramos despues 4 Abraham, uno de sus desccndicntes & quien ‘Dios'se manifest6 tidas veces, La misma gracia concedié & Imac, y despues & Jacob; José, hijo del ultimo, recibis el don de profecia. Desde Moisés tenemos un érden bien seguido de profetas y personages inspirados,’ y 1 nos conduce hasta despues del cautive- “Q) Malach. 1, 4.b—— @) Lac, 1. 17— [8] Tim. mi. 16.— (4} Heb. 1. 1.2. x. Certeza, y necesidad do Ia reves lecion. . DISCURSO PRELIMINAR . rio de Babilonia, por el espacio de mas de dos mil afios contados des- de Noé. Pero jquién podré, no digo ya creer, mas sospechar siquie- ra, que fa ilusion y seduccion hayan durado tan largo tiempo sin que nadie !o percibiese ni manifestase la menor duda? Se han visto revoluciones de los Judios contra sus gefes; se sabe cuanto tuvo que sufrir Moisés en el desierto miéntras conducia 4 aquel pueblo siem- pre pronto & contrariarlo, € inclinado 4 la desobediencia, jSe trat6 jamés & este sabio gefe del pueblo, como seductor? El autoriz6 ademas 1 que dijo y anuncié de parte de Dios, con milagros y portentos; jse han puesto estos amas en duda? Lo mismo podemos decir de la mayor parte de aquellos & quienes'Dios se di6 4 conocer, y de cuyo ministerio se sirvié para manifestar sus voluntades. jSe puede pen- sar que la ilusion haya durado tanto tiempo y con tanta constancia? Los profetas y hombres inspirados tenian las armas en la mano, y ejercian crueldades para obligar & todos 4 creer las revelaciones que aseguraban haber recibido de Dios? Al contrario, eran por lo comun muy débiles y faltos de todos los socorros del poder humano. A Elias se buscaba quitarle la vida, Isafas fue muerto por érden del rey Manassés. Jeremias fue arrojado en un hoyo profundo donde no ha- bia sino lodo inficionado. ;Disminuia esto su valor! ;No eran al con- trario por lo mismo mas firmes y valerosos para anunciar las verda- des que Dios les habia encargado intimar 4 los reyes y 4 los pueblos? No se puede pues dudar que el hecho de la revelacion es tan claro como una verdad demostrada. Mas para venir 4 la cuestion de derecho, & saber, si era ne- cesario que hubiese una revelacion, podemos asegurar que no har mas que atender seriamente 4 la debilidad de nuestras luces, 4 la dificuliad de descubrir las verdades que sirven de fundamento 4 la religion, 4la bondad y sabidurfa de Dios, en fin al consentimien- to uninime de los que han querido establecer un culto y dar so- bre religion leyes & los pueblos, para convencerse de que sin reve- lacion no se puede conocer bien lo que es necesario para deter- minarse 4 seguir una religion que tenga caracteres de verdad, ca- paces de fijar las incertidumbres del espiritu humano, espfritu siem- pre inconstante, si no lo sostiene y afirma la soberana razon. Ala- bemos pues, Ia sabidurfa de Dios, y bendigamos su bondad y su misericordia porque para fijarnos en una Religion verdadera y s6- lida, ha querido manifestarse & los hombres inspirados, y hacerles co- nocer sus decretos, 4 fin de que podamos arreglarnos 4 ellos, Establecida la revelacion por todas estas pruebas, es menester ya venir & la inspiracion concedida & aquellos que han puesto por escrito lo que Dios ha querido revelar 4 ellos mismos 6 4 otros, Esta inspiracion es la que da 4 las Escrituras santas toda la auto- ridad que tienen; i, por eso 8, Pedro mostrar la dignidad y excelencia de los libros santos, dijo: profecia en ningun tiem- po fue dada por voluntad de los hombres: mas los hombres santos de ‘Dior hablaron inspirados del Espiritu Santo. [1] Esto es pro- fisamente lo que nos falta probar. (1) 2 Petr. a a. SOBRE La DIVINIDAD DE LA SANTA ESCRITURA. 2 SEGUNDA PARTE, Verdad y extension de la inspiracion de los libros santos. Ts cosas hay que distinguir relativamente al modo con que los libros santos pueden haber sido inspirados. 1.° La inspiracion pro- Piamente dicha. 2.° La asistencia 6 socorro especial 6 particular. 3.° que se lama la pia mocion, que viene de lo alto, y que excita al escritor 4 escribir, y le da el pensamiento y la voluntad de no engafiarse de intento, y de confiar en una proteccion particular que lo preserve de todo error. La inspiracion propiamente dicha, es un movimiento por el cual Dios da 4 un autor Ja voluntad de escribir, y lo conduce cuando escribe de manera que le sugiere los pensamientos 6 tambien las palabras, y lo preserva del peligro de apartarse de la verdad, ya en el sentido, ya en las expresiones. La asistencia supone una determinacion de hablar sobre punto de doctrina ya revelado; y se puede definir: una direccion y socorro de Dios, por el cual e] que pronuncia sobre algunas ver- dades de Religion no puede extraviarse ni en su sentencia. Este socorro es el que reconocemos prometido 4 toda la Iglesia, y que Ia hace infalible cuando decide en los concilios generales, 6 sin reunirse, conviene en las decisiones de la Santa » 6 de los concilios particulares; lo. cual da 4 las defmiciones de ciertos con- cilios provinciales fuerza de leyes y de definiciones, como si hubie- ran emanado de concilios generales; como sucedié por ejemplo con fas decisiones del segundo concilio de Orange acerca de Ja doctri- na de \a gracia. La pia mocion no parece tener nada que no sea efecto de las gracias concedidas ordinariamente por Dios 4 los que emprenden escribir alguna cosa para su gioria, edificacion de la Iglesia y uti- Jidad de los fieles; y esta piadosa disposicion no hace infalibles & Jos que trabajan por este fin. Podemos citar Por ejemplo al piadoso autor del libro de la Tmitacion de Jesucristo. seco fue ro en su intencion; é! se propuso dar reglas de una pi ida; inspirar sentimientos de verdadera devocion que no fuese ni artificiosa ni afec- tada; y es de creer que no se aparté de la verdad en ninguna de sus maximas. Un movimiento de devocion lo incliné 4 escribir; se esforzé 4. seguir la verdad, y las reglas de la piedad verdadera y ida; pero no por esto fue’ mfalible; él no tuvo promesa de un so- corro que lo librase de todo error y sorpresa; asi absolutamente ha- blando pudo engajfiarse. . De aquf es facil concluir que lo que se llama pia mocion no. besta para que lo que un escritor compone, pase por escrito sa- grado, porque para esto es necesario tener seguridad de quo el au- 2 DISCURSO PRELIMIN, tor no. ha podido ser enyuiiado ni sorprendido, Adémas, es necesa- - rio que estemos s.guros de que lo que lcemos en un libro mirado como sagrado, no es la palabra de los hombres, sino la palabra de Dios, y en la disposicion en que estaban log Tesulonicenses, @ quicnes decia S. Pablo: Damos & Dies gracias porque habiendo oi- do su palabra que os predicamos, la habeis recibido como es verda- deramete, comp palubra de Bivg ws obra que en vogotras los que sois fieles. (1) Asics que leyendo la Escritura debemos mi- rarla, no como palabra de hombres, sino como que es verdaderg- mente .palubra de Divs; lo cual no le ,conyendria, gi el gutor are do no hubiese tenido mas que la bygpa pisposicion que se Mama Pia mocion. Encuanto 4 la asistencia particular que libra de.error & gguel & qwen conduce, debe confesarse que basta para obtener nuestro. respeto, y.cxige nuestra entera sumigion. En efecto, no podemos p gare 4 las decisiones de los concilios reunidos ni al consentimiento de los pri+ meros pastorés, que son guiados por esta asistencia, cuando se jun- tan para tratar algun punto de doctrina, 6 para Ja libre y unanime aceptacion de una decision solemne. Pero jesta asistencia que im- pide errar, y que hace infalible la decision, basta para que lo deci- dido se pueda llamar verdaderamente palabra de Dios? ;Y la Escritura santa nose halla en un grado de autoridad y excelencia superior & todas Jas definiciones de los concilios? Es verdad que San Gregonio dice que él recibia los cuatro primeros concilios generales como los cuatro Evange- lios; pero esto no mira sino 4 Ja sumision que por nuestra parte es igual, aunque las cosas & que nos sometemos tengan grados de excelen- cia de diferentes especies. Cuando una y otra autoridad es infalible, todo es completo € igual de parte de aouestra sumision ; mas queda siempre constante que la autoridad de Jas Divinas Escrituras es su- perior & la de las decisiones que pronuncian los concilios. Es me- ester pues, reconocer en las Bivinas Escrituras alguna cosa gue sca ‘nas que la asistencia especial, y por consiguiente admitir la inspi- racion, por la cual Dios comunica un soplo divino que determina al autor sagzado 4 escribir, y lo conduce de manera, que no solo.no pue- de caer en el menor error 6 el mas ii equivgce, sino que to- do lo que dice esa pura palabra de Divs. Empleando aqui esta expresion soplo divino, no hacemos sino expresar la fuerza del término de que San ae. se sirve en el orix inal griego, para sefial la manera con que autores dos en inspirados! Toda Escritura dicinamenie inspirada, dice cl apoe. tol (en griego camunicada por el soplo divino,] es itil para ensenar (2). El habia habjado antes de los libros del Antiguo Testamento, en cuya lectura Timoteo estaba versado; y de. todos sin excepcion, pro- nuncia que toda la Escritura es divigamente ingpirada. El apéstol San Pedro, en .el h poco Antes Citado, (3) no usa de Ja misma exprcsion queSan Pab lo, pero emplea una equi- valente. El dice que los santos profetas, autores de los sagrados Ji- {1} 1, Thess. 1, 18—{2}-2.' Min. mt. 18. El priego dive: toda Eecriture oo di. vinamente, inspirade y iti] pare expat —42) I; Petr. be 5 . SOBRE LA DIVINtHaD OM LA Sata RSCRITURA, 28 ‘ORG, tart sito ef? cierto modo imptlidos por el Espiritu Santo que fos deteliiiné & edtyibir: [actiy smpulsi,} lo cual muestra qué Han ret eRido dé 16 dito ta itpreston y fiovimiento que fos condajo & es- aribit. Pérd & Herts este’ Hidvimicnte impresion gon cosas Mus flrertés: que Ie tection y adisteritik, : Bato duptestd., ito 4d Eoricitie conto altmds tedlogos hah pod 48 Pribwar, qué ito’ todd la Escritura es inspirada, y que ana gral 4 hi Sido écrita #AG per In simple asistencia del Espiritu Sane ; Coficktlida 4 fos éstritoréy sagrados para preservarlos de todo error. ‘Sr sold hubieran qibridd decir; tomo parece rie algunos lo han en- tehiitid; que mittho¥ ésctitotes sagrados no han tenido necesidad de tevélicion, ndd habrid que feprender ch su sentencia, pues los fi j tesi dé [a8 actiones de nuestro Sciior, no nece- sitarén fara esctibir su historia, sino del socorro de la inspiracion, y San Lucas, en el Frineipio de su Evangelio, hace conocer bas- tante qué no necésitaba ua rerelacion pot la cual tuviese noticia de los Hiechos que él ‘habia investigado, y cuya verdad le era bien co nocida por otra parte. As{ en estas otasiones en que se supone al escritor sagradv bien instruido, la revelacion se hace initil; pero no se fia de decir por esto que ho es necesario entonces atmitir la ins: Pirdcion, comio parece han querido sostener algunos tedlogos_catdli- cos avanzando esta Prepesicion: No és necesario que todas las ver- dades ¥ sentencias de los libros santos hayan sido inspiradas inne- diatamente al que las ha escrito {1}. La proposicion habria sido me- fos temeraria ; sino se tratnse mas que de hechos 6 circunstancias Ge historia, que se saben por conductos seguros; pero jeémo rehu- sar la inspiracion & los escritores_sagrados para todas las verdades Joemepcins de los libros santos? Esto es muy opuesto al juicio de padres, como lo veremos pronto. Otra proposicion avanzada por fos mismos teslogns, parece to- Gav ima’ atrevide YPeligrosa t Un libro, dicen, tal por ejemplo tomo el segundo de los Macubeos, escrito acaso por industria hu- ghana, ¥ sin la asistentia del Espiritu Santo, viene & ser Santa Escritura Hel Espirits Santo bestifica despues que no contiene nada falso [2}. ‘Ved aqui suposiciones que chocan al modo de pensar comun, y que redu- den la autoridad toda divina de Jas Escrituras Santas & muy poca cosa. Es menester confesar que entre los tedlogos que han recono- Gido Ya nécésidad y verdad de la inspiracion, hay una diferencia de opiniones ¢h cuanto 41a aplicacion que debe haccrse de esta ins- plain & lo que contiene la Escritura Santa; porque estos divinos como todos los otros, estin compuestos de dos cosas, & saber, @ sentido y las expresiones, Lea yo la Escritara en el texto orisi- fral 6 én una version exacta y bien ‘hecha, siempre encontraré el mis- fno sentido, pero las expresiones seran diferentes. Fin 11s cosas que dos6 tres Evangelistas refieren, sc encuentra el misiho sentido, pero los tératinos no son los mismos. La mayor parte de los antiguos teétogos -han pensado que cl Espfritu Santo inspiré y condujo de tal modo 4 los autores sagrados, W Center, Lovan.-an, 1588-12] Vide cad, Censur. 1 Distincion entre la rever Trion y Ia inspiracion. bis Verdadde la ingpiracion bada por ja autoridad misma de la Escriture. DISCURSO PRELIMINAR que uo hay la menor cosa en sus escritos, sea en cuanto al sentido y el fondo de las verdades, sea aun en cuanto 4 las expresiones, que no haya sido inspirada. Este era el juicio de la facultad de teo- logia de Lovaina h4cia el fin del décimo sexto siglo, Tigorosamente de- fendido por los mas célebres tedlogos de aquella escuela, principal mente por el docto Estio, en su comentario sobre la segunda epfstola de San Pablo 4 Timoteo (1). Se puede ver lo mismo en el comen- tario de Fromond sobre la segunda epfstola de S. Pedro (2). Mu- chos han pretendido despues que es indtil establecer la verdad € infalibilidad de las cosas contemdas en fos libros santos, recurrir 4 una inspiracion que se extienda hasta las expresiones. Basta, dicen ellos, que sean inspirados los pensamientos, y no es necesario que tambien Jo sean las palabras, Es verded que para establecer la in- falibilidad y certeza de las cosas contenidas en las Escnturas, no se necesita que sean inspiradas las expresiones, pues las decisiones de la Iglesia son ciertas é infalibles, sin que sean inspirados los térmi- nos que las explican. Pero se podria decir que esta inspiracion de expresiones es necesaria, & finde que pueda decirse de la Eecritu- Ya, que es la palabra de Dios, los oraculos de Dios, Eloguia Dei, como dice el Apéstol (3). Esto es lo que examinaremos despues de haber establecido la verdad de la inspiracion por la autondad de la Eseritura y de la tradicion. . Se hallan en la Escritura muchos | en que se declara que lo contenido en los librog santos es la de Dios; y que lo anun- ciado por los profitas les habia sido comunicado para que lo comu- nicasen 4 gtros, como palabra de Dios. Hemos visto el modo con que Isafas comienza sus profectas: Oid cielos; [4] escucha tierra, porque el Ser Supremo es quien habla, Dios dijo 4 Jeremfas: He aqui que yo pongo mi en tu boca [5]. Cuantas veces en este mismo profeta y en varios otros, se leen estas expresiones: La palabra del Seftor me ha sido dirigida: [6] y esta era la que ellos dirigian s al pueblo, segun la érden de Dios: Ha- dladles, y no dejeis de decirles todo lo que yo os ordeno [71]. Ast despreciando lo que los profetas les decian de parte de Dios, des preciaban & Dios mismo; yen este sentido nuestro Seftor Jesucris- to decia 4 sus apéstoles. El que os escucha, me escucha; el que os desprecia, me desprecia; y el que me desprecia, desprecia al que me ha enviado [8]. En otros lugares este Divino Salvador promete 4 sus apéetoles darles una boca y una sabiduria 6 la cual todos sus enemigos no podrén resistir. Les advierte tambien que cuando se resenten ante los tribunales para dar cuenta de su doctrina, no de- n afligirse sobre lo que responderén, porque no tendrén necesi- dad de lar ellos mismos: El Espiritu de mi Padre seri quien hable en vosotros [9]. Se; este principio los primeros cristianos recibian lo que los apéstoles les ensefiaban con total sumision; es- cuchando sus instrucciones como palabras del mismo Dios. Y si se Bupone como cosa efectivamente indudable que los apéstoles eran 1) C. mm. 16.—(2) C. 1, 21.—(3) Rom. mm. 2.—(4) Toei. 1. Je 2 9—(6) Fete 1. 4. ef ali pasnine XO) Torco eV) bees 16 Gy Meet 90. , SOBRE LA DIVIN(DaD DE LA SANPA-ESCRITURA. 25 gpndocidos, dirigides é inspirados de un modo todo, divino para pre. la doctrina de Jesucristo, con cudnta mas razon debemos ersundimos que eran divinamente conducidos, dirigidos 6. inspira- los, cuando ponian por escrito io que habian predicado para tras- wnitirlo 4 sus succesores en el ministerio apostdlico, y generaimenta @ caantos habrin de creer en Jesucristo en toda la serie de los sie glos? Porque en fin, los escritos de los apéstoles debian ser como una predicacion perpetua y continuada en todvs los siglos hasta la segunda venida de Jesucristo. Y nosotros debemos mirarlos como monumentos sicmpre subsistentes de la doctrina de Jesucristo, que Gontinéa hablandonos € instruyéndonos en estos libros divinos, — - . En segundo lugar la Escritura Santa afirma was de una ver, pe el Espiritu del Sejior ha hablado por boca de los, autes do los libros dos. El Espiritu “a Senor, dice David, hablé por mi, y su por mi lengua. San Pedro en el primer dis- curso que dirigié a los fieles, eee la Ascensioi, reconoce que ad irita de Dios hablo por boca de David. ks neces, thes este apéstol, se lo que spirit Santo predijo en la Exscritura ‘por’ boca de David Sh Y ayeatro Sefior citando un pa- sage del mimo cix dice que David, inspirado é ilustvado por el Es- piritu de Dios \lamé6 al Mesfas su Senor {3} El Espiritu de Dios elevé & Ezequiel, y habiéndolo trasportado hesta Ja puerta orien- tal de la casa del Sefior, le dijo: Profetiza. Al mismo tiempo el F:s- piritu del Sejior se apoderé de mi, dice el profeta, y me dijo: hu- bla: vé lo que dice el Senor [4]. El Espiritu del Seiior le dic- ta las ras que su boca pronuncia, Lo que antes citamos de S. Pablo, que dice que toda Escritura divinamente inapirada es atil pa-. ra ensenar; [5] y lo que leemos en S, Pedro, que los santos es- cogidos de Dios.han hablado impelidos y conducidos por el Lixpi- rvitu Santo, prueba la misma verdad, y hace ver que los profetas y. eacritores. sagrados no han sido mas que como instramentos dz que el Espirita de Dios se ha servido para decir y escribir lo que les era inspirado (6). En este sentido eutendieron algunos Padres Jas de David: Mi lengua es la pluma de un -escribiente que es- eribe con velocidad [7]. Sin esta inspiracion no se puede entender como la Escritura Santa se Ilamaria palabra de Dios, eloquia Dei. [8] Solo 4 ella, entre todos los escritos, aun los mas respetables, con- viene esta denominacion, Por respctables que sean lag definiciones. de los concilios infalibles en sus decisiones, no pueden Iamarse pa- labra de Dios; esto no conviene sino 4 los libros divinamente inspi-. rados. De todas estas autoridades sacadas de los libros santos, 4 las, cuales podrian aun aiiadirse otras muches en que Ja Escritura se. llama siempre palabra de Dios, Factus est sermo Domini: Fuctun est verbum Domini 4<., se concluye con razon que todo Jo conte- nido en las Divinas Escrituras, ha sido inepirado y dictado por cl. Espiritu Santo. . Los Padres dela Iglesia han enseijado en términos expresos la: Ql) 2. Reg. xxm. 2,.—(2) Act. 1. 16.—(3) Matt. xxm. 43.—(4) Evech. xu 1. ef v0q9—(5) 2 Tim a. 166) 2. Petr. Par eie Pe. ran 9—(8) Rom. ut. 2, Tom, & 28 DISCURSO PRELIMINAS. . misma doctrina. ,Leed, dice el Papa San Clemente en en epfstole A los Corintios, leed las Escrituras Santas que #0n los oréculos del vEspiritu Santo, y estad bien persundidos de que nada contienen rinjusto, fabuloso 6 falso.” San Justino en su apologfa dirigida 4 loe Emperadores, afirma que no debe atribuirse & los Rrofetas inspire. dos lo que ellos dicen; sino debe referirse al Verbo de we les inspira, Y en su diélogo contra Trifon, sostiene la verdad le las Santas Escrituras, en las cuales dice no se puede encontrar Ya menor falsedad ni contradiccion alguna. E] autor de Ja exhortacion & los gentiles, que suele unirse 4 las obras de San Justino (porque Tauchos criticos se la atribuyen con bastante verosimilitud), ensefie que los escritores sagrados no han necesitado arte para componer, y que no hen ence espfritu Ge, disens en ion y de ja Beninee que jes i recibir ion de! rity Bano que descendiendo del Fadl, se sirvié ye los hombres esco- gidos pare esto como del arco con que se pulsa un instrumento mt- sico, 4 fin de revelarnos el conocimiento de las cosas celestiales y divinas. La comperacion es muy fuerte, y explica con mucha ener- sia el inflajo dela operacion del Espfritu Santo en los que son ingpira- los, para hacerles escribir lo que tiene & bien revelarnos. Ellos se con- vierten en 6rganos de que Dios se sirve para hablar & los hombres. San Ireneo, en su tratado contra las heregfas (1), sostiene que es- tamos obligados 4 sbmeter nuestro espfritu 4 todo lo que se en Jos libros santos, porque le Santa Escritura es perfecta, como dictada por el Verbo de Dios y porsu Esptritu. Si es dictada, es por consiguien- te inspirada. En otra parte dice que en los libros de Moisés, Moisée es ien escribe, pero Jesucristo quien habla. Moysis litterae, verba sunt ‘hriati (2). AtenSgoras, célebre apologista de la Religion Cristiana en su titulado: ion dirigida & los emperadores M. Aurelio, Antonino y Aurelio Comodo, & los cuales da el epfteto de fikbeofos, di- ce que los sacerdotes y sabios del paganismo, habian hecho esfuerzos para averiguar la verdad, y habian creido poder encontrarla por sus propias fuerzas, teniendo demasiada confianza en su espirita 6 industria; que no habian podido llegar & aquel, cuya fuerza y poder son infinitos, porque no se habian dirigido é Bros mismo, del cual debian esperar que les comunicase las luces necesarias, ,Por esto, afiade, se engafiaron hablando de Dios, de la materia y de! mundo; pero no- ,sotros tenemos por testigos de nuestros dogmas, y de nuestra fe »ilos profetas que han hablado de las cosas divinas guiados é il- smninados por cl Espiritu Santo. Nosotros, oh emperadores, apelamos & pvuestro juicio y & la piedad que profesais hacia la Divinided, en la cual »Sois superiores & todos los demas; jes justo y digno de la razon de que rel hombre esth dotado, querer decidir razones puramente humar snas de una fe y de una Religion sobre la autoridad del Esp{- gtitu Divino que ha ido 0 Movimiento 4 los profetes, sir-- uviéndose de eus bocas como se uso de los instrumentos™ Hé aqut una comparacion que repite aquella de que se sirvi6 ¢} autor de la exhor+ tacion 6 las naciones. Q) Line 64H @) Le & SORBE LA DIVINIDAD DE LA SANTA ESCRITORA, 27 ‘Tertuliano escribiendo contra un herege llamado Hermégenes, (que pretendia que Dios en la creacion se sirvid de una materia pree- xistente, lo refuta con textos de la Escritura tomados del Génesis, y &ntes de referirlos establece su autoridad de esta suerte: ,E] Esp(ritu Santo, dice, (1) ha conducido de tal modo el 6rden de su Escritura » Scripturae suae, que al mismo tiempo que refiere lo que ha hecho, se wala de qué y de dénde ha sido aquello producido.” Esta expresion @s wotable, la Escritura del itu Santo; no es pues composicion 6 Eascritura de Moisés, sino del Espiritu Santo. jSe puede significar de ‘ah modo mas expreso la inspiracion de los libros de la Escritura San ta? El anade despues: ,,Si el Espiritu Santo ha tenido tanto cuidado wde instruirnos, para hacernos conocer de donde tomaban su orfgen las criaturas, yno habria senalado tambien de qué fueron producidos nel cielo y la tierra? Yo adoro pues, anade Tertuliano, la plenitud de ela Eecritura que me hace conocer al Criador y & sus obras.” Luego e! Expirita Santo es quien nos habla en las Escrituras; y es de tal mo- do su autor, que Tertuliano las mira como dignas de adoracion: Adoro * Scripturae plenitudis jSe puede reconocer y establecer mas clara- mente la inspiracion que da tanta dignidad 4 las Escrituras Santas? y. San Clemente Alejandrino no es menos expreso al establecer es — ontinva. ta verdad; porque él dice @) que la boca del Senor que es el Espfri- cion de lee tu Divino, ha pronunciado ue esta en la Escritura; que Dios es testimovios nuestro Gnico dueno, y que la Escritura es verdaderamente Divina, co- a tradi. mo el ap6stol San Pablo lo ensena en su ep{stola 4 Timoteo, en que . Je recomienda leer las Sagradas Letras, & las cuales se ha dado este nombre porque cot y deifican 4 los hombres, y que los libros que las contienen son ados por el mismo apéstol Escritura divi- namente inspirada, Origenes nota (3) que los Judios y los Cristianos con- vienen en esta verdad, que los libros de la Escritura Santa fueron es- critos por inspiracion del Espiritu Santo. San Cipriano dice: El Ese piritu_ Santo en las Divinas Escrituras (4). Eusebio refiere entero el pasage de un escritor eclesidstico que habia refutado 4 Artémon, enemigo declarado de la Divinidad de Je- sucristo. Este herege y sus sectarios afadian, trun y corrom- pian las Divinas Escrituras, segun su fantasia, de modo que se podia convencerles ficilmente de que derribaban lo que habian primero adoptado y establecido. ,,No es creible, dice el autor eclesiistico cita- »do por Eusebio (5), que estos hereges no conozcan ellos mismos que el cbrar de esta suerte es el efecto de una osadia y temeridad dese wmedidas; porque si no creen gue las Santas Escrituras son dictadas »por el Espiritu Santo, se les debe mirar como infieles; y si se creen va sf mismos mas sabios que el Espiritu de Dios, se deben ver como nas poseidas del demonio.” En opinion de este antiguo autor eclesidstico, los que atacan Ia inspiracion de los libros los, deben pees ser colocados en la clase de los infieles. El mismo Eusebio ex; niendo su parecer en el libro xin de la Preparacion evangélica (6), dice que hos ordculos, esto es, los libros de la Escritura de los Hebreos, con- tienen predicciones y revelaciones divinas; que todo lo que se encierra Ter. adv. Her. ¢. 2. Eshort. ad. Contra Cels. 1. van(4) Eid. tere et. slesmosa=(5) tet he Scum i Biguen’ los téstimonios de la trad. sion. 23. DISCURSO PRELININAR * . n cllos tiene una fuerza y una energia entcramente éivifin, infinitamente ‘superior & los libros de los hombres; y que por esto se conoce que Dios es su autor. ° San Atanasio, en el libro de la Interpretacion de los Salmos diri- Fite & Marcelino, habla asf de todos los libros santos en general: Toda la Escritura del Antiguo y Nuevo Testamento, ha sido compuesta por inspiracion del’ Espiritu Santo, No dice simplemente asistencia 6 di- reccion;esta no seria bastante; él reconoce /a inspiracion. La mixma doc- trina se encuentra en muchos lugares de las obras de 8. Basilio. Hé-aqut ‘como habla en su prefacio sobre los Salmos: ,, Todas las Esctituras di- ‘pvinamente inspiradas, nos han sido dadas por el Espiritu Santo, 4 fin ‘nde que siendo como un almacen leno de toda especie de remedios pa- 5,ra la curacion de nuestras almas, cada uno pueda encontrar allf los que ,*on propios para sus enfermedades pefticulares.” Este gran Santo no ace excepcion alguna; dice en general que todas las Escfjturas Santas ‘than sido divinamente inspiradas, y dadas por el Espiritu Bivino. ,,Uno nde los mejores medios, dice el mismo escribiendo 4 8. Grégorio Na- cianceno, para aprender cada uno 4 cumplir sus deberes, es. 4 medita- ncicn y estudio de la Escrituras divinamente inspiredas.” San Hilario en su comentario sobre el Salmo cxvint, dice que la Escritura Santa ha si- do la plenitud de una inteligencia celeste que nuestro entendimiento, tan limitado en sf mismo se ha encontrado capaz de recibir por la bondad de Dios. Apliquémonos pues, concluye este Santo Doctor, 4 la lecturade Jos Libros divinoe, {Podrian llamarse asf no siendo escritos por inspiraciont San Ambrosio recomierida en diferentes lugares la excelencia y dignidad de la Escritura Santa, diciendo que cuanto contienc es la ‘palabra de Dios; lo que no de convenirle sino en cuanto el Fs- ‘piritu Santo ha hablade por los profetas, y les ha inspirado lo que ‘escribicron. Y esto es lo que este santo doctor dice claramente en bu epistola 4 Justo (1). ,, Muchos, dice, niegan que nuestros autores »hayan escrito por arte, y nosotros no estamos distantes de este pares CCT; porque ellos no escribieron por arte sino por la gracia que cs su- » perior & cualquier arte, porque escribian lo que el Espfritu Santo les »inspiraba.” San Gerénimo, en muchos lugares de sus obras, sostiene que las Escrituras son enteramente divinas, porque el Espiritu San- toes su autor;y en el prefacio sobre la epistola de San Pablo 4 Fi- Jemon refuta Jargamente 4 los que decian ave por la boca de San Pa- blo no siempre habia hablado Jesucristo. El sostiene en este lugar que Jo que parece menos clevado en aquella carta del grande apéstol, ino dej6 de serle inspirado como las mayores cosas que se éficucn- tren en cualquiera de sus escritos; porque como dice San GerSnimo: » Es efecto de un mismo poder descender hasta lo mas pequefio des- » Pues de haberse ejercitado en lo masalto.” San Fpifanio despues de ha- ber dicho, (2) que los Anom‘ns, verdaderos Arrianos, viéndose urgidos per los testimonios de 8. Pablo, para desembarazarse de una autoridad de que se sentian agoviados, respondian que el apéstol habia hablado ale guns veces como hombre sin ser cenducido ni iluminado por el Espfrie tu Divino; y despues de haber referido esta evasion, la rechaza como (1) 8. inedit. PP. Beget—(2y Heres. 18. . SOBRE LA DIVINIDAD DE LA SANTA ESCRITURA. 29 | ama especie de blasfemia que se encamina, 4 artuinar enteramente la autoridad y divinidad de las Santas Escrituras, en las cuales sostiene ‘en otra parte, y conrazon (1), que no pueden hallarse contradic- ciones, ni el menor yerro, porque el Espiritu de verdad es su autor. San Juan Criséstomo es uno de los padres que mas han exaltae ‘do la dignidad y exccloncia de las Escrituras Divinas. ,,8i las pala- »bras comunes y ordirarias, dice este Padre, (2) tienen la fucrze »de conducirnos 4 la virtud, ; por qué haceis tan poco caso de Jas »palabras de la Escritura? jNo comprendcis que si la advertencia de nun hombre puede mucho para rectificarnos, deben ser mas_podero- nsas las que Bios nos hace por la gracia del Esp‘ritu Santo? Porque nla palabra de Dios que se conserva en las Es:rituras es como un » fuego que abrasa el alma del que la escucha.” En otra homilia (3) @ice que la Escritura tiene una gran virtud y ana fuerza excelente, y mucha riqueza y abundancia de sentido en pocas palabras. De done de concluyc, que es menéster atender mucho cuando la ‘leemos & oi- mos, € investigar bien su sentido pera sacar mas provecho; por esto afiade, que nuestro Sefior Jesucristo nos ord: na profundizar el senti- do de las Escrituras, y no contcntarnos con una lectura superficial, 4 fin de percibir el verdadero sentito, ,,pcrque es costumbre de los es »eritores sagrados damos en pocas p:labras una gran inultind de »sentencias. Cuanto ensefian en Ja Escritura es _doctrina toda divina; nada hay allf de humano; un solo ténnino de la Escritura basta »para darnos un gran fondo de doctrina y de conocimientos.” El mismo santo doctor explicando el texto de San Pablo: Toda Eseri- tura divinamente inspirada es Mil §c., (4)6 como dice el gricgo y leia desde enténces San Criséstomo, toda Escritura es divinamente ins pirada y fitil -c., el Santo pregunta, de qué Escritura habla el Apés- tol, y responde, que habla de aquella en la cual ha dicho que Timotco habia sido instruido desde su juventud; de donde concluye que toda Escritura es divinamente inspwada, que toda es santa,y que de nin» gers manera puede dudarse de ello; y afiade que si se quiere apren- ler alguna cosa, de esta fuente ha dc. tomarse, . ‘ia necesario copiar gran nimero de pasages de San Agustin, si se quisicse referir todo Io que dice acerca de {a inspiracion delos libros santos, £1 Gnico medio, dice este santo doctor, (5) para librar- »bos de todo engafio, es seguir la luz del Mediador. A habls pri- p™ero por log profetas, despues por si mismo, y en fin 1 por los apés- »toles, segun lo crey6 & priposito; y asf compnso una Escritura 4 1a »que dams fe, sobre lo que no conocemos; porque como en las cosas »que no hemos presenciado estamos obligados 4 refcrirnos 4 los que plas han visto, lo mismo sucede en las cosas que no caen bajo los sen- tidos,”* Es muy notable la expresion de San Agustin; quien dice que Jesticristo ha compuesto la Eseritura que se llama can6nica: Ipse condi- @ Bn otro tugar (6)'ensefia.que no importa, para la verdad de Jas co» sas que han pasado al tiempo qe la manifestacion del Verbo, que ‘los que las han escrito hayan visto 4 nuestro Sefior y conversado con él, NA) “Pm ther, Semin —(@) bin. @-in Matt —(B) 37 tn. Conen.—(U Flom. 9 tn. Epiefl Ved Tim —(5) De. Civ. 13 c, 3—(6) De Ome. Evang. tet. c. 2. . : VIL. Siguen los testimonios de la tradie cion. 80 la ha bia DISCURSO FRSLDOA ‘a . fecto de ta 6 que sabido por otra parte; porque ha sido um efecto de Divina Providencia, que el Espiritu Santo hayadado 4, 108 de los que seguian 4 los apéetoles, esto es, 4 San Marcos i San Lucas, la aus toridad de anunciar y de escribir el Evangelio. El Espiritu Santo es pues el que conduce y guia 4 los autores sagrados al escribir; y el mismo Espiritu es el que da autoridad & lo que escriben. Pero de to- dos los lugares en que San Agustin se explica sobre la inspiracion, no hay otro en que mejor se pueda conocer su modo de pensar, que en el que vamos 4 refenr y desenvolver, El Santo se propone (1) expli- car cémo 8. Mateo ha podido decir que se encuentra en Jeremfas este pasage de la Escritura. ,, Ellos han tomado treinta piezas de pla- nta, que es la estimacion de aquel que ha sido puesto en precio, y que w los hijosde Israél han apreciado; y han sido dadas para comprar el » campo de un alfarero, como el Sefior lo ha ordenado. ” Hallindose es te pasage en Zacarias, y no en Jeremias, San Agustin despues de har ber propuesto algunos medios resolver esta dificultad, ocurre en fin 4 decir, que 4 tiempo que San Mateo escribia, el nombre de Jere- mfas se habia presentado 4 su memoria conducida y gobernada por el Espiritu Santo, y que el Senor habia querido que é| lo escribiese asf, y no corrigiese la aparente falta, aunque advertido despues de ellg la hubiera podido notar (2). Pero suponiendo que Dios le hubiese or denado escribir Jeremius mas bien que Zacarias, ,ved aqui, dice San » Agustin, una razon muy justa 4 que se puede atribuir el haber obra- ndo de esta suerte; para que se conociese que todos los profetas eran »conducidos de tal modo por un solo espfritu, v estaban tan de acuerdo ” por e] movimiento de este mismo espinitu, que su union era mas gran> nde que si todos hubieran tenido la misma boca de un solo hombre »Para expresar sus pensamientos y dar sus ordculos; debiéndose reco- nhocer sin dificultad que todo lo que el Espiritu Santo ha dicho por .»8u ministerio, les es comun, de manera que lo que cada uno dice per- »tenece igualmente 4 todos los otros, y lo que todos han dicho per- ntenece igualmente 4 cada uno.” Se deben advertir en este de San Agustin tres expresiones que dan bien 4 conocer su sentencia sobre la inspiracion. Primero, él ra que Ja memoria de los escri- tores sagrados es conducida por el Espiritu Santo; en términos que no pueden incurrir en defecto por esta parte: Recordationi sum Sancto Spiritu regebatur. Dice to segundo, que todos los profetas hablado por el mismo Espiritu: Omnes sanctos uno spiritu lo- cutos, De donde concluye gue es menester creer indudablemente todo lo que el Espfritu de Dios ha dicho por medio de ellos, pertene- ce igualmente 4 todos y 4cada uno: Et ideo indubitantir accipi de- bere, quaecunque per eos Spiritus Sanctus dixit, et singula esse omnium, et omnia singulorum. Despues de este testimonio, seria indtil citar etros de este santo doctor, el cual no puede explicarse mas clara y Ppositivamente que lo hace en este lugar para darnos& conocer su dic- témen sobre la inspiracion. De Cons. Boong.1. 11 2.29 et, S0—=(%) Alesse creen verdadero eS. pert gue ae r"gae do' lee copisee. B. Agustin mieme edwierie que je ‘enquecl profete ne senembra. ie SOBRE LA DIVINIDAD DE u santa escritvea, . 31 juntemos algunos testimonios de antiguoe hacer com- Bete mee tradicion, 4 lo menos hasta el texto. siglo s despues le cual fuera ocioso afiadir y amontonar Posages de escritores de la tradi. eclesidsticos, porque nadie puede poner en duda e Perfecto y_unanime de los antores que han escrito despues de San regorio el Grande. Uno de los mas sabios que vivid hacia la mitad del siglo quinto, y que habia escrito antes del concilio de Calcedonia te nido en 451, es el célebre Teodoreto. Sus comentarios sobre la Escrie tura son generalmente estimados; y se puede decir que despues de San Juan Crisdstomo, es el que mejor ha explicado la letra de la Es- critura entre los padres Briegos Hé aqui como se expresa sobre la inspiracion en su prefacio sobre los Salmos: ,Conviene saber que la ropiedad de 1a profecia no es solo anunciar lo venidero, sino tam- en referir lo presente y lo pasado; asf el divino Moisés nos ha re- sferido todo lo que el Dios del universo hizo desde el principio, instrui- Ho tanto por los hombres cuanto por el Espiritu Santo... El »Divino David ha hablado tambien en sus Salmosde las maravillas que »Dios habia hecho por su pueblo y de las que habia de hacer en lo fu- sturo. Algunos sostienen que no todos los Salmos son de este santo wey, sino que algunos son compuestos por otros: sobre lo cual nada »quiero asegurar; y en realidad poco importa que todos sean suyos, 6 yoe una parte haya sido compuesta por otros, pues es constante que todos han sido escritos por inspiracion del Espiritu Santo; porque weabemos que David fue profeta y los demas de quienes se habla rf heron tambien, Y es propiedad de los pro- sfetas que su lengua sea el 6rgano del Espiritu Santo, segun estA es- scrito en los Salmos: Mi lenguaes como la pluma de un escribiente nque escribe con velocidad.” Debe notarse en este pasage de Tco- doreto, que la profecia se toma por inspiracion, y el nombre de Profetas se pone generalmente por ¢l de autores inspirados. Lo cual advierte e] mismo, Es claro tambien que por gracia del Espiritu San- to entiende aquellas luces, aquella direccion especial; en una palabra, los movimtentos é inspiraciones por las cuales el Espiritu de Dios de tal manera ha hecho obrar, hablar y escribir 4 los hombres inspirados, que no solo han sido preservados de todo peligro de caer en error, sino que sus escritos han tenido el privilegio de llamarse y ser verdadera- mente palabra de Dios. . - Lo que Teodoreto dice del libro de los Salmos, & saber: que im porta poco conocer quién 6 quiénes los escribieron, debe traernos 4 la memoria San Gregorio se sirvié del mismo pensamiento con res- al iro de Job, Como las opiniones estén bastante divididas 80 el autor de esta obra divina, San Gregorio dice, (1) que algunos la han atribuido 4 Moisés, lo cual no aprueba. Afiade que otros creen que ha sido compuesto por alguno de los profetas, persuadidos de que 1 otro habria sido capaz de usar expresiones tan misteriosas y mobimen, no estando su alma tan elevada sobre las cosas de: Ia tierra elespfritu de profecia, El santo paps, despues de exponer las die ites opiniones, decide la cuestion suponiendo que todos los autores e Q) Pracf, Moral. in Job, x. Respuesta & algunas di ficultades so bre Ia inspi. racion, Dis. tincion va. na entre lo que parece mas 6 me. non digno de elle. 32 . DISCURSO PRELIMINAR, =. . sagrados han sido conducidos, inspirados y dirigidos por el Eoptrite San- to, de manera que sus escntos deben mirarse como obra del piritu dis vino. Es inutil, dice San Gregorio, tomarse el trabajo de averiguar quiéa nha compuesto este libro, pues los fieles no dudan que el Espiritu Santo es su autor. Verdaderamente pues, el Espiritu de Bios es quien lo ha ncrito, como que é] ba dictado las palabras pare hacerlas escribir. a Espiritu de Dios es quien Jo ha escrito, como que él ha inspirado los »pensamientos al autor que lo ha compuesto, y se ha servido de sus »Palabras para trasmitimos acciones .virtuosas jue podamos imitar. Pa» »Sariamos por ridiculos , continéa San Gregorio, si leyende las cartas »que hubiésemos recibido de algun gran personage, olvidaramos 4 ua »#empo la persona del autor y el sentido de sus palabras, por divertirs whos en averiguar indtilmente con qué clase de pluma las escribié. Asi, ssi despues de haber sabido que el Espfritu Santo es ef autor de esta wobra, nos detenemos con demasiada curiosidad en examinar quién la aha escrito, jqué otra cosa hacemos sino disputar de la pluma, mientrag »podemos aprovecharnos (tilmente de las cartas que tenemos 4 Ia, vista?” Nada mas positivo ni mas claro puede decirse sobre la inspiracion de los autores sagrados que han escrito los libros divinos de fa Escritura Santa. La comparacion de que se sirve San Gregorio, esta llena de ener- gia y de luz, y no puede acumodarse @ la opinion de algunds tedlogos, que han querido contentarxe con admitir una simple asistencia 6 pro- teccion que librase 4 los autores sagrados de incurrir en alguna falta. San Gregorio se adel nta mucho mas, y dice cuanto se necesita para inferir que todo lo contenido en la Escritura, es verdaderameate pala- bra de Dios: Sicuti est ver? verbum Dei. [1 . Despues de tantas pruebas sacadas de la Escritura y de Ja tradi- cion, sc puede racionalmente concluir, que todos los libros: canénicos del Antiguo i Nuevo Testamenta, han sido escritos por inspiracion del Espiritu divino; que él es quien ha conducido de tal modo los pensa- micntos y la plume de Jos que han compuesto estas divinas obras, qué no han caido en error ni por lo que toca 4 la doctrina ae la fey de las buenas costumbres, ni aun en alguno de los hechos hist6ricos que re- fieren, lo cual coloca sus escritos en el mas alto y perfecto grado de autoridad, Habiendo establecido por testimonios tan ciertos y positivos la verdad de la inspiracion, es oportuno examinar ya las dificultades se proponen sobre este asunto. Comenzaremos por exponer la opinion de algunos que en tiempo de San Gerénimo, (2) decian que los profe. tas 6 escritores ados no siempre habian tenido al Espiritu Santo ee hablase en ellos, Creian, por ejemplo, que San Pablo no habia a lo inspirado escribir 4 T:moteo cuando le rogaba que le trajese su capa que habia dejado en Troada en casa de Carpo, ni cuando le decia que solo San Lucas estaba con él. jQué necesidad hay, dicen ellos, de admitir en San Pablo una inspiracion para comunicar 4 Ti-, moteo que habia dejado & Trofimo enfermo en Mileto? Tampoco cree, que Ja epfstola de Sin Pablo 4 Filemon haya sido inspirada, come por. ejemplo, la que dirigié 4 los Efesios , cuyo asunto parece mucho -mam Q) 1. Thess, uw. 19-2) Hier, Bp. 6d Ph. of comment, in Matth oe SOBRE L4 DIVERDUD BH Li SANTA ESCRITORA. 83 elevado, puss ii Apésiol trata ea ella de los grandes mistétiou de ld Encarnacion del hijo de Dios, de la eleccion de los escogidosy de It shotidad de faestra vooacion, . . Pere, la advertencisi de San Agustin, (1) di se réconocé en sn bbro da te-Eeeritura la menor cosa que haya sido escfit# sin ef sotorro y ditectica del rita Sante. por un movintiento enteramen+ $¢ lrumano, toda kh autondad de los lil santos se feduciria 4 nada y caork en ruines; ye no se podré distinguir lo que viene del Espiritu de Divs, de To que'vione del espirita del hombre: asf tio habré Be Er para saber di ¢s et Espirttu de Dios 6 el Espiritu hurnano quien abla. Se dice, 4 la verdad, que ctiando #e trata de alguns materia muportarte, entontes habla el Espiritu de Dios; y cuando la cosa es de poca consecuencia, habla el espiritu del hombre. Pero jauien po rh distinguir cot certeza, lo mas de Jo ménos importante’ 1 Deberen mos ebundonay esta decision caprie 0 isto particular dé ca- da. unot Esto sevia abrir la puerta al fanetamee Se dice sin embargo, que San Pablo autoriza esta pretendida dis- fincion entre las cosas que escribe é1 migmo; porque en’ en primera cpio tola & Jos Corinécs, dexpuoe de Inber dicho que log casados no del ” separarse, 6 que si la muger se separa manecer sili casarse yeconciliarse con du marido; ef cus debe hacer To migmo, porque tal és lx 6eden del Sefior: No soy yo, dice el Apéetol, sino el Sefor quien se los manda; afiats despues: Ein cuanto & los otros, no es eb Seftor sino’ yo quien les dice esto (2). Y de _aquf pasa’ & algunos otros puntos sobre los cuales leg da sus consejos. De to cual quieren deducir que si San Pablo eacribiese por inepiracion todo lo que lesmos en sus epfs- tolas, no diria’ en este lugar: Yo soy quien digo esto y no et Senor; por- qae i bubiera recibido por inspiracion aquel consejo darlo & los otros; la verdad seria que et consejo viene del Senor. Porque 4 la ma-” wera que es palabra de Dios todo lo que se declaré por revelacion & Jos profetas,-y estos no ian decir enténces: Fo soy qiien digo este yno el’ SeXor; asi San’ Pablo recibiendo del Senor el conisejo dai los Corintios, no deberia decir: Yo soy quien digo etto y no el SeXor. Pars comprender bien e! sentido de jax pal dé San Pablo, es mentester reflexionar que este Santo Apéatol Hama precepto 6 manda- miento del Sefor, lo que Jesucristo ha J prescrito en ef Evan-” gic. yreconoce despues que & mas de aquellos preceptos, los apéeto- I pueden dar consejos que no estan‘en ef Evangelio; esto es, en las instrucciones que nuestro Sefior dabs 4'l63 qué téniat la felicidad de escucherlo. Pero estos jos dados por San Pablo 6 por los demas apéstoles, venian tambien del Espiritu Sento y erat inspirados, princi- cuando los daban ert cartas est¥itas por inépitacion; y esto ed que San Pablo significa bastunte, cuadels habiendo stonsejado a law" Inageres que no se casetl segunda waa; porqéd haciéndolo asl seri mam folices, anade (8): ¥ yo creo gee teneo eA mtel Espiritu ae Diet, Ap6etol por una inspiracion’ particular daba’ cénisejby tan sabios; y° cuando los ponia por escrito en sus cartas dirigidas 4 loi fidles, se ha- Ay De cone. Hoang. t.1, 6. 12-—{9)'1; Cor. vi. 10, 12-—(3) 1. Cor, was 40. TOM. kL 5 Fy i FRE. Ee eFore He j Objeciones tomuias de os toetimo- nios de San Basilio, de 7 to den a brosio. 4 DISCURSO PRELTMINAR Wl cian parte de las Escrituras Divinas. Pero toda Escritura sagrada os divinamente inspirada y Gtil para ensefar é instruir, . . Se pretende que asilio ha hecho tambien distincion en la Escritura entre !o que viene del Espiritu de Dios y lo que procede del espfritu del hombre. Hé aqui como este santo doctor se explica escri- biendo contra Eunomio. ,,Todo lo que el Espiritu Santo dive en la Es- peritura, es la palubra de Dios mismo; y por eso se afirma que toda »bscritura es divinamente inspirada y til; lo cual debe entenderse de nla que ha dictado el Egpfritu Divino; y esto hace ver que el. Espiritu »Santo no ea criatura. Porque toda criatura justa, hablando de las co- sas de Dios, se explica como Io hizo San Pablo cuando dijo: En ncuanto & las virgenes, yo no he recibido mandamiento del Seftor; pere wles aconsejo como fiel ministrodel Senor, por la misericordia que me wha hecho; y despues el mismo Apéstol, hablando 4 los casados, se ex- pplica asf: Yo soy quien les digo esto y no el Senor. Y el profeta ex- nclama: Oh Seftor, yo os hablaré segun justicia, ,Por ge los impios wprosperan en. sus caminos, es decir, en sus empresas? En otro wel mismo profeta dice aun: ay! madre mia, spor qué me habets dado & luz? Pero otras veces ellos hablan en nombre de! Sefior y lo advier- ten en estos términos: Ved aqui lo que dice el Seftor. Moisés en un plugar dice que é! tartamudea, y tiene dificultad de hablar; y el mismo »0 Otras ocasiones se sirve de esta expresion: Ved aqut lo que dice el wSelor: Enviad mi pueblo 4 fin de que vaya 4 ofrecerme sacrificios en nel desierto. El Espiritu Santo no se conduce de este modo; rél no dice ciertas cosas como en su propio nombre, y otras en el de »Dios: esto no conviene sino 4 la criatura; en lugar de que todo lo que dice el espiritu Divino, son palabras de Dios mismo.” (1) Tal es el argumento de que San Bazilio se vale para probar la divinidad del Espiritu Santo; y toda la fuerza de su discurso consiste en que siempre que el Espfritu de Dios habla en la Escritura, se reconoce con certeza ee Dios mismo habla; y al contrario, se reconoce que no habla cuan- los hombres autores de los libros dicen como por ei mismos las co- as, en las cuales por consiguiente no han sido inspirados. Origenes adopter la miama distincion entre lo que Dios dice en a Bora ¥, lo que es dicho Poe Ben autores 6 profetas Act 9; nes fonds mas bien que el itu de Dios aseguré la degtruceion de Nake Moisés mas len que el Sefior, concedié el li- belo de divorcio; y esto es lo que procura probar por el modo con que se expreaé nuestro Sefior respondiendo 4 los Fariseos: Moisés, di- ce Jesucristo, os permitié por la dureza de vuestro corazon despedir & vuestras mugeres; pero al principio, ea decir, en la primera _institu- cion del matrimonio, no fue ast (3). Despues de estos ejemplos cita el de San Pablo, el cual hablaba veces como por sf mismo, . y otras como en nombre y de parte de Dios de donde este autor pre-. tende concluir que hay en la cosas que deben mirarse como palabra de Dice, y otras que nose pueden considerar sino como pala- - bra del hombre. San Ambrosio parece que afirma lo mismo, (4) explicando ea [1] Basil. adv. Eunom, tv, ¢. 25.—{2] Hom, 16, in. Nim.—[8] Matt, 19. 8.—-{4] Ln wan. te. Lec. €, 16, SOBRE LA DIVINIDAD DE LA SANTA ESCRITURA 35 tes palabras del E lio: Moisés os permitié por la dureza de puesiro corazon, tir & vuestras mugeres. Este lugar muestra, di- ce San Ambrosio, que lo que esta escrito segun la fragilidad humana, no es la palabra de Dios, sino la palabra del hombre, Es facil resolver estas difcultades, distinguiendo con los Padres” se acaban de citar, ciertas cosas que se encuentran en la Escritu- ra, de las cuales unas son dichas en nombre de Dios, es decir en nombre de‘su Espiritu que hablaba por los profetas, y otras se dicen [ refieren los profetas 6 autores sagrados como en su propio nom- Asi “Moisés cuenta, como de sf mismo, toda la historia de la sa- lida de Egipto; cuenta igualmente el paso del mar Rojo; y muchas otras cosas como cuando describe lo que sucedi6 como por accidente, con el macho cabrio ofrecido por e! pecado, que se quemé entera- mente sobre el altar (1), lo cual sabido por Moisés, ge irrit6 contra Eleazar & Itamar, hijosde Aaron, y les reprendié que no hubiesen comido la victima el pecado en el lugar santo, siendo ella san- tay habiéndoselas dado el Sefior, 4 fin de que llevasen Ja iniquidad de la muchedumbre, y rogasen por ella en presencia del Seftor. Se habia cometido tambien otra fate, porque fa sangre de esta victi- ma, no se habia Ilevado al lugar santo. Moisés los reprendi6 tam- bien por esto. Tal fuc el suceso que refiere él mismo. En lo que hi- % no pademos decir que haya sido guiado por una direccion espe- cial del Espiritu Santo. El reprendié 4 Eleazar y 4 Itamar, Inc Teprension recaia sobre Aaron; pero este tiltimo se excus6, foi sé3 acept6 su excusa. Estas acciones y esta conducta son jue considera San Basilio, cuando asienta que no todo lo que se refie- re en la Escritura lleva el carécter de la Divinidad como lo que di- ce el Espiritu Santo. Y 4 la verdad Moisés, que refiere tantos hechos en sus cinco libros Hamados el Pentateuco, no siempre dice: Asi ha- 86 el Senor: Locutusque est Dominus, como se ve repetido tantas veces en el libro del Tevttico, porque Moisés refiere con frecuencia Jo que hizo él mismo, al modo que San Pablo expone sus conscjos eomo distintos de lo que era prescrito i. ordenado por el Sejior. En todo Jo que dice la Escritura, nada lleva el carécter de la Di- vinidad en cuanto al que obra 6 habla, sino cuando es el Esp/ritu Santo quien revela 6 manifiesta las voluntades de Dios, 6 se_hace conocer por operaciones que no pueden convenir sino 4 la Divini- dad. Ent6nces es cuando dando eefiales de que es Dios y de que ani- ma é inspira & los profetas, lo que no conviene sino & Dios solo, los Padres, y i larmente San Basilio, infieren de ellas que este Es- piritu es Dios como el Padre y como el Hijo. Pero esta distincion en nada spetiudica 4 la inspiracion que es comun 4 toda Ia Escriturar Santa, Moisés no ha sido conducido por una direccion especial del Eppirita Santo en todo Jo que hizo; pero silo ha sido para escribir lo que ha insertado en sus libros, y aun para darnos la relacion de ciertas faltas cometidas por él mismo;y no ha escrito ain inspiracion, Io que nos refiere de una especie de desconfianza en que cay6 cuan- do birié dog veces la roca para. sacar agua de ella. Es menester pues 1) Levit. x. 10 et song. Distincion entre lo que. Joe escrito. lo que rederen como dicho en sa propio nombre. Xan. Reflexiones sobre el li. bolo de di. Yorcio, y so. la ame. naza de Jo. nes. Bl. __ SSCURSQ FREEINGEAB =. distingyir-bien & Moisés y 4 cualquier otro ggaritop sagrede,-quamt do obran y dicen alguna cosa como por sf de eatog mismop autores 6 escritores, cuando ponen por escrito lo que les ba sweadido, y la insertan en la relacion de los demas acontecimieptog que ql Eepic~ tp de Dios los ha determinado 4 escribir, Bajg Ja prupera conside- Tacion estan sujetos & engafiarse, y no siempre obrag por el movir miento del Espiritude Dios; pero cuando escriben, debemog mirar Jos como autores divinamente inspirados, que refieren .lq que ban ber cho y lo que ban dicho en ciertas ocasiones, siendo siempre dinigiy dos 'y guiados en todo lo que escriben por la inspiracion del Espinta Santo. Aun todavia podemos ilustrar mas esto, por los ejemplos de. que se‘sirven los Pt cuyas autoridades herman citedo en Ia obje> cion He se nos propone, . : I libelo de divorcio fue concedido por Moisés 4. cqusa de le dureza de corazon de los Judios, como lo dice nuestro efor. en el Evangelio (1). Si esto contuviera el permiso de wna cosa ifcita cor mo muchos lo han creido, tal indulgencia no podria venir de Dios, jue jamas ermite hacer una cosa mala. Seria pues Moisés, y no eb bsp ritu de Dios quien lo habria permitido, y en este sentido dice San Ambrosio, ~pe lo que est& escrito segun la fragilided humena no es nPalabra de Dios, sino palabra del hombre." Otros intérpretes que no son del parecer de San Ambrosio, creen que este permiso venia de Dios mismo, quien hacer el divorcio mas dificil, habia man. dado que se diese un libelo 4 fin de contener por la dificultad de darlo 4 los que tuviesen deseo de despedir & sus mugeres. Sea de es- to lo que fuere, que este permiso venga del Seftor 6 de Moisés, es sierto que Ia relacion que se hace de él en el Capitulo xxiv del Deux teronomio ha sido escrita por inspiracion, y que Moisés refiriendo egmo el libelo se permitid, fue guiado y dingido por el Espiritu de ios. Lo mismo debemos decir de la amenaza que Jonés hiro & los habitantes de Ninive. Suponiendo qye.Jon4s no habia recibido érdem del Sefior para anunciar al pueblo de Ninive que dentro de cuarens ta dias esta ciudad yeria enteramente destruida y arruinada, aquelis amenaza no era una profecfa, y no debe mirarse como pronunciada de parte del Sefior. Asf no sehallaré embarazo pare conciliar le vers dad de Ja amenaza con la falta del acontecimiento, porque el Seon no estuba obligado & ejecutar lo que Jonas habia dicho por sf mismo y.sin haber recibido érden de anunciarlo. Pero. este profex ta refiere que é] amenazé 4 la ciudad oon una total niina, estamos obligadas 4 creer que. efectivamente |o hizo, porque él noha eacrita Teferido esta circunstancia sino por la inspitacion que le fee comus nicada cuando redacté por escrito su profecia con le historia de su viaje. De esta manera deben discurrir los que piensem: que Jonas hizo la amenaza por si misma, y sin qua Diss le. bubiese mandado hacerla; y asf es como Jo creyé Oxigenes segun aparece del: pasage que hemos copiado de él. Pero nosotros juzgamos mucho.mas: verosi< mil que la amenaza venia de. Dies, ¥ qua eta.candisianaly ta .decib Q) Met. xx. 8. SOBRE LA DIVINSDAD DO BA SANTA BSCRITURA. ” gee Ninive seria arruinada si sas habitantes no hacian peritencia: taf we So pent Se tambien probar 1 eiertas oxpreniones de que use ogunda & los Cormition, que tho todo le Ezande, Apéated be oecrito, foe inepirado y dic tado_por el. Sento, Porque (dicen) ,e5mo e} Espfrita Divino podria ser eutor de ects expresiones? Aunque Jo os haya por mi nearta, Bo be siento sin embargo al presente aunque lo haya sen- stido dntes, viendo que os habia causado tristeza por algun poco tiempo. Pero ea la actuslidad me no de vuestya afliccion, ssino de que esta tristess os ha inducido 4 la'penitdneia.” (2). el el Apéstol habia escrito su epfstola primera & los Corintios inspiracion especial de} Espiritu Santo, ;como hubiera ido” are Tepentirse de haberlo 0 hecho 6 & lo mésoe de haber escrito cosax que, entristeciendo & loa Covintios, Ic‘ diesen motivo de sentir haber- iim hablade de aquel modo! JNo. parece que ooptieee Baber come: tido en esto una faltal ;Y podemos: atribuir tal cosa al Espfritu Santo? Parece ain embargo necesasio, si se admite que él mismo’ ha inepirado ab Apéetol escribir lo que leemes sobre el asunto en su primera cazti» & los Conmtios, por bo cuel en la’ segunda dice que sintié habertes afigido, Si lo que acabamos de referiv parece dificil de conciliarse con’ la inspiracion, Lane Giremoe do bo que el mismo Apéetol: dice de ot en la ba Yos Corintiog, en un In fact ae gveriendo do secbnadar Br mainitere y lo que he hecho por la peedicacion det Evangelio, se ve en cierto modo obligado peaenas jaberse & pala (dace veconoce en hacerlo. una especie ei a,j sufrir un: poco mi im, By ge de rungs on efecto que le tobe (3) Sy como & a Ne gui’ cu tote leone de alsbarse wn poco. (@): Ne quiese. YY este designio de alabarse 4 sf mismo se atribu- Ja ah Eaptrin o ios, pues antade: Lo que digo, no lo digo segun’ sine como rina on de imprudencia para encontrar motivo- ae 3 (5). Br fin manifiesta claramente, que si alguno de les tiene la_conflansa. de alabarse,. él se toma tam- bion esta confidnee ¥ opta libertad; lo hago (afiadey cometiendd una‘ inpomdensic: (0). ’ heblando de los falsos apéstoles continia: j Son 1s patistros de Jesucrieto! (lo digo como con imprudencia), yo lo toy. ans: que ellos (7). \C5mo se ha de de pensar que todas estas co- sas: oem: cualoeel Apéstol: parece reconocer que no ha: guarda- bene ene han sido dictadas: por el Espiritu de- ' -Paga, responder 6 ta:primera diffculted fundada en las palabras” eS Pabley on ‘que parece decir se arrepiente de: haber en- tiistecide-4 lee Corintioe, reprendi con un poco, de rigor por: eidrtte®: “dteGidenies-que. se habian introducido « entre: ellos, no hay sino: =~ Vide Corn. & in hence Je locum —(2) 2. Cor, wn. 8.,9.—(3) 2, Core De daetigh Balsin Duee RSW) Tedd. BL) TAI Se 3B el de DISCURSO PRELIMINAR - s : aclarar el equ{voco de esta expresion, etsi iteret, is poe nitebat, segun el Brcgo: esto mo quiere lecir que 8; Beblo hubie~ ra deseado no haberlos reprendido, pues que la correccion y repri-- menda les Hlego 4 ser tan Gti; aino sigmfica que él Jo habia sen- tido, tomando parte en la tristeza que los afligié; semejante & un padre que viendo la tristeza con que su hijo esté agravado, cuan- lo lo ha reprendido y corregido siente 6! mismo ep alguna max nera la, tristeza de su hijo; pero se alegra al ver que este hijo con- movido se halla en la felix disposicion de mudar de conducta, Ta- ’ les fueron los sentimientos de 8, Pablo con to & los Corin- tios; y en esto nada hay que sea indigho del Eapirita de. Dios y que no haya podido eer efecto de las inspiraciones y de los mo- vimientos de piedad que causaba en el espfritu y en el corazon de S. Pablo, 4 quien lo que ha escrito sobre esto ba sido dic- tado por el mismo Espiritu. ‘or lo que toca al segundo en que 8, Pablo parece re- conocer que obra y habla con ithprodencia, es fécil explicar sus ex- Presiones. El Apéstol quiere dar @ entender que aunque en gene- ral sea una especie de necedad el alabarse, est& sin embargo obli- ado & revelar la dignidad de su ministerio y sus trabajos aposté- licos, cuando es uti] para la edificacion de los fieles, y la nece- sidad le precisa 4 ello; lo que seria una especie de necedad si no estuviera precisado 4 hacerlo. En este sentido llega & decir: Yo he sido un imprudente gloriandome de esta suerte; pero vosotros sois los que me habeis obligado; porque 4 vosotros tocaba hablar ventajosamente de mi, que en nada he sido inferior 6 los mas eminentes de los apéstoles, aunque yo nada soy (1). Que quiere pues dar 4 entender el Santo Apéstol, sino que Io que en otra ocasion hubiera sido efecto de orgullo y de imprudencia, habia llegado 4 seren Ja coyuntura en que se flallaba absolutamente necesario pa- ra la edificacion de los Corintios, para desprenderlos de los falsos apéstoles, que hubieran podido teducirios. y para infundirles une perfect confianza en la humildad 1 sinceridad con que. 8. Pablo les anunciaba e! Evangelio. Esto es lo que S. Juan Criséstomo ad- vierte con mucha razon cuando dice que el Apéstol repitiendo con tafita frecuencia que es imprudencia alabarse, no lo inculca con tan an cuidado, sino para hacer comprender Ee un hombre no de- Be jamas hablar de sf mismo en términos alabanza y elogio, sino cuando una urgente necesidad lo obliga &- hacerlo (2); y tal era el caso en que se hallaba S. Pablo, obligado 4 hablar venta- josamente de sf mismo de los trabajos que ia tenido que su- frir en Ja predicacion del Evangelio, Es mor & propésito’ notar que: en el mismo lugar dice S. Pablo que si uisiese gloriarse po. dria hacerlo sin ser impradente, porque diria la verdad (3). Ade- mas é1 declara que si fuera necesario gloriarse en alguna cosa, él. se gloriaria de, mejor gana en sus debilidades 'y eufrimientos (4), &- fin de hacer brillar mejor el poder de Jesucristo, Lo refiere todo. 4 la gloria de Dios, y reconoce que no habia hecho tantas cosas Q) & Cor, xu. 11,—(2) Hom, xx. in 2, ad. Cor.—a8) 2: Cor. x11. .—(4) Tidd. ¥. 8 . SOBRE LA DIVINIDAD DB LA SANTA RepuitoRA. _. 39 por sus ias fuerzas, sino por el socorro de la gracia de Dios que con 6l: Non ego autem, sed gratia Dei mecum (1). Pe- ro en todas estas cosas escritas Ror 8. Pablo ninguna hay que no convenga con la inspiracion del fritu de Dios, y el Santo Apo tol dice claramente que Jesucristo hablaba en él: jQuereis » dice) el poder de Jesucristo que habla en mi? (2) Y no tiene di- u en decir 4 los mismos Corintios que él creia tener el Es- piritu de Dios en of: Puto autem quod et ego Spiritum Dei habeam (3). Se proponen tambien contra la inspiracion’ de los libros san- tos algunas dificultades tomadas de Jas contradicciones que se crée Rotar entre ciertos pasages de la Escritura. Tal es la variedad que se observa entre 8, Juan y 8, Marcos sobre Ja hora de la cru- eifixion de Jesucristo. Si ef Espiritu de Dios, (dicen) hubiera inspi- rado & los autores sagrados, no estarien en oposicion unos con otros, Bi el mismo Espiritu de verded hubiera guiado sus lenguas y sus plamas, se veria reinar entre ellos una perfecta concordia. Es bien constante, y nosotros sostenemos, que no_hay contra- diccion alguna entre los autores sagtados. Las pretendidas contra: dicciones provienen algunas veces de faltas de los copiantes; tal es la que se pretende notar aquf entre los dos evangelistas. Los mejores ejemplares de 8, Juan estan conformes en este punto con los de 8. Marcos. Si se encuentran otras variedades que proven- gan no de Ja mano de los copiantes, sino de la de los autores mismos, ciertamente se hallaré medio de conciliarlos; mas no es el presente lager propio para extenderse sobre esto; se puede, si se Juzga 4 propésito, congultar 4 los intérpretes y comentadores, y en ellos se encontraré Ia explicacion de esos lugares en que se crée notar contradiccion. : : Los protestantes siempre han reconocido la inspiracion de los libros santos; pero Grocio se aparta de su comun sentir. Este cri- tico di ie en la Escritura dos cosas: 1.0 Lo que no podia ser conocido del autor del libro sino por una luz que recibiese de Dios. 2° Lo que el escritor sabia por haberlo visto G oido 4 testigos dig- nos de fe. En cuanto 4 lo primero, reconoce que los autores de jos libros santos tenian necesidad de una inspiracion especial; mas lo lo, pretende que no necesitaron sino de una asisten- ge y neon partie ular for fas cuales estuviesen libres de todo error. Pero ni Ja Escritura, ni los Padres, han hecho jamas esta dis- tincion. San Pablo dice en general (4), que toda Escritura es di- vinamente inspii San Pedro asegura que los autores sagrados han sido conducidos, impelidos, acti, mpulsi (5), por el Espiritu de Bios, y que ellos han hablado, no segun las impresiones de una voluntad fumane, sino por la impresion del Espfritu Santo, Los Pa- dres han dicho en general que el Espiritu Santo es el autor de Ja Fecritura, y que él es quien habla en estos libros divinos; ellos wo ban hecho excepcion alguna, jnos toca & nosotros hacerla? CY 1. Cor. xv. 10-—(8) & Cer, xu 3.—(3) 1. Cor, vu. 40—{(4) 9 Tim, un 16. BK Pea a Oe BBO) D Corsa Xv. sobre ig pretendidas contradic. cionss. XVI. Parecer de Grocio 0. bre Ia inspi racion. xvu. Parecer de Cornelio & Uapide. a DASCURSO PARLINENAR - Sin embargo. Comelio & Lapide, ayte sabio comentader que ha interpretado casi toda la Santa Escritura, quiere hacer esta dis fincion, y rehusa 4 los escritores la inspiracion para cier- tas cosas de las que han escrita Advertid, dice este eomentador, ue cad eas Berita, Reuse Perqee gh das peluore por pe que en ture, ‘orque ic por pas Tabra la las profectas & Moisés. y. 4 los profetas; pero ent vento es histarks 9 exhortenones Thorales que los escritores sabian de olra parte, no ore. nocesario que les fuesen ante, i San Lucas asegura él por @scrito 16 qr dido (2), subiendo hasta el origen, Se alegan en prueba hoe arto rea que no han becho mas que cempendios al eonponey sub libros que se cuentan en el nimero de las Escrituras eandnicas, Bi a6 gundo libro de los Macabéos no es mas que un cofmpendio de los cinco libros que Jaséa el Cirenense habia eserto sobre las guer- Tas y persecuciones que los Judios tuvieron que sostener, ;Eré nt eesario (dicen) que el autor de este compendie fuese inspiredo para referirnos en resumen lo que estaba opntado con mas amplitud ea la obra de aquel Jas6n que Antes esorihiG la historiw completa de estas revolucionest esto decimos que segun parece se confundem aquf cosas que deben distinguirse con cuidado; e ane es la revelacion y otra Ia inspiracion, Por la palabra revelacion entendemos un conock miento comunicado per Dios que descubre cosas Antes desconoci- das. Cuando Dios hizo eanocer & Noé que Ja tierra seria inunda- da por un diluvio universal, le descubrié este suceso que debia_ver rificarse muchos afios despues, y que no podia saberse sir que Dios lo manifestara por una revelacion. Lo mismo debemos decir dw - todo lo gue Diag hizo conocer & los profetas scores de la venie da del Meafas, Por revelacion comoeié y predijo Jacob lo que ha- bia de suceder & sus hijos y 4 su posteridad; por el mismo ep(+ Fitu conocid que el Mesias saldria de Jud4; que seria verdaderar mente el enviado del Seftor y la esperanza las naciones (3),. De este esp(riu de revelacion se dijo con relacion & Ieafas: nvié el fin de los tiempos por un gran don del Espiritu ds Diode r¥_consolé 4 loa de Sion que debian ser afligidos in dia; pre ndijo lo que habia de suceder al fin' de los tiempos, y deacabrié las cosas secretas Antes que ll (4).” La: inspirecion no osté siempre acompafiada de la lacion, porque ue hombre ingpirer do puede decir lo sabe por conductoe seguros, sin pe 2067! necesario que Dios le revele aquel conocimiento. Asi S Juag re" fiere en su evangelio los hechos de que fue testigo; & Lucas: se~ habia informado con exactitud y estaba bien instruido-de todas leg cosas segun el érden y serie con-que nos ha dado. su historim Per. ro de que los autores sagrados no necesitasen. revelacion para! esr. cribir lo que sabian por otra parte, no se infiere que no hayat (1) Joan, ant. $8,(8) Lines 8. SS) Gm, aut. 10) Bll rin. Es Me SOBRE LA DIVINIDAD DE LA SANTA ESCRITURA. 41 sido inspirados en todo lo que escribieron. San Pablo no necesi- taba _revelacion para decir que habia dejado & Trofimo enfermo en Mileto; pero fue conducido por el Espiritu de Dios, para co- municar 4 Timoteo una cosa que ignoraba, y que podia excitar su compasion, tanto hacia este amado discipulo del Apéstol, como bécia el mismo S, Pablo que habia quedado solo en la prision; es- tando por enténces todos los demas ausentes, & excepcion de San Lucas, . Pero se dir&: jpara qué exigir una inspiracion en el que escri- be cosas de poca importancia, y en las cuales no puede engafar- _ se? Caso que el escritor se hubiere engafiado en lo que es poco interesante, 1a Religion y la piedad no sufririan por eso algun de. trimento. Si se quiere sin embargo reconoccr un socorro del Es- pity Santo, no es necesario recurrir 4 la inspiracion, pues basta Ja asistencia 6 simple direccion para preservar al escritor de todo yerro. A esto replicamos que no dcbemos juzgar de las cosas que refiere la Escritura por nuestras débiles fucess nos_engafiariamos en hacerlo asf, En tiempo de San Criséstomo y de San Ger6nimo, muchos pretendian que el asunto de la carta 4 Filemon no era digno de la atencion del grande Apéstol, y creian que un escla- vo convertido no era objeto de tanta importancia para empefiar 4 San Pablo 4 escribir expresamente una carta 4 fn de reconci- liar 4 este esclavo con su antiguo duefio. Mas estos dos santos doctores mirando Jas cosas con una luz superior, descubren en la eonducta de San Pablo una sabiduria y una caridad admirables; tan verdadero es que no son nuestras miras ni nuestros sentimien- tos 16s que deben decidir de la importancia y utilidad de to que refiere Ja Santa Escritura, y seria grande inconveniente si aun en lo que nos parcce de poca consccuencia se pudiera hallar el me- nor defecto de memoria 6 advertencia en los escritores sagrados. Si una parte de estos divinos libros no es palabra de Dios, es de temer_se diga lo mismo de todo el resto de ellos. Es verdad que por medio de una asistencia 6 direccion del Espfritu Santo, se pone 4 Jos autores sagrados 4 cubierto de todo peligro de error; el Espiritu Santo, conduciéndolos por este socor- ro, no los deja caer en la mas ligera falta. Pero esto no basta pa- ra sostener la dignidad y excelencia de la Escritura santa; es pre- ciso reconocer el socorro que lamamos inspiracion, y que hace que cuanto hay en la Escritura sea palabra de Dios. Es necesa- no que nos conformemos con e) dictémen y expresiones de los San- tos tores de la Iglesia, que nos dicen que el Espiritu Santo ha hablado por la boca de los profetas; que estos han sido como los instrumentos de que Dios se sirvié para hablarnos y para manifes- tarnos sus voluntades. Es menester que digamos con ellos que las Exscrituras Santas son los ordculos del Espiritu Santo, cuya ope- racion ha sido en cada uno de sus autores como un movil divi- no bajado del cielo que los ha hecho obrar y hablar; de suerte que ellos han sido el érgano de que se sirvié para darnos conoci- miento de las cosas celestiales y divinas, Pero todo esto no puc- Tom, 1, Parecer do Melchor Ca. noydeCon. ‘tonson. * + DISCURSO PRELIMINAR de ser verdad sino admitiendo la inspiracion; porque si la asistén- cia del Espiritu Santo bastara, se podria decir que los concilios en que el Espiritu Santo asiste por un socorro particular, pronun- ciarian decisiones que se podrian llamar pulubra de Dios. Esta es Ja gran razon que los doctores lovanienses han empleado sieinpro contra los que querian combatir, 6 al ménos debilitar la necesidad de la inspiracion, Se preguntaré acaso ;qué mas tiene la inspiracion que la asis- - tencial Preciso es que tenga algo mas, pues la asistencia no hace que lo que se escribe 6 dicta con ella sola sea palabra de Dios. ‘or otra parte, la asistencia preserva 4 los autores de todo error considerable, esto es en lo que toca 4 la fe y 4 las costumbres; mas no en lo de ménos importancia, como cuando se trata de he- chos 6 de materia de critica, por ejemplo, de saber si tal obra es de San Agustin 6 de otro Padres mas en la Escritura no puede aber la menor falta; el enfendimiento est4 tan ilustrado y la me- moria tan bien conducida, que el escritor sagrado no puede in- currir en algun defecto ni por olvido ni por imadvertencia. Se ve ues, que la inspiracion tiene mucha mas fuerza y eficacia que la imple asistencia; y esto viene de que la simple asistencia 6 direc- zion supone al que recibe este socorro ya determinado por si mis- mo cen justa y recta intencion pero independientemente de un auxilio estraordinario, 6 investigar alguna verdad, despues de lo cual é1 es conducido y dirigido en su investigacion por Ja asistencia del Espiritu de Dios, que no le permite caer en crror ni apartar- ge de la verdad que busca, Hé aqui lo que sucede en Jas reunio- nes de los concilios, cuya decision es infalible. Pero la inspiracion contiene mas, porque supone que el autor sagrado que la recibe es impelido Pi determinado 4 escribir; y que despucs de haber re- cibido esta determinacion por un movimiento de! Espfritu Santo, es conducido y dirigido de tal modo, que no solamente se halla libre de todo error, sino que lo que pone por esctito es la pala- bra de Dios, porque es J mismo, es eu Espfritu, quien dicta 4 los escritores sagrados lo que escriben. j;Cémo Cormelio 4 Lapide ha podido exccptuar de la inspiracion las exhortaciones niorales qué se hallan en las Santas Escrituras? j;No son ellas de] numero de jas cosas stiles para instruir, para reprender, para corregir y para conducir 4 la piedad? YY el Apéstol no nos dice que todo esto es inspirado? Algu- nos han querido hacer creer que el célebre Melchor Cano, hébil tedlogo, ensefié 4ntes de Cornelio 4 L4pide la suficiencia de una simple dircccion 6 asistencia del Espiritu Santo, al ménos para ciertas partes de la Escritura Santa. Mas los que han querido atri- buir tal sentenciu 4 este sabio tedlogo, han confundido equivoca- damente la revelacion con la inspiracion. Fs verdad que Melchor Cano pretende con justicia que la revelucion no es necesaria & los escritores sagrados para escribir lo que por otra parte saben con seguridad; pero sicmpre es menester reconocer que han sido inspirados, 4 fin de que podamos decir que lo que han escrito es la palabra de Dios. Por lo demas, para conocer bien el parecer SOBRE LA DIVEINIDAD DE LA SANTA ESCRITURA. 43 de Melchor Cano, no hay. mas que leer lo que dice en el: capf- tulo xvu del libro segundo de los Lugares teolégicos, donde des- pues de haber refutado 4 los que pretendian que en algunas co- sas de poca consecuencia, los eacritores sagrados habian podido caer en algun ligero. error, concluye asi: ,,Si la ley de Moisés, que nes un ministerio de muerte, ha sido escrita con tanta exactitud nque no se. puede omitir de ella una sola jota 6 un solo punto, njcon cudnta mas razon diremos esto del Evangelio que es un mi- whisterio de eap(rity y de vidal. Es pues menester confesar que ha »sido eacrito. can tanto cuidado y por un influjo. tal de la asisten- wcia divina, que no solo no hay palabra, pero ni un pequeno ras- eo de letra que no haya sido sugerido. por el Espiritu Divino.” ¥ fin del mismo capitulo acaba asi:.,,Confesemos qué todas les co» 73as que hay en la scritura, grandes 6 pequenas, han sido escri- vtas por los, autores. sagrados dictandolas el Espiritu Santo. (Dic- wante Spirity Sancto). Tal. es la doctrina que hemos recibido de shuestros Padres y que esta en cierto modo grabada en el enten. wdmiento y en el corazon de los fielea; y esto es en lo que de, »bemos fijarnos porque la [glesia nos lo ensena asi: Haec et nos, Ec- xlesia praesertip magistra et duce, retinere debemus,.” Si se examina bien el parecer de Contenson, tedloge tomista, ge vera que no se aparté del de Melchor Canp, del mismo érden de Santo Domingo. Es verdad que Contenson, no cree la revele- cion necesaria para cada parte de la Escritura. Y en efecto pare- ce indtil para las cogas suficientemente conocidas por los autores sagrados; pero esto no impide que sq reconozca en los mismos la inspiracion aun para aquello de que tenian un conocimientg si M. Simon, en su Historia critica del Nuevo Testamento (1) se r. XIX. declara contra los dogtores lovanienses, y pretende refutar su censu- yr Suaom ma. Parecesin embargo que no emprendié justificar del todo Jas pro- posiciones censuradas; porque reconoge que el Espiritu Santo es el autor de toda la Santa Escritura, sea por inspiracion, seq por instin- to particular que habrig debido explicar un poco mas. De cualquicr modo, é) sostiene que el Espiritu de Djos asistié 4 los. qutores sa- gradog, no solo en los ientos sino tambien en las palabras de que 8@ sirvieron, defendiéndolos de todo arror que hubiera podido vegir aun de olvido 6 de defecto de atencion. iy a diferencia gatre el parecer de Cornelio 4 Lapide y, el de M. Simon, y es tam- bien el mismo que el de Grocio segun Antes dijimos. No bablamos aquf. del monstruogo sisteme de Espinose, el cual pretende que los qutares, de los libros santos no han sido inspiradosa. ni recibido alguna asistencia particular. No conviene disputar ni tra- tar cop un hombre que.combate todos los fundamentos de la Reli- gon, y que no aspira 4 ménos que 4 desmentir @ cada instante to- do lo que se encuentra en, la Rscritura. . . . Pero debe sorprender que un autor que. quiere pasar por cris- x tiano haya avanzado un sistema que casi nada dista del de Espinosa; ptr get se puede ver sin embargo en una carta publicada bajo el nombre gator conc. Q) Cap. xx. y. xxzy. cido bajo e! nom Teologo de Holanda. 44 DISCURSO PRELIMINAR de un Teélogo de Holanda (1). El autor anénimo (Juan le Clerc,) cuya opinion se expresa en esta carta, pretende que no se debe ad- mitir en los escritores sagrados algun auxilio sobrenatural, 5 parti- cular asistencia, sino es en casos muy raros y muy singulares; é] dice que los historiadores sagrados no han tenido necesidad de mas que su memoria, poniendo por otra parte todo el cuidado y exactitud que se exige @ los que se dedican 4 escribir Ia historia. En cuanto 4 los profetas, reconoce que ha habido algo sobrenatural en las vi- siones que tuvieron,y que el Senor se les ha aparecido para descu- brirles cicrtas verdades ocultas 6 algunos grandes misterivs; pero na- da ve que no sea natural en el modo con que los profctas han des- crito sus visiones: segun él, no necesitaron sino de su memoria para ac rdarse de lo que se les habia _mostrado en Ia vigilia 6 en el suefio; y era inutil que esa memoria fuese ayudada por ulgun socorro so- bre natural; porque reteniéndose facilmente lo que ha hecho una fuerte impresion en la fantasia y se ha grabado profundamente, las vi- siones que Dios concedia 4 los profetas, producian naturalmente es- tos efectos. Adelantandose todavia mas, dice que muchas veces lo que los profetas decian naturalmente y sin inspiracion, era una ver- dadera profecia en otro sentido & que no atendia el profeta; ale; sobre esto lo que acontecid en Ja persona del gran sacerdote Caifas que profetiz6 contra su intencion, y sin penetrar el sentido de lo que decia, cuando pronuncié esta sentencia hablando de Jesucristo: Conviene que un hombre muera por todo el pueblo. ° Cuanto este autor, a quien con demasiada liberalidad se da el nombre de teslogo, avanza en lo que acabamos de referir contra Ia ins- iracion, va directamente contra lo que hemos: alegado de los Santos ‘adres y de Ja Escritura, que manifiesta cuan constante es que los autores sagrados fueron inspirados, y da una idea del modo con que se verificé la inspiracion. Nosotros escuchamos sumisos lo que se encuentra en fuentes tan ‘as, y desconfiamos de lo que viene de parte de aquellos que prefieren sus pensamientos a lo que tenemos de mas sagrado y respetable. Seria fucra de camino apo- yarse en el ejemplo de Caifas para autorizar semejantes delirios; pues el] Santo Evangelista advierte que no liablé en aquella ocasion por si mismo: Hoc & semetipso non dizit (2). Fue pues el Espfritu Santo quien en considcracion 4 la dignidad de Pontifice de que estaba re- vestido, hablé por su boca, segun Sun Agustin (3); y aunque el gran sacerdote nada comprendié del sentido que cra principal segun la intencion del Espiritu Santo, no dejé6 de ser como el instrumento de que Dios se sirvid para anunciar una gran verdad, 4 saber, que Je- sucristo moriria no solo por los Judios, sino tambien por la salud de toro cl mundo. Ni era esta la primera vez que Dios se servia del érgano de un malvaco para inanifestar una importante verdad. Mu- cho antes quiso que Bal:am que era un perverso (4), segun el re- trato que de €1 nos hacen los apéstoles San Pedro (5) y San Ju- y Carte xs, dele Colecion de. opiniones de algunos teblogoe. p. 292—(2) Joan mi 51.—(3) Tract. 49. in. Joan. m. 27—(4) Nim. auiv.17— (6) 2. Petr. m1. 15. SOBRE LA DIVINIDAD DE LA SANTA ESCRITURA 45 das (1), anwnciase la venida de su Hijo Gnico. La profecia es de las ias que se llaman gratis datas, sin alguna conexion necesaria con Kr santided de aquellos 4 quienes Dios juzga conveniente concederlas. Ya solo nos resta decidir en pocas palabras una cuestion que sucle proponerse aun sobre la inspiracion. Se trata de saber si no solo Jos pensamientos han sido inspirados 4 los autores sagrados co- mo lo hemos hecho ver, sino sise debe decir tambien lo miamode los términos y expresiones de que ellosse han servido. Examinando atentamente los testimonios de los Padres que he- mos referido, no seria dificil concluir que en sentencia de ellos, los términos y expresiones les han sido inspirados por el Espiritu de Dios que los guiaba. No hay sino recordar algunos términos y com- paraciones empleadas por los Santos Padres para darnos idea de la inspiracion, Acordémonos que casi todos diceri que el Espiritu San- to es el que ha dictado 4 los autores sagrados lo que escribieron; que él fue quien _hablé por sus bocas, que no eran sino como. instrumen- tos de que Dios se servia para darnos 4 conocer las grandes verda- des que tenia la bondad de revelarnos. Por eso hemos visto que San Justino dice, que el Espiritu divino era como el mévil bajado del cielo para hacer resonar sobre Ja tierra los divinos oraculos. Ate- pigoras nos ensefia que los profetas 'son como los instrumentos de que el Espiritu Santo se sirve para hablar 4 Jos hombres. No ol- videmos, en fin, la justa comparacion de que usa San Gregorio, cuando dice que no debemos fatigarnos averiguando de qué plu- ina se ha servido el que nos escribe, cuando sabemos que la carta nos viene de una persona eminehte en dignidad, y & la cual de- bemos profundo respeto; y que asf cuando sabemos que un libro, como eb de Job, ha sido escrito por inspiracion del Espiritu divi- no, no debemos ya embarazarnos en saber quién es el que ha de- lineado los caracteres; como no nos ponemos 4 inquirir de qué plu- ma se sirvié Ja persona respetable que nos ha dirigido una carta. Estas comparaciones y expresiones de los Padres llenas de fucrza, nos_inducen 4 creer’ que, segun ellos, no solamente el sentido de Ja Egcritura sino tambien los términos y frases han sido inspiradas @ los profetag. Y esto parece confirmado por la aplicacion que ha- cen algunos Padres 4 los escritores los de aquel pasage del Salmo: Mi lengua es como la pluma de un escribiente que escribe con velocidad. (2) Y hé aqui justificada por Ja Escritura misma la comparacion de San Gregorio. En le profecfa de Jeremfas ve- mos un ejemplo en que podemos reconocer esta destreza de la plu- ma que escribe con tanta velocidad. Los principales del pueblo Ju- dio enviaron cerca de Baruc, 4 Judi, hijo de Natanfas, para ro- garles que les trajese el volimen de que habia Jeido alguna par- te al pueblo. Cuando Ileg6 Baruc, secretario de Jeremias, ellos fe preguntaron cémo habia escrito todos los discursos pronuncia- dos por Jerem{as. El hablaba, dijo Baruc, como si fuera leyendo las palabras, y yo escribia con tinta en este voltimen lo que él me dictaba. (3) {De dénde venia este flujo de palabras y esa gran fa- Q) Ep. Jud. 1.—(2) Pe. xiv. 2.—@) Jerem. xxv. 18. xxI. yLa inspire. cion ve ex- tiende hasta las expresio- nes? Este os el sentir co. mun de los Padres. XXIL. Respuesta & las objecio. nes de los que impug- nan este pa, wecer, 46 DISCURS@ PRELIMINAR cilidad de hablar, gino de] Espiritu de Dios que inspiraba & este profeta no solo los pensamientos sino. tambien los términos y ex- presiones? Esta gentencia parece haber prevalecido hasta el, siglo nono, en que haJlamos un, autor de repytgcion que sostuvo lo contrario en una especie de tratago compuesto expresamente al intento; Agor bardo, arzobjspo de Leon, el cual examing la materia en una, car- ta escrita 4 un qujeto Inmado Fredeguiso, en la ee pretende qa e] Espiritu Santo no inapird 4 loa profetas ni & los appstoles los términos y expresiones de. que se airvieron. Su dictamen se funda lo primero en, el ejemplo de Moisés que dirigiéndose & Dios mismo, reconoce una gran dificultad en hablar. Para sentir toda la debi- lidad de esta razon, basta lecr el lugar del Exodo en que Moisés ge excusade aceptar el empleo que el Sefior queria encargarle. Despues de haber representado las dificultades que creia no poy dria. vencer, dice que deade que tuvo la felicidad de hablar con su Sefior y su Dios, sentia en la lengua una especie de impedi- mento que le dificultaba el habla. jQué relacion tiene esto con lq inspiracion para los escritos? {Un autor que tiene algun embarazq para hablar, no puede tener mucha facilidad para escribir? No puede recibir de Dips mismo todo lo que es capaz de darle esta facilidad? Ademas, jyn hombre que tartamudea, no puede pronun- ciar con splo un poco mas de trabajo las expresiones que le son inspiradast Pero veamos lo que sigue en la relacion de Moisés, y Ja respuesta que el Senor da & la. difcultad propuesta por él: ;QuicR esel que ha formado la boca del hombre? dice et Seiior; (1) y quien a el que hq criado al mudo y al sordp, al que ve y al ciego? gNo soy yo? Anda pies: yo estaré entu boca, y yo te ensearé lo que has de hablaw Adviértase que el Seftor no se contenta con decir que él guiar el espiritu y loa pensamientos de Moisés 4 fin de que este bastante instruida para pregentarge ante el rey de Bei 03 sino que le asegure, que estar§ en su boca para darle lng pala a de que debe servirse: Ego ero in ore tuo, doceboque te quid loquaris, Agobardo alega en segundo | la autoridad de San Gerd- imo que asegura que hay notable diferencia de estilo en los es: qritos de log profetas; diferencia que s¢ advjerte tambien en loa de los, apdgtoles y evangeligtas. Los unos eacriben con mas eleva- a y nobleza, fos, otros con ménog elocuencia; lo cual nota San ‘cronimoe comparando al profeta Isafas, con el profeta Amés. El primero era de nacimiento distinguido, pertenecia 4 la familia reel, y, su estilo era, muy guito y muy eleyado. El! otro, era un pestor Qcupado en guardar gus ganadog.en el campo, donde tenia que cam: hatir muchas veces con los, leanes, px defender sus ovejas; por esto, dice San Gerémino, compara la célera de Dios con la de log leones, porque. nada congebia mas terrible sobre Ia tierra que el rus Rido dq estg animales. De aqui infiere Abogerdo que no pudién- doge atribuir esta diferencia al Espfritu Santo; es. mencster hacer. lg, recaer sobre’ el. hombre, que, conducida ¢ inspirade en cugnto & Q) Exod. wv. 11. 19%, SOBRE LA DIVINIDAD DE LA SANTA ESCRITURA, a7 los pensathientos, es dejado 4 sf mismo en cuanto & las expresio- nes. Y esto hace segun Agobardo que conforme 4 la advertencia de S. Gerénimo (1), aunque el mismo espfritu haya hablado por la boca de todos los profetas, idem per omnes Prophetas Spiritus San- ctus loquebatur, sin embargo se reconoce que Amés tiene un estilo duro, aunque tuviese la clencia de! Espiritu de Dios, etsi imperitus sermone, sed non scientia; y esto dice de sf mismo S. Pablo escri- biendo 4 los Corintios, cuando confiesa que era tosco y poco instruido en el lenguage, afiadiendo que no era lo mismo en la ciencia (2). Esto es acaso lo que puede decirse de mas s6lido en favor de los que pretenden que la inspiracion no se extiende hasta los términos y expresiones de la Escritura Santa, y que debe restringirse al sentido y 4 los pensamientos; pero bien examinado este argumento, no pare- ceré tan convincente como se crée ordinariamente, Examinémoslo. Hay gran diferencia, nos dicen, entre la elocuencia de un au- _ tor sagrado y el estilo tosco y poco culto de otro; por ejemplo en- tre la elevacion y nobleza con que Isafas se explica, y la simpli- cidad, 6 si se quiere, la especie de rusticidad que se crée notar en el modo con que se expresa el profeta Amés. Yo responderia, pre- intando si se hace consistir la elocuencia y la hermosura de es- tilo en la eleccion de los términos; i “enténces diré que no esta- mos en disposicion de juzgar con relacion al Hebreo, siendo igual- mente buenas y bastante expfesivas para explicar lo que significan todas las palabras que leemos. Nosotros no estamos en disposicion de calificar si un término es mejor que otro, sino en las ocasiones en que subiendo 4 la raiz vemos que un nombre es mas propio pa- ra demostrar la naturaleza 6 los cualidades de la cosa significada. Por ejemplo, la palabra seHova es mas propia parg explicar la naturaleza de Dios, que ninguna otra de Bs que se le aplican en ja Escritura; porque ella indica su esencia, significando el Ser por lenitud y por excelencia, El que es; en lugar que los otros nom- s de Dids en el Hebreo significan solamente algunos de’‘sus atri- butos 6 perfecciones, y lo significan por consiguiente por una pro- piedad; talés son los nombres El que significa el Dios fuerte; Saddai, que signi él Todopoderoso; Elohim, que significa el Dios de bondad, el Dios protector, el Dios defensot; y por esa razon el Sal- mista ¢mplea tan frecuentemente esta palabra para invocar al Se- aor considerandolo como su Dios, Deus meus; por esa razon se em- plea la misma. palabra cuando se dice que el Senor es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, y tambien cuando en el Salmo, el Senor dice 4 los jueces de la tierra: Ego dizi: Dii estis (3). De- ben anadirse los nombres Adonai que significa el Soberano dueno, y Elion que significa el Altisimo. Pero en esto todos tos profetas y todos los escritores sagra‘tos son iguales; ni se puede decir que uno escriba con mas elegancia que otro, si no se trata mas que de servitse de términos propios para expresar lo que se intenta escribir. La verdadera elocuencia consiste pues propiamente en las ideas mas elevadas, en los pensamientos mas sublimes, y en las figuras Q) In, Amos.—(2) 2. Cor. x1. 6.3) Pe. 2211. 6. DISCURSO PRELIMINAR del arte que no pueden separarse de los pensamientos. Pero ya he- mos probado extensamente que los pensamientos de los autores sa- grados son inspirados: asf la consecuencia que se saca de la dife- rencia del estilo tomada de la elocuencia, nada prueba contra eb sentir de los que creen la inspiracion de las palabras. En Amis, por ejemplo, no es la mala eleccion de los vocablos la que hace decir 4 S. Gerdnimo, que este profeta era tosco y poco instruido en el idioma; sino sus comparaciones tomadas de objetos bastan- te bajos y comunes, 6 bien sus ideas menos nobles y elevadas que lag del profeta Isajas, Mas todo esto consiste en los pensamientos; d&los cuales ninguno hay que no sea digno del Espiritu de Dios que los imspiré, Si algunos nos parecen ménos nobles 6 mus co- ‘munes, depende del gusto y‘de las ideas con que los calificamos; pero que no pueden hacer regla para afirmar que lo uno es mas digno de Dios que lo otro. XXUI. En el profeta Jeremfas tenemos una vision de la cual puede Reflezion inferirse gue la palabra de que usa le fue inspirada. En el primer sobre una capitulo de su profecia dice que el Scnor le dirigié la palabra, y Fitton de Je que le Pregunto lo que veia; & lo que el respondis segun nuestra ° ulgata: Yo veo una vara que _vela, VIRGAM VIGILANTEM EGO VIDEO (1). Los Setenta tradujeron: Yo veo una rama de almendro; y ex te es el verdadero sentido. Pero jcémo encontrar la conexion en- tre esta traduccion de los Setenta, y la respuesta que el Senor did al profeta en estos términos: Bien has visto, por que velaré yo so- bre mi palabra para cumplirla (1). Se ve aqui que Dios‘en la res- puesta dirigida 4 su profeta, alude 4 lo que Ie habia mostrado en la_vision, Pero jqué es esta rama 6 esta vara que vela? Virgam vi- &ilantem. Los Setenta lo expresaron, pero sin poder conservar la alusion con la respuesta. Era en efecto una rama de almendro; y iqué conexion hay entre la rama de almendro y la atencion con que el Senor velar4 sobre su palabra para darle cumplimiento? Pa- ra comprenderlo es menester recurrir al texto hebreo. En esta len- gua se llama el almendro, schaqued; y este nombre se deriva de un verbo que significa velar, estar atento, darse prisa en hacer algu- na cosa: este arbol se llama asf, porque parece que vela are ser el primero de todos en producir sus flores y sus frutos. El profe- ta pues, habiendo visto una rama 6 vara de almendro, en hebreo, maqqual schaqued, es decir una rama de un 4rbol que toma su nom- bre de la alabra que significa velar, darse prisa, estar atento pa- ra hacer alguna cosa, dice al Sefior: Yo he visto un maqqual scha- qued; y el Senor le respondié: Schoqued ani, y yo velaré. Dios pues inspiré 4 Jeremfas una palabra que pudiese servir & esta alusion de la rama de almendro al término de velar 4 fin de responder: St, yo estaré atento, y yo velaré para que la palabra que he puesto en la_boca de mis profetas tenga su cumplimiento, Pero acaso nos diran, que bastaba que Dios presentase al pro- feta un ramo de almendro, sin inspirarle la palabra de que habia de servirse para expresarlo; porque al profeta viendo un remo de (1) Jerem. 1. W—(2) Ibid. ¥. 12, SOBRE LA DIVINIDAD DE LA SANTA ESCRITURA, cid almendro le era natural pensar en este arbol. Es verdad; pero por esto mismo Dios ba inspirado 4 los escritores sagradus los térmi+ nos y las expresiones de que ellos se han servido; pues no lo ha hecho sugiriéndojes por revelacion nuevos vocablos, sino excitando en su memoria los que ya estaban en ella. Por lo cual San Agus- tin dice con mucha razon, que Dios conducia la memoria de los escritores los, recordationi sue que Sancto Spiritu regebatur, (1) Queriendo Dios que la idea del almendro excitada en el espiritu del profeta, le hiciese decir que él veia una rama dy este Arbol; le pre- senté una rama en vision; y como el nombre del almendro esta conexo con la accion de velar, de empefiarse y de estar ate to, Dios responde que él velaré y estaré atvnto para la ejecucion y cum- plimiento de = palabra. De la misma manera inspira a todos los autores sagrados; les sugiere las palabras y los términos de que de- ben servirse, excitando en_ ellos la idea de los objetos que traigan &@ su memoria las expresiones, y preservandolos de cualquier de- ‘ fecto que pudiera resultar de una mala explicacion; en lo cual se ye que Dios obrando de esta manera, no altera el idioma y len- ordinario del escritor sagrado, Para entenderlo asi no nece- gtamos mas que acordarnos de la comparacion del arco 6 movil usada por el antiguo autor de la Exhortacion 4 los Gentiles. Todo el movimiento que produce la armonia en un instrumento misico proviene de] que lo mueve; pero este nada muda en Ia dispnsicion de las cuerdas del mismo instrumento: la aplicacion es facil. Nos falta ahora explicar lo que San Pablo dice en su segun- da epistola 4 los Corintios: Aunque tosco en el 1 ize, nolo soy en el saber. (2) {Se puede concluir de aqui que San Pablo care- cia de elocuencia, y que no podia explicarse de una manera dig- na de las grandes verdades que trataba en sus epistolas? Decir esto seria adclantarse demasiado; y San Juan Criséstomo que entendia bien de elocuencia, encuentra una muy noble-en los escritos del gran- de Apéstol. (3) San Agustin advierte lo mismo, y pueden verse rasgos que lo comprueban en la epistola 4 los Hebréos y en muchos otrog lu- gares de las epfstolas del santo Apéstol jQué quieren, pues, decir esos térmlnos de que se sirve escribiendo 4 los Corintios? Para compren- derlo bien, es menester advertir que San Pablo habia sido instruido segun el método de los Judios, en todo lo que tocaba al conocimien- to de la ley. Siendo todavia muy jéven, fue puesto bajo la con- ducta de Gamaliel para aprender con los jévenes hebreos de su tiempo todo lo que era costumbre ensefiar 4 los qe pertenecian 4 la secta de los Fariseos, Asf el Apdstol leyendo los libros santos en hebreo, y haciendo de estos divinos libros su principal estudio, ha- blaba tambien continuamente con los jévenes de su edad, y con los doctores de Ia ley, ene! idioma usado en Jerusalen, y que era el syro-caldeo; de modo que no debe causar admiracion que la len- E& griega hubiera dejado de serle familiar. Es notable tambien que que se usaba en Tarso, lugar del nacimiento de San Pablo, no era muy pura, y que no se hablaba alli cl griego de un modo taa 1) De Consens. Lm. ¢.29.—(2) 2. Gor. x1 6.—(8) Chrys. aerm. de Laud. Paudi. Tom. l. . q XXIV. Explicacion de un texto de San Pa. dle. 50 ‘ Bscorso mien ee tia limado y tan elegante como: ei Atenas. Si- se’ c 1, Kk discursos de San Pablo con log escritos de les fiésalee que ne pr curaban otra cosa sino las bellezas de la elocuencia, se’ encontraré que estos abundan en flores y'adomnos, y que’ las epistolas de San Pablo podian en su comparacion parecer demasiado Bumps i. des- cuidadas, porque efectivamente este grande Apéstol’‘habin despre- ciado todos esos vanos socorros de la elociéncia huttiaria: Yo no he empleado para hablaros (dice) y‘ pura [reticaros, Tos diseursoa persuasivos de la sadiduria humana, sino los efectos sensibles det Espiritu y de la virtud de Dios: (1) jNo era el Espiritu: de Dio¢ €l que lo habia movido 4 obrar de esta suerte? jNo se debe mi’ rar este designio como efecto de la ingpiracion, bien Iéjos de con- siderar que aquella simplicidad de estilo excluye el ‘aurilio, la asie- tencia particular, la direccion especial, en una palsbre, Ja inspiracionf Pero en fin, jqué quiere decir el Apéstol cuando escnbe &'los fieles de Corinto, que est& instruido en’ lo perteneciente al idioma, imperitus sermone? El se sirve de la palubra que en griego equivale & idiota que se tradujo en latin por imperitus y nuestros truductores parece han querido hacer fuerza sobre esta palabra la- tina trasladando la expresion de San Pablo’ por grosero y poco instruido, La palabra griega puede traducirse hiteralmente por la de idiota, esto es, eb que es del pueblo, popular 6 vulgar. Si la aplicamos al estilo, significara un estilo simple en que nada hay estudiado, en que se desatienden Jos adornos y flores de la elo cuencia profana dé qué acostumbraban usar los filésofos y los _re- téricos de Atenas, Y jhabré motivo para rehusar la inspiracion al que escribe en sémejante estilo? jNolo habr&é mas bien para rar que es digno de ella, porque el Espiritu Santo ha querido ser- virse de lo que parece mas débil para confundir 4 Jo mas fuerte, y de lo que parece mas ignorante, in el mundo, para confun- dir & lo que se tiene por mas sabio? Dios ha querido escoger lo que habia mas vil y mas despreciable, segun el’ mundo, y Io qué no era nada, para destruir lo que habia mas grande entre lag po testades de la tierra, entre los Bscofos y los oradores. No se mire, pucs, como obsticulo para la inspiracion la simplicidad del estilo, y digamos si se quiere, la dureza misma de las expresibnes. Contemplemos 4 la Escritura, nd solo como que contiene sen- tencias y maximas de vida, sino como que encierra también = bras de vida eterna, y digamos con San Pedro 4 Nuestro Seftor Jesucristo: Senor, j4 quién iremos? Vos teneis palabras de vida eter- na: {Domine, ad quem ibimus? Verba vite cterne habes. (2) Vos teneis Ixs palabras de la vida, y las habeis consignado en’ el deps- sito de vuestras divinas Escrituras; por la impresion de vuestro Es: pfritu han hablado tos hombres de Dios; por vucstra inspiracion han escrito; nosotros reconocemos vuestra voz; confcsamos que Dios ed wien nos habla en ellas por su Hijo que es su Verbo, y por sti Pentrita que cs el espfritu del Padre y de! Hijo. Dignaos hacernos déciles & vuestra divina palabra, para que ella sea verdaderamenté para nosotros palabra de vida. (1) 1. Cor. m. 4—(2) Joan. mu. 69. DISERTACION SOBRE LA CANONICIDAD DE LOS LIBROS. SANTOS. (*) Niu» es.mas imp. te que convenir en una regla que pueda ser- virnos para fijar nue Telia on general sobré todos los Finds putados en lo que {ocg;4 la Religion. Las heregias no han conti- nuado, despues de, su; mdenacion, sino’ porque pus defensores no han admitido yng regia’ que debjeran pujctarge. Silos Arrianos hu- biesen recongcjdo ta autoridad de,Ja Iglysia congregada en el con- clio de Nicea, su ¢xyor no /hybiera hecho Jos progresos que’ hizo des- pus de esta santa reupjon, y Ja Iglesia _no se, biera visto agita- con tantas turbulengigs y fagciones. El empefio que tenian estos hereges de hacer valer su _ opinion, los indyjo 4 conyocar muchas jun- a : Giferentes ‘formu ips de fe qué se ‘contrade- encaminaban'a destruir, si liubiera sido echo en el concilio, Lo mismo podcmos . yos inventgrcs se ex{raviaron por no be; iGr yoa Yorma cierta 6 infalible, y despues de soatenido, el error Ye Rroqusado perpetuarlo, dando por reglus fas. inve de gu, p pio, y ‘mnultiplicande las formulas que tenian por objeto arruinar la unica verdadcra. . Lo que decimos en general de Ja necesidad de una yegla infa- lible pare ‘Same en Ia creencia obligatoria de los dogmas decididos, debe aplicarse.en particular &. lo qué debe fijarnos en cuanto 4 Ja ca- poricidad de ics Woe de la Bscritura.Santa. Es preciso admitir una, la que nog reupa & todos en yna mismg ¢reencia; sin esto, unos re-, ¥ sirecibit come candnico un, libro que otros admitirin cofno tal, + reconoce que la epistola de Santiago ha sido recibida como apopica ep, Oriente y Occidente, y hasta ep los paises meridiona- ie ea unto figles y que como tal ig tenido qutoridad en to- ja ta Iglesia; 4 cual confirma este abil critico con ey Po: ines Vv gyi un .copsentimiento general de, toda Ja Iglesia desde a feippo de Sp Agustin, bastante pra. fir a todo el aue sabe Jog Sao limites de la. gumigign cristiana..y racional. Los Calyinistas, a} pereeer mppridios or gete “congeatiien general, no han ree S a i a9 ‘espirgu,, to particular qua se ba conformadg sin du-, daroml niew $0 so > detacoge el. gyal puso, ea .epfitola. en at sustancia de.sste Disertacion ca tamade de jp de M. Vance, polze el mise Nadsesmas importante que conve. mir em una regle que fede fijar oreencia, I. La sutori- dad de la Iglesia os la regia que debe fyar. nos sobre Ja eanonici- ded de los Tibros san. ton, DISERTACION 52 -el numero de las Escrituras can6nicas, igualmente que el Santo Pa- pa Inocencio I. en el catélogo que nos dié de los libros Santos. No obstante este consentimiento general de todas las Iglesias desde el siglo quinto, Lutero y los Luteranos rechazan con obstinacion la car- ta de Santiago; ellos deciden por su espiritu privado y por su gusto personal, que jamas podré servir de regla para fijarnos y reunirnos en una creencia. Lo mismo podemos decir de la epfstola 4 los He- bréos rechazada tambien por los Luteranos, aunque los Calvinistas la reciben entre los libros canénicos, conforme 4 la tradicion. Lo mis- mo sucede con el Apocalipsis rechazado por Lutero y admitido por Calvino, jDe dénde nace esa diversidad de opiniones, sino de que no se quiere reconocer una autoridad 4 la cual debamos someternos Y que pueda servir de regla para desvanecer todas nuestras dudas? Le diversidad de sentencias en yo punto tan esencil] como la ca- nonicided de los libros santos, puede servir de prueba para manifes- tar cuan neccsario es reconocer por regla Ja autoridad de la tradi- cion y de la Iglesia; de esto se han penetrado bien todos los catélicos, y.se puede decir que por esta razon, los concilios y los Papas, y aun algunos antiguos doctorcs nos han dado cat&logos de los libros que componen la Escritura Sagrada. Desde los primeros siglos tenemos el catélogo de Melitén, obispo de Sardis (1), que lo formé hécia-el afio 170, sobre lo que habia podido recoger del testimonio de los que gobernaban las Iglesias de Onente. En el} cuarto siglo; los Padres rea- nidos en el concilio de Laodicea (2), formaron otro. En 397 ef concilio nacional de Cartago hizo lo mismo. En 405 el Papa San Inocencio dié uno semejante en sa decretal 4 San Exuperio obispo de Tolosa. San Gregorio Nacianceno en una de aus poesfas nos did otro catdlogo de los libros santos. San Agustin en sus libros de Ia Doctrina Cristiana (3) nos dié otro. ¥ el del concilio de Trento es enteramente conforme al de Cartago de que acabamos de hablar, y al de San Agustin. . Hicia el afio 494 se tuvo en Roma un concilio, 4 que asistie- ron setenta obispos. Alli se formé un cat4logo de los libros sagrados, i, se dicts luego un decreto sobre los apscrifos, Este decreto se atri- uve ordinariimente al papa Gelasio I. De cualquier papa que pue- da ser, él.es muy antiguo y de grande autoridad. El catélogo de los Tibros santos que alli leemos, es semejante al que muchos siglos des- pues sc forms en el concilio de Trento; con la diferencia que en el le Roma se menciona un solo libro de los Macabeos, acaso porque enténces Ios dos hacian uno, si no es que haya errata en el texto, lo que no queremos ascgurar sin prueba. La antigua costumbre de fa Iglesia de declarar cu‘les libros son caninicos, es acaso la prueba mas clara para convencernos de que debemos estar 4 su jutcio, para fijarnos en Ja creencia que debemos prestar sobre la autenticidad de los libros canénicos; juicio tanto mas eeguro é infalible, cuanto debemos mirarla como le columna y fun- damento de la verdad (4), porque es la casa de Dios y su Igle- at Buseb. His, Eel. rv. ¢.26-—(3) Cone, Lasd. c. Dmm(3) Le 0, 8.-(4) Ti,

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