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También, se desarrollaron multiplicidad de iniciativas que florecieron por parte de directores y

directoras, maestros y maestras, quienes establecieron canales de comunicación alternativos –


usaron las redes sociales, radios comunitarias y otros medios– para sostener el vínculo con los
niños y las niñas y posibilitar la continuidad pedagógica.

En nuestro país, un punto de inflexión lo constituye la sanción de la Ley 26.061 que dispone un
“Sistema de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes”. En la
Provincia de Buenos Aires, su correlato fue la Ley 13.298 de Promoción y Protección de
Derechos. Este instrumento legal forma parte de un movimiento político, social y cultural que
impulsa el pasaje de la concepción de las infancias y las adolescencias como sujetos tutelados a
sujetos de derecho. La educación, previamente y más aún en esta coyuntura marcada por la
pandemia, puede y debe ser pensada a partir de las “políticas de cuidado”. Nuestros y nuestras
estudiantes, la ciudadanía, tienen derecho tanto a cuidar, cuidarse, como a ser cuidadas y
cuidados.

En las rutinas escolares cotidianas, las políticas de cuidado para infancias y adolescencias se
abordan garantizando la educación de todos y todas, ofreciendo seguridad alimentaria a través
de los Servicios de Alimentación Escolar, con Equipos de Orientación Escolar que trabajan
cuestiones de violencia familiar y de adicciones, promoviendo la efectiva implementación de la
Educación Sexual Integral, entre otras; también, fundamentalmente, desarrollando propuestas
de enseñanza que permitan alojar a todas y todos. Sin lugar a dudas, la pandemia sostiene
estas agendas, pero nos desafía a redoblar esfuerzos para garantizar otros cuidados. Y, en este
sentido, el trabajo cotidiano que realizan directores y directoras, maestros y maestras,
auxiliares y familias para sostener el vínculo entre las escuelas y sus estudiantes es
actualmente nuestra principal política de cuidado. Toda la creatividad, todas las horas
ofrecidas, todos los medios imaginados, todos los esfuerzos compartidos, son las formas que,
en la emergencia, asumen las políticas de cuidado de nuestros y nuestras niñas, adolescentes,
adultos y adultas.

La continuidad del aislamiento social preventivo y obligatorio interpela y desafía al Estado, a


sus instituciones educativas y a toda la comunidad. En la tradición del sistema educativo
argentino, el derecho a la educación es el derecho a la escuela. En la presente coyuntura, el
derecho a la escuela se resignifica pero no se resigna: adquiere aún más importancia como
modo de sostener el vínculo de niños, niñas, jóvenes, adultas y adultos; no solo con la
posibilidad de aprender, sino de imaginar futuros mediatos más allá de la pandemia.
Tengamos en cuenta que la escuela inscribe un orden de sentido para cientos de miles de
estudiantes del sistema educativo. La coyuntura compromete al Estado a reponer otro orden y
otros sentidos que garanticen el sostenimiento de vínculos que sigan aportando a la
construcción de la vida en común.

2-

La pandemia hoy tensiona los supuestos sobre los que se apoya el dispositivo institucional
escolar desde el inicio de los sistemas educativos modernos. El encuentro cara a cara, cuerpo
con cuerpo, entre los que enseñan y los que aprenden ya no forma parte de la rutina cotidiana
y, desde ese imprevisto, desde esa ruptura de la presencialidad, también queda suspendido o
en cuestión algunos pilares de la escuela moderna.

La mayoría de las instituciones y sus docentes ensayaron múltiples formas de afrontar la


suspensión de las clases presenciales, encauzaron sus energías en la búsqueda de alternativas
al problema vincular y pedagógico (¿se puede pensar uno/a separado/a del otro/a?),
reimaginando vínculos y diseñando nuevas posibilidades para el desafío de enseñar y aprender

Los esfuerzos de las escuelas por sostener los vínculos forman parte de las políticas de
cuidado, intentando a través de esos vínculos promover otras rutinas, construir el lazo sin
atosigar a los niños y las niñas y sus familias, pero haciendo presente el lugar de la escuela
ofreciendo materiales y accesos a diversos modos de aprendizaje:

Consideramos, coincidiendo con los autores, que la escuela ofrece mucho más que lo que
estas propuestas pregonan: ofrece tiempo y espacio con otros y otras; ofrece la ruptura que
implica lo diferente a lo familiar para permitir la construcción de lo común. Además, brinda a
niños, niñas y jóvenes un espacio para la interacción con sus pares, no solo virtual, sino en el
encuentro de los cuerpos. Jugar en el recreo, hacer una fila, esperar un turno, la gestualidad de
la comunicación en la proximidad.

¿Con qué obstáculos se encontraron? ¿Cómo los resolvieron? ¿Desde qué sentidos se
imaginaron estas acciones? ¿Cómo fue la recepción por parte de las y los docentes y
estudiantes?

REFERENCIAS

Álvarez Gallego, A. (2020). La emergencia pedagógica [Archivo PDF]. Inédito. Buenos Aires.
DGCyE. Dirección Provincial de Educación Secundaria. (2017). Las políticas de cuidado en la
Escuela Secundaria. Buenos Aires. DGCyE. Subsecretaría de Educación. (2020, 6 de abril).
Acerca de la continuidad de las políticas educativas [Documento Base]. Núñez, P. (2020, 14 de
abril). Desigualdades educativas en tiempos de coronavirus. La Vanguardia Digital. Disponible
en http://www.lavanguardiadigital.com.ar/index.php/2020/04/14/desigual dades-educativas-
en-tiempos-de-coronavirus/ Redondo, P. (2004). Escuelas y pobreza. Entre el desasosiego y la
obstinación. Paidós: Buenos Aires. Rinesi, E. (2015). ¿De qué hablamos cuando hablamos de
soberanía?. Disponible Terigi, Flavia. La escuela en esta época de pandemia. (S//F) Material de
uso interno. Disponible en:

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