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¿Consideran que la escuela en la que trabajan es un espacio que da lugar a la

introducción de actos, deseos y modos de habitar el mundo que rompen con la


matriz que describe el material?

Si. Creo que a mi modo de ver, lo que intentamos hacer en todo momento, teniendo
muy presente la ESI en nuestra institución (de Nivel Inicial) es darle el lugar a los niños
para que puedan expresarse libremente a través de sus actos y de sus deseos;
utilizando diferentes recursos para que puedan expresarse y comunicarse: por
ejemplo: a través del juego dramático, de títeres, de la lectura de un cuento, entre
otros recursos. Intentamos dejar afuera esos estereotipos creados socialmente
(imágenes estereotipadas que muestran una forma o un modo de ser mujer o de ser
varón, aquellos ligados a los juguetes: tales son de nenas o tales son de nenes, los
colores que también muchas veces se los reconoce asociándolos a que son de nene o
de nena, etc), que sin querer muchas veces se cuelan por las salas de los jardines.
Con respecto a las familias, también intentamos tener presente todo el tiempo esta
diversidad; y de este modo poder transmitirle a los niños que no todas las personas
son iguales y tampoco las familias.
En relación al video, pienso que como sociedad estamos avanzando en materia de
legislación, otorgándoles ciertos derechos a esas personas que no se corresponden con
el modelo de cisgénero a vivir su identidad tal como la sienten, y como la deseen.
Creo que todos desde nuestro lugar intentamos romper con esas barrera (castigos o
condenas) que tan fuertemente están ligadas en nuestra sociedad, dando lugar y
espacio para la escucha, para que esas personas puedan ser y estar, viviendo su
sexualidad libremente.

MODULO 1

El concepto de matrices de aprendizaje nos permite comprender, por ejemplo, de qué modo
los mandatos, estereotipos y los roles de género se convierten, a partir de los procesos de
socialización, en parte de nuestra identidad. Comenzando por el género que se nos asigna al
nacer, desde un modelo binario (sin contemplar otras posibilidades por fuera del par
masculino-femenino), el orden social va operando sobre las subjetividades a través de
mandatos, representaciones, permisos y prohibiciones. Como vimos en el módulo 1, la escuela
nos brinda “educación sexual”: en la salita rosa y la salita celeste, con el rinconcito de la cocina
y el de las herramientas, en la clase de educación física que propone deportes para niñas y
deportes para niños, y desde las intervenciones docentes, la escuela marca roles bien
diferenciados para “varones” y para “mujeres”, y el mandato para ambos géneros incluye la
heteronormatividad (Otero, 2021).

En la actualidad la concepción de familia no solo remite al modelo más tradicional, sino


también a familias monoparentales, uniones civiles y de hecho, familias ensambladas,
homoparentales, etc.
MODULO 2

La pregunta que inaugura nuestra existencia suele ser: ¿Es nena o varón? A partir de su
respuesta, se pone en marcha una compleja maquinaria de disciplinamiento. Las personas
significativas vuelcan 5 sus deseos sobre la recién llegada y una serie de expectativas que
varían de acuerdo al sexo que se le asignó al nacer. Esta primera etiqueta que se pone a
nuestro cuerpo se traduce en mandatos. (Otero, 2021

La pregunta que señala la entrada de los sujetos al mundo social “¿Es varón o nena?” pone en
marcha una serie de expectativas y un proceso de generización que implica desde la elección
de un nombre y la selección de colores para la ropa y accesorios, hasta las ideas y proyecciones
sobre el futuro.

el binarismo, que es la mirada que predomina en la sociedad y que reduce y polariza las
posibilidades de existencia a dos opciones: varón-mujer.

La ropa que usaremos, los juguetes que nos regalarán, los trabajos a los que podremos acceder
se definirán en gran medida por la socialización, las expectativas, formas de actuar, vestir,
propias de “nenes” o “nenas”, a partir de lo que llamamos estereotipos de género.

Pero el género está tan intrínsecamente establecido como sistema regulador en nuestra
sociedad que lo naturalizamos y no percibimos su arbitrariedad. Sin embargo, hace muchos
años que se plantea, defiende y lucha por el derecho de todas las personas a vivir su identidad
de género según su deseo.

identidad de género como: la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la
siente profundamente, la cual podría corresponder o no con el sexo asignado al momento del
nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo (que podría involucrar la modificación
de la apariencia o la función corporal a través de medios médicos, quirúrgicos o de otra índole,
siempre que la misma sea libremente escogida) y otras expresiones de género, incluyendo la
vestimenta, el modo de hablar y los modales.

Cuando la identidad de género autopercibida coincide con lo que la sociedad y la cultura


esperan a partir del sexo asignado al nacer, decimos que las personas son cisgénero. Cuando la
autopercepción es diferente de estas expectativas, hablamos de personas transgénero. La
cisnorma, como concepto, asume que todas las personas deben ser cisgénero porque se lo
considera “normal”, mientras patologiza y castiga (social, laboral y económicamente) a quienes
no lo son.

El derecho a relacionarnos sexoafectivamente con quienes deseemos implica poder habitar


nuestra orientación sexual sin condicionamientos.

Poner en valor la diversidad, uno de los ejes de la ESI, implica romper con la cultura binaria que
es excluyente, cuestionar mandatos en relación a la orientación sexual y reconocer que las
personas no nacemos con una manera de ser, pensar y desear inmutables, sino que a lo largo
de la vida puede cambiar.
Reconocer las desigualdades y no naturalizarlas es lo que nombramos como perspectiva de
género. Implica la construcción de un posicionamiento que nos permite ver ciertas estructuras
y relaciones que sin ella permanecen invisibles

Hablar de formas de ver implica también hablar de los lugares desde donde construimos
nuestro posicionamiento, desde donde elaboramos los discursos y acciones en el mundo.
Revisar las formas de ver es clave para pensar nuestra práctica docente. Incorporar a nuestra
forma de ver la perspectiva de género y de diversidades permite visibilizar los mandatos
patriarcales, la heterosexualidad obligatoria y el cisexismo y reconocer sus expresiones dentro
de la escuela para poder planificar secuencias didácticas que nos permitan abordarlas y
transformarlas.

● Por último, las y los invitamos a compartir algún sentimiento o sensación que
hayan percibido al ver el material.

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