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Estereotipos y Roles de Género

1. ¿Idea, necesidad, interés u ocurrencia?


Iniciamos con el planteamiento principal sobre el proyecto: ¿Cómo surgió? Al
principio yo lo hubiera clasificado en una necesidad, en vista de que en el
estado de Colima continúa en una parte de la población la creencia de lo que
tiene que hacer o no cada género, sin embargo, recalco que una parte de la
población, gracias a que recientemente ha habido gran apertura a temas
«tabú» como lo son los roles que desempeñan los integrantes de la
comunidad; claro que en estos sectores de la población podría seguir siendo
clasificado en una necesidad, sin embargo, creí pertinente utilizarlo como un
tema de interés para el sector que está mayormente familiarizado con el
mismo. Teniendo esto en cuenta, es más claro el cómo tengo que desarrollar
mi proyecto, siguiendo un patrón más fácil de entender para los beneficiarios
del mismo.
2. Antecedentes
Los estereotipos de género son ideas preconcebidas, es decir prejuicios, que
se han ido construyendo y transmitiendo en las sociedades con el paso del
tiempo. Son, pues, construcciones culturales y sociales que clasifican los
atributos psíquicos y físicos de las personas, dividiéndolos en hombres y
mujeres, y limitando sus respectivas posibilidades de desarrollo de ciertas
capacidades personales, culturales, sociales, económicas, políticas,
deportivas, emocionales, etc.
Por otra parte, los roles de género expresan el comportamiento que, en una
sociedad concreta, se espera de una persona en razón de su sexo. Por
ejemplo, uno de los roles asignados tradicionalmente a los hombres es el de
ser responsables de las actividades productivas y las actividades de
representación política. Por otra parte, uno de los roles asignados
tradicionalmente a las mujeres es cuidar de las personas dependientes (niños
y personas mayores), el mantenimiento del hogar, aparte de ser la
responsable de las relaciones afectivas.
Los estereotipos y los roles de género están muy presentes en nuestra
sociedad. Podemos encontrarlos en los medios de comunicación, en la
publicidad de numerosos productos, en el lenguaje que utilizamos y leemos
a diario, en la asignación de responsabilidades y obligaciones dentro de la
familia, en el desarrollo de las relaciones afectivas. Es pues un elemento
transversal en nuestra sociedad que es necesario trabajar para liberar a los
hombres y a las mujeres de sus condicionantes sociales y de género y
conseguir personas libres, con deseos independientes y expectativas de vida
diferentes.
Sabiendo la definición de los roles y estereotipos de género, me gustaría citar
y referenciar aquí un documento de investigación realizado por el instituto de
la mujer en México, publicado el 17 de noviembre del 2007, sobre el impacto
que han tenido los mismos en algo con lo que estamos más familiarizados,
como lo es nuestro país.
“Todas las sociedades se estructuran y construyen su cultura en torno a la
diferencia sexual de los individuos que la conforman, la cual determina
también el destino de las personas, atribuyéndoles ciertas características y
significados a las acciones que unas y otros deberán desempeñar –o se
espera que desempeñen–, y que se han construido socialmente. Los roles
de género son conductas estereotipadas por la cultura, por tanto, pueden
modificarse dado que son tareas o actividades que se espera realice una
persona por el sexo al que pertenece. Por ejemplo, tradicionalmente se ha
asignado a los hombres roles de políticos, mecánicos, jefes, etc., es decir, el
rol productivo; y a las mujeres, el rol de amas de casa, maestras, enfermeras,
etcétera (rol reproductivo) (INMUJERES, 2004).
El concepto sexo se refiere a las diferencias y características biológicas,
anatómicas, fisiológicas y cromosómicas de los seres humanos que los
definen como hombres o mujeres; son características con las que se nace,
universales e inmodificables. En cambio el género es el conjunto de ideas,
creencias y atribuciones sociales, que se construye en cada cultura y
momento histórico con base en la diferencia sexual. De aquí surgen los
conceptos de masculinidad y feminidad, los cuales determinan el
comportamiento, las funciones, las oportunidades, la valoración y las
relaciones entre mujeres y hombres. Es decir, el género responde a
construcciones socioculturales susceptibles de modificarse dado que han
sido aprendidas (INMUJERES, 2004). En consecuencia, el sexo es biológico
y el género se elabora socialmente, de manera que ser biológicamente
diferente no implica ser socialmente desigual. Lamas (2002:33) señala que
“el papel (rol) de género se configura con el conjunto de normas y
prescripciones que dictan la sociedad y la cultura sobre el comportamiento
femenino o masculino. Aunque hay variantes de acuerdo con la cultura, la
clase social, el grupo étnico y hasta el estrato generacional de las personas,
se puede sostener una división básica que corresponde a la división sexual
del trabajo más primitiva: las mujeres paren a los hijos y, por lo tanto, los
cuidan: ergo, lo femenino es lo maternal, lo doméstico, contrapuesto con lo
masculino, que se identifica con lo público. La dicotomía masculino-femenino,
con sus variantes establece estereotipos, las más de las veces rígidos, que
condicionan los papeles y limitan las potencialidades humanas de las
personas al estimular o reprimir los comportamientos en función de su
adecuación al género”. Según Lamas, el hecho de que mujeres y hombres
sean diferentes anatómicamente los induce a creer que sus valores,
cualidades intelectuales, aptitudes y actitudes también lo son. Las
sociedades determinan las actividades de las mujeres y los hombres basadas
en los estereotipos, estableciendo así una división sexual del trabajo. Al
conocer el sexo biológico de un recién nacido, los padres, los familiares y la
sociedad suelen asignarles atributos creados por expectativas prefiguradas.
Si es niña, esperan que sea bonita, tierna, delicada, entre otras
características; y si es niño, que sea fuerte, valiente, intrépido, seguro y hasta
conquistador (Delgado et al., 1998). A las niñas se les enseña a “jugar a la
comidita” o a “las muñecas”, así desde pequeñas, se les involucra en
actividades domésticas que más adelante reproducirán en el hogar. De
acuerdo con estas autoras, estos aprendizajes forman parte de la “educación”
que deben recibir las mujeres para cumplir con las tareas que la sociedad
espera de ellas en su vida adulta. En cambio, a los niños se les educa para
que sean fuertes y no expresen sus sentimientos, porque “llorar es cosa de
niñas”, además de prohibirles ser débiles. Estas son las bases sobre las que
se construyen los estereotipos de género, reflejos simples de las creencias
sociales y culturales sobre las actividades, los roles, rasgos, características
o atributos que distinguen a las mujeres y a los hombres. Los estereotipos
son concepciones preconcebidas acerca de cómo son y cómo deben
comportarse las mujeres y los hombres1
(Delgado et al., 1998).
Estas creencias, sin embargo, no son elecciones conscientes que se puedan
aceptar o rechazar de manera individual, sino que surgen del espacio
colectivo, de la herencia familiar y de todos los ámbitos en que cada persona
participe. Se trata de una construcción social que comienza a partir del
nacimiento de los individuos, quienes potencian ciertas características y
habilidades según su sexo e inhiben otras, de manera que quienes los
rodean, les dan un trato diferenciado que se refleja en cómo se relacionan
con ellos, dando lugar a la discriminación de género. No obstante, es
mediante la interacción con otros medios que cada persona obtiene
información nueva que la conduce a reafirmar o a replantear sus ideas de lo
femenino y lo masculino.”
http://cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/100893.pdf
3. Justificación
El año pasado, en la realización de esta actividad, una compañera ya
egresada utilizó como recurso un video; un poema de Hollie McNish, titulado
“Pink or Blue” el cual por cierto me gustaría utilizar también, en el que se da
la bienvenida a bebés neonatos al mundo, sin embargo, relatan lo que vivirán
gracias a los estereotipos y roles de género. Les dictan cómo va a ser su
vida, a lo que están limitados por la sociedad. Esto me generó un sentimiento
de impotencia, al saber como tanta gente está limitada por los demás, solo
por lo que la gente quiere. Me llevó a pensar cuántas veces me limitaron a
mí; cuantas cosas que me gustaban, que quería hacer, no me lo permitieron
por el hecho de ser hombre. En Colima, que a mi punto de vista sigue siendo
bastante conservador, ¿cuántas veces no se ha limitado a alguien por esto?
Así que aquí es cuando surge la pregunta: ¿Por qué no alentar a la gente a
salirse de los esquemas? ¿Por qué seguir con las limitaciones de los
estereotipos y los roles de género?
Si desde mi capacidad artística puedo intentar hacer un cambio, me gustaría
intentarlo.
4. Objetivo General
Exponer a los jóvenes y adolescentes los datos investigados en forma de una
coreografía, para así poder analizar cómo los roles y estereotipos de género
han afectado sus decisiones de vida, además de generar dudas sobre el tema
entre la población, pudiendo así poderlos orientar con experiencias propias.
5. Objetivos Específicos
a. Producir una coreografía en la que se expliquen los roles y
estereotipos de género.
b. Advertir a los jóvenes y adolescentes sobre como éstos afectan de
manera física y emocional a las personas.
c. Relacionar la información investigada con la realidad de los jóvenes
en Colima.
6. Metas
a. Creación de una coreografía de 8 a 10 minutos aproximadamente.
b. Presentación de la coreografía ante la comunidad CEDART en las
muestras finales.
c. Presentación de la coreografía ante un público adolescente fuera de
la institución
d. Ganarme mi 10 en contemporáneo :c.
7. Descripción del proyecto

8. Beneficiarios
Como mencioné anteriormente, mi público principal serían adolescentes y
jóvenes del estado de Colima, debido a que tienen una mejor percepción del
tema, y a mi parecer sería de gran ayuda para ellos. Aún así, posteriormente me
gustaría presentarlo ante un publico mas conservador, para ver así que puede
pasar, y en el mejor de los casos, abrir sus mentes.
9. Presupuesto (Recursos)
a. “Pink or Blue” de Holly McNish. Audio.
b. Colaboración con Nayeli Hernández.
c. Utilización del espacio del Foro en el CEDART Juan Rulfo
d. Iluminación del Foro.
e. Sonido del Foro.
f. Escenografía (Anexos)
g. Vestuario (Anexos)
10. Anexos
a. Cronograma (Pendiente)
b. Diseños de vestuario
c. Diseños de iluminación (Dentro de guion escénico)
d. Diseño sonoro
i. “Pink or Blue” de Holly McNish
ii. Creación propia (P r o b a b l e m e n t e)
e. Escenografía.
http://www.cdp.udl.cat/tallers/index.php/es/2013-11-25-15-42-43/introduccion-
estereotipos

Delgado, Gabriela, Rosario Novoa y Olga Bustos (1998), Ni tan fuertes ni tan
frágiles, Resultados de un estudio sobre estereotipos y sexismo en mensajes
publicitarios de televisión y educación a distancia, UNICEF/PRONAM, México,
1998.
Lamas, Marta (2002), “La antropología feminista y la categoría género”, en
Cuerpo, Diferencia Sexual y Género, Taurus, México,
Loría Saviñón, Cecilia (1997), Mujeres y hombres en la escuela y la familia.
Estereotipos y perspectiva de género. Guías para talleres breves, SEP/Comisión
Nacional de la Mujer, México, 1997.
INMUJERES (2004), El ABC de género en la administración pública, Instituto
Nacional de las Mujeres/Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD), México.
__________, (s/f), “Ocupaciones femeninas no tradicionales. Situación en el año
2000”.
__________, (s/f), “Las mujeres y los medios de comunicación”.

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