Está en la página 1de 10

VOTO DISIDENTE

Sucre, 5 de abril de 2010

Expediente: 2007-16448-33-RHC
Sentencia: 0001/2010-R de 25 de marzo
Materia: Recurso de hábeas corpus
Partes: Eduardo León Arancibia y Marwel
Iván Flores Cangri en representación
sin mandato de Nelson Segarino
Mayta contra Mario Pablo Gutiérrez
Córdova, Gerente y propietario de
la Clínica “Brasil”.
Distrito: La Paz
Magistrado: Dr. Marco Antonio Baldivieso Jinés

El suscrito Magistrado, dentro del término previsto en el art. 47.II de la Ley del
Tribunal Constitucional, (LTC) presenta su voto disidente con relación a la SC
0001/2010-R de 25 de marzo, conforme a los antecedentes y fundamentos que a
continuación se desarrollan:

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

De los antecedentes cursantes en el expediente se constatan los siguientes extremos


que tienen relevancia jurídica para la fundamentación de la disidencia:

I.1. El representado de los recurrentes estuvo internado en la Clínica Brasil desde


el 12 de julio de 2007, “por presentar erupción difundida con ampollas
concluyentes en la piel, ictericia generalizada, petequias y sangrado
conjuntivo, anemia, anorexia, fiebre y malestar general, con el antecedente
de haber estado recibiendo tratamiento por tuberculosostatico con
medicamentos que no específica a la fecha, por TBC” (sic) (Conclusión II.1.
de la SC 0001/2010-R y fs. 28).

I.2. La madre del representado de los recurrentes suscribió un compromiso de


pago con la Clínica Brasil el 26 de julio de 2007, por la suma de Bs19809.-
(Diecinueve mil ochocientos nueve) por servicios médicos, hasta esa fecha
(Conclusión II.2. de la SC 0001/2010-R y fs. 29).

I.3. De acuerdo al certificado médico forense de 1 de agosto de 2007, a horas


9:54, el médico tratante, sugirió el traslado del paciente, a una clínica con
mejor atención y con la especialidad que se necesitaba (fs. 5).

I.4. Los recurrentes, en representación sin mandato de Nelson Segarino Mayta,


compraron los timbres para la presentación del recurso el 1 de agosto de
2007 a horas 17:43, como se evidencia de los comprobantes y sellos de caja
cursantes a fs. 17 a 18.

1
I.5. De acuerdo al certificado de defunción expedido por Antonio Camacho G.,
médico de la Clínica “Brasil”, el representado de los recurrentes falleció el día
1 de agosto de 2007 a horas 18:55, por paro cardiorrespiratorio (fs. 23);
sin embargo, la parte recurrida, en una falta de coherencia y apreciación a
su propia prueba, sostuvo en audiencia que el representado de los
recurrentes, falleció a horas 20:50 del día 1 de agosto de 2007 (Fs. 27 vta.).

I.6. De acuerdo al sello de cargo del recurso de hábeas corpus, cursante a fs. 20
vta., el mismo fue “presentado” en Presidencia de la Corte Superior del
Distrito Judicial de La Paz el 2 de agosto de 2007 a horas: 9:35, y “recibido”
en la Sala Social y Administrativa Segunda de la Corte, la misma fecha, a
horas 15:55 (fs. 20 vta.).

I. FUNDAMENTOS DE LA DISIDENCIA

En el presente recurso, ahora acción de libertad, los recurrentes alegan que a su


representado, no se le permitió salir de la Clínica Brasil para ser transferido a un
hospital especializado, debido a que no canceló la suma de Bs19809.- (Diecinueve mil
ochocientos nueve) por servicios médicos. En audiencia, los recurrentes alegaron,
además, que no obstante el deceso de su representado, la Clínica Brasil, tampoco
permitió que sus familiares recojan el cadáver.

Los aspectos cuestionados, no fueron analizados por el Tribunal de hábeas corpus y


tampoco por el Tribunal Constitucional en la SC 0001/2010-R, con el argumento que
el titular o sujeto de los derechos fundamentales a la vida, la dignidad, la libertad
física y de locomoción, Nelson Segarino Mayta, falleció el 1 de agosto de 2007 a
horas 18:55, y el recurso de hábeas corpus fue presentado en su representación sin
mandato al día siguiente a horas: 9:35.

Ahora bien, el signatario Magistrado no comparte la posición mayoritaria de declarar


la improcedencia del recurso de hábeas corpus por haber fallecido el representado de
los recurrentes, sustentado en los siguientes fundamentos:

II.1. El planteamiento del recurso de hábeas corpus, ahora acción de


libertad, y la obligación de pronunciarse sobre el fondo.

De acuerdo a los hechos que han sido resumidos en el punto de


Antecedentes Jurídicos, los recurrentes plantearon el hábeas corpus, ahora
acción de libertad, el 1 de agosto de 2007 a horas: 17:43, y si bien cuando
se recibió el recurso ante el Tribunal de garantías y se desarrolló la
audiencia, el representado de los recurrentes ya había fallecido; empero, ese
hecho no es óbice para analizar el fondo del recurso de hábeas corpus, ahora
acción de libertad y; en su caso, conceder la tutela, por las siguientes
razones que se pasan a exponer:

II.1.1. El Tribunal Constitucional, de acuerdo a la Constitución abrogada (art. 120),


la Ley del Tribunal Constitucional (art. 1.II), y ahora el art. 196.I de la CPE,
vela por la supremacía de la Constitución, ejerce el control de
constitucionalidad, y precautela el respeto y la vigencia de los

2
derechos y las garantías constitucionales. En mérito a dicha función
tiene el deber de pronunciarse sobre aquellos actos provenientes de
servidores públicos o particulares, que restrinjan o amenacen suprimirlos,
cuando las personas han solicitado la tutela que brinda la justicia
constitucional; más aún, si se trata de los derechos a la vida y la libertad, sin
que aspectos formales menoscaben el efectivo control del respeto a los
mismos; pues, en materia constitucional, prevalecen los derechos
fundamentales y garantías constitucionales, los cuales deben ser
interpretados de manera amplia y extensiva.

Conforme a dicho entendimiento, las normas sobre derechos y garantías


constitucionales, deben ser interpretadas de manera favorable y extensiva,
en aplicación de los principios pro homine e interpretación progresiva de los
derechos, previstos en el art. 5 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, art. 29 incs. a), b), c) y d) de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos y 13.IV y 256.I y II de la Constitución Política del Estado
(CPE). Conforme a dichos principios, el juzgador debe aplicar aquella norma
o interpretación que resulte más favorable para: a) La persona, para su
libertad y sus derechos, cuando es el Estado, a través de sus autoridades o
servidores públicos, quienes los lesionan; o b) El sistema de derechos
fundamentales, cuando son los particulares los que vulneran el derecho o
garantía.

Junto a los principios anotados, la doctrina también hace referencia a los


principios favor libertatis y favor debilis; el primero postula entender al
precepto normativo en el sentido más propicio a la libertad en juego, es decir
entender las limitaciones establecidas por ley en sentido restrictivo e
interpretar la norma a partir del mayor desarrollo y efectividad de la misma
para el ejercicio del derecho; el segundo, es decir el favor debilis, por el que
según señala Bidart Campos “en la interpretación de derechos en situaciones
que comprometen derechos en conflicto es menester considerar
especialmente a la parte que, en su relación con la otra, se halla situada en
inferioridad de condiciones o, dicho negativamente no se encuentra
realmente en pie de igualdad con la otra.” (Bidart Campos, Germán. Las
fuentes del Derecho Constitucional y el principio pro homine. Editorial Ediar.
Buenos Aires Argentina 1994).

De acuerdo a la misión del Tribunal Constitucional, y los principios anotados


precedentemente, se debe precisar que el recurso de hábeas corpus que
ahora se revisa fue planteado en vida del recurrente, como se acredita por
los comprobantes y sellos de caja; por tanto, la supuesta lesión al derecho a
la libertad y la amenaza al derecho a la vida, se reclamaron cuando el
representado de los recurrentes era titular de dichos derechos.

Nótese, que la fecha y hora del comprobante de caja es de 1 de agosto a


horas 17:43, y que la fecha de recepción de la causa en Presidencia de la
Corte Superior del Distrito Judicial de La Paz es del día siguiente, a horas

3
9:35; consecuentemente, se evidencia una correlación en el tiempo entre el
planteamiento del recurso y su recepción, por lo que no es posible negar la
tutela, con el argumento que el recurso fue presentado cuando el recurrente
ya había muerto, pues ello supondría supeditar el ejercicio de derechos y
garantías a las formalidades procesales y realizar una interpretación
contraria a los derechos humanos, en contradicción con los principios
pro homine, interpretación progresiva de los derechos, favor libertatis y favor
debilis.

En ese entendido, en aplicación de tales principios, correspondía que tanto el


Tribunal de hábeas corpus como el Tribunal Constitucional, analicen el fondo
de la causa; más aún, si se considera que la Constitución vigente no sólo
amplía su ámbito de protección al derecho a la vida, sino también la
legitimación pasiva contra particulares, conforme se colige del art. 126 de la
CPE; entendimiento que debió ser esgrimido en la resolución del presente
caso, en virtud a que es de aplicación la Ley fundamental vigente, al ampliar
derechos y garantías, respecto a la Constitución abrogada.

Conviene advertir que en el caso analizado no sólo existiría una supuesta


restricción al derecho a la libertad física, sino también, y primordialmente,
una amenaza al derecho a la vida, derecho fundamental básico, del cual
depende el ejercicio de todos los demás derechos, que ha sido entendido
como “…el derecho de toda persona al ser y a la existencia “siendo su
característica esencial la base para el ejercicio de los demás derechos; es
decir la vida misma es presupuesto indispensable para que haya titularidad
de derechos y obligaciones…” (SC 687/2000-R) y, por tal motivo “…su
ejercicio no puede ser obstaculizado por procedimientos burocráticos ni
sujeto a recursos previos…” (SC 411/2000-R).

Dada la importancia de ese derecho –como se tiene dicho- actualmente se


encuentra protegido por la acción de libertad, y es precisamente por su
naturaleza, que merece la tutela inmediata, más aún si se consideran los
principios de celeridad y respeto a los derechos, establecidos en el art. 178.I
de la CPE, coherentemente ligados a los principios de eficacia, que supone el
cumplimiento de las disposiciones legales, las mismas que mediante
procedimientos deben lograr su finalidad, removiendo, de oficio, los
obstáculos puramente formales, sin demoras innecesarias; principio
vinculado con la prevalencia del derecho sustancial respecto al formal; así
también el principio de eficiencia por el que se pretende mayor certeza en las
resoluciones para que las personas puedan obtener un oportuno
reconocimiento de sus derechos a través de la ejecución de las resoluciones
judiciales, ambos consolidados en el art. 180.I de la CPE.

Por otra parte, se debe considerar que en los recursos de hábeas corpus,
ahora acción de libertad, es la parte demandada la que debe desvirtuar las
denuncias del recurrente, ahora accionante; consecuentemente, se
concluye que el recurso fue planteado en vida del representado de

4
los recurrentes, precisamente ante la urgencia de que sea trasladado a un
Hospital especializado para su tratamiento, como alegan en la demanda y
solicitan expresamente en el petitorio. En ese sentido, con independencia de
la fecha de recepción de la causa en el Tribunal de garantías, se debe
considerar la fecha en que efectivamente se acudió a la justicia
constitucional para denunciar la lesión de derechos y garantías, argumento
que desde ningún punto de vista puede ser considerado arbitrario, sino en
armonía con las normas constitucionales señaladas y los principios de
interpretación de derechos.

Entender que el recurso fue presentado el 2 de agosto de 2007, implica


contrariar principios universales y procesales - pro homine, progresividad,
favorabilidad- aferrándose a una interpretación negativa y perniciosa para el
sistema garantista y los derechos del agraviado.

Esta forma de impartir justicia no es propia de un Tribunal que debe ser


principista y garantista; la “interpretatio in peius” perfora la justicia
constitucional y genera incertidumbre jurídica en el Estado Social de Derecho
Plurinacional Comunitario; pues, debe entenderse que la búsqueda del
supremo valor de la justicia, del ñandereko (art. 8.I CPE), orientada por la
sensibilidad social y la voluntad de resguardar la dignidad del ser humano,
son los factores que deben caracterizar al guardián de la CPE y garante de
los derechos humanos.

La doctrina ha abordado ampliamente el problema de la interpretación, a


saber: “La finalidad de la interpretación jurídica es hacer justicia,
esto es, encontrar la mejor de las soluciones posibles; pues, como quiera que
el legislador no ha podido prever todas las circunstancias que pueden
concurrir en cada caso fijado en una ley, hay que en cada caso fijado en una
ley, hay que encontrar el mejor encaje posible del caso concreto en ella”
(Humberto Uchua Carrasco El Derecho Procesal Constitucional Peruano Tomo
1 Pag. 427, Editorial Editora Jurídica Grijley. Lima – Perú 2005).

Otro reconocido constitucionalista, señala sobre la interpretación


constitucional: “(…) Las particularidades externas surgen desde la
indudable relevancia social e individual de los derechos. De esta
relevancia surgirá la exigencia de favorecer siempre y en todo caso
de la mayor forma posible el contenido del derecho (…)” (Peces-Barba
Martínez, Gregorio. Lecciones de Derechos Fundamentales. Editorial
Dykynson. Madrid - España 2004).

Néstor Pedro Sagués aporta a la doctrina el criterio de preferencia


interpretativa, denominado por él como directriz de preferencia
interpretativa, estableciendo que siempre debe buscarse el entendimiento
que más optimice un derecho constitucional, basándose para ello en los
principios de interpretación de los derechos anotados supra, como el pro
homine, interpretación progresiva, favor libertatis y favor debilis.

5
Véase también –sobre la temática- el preámbulo de la Declaración Universal
de Derechos Humanos, adoptada y proclamada por la Asamblea General en
su resolución 217 A (III), de 10 de diciembre de 1948:

“Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por


base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e
inalienables de todos los miembros de la familia humana,

Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los


derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para
la conciencia de la humanidad; y que se ha proclamado, como la
aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los
seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad
de palabra y de la libertad de creencias,

Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por


un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al
supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión”.

II.1.2. La Ley del Tribunal Constitucional en el art. 91.VI prevé que “No obstante
haber cesado la persecución o la detención ilegales, la audiencia se realizará
necesariamente y si el recurso fuere declarado procedente, la autoridad
recurrida será condenada a la reparación de daños y perjuicios, cuyo monto
será fijado en la misma audiencia (…)”.

Dicha norma ha sido concebida para proteger el derecho a la libertad y evitar


que futuras conductas lesivas a ese derecho se reproduzcan, por lo que con
mayor razón, y dado el ámbito de protección actual de la acción de libertad,
debe extenderse al derecho a la vida; entendiéndose además que la cesación
a la que alude esa norma, implica no sólo la restitución del derecho a la
libertad y la eliminación de la amenaza; sino también, la consumación de la
amenaza a esos derechos; en virtud a que los mismos se constituyen en la
base del sistema constitucional que irradia a todo el sistema jurídico y que
genera en la actuación de los servidores públicos y de los particulares el
respeto hacia los derechos fundamentales y garantías constitucionales.

Un entendimiento distinto, no sólo sería contrario a la más elemental


concepción sobre la dignidad humana y la libertad, que de acuerdo al art. 22
de la CPE, son inviolables y su respeto y protección es un deber primordial
del Estado; sino también, permitiría cohonestar la lesión de los derechos que
están bajo la tutela de la acción de libertad, fundamentalmente el derecho a
la vida.

La interpretación en perjuicio del accionante (antes recurrente), se inscribe


en la doctrina de la vieja escuela del derecho legislado, retrotrae el progreso
logrado por el Derecho Judicial -o Jurisprudencial-; ata de pies y manos al
máximo intérprete de la Constitución, limitando su accionar, hasta el grado
de impedir que sea el instrumento efectivo de trasformación del Estado, rol
para el que precisamente fue concebido y constituido.

6
“El derecho positivo se agota en la ley, es decir, las normas emanadas del
Estado”. Esta tesis fue aplicada con mayor énfasis en el ámbito jurisdiccional,
en el que la interpretación constitucional fue casi nula, toda vez que, bajo el
influjo del “legiscentrismo” francés el Juez consideró que estaba obligado y
vinculado a la Ley que es la expresión de la voluntad popular, por lo mismo
su función era aplicar la ley sin restarle o agregarle absolutamente algo; (…)

En la labor de interpretación constitucional, la jurisdicción constitucional,


emplea los principios, métodos y criterios de interpretación establecidos en la
doctrina del Derecho Constitucional contemporáneo, diferentes a los que se
empleó en la interpretación legal del Derecho Privado” (Rivera Santiváñez,
José Antonio, “Los valores y principios fundamentales en la jurisprudencia
constitucional”, en La Justicia Constitucional en Bolivia 1998-2003 , Editorial
Talleres Kipus. Cochabamba – Bolivia, 2003, pp. 351, 352).

Conforme a lo anotado precedentemente, se concluye que el recurso de


hábeas corpus fue presentado en vida del agraviado, y si bien cuando se
recibió el recurso ante el Tribunal de garantías y se desarrolló la audiencia, el
representado de los recurrentes ya había fallecido; empero, ese hecho no es
óbice para ingresar al análisis del fondo del recurso de hábeas corpus, ahora
acción de libertad y; en su caso, conceder la tutela.

II.2. La protección de otros derechos conexos que debieron ser


analizados en el recurso de hábeas corpus, ahora acción de libertad.

Al margen de lo señalado en el anterior fundamento, los recurrentes, ahora


accionantes, en la audiencia sostuvieron que se impidió a los familiares
recoger el cadáver de Nelson Segarino Mayta. Sobre este punto, también el
Tribunal de hábeas corpus y el Tribunal Constitucional debieron
pronunciarse, conforme a los siguientes argumentos.

III.2.1. Derechos conexos de los familiares vinculados con la libertad física

El art. 89.I de la LTC determina que “cuando una persona creyere estar
arbitraria, indebida o ilegalmente perseguida, detenida, procesada o presa, o
alegare otras violaciones que tengan relación con la libertad
personal en cualquiera de sus formas, y los hechos fueren conexos
con el acto motivante del recurso, por constituir su causa o
finalidad, podrá ocurrir por sí o por cualquiera a su nombre con poder
notariado o sin el (…)” con el objeto de presentar el recurso de hábeas
corpus, ahora acción de libertad. Conforme a dicha norma, es posible
analizar otras violaciones a derechos que tengan conexión con el derecho a
la libertad física.

En el caso analizado, los recurrentes denunciaron en audiencia que no se


dejó a los familiares recoger el cadáver del que fuera su representado, lo que
evidentemente se constituye en un hecho conexo al derecho a la libertad
física y a la vida del agraviado, que debe ser protegido por el recurso de

7
hábeas corpus, ahora acción de libertad; pues el hecho denunciado se
constituye en una consecuencia relacional de la supuesta lesión a los
derechos a la libertad física y a la vida, no siendo inusual que en los
nosocomios, tras la retención del paciente, también se retenga el cadáver,
con el propósito de garantizar el pago de los gastos hospitalarios.

Si bien podría objetarse –erróneamente- que en este caso ya no se estarían


lesionando los derechos del representado de los recurrentes porque éste ya
no se encuentra con vida, y, por tanto no puede ser titular de derechos;
empero debe considerarse que con dicho acto ilegal podrían lesionarse los
derechos a la intimidad y libertad religiosa de los familiares del que fuera
representado de los recurrentes; derechos que, se repite, se encuentran
directamente vinculados con el acto motivante del recurso de hábeas corpus,
ahora acción de libertad, el mismo que, por mandato constitucional y legal,
no requiere de mandato expreso para su interposición, por lo que los
recurrentes, podrían perfectamente reclamar la lesión de este derecho a
nombre de los familiares de su representado. En un caso similar, el Tribunal
Constitucional peruano, luego de afirmar que los difuntos no pueden ser
titulares de derechos fundamentales, consideró “una dramática solicitud de
tutela de los derechos constitucionales de los familiares del occiso, derechos
cuyo ejercicio pudo ser conculcado con el impedimento de velar y enterrar el
cuerpo de su pariente por determinados funcionarios del “Hospital Dos de
Mayo” (Sentencia de 21 de abril de 2005, correspondiente al expediente N°
0256-2003-HC/TC).

III.2.2. Posibilidad que el Tribunal Constitucional analice derechos que no


han sido expresamente denunciados.

Ahora bien, se podría argüir que los derechos a la intimidad y libertad


religiosa no han sido expresamente denunciados como lesionados por los
recurrentes; empero, en virtud a la informalidad que caracteriza a este
recurso, y a la naturaleza de los derechos protegidos, es posible que el
Tribunal Constitucional analice derechos que no han sido expresamente
denunciados como vulnerados. Así se desprende del art. 90.I.3. de la LTC
que expresa, que, el Juez salvará los defectos u omisiones de derecho que
fuesen advertidos en el recurso”, dando concreción al principio Iura novit
curia, fundamental en las acciones tutelares.

Por otra parte el art. 13.I de la CPE, establece las características de los
derechos reconocidos, con el siguiente texto: “Los derechos reconocidos por
esta Constitución son inviolables, universales, interdependientes, indivisibles
y progresivos. El Estado tiene el deber de promoverlos, protegerlos y
respetarlos”.

Conforme a dicho texto, una de las características de los derechos es la


interdependencia; es decir, la conexión existente entre unos y otros
derechos; algunos se constituyen en condición para la realización plena de
otros, de tal manea que la vulneración de los primeros, afecta a los

8
segundos. Esta vinculación intra derechos también se conoce como principio
de integralidad.

Conforme a lo anotado, correspondía que el Tribunal de hábeas corpus y el


Tribunal Constitucional, analicen la posible lesión al derecho a la intimidad y
la libertad religiosa, conexos con los derechos a la vida y libertad; pues, de
acuerdo al primero, se deben preservar las esferas íntimas o reservadas de la
persona, con la finalidad de que no sean objeto de intrusión, injerencia
externa o divulgación por parte de terceros. Derecho que abarcaría y
comprendería a aquellos hechos vinculados con la salud de las personas y
también, claro está, con la muerte.

En ese sentido, el derecho a la intimidad podría resultar vulnerado, pues la


Clínica Brasil, al impedir recoger el cadáver a los familiares del que fuera
representado de los recurrentes, está impidiendo que la familia, exprese
íntimamente su dolor por la pérdida de un ser querido, y en su caso, realice
los actos que la costumbre y su religión mandan para el velatorio y el
entierro del difunto, aspecto que también podría lesionar el derecho a la
libertad de culto de los familiares de Nelson Segarino Mayta, hecho que
evidentemente no puede ser tolerado por el Tribunal Constitucional.
Recuérdese que ya Antígona, en la obra de Sófocles, cuestionó la validez de
las leyes positivas y de la autoridad, cuando reclamó ante el Rey que le
devolvieran el cuerpo de su hermano muerto en batalla para darle sepultura,
alegando para ello una ley universal, superior a la del mismo Rey, que le
permitiría acceder a ese derecho.

Recuérdese también el Pacto Internacional de Derechos Civiles y


Políticos de 16 de diciembre de 1966, que entró en vigor el 23 de marzo de
1976, de conformidad con el artículo 49 del PIDCP, que en el Preámbulo
establece:

“Reconociendo que, con arreglo a la Declaración Universal de Derechos


Humanos, no puede realizarse el ideal del ser humano libre en el
disfrute de las libertades civiles y políticas y liberado del temor y de la
miseria, a menos que se creen condiciones que permitan a cada
persona gozar de sus derechos civiles y políticos, tanto como de sus
derechos económicos, sociales y culturales,”
Finalmente, cabe entender el recurso de hábeas corpus, ahora acción de libertad, en
el contexto de la cruda realidad boliviana; cotidianeidad que acostumbra, cohonestar
el menoscabo de la dignidad, tolerar el abuso institucional y la arbitrariedad contra el
individuo; el caso planteado no es ajeno a muchos enfermos y familiares, que deben
lidiar con la insensibilidad y el pragmatismo crudo del interés pecuniario, sumándose
al desconsuelo e impotencia de los familiares -por la pérdida o enfermedad de un ser
querido- el maltrato y abuso de funcionarios públicos y hasta de personas
particulares.

Por los argumentos jurídicos y humanos ampliamente expuestos, el suscrito


magistrado considera que el Tribunal Constitucional debió ingresar al análisis de

9
fondo del presente recurso de hábeas corpus, ahora acción de libertad, para luego
del análisis del caso, otorgar la tutela.

Fdo. Dr. Marco Antonio Baldivieso Jinés


MAGISTRADO DECANO

10

También podría gustarte