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El suscrito Magistrado, dentro del término previsto en el art. 47.II de la Ley del
Tribunal Constitucional, presenta su voto disidente a la SC 0270/2011-R de 19 de
marzo, en la forma, respecto al cómputo del plazo para la inmediatez, conforme a los
siguientes fundamentos:
Precisamente, el nuevo modelo constitucional boliviano, en sus arts. 128 y 129 diseña
la acción de amparo constitucional en la perspectiva o dimensión procesal-
constitucional descrita en el punto anterior, atribuyéndole por su naturaleza dos
características esenciales a saber: La subsidiaridad y la inmediatez.
1
defensa de sus derechos reconocidos en la Constitución, la ley o la citada Convención,
precepto que debe ser fielmente cumplido en virtud al principio “pacta sunt
servanda”.
1
ZAGREBELSKY, Gustavo. La Corte Constitucional y la Interpretación de la Constitución. En LÓPEZ PINA, Antonio
(coord..). División de Poderes e Interpretación. Hacia una teoría de la praxis constitucional. Madrid. Tecnos.
1987. P. 162.
2
homine con todas sus variantes que por su relevancia en la presente disidencia será
desarrollado infra.
3
utilizar los principios comunes de interpretación a todo sistema constitucional, criterios
que por supuesto, están armonizados con el principio de “conformidad con los
tratados internacionales”, en tal sentido, resulta coherente utilizar las pautas
brindadas por el tratadista Linares Quintana y aceptadas por la doctrina, que se
traducen en los siguientes aspectos: a) En la interpretación constitucional debe
prevalecer siempre el contenido teleológico o finalista de la Constitución, que es la
protección y la garantía de la libertad y la dignidad del hombre; b) La Constitución
debe interpretarse con un criterio amplio y práctico; c) las palabras empleadas en la
Constitución deben ser entendidas en su sentido general y común, a menos que
resulte claramente de su texto que el constituyente quiso referirse a un sentido legal-
técnico; d) La Constitución debe interpretarse como un conjunto armónico, ninguna
disposición debe ser interpretada aisladamente; y, e) Las excepciones y privilegios
deben ser interpretados con criterio restrictivo; asimismo, Bidart Campos, señala que
las normas declarativas de derechos y garantías han de demandar una interpretación
a favor de su operatividad para facilitar su aplicación. Por su parte, García Belaunde,
propone otra pauta de interpretación, la referente a la razonabilidad, es decir la
sensatez y la flexibilidad frente a situaciones concretas, de tal manera que se llegue a
la solución adecuada sin afectar el sistema normativo constitucional2.
Siguiendo las pautas señaladas supra para la interpretación del art. 129.II de la CPE,
se tiene que de acuerdo a un criterio teleológico o finalista de esta
disposición, la introducción por este artículo de un supuesto disyuntivo, es
decir de la frase “o de notificada la última decisión administrativa o
judicial” tiene la misión de hacer que las personas afectadas con un acto
lesivo, puedan acceder a la justicia constitucional no solamente desde que
se produjo el acto lesivo, sino desde la ultima decisión judicial,
entendiéndose que la última decisión judicial o administrativa no puede ser
interpretada restrictivamente, sino más bien de la manera más favorable
para la operatividad de la garantía constitucional del amparo. En este
entendido, de acuerdo a la teoría constitucional, no existe fundamento
alguno para utilizar una interpretación restrictiva de esta última parte del
art. 129.II de la CPE ni tampoco existe criterio constitucional interpretativo
legitime una interpretación restrictiva, de hecho, computar el plazo
únicamente desde el momento en que se produjo el acto lesivo
desconociendo el “supuesto de hecho disyuntivo” formulado en esta
disposición, implicaría modificar el texto constitucional y desconocer el
mandato del soberano, es decir del pueblo, quien incluso mediante
referendo constitucional, dio plena legitimidad y validez a este texto
supremo.
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para su interpretación, es el denominado principio pro homine, el cual en palabras
de la tratadista Mónica Pinto, “se trata de un criterio hermenéutico que informa todo
el derecho de los derechos humanos, en virtud del cual se debe acudir a la norma
más amplia, o a la interpretación más extensiva, cuando se trata de reconocer
derechos protegidos e, inversamente, a la norma o a la interpretación más
restringida cuando se trata de establecer restricciones permanentes al ejercicio de los
derechos o a su suspensión extraordinaria”3.
3
PINTO, Mónica. “El principio pro homine. Criterios de hermenéutica y pautas para la regulación de los
derechos humanos”. En ABREGÚ Martín y COURTIS, Christian (compiladores). La aplicación de los tratados
sobre derechos humanos por los tribunales locales. Buenos Aires. Editores del Puerto. 1997. P. 163.
4
SAGUEZ, Nestor Pedro. “La interpretación de los derechos humanos en las jurisdicciones nacional e
internacional”. En AA.VV. Derechos Humanos y Constitución en Iberoamérica. PALOMINO MANCHEGO José y
CARLOS REMOTTI José (Coord.). P.36.
5
BverfGE,6,55 (72). Sentencia citada por HABERLE, Peter. La libertad fundamental en el Estado Constitucional.
PUCP. Lima. 1997. Pp 263 y 328.
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efectiva y al acceso a la justicia constitucional, en tal sentido, este es una
manifestación del principio pro-homine en el ámbito procesal, en virtud del
cual, la interpretación de una disposición constitucional, debe hacerse en el
sentido que sea lo más accesible posible a un adecuado y recíproco sistema
garantista, en el cual prevalezca más la justicia que cualquier formalismo
extremo que obstaculice u obstruya una tutela constitucional efectiva, en
este contexto, computar el plazo únicamente desde la comisión de la vulneración
alegada atentaría contra el derecho a una tutela constitucional efectiva y contra el
acceso a la justicia constitucional, por tal razón, en virtud al principio pro actione, la
última parte del art. 129.II, hace más accesible y oportuna la justicia constitucional,
para que frente a un formalismo extremo (interpretando teleológica y sistémicamente
esta disposición), prevalezca la justicia y los derechos fundamentales.
Siguiendo una argumentación jurídica coherente, considerando que todos los criterios
hasta aquí expuestos son absolutamente armonizables a la pauta inserta en el art.
13.IV de la Constitución, es decir “la interpretación conforme a los tratados” es claro y
evidente que en la interpretación del art. 129.II de esta norma suprema, debe
seguirse el criterio interpretativo inserto en los incisos b) y c) del art. 29 de la
Convención Americana de Derechos Humanos, que consagra en su contenido el
principio pro-homine, con todas sus variantes antes expuestas; entonces, a partir de
este postulado, se tiene que desconocer la última parte del art. 129.II de la CPE y
computar el plazo de seis meses exclusivamente siguiendo el primer supuesto de
hecho de la citada norma, es decir computar el plazo únicamente desde la comisión
de la vulneración alegada, implica limitar y hasta suprimir el goce efectivo de una
garantía constitucional cual es el amparo constitucional; además, en una
interpretación “sistémica de las garantías vigentes”, significaría excluir al afectado del
goce de otros derechos como ser el de la tutela constitucional efectiva y del acceso a
la justicia, aspectos completamente contradictorios al alcance y objeto de la citada
convención y absolutamente atentatorio del criterio interpretativo plasmado en el art.
13.IV de la CPE.