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EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
I. ANTECEDENTES.
La base constitucional en el Estado Plurinacional de Bolivia, que permite acceder al sistema oral
se halla en el artículo 115.I., “Toda persona será protegida oportuna y efectivamente por los
jueces y tribunales en el ejercicios de sus derechos legítimos”, que se armoniza con el artículo
180.I., “La jurisdicción ordinaria se fundamenta en los principios procesales de gratuidad,
publicidad, transparencia, ORALIDAD, celeridad, probidad, honestidad, legalidad, eficacia,
eficiencia, accesibilidad, inmediatez, verdad material, debido proceso e igualdad de las partes
ante el juez”. Así mismo la Ley 025 de 24 de junio de 2010 (Ley del Órgano Judicial), en el
artículo 29, determina que la jurisdicción ordinaria es parte del Órgano Judicial, correspondiendo
a jurisdicción ordinaria impartir justicia en materias civil, comercial, familiar, niñez y adolescencia,
tributario, administrativo, trabajo y seguridad social, anticorrupción, penal y otras, que señale la
ley. La jurisdicción ordinaria entre los principios que se sustenta está el de oralidad, cuyo
objetivo no es otro que el acceso a una justicia pronta y oportuna que solo se puede garantizar
con la vigencia de un proceso oral.
Para comprender el proceso de introducción de la oralidad en el juicio civil en los países de
Latinoamérica debemos mencionar que el Congreso celebrado por el Instituto Iberoamericano de
Derecho Procesal en Rio de Janeiro Brasil, que en 1988, aprobó el Anteproyecto de Código
Procesal Civil Modelo, cuya idea inicial se desarrolló en las IV Jornadas celebradas en
Venezuela en 1967, con la que continúan las V Jornadas en Colombia, en 1970, en las VII
Jornadas llevadas a cabo en Guatemala en 1981 y en las VIII, celebradas en Ecuador en 1982.
Este anteproyecto fue resultado de una corriente de procesalistas de varias partes del Mundo
que “coincidieron en la necesidad de un proceso más ágil y más cercano al individuo”, y a la vez
buscaban soluciones adecuadas para aquello, procuraban se instalen en los diversos países de
Latinoamérica, sistemas procesales uniformes.
En este trabajo de Reforma se tomó en cuenta la realidad latinoamericana, con sus carencias
económicas, técnicas y materiales; sus características entre ellas el de la escritura en el proceso
civil, con la consecuente falta de inmediación, el desarrollo desconcentrado y en fases
preclusivas, con fuertes limitaciones al poder del juez, que no permiten una justicia rápida, que la
hacían demasiada burocrática e incomprensible para el ciudadano, siendo incapaz de cumplir
con los requerimientos de la época.
La realidad latinoamericana, no era ajena al sistema procesal boliviano, el cual desde sus inicios
adoptó el modelo escrito. En efecto, el proceso civil boliviano tiene sus orígenes en el sistema
romano, que fue reproducido en las siete partidas españolas del año 1265. Este derecho
procesal español se introdujo en el Continente Americano, especialmente en Bolivia, desde la
época colonial. Por lo tanto, el sistema actual ha permanecido en nuestro país desde siempre,
sin tomar en cuenta que la dinámica del mundo requiere cambios a todo nivel, y más aun
teniendo en cuenta el proceso de cambio que atraviesa Bolivia, con la finalidad de descolonizar
el pensamiento, las acciones y más aún las normas que rigen esta sociedad.
Proceso de ejecución
Ejecutar es materializar la tutela por parte del Estado. Los sistemas modernos se han apartado
del criterio de que debe ser otro Órgano del Estado el encargado de la ejecución de la sentencia
civil y siguiendo el criterio del tratadista italiano Chiovenda han establecido que la ejecución es
parte del proceso, consiguientemente le corresponde al Órgano Jurisdiccional dar cumplimiento
a sus propias decisiones.
Se ha establecido que no solamente son objeto de ejecución las sentencias de condena sino
también las sentencias declarativas, constitutivas y cautelares, de tal manera que permitan el
restablecimiento del ejercicio del derecho.
El criterio es que, se ejecutan sentencias o autos definitivos que han adquirido la calidad de cosa
juzgada, ya sea que se opte por una ejecución directa cuando se materialice el contenido de la
sentencia o mediante una ejecución indirecta o psicológica a través de sanciones de carácter
económico (astreintes) o conminatorias de carácter personal o medidas cautelares. También se
ha optado por una ejecución provisional y finalmente una ejecución principal y una ejecución
subsidiaria.
Cuando no es posible la ejecución tal como estaba expresada en el contenido de la sentencia
(porque ha operado un cambio en el estatus jurídico del bien o en la situación de hecho del
mismo), que hace imposible su ejecución, el juez puede ir a la ejecución subsidiaria, con la
determinación de los correspondientes daños y perjuicios que graven el patrimonio del
perdidoso.
Como se observará la normativa en materia de ejecución de sentencias, está orientada a que se
ejecute bajo el criterio del cumplimiento en especie; pero cuando no sea posible este
cumplimiento forzado, entonces deberá agredirse el patrimonio del obligado mediante la
cuantificación del daño incidentalmente, de manera tal que se brinde una tutela efectiva al
victorioso sin perjudicar los derechos e intereses de terceros ajenos a la causa, respetando su
derecho; salvo que éste último sea dejado sin efecto en otro proceso, con sentencia
ejecutoriada, respetando la regla del articulo 117 parrafo I. de la C.P.E. Sin embargo, se podrá
suspender provisionalmente la ejecución de la sentencia si el documento base de la acción se
halla acusado de falso en la vía penal o en su caso en la vía civil. Si fuese declarado luego nulo
en otro proceso con sentencia ejecutoriada la autoridad judicial suspenderá de manera definitiva
la ejecución, siempre y cuando no se hubiera ejecutado la sentencia en los términos del fallo.
También se reglamenta la ejecución coactiva de sumas de dinero donde se recoge las
experiencias que se han tenido en la práctica en los últimos 30 años, precisándose los títulos
que tienen fuerza coactiva para el cobro de una suma de dinero. Si la condena al pago de frutos,
daños y perjuicios, no hubiera determinado su cuantum se establece un procedimiento preciso
para su cuantificación, de tal manera que se haga viable la ejecución coactiva una vez
determinado el monto. Esta es una innovación al régimen procesal actual, porque se simplifica el
procedimiento cuando existe una condena y sólo por falta de medios idóneos para cuantificar en
el momento de la decisión no se a establecido el cuantum, que en muchos casos simplemente
requerirá una experticia o en su caso una prueba que acredite el valor que circula en el mercado,
impidiendo que el procedimiento de cuantificación del daño se haga tedioso, lento, y muchas
veces inútil como ocurre en la actualidad que provoca que el victorioso titular de un derecho
lesionado se resista a ir a un proceso de cuantificación del daño y quiera a toda costa la
ejecución de la sentencia.
Finalmente en materia de ejecución se ha establecido un régimen muy simple para los remates
de los bienes de un deudor. Las principales modificaciones respecto al sistema actual están:
1. La tasación de los bienes siempre es por perito único designado por el juez.
2. La publicación del aviso de remate se reduce a una sóla y no dos o tres en consideración
a que la cantidad de avisos no constituye garantizar la publicidad para que se presenten
más postores.
3. La base del remate es el precio comercial y no el valor fiscal, precautelando los derechos
del deudor que tiene que soportar la venta judicial de un bien que le pertenece.
4. Cuando no se presentan postores y debe necesariamente rematarse a un tercero o
adjudicarse el acreedor, no puede ser en un valor menor al 80% de la base.
5. Se limita la nulidad de la subasta y remate a sólo a la falta de publicación del aviso de
remate, no admitiéndose ninguna otra causa o circunstancia, con lo cual se da enorme
celeridad a la ejecución, limitando gastos, carga procesal y sobre todo contribuyendo a
hacer menos gravoso el proceso, sin descuidar los derechos y las garantías
constitucionales.
Procesos concursales.
Puede afirmarse que el concurso es un proceso especial por el cual se busca la liquidación de la
totalidad del patrimonio embargable de un deudor civil no comerciante cuando ha entrado en
cesación de pagos, con una pluralidad de acreedores, para que con el producto obtenido por la
venta de sus bienes o derechos, se paguen a estos últimos conforme a las preferencias
establecidas por la ley o a prorrata.
Reconociendo la existencia del concurso necesario o voluntario según sea promovido por los
acreedores o por el deudor civil no comerciante de buena fe, se introducen cambios que
transforman completamente el sistema concursal vigente en el actual C.P.C., que los podemos
precisar en los siguientes extremos:
1. En el concurso voluntario, el deudor al momento de plantear la demanda deberá formular
protesta expresa de hacer entrega física de sus bienes en forma inmediata a la admisión del
concurso. En caso de no entregar al síndico provisional una vez admitido el concurso, se deja sin
efecto la admisión volviendo la causa al estado anterior.
2. Al proponer el concurso voluntario el deudor no solo deberá identificar sus bienes
embargables, sino también acompañar los documentos y títulos que respalden su titularidad, con
una adecuada descripción de los mismos.
3. En el concurso necesario promovido por los acreedores a momento de admitirse el concurso
se conminará al deudor a hacer entrega de la totalidad de sus bienes embargables bajo
conminatoria de expedirse mandamiento de desapoderamiento con la finalidad de entregarse al
síndico.
4. El juez deja de tener un papel trascendental en el concurso, limitando su función a la de
controlar la actividad del síndico, con lo cual se produce una enorme descarga procesal.
5. El papel fundamental en el concurso voluntario o necesario está en el síndico, quien no solo
debe levantar inventario de los bienes y derechos de la parte concursada sino convertirse en
depositario inmediato de los mismos. Además elabora el informe de grados y preferidos y
preside la junta de acreedores.
6. Tanto los acreedores en el concurso voluntario, como el deudor en el concurso necesario,
podrán oponerse al concurso alegando que no se dan los presupuestos para la procedencia,
extremo que será resuelto por la vía incidental.
7. La junta de acreedores sesionará en audiencia pública bajo la presidencia del síndico con la
comparecencia o no de los acreedores y deudor, donde el síndico luego de aceptar la personería
de las personas que acrediten su interés, procederá a proponer formas de solución que podrán
ser discutidas en la Junta, por las partes para luego ser aprobada o rechazada con el voto de la
mayoría. La proposición aprobada será obligatoria para todos. Lo sobresaliente está en que el
síndico al proponer un informe sobre el estado de grados y preferidos de los créditos, aliviará la
carga de los jueces, quienes se limitaran a aprobar o rechazar el informe, evitando lo que ocurre
en la actualidad, el pronunciamiento de una sentencia de grados y preferidos que dura años en
pronunciarse o como ocurre en muchos casos no llega a dictar nunca.
8. La dinámica en la Junta de acreedores permitirá la conciliación de cuentas, renunciamiento a
pretensiones, llegar a acuerdos, facilitar la conclusión inmediata del proceso .
9. La ventaja de llegar a un acuerdo y que éste sea aprobado por el juez, con el consiguiente
pago a los acreedores es beneficiosa para todas las partes. Para el deudor porque no solamente
se libera de tener que pagar intereses, gastos y costas sino que inclusive podrá obtener rebajas
o condonaciones; además de una carta de solvencia que lo rehabilitará en su actividad
económica. Los acreedores de manera ágil con su propia intervención podrán satisfacer sino
total, al menos parcialmente sus derechos evitándose de paso un juicio largo y tedioso que
finalmente resulte inútil. El síndico se profesionalizará no solo en aspectos contables sino en su
labor de mediador o conciliador, capaz de arribar a acuerdos, evitando la prosecución del
proceso concursal y además será retribuido por su trabajo tomando en cuenta su desempeño y
la importancia económica del concurso. la guarda, custodia de los bienes que recepciona, y
también permitirá que el juez controle adecuadamente al síndico, pudiendo este ser removido en
caso de un mal desempeño de sus funciones.
PROCESOS VOLUNTARIOS.
La tendencia moderna es que el juez civil y comercial atienda asuntos en los que haya conflicto
de intereses y sean de tal magnitud (relevancia jurídica), que no hayan podido ser conciliados
como actuación previa o por ministerio de la ley, no admitan conciliación; entonces recién
debería intervenir la jurisdicción para que mediante acto de juicio resuelva el asunto y de este
modo se restituya el orden y la paz social.
Con esta concepción los asuntos de mero trámite o de certeza jurídica y que no causan estado
vienen a ser casi ajenos al juez, es decir aquellos actos judiciales no contenciosos en lo posible,
se busca que salgan del Código Procesal Civil para ser resueltos en la vía administrativa, ya
como actos voluntarios ante Notario de Fe Pública o ante otra autoridad. Sin embargo es
imposible que todos los asuntos de la jurisdicción voluntaria puedan ser llevados a la jurisdicción
administrativa, porque se requieren certidumbre jurídica que solo la puede brindar el Órgano
Jurisdiccional mediante un procedimiento sencillo y práctico por ello aun reconociendo un
sistema abierto se ha preferido mantener los procesos voluntarios típico dentro de la
competencia del juez ordinario y sólo trasladar algunos a la potestad del notario como ocurre con
la declaratoria de aceptación de la herencia o la renuncia a la herencia, manteniendo los otros,
como la aceptación de la herencia bajo beneficio de inventario, la oferta de pago seguida de
consignación, la declaración de bienes vacantes, etc.
Cooperación judicial internacional.
Aun cuando parezca extraño que en un Código adjetivo civil se incluyen normas de derecho
internacional privado, en los tiempos modernos se ha visto que no lo es, gracias al desarrollo que
se ha venido dando en Europa y en América, sobre temas importantes como la competencia
internacional, la inmunidad de la jurisdicción, la cooperación judicial internacional, el valor de la
prueba en el extranjero, que se ha ido asentando a partir de la segunda mitad del siglo XX,
mediante trabajos científicos desarrollados por eminentes internacionalistas y procesalistas, a
cuyos trabajos hay que agregar los congresos de Derecho Internacional Privado y en esta parte
del mundo, a las Conferencias Interamericanas sobre Derecho Internacional Privado (CIDIP),
que se viene desarrollando desde 1975, por el cual se ha planteado la necesidad de uniformar
criterios para estructurar el contenido del derecho procesal internacional privado, que resuelva
conflictos que se presenten entre particulares, pero no de un mismo Estado sino de Estados
diferentes, que de lugar a la aplicación de una norma extranjera en el territorio nacional o a la
aplicación de una convención o tratado.
Se plantea de manera novedosa en el régimen procesal civil boliviano en el Titulo VIII, del Libro
Segundo, bajo el epígrafe Cooperación Judicial Internacional, partiendo del criterio de que la
extraterritorialidad de la ley. La sistemática adoptada, está sustentada en dos principios: la
territorialidad y la aplicación del derecho extranjero
El primero, basado en la idea de que todo Estado, está obligado a aplicar los tratados y
convenciones internacionales que han sido elevadas a rango de ley con preferencia a la ley
nacional del Estado; pero si esos tratados o convenios internacionales no dicen nada en un
determinado asunto, supletoriamente se aplica la ley del Estado Nacional “Lex fori” es decir la ley
del juez. El segundo, basado en el principio de reciprocidad, si no hubiera tratado o convenio
internacional o que habiendo no haya sido ratificado en el territorio nacional, entonces el Juez
nacional facultativamente, puede aplicar el derecho extranjero de otro Estado soberano a
condición de que en un caso semejante ese Estado también aplique nuestra ley.
El contenido del derecho internacional privado es un tema no resuelto aún por los especialistas
de la materia, y el anteproyecto, solamente se limita a una parte de ese contenido bajo el rótulo
de Cooperación Judicial Internacional, o lo que en España se denomina Auxilio Internacional,
que se traduce en la realización de un conjunto de actos encaminados a alcanzar un fin, que no
se pudiera alcanzar si no fuera por la coordinación entre jueces o tribunales de distintos Estados
(comitente o requirente- comisionado o requerido)
Así como los Estados pueden cooperarse de distintas maneras en materia cultural, económica,
también pueden hacerlo jurídicamente. En este último, se ha optado específicamente en los
siguientes campos:
1. Actos aislados del proceso. Dentro de estos, los actos de comunicación (citación,
notificación y emplazamiento); actos de información).
2. Actos de recepción de prueba u obtención de medios de prueba.
3. Actos relativos a medidas cautelares (medidas cautelares genéricas o específicas a ser
ejecutadas en el territorio nacional o en el territorio extranjero).
4. Actos de reconocimiento y ejecución de sentencias extranjeras (exequator).
El mecanismo para materializar la cooperación es a través de exhortos suplicatorios o cartas
rogatorias diplomáticas (Comisión diplomática o consular) con un procedimiento que se
desarrolla en tres etapas que esquemáticamente nos permitimos explicarla:
La primera etapa
a) Elaboración
b) Expedición
c) Transmisión
La segunda etapa:
a) Recepción
b) Ejecución
La tercera Etapa:
a) Devolución, reordenación.