problemas planteados en la Edad Media por la implantación de un texto di-
verso de la Biblia es normal que surjan en los tiempos de la Reforma pro- testante. Además de la reacción global contra la escolástica tal como se reci- bía en las escuelas, el proyecto de una teología científica se revela como un proyecto imposible para la fe cristiana 178 . Se proyecta así sobre la Suma de Teología un conflicto que no estuvo presente en su elaboración: la oposición a la Biblia. De este modo se corre el riesgo de convertirla en paradigma del enfrentamiento entre teología sistemática y teología histórica, cuando la obra tomista es en la tradición de la historia de la salvación donde se hace comprensible. Pero al mismo tiempo, en tanto en cuanto texto básico de la teología católica, también corre el riesgo de convertirse en la única interpre- tación de la fe. Es cierto, sin embargo, que los comentaristas del siglo XVI debaten los grandes temas de las relaciones entre la libertad y la gracia, el natural y el sobrenatural, la naturaleza humana y la persona divina de Cristo así como otra serie de temas filosóficos. Esto demuestra la grandeza de la Suma para una determinada situación histórica, pero también sus límites. La tradición nos ha transmitido que en el concilio de Trento la Suma de Teología habría sido colocada junto a la Biblia. Con ello se quiere indicar la importancia que tuvieron las doctrinas de Tomás de Aquino en ese conci- lio179. Poco después de terminado el concilio, en 1567, Pío V declaraba a Tomás doctor de la Iglesia poniendo de relieve la importancia de la doctrina tomista para defender la verdad católica180. Hay que reconocer que estas equiparaciones con la revelación y la verdad del cristianismo han encumbra- do a esta obra sobre cualquier otra, pero semejante triunfo también significa ponerla como punto de mira de incomprensiones y ataques. Por todo ello puede quedar incapacitada para inspirar nuevos espíritus. No obstante, el si- glo XVII todavía produce grandes comentaristas de diversas tendencias, como Juan de Santo Tomás, los Salmanticenses, Francisco Suárez181. La teología posterior vive cada vez más en conflicto consigo misma, tanto por la multiplicación de las escuelas como por la desintegración de la misma en ramas. El sentido unitario que daba la doctrina sagrada como forma global del saber de los antiguos escolásticos se sectorializa. Pero, sobre todo, la teología vive en conflicto con una cultura positiva y científica, re- produciendo una serie de tesis cristalizadas, en las que faltaba el espíritu de asimilación y universalidad expresado por Tomás de Aquino. Así la teología dejaba de ser la ciencia dominante que unía las diversas actividades del inte- lecto humano. Son conocidos los esfuerzos del italiano Ventura, general de los teatinos, que intentó una sorprendente síntesis entre tradicionalismo, autoritarismo y tomismo. Pero el aprecio a la escolástica de Tomás comien- za a abrirse182camino en Nápoles por obra de un descendiente suyo llamado Sanseverino . Se crean así las condiciones, tanto positivas como negativas, para que 178 Y. CONGAR, Le moment «économique» et le moment «ontologique» dans la sacra doctrina (Révela- tion, Théologie, Somme théologique): Mélanges M.-D. CHENU (París 1967) 145-149 y 177. 179 A. WALZ, I domenicani al concilio di Trento (Roma 1960). 180 J. BERTHIER, S. Thomas Aquinas «Doctor communis» Ecclesiae I (Roma 1914); S. RAMÍREZ, De auctoritate doctrinali S. Thomae Aquinatis (Salamanca 1952): el texto se encuentra también en español en la edición anterior de la Suma. 181 M. GRABMANN, La somme 56-57; V. BELTRÁN DE HEREDIA, La enseñanza de Santo Tomás en la Compañía de Jesús durante el primer siglo de su existencia: Cienc. Tom. 11 (1915) 388-408 y 12 (1916) 34-48. 182 J. A. WEISHEIPL, El renacimiento tomista: Sapientia 18 (1963) 251-255. A. WALZ, Il tomis- mo dal 1800 al 1879: Ang. 20 (1943) 300-326.