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Materia: Práctica docente

Profesora: Mileny Madrigal Chaves

Estudiante: Hazel Jiménez Jiménez

Fecha de entrega: 21 de Febrero

Año: 2024
¿Qué es el espectro autista?

Se considera que el trastorno del espectro autista es un conjunto de trastornos


neurológicos que impactan la interacción social, la comunicación y los
comportamientos o intereses, pero todavía no se han establecido ni sus orígenes
ni su nosología (cuadro anatómico) precisos.

De acuerdo con (Pearson, 2022), los primeros indicios del autismo suelen
manifestarse antes de los tres años de edad, aunque existen numerosos casos
que nunca fueron diagnosticados o se confundieron con retrasos del desarrollo
social o cognitivo.

Algunos sinónimos para las palabras en el texto podrían ser:

 Trastornos neurológicos: Alteraciones cerebrales.


 Interacción social: Relación social.
 Comunicación: Comunicación verbal y no verbal.
 Comportamientos: Conductas.
 Intereses: Áreas de interés.
 Causas: Orígenes.
 Nosología: Clasificación médica.

Según el CIE-10 (2000), el autismo se encuadra dentro de un grupo de trastornos


caracterizados por alteraciones cualitativas de la interacción social, de las formas
de comunicación y por un repertorio repetitivo, estereotipado y restrictivo de
intereses y actividades. Estas anomalías cualitativas son una característica
generalizada del comportamiento del individuo en todas las situaciones. Dentro de
este trastorno, se diferencia el autismo infantil, el cual es definido por la presencia
de un desarrollo alterado o anormal que se manifiesta antes de los tres años, y por
un tipo de funcionamiento anormal en las tres áreas de la psicopatología:
interacción social, comunicación y comportamiento restringido, repetitivo y
estereotipado. Además de estas características clínicas específicas, son comunes
una variedad de problemas no específicos, tales como fobias, alteraciones del
sueño y de la alimentación, rabietas y autoagresiones.

Algunos de los indicios más frecuentes son los siguientes:

o El niño demora en iniciar el habla o tiene una capacidad de expresión


verbal limitada.
o No muestra interés por interactuar con otras personas (tanto adultos
cercanos como niños de su misma edad) o participar en actividades
sociales.
o Le resulta difícil interpretar las expresiones faciales de los demás y
comprender sus emociones.
o No utiliza la mirada como medio de comunicación o para captar la atención
de otros. No responde cuando alguien lo observa.
o Es complicado captar su atención a menos que se trate de un interés o
actividad muy específica.
o No presenta juego simbólico, es decir, no crea escenarios imaginarios ni
utiliza objetos para representar algo distinto (por ejemplo, usar un tubo de
cartón como si fuera un cohete).
o Interpreta el lenguaje de manera literal y le resulta difícil comprender
bromas o sarcasmo.
o Experimenta dificultades para filtrar estímulos, lo cual puede manifestarse
como hipersensibilidad o falta de sensibilidad, especialmente hacia los
estímulos auditivos.
o Muestra conductas agresivas o tiene dificultad para manejar la frustración y
adaptarse a las normas sociales.
o Enfrenta dificultades para adaptarse a cambios, incluso aquellos mínimos,
como un simple cambio de escritorio.
Características de TEA

Las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) pueden presentar una
amplia variedad de características y síntomas, ya que el TEA es un trastorno
neurológico que afecta el desarrollo y la forma en que una persona se relaciona e
interactúa con el mundo. Aunque cada individuo con TEA es único y puede
presentar un conjunto diferente de características.

De acuerdo con (Celis, 2022), algunas características comunes asociadas con el


TEA:

 Dificultades en la comunicación: Las personas con TEA pueden tener


dificultades para comunicarse verbalmente o pueden tener un lenguaje
limitado. Algunas personas con TEA pueden repetir palabras o frases
(ecolalia) o tener dificultades para comprender el lenguaje de los demás.
 Dificultades en la interacción social: Las personas con TEA pueden tener
dificultades para establecer y mantener relaciones sociales. Pueden tener
dificultades para comprender las señales sociales no verbales, como el
contacto visual, los gestos o las expresiones faciales. También pueden
tener dificultades para participar en juegos o actividades de grupo.
 Patrones de comportamiento repetitivos: Las personas con TEA a menudo
presentan patrones de comportamiento repetitivos o intereses y actividades
específicas. Pueden mostrar movimientos estereotipados, como
balancearse o agitar las manos, y pueden tener rutinas y rituales fijos.
 Sensibilidad sensorial: Muchas personas con TEA tienen una mayor o
menor sensibilidad a los estímulos sensoriales. Pueden ser hipersensibles a
ciertos sonidos, luces, texturas o sabores, lo que puede causarles malestar
o ansiedad. Por otro lado, algunas personas con TEA pueden tener una
menor sensibilidad a los estímulos sensoriales y pueden buscar
estimulación sensorial intensa.
 Resistencia al cambio: Las personas con TEA a menudo prefieren la rutina
y pueden tener dificultades para adaptarse a los cambios en su entorno o
en su rutina diaria. Los cambios inesperados pueden ser estresantes y
desencadenar comportamientos problemáticos.

Es importante tener en cuenta que las características pueden variar ampliamente


de una persona a otra y que cada individuo con TEA es único. Algunas personas
con TEA pueden tener habilidades excepcionales en áreas específicas, como la
memoria o las matemáticas, mientras que otras pueden tener discapacidades más
significativas en la comunicación y la interacción social.

POSIBLES CAUSAS

Hasta casi el año 1980, según Chamak y Cohen (2003, citado en Calhorro, 2011),
el autismo se consideraba una enfermedad de origen ambiental, que se originaba
por el comportamiento inapropiado de progenitores y/o cuidadores (hipótesis de
refrigerator mothers), sin embargo, en la actualidad, se considera un trastorno del
comportamiento de origen multifactorial con un componente genético más
elevado.

Algunos estudios científicos han demostrado que existe un problema en la


estructura, función, tamaño y forma de algunas partes del cerebro; también se
sabe que existe un componente genético que, junto a aspectos ambientales,
podrían ser factores determinantes en el desarrollo de esta discapacidad, sin
embargo no se ha demostrado con exactitud. Otros autores como Baron (2010),
afirman rotundamente que los trastornos del espectro autista tienen una causa
biológica, habiendo claramente algún factor medioambiental que, a ciencia cierta,
interactúa con los genes de riesgo; todo parece mostrar que estamos ante un
desarrollo pre y posnatal atípico del cerebro, sobre todo en el análisis y proceso de
la información de carácter social.
Lo que queda realmente claro, como se recoge en la Guía básica para familias
que han recibido un diagnóstico de autismo para su hijo o hija (2008), es que no
existe responsable de lo que le ocurre al niño o niña.

Algunos de los trastornos específicos presentes en el espectro autista son:

Síndrome de Asperger: se caracteriza por dificultades significativas en la


interacción social y una variedad de intereses y comportamientos, pero su
diagnóstico resulta complicado debido a la ausencia de discapacidad intelectual
concomitante.

Síndrome de Rett: afecta mayormente a niñas y provoca un deterioro y regresión


después de un desarrollo aparentemente normal hasta los dos años, afectando
funciones importantes de la comunicación, la motricidad y la cognición.

Síndrome de Heller (Trastorno desintegrativo infantil): se trata de un tipo de


autismo regresivo que surge de forma repentina y tardía, generalmente entre los 2
y los 10 años, afectando el lenguaje, la sociabilidad y la motricidad.

Criterios diagnósticos

Deficiencias persistentes en la comunicación social y en la interacción social en

diversos contextos, manifestado por lo siguiente, actualmente o por los


antecedentes.

1. Las deficiencias en la reciprocidad socioemocional varían, por ejemplo, desde


un acercamiento socia anormal y fracaso de la conversación normal en ambos

sentidos pasando por la disminución en intereses, emociones o afectos

compartidos hasta el fracaso en iniciar o responder a interacciones sociales.

2. Las deficiencias en las conductas comunicativas no verbales utilizadas en la


interacción social varían, por ejemplo, desde una comunicación verbal y no verbal

poco integrada pasando por anomalías del contacto visual y del lenguaje corporal

o deficiencias de la comprensión y el uso de gestos, hasta una falta total de

expresión facial y de comunicación no verbal.

3. Las deficiencias en el desarrollo, mantenimiento y comprensión de las


relaciones varían, por ejemplo, desde dificultades para ajustar el comportamiento
en diversos contextos sociales pasando por dificultades para compartir juegos
imaginativos o para hacer amigos, hasta la ausencia de interés por otras
personas. (Celis, 2022).

Signos y Síntomas
Las personas con TEA con frecuencia tienen problemas con la comunicación y la
interacción sociales, y conductas o intereses restrictivos o repetitivos. Las
personas con TEA también podrían tener maneras distintas de aprender, moverse
o prestar atención. Es importante señalar que algunas personas sin TEA también
podrían presentar algunos de estos síntomas. Estas características pueden
dificultar mucho la vida de las personas con TEA.

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un trastorno del neurodesarrollo que


afecta la comunicación, la interacción social y el comportamiento. Los signos y
síntomas pueden variar ampliamente de una persona a otra, pero aquí hay
algunos que suelen estar presentes en individuos con TEA:

Dificultades en la comunicación verbal y no verbal: Los niños con TEA pueden


tener dificultades para desarrollar el lenguaje hablado o pueden tener un lenguaje
limitado y repetitivo. También pueden tener dificultades para comprender y utilizar
el lenguaje corporal, los gestos y las expresiones faciales.

Intereses y actividades restringidas y repetitivas: Las personas con TEA a menudo


desarrollan intereses muy específicos y pueden dedicar mucho tiempo y energía a
esas actividades o temas en particular. También pueden mostrar comportamientos
repetitivos, como balancearse, dar vueltas o manipular objetos de manera
repetitiva.

Dificultades en la interacción social: Los individuos con TEA pueden tener


dificultades para establecer y mantener relaciones sociales. Pueden tener
dificultades para entender las normas sociales, mostrar falta de interés en
interactuar con los demás y tener dificultades para comprender las emociones y
los sentimientos de los demás.

Sensibilidad sensorial: Muchas personas con TEA son sensibles a los estímulos
sensoriales, como los sonidos, las luces brillantes o las texturas. Pueden sentirse
abrumados por ciertos estímulos o mostrar una falta de respuesta a otros.

Patrones de comportamiento repetitivos: Las personas con TEA pueden tener


comportamientos repetitivos o rituales, como seguir rutinas estrictas, insistir en la
misma comida o vestimenta todos los días, o tener una necesidad extrema de
orden y estructura.

¿Cuáles son los grados del Espectro Autista?

Existen distintos subtipos de autismo, clasificados según los tipos de síntomas


presentes, así como diferentes niveles de autismo (dimensión "cuantitativa"),
determinados por la gravedad de los síntomas.
Esto implica que el autismo abarca un amplio espectro y que los niños que viven
con esta condición pueden mostrar una amplia gama de adaptación social, familiar
y escolar.
Cada caso es único y tiene una evolución particular, es decir, puede mejorar o
incluso empeorar. Sin embargo, los tres niveles de autismo "estandarizados"
según el Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5)
nos brindan una idea general de cuánto apoyo por parte de familiares y maestros
puede requerir un niño a lo largo de su desarrollo.
La persona requiere asistencia moderada para desenvolverse adecuadamente en
situaciones sociales, comprender y interpretar de manera precisa las señales del
lenguaje no verbal, así como adquirir habilidades y conocimientos que no estén
directamente relacionados con sus áreas de interés inmediato.

Este tipo de apoyo puede ser proporcionado por familiares, compañeros y


profesores que estén familiarizados y sensibilizados con el autismo.

El nivel 1 del autismo se refiere al "autismo de alto funcionamiento": Esto


significa que la mayoría de las personas en este nivel pueden llevar una vida
normal e independiente en casi todos los aspectos.

Nivel 2: Autismo moderado


La persona necesita una asistencia notable. Además de contar con el apoyo de
familiares, compañeros y profesores familiarizados con su situación, necesitará
terapias del lenguaje y apoyo profesional frecuente.

Nivel 3: Autismo severo


Requiere una asistencia muy notable. Su nivel de autismo dificulta la realización
de actividades cotidianas como ir a la escuela, cuidarse personalmente o
simplemente cuidar de sí mismo. Necesita que alguien esté pendiente de él la
mayor parte del tiempo y requiere ayuda profesional para adquirir gradualmente
algunas habilidades que le permitan ser un poco más independiente.

Los niveles de autismo abarcan diferentes dimensiones, como la comunicación


social, la flexibilidad cognitiva y los comportamientos restringidos y repetitivos. Una
persona puede tener un nivel leve de autismo en lo que respecta a la
comunicación social, pero un nivel moderado en cuanto a sus intereses y
comportamientos.
Además, los distintos grados de autismo pueden estar acompañados o no de
discapacidad intelectual, trastornos del lenguaje, trastornos de conducta,
dificultades sensoriales y problemas relacionados con la alimentación y el sueño.
Para realizar diagnósticos, además de una evaluación clínica.

Es importante destacar que los profesionales de la salud que trabajan con niños
con autismo no se basan únicamente en el diagnóstico por nivel del DSM-5 para el
tratamiento, ya que es difícil determinar exactamente el tipo de apoyo que una
persona necesita y su pronóstico solo en función de los grados de autismo.
En cada caso se requiere un diagnóstico altamente personalizado que permita a
los padres, hermanos y profesores comprender qué esperar del comportamiento
del niño o joven con autismo y cómo deben reaccionar.

Como Diagnosticar el TEA

Diagnosticar los TEA puede ser difícil debido a que no existe una prueba médica,
como un análisis de sangre, para diagnosticarlos. Para dar un diagnóstico, los
médicos evalúan la conducta del niño y su desarrollo. Los TEA, a veces, pueden
detectarse a los 18 meses de edad o antes. Hacia los dos años, el diagnóstico de
un profesional con experiencia se puede considerar confiable.

Sin embargo, muchos niños no reciben un diagnóstico definitivo hasta que tienen
más edad. Algunas personas no reciben un diagnóstico hasta que son
adolescentes o adultas. Este retraso significa que hay personas con TEA que
podrían no recibir la ayuda temprana que necesitan.

El diagnóstico del Trastorno del Espectro Autista (TEA) implica una evaluación
exhaustiva realizada por profesionales de la salud, como médicos, psicólogos o
neurólogos especializados en el diagnóstico de trastornos del desarrollo.

Pasos típicos involucrados en el proceso de diagnóstico del TEA:


Evaluación inicial: El primer paso suele ser una evaluación inicial realizada por un
médico o profesional de la salud. En esta etapa, se recopila información sobre el
desarrollo del individuo, sus antecedentes médicos y familiares, así como
cualquier preocupación específica relacionada con el comportamiento, la
comunicación y la interacción social.

Evaluaciones exhaustivas: Una vez que se ha realizado la evaluación inicial y se


sospecha la presencia de TEA, se llevan a cabo evaluaciones más detalladas y
exhaustivas. Estas pueden incluir diferentes tipos de evaluaciones, como:

Evaluación del desarrollo: Se utilizan herramientas estandarizadas para evaluar el


desarrollo en áreas clave, como la comunicación, la socialización, el lenguaje y el
comportamiento.

Evaluación del lenguaje y la comunicación: Se evalúa la capacidad del individuo


para comprender y utilizar el lenguaje verbal y no verbal.

Evaluación del comportamiento y las habilidades sociales: Se observa y evalúa el


comportamiento social del individuo, su capacidad para interactuar con los demás,
comprender las normas sociales y mostrar empatía.

Evaluación sensorial: Se evalúa la sensibilidad sensorial y las respuestas a


estímulos sensoriales, como el sonido, la luz y las texturas.

Evaluación multidisciplinaria: El diagnóstico del TEA a menudo implica un enfoque


multidisciplinario, lo que significa que diferentes profesionales de la salud pueden
estar involucrados en el proceso de evaluación. Esto puede incluir médicos,
psicólogos, terapeutas del habla y del lenguaje, terapeutas ocupacionales y otros
especialistas relevantes.

Criterios diagnósticos: El diagnóstico del TEA se basa en criterios específicos


establecidos en manuales de diagnóstico, como el Manual Diagnóstico y
Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) o la Clasificación Internacional de
Enfermedades (CIE-11). Estos criterios incluyen la presencia de déficits en la
comunicación, la interacción social y el comportamiento repetitivo, así como la
exclusión de otras posibles condiciones médicas o trastornos del desarrollo.

¿Cuál es el papel de los docentes con los niños y jóvenes que


están en el espectro autista?

Existen algunas pautas muy útiles para los profesores que tienen estudiantes en el
espectro autista con un nivel leve o incluso moderado.

Estas son las siguientes:

Comprender que los problemas de comportamiento y las desviaciones de las


normas que presentan los niños con autismo no son una forma desafiante de
actuar, sino el resultado de su dificultad para "interpretar" las situaciones y
comprender completamente lo que se espera de ellos.

Identificar las formas más efectivas de captar la atención del niño con autismo e
incluirlo en las actividades sociales. Esto varía para cada uno. Por ejemplo,
colocándose a su altura con una expresión facial positiva que ya reconozca.

Evitar que sus compañeros lo aíslen, enseñándoles con el ejemplo cómo pueden
integrarlo en sus juegos y actividades de manera armoniosa y en un ambiente de
tolerancia.

Aunque el niño con autismo no parezca estar participando activamente en un


juego, se ha demostrado que el simple hecho de estar cerca de otras personas y
observar lo que hacen, sin sentirse presionado, les ayuda a comprender mejor el
mundo que les rodea.

Incorporar el uso de pictogramas, juegos simbólicos y actividades de


comunicación asertiva en el aula, ya que suelen ser muy eficaces de acuerdo con
el estilo de aprendizaje de los niños en el espectro autista.

Proporcionar al alumno la mayor cantidad posible de previsibilidad, estructura y


rutina, e introducir cambios pequeños de manera suave y explicándole de forma
explícita qué esperar en cada uno de ellos.

Narrar todo lo que se está haciendo con un lenguaje sencillo, como si estuvieras
"subtitulando" tus acciones o las de los demás. Esto proporcionará al alumno un
punto de referencia adicional para comprender la interacción social y las
motivaciones de los demás.

Cuando su comportamiento sea negativo, explicar lo que está sintiendo (a veces


un niño con autismo en medio de una rabieta no sabe que está enojado o triste) y
hacerle ver por qué su conducta no es aceptable, pero ofrecerle alternativas
viables. (Pearson, 2022)

Tratamiento utilizado

Los tratamientos actuales para los TEA buscan reducir los síntomas que
interfieren con el funcionamiento diario y la calidad de vida. Los TEA afectan a
cada persona de distinta manera y esto significa que las personas con TEA tienen
fortalezas y desafíos únicos, y distintas necesidades de tratamiento. Por lo
general, múltiples profesionales participan en los planes de tratamiento y estos se
adaptan a cada persona.

El tratamiento del Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un enfoque


multidisciplinario que busca abordar las áreas afectadas por el trastorno y mejorar
la calidad de vida de las personas con TEA.
Se presentan algunas intervenciones comunes utilizadas en el tratamiento
del TEA:

Intervención conductual: Las terapias conductuales, como la Terapia de


Comportamiento Aplicada (ABA, por sus siglas en inglés), se utilizan ampliamente
en el tratamiento del TEA. Estas terapias se centran en el desarrollo de
habilidades sociales, comunicativas y de comportamiento, y se basan en principios
de reforzamiento positivo y moldeamiento conductual.

Terapia del habla y el lenguaje: La terapia del habla y el lenguaje se utiliza para
mejorar las habilidades de comunicación y el desarrollo del lenguaje en personas
con TEA. Esto puede incluir el trabajo en la mejora de la articulación, el
vocabulario, la comprensión verbal y la comunicación no verbal.

Terapia ocupacional: La terapia ocupacional se enfoca en ayudar a las personas


con TEA a desarrollar habilidades prácticas y funcionales para la vida diaria. Esto
puede incluir habilidades motoras finas y gruesas, habilidades de autocuidado,
coordinación y adaptación sensorial.

Intervención educativa: La educación especializada y adaptada es fundamental en


el tratamiento del TEA. Las estrategias educativas se centran en proporcionar un
entorno de aprendizaje estructurado, adaptado a las necesidades individuales del
niño, y en fomentar el desarrollo de habilidades académicas, sociales y de
comunicación.

Apoyo psicológico y emocional: Las personas con TEA pueden enfrentar desafíos
emocionales y de salud mental. El apoyo psicológico y emocional, tanto para la
persona con TEA como para su familia, puede ser beneficioso. Esto puede incluir
terapia individual, terapia familiar y grupos de apoyo.

Es importante destacar que el tratamiento del TEA debe ser individualizado y


adaptado a las necesidades específicas de cada persona. Además, el apoyo y la
intervención temprana suelen ser fundamentales para maximizar los resultados.
Factores de Riesgo

No existe una única causa de los TEA. Se han identificado muchos factores que
podrían aumentar las probabilidades de que un niño tenga un TEA, como factores
ambientales, biológicos y genéticos.

Aunque sabemos poco sobre las causas específicas, la evidencia disponible indica
que lo siguiente podría poner a los niños en mayor riesgo de presentar un TEA:

 Tener un hermano o hermana con TEA


 Tener ciertas afecciones genéticas o cromosómicas, como síndrome del
cromosoma X frágil o esclerosis tuberosa
 Haber tenido complicaciones al nacer
 Haber nacido de padres mayores

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un trastorno complejo y su causa


exacta aún no se conoce completamente. Sin embargo, se ha identificado una
serie de factores de riesgo que pueden estar asociados con un mayor riesgo de
desarrollar TEA.

Estos factores de riesgo incluyen:

Genética: Se ha observado que el TEA tiende a presentarse en familias y existe


una base genética en su desarrollo. Los estudios han identificado varios genes
que pueden estar involucrados en el TEA, aunque la genética no es la única causa
y los factores ambientales también desempeñan un papel.

Edad avanzada de los padres: Tener padres de edad avanzada, tanto la madre
como el padre, se ha asociado con un mayor riesgo de TEA. Se cree que esto
puede deberse a cambios genéticos acumulativos en los óvulos y
espermatozoides a medida que las personas envejecen.

Exposición prenatal: Algunos estudios han sugerido que ciertas exposiciones


durante el embarazo pueden aumentar el riesgo de TEA. Estos factores incluyen
infecciones maternas durante el embarazo, consumo de alcohol o drogas,
exposición a toxinas ambientales y deficiencias nutricionales.

Complicaciones durante el parto: Algunas complicaciones durante el parto, como


asfixia durante el nacimiento o parto prematuro, se han asociado con un mayor
riesgo de TEA. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la gran mayoría
de los niños que experimentan estas complicaciones no desarrollan TEA.

Factores ambientales: Aunque los factores genéticos desempeñan un papel


importante, los estudios también sugieren que los factores ambientales pueden
contribuir al desarrollo del TEA. Estos factores incluyen la exposición a
contaminantes ambientales, como metales pesados o productos químicos, y
factores socioeconómicos, como el estrés y la falta de acceso a servicios
adecuados. (Pearson, 2022)

Es importante destacar que estos factores de riesgo no son determinantes y no


garantizan el desarrollo del TEA. Muchas personas con TEA no tienen ninguno de
estos factores de riesgo identificables. Además, la interacción compleja entre
múltiples factores genéticos y ambientales hace que sea difícil predecir con
precisión quién desarrollará TEA.

Con qué frecuencia se presentan los TEA

La Red de Vigilancia del Autismo y las Discapacidades del Desarrollo (ADDM, por
sus siglas en inglés) de los CDC ha estado estimando la cantidad de niños de 8
años con TEA en los Estados Unidos desde el 2000.

Los TEA se presentan en todos los grupos raciales, étnicos y socioeconómicos.


Son más de 4 veces más comunes en los niños varones que en las niñas.

Acciones notables en la educación

Según la última actualización del DSM, que coincide con el DSM-V (2015). Las
características diagnósticas esenciales del TCEA son: la presencia de un
desarrollo marcadamente anormal o deficiente de la interacción y comunicación
sociales y un repertorio sumamente restringido de actividades de interés. Las
manifestaciones de este trastorno varían mucho en función del nivel de desarrollo
y la edad cronológica del sujeto.

Entre las características que conciernen a la interacción y comunicación


sociales, se concretan las siguientes:

- Deficiencias de la interacción social son importantes y duraderas.

- Incapacidad para desarrollar relaciones con coetáneos apropiados al nivel de

desarrollo incapacidad que puede adoptar diferentes formas a diferentes edades.

- Notable afectación de la práctica de comportamientos no verbales múltiples,

como son el contacto ocular, expresión facial, posturas y gestos corporales, en

orden a regular la interacción y comunicación sociales.

- Falta de reciprocidad social o emocional.

- Alteración de la comunicación, que afecta tanto las habilidades verbales como


las no verbales. Puede producirse un retraso del desarrollo del lenguaje hablado o

incluso su ausencia total.

- En el desarrollo del habla, el volumen, la entonación, la velocidad, el ritmo o la


acentuación pueden ser anormales.

- Estructuras gramaticales inmaduras e incluir un uso estereotipado y repetitivo del

lenguaje o un lenguaje metafórico.

- Alteración de la comprensión del lenguaje merced a la incapacidad para

comprender preguntas, instrucciones o bromas simples.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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partir del análisis de la investigación internacional. Revista de Educación
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Investigaciones recientes sobre el autismo. Valencia: PSYLICOM Distribuciones


Editoriales. American Psychiatric Association. (2014). Manual diagnóstico y
estadístico de los trastornos mentales DSM-5 (5ª ed.). Madrid: Editorial
Médica Panamericana.

Artigas-Pallares, J. e Isabel, P. (2012). El autismo 70 años después de Leo Kanner


Y Hans Asperger. Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría.
http://www.revistaaen.es/index.php/aen/article/view/16534/16374 Autismo
Diario. (14 de abril de 2012).

Manual de La Teoría de la Mente para niños con autismo.


https://autismodiario.org/2012/04/14/manual-de-la-teoria-de-lamente-para-
ninos-con-autismo/ Booth, T., & Ainscow, M. (2011). Index fot Inclusion:
participation and developing learning in schools. Bristol.

Pérez Rivero, Paula Fernanda & Martínez Garrido, Lía Margarita (2015).
Inteligencia fluida y cristalizada en el autismo de alto funcionamiento y el
síndrome de Asperger. Avances en Psicología Latinoamericana, 33(2), 347-
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Lord C, Risi S, DiLavore PS, Shulman C, Thurm A, Pickles A. Autism from 2 to 9


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