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Trastorno del espectro autista

 NOMBRE:
Dsm5: Trastorno del Espectro Autista
CIE10: Síndromes Psiquiátricos Clínicos. Les corresponde el Código F84 que se refiere a los
Trastornos Generalizados del Desarrollo (TGD).
Los signos se observan en la primera infancia. Describían que puede haber algún grado de
alteración cognitiva, aunque no es habitual. Se incluye dentro de TGD:
-Autismo Infantil (F84.0)
-Autismo atípico (F84.1)
-Síndrome de Rett (F84.2)
-Otro trastorno desintegrativo de la infancia (F84.3)
-Trastorno hipercinético con retraso mental y movimientos estereotipados (F84.4)
-Síndrome de Asperger (F84.5)

 DESCRIPCIÓN DEL TRASTORNO


Los trastornos del espectro autista (TEA) son una discapacidad del desarrollo que puede
provocar problemas sociales, comunicacionales y conductuales significativos. A menudo,
no hay indicios en el aspecto de las personas con TEA que los diferencien de otras
personas, pero es posible que quienes tienen un TEA se comuniquen, interactúen, se
comporten y aprendan de maneras distintas a otras personas.
Las destrezas de aprendizaje, pensamiento y resolución de problemas de las personas con
TEA pueden variar; hay desde personas con muy altos niveles de capacidad (dotadas, o
gifted en inglés) y personas que tienen muchas dificultades. Algunas necesitan mucha
ayuda en la vida diaria, mientras que otras necesitan menos.
Actualmente, el diagnóstico de TEA incluye muchas afecciones que solían diagnosticarse
por separado e incluyen el trastorno autista, el trastorno generalizado del desarrollo no
especificado de otra manera (PDD-NOS, por sus siglas en inglés) y el síndrome de
Asperger. Hoy en día, a todas estas afecciones se las denomina trastornos del espectro
autista.
 CARACTERISTICAS DEL TRASTORNO
Dsm5: A. Deficiencias persistentes en la comunicación social y en la interacción social en
diversos contextos, manifestado por lo siguiente, actualmente o por los antecedentes (los
ejemplos son ilustrativos pero no exhaustivos):
Las deficiencias en la reciprocidad socioemocional varían, por ejemplo, desde un
acercamiento social anormal y fracaso de la conversación normal en ambos sentidos
pasando por la disminución en intereses, emociones o afectos compartidos hasta el
fracaso en iniciar o responder a interacciones sociales.
Las deficiencias en las conductas comunicativas no verbales utilizadas en la interacción
social, varían, por ejemplo, desde una comunicación verbal y no verbal poco integrada
pasando por anomalías del contacto visual y del lenguaje corporal o deficiencias de la
comprensión y el uso de gestos, hasta una falta total de expresión facial y de
comunicación no verbal.
Las deficiencias en el desarrollo, mantenimiento y comprensión de las relaciones, varían,
por ejemplo, desde dificultades para ajustar el comportamiento en diversos contextos
sociales pasando por dificultades para compartir juegos imaginativos o para hacer amigos,
hasta la ausencia de interés por otras personas.
B. Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades, que se
manifiestan en dos o más de los siguientes puntos, actualmente o por los antecedentes
(los ejemplos son ilustrativos pero no exhaustivos):
Movimientos, utilización de objetos o habla estereotipados o repetitivos (p. ej.,
estereotipias motoras simples, alineación de los juguetes o cambio de lugar de los objetos,
ecolalia, frases idiosincrásicas).
Insistencia en la monotonía, excesiva inflexibilidad de rutinas o patrones ritualizados de
comportamiento verbal o no verbal (p. ej., gran angustia frente a cambios pequeños,
dificultades con las transiciones, patrones de pensamiento rígidos, rituales de saludo,
necesidad de tomar el mismo camino o de comer los mismos alimentos cada día).
Intereses muy restringidos y fijos que son anormales en cuanto a su intensidad o foco de
interés (p. ej., fuerte apego o preocupación por objetos inusuales, intereses
excesivamente circunscritos o perseverantes).
Hiper- o hiporeactividad a los estímulos sensoriales o interés inhabitual por aspectos
sensoriales del entorno (p. ej., indiferencia aparente al dolor/temperatura, respuesta
adversa a sonidos o texturas específicos, olfateo o palpación excesiva de objetos,
fascinación visual por las luces o el movimiento).
C. Los síntomas han de estar presentes en las primeras fases del período de desarrollo
(pero pueden no manifestarse totalmente hasta que la demanda social supera las
capacidades limitadas, o pueden estar enmascarados por estrategias aprendidas en fases
posteriores de la vida).
D. Los síntomas causan un deterioro clínicamente significativo en lo social, laboral u otras
áreas importantes del funcionamiento habitual.
E. Estas alteraciones no se explican mejor por la discapacidad intelectual (trastorno del
desarrollo intelectual) o por el retraso global del desarrollo. La discapacidad intelectual y
el trastorno del espectro del autismo con frecuencia coinciden; para hacer diagnósticos de
comorbilidades de un trastorno del espectro del autismo y discapacidad intelectual, la
comunicación social ha de estar por debajo de lo previsto para el nivel general de
desarrollo.
CIE10: Grupo de trastornos caracterizados por alteraciones cualitativas características
de la interacción social, de las formas de comunicación y por un repertorio repetitivo,
estereotipado y restrictivo de intereses y actividades. Estas anomalías cualitativas son
una característica generalizada del comportamiento del individuo en todas las
situaciones, aunque su grado puede variar. En la mayoría de los casos el desarrollo es
anormal desde la primera infancia y sólo en contadas excepciones, las anomalías se
manifiestan por primera vez después de los cinco años de edad. Es habitual, aunque no
constante, que haya algún grado de alteración cognoscitiva general, aunque estos
trastornos están definidos por la desviación del comportamiento en relación a la edad
mental del niño (retrasado o no).
 TIPOS
Actualmente, el autismo no se considera un diagnóstico único sino un conjunto de
trastornos que tienen en común un cierto grado de alteración en tres áreas: déficit de
interacción social, problemas de comunicación y un repertorio anormalmente restringido
de comportamientos e intereses.
Autismo: Es un trastorno que habitualmente comienza durante los 3 primeros años de
vida, siendo los padres los primeros que comienzan a identificar en su hijo
comportamientos diferentes a los niños de su edad. Algunos de estos síntomas extraños
son: nula o muy escasa comunicación verbal, el niño es muy poco sociable y solitario o no
mostrar interés en identificar objetos o llamar la atención de los padres.
Síndrome de Rett: La característica diferencial de este tipo de autismo es que se presenta
casi con exclusividad en niñas y tiene carácter regresivo. Las personas afectadas
comienzan a sufrir un proceso degenerativo y progresivo del sistema nervioso que se
manifiesta en forma de alteraciones en la comunicación, la cognición y la motricidad
(tanto fina como gruesa) alrededor de los 2 años. Estas niñas tienen un desarrollo
psicomotor normal, al menos en apariencia, hasta entonces. De cualquier modo, diversos
estudios demuestran que, incluso en el periodo asintómático, se produce una reducción
del tono muscular (hipotonia).
Síndrome de Asperger: Es el tipo de autismo más difícil y, en ocasiones, tardío de
diagnosticar porque las personas afectadas no tienen ningún tipo de discapacidad
intelectual ni rasgo físico que lo identifique. El déficit se encuentra por lo tanto en el
campo de las habilidades sociales y el comportamiento, siendo lo suficientemente
importante como para comprometer seriamente su desarrollo e integración social y
laboral. Problemas de interacción social, falta de empatía, poca coordinación psicomotriz,
no entender las ironías ni el doble sentido del lenguaje y la obsesión con ciertos temas,
son algunas de las características más habituales en el Asperger.
Trastorno desintegrado infantil o síndrome de Heller: Suele aparecer sobre los 2 años,
aunque en ocasiones no se hace evidente hasta pasados los 10. Coincide con los otros
tipos de autismo en afectar a las mismas áreas (lenguaje, función social y motricidad), pero
se diferencia en su carácter regresivo y repentino, hasta el punto de que en ocasiones el
mismo niño se da cuenta del problema, mostrando su preocupación a los padres.
Trastorno generalizado del desarrollo no especificado: Es una etiqueta diagnóstica que se
utiliza en aquellos casos en que los síntomas clínicos son demasiado heterogéneos como
para ser incluidos en alguno de los otros tipos. También se presentan trastornos de
reciprocidad social, problemas severos de comunicación y la existencia de intereses y
actividades peculiares, restringidas y estereotipadas.
 SINTOMAS DE AUTISMO
Los TEA comienzan antes de los 3 años de edad y duran toda la vida de la persona; no
obstante, los síntomas pueden mejorar con el tiempo. Algunos niños con TEA muestran
indicios de problemas futuros en los primeros meses de vida. En otros casos, es posible
que los síntomas no se manifiesten hasta los 24 meses o incluso después. Algunos niños
con un TEA parecen desarrollarse normalmente hasta los 18 a 24 meses de edad y
después dejan de adquirir destrezas nuevas o pierden las que tenían antes. Los estudios
realizados han mostrado que entre un tercio y la mitad de los padres de niños con TEA
observaron un problema antes del primer año de vida de sus hijos y entre el 80 % y 90 %
de los padres detectaron problemas antes de los 24 meses.
Es importante destacar que algunas personas que no tienen un TEA también pueden
presentar algunos de los síntomas. Pero, en el caso de las personas con TEA, los problemas
hacen que la vida sea muy difícil.
Posibles “signos de alarma”
Las personas con un TEA pueden presentar las siguientes características:
No responder a su nombre para cuando tienen 12 meses de edad.
No señalar los objetos para demostrar su interés (no señalar un avión que pasa volando)
para cuando tienen 14 meses de edad.
No jugar juegos de simulación (jugar “a darle de comer” a un muñeco) para cuando llegan
a los 18 meses de edad.
Evitar el contacto visual y querer estar solos.
Tener dificultades para comprender los sentimientos de otras personas y para hablar de
sus propios sentimientos.
Presentar retrasos en las destrezas del habla y el lenguaje.
Repetir palabras o frases una y otra vez (ecolalia).
Dar respuestas no relacionadas con las preguntas que se les hace.
Irritarse con los cambios pequeños.
Tener intereses obsesivos.
Aletear las manos, mecerse o girar en círculos.
Tener reacciones poco habituales al sonido, el olor, el gusto, el aspecto, el tacto o el
sonido de las cosas.
Destrezas sociales
Los problemas sociales son uno de los síntomas más comunes de todos los tipos de TEA.
Los problemas sociales de las personas con un TEA no son simplemente “dificultades”
sociales, como ser tímidos. Son dificultades sociales que pueden generar problemas graves
en la vida diaria. Algunos ejemplos de los problemas sociales relacionados con los TEA son
los siguientes:
No responder al nombre para cuando tienen 12 meses de edad.
Evitar el contacto visual.
Preferir jugar solos.
No compartir intereses con los demás.
Interactuar únicamente para llegar a una meta deseada.
Tener expresiones faciales apáticas o inadecuadas.
No comprender los límites del espacio personal.
Evitar o resistirse al contacto físico.
No sentir el consuelo que le dan otras personas cuando están angustiados.
Tener dificultades para comprender los sentimientos de otras personas y para hablar de
sus propios sentimientos.
Comunicación
Cada persona con TEA tiene distintas destrezas de comunicación. Algunas personas
pueden hablar bien. Otras no pueden hablar en absoluto o hablan muy poco. Cerca del 40
% de los niños con un TEA no hablan nada. Entre el 25 % y el 30 % de los niños con TEA
dicen algunas palabras entre los 12 y 18 meses de edad y después dejan de hacerlo.1
Otros pueden hablar pero no hasta entrada la niñez. Algunos ejemplos de problemas de
comunicación relacionados con los TEA incluyen los siguientes:
Presentar un retraso en las destrezas del habla y el lenguaje.
Repetir palabras o frases una y otra vez (ecolalia).
Invertir los pronombres (p. ej., decir “tú” en lugar de “yo”).
Dar respuestas no relacionadas con las preguntas que se les hace.
No señalar ni responder cuando se les señala algo.
Usar pocos o ningún gesto (p. ej., no decir adiós con la mano).
Hablar con un tono monótono, robótico o cantado.
No jugar juegos de simulación (p. ej., no jugar “a darle de comer” al muñeco).
No comprender los chistes, el sarcasmo ni las bromas.
Intereses y comportamientos poco habituales
Muchas personas con TEA tienen intereses o comportamientos poco habituales. Algunos
ejemplos de intereses y comportamientos poco habituales relacionados con los TEA
incluyen los siguientes:
Formar líneas con juguetes u otros objetos.
Jugar con los juguetes de la misma forma todas las veces.
Mostrar interés por partes de los objetos (p. ej., las ruedas).
Ser muy organizados.
Irritarse con los cambios pequeños.
Tener intereses obsesivos.
Tener que seguir determinadas rutinas.
Aletear las manos, mecerse o girar en círculos.
Otros síntomas
Algunas personas con TEA tienen otros síntomas. Estos pueden incluir los siguientes:
Hiperactividad (exceso de actividad)
Impulsividad (actuar sin pensar)
Corta capacidad de concentración
Agresión
Autolesionarse
Berrinches
Hábitos de alimentación y sueño poco habituales
Estado de ánimo o reacciones emocionales poco habituales
Falta de miedo o más miedo de lo esperado
Reacciones poco habituales al sonido, el olor, el gusto, el aspecto o el tacto de las cosas
 DESARROLLO
Los niños con TEA se desarrollan a ritmos distintos en áreas diferentes. Es posible que
muestren un retraso en las destrezas del lenguaje, sociales y del aprendizaje, mientras que
sus destrezas para caminar y trasladarse sean prácticamente iguales a las de otros niños
de su edad. Es posible que sean muy buenos para armar rompecabezas o resolver
problemas de computadora pero que tengan dificultades con actividades sociales tales
como hablar o hacerse amigos. Los niños con un TEA también podrían aprender una
destreza difícil antes de aprender una más sencilla. Por ejemplo, es posible que un niño lea
palabras largas pero que no pueda decir qué sonido tiene la letra “b”. Los niños se
desarrollan a su propio ritmo, de modo que puede ser difícil predecir exactamente cuándo
aprenderán una destreza en particular. Pero existen indicadores del desarrollo específicos
para cada edad que se utilizan para medir el progreso social y emocional de un niño
durante los primeros años de vida.
 PAUTAS PARA EL DIAGNOSTICO
A continuación se exponen los criterios diagnósticos que la CIE 10 considera que han de
cumplirse para diagnosticar de Autismo, o bien de otros trastornos relacionados con éste.
Autismo
Presencia de un desarrollo anormal o alterado desde antes de los tres años de edad.
Deben estar presentes en al menos una de las siguientes áreas:
Lenguaje receptivo o expresivo utilizado para la comunicación social.
Desarrollo de lazos sociales selectivos o interacción social recíproca.
Juego y manejo de símbolos en el mismo.
Deben estar presentes al menos seis síntomas de (1), (2) y (3), incluyendo al menos dos de
(1) y al menos uno de (2) y otro de (3):
Alteración cualitativa de la interacción social recíproca. El diagnóstico requiere la
presencia de anomalías demostrables en por lo menos tres de las siguientes áreas:
Fracaso en la utilización adecuada del contacto visual, de la expresión facial, de la postura
corporal y de los gestos para la interacción social.
Fracaso del desarrollo (adecuado a la edad mental y a pesar de las ocasiones para ello) de
relaciones con otros niños que impliquen compartir intereses, actividades y emociones.
Ausencia de reciprocidad socio-emocional, puesta de manifiesto por una respuesta
alterada o anormal hacia las emociones de las otras personas, o falta de modulación del
comportamiento en respuesta al contexto social o débil integración de los
comportamientos social, emocional y comunicativo.
Ausencia de interés en compartir las alegrías, los intereses o los logros con otros
individuos (por ejemplo, la falta de interés en señalar, mostrar u ofrecer a otras personas
objetos que despierten el interés del niño).
Alteración cualitativa en la comunicación. El diagnóstico requiere la presencia de
anomalías demostrables en, por lo menos, una de las siguientes cinco áreas:
Retraso o ausencia total de desarrollo del lenguaje hablado que no se acompaña de
intentos de compensación mediante el recurso a gestos alternativos para comunicarse (a
menudo precedido por la falta de balbuceo comunicativo).
Fracaso relativo para iniciar o mantener la conversación, proceso que implica el
intercambio recíproco de respuestas con el interlocutor (cualquiera que sea el nivel de
competencia en la utilización del lenguaje alcanzado).
Uso estereotipado y repetitivo del lenguaje o uso idiosincrásico de palabras o frases.
Ausencia de juegos de simulación espontáneos o ausencia de juego social imitativo en
edades más tempranas.
Presencia de formas restrictivas, repetitivas y estereotipadas del comportamiento, los
intereses y la actividad en general. Para el diagnóstico se requiere la presencia de
anormalidades demostrables en, al menos, una de las siguientes seis áreas:
Dedicación apasionada a uno o más comportamientos estereotipados que son anormales
en su contenido. En ocasiones, el comportamiento no es anormal en sí, pero sí lo es la
intensidad y el carácter restrictivo con que se produce.
Adherencia de apariencia compulsiva a rutinas o rituales específicos carentes de propósito
aparente.
Manierismos motores estereotipados y repetitivos con palmadas o retorcimientos de las
manos o dedos, o movimientos completos de todo el cuerpo.
Preocupación por partes aisladas de los objetos o por los elementos ajenos a las funciones
propias de los objetos (tales como su olor, el tacto de su superficie o el ruido o la vibración
que producen).
El cuadro clínico no puede atribuirse a las otras variedades de trastorno generalizado del
desarrollo, a trastorno específico del desarrollo de la comprensión del lenguaje (F80.2) con
problemas socio-emocionales secundarios, a trastorno reactivo de la vinculación en la
infancia (F94.1) tipo desinhibido (F94.2), a retraso mental (F70–72) acompañados de
trastornos de las emociones y del comportamiento, a esquizofrenia (F20) de comienzo
excepcionalmente precoz ni a síndrome de Rett (F84.2).
Autismo atípico
Presencia de un desarrollo anormal o alterado aparecido a los tres o después de los tres
años de edad (el criterio es como el del autismo a excepción de la edad de comienzo).
Alteraciones cualitativas en la interacción social recíproca o alteraciones cualitativas en la
comunicación o formas de comportamiento, intereses o actividades restrictivas,
repetitivas y estereotipadas (el criterio es como para el autismo a excepción de que no es
necesario satisfacer los criterios en términos del número de áreas de anormalidad).
No se llega a satisfacer los criterios diagnósticos de autismo (F84.0).
El autismo puede ser atípico tanto en la edad de comienzo (F84.11) como por sus
manifestaciones clínicas (F84.12). Un quinto dígito permite diferenciarlos con fines de
investigación. Los síndromes que no puedan incluirse en uno de ellos se codificarán como
F84.12.
Atipicidad en la edad de comienzo
No se satisface el criterio A del autismo (F84.0). Esto es, la anomalía del desarrollo se
manifiesta sólo a los tres años de edad o con posterioridad.
Se satisfacen los criterios B y C del autismo (F84.0).
Atipicidad sintomática
Satisface el criterio A del autismo (es decir, anomalía del desarrollo de comienzo antes de
los tres años de edad).
Alteraciones cualitativas en las interacciones sociales que implican reciprocidad, o en la
comunicación, o bien formas de comportamiento, intereses y actividades restringidas,
repetitivas y estereotipadas. Los criterios son similares a los del autismo excepto en que
no hacen referencia a número determinado de áreas afectadas por la anormalidad.
Se satisface el criterio C del autismo.
No se satisface el criterio B del autismo (F84.0).
Atipicidad tanto en edad de comienzo como sintomática
No se satisface el criterio A del autismo. La anomalía del desarrollo se manifiesta sólo a los
tres años de edad o con posterioridad.
Alteraciones cualitativas de las interacciones que implican reciprocidad o de la
comunicación, intereses y actividades restringidas, repetitivas y estereotipadas. Los
criterios son similares a los del autismo excepto en que no hacen referencia a un número
determinado de áreas afectadas por la anormalidad.
Se satisface el criterio C del autismo.
No se satisface el criterio B del autismo (F84.0)
Síndrome de Rett
Normalidad aparente durante los períodos prenatal y perinatal, desarrollo psicomotor
aparentemente normal durante los primeros cinco meses de edad y perímetro cefálico
normal en el momento del parto.
Desaceleración del crecimiento cefálico entre los cinco meses y los cuatro años de edad
junto a una pérdida de las capacidades motrices manuales previamente adquiridas entre
los seis y los treinta meses de edad. Esto se acompaña de una alteración de la
comunicación y de las relaciones sociales y de la aparición de marcha inestable y
pobremente coordinada o movimientos del tronco.
Grave alteración del lenguaje expresivo y receptivo, junto a retraso psicomotor grave.
Movimientos estereotipados de las manos (como de retorcérselas o lavárselas) que
aparecen al tiempo o son posteriores a la pérdida de los movimientos intencionales.
Otro trastorno desintegrativo de la infancia
Desarrollo aparentemente normal hasta al menos los dos años de edad. Se requiere para
el diagnóstico la presencia de una capacidad normal para la comunicación, para las
relaciones sociales y el juego, y para los comportamientos adaptativos hasta al menos los
dos años de edad.
Al comenzar el trastorno se produce una clara pérdida de capacidades previamente
adquiridas. Se requiere para el diagnóstico una pérdida clínicamente significativa de
capacidades (y no sólo un fracaso puntual en ciertas situaciones) en al menos dos de las
siguientes áreas:
Lenguaje expresivo o receptivo.
Juego.
Rendimientos sociales o comportamientos adaptativos.
Control de esfínteres.
Rendimientos motores.
Comportamiento social cualitativamente anormal. El diagnóstico requiere la presencia
demostrable de alteraciones en dos de los siguientes grupos:
Alteraciones cualitativas en las relaciones sociales recíprocas (del estilo de las del
autismo).
Alteración cualitativa de la comunicación (del estilo del autismo).
Patrones restringidos de comportamiento, intereses y actividades repetitivas y
estereotipadas, entre ellas, estereotipias motrices y manierismos.
Pérdida global de interés por los objetos y por el entorno en general.
El trastorno no se puede atribuir a otros tipos de trastornos generalizados del desarrollo, a
epilepsia adquirida con afasia (F80.6), a mutismo selectivo (F94.0), a esquizofrenia
(F20.F29), ni a síndrome de Rett (F84.2).
 DIAGNOSTICO
El diagnóstico de trastornos del espectro autista se realiza en forma clínica sobre la base
de los criterios del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, quinta edición
(DSM-5), y requiere evidencia de alteraciones de la interacción y la comunicación social y
la presencia de ≥ 2 conductas o intereses restringidos, estereotipados, repetitivos (como
ya se describió en la sección Signos y síntomas ). A pesar de que las manifestaciones de los
trastornos del espectro autista pueden variar significativamente en su alcance y gravedad,
las clasificaciones anteriores, como el síndrome de Asperger, el trastorno de
desintegración infantil y el trastorno generalizado del desarrollo están englobados bajo el
término trastornos del espectro autista y ya no se distinguen.
 TEST AUTISMO
1. Escala de Observación para el Diagnóstico del Autismo (ADOS) Una de las pruebas de
referencia y más conocidas en el diagnóstico del autismo, se trata de una escala elaborado
con el propósito de evaluar las capacidades comunicativas, interacción social y el juego y
uso de materiales y que ofrece puntos de corte. Consta de cuatro módulos de los cuales
solo se aplica el que resulta adecuado al sujeto en cuestión por rango de edad y nivel
comunicativo. Se requiere una edad mental mínima de dos años de edad y permite
evaluar al menor en base a su ejecución. En la actualidad pueden encontrarse ediciones
más avanzadas como el ADOS 2. Puede evaluar a niños y adultos.
2. Entrevista para el Diagnóstico del Autismo (ADI) El ADI y su revisión (ADI-R) son
entrevistas clínicas pensadas para realizar una evaluación exhaustiva respecto a un posible
caso de autismo. Consta de alrededor de 93 preguntas (en la versión ADI-R) las cuales
exploran lenguaje, interacción social recíproca y conductas/intereses restringidos. Se
focaliza en las conductas típicas del sujeto con autismo que raramente aparecen en
personas sin esta afectación. La puntuación puede codificarse y posteriormente se
interpreta con algoritmos, no poseyendo baremos comparativos.
3. Sistema de Evaluación de la Conducta Adaptativa (ABAS) Instrumento que evalúa la
conducta adaptativa desde el nacimiento hasta los 89 años. Evalúa las áreas de
comunicación, utilización de recursos comunitarios, habilidades académicas funcionales,
vida en el hogar, vida en la escuela, salud y seguridad, ocio, autocuidado, autodirección,
social, motora y empleo.
4. Cociente de Espectro Autista (AQ) Se trata de un cuestionario de Baron-Cohen de 50
preguntas que está pensado para que responda el propio sujeto, y que se basa en evaluar
el grado de acuerdo (entre acuerdo total y desacuerdo total, existiendo un total de cuatro
posibles respuestas) con cada una de las diferentes preguntas. En este sentido podemos
encontrar versiones específicas para diferentes perfiles, como el Cociente de Espectro
Autista para Niños (AQC), Cociente de Espectro Autista para Adolescentes (AQA) y
Cociente de Espectro Autista Abreviado (AQS).
5. Cuestionario de Comunicación Social (SCQ)
Este cuestionario de rápida aplicación debe ser respondida por los cuidadores del sujeto,
constando de un total de 40 ítems entre los que se evalúan problemas de interacción,
problemas de comunicación y conductas restringidas y estereotipadas. Tiene una forma A
que evalúa toda la vida del sujeto y una forma B para valorar la situación de los últimos
tres meses. Dependiendo del resultado puede ser recomendable acudir a otro test más
completo como el ADOS o el ADI.
6. Cuestionario de Cribaje para el Espectro Autista (ASSQ) Este cuestionario está pensado
para niños de entre siete y dieciséis años de edad, constando de un total de 27 preguntas
a responder con Si/No/Algo/A veces. Se trata más bien de un screening, y tiende a
centrarse más en el antiguo Asperger (que ahora forma parte del trastorno del espectro
autista). Lo deben completar padres y docentes y permite identificar diferentes rasgos
predominantes en menores con problemas de interacción social y comportamiento.
Actualmente existe la versión revisada extendida (ASSQ-REV), más completa.
7. Cuestionario de Autismo en la Infancia Modificado (M-CHAT) Test de screening a
responder por los padres del menor. Si este falla en más de tres ítems deberá realizarse
una exploración más detallada para valorar la presencia de TEA. Pensado para evaluar a
menores de alrededor de dos años de edad, en base a preguntas a responder con Sí o No.
8. Inventario de Espectro Autista (IDEA) Inventario generado con el propósito de evaluar
una docena de características propias de personas con autismo y otros trastornos del
neurodesarrollo. Más que en la detección, se centra en la evaluación de la gravedad del
estado del paciente. Permite identificar la gravedad de los rasgos autistas, así como
generar pautas de tratamiento y probar los cambios que dichos tratamientos generan.
9. Cuestionario del Bebé y Niño Pequeño (CSBS DP) Se trata de una escala que valora la
presencia de diferentes predictores del lenguaje y la comunicación social. Pensado para
pasarlo entre los seis meses y los dos años. Debe ser cumplimentado por un padre,
cuidador o persona en contacto frecuente con el menor.
10. Test Infantil del Síndrome de Asperger (CAST) Cuestionario de 37 preguntas que
permite detectar de manera temprana características propias de los niños con Asperger.
Es pasada por los padres de niños de entre cuatro y once años de edad.
 ETIOLOGÍA
En la mayoría de los casos de trastornos del espectro autista, se desconoce la causa
específica. Sin embargo, ha habido algunos casos asociados con síndrome de rubéola
congénita , enfermedad por inclusiones citomegálicas , fenilcetonuria , complejo de
esclerosis tuberosa o síndrome del cromosoma X frágil .
Se han encontrado variaciones genéticas en más de 1000 genes, las cuales incluyen
aneuploidías, variaciones en el número de copias (Copy Number Variations o CNV),
inserciones, deleciones y variaciones de un solo nucleótido (Single Nucleotide Variations o
SNV). Los siguientes son algunos genes con los que se ha podido establecer una relación
causal:16
CHD8 (del inglés Chromodomain-helicase DNA-binding protein 8): localizado en el
cromosoma 14, codifica una proteína de unión a DNA conocida como helicasa de
cromodominio. El CHD8 es dependiente de ATP y remodela la estructura de la cormatina
al alterar la posición de los nucleosomas, por lo que funciona como un represor
transcripcional, particularmente de genes regulados por beta-catenina. Mutaciones
inactivadoras o de pérdida de función del gen CHD8 se han asociado a un subtipo
específico de TEA, cuyo fenotipo incluye con frecuencia macrocefalia.17
ADNP (del inglés, Activity-dependent neuroprotector homeobox): es un gen localizado en
el cromosoma 20, el cual codifica una proteína involucrada en la remodelación de la
cromatina, la autofagia y la dinámica de los microtúbulos en los sitios de sinapsis y en
células gliales. Se encuentra regulado a la alta por el péptido intestinal vasoactivo. Se han
descrito mutaciones en el gen ADNP en 10 pacientes con TEA, que además presentan, con
frecuencia, hipotonía y dismorfismo cerebral.18
TBR1 (del inglés T-box brain 1): es un gen localizado en el cromosoma 2, el cual codifica
una proteína que funciona como factor de transcripción. Se expresa en neuronas de
proyección postmitótica del bulbo olfatorio y de la corteza cerebral. Es esencial en la
diferenciación de la célula estaminal neuronal y la corteza cerebral. Las alteraciones de
este gen se han asociado a enfermedad de Alzheimer y Parkinson. El gen de
susceptibilidad a autismo AUTS2 está regulado por TBR1.19,20,21
Los trastornos del espectro autista no tienen una única causa conocida. Considerando la
complejidad del trastorno y el hecho de que los síntomas y la gravedad varían,
probablemente haya muchas causas. La genética y el medio ambiente pueden influir.
 Factores ambientales. Actualmente, los investigadores estudian si factores, como las
infecciones virales, los medicamentos, las complicaciones durante el embarazo o los
contaminantes del aire, desempeñan un papel en el desencadenamiento del trastorno del
espectro autista. No existe ningún vínculo entre las vacunas y los trastornos del espectro
autista Una de las controversias más importantes del trastorno del espectro autista reside
en si existe un vínculo entre este trastorno y algunas vacunas de la niñez. A pesar de la
vasta investigación, ningún estudio confiable ha demostrado que exista dicho vínculo
entre el trastorno del espectro autista y las vacunas. De hecho, el primer estudio que
comenzó el debate años atrás fue retirado debido a un diseño deficiente y métodos de
investigación cuestionables.
 FACTORES DE RIESGO
El sexo de tu hijo. Los niños tienen cuatro veces más probabilidades de padecer un
trastorno del espectro autista que las niñas.
Antecedentes familiares. Las familias con un niño con trastorno del espectro autista tienen
un mayor riesgo de tener otro hijo con este trastorno. También es frecuente que los
padres o familiares de un niño con trastorno del espectro autista tengan problemas
menores con las habilidades sociales y de comunicación, o ciertas conductas típicas de
este trastorno.
Otros trastornos. Los niños con ciertas afecciones tienen un riesgo mayor de lo normal de
presentar un trastorno del espectro autista o síntomas parecidos a los del autismo.
Algunos ejemplos son el síndrome del cromosoma X frágil, un trastorno hereditario que
causa problemas intelectuales; la esclerosis tuberosa, una enfermedad en la que se
forman tumores benignos en el cerebro; y el síndrome de Rett, una enfermedad genética
que se produce casi exclusivamente en las niñas y que provoca un crecimiento más lento
de la cabeza, incapacidad intelectual y pérdida del uso útil de la mano.
Bebés extremadamente prematuros. Los bebés que nacen antes de las 26 semanas de
gestación pueden tener un mayor riesgo de padecer un trastorno del espectro autista.
Edad de los padres. Puede haber una conexión entre los niños nacidos de padres mayores
y el trastorno del espectro autista, pero se necesita más investigación para establecer este
vínculo.
 COMPLICACIONES
Los problemas con las interacciones sociales, la comunicación y la conducta pueden dar
lugar a lo siguiente:
Problemas en la escuela y de aprendizaje
Problemas laborales
Incapacidad para vivir de forma independiente
Aislamiento social
Estrés en la familia
Victimización y ser objeto de intimidaciones
 PREVENCIÓN
No hay manera de prevenir el trastorno del espectro autista, pero hay opciones de
tratamiento. El diagnóstico e intervención tempranos son lo más útil, y pueden mejorar el
desarrollo del lenguaje, las habilidades y la conducta. Sin embargo, la intervención es útil a
cualquier edad. Si bien, en general, los niños no dejan de tener los síntomas del trastorno
del espectro autista cuando crecen, pueden aprender a desempeñarse adecuadamente.
 ¿A QUIENES AFECTA EL AUTISMO?
Los trastornos del espectro autista afectan a los niños de todas las razas y nacionalidades,
pero determinados factores aumentan el riesgo de padecerlos. Estos pueden ser: El sexo
de tu hijo. Los niños tienen cuatro veces más probabilidades de padecer un trastorno del
espectro autista que las niñas.
 TRATAMIENTO
En la actualidad no hay un tratamiento estándar para el trastorno del espectro autista
(ASD).
Pero hay muchas formas de ayudar a minimizar los síntomas y maximizar las capacidades.
Las personas con ASD tienen más probabilidad de utilizar todas sus capacidades y
habilidades si reciben terapias e intervenciones adecuadas.
Tipos de terapia para el ASD
Terapia de manejo de la conducta La terapia de manejo de la conducta trata de reforzar
las conductas deseadas y reducir las conductas no deseadas. También sugiere qué pueden
hacer los cuidadores antes, durante y después de los episodios de conductas
problemáticas.
Terapia cognitivo-conductual La terapia cognitivo-conductual se centra en la conexión
entre los pensamientos, los sentimientos y las conductas. Juntos, el terapeuta, la persona
con el trastorno del espectro autista (ASD, por sus siglas en inglés) y/o los padres fijan
metas específicas para el transcurso de la terapia. Durante las sesiones, la persona con
autismo aprende a identificar y modificar pensamientos que llevan a tener sentimientos o
comportamientos problemáticos en determinadas situaciones.
Intervención temprana Las intervenciones tempranas se realizan antes de la edad
preescolar, y pueden empezar ya a los 2 o 3 años de edad. En este período, el cerebro de
un niño pequeño todavía se está formando,7 lo que significa que es más “plástico” o
cambiable que cuando es más grande. Debido a esa plasticidad, los tratamientos tienen
más probabilidades de ser efectivos en el más largo plazo.6 Las intervenciones tempranas
no solo le dan al niño el mejor inicio posible, sino también la mejor probabilidad de
desarrollar todo su potencial. Cuanto antes el niño reciba ayuda, mayores serán sus
probabilidades de aprender y progresar. De hecho, pautas recientes sugieren comenzar la
intervención integrada en el desarrollo y la conducta en cuanto se diagnostica ASD o si hay
una sospecha seria.6
Terapias educativas y basadas en la escuela La ley IDEA garantiza que los niños
diagnosticados con ciertas discapacidades o afecciones, incluido el trastorno del espectro
autista (ASD, por sus siglas en inglés) reciban servicios y dispositivos educativos gratuitos
que los ayuden a aprender lo más posible.
Terapia para mejorar la atención conjunta Las investigaciones muestran que muchas
personas con autismo tienen dificultades con la atención conjunta, que es la capacidad de
compartir la concentración en un objeto o área con otra persona. Algunos ejemplos de
habilidades de atención conjunta son seguir la mirada de una persona o un dedo que
señala para mirar algo. La atención conjunta es importante para el aprendizaje de la
comunicación y el lenguaje. La terapia para mejorar la atención conjunta se centra en
mejorar habilidades específicas relacionadas con la atención compartida
Tratamiento con medicamentos En la actualidad no hay medicamentos que puedan curar
el trastorno del espectro autista (ASD, por sus siglas en inglés) o todos sus síntomas. Pero
algunos medicamentos pueden ayudar a tratar ciertos síntomas asociados con el ASD, en
especial determinadas conductas. Los profesionales de la salud con frecuencia usan
medicamentos para lidiar con una conducta específica, como por ejemplo, reducir las
lesiones autoinfligidas o la agresión.
Terapia nutricional Por diversas razones, los niños con trastorno del espectro autista (ASD,
por sus siglas en inglés) podrían no tener la nutrición que necesitan para un crecimiento y
desarrollo sanos.1,2,3,4 Algunos niños con autismo solo comen determinados alimentos
debido a cómo saben en su boca. En otras ocasiones, podrían evitar comer alimentos
debido a que los asocian con dolor o molestias estomacales. A algunos niños se les hace
llevar una dieta restringida con la esperanza de reducir los síntomas del autismo.
Terapia ocupacional La terapia ocupacional ayuda a las personas con trastorno del
espectro autista (ASD, por sus siglas en inglés) a realizar las tareas cotidianas al encontrar
formas de trabajar con sus necesidades, habilidades e intereses y de aprovechar eso al
máximo.
Terapia mediada por los padres En la terapia mediada por los padres, los padres
aprenden técnicas terapéuticas de los profesionales y brindan terapias específicas a sus
propios hijos. Este enfoque brinda a los niños con trastorno del espectro autista (ASD, por
sus siglas en inglés) un refuerzo y un entrenamiento coherentes y constantes durante todo
el día. Los padres también pueden realizar algunas terapias con niños que corren riesgo
de tener autismo pero son demasiado pequeños para recibir un diagnóstico.
Fisioterapia La fisioterapia incluye actividades y ejercicios que desarrollan habilidades
motoras y mejoran la fuerza, la postura y el equilibrio.
Por ejemplo, este tipo de terapia busca ayudar a los niños a desarrollar control muscular y
fuerza para que pueda jugar con otros niños con más facilidad. Entrenamiento para el
desarrollo de habilidades sociales El entrenamiento para el desarrollo de habilidades
sociales enseña a los niños las habilidades que necesitan para interactuar con los demás.
Incluye repetir y reforzar ciertas conductas deseadas.
Terapia del habla y del lenguaje La terapia del habla y el lenguaje puede ayudar a las
personas con trastorno del espectro autista (ASD, por sus siglas en inglés) a mejorar sus
habilidades para comunicarse e interactuar con los demás.1
 AUTISMO EN EL AULA
El autismo en el aula: las necesidades especiales del alumno con TEA
El TEA (Trastorno del Espectro Autista) es un trastorno del neurodesarrollo que empieza a
manifestarse alrededor de los dos primeros años del niño y se extiende durante el resto de
su ciclo vital. Las áreas más afectadas son las capacidades de interacción social y
comunicativa y la regulación flexible de sus pensamientos y conductas.
Un alumno con TEA no buscará relacionarse con sus iguales; y, si lo hace, su manera de
interactuar puede ser inapropiada. Ambas situaciones podrían conllevar al aislamiento y el
acoso en el aula de dicho alumno.
Para optimizar el proceso de aprendizaje de un niño autista las habilidades requeridas en
autonomía e integración social, el profesional educativo necesita, a su vez, aprender a
evaluar al alumno, valorar su situación en el aula, respetar su ritmo y estilo de aprendizaje
y diseñar y poner en práctica adaptaciones curriculares específicas y eficaces para cada
uno de ellos.
El programa de estudio del Máster Oficial Educación Especial responde a esta necesidad
de los profesionales de la Educación de conocer todos los tipos de NEE, y de ser capaz de
detectar e intervenir sobre las diversas necesidades de aprendizaje de sus alumnos con
discapacidad.
Cómo potenciar el aprendizaje en niños autistas: actividades en el aula
Para abordar correctamente el autismo en el aula y lograr una buena inclusión del alumno
con TEA en las dinámicas de clase, es necesario que el docente respete, valore y
comprenda las necesidades de dicho alumnado; que se implique en el trabajo del equipo
experto y se muestre flexible en su labor pedagógica, con el único fin de cubrir todas las
necesidades del alumno.
Entre las actividades y estrategias que se pueden realizar a favor de la buena adaptación
del alumno autista, caben destacar:
La estructuración del entorno para que sea predecible por parte del alumno y se sienta
seguro emocionalmente. La creación de rutinas, así como el diseño de una agenda con
pictogramas, fotos o dibujos ayudarán al niño autista a anticiparse y comprender la
secuencia de las acciones que requiere una tarea; también, a la identificación de las
emociones propias y de los iguales.
El uso de apoyos visuales para facilitar las enseñanzas (programa TEACCH) y la
incorporación de programas de comunicación y competencia social como el Programa de
Comunicación Total, donde se asocian signos a vocalizaciones.
Siguiendo la metodología anterior, son de vital importancia los apoyos visuales
(historietas, cómics y vídeos) para mejorar la comprensión por parte del alumno de las
situaciones sociales e impulsar la imitación de conductas adecuadas.
En las fichas de trabajo del alumno también se debe incluir la secuencia de tareas, paso a
paso, con claridad y dibujos de apoyo.
Por último, se aconseja crear un “círculo de amigos” del entorno al alumno con TEA: un
grupo de compañeros que interactúen y le guíen en los entornos más abiertos (el patio, el
comedor escolar o durante los cambios de clase).
Fuentes bibliográficas:

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https://psiquiatria.com/congresos/pdf/1-5-2019-10PON10Reg2365.pdf

Universidad internacional de valencia. (2018). Los distintos tipos de trastorno del espectro autista
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Información básica sobre el trastorno del espectro autista. Octubre 11, 2021, de Centro Nacional
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