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Rut

Autismo, transformación de vida

1. Presentación

2. Definición de autismo

A. Déficits persistentes en la comunicación y en la interacción social en diversos


contextos, manifestado por todos los siguientes síntomas, actualmente o por los
antecedentes:

1. Dificultades en reciprocidad socio-emocional; varían, por ejemplo, desde un


acercamiento social anormal y fracaso de la conversación normal en ambos sentidos,
pasando por la disminución en intereses, emociones o afectos compartidos, hasta el
fracaso en iniciar o responder a interacciones sociales.

2. Déficits en conductas comunicativas no verbales utilizadas en la interacción social


varían, por ejemplo, desde una comunicación verbal o no verbal poco integrada,
pasando por anomalías del contacto visual y del lenguaje corporal o déficits de la
comprensión y el uso de gestos, hasta una falta total de expresión facial y de
comunicación no verbal.

3. Dificultades para desarrollar, mantener y comprender la relación. Estas dificultades


varían, por ejemplo, desde las dificultades para ajustar el comportamiento en diversos
contextos sociales, pasando por dificultades para compartir juegos imaginativos o para
hacer amigos, hasta la ausencia de interés por otras personas.

B. Patrones repetitivos y restringidos de conducta, actividades e intereses, que se


manifiestan en, al menos dos de los siguientes síntomas (actualmente o por los
antecedentes)

1. Movimientos, utilización de objetos o hablar estereotipados o repetitivos (por.


ej. estereotipias motoras simples, alineación de los juguetes o cambio de lugar de
los objetos, ecolalia, frases idiosincrásicas).

2. Adherencia excesiva a rutinas, patrones de comportamiento verbal y no verbal


ritualizado o resistencia excesiva a los cambios (ejs., gran angustia frente a cambios
pequeños, dificultades con las transiciones, patrones de pensamiento rígidos,
rituales de saludo, necesidad de tomar el mismo camino o de comer los mismos
alimentos cada día)
3. Intereses muy restringidos y fijos que son anormales en cuanto a su intensidad o
foco de interés (ejs., fuerte apego o preocupación por objetos inusuales, intereses
excesivamente circunscritos o perseverantes)

4. Hiper- o hipo-reactividad a los estímulos sensoriales o interés inusual en


aspectos sensoriales del entorno (ej., indiferencia aparente al dolor/temperatura,
respuesta adversa a sonidos o texturas específicas, oler o tocar objetos en exceso,
fascinación visual por las luces u objetos que giran).

C. Los síntomas deben estar presentes en la infancia temprana (aunque pueden no


manifestarse plenamente hasta que las demandas del entorno excedan las capacidades
del niño o pueden estar enmascarados por estrategias aprendidas en fases posteriores de
la vida).

D. El conjunto de los síntomas limitan y alteran el funcionamiento diario.

E. Estas alteraciones no se explican mejor por la discapacidad intelectual o por el retraso


global del desarrollo. La discapacidad intelectual y el trastorno del espectro autista con
frecuencia coinciden; para hacer diagnósticos de comorbilidades de un TEA y discapacidad
intelectual, la comunicación social ha de estar por debajo de lo previsto para el nivel
general de desarrollo.

Deben cumplirse todos los criterios A, B, C, D y E.

Hay que especificar si:

- Existe discapacidad intelectual o no.

- Si hay alteraciones o retraso en el desarrollo del lenguaje.

- Si está asociado a una afección médica o genética, o a un factor ambiental conocidos.

- Si está asociado a un trastorno del neurodesarrollo, mental o del comportamiento.

- Si está asociado con catatonía.

Respecto a la severidad, se describen tres niveles ("necesita ayuda muy notable",


"necesita ayuda notable" o "necesita ayuda"), para las dos dimensiones que forman los
criterios diagnósticos.

DSM 5 PRINCIPALES CAMBIOS

A continuación, se enumeran las principales diferencias entre el DSM-5 y el DSM-IV:

Definición del autismo


El DSM-IV definía el autismo y sus trastornos asociados como “Trastornos Generalizados
del Desarrollo” (TGD), y estos a su vez, se agrupaban dentro de los “Trastornos de Inicio
en la Infancia, la Niñez o la Adolescencia”. En el DSM-5, esta definición ha sido sustituida
por el término “Trastornos del Espectro del Autismo” (TEA), que han sido incluidos dentro
de una categoría más amplia llamada “Trastornos del Neurodesarrollo”.

Lo que anteriormente denominábamos trastorno autista pasa a llamarse Trastorno del


Espectro de Autismo (en singular). El cambio de nombre trata de enfatizar la
dimensionalidad del trastorno en las diferentes áreas que se ven afectadas y la dificultad
para establecer límites precisos entre los subgrupos.

Síntomas clínicos

La definición diagnóstica del autismo en el DSM-IV se caracterizaba por 3 rasgos básicos:

a. deficiencias en la reciprocidad social

b. deficiencias en el lenguaje o en la comunicación

c. repertorio de intereses y actividades restringido y repetitivo.

En el DSM-5, sólo quedan dos categorías de síntomas:

a. “deficiencias en la comunicación social” (se fusionan las alteraciones sociales y


comunicativas)

b. “comportamientos restringidos y repetitivos”. Aparecen dos cambios importantes. Por


un lado las “deficiencias o retraso en el lenguaje” ya no se incluyen en esta categoría de
síntomas del DSM-5. Por otra parte, el síntoma clínico “sensibilidad inusual a los estímulos
sensoriales”, que no aparecía en el DSM-IV, se incorpora ahora a la categoría
“comportamientos repetitivos”.

Aparición del autismo

Otro cambio es la sustitución del criterio diagnóstico del DSM-IV que indica que los
síntomas del autismo debían aparecer antes de los 36 meses de edad por la siguiente
definición más amplia: “Los síntomas deben estar presentes desde la infancia temprana,
aunque pueden no manifestarse plenamente hasta que la limitación de las capacidades
impide la respuesta a las exigencias sociales”.

Los subtipos del autismo

En el DSM-IV, la categoría de los trastornos generalizados del desarrollo la forman cinco


subtipos de autismo: el trastorno autista, el síndrome de Asperger, el trastorno
desintegrativo infantil, el trastorno generalizado del desarrollo no especificado (TGD no
especificado) y el síndrome de Rett. El DSM-5 ha unificado cuatro de estos subtipos
(trastorno autista, síndrome de Asperger, trastorno desintegrativo infantil y TGD no
especificado) por la categoría general “Trastornos del Espectro del Autismo” (TEA). El
síndrome de Rett ya no forma parte de este sistema de clasificación.

3. Trastornos del espectro autista

Autismo

Es un trastorno que habitualmente comienza durante los 3 primeros años de vida, siendo
los padres los primeros que comienzan a identificar en su hijo comportamientos
diferentes a los niños de su edad. Algunos de estos síntomas extraños son: nula o muy
escasa comunicación verbal, el niño es muy poco sociable y solitario o no mostrar interés
en identificar objetos o llamar la atención de los padres.

Síndrome de Rett

La característica diferencial de este tipo de autismo es que se presenta casi con


exclusividad en niñas y tiene carácter regresivo. Las personas afectadas comienzan a sufrir
un proceso degenerativo y progresivo del sistema nervioso que se manifiesta en forma de
alteraciones en la comunicación, la cognición y la motricidad (tanto fina como gruesa)
alrededor de los 2 años. Estas niñas tienen un desarrollo psicomotor normal, al menos en
apariencia, hasta entonces. De cualquier modo, diversos estudios demuestran que, incluso
en el periodo asintómático, se produce una reducción del tono muscular (hipotonia).

Síndrome de Asperger

Es el tipo de autismo más difícil y, en ocasiones, tardío de diagnosticar porque las


personas afectadas no tienen ningún tipo de discapacidad intelectual ni rasgo físico que lo
identifique. El déficit se encuentra, por lo tanto, en el campo de las habilidades sociales y
el comportamiento, siendo lo suficientemente importante como para comprometer
seriamente su desarrollo e integración social y laboral. Problemas de interacción social,
falta de empatía, poca coordinación psicomotriz, no entender las ironías ni el doble
sentido del lenguaje y la obsesión con ciertos temas, son algunas de las características más
habituales en el Asperger.

Trastorno desintegrado infantil o síndrome de Heller

Suele aparecer sobre los 2 años, aunque en ocasiones no se hace evidente hasta pasados
los 10. Coincide con los otros tipos de autismo en afectar a las mismas áreas (lenguaje,
función social y motricidad), pero se diferencia en su carácter regresivo y repentino, hasta
el punto de que en ocasiones el mismo niño se da cuenta del problema, mostrando su
preocupación a los padres.

Trastorno generalizado del desarrollo no especificado

Es una etiqueta diagnóstica que se utiliza en aquellos casos en que los síntomas clínicos
son demasiado heterogéneos como para ser incluidos en alguno de los otros tipos.
También se presentan trastornos de reciprocidad social, problemas severos de
comunicación y la existencia de intereses y actividades peculiares, restringidas y
estereotipadas.

4. Diagnóstico y pronostico

Diagnosticar los TEA puede ser difícil debido a que no existe una prueba médica, como un
análisis de sangre, para diagnosticarlos. Para dar un diagnóstico, los médicos evalúan la
conducta del niño y su desarrollo. Los TEA, a veces, pueden detectarse a los 18 meses de
edad o antes. Hacia los dos años, el diagnóstico de un profesional con experiencia se
puede considerar confiable. Sin embargo, muchos niños no reciben un diagnóstico
definitivo hasta que tienen más edad. Algunas personas no reciben un diagnóstico hasta
que son adolescentes o adultas. Este retraso significa que hay personas con TEA que
podrían no recibir la ayuda temprana que necesitan.

¿Test ADOS-2?

Es una escala de observación estandarizada y semiestructurada de la comunicación, la


interacción social y el juego o el uso imaginativo de materiales para personas con
sospecha de tener un Trastorno del Espectro Autista (TEA).

Se plantean situaciones sociales que están previamente planificadas y diseñadas para


provocar determinadas conductas en un contexto estandarizado. Es decir, cuando se
realiza una actividad de juego, ya está planificada con anterioridad, y se busca observar
ciertos comportamientos en los sujetos. Estos comportamientos están directamente
relacionados con el diagnóstico de los TEA, como pueden ser:
La respuesta de atención conjunta.

Las respuestas de la persona cuando es ignorada.

La respuesta a cuándo la persona es llamada por su nombre.

Las respuestas de interacción social (llamadas de atención, gestos, peticiones,


vocalización, etc.

La petición de ayuda o acceso a un objeto o la voluntad de compartir su disfrute, entre


otras.

Empleo del balbuceo como forma de estimulación y no como forma de comunicación.

Movimientos repetitivos de manos o del cuerpo.

Formas de juego repetitivas.

Interés o atención en objetos inusuales.

Interés por aspectos sensoriales de los juguetes o de sí mismo.

Etc.

Observa si ocurren o no determinados comportamientos que se consideran importantes


para el diagnóstico del TEA, por lo tanto, evalúa:

La comunicación.

La interacción social.

El juego o uso imaginativo de los materiales.

Las conductas restrictivas, repetitivas o estereotipadas.

Esta evaluación se centra en la conducta social interactiva entre el examinador y la


persona evaluada.

Tratamiento

Los tratamientos actuales para los TEA buscan reducir los síntomas que interfieren con el
funcionamiento diario y la calidad de vida. Los TEA afectan a cada persona de distinta
manera y esto significa que las personas con TEA tienen fortalezas y desafíos únicos, y
distintas necesidades de tratamiento. Por lo general, múltiples profesionales participan en
los planes de tratamiento y estos se adaptan a cada persona.

Factores de riesgo
No existe una única causa de los TEA. Se han identificado muchos factores que podrían
aumentar las probabilidades de que un niño tenga un TEA, como factores ambientales,
biológicos y genéticos.

Aunque sabemos poco sobre las causas específicas, la evidencia disponible indica que lo
siguiente podría poner a los niños en mayor riesgo de presentar un TEA:

Tener un hermano o hermana con TEA

Tener ciertas afecciones genéticas o cromosómicas, como síndrome del cromosoma X


frágil o esclerosis tuberosa

Haber tenido complicaciones al nacer

Haber nacido de padres mayores

Los CDC están trabajando en uno de los estudios más grandes que se hayan hecho sobre
los TEA en los Estados Unidos hasta la fecha. Este estudio, llamado Estudio para Explorar
el Desarrollo Temprano (SEED, por sus siglas en inglés), fue diseñado para investigar los
factores de riesgo y las conductas relacionadas con los TEA. Los CDC están haciendo un
estudio en el que se les hace seguimiento a los niños mayores, que fueron inscritos en el
SEED, para determinar el estado de salud, el funcionamiento y las necesidades de las
personas con TEA y otras discapacidades del desarrollo a medida que vayan madurando.

5. Neurodiversidad

Podemos utilizar la estadística para decir que las capacidades más frecuentes son lo
“típico” y las otras lo “diverso”. Naciendo así los términos “neurotípico” y “neurodiverso”

Personas con TEA que pedían ser reconocidos como personas hábiles, capacitadas y, ante
todo, diferentes, pero no impedidas.

Según el programa Neurodiversidad en el Trabajo de la Universidad de Stanford, entre


15% y 20% de la población mundial se considera neurodiversa.

Durante la década de 1990 hubo un movimiento que creó conciencia sobre la


neurodiversidad y abrazó la inclusión de todas las personas con una posible
neurodivergencia.

Judy Singer, socióloga australiana, acuñó el término neurodiversidad en su tesis de 1998


para promover la igualdad y la inclusión de las "minorías neurológicas".
Hoy en día, la neurodiversidad se considera un movimiento de justicia social y ha
adquirido una conciencia mucho más generalizada.

La investigación y la educación son cada vez más importantes en la forma en que se ven
ciertas discapacidades y afecciones neurológicas.
2. Definición de autismo

Los trastornos del espectro autista (TEA) son discapacidades del desarrollo causadas por
diferencias en el cerebro. Las personas con TEA con frecuencia tienen problemas con la
comunicación y la interacción sociales, y conductas o intereses restrictivos o repetitivos.
Las personas con TEA también podrían tener maneras distintas de aprender, moverse o
prestar atención. Es importante señalar que algunas personas sin TEA también podrían
tener algunos de estos síntomas. Sin embargo, en las personas con TEA, estas
características pueden dificultar mucho la vida.

Destrezas de comunicación e interacción sociales


Las destrezas de comunicación e interacción sociales pueden ser un desafío para las
personas con TEA.

Algunos ejemplos de características de la comunicación social y de la interacción social


relacionadas con los TEA son:

 Evitar mirar a los ojos a otra persona o no mantener el contacto visual


 No responder cuando lo llaman por su nombre, hacia los 9 meses de edad
 No mostrar expresiones faciales como de felicidad, tristeza, enojo y sorpresa, hacia
los 9 meses de edad
 No participar en juegos interactivos simples como dar palmaditas con las manos
(pat-a-cake), hacia los 12 meses de edad
 Usar pocos o ningún gesto, hacia los 12 meses de edad (por ejemplo, no decir adiós
con la mano)
 No compartir intereses con otras personas, hacia los 15 meses de edad (por
ejemplo, no mostrar un objeto que le guste)
 No apuntar a algo interesante para mostrarlo, hacia los 18 meses de edad
 No notar cuando otras personas están lastimadas o molestas, hacia los 24 meses
de edad
 No notar a otros niños ni jugar con ellos, hacia los 36 meses de edad
 No jugar a ser otra cosa, como un maestro o superhéroe, hacia los 48 meses de
edad
 No cantar, bailar ni actuar para usted, hacia los 60 meses de edad
Conductas o intereses restrictivos o repetitivos
Las personas con TEA tienen conductas o intereses que pueden parecer inusuales. Estas
conductas o intereses distinguen a los TEA de las afecciones que solo se definen por
problemas con la comunicación y la interacción sociales.

Los ejemplos de conductas e intereses restrictivos o repetitivos relacionados con los TEA
pueden incluir:

 Poner juguetes u otros objetos en fila y molestarse cuando se cambia el orden


 Repetir palabras o frases una y otra vez (esto se llama ecolalia)
 Jugar con juguetes de la misma manera todo el tiempo
 Enfocarse en partes de los objetos (por ejemplo, en las ruedas)
 Irritarse con cambios mínimos
 Tener intereses obsesivos
 Tener que seguir ciertas rutinas
 Aletear las manos, mecer el cuerpo o girar en círculos
 Reaccionar de manera inusual a la forma en que las cosas suenan, huelen, saben,
se ven o se sienten
Otras características
La mayoría de las personas con TEA tienen otras características relacionadas. Estas
podrían incluir:

 Retraso en las destrezas del lenguaje


 Retraso en las destrezas de movimiento
 Retraso en las destrezas cognitivas o de aprendizaje
 Conducta hiperactiva, impulsiva o distraída
 Epilepsia o trastornos convulsivos
 Hábitos de alimentación y del sueño inusuales
 Problemas gastrointestinales (por ejemplo, estreñimiento)
 Estados de ánimo o reacciones emocionales inusuales
 Ansiedad, estrés o preocupación excesiva
 No tener miedo o temer más de lo normal
Es importante señalar que es posible que los niños con TEA no tengan ninguna de las
conductas mencionadas como ejemplos o que tengan algunas

El incremento de niños con TEA puede deberse a un mejor diagnóstico y mejores


definiciones del TEA. Este trastorno ahora incluye síndromes que solían considerarse
trastornos por separado:

 Trastorno autista

 Síndrome de Asperger
 Trastorno desintegrativo infantil
 Trastorno generalizado del desarrollo

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