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FISIPATOLOGIA II
DR. MAURO HERNANDEZ
REVISION BIBLIOGRAFICA
EJE MICROBIOTA- CEREBRO – INTESTINO Y SU RELACION CON
TRASTORNOS GASTROINTESTINALES
ZACAPA, GUATEMALA
CAMPUS SAN LUIS GONZAGA, SJ
22 FEBRERO 2024
INTRODUCCION
La siguiente revisión bibliográfica proporciona información detallada sobre la
relación entre la microbiota intestinal y el eje cerebro-intestino-microbiota, así como
el uso de probióticos en enfermedades neurológicas y trastornos digestivos. Se
discuten temas como la disbiosis, la influencia de la microbiota intestinal en la salud
mental, la comunicación bidireccional entre el intestino y el cerebro, y las estrategias
terapéuticas para modificar la composición de la microbiota intestinal. Además, se
aborda la relación entre la microbiota y enfermedades neurológicas como la
enfermedad de Parkinson, la esquizofrenia y la enfermedad de Alzheimer, así como
la influencia de los psicobióticos en la función gastrointestinal y los síntomas de
depresión y ansiedad. El documento también explora las opciones terapéuticas para
mejorar los síntomas tanto digestivos como neuropsiquiátricos asociados a la
disbiosis intestinal, incluyendo cambios en la dieta, el uso de prebióticos,
probióticos, antibióticos y trasplante de microbiota fecal.
OBJETIVOS
1. Examinar el Papel de los Probióticos en el Síndrome de Intestino Irritable (SII)
y su Relación con el Eje Cerebro-Intestino-Microbiota
2. Determinar la Eficacia de los Probióticos en la Enfermedad de Parkinson (EP)
3. Evaluar la Eficacia de los Psicobióticos en el Tratamiento de enfermedades
neurológicas.
DESARROLLO DEL TEMA
EJE CEREBRO-INTESTINO-MICROBIOTA
El eje cerebro-intestino-microbiota es un sistema de comunicación bidireccional que
conecta el sistema nervioso central con el tracto digestivo. Incluye el cerebro, la
médula espinal, el sistema nervioso autónomo y los sistemas neuroendocrino y
neurohumoral. La microbiota intestinal, compuesta principalmente por bacterias,
desempeña un papel crucial en este sistema. La composición equilibrada de la
microbiota, conocida como eubiosis, es fundamental para su funcionamiento
óptimo, mientras que la disbiosis, un desequilibrio en esta composición, se asocia
con enfermedades intestinales y extraintestinales.
La microbiota intestinal realiza diversas funciones, como la metabólica,
inmunológica, fisiológica y de barrera. Esto incluye la producción de ácidos grasos
de cadena corta, la regulación del sistema inmunológico mediante la activación de
linfocitos y la secreción de hormonas y neurotransmisores. Además, la microbiota
contribuye al mantenimiento de la función de barrera intestinal, evitando el paso de
sustancias no deseadas al torrente sanguíneo. La disbiosis puede aumentar la
permeabilidad intestinal, lo que puede desencadenar respuestas inflamatorias y
afectar sistemas como el eje hipotálamo-pituitaria-adrenal, relacionado con
enfermedades neuropsiquiátricas.1
Exámenes médicos
Microbioma intestinal: Se observa una disminución en la diversidad
bacteriana, con predominio de bacterias patógenas.
Imágenes cerebrales: Se detectan cambios en la actividad neuronal,
especialmente en áreas asociadas con el control emocional.
Análisis de sangre: Se encuentra un aumento en los marcadores de
inflamación.
Diagnóstico:
Síndrome intestino-cerebro. La conexión entre el microbioma intestinal
desequilibrado y los síntomas neuropsiquiátricos sugiere una influencia
bidireccional entre el intestino y el cerebro.
Tratamiento
Probióticos y prebióticos para restaurar la microbiota intestinal.
Moduladores de la respuesta inmunológica para reducir la inflamación.
Terapia cognitivo-conductual para abordar los síntomas neuropsiquiátricos.
Seguimiento
Se observa mejoría en los síntomas gastrointestinales y neuropsiquiátricos con el
tratamiento, respaldando la conexión entre el eje microbios-cerebro-intestino en
este caso clínico.
CONCLUSIONES
1. El SII puede considerarse un modelo para entender la disfunción del eje
cerebro-intestino-microbiota, con la disbiosis desempeñando un papel crucial
en su fisiopatología, afectando la comunicación entre el intestino y el cerebro
y dando lugar a síntomas y cambios en marcadores serológicos
2. La evidencia sobre el uso de probióticos en la EP es limitada pero alentadora,
con algunos estudios que sugieren mejoras clínicas y cambios favorables en
marcadores de inflamación y oxidación
3. Los psicobióticos han demostrado reducir los síntomas de depresión y
ansiedad en pacientes, lo que respalda su potencial terapéutico en trastornos
del estado de ánimo
RECOMENDACIONES
1. Considerar el uso de probióticos y prebióticos como una estrategia
terapéutica para mejorar los síntomas tanto digestivos como
neuropsiquiátricos asociados a la disbiosis intestinal.
2. Evaluar la posibilidad de utilizar psicobióticos, una categoría de probióticos
que pueden influir en funciones y comportamientos relacionados con el
sistema nervioso central, para mejorar tanto la función gastrointestinal como
los síntomas de depresión y ansiedad.
3. Realizar cambios en la dieta para fomentar el crecimiento de bacterias
beneficiosas en el tracto gastrointestinal, incluyendo oligosacáridos y
polisacáridos presentes naturalmente en alimentos como cereales, frutas,
vegetales y lácteos.
4. Considerar el uso de antibióticos como la rifaximina, que ha mostrado eficacia
en el tratamiento del síndrome de intestino irritable con predominio de
diarrea, siendo bien tolerado y con un perfil de seguridad similar al placebo.
5. Evaluar la posibilidad de utilizar trasplante de microbiota fecal como una
alternativa terapéutica para mejorar la composición de la microbiota intestinal
en pacientes con enfermedades neuropsiquiátricas.
BIBLIOGRAFIA
1. Gómez-Eguílaz M, Ramón-Trapero JL, Pérez-Martínez L, Blanco JR. El eje
microbiota-intestino-cerebro y sus grandes proyecciones [Internet].
Summaremeis.com. [citado el 22 de febrero de 2024]. Disponible en:
http://summaremeis.com/evidencias-clinicas/glutazinc/22.pdf