Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
En los intestinos no solo tenemos 10 millones de neuronas: también allí está algo que
está siendo lo más asombroso que las Neurociencias están estudiando hoy: la
microbiota. Los conocimientos acerca de la microbiota intestinal, se han desarrollado
gracias al uso de nuevas tecnologías de identificación basadas en el estudio de los
genes (ADN) de los microorganismos que viven en el intestino. En la actualidad, se
estima que la microbiota está compuesta por cientos de especies de bacterias y se
divide en especies dominantes, especies más escasas y especias transitorias que
circulan a lo largo del tubo digestivo. El colon, o intestino grueso, llegaría a alojar unos
diez billones de bacterias, lo que equivale a la totalidad de las células del cuerpo. ¡Por
lo tanto, el colon es uno de los ecosistemas microbianos más densamente poblados
del planeta! Algunas bacterias potencialmente peligrosas pueden estar presentes en
pequeñas cantidades sin que se desarrolle ninguna patología. En el intestino también
encontramos bacteriófagos, que son virus que infectan exclusivamente a las bacterias.
Son diez a cien veces más numerosos que las bacterias más representadas. Algunas
levaduras, hongos o incluso parásitos también cohabitan en este medio tan denso.
Tal y como exponen el profesor Ted Dinan y sus colegas del University College Cork
(Irlanda) en el último número de la revista Neurogastroenterology & Motility, varios
estudios recientes muestran que la depresión y la ansiedad se relacionan con una
alteración en la composición de la microbiota intestinal. Para estos expertos, además,
ya no caben dudas de que las interacciones cerebro-intestino podrían influir en la
inflamación gástrica, los síndromes de dolor crónico abdominal y la disfunción del
intestino. El profesor Dinan ha demostrado también que, en ausencia de suficientes
bacterias digestivas, el cerebro y el intestino no segregan la cantidad adecuada de
serotonina, apodada como la «hormona de la felicidad» y necesaria para el funciona-
miento correcto de esto dos órganos. Entender la relación entre las emociones y la
1
microbiota podría conducir al desarrollo de «nuevos tratamientos para una gran
variedad de patologías que incluyen la obesidad, los trastornos del estado de ánimo y
las dolencias gastrointestinales», concluye el profesor Dinan.
La microbiota dominante es como la “firma” de cada individuo. Tan solo una pequeña
parte de las especies es común entre la población humana: unas 60 especies bacteria-
nas están presentes en el 50 % de la población de una misma zona geográfica. Si bien
esto está en discusión y aún no está determinado, existirían 3 tipos diferentes de
composición bacteriana (enterotipos). Estos grupos condicionan su “ecología intesti-
nal” y están relacionados, al menos en parte, con sus costumbres alimentarias: uno
responde a un régimen occidental rico en azúcares y grasas animales, mientras que el
otro está relacionado con un elevado consumo de frutas y verduras. Dado que la
microbiota puede modularse voluntariamente, es primordial hacerlo de manera
adecuada para conservar la simbiosis, es decir, una relación de armonía entre las
bacterias y su intestino: ¡su salud depende de la diversidad de su microbiota!
Hay de 150 a 200 veces más genes en la microbiota de un individuo que en el conjun-
to de sus células. El genoma humano contiene más de 23 000 genes, mientras que
nuestro microbioma se compone de más de tres millones de genes que producen
millares de metabolitos.
Carácter, emociones y microbiota
2
abundantes de Bifidobacterium y de Streptococcus y bajas cantidades de Atopobium
estarían asociadas con una emotividad positiva, predictiva de un carácter extrovertido
y de un buen manejo de las emociones. Por el contrario, una emotividad negativa
estaría asociada a la presencia de bacterias Erwinia, Rothia et Serratia, estando también
esta última relacionada con el estrés materno prenatal. La capacidad de reacción
frente al miedo se asocia especialmente a un aumento de la cantidad de bacterias
Peptinophilus y Atopobium. Los autores apuntan que, a pesar de poseer microbiotas
muy semejantes, niños y niñas no tienen del todo el mismo carácter y sugieren por
tanto, la existencia de una diferencia de sensibilidad cerebral a los efectos de la
microbiota intestinal en función del sexo.*
Dado que los rasgos de carácter pueden preceder varios años al desarrollo de
trastornos psicológicos, los autores sugieren que estos resultados podrían tener un
papel en la prevención temprana de los mismos en niños, siempre y cuando, sin
embargo, se logre establecer una relación de causa y efecto, lo cual no fue así en el
presente estudio.
* Aatsinki AK, Lahti L, Uusitupa HM et al. Gut microbiota composition is associated with
temperament traits in infants. Brain Behav Immun. 2019
https://doi.org/10.1016/j.bbi.2019.05.035
3
Los alimentos con grasas saturadas y azúcares simples van desde los dulces, la bollería
y las bebidas azucaradas, también a las carnes rojas, los embutidos y a los alimentos
ultraprocesados, ya que son ricos en aditivos, emulgentes y pobres en fibra.
4
aparato digestivo– es que cada enterotipo va asociado a estructuras diferentes de la
materia gris y la materia blanca del cerebro.
Tras reunir a una cuarentena de mujeres sanas, dividirlas en dos grupos en función de
la composición de su microbiota, tomar diversas imágenes de su cerebro y realizarles
escáneres, observaron que en las de predominio de bacterias Prevotella la materia
blanca mostraba mayor conectividad funcional entre las áreas sensorial, emocional y
atencional que en las del enterotipo Bacteroides. Y en este segundo grupo, el
volumen de materia gris era superior en diversas regiones, como la frontal, el cerebelo
y el hipocampo. Además, el grupo Prevotella mostró menos actividad del hipocampo
cuando las mujeres eran expuestas a imágenes de valencia emocional negativa, al
tiempo que reaccionaron a ellas con mayor ansiedad, angustia e irritabilidad que las
del grupo Bacteroides.
Detectan diferente sensibilidad a impactos emocionales negativos según los
microbios predominantes
Según Guarner, el interés de estas pruebas es que relacionan la microbiota no sólo
con diferencias anatómicas en la materia gris y blanca sino también con diferencias
funcionales, con una diferente sensibilidad a los impactos emocionales negativos, lo
que abre una vía para continuar investigando sobre si se trata de una vinculación
causal o no “y si este cableado entre el cerebro y el intestino se puede manipular o no”.
Paredes se muestra cauteloso sobre el impacto de este hallazgo a efectos clínicos –
“puede haber factores de distracción que no se hayan tenido en cuenta, como la dieta
a largo plazo o el ejercicio, que sabemos que influyen en los microbios intestinales”,
advierte– pero cree anima a seguir investigando para ver qué especies bacterianas
concretas, y a través de qué mecanismos, pueden afectar a las diferencias
neurológicas y de comportamiento.
Una larga lista de relaciones con la salud
Desde que en el 2011 identificaron que igual que hay grupos sanguíneos hay tres
grupos de microbiota –enterotipo A, dominado por bacterias de tipo Bacteroide; B,
con predominio de Prevoleta, y C, con dominio de Rominococo–, se le han atribuido
muchas influencias sobre la salud. “Es un órgano más del cuerpo que produce
sustancias que tienen impacto en el organismo, normalmente beneficiosas pero a
veces no, y por eso hay que cuidarla”, explica Francisco Guarner. Y apunta que la
microbiota se ha relacionado con la mayor o menor efectividad de los fármacos, con la
obesidad, con alergias, con la mortalidad por infarto y por ictus, y con otras
enfermedades cardiovasculares. “Costó mucho convencer a las agencias de
investigación de EE.UU. y la UE para que subvencionaran estudios sobre la microbiota,
pero estamos consiguiendo resultados y poco a poco todos los médicos van
asumiendo que las bacterias intestinales se han de vigilar y cuidar”, indica.
5
VIDEOS de YOUTUBE sobre MICROBIOTA
Dejo aquí algunas de mis conferencias preferidas sobre este tema hoy (2020).
También contarles que sigo la dieta que favorece una microbiota sana y no consumo
ninguno de los alimentos que se sabe que la perjudican. También me preparo mi
propio kéfir de agua, y consumo este probiótico autorizado por ANMAT, desarrollado
por un científico del CONICET (Argentina): http://kyojin.com.ar/
- LA CONFERENCIA MÁS SENCILLA PARA INTRODUCIRSE EN EL TEMA- Intestino:
segundo cerebro - Dr. José Rodríguez:
https://www.youtube.com/watch?v=VJpAT3x0clc
- ¿Cómo afecta la microbiota al sistema nervioso central? Dra. Mar Alonso
https://www.youtube.com/watch?v=6-9UQb0FaqM (Escuchar minuto 9!!)