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mental
Intestino y cerebro están conectados a través de diferentes caminos. Hoy en
concreto analizamos la relación entre la microbiota intestinal y el funcionamiento
cerebral.
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En 1683, Anton van Leeuwenhoek, habló por primera vez de unos «animáculos»
que había visto en el tracto gastrointestinal a través del microscopio. Hoy se
conocen como microbiota intestinal.
La
microbiota intestinal está directamente conectada con el cerebro a través del
intestino y su equilibrio es fundamental para gozar de una buena salud mental.
La
microbiota intestinal está directamente conectada con el cerebro a través del
intestino.
El nervio vago
Aquí, el nervio vago adquiere especial importancia: supone una
conexión neural directa entre intestino y cerebro. Gracias a él, la microbiota
intestinal ejerce una gran influencia sobre las funciones cerebrales.
Se ha demostrado que la administración de probióticos para modular la
microbiota intestinal puede cambiar el comportamiento del huésped. Sin
embargo, esta asociación no se encuentra cuando el huésped está
vagotomizado (sin nervio vago).
Neurotransmisores y hormonas
Parte de la influencia de la microbiota intestinal sobre el cerebro
radica en su capacidad para producir neutransmisores (serotonina,
dopamina, GABA, norepinefrina, acetilcolina y cortisol) y aminoácidos (triptófano)
implicados en el funcionamiento cerebral.
Cuando la microbiota intestinal se altera (disbiosis), se produce un
desequilibrio en la liberación de dichos neurotransmisores, se altera el
funcionamiento cerebral y aparecen diferentes patologías.
Permeabilidad intestinal
La disbiosis supone un aumento de la permeabilidad intestinal que
incrementa el paso de sustancias tóxicas a través del intestino.
Dichas sustancias estimulan la liberación de citoquinas pro inflamatorias que, tras
alcanzar el cerebro a través del nervio vago, alteran diversas funciones cerebrales.
La disbiosis intestinal genera un exceso de permeabilidad intestinal que
abre la puerta a diferentes trastornos mentales.
La conexión intestino – cerebro es fácil de entender si observamos que la
mayoría de trastornos mentales cursan con sintomatología
intestinal y que la mayoría de personas con trastornos digestivos padecen algún
trastorno mental como depresión o ansiedad.
El eje intestino-cerebro se materializa cuando tenemos colitis, dispepsia
y/o dolor abdominal antes de un examen, o cuando observamos el
estado de ánimo de nuestro amigo que tiene la enfermedad de Crohn.
La microbiota intestinal es clave en los trastornos mentales
La evidencia científica actual demuestra que la microbiota intestinal juega
un importante papel en el desarrollo de trastornos mentales como
depresión, ansiedad, alzheimer, parkinson, trastorno obsesivo compulsivo,
trastornos de la conducta alimentaria, trastornos del espectro autista, esclerosis
múltiple y epilepsia.
Por ejemplo, la dopamina, involucrada en el desarrollo del parkinson, es menor en
ratones con un intestino libre de microorganismos. Si nos vamos a los
trastornos del espectro autista, podemos observar que el 50% de
quienes lo padecen manifiestan problemas gastrointestinales.
Además, tienen una mayor permeabilidad intestinal y su microbiota es diferente a
la de aquellos libres de la enfermedad: menor diversidad, bajos niveles
de B ifidobacterium y crecimiento excesivo de C
lostridium.
Otro ejemplo lo encontramos en los sujetos con trastorno obsesivo
compulsivo que tienen una menor cantidad de GABA y serotonina.
Ambos son producidos por las bacterias intestinales y se ha visto cómo la
modulación de la microbiota intestinal con probióticos mejora el trastorno.
El estreñimiento afecta a más del 80% de los pacientes con
Parkinson y al 30% de los pacientes con esclerosis múltiple. Además,
en éstos últimos es frecuente la malnutrición, la infección por Helicobacter
Pylori y el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado.
El papel de los probióticos en la salud mental
Según afirma la OMS, los probióticos son «microorganismos vivos que,
administrados en cantidades adecuadas, confieren un beneficio a la salud del que
los toma».