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Así afecta la MICROBIOTA al SISTEMA NERVIOSO CENTRAL

Resumen. La interconexión entre la microbiota, el intestino y el cerebro es un fascinante


campo de estudio que revela la complejidad de la relación entre nuestro cuerpo y sus
sistemas reguladores, el sistema neuroinmunoendocrino, integrado por los sistemas
nervioso, endocrino e inmunológico, funciona como una red intrincada donde cualquier
alteración en uno de estos sistemas impacta directamente en los demás.
La microbiota, compuesta por billones de microorganismos que habitan principalmente en
el intestino, desempeña un papel crucial en la salud general del organismo, su influencia no
se limita al sistema digestivo; más bien, su presencia y actividad influyen en la regulación
de los sistemas nervioso, endocrino e inmunológico, esta compleja red de interacciones se
conoce como el eje microbiota-intestino-cerebro.
Se ha observado que la microbiota intestinal puede desempeñar un papel destacado en
diversos trastornos del sistema nervioso, por ejemplo, se ha vinculado a condiciones como
la ansiedad, la depresión, el autismo, la esquizofrenia y la enfermedad de Alzheimer, la
comprensión de estos vínculos ha llevado a un cambio en el paradigma de la investigación
médica, que ahora reconoce la importancia de considerar la salud intestinal en la evaluación
y el tratamiento de trastornos neuropsiquiátricos.
La comunicación bidireccional entre la microbiota y el cerebro se realiza a través de
diversas vías, incluidas las señales neuronales, las respuestas inmunológicas y la
producción de sustancias químicas, los microorganismos intestinales pueden modular la
liberación de neurotransmisores y hormonas, afectando así el estado de ánimo, el
comportamiento y la función cognitiva.
Este entendimiento profundo del eje microbiota-intestino-cerebro abre nuevas posibilidades
terapéuticas, estrategias dirigidas a modular la composición y función de la microbiota,
como la dieta, los probióticos y otras intervenciones, pueden ofrecer enfoques innovadores
para el tratamiento y la prevención de trastornos neuropsiquiátricos.
La creciente investigación en el ámbito de la microbiota intestinal ha revelado de manera
elocuente cómo las alteraciones en la colonización de microorganismos en el intestino
pueden tener repercusiones significativas en el desarrollo cerebral y, por ende, en el
comportamiento humano.
El eje cerebro-intestino, que ahora se conceptualiza como el eje microbiota-intestino-
cerebro, ha surgido como una vía de comunicación bidireccional de gran relevancia, esta
conexión intrincada se regula a nivel neuronal, endocrino e inmunológico, lo que subraya la
complejidad de la interacción entre los sistemas nervioso, endocrino e inmunológico en
respuesta a la microbiota intestinal.
La microbiota intestinal, compuesta por una diversidad de microorganismos, va más allá de
su papel en el aparato digestivo, su influencia se extiende a la modulación del sistema
inmunológico, el sistema gastrointestinal y el sistema nervioso central, esta interacción
multifacética destaca la importancia de considerar la salud intestinal como un factor
integral en la salud general y el bienestar mental.
Se ha observado que las alteraciones en la composición y función de la microbiota pueden
estar asociadas con diversas condiciones neuropsiquiátricas, desde trastornos del espectro
autista hasta enfermedades neurodegenerativas, la comprensión de estos mecanismos de
influencia permite explorar estrategias terapéuticas innovadoras que van más allá de los
enfoques tradicionales.
Además, la plasticidad de la microbiota intestinal ofrece una oportunidad única para
intervenciones personalizadas, estrategias como la modificación dietética, el uso de
probióticos específicos y otras terapias dirigidas a la microbiota pueden desempeñar un
papel clave en la promoción de la salud cerebral y emocional.
finalmente, el eje microbiota-intestino-cerebro representa un área de fascinante
investigación que continúa revelando la profunda conexión entre la salud intestinal y la
salud cerebral, este conocimiento no solo expande nuestra comprensión de la fisiología
humana, sino que también abre nuevas perspectivas para el desarrollo de enfoques
terapéuticos avanzados que consideran la microbiota como un aliado crucial en la
promoción de la salud mental y el bienestar general.
En el fascinante ballet de señales y comunicación que tiene lugar en nuestro organismo, la
microbiota se revela como una coreógrafa magistral, determinando el adecuado desarrollo y
funcionamiento del Sistema Nervioso Entérico, este sistema, compuesto no solo por
neuronas, sino también por las células gliales entéricas, es esencial para la regulación de
procesos digestivos y la respuesta adaptativa a cambios en el entorno gastrointestinal.
La influencia de la microbiota no se limita a su presencia física en el intestino, sino que se
extiende a una interacción química sofisticada, los microorganismos que la componen no
solo coexisten, sino que también contribuyen al equilibrio dinámico de señales químicas en
el entorno intestinal, la producción de mediadores característicos del sistema nervioso y
endocrino, como neurotransmisores y hormonas, marca el inicio de una sinfonía molecular
que afecta directamente a las células del SNE.
Este viaje molecular no solo implica una conversación íntima entre microorganismos y
células nerviosas, sino que también se expande hacia las células gliales entéricas, que
desempeñan un papel crucial en el soporte y la regulación de las funciones neuronales, la
complejidad de esta interacción ilustra cómo la microbiota, en su papel de maestra de
ceremonias, moldea activamente el entorno intestinal.
En este escenario, los microorganismos se revelan como productores hábiles de sustancias
mensajeras, actuando como intermediarios en la comunicación entre el sistema nervioso,
endocrino e inmunológico, la llegada de neurotransmisores y hormonas a las células del
SNE tiene un impacto profundo en su funcionamiento,
Ensayo. En las últimas décadas, la investigación científica ha arrojado luz sobre la
importancia de la microbiota intestinal en la salud humana, y en particular, en la relación
íntima entre el intestino y el cerebro, este vínculo, conocido como el eje microbiota-
intestino-cerebro, ha surgido como un campo fascinante que revela la intrincada red de
comunicación bidireccional entre estos sistemas aparentemente dispares, en este ensayo,
exploraremos cómo la alteración en la colonización de la microbiota intestinal puede
afectar el desarrollo cerebral y el comportamiento, examinando la influencia de este eje en
los sistemas nervioso, endocrino e inmunológico.
El EMIC se erige como un sistema neuroinmunoendocrino integral, en el que el delicado
equilibrio de la microbiota intestinal desempeña un papel crucial. Investigaciones
contemporáneas han revelado que las alteraciones en la composición y función de la
microbiota pueden tener repercusiones significativas en el desarrollo cerebral y, por ende,
en el comportamiento humano, esta comprensión va más allá de la concepción tradicional
del intestino como un mero sistema digestivo y destaca su papel como un actor clave en la
salud global.
La comunicación bidireccional del EMIC, regulada a niveles neuronal, endocrino e
inmunológico, subraya la complejidad de este sistema. La microbiota intestinal, compuesta
por una comunidad diversa de microorganismos, influye en la modulación del sistema
inmunológico, el sistema gastrointestinal y el sistema nervioso central, este trípode de
sistemas interrelacionados revela la interdependencia de la salud intestinal con la salud
general del organismo.
Las implicaciones del EMIC van más allá de la esfera física, extendiéndose a la esfera
neuropsiquiátrica, se ha observado que alteraciones en la microbiota están asociadas con
una variedad de condiciones, desde trastornos del espectro autista y depresión hasta
enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y la esquizofrenia, este conocimiento
proporciona una base sólida para repensar las estrategias de tratamiento y prevención de
estas afecciones, centrándose no solo en el cerebro, sino también en el intestino.
La plasticidad de la microbiota ofrece oportunidades únicas para intervenciones
personalizadas, estrategias como la modificación dietética, la administración de probióticos
específicos y otras terapias dirigidas a la microbiota pueden ser clave para restablecer y
mantener la salud cerebral y emocional, estas intervenciones no solo abordan los síntomas,
sino que también apuntan a la raíz de la disfunción, proporcionando un enfoque más
integral y sostenible.
En la era actual de la medicina, donde la ciencia avanza a pasos agigantados, el eje
microbiota-intestino-cerebro se posiciona como un pilar esencial para comprender la salud
holística del individuo, más allá de ser simplemente un vínculo entre sistemas, este eje
emerge como un campo de estudio dinámico que redefine nuestra percepción del cuerpo
humano y abre nuevas fronteras terapéuticas.
La microbiota intestinal, una vez relegada al ámbito digestivo, se revela como un director
principal en la orquesta de los sistemas nervioso, endocrino e inmunológico, su influencia
va más allá de la asimilación de nutrientes, extendiéndose a la regulación de respuestas
inmunológicas, la producción de neurotransmisores y la modulación de hormonas, la
comprensión de este intrincado tejido de interacciones nos permite apreciar la complejidad
del ser humano como un sistema integrado.
Este nuevo paradigma no solo implica una revisión de nuestras nociones sobre la salud,
sino que también promueve la apertura de vías terapéuticas innovadoras, afecciones
neuropsiquiátricas que anteriormente desconcertaban a los profesionales de la salud ahora
se encuentran un marco explicativo en el EMIC, estrategias que van desde cambios
dietéticos específicos hasta intervenciones más avanzadas centradas en la modulación de la
microbiota abren un abanico de posibilidades para el tratamiento y la prevención.

Fuente de información. Escuela de salud integrativa, (2020) Así afecta la microbiota al


sistema central MAR ALONSO, Youtube, 2023 en https://www.youtube.com/watch?v=6-
9UQb0FaqM

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