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1.2. EL SINDICATO
El sindicato se ha definido tradicionalmente como la asociación permanente de trabajadores para la
defensa y promoción de sus intereses y para la mejora de sus condiciones de vida y trabajo.
La primera característica del sindicato proviene de su base asociativa, que está constituida por
trabajadores. Aunque su sentido etimológico sea más amplio -«síndico» es la persona elegida por
una comunidad o corporación para representar sus intereses-, el término «sindicato» ha quedado
circunscrito en el sistema español a las organizaciones de trabajadores, como se desprende de los
artículos 7 y 28.1 CE.
Se caracteriza el sindicato, asimismo, por sus fines y objetivos, que se resumen en la defensa y
promoción de las condiciones de vida y trabajo de los trabajadores. Es éste un fin amplio en el que
por supuesto tiene acomodo la defensa de intereses profesionales («intereses económicos y
sociales», en los términos del art. 7 CE) frente a los empresarios y también frente a los poderes
públicos, a los que corresponde la elaboración y la ejecución de la política laboral y de la política
social.
El sindicato es, por último, una asociación reivindicativa -o «de resistencia», como se la llamó
históricamente--, que utiliza para el logro de sus fines tanto la presión derivada de la utilización de
medios de conflicto, como la negociación o intercambio de ventajas o contrapartidas; en la
posibilidad de desarrollar la actividad de negociación colectiva y de convocar acciones de huelga o
conflicto colectivo radica la principal diferencia entre el sindicato y otras asociaciones profesionales.
La «acción sindical» en la empresa, la participación institucional ante órganos o entidades de
naturaleza pública, y la concertación y el diálogo social con los poderes públicos, se han convertido
también en importantes facetas de la actividad sindical.
En algunos ámbitos o profesiones (medicina, enseñanza, etc) el sindicato también suele concurrir
con organizaciones de base corporativa (colegios profesionales).
1.3. LAS ASOCIACIONES EMPRESARIALES
Las asociaciones empresariales son organizaciones de empresarios creadas para la defensa y
promoción de los intereses económicos y sociales que les son propios; también se suelen denominar
«asociaciones patronales», o simplemente «patronales». Presentan algunas similitudes con los
sindicatos, pero también importantes diferencias. Sobre todo por su composición subjetiva:
empresas o empleadores, que ocupan una posición diferente en la relación de trabajo y que pueden
revestir formas y manifestaciones muy variadas (Capítulo 6.1).
A diferencia de los sindicatos, las asociaciones empresariales suelen conjugar los intereses
económicos o productivos y los intereses en las relaciones laborales. La actividad propia de las
asociaciones empresariales también difiere de la estrictamente sindical. La habitual mezcla de fines
económicos y laborales hace que su intervención en el ámbito de las relaciones de trabajo
(negociación colectiva, medidas de presión o conflicto, etc.) sea tan sólo parte de una actividad
mucho más amplia. También desarrollan las asociaciones empresariales actividades de concertación,
diálogo social y participación institucional, así como funciones de asesoramiento y prestación de
servicios a sus miembros.
Desde el punto de vista jurídico estas organizaciones se configuran como personas jurídicas
complejas, en cuanto que aglutinan bajo un mismo ente diversas organizaciones que siguen
ostentando su propia personalidad jurídica, lo cual a veces matiza o condiciona la capacidad de obrar
de cada una de ellas. La complejidad también trasciende a la estructura y el funcionamiento interno,
y exige, como es natural, unas reglas mínimas sobre distribución de funciones y competencias entre
las organizaciones agrupadas, y sobre distribución de ingresos y gastos.
Una de las vías más utilizadas en el devenir del movimiento sindical para la constitución de
organizaciones complejas es la alianza entre sindicatos que dirigen su acción a un determinado sector
o rama de actividad. A través de este criterio funcional surgen las denominadas federaciones
sectoriales o de rama (madera, metal, construcción, enseñanza, servicios, etc.). Para la constitución
de federaciones se toma en cuenta, fundamentalmente, el sector o la rama de actividad; pero en
sentido amplio, el criterio que aquí prevalece es el funcional o profesional, y por ello también suele
utilizarse esa denominación para referirse a la agrupación de sindicatos que se dirigen a un mismo
oficio o ámbito profesional (técnicos y cuadros).
También es posible la agrupación de sindicatos por criterios geográficos, que da origen a las llamadas
uniones territoriales, Como regla general, suelen organizarse en el ámbito de una localidad, una
provincia o una región (uniones locales, provinciales, regionales, etc.); dentro del sindicalismo
español también mantienen cierta relevancia las «uniones del exteriom», que agrupan a sindicatos
de emigrantes. En su sentido más genuino, las uniones nacen de la agrupación de sindicatos de una
misma circunscripción territorial, pero en la práctica sindical tienden a configurarse como sedes
territoriales de las confederaciones sindicales, utilizadas, sobre todo, para coordinar actividades y
organizar la prestación de determinados servicios
Las confederaciones, como regía general, extienden su radio de acción a la totalidad del territorio
nacional; también son propias, como sucede en España, de aquellas regiones (hoy en día organizadas
en Comunidades Autónomas) que por su historia, su tradición cultural, o su Contexto
socioeconómico, presentan notables peculiaridades.
El proceso de agrupación con fines sindicales ha dado lugar también a organizaciones de ámbito
internacional, que normalmente se componen de confederaciones o federaciones nacionales, y que
son muestra y resultado de la tradicional aspiración del movimiento obrero a organizarse por encima
de la división entre países.
Las organizaciones empresariales complejas suelen constituirse en razón de la actividad o del sector
productivo, tomando como referencia también un determinado ámbito territorial; o directamente
en razón del territorio, agrupando organizaciones empresariales de nivel inferior de los distintos
sectores de actividad. De la utilización de uno y otro criterio surgen, respectivamente, las
denominadas «federaciones de rama o sector», que normalmente tienen ámbito nacional, y las
«organizaciones territoriales intersectoriales», que por lo general se constituyen a partir del ámbito
provincial o superior. La confluencia de ambos tipos de organizaciones complejas puede dar lugar, a
su vez, a las «confederaciones», que normalmente tienen ámbito nacional pero que, como sucede
en España, también pueden revestir ámbito regional o de Comunidad Autónoma. Existen, asimismo,
«organizaciones empresariales internacionales».
Se deduce que el artículo 28.1 CE, pese a utilizar la expresión «todos», solamente puede referirse a
determinados grupos de población; justamente a quienes por su posición en las relaciones de
trabajo. requieren un instrumento como la organización de tipo sindical para la defensa y promoción
de sus intereses profesionales.
Los extranjeros «tienen derecho a sindicarse libremente o a afiliarse a una organización profesional,
en las mismas condiciones que los trabajadores españoles». La jurisprudencia precisó en su momento
que el legislador puede «fijar condiciones específicas para el ejercicio del derecho de sindicación por
parte de los extranjeros que se encuentran en nuestro país sin la correspondiente autorización de
estancia o residencia», siempre que respete el contenido constitucionalmente garantizado por el
artículo 28.1 CE a la vista de lo dispuesto por la normativa internacional en la materia.
En particular, para los trabajadores autónomos el artículo 19 LETA abre tres posibilidades de
organización con fines profesionales. afiliación a un sindicato (en los términos del art. 3 LOLS),
afiliación a una asociación empresarial (en los términos de la LAS), o constitución de asociaciones
profesionales especificas (conforme a la LO 1/2002, de 22 de marzo, reguladora del derecho de
asociación). Los derechos de actividad de tales asociaciones, los trámites para su constitución y
registro, y los criterios de medida de su representatividad, se regulan en los artículos 19, 20 y 21
LETA.
Ahora bien, la libertad sindical de los funcionarios públicos discurre en buena medida por cauces
especiales. Como se desprende de los artículos 28.1 y 103.3 CE. y como reiteradamente ha recordado
la jurisprudencia (TC 69/1989, de 20 de abril). la ley ha de establecer las «peculiaridades» que,
respetando siempre el contenido esencial del derecho, se consideren precisas para adecuarla a las
especiales características de la función pública y, en general, a los principios, derechos e intereses
que concurren en el funcionamiento de las distintas Administraciones públicas. Tales peculiaridades
pueden afectar al ámbito subjetivo de la libertad sindical (exclusión de ciertos grupos de
funcionarios), al alcance de ese derecho (exclusión de ciertas facultades o facetas de la acción
sindical), al ejercicio del derecho (con las modulaciones oportunas), o al régimen jurídico del derecho
(adaptación a las características del correspondiente sector de la función pública).
A) Exclusiones
El artículo 28.1 CE autoriza la exclusión por ley de ciertos funcionarios públicos del ámbito de
aplicación de la libertad sindical. Partiendo de esa autorización, el artículo 1 LOLS ha excluido de
la libertad sindical a dos colectivos funcionariales muy singulares: los miembros de las Fuerzas
Armadas y los miembros de los Institutos Armados de carácter militar (Guardia Civil). Una tercera
exclusión de la libertad sindical parte del artículo 127.1 CE. y se refiere a los jueces, magistrados
y fiscales.
Las personas con la condición de militar (profesionales y asimilados) no pueden crear sindicatos
mu desarrollar actividades sindicales, por razones de salvaguarda de los intereses de la defensa
nacional y de neutralidad política y sindical de las fuerzas armadas, de tal modo que no entrañan
vulneración de derechos constitucionales las limitaciones disciplinarias que sancionan la
participación como militar en actos de naturaleza esencialmente política o sindical. Pueden crear
no obstante asociaciones profesionales, que en ningún caso podrán desarrollar actividad
típicamente sindical (negociación colectiva, huelga o conflicto colectivo). También se admite la
creación de asociaciones con fines sociales, culturales, recreativos o incluso económicos. Con
funciones de participación e interlocución con la Administración militar se ha creado el Consejo
de Personal de las Fuerzas Armadas.
B) Limitaciones
La Ley ha previsto peculiaridades para los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad que
no tengan carácter militar cuya libertad sindical se rige por normas específicas: primeramente, la
LO 2/1986 y posteriormente la LO 9/2015. En este ámbito la libertad sindical han dejó de
conjugarse con la especial naturaleza de ese colectivo de funcionarios que se muestra ante todo
en su carácter armado y con los principios sobre los que se asienta su actividad. Sus mayores
peculiaridades residen en la prohibición legal de afiliarse a sindicatos que no estén constituidos
exclusivamente por miembros de dicho cuerpo y de constituir sindicatos de ámbito inferior al
nacional, así como la imposibilidad legal de que estos sindicatos se federen con otros que no
estén integrados exclusivamente por este tipo de funcionarios. Parece configurarse así un
peculiar ámbito de libertad sindical en el que es posible el ejercicio de ese derecho con
peculiaridades, pero en el que no es admisible la comunicación con ámbitos distintos y que se
completa con la participación en un Consejo de Policía a través de representantes designados
mediante proceso electoral.
Los funcionarios civiles de establecimientos militares deben ejercer los derechos de actividad
sindical respetando el principio de neutralidad política y sindical de los miembros de las Fuerzas
Armadas y con sujeción a las normas de los empleados públicos.
En cualquier caso, los empresarios tienen reconocido el derecho a organizarse para la defensa de sus
intereses profesionales. El alcance y el contenido de ese derecho de asociación empresarial -al menos
en lo que se refiere al ámbito de las relaciones laborales, fuera del plano puramente económico no
difiere en gran medida de la libertad sindical reconocida a los trabajadores. No sólo porque así se
desprende del Convenio OIT número 87, que reconoce paralelamente el derecho de trabajadores y '
empresarios a crear organizaciones para la defensa de sus intereses, sino también por el contenido
esencial del derecho de asociación, que comprende el derecho de constituir las asociaciones que se
consideren convenientes, el derecho de asociarse o no a las mismas, y el derecho a desarrollar las
actividades propias de la asociación correspondiente (TC 218/1988, de 22 de noviembre), y que
cuenta con la tutela jurisdiccional propia de los derechos fundamentales.
La libertad sindical es un derecho de contenido complejo que comprende tres distintos grupos de
facultades, poderes y libertades:
Estas tres vertientes corresponden tanto a los sindicatos y entidades sindicales en cuanto sujetos
colectivos, como a los trabajadores pertenecientes a los mismos o participantes en sus actividades.
El depósito de los estatutos permite su control de legalidad, que puede atravesar dos fases. En la
primera, a cargo de la oficina pública, se ha de examinar el cumplimiento de las exigencias legales
de forma y procedimiento, sin entrar en valoraciones de fondo; en su caso, se deberá requerir a
los promotores para que en el plazo de diez días procedan a la subsanación de defectos.
Transcurrido este plazo, la oficina pública habrá de dar publicidad a los estatutos (a través de su
inserción en tablón de anuncios y su publicación en el boletín oficial correspondiente, con
inclusión de los datos básicos del sindicato) o rechazar su depósito mediante resolución fundada
en dicho incumplimiento, decisión que puede ser impugnada ante la jurisdicción social, a través
de la correspondiente modalidad procesal.
La segunda fase implica un control de fondo y corresponde directamente a los tribunales, si bien
a instancia de la autoridad pública o persona legitimada. Se abre esta fase con la publicación de
los estatutos, momento a partir del cual cualquier persona está legitimada para su examen, del
mismo modo que la oficina pública está obligada a facilitar a quien lo solicite copia autentificada
de los mismos. Tanto la autoridad pública, como quienes acrediten un interés directo, personal
y legítimo, podrán promover ante el juez de lo social la declaración de no conformidad a derecho
de los estatutos.
En los estatutos deben figurar, a su vez, ciertos datos del sindicato denominación, domicilio y
ámbito funcional y territorial de actuación, órganos de representación, gobierno y
administración; requisitos y procedimiento para la adquisición y pérdida de la condición de
afiliado, procedimiento de modificación de estatutos y de disolución o fusión, y régimen
económico de la organización. Son exigencias lógicas y razonables, que tratan de dar identidad
al sindicato y de proteger los intereses legítimos tanto de sus miembros como de terceros, forma
parte de la esencia de la Libertad sindical la preservación del nombre y la identidad del sindicato,
por lo que la utilización de esos datos por parte de otras organizaciones lesiona ese derecho. El
proceso de la modificación de los estatutos ha de seguir trámites similares.
Son fines todos ellos que conectan muy estrechamente con la adquisición por parte del sindicato
de personalidad jurídica y capacidad de obrar, y con su aptitud para ser sujeto de relaciones
jurídicas. Dispone la ley, en efecto, que transcurridos veinte días hábiles desde el depósito de
estatutos, el sindicato adquirirá personalidad jurídica y plena capacidad de obrar (art. 4.7 LOLS).
Trasladando a este ámbito las bases de la organización política y social, la ley exige que la
estructura y el funcionamiento interno de los sindicatos se ajuste a principios democrático.
Aunque no se detalla el contenido concreto de esa exigencia, es claro que implica, al menos, la
participación de los asociados en la conformación de los órganos de gobierno y en la adopción
de decisiones trascendentales para la organización. De ahí que la fundación, suspensión y
extinción de los sindicatos se deban llevar a cabo por procedimientos democráticos; que los
afiliados tengan derecho a elegir libremente a sus representantes dentro de cada sindicato; y que
los estatutos deban hacer mención de los órganos de representación, gobierno y administración,
del funcionamiento de los mismos, y del régimen de provisión electiva de los cargos del sindicato
que habrán de ajustarse asimismo a principios democráticos. También habrán de incluir los
requisitos y procedimientos para la adquisición y pérdida de la condición de afiliado, el proceso
de modificación de dichos estatutos, y el régimen económico de la organización.
A) Libertad de afiliación
El trabajador tiene derecho de afiliación al sindicato que libremente elija, «con la sola condición
de observar los estatutos del mismo», así como el derecho a separarse del sindicato al que se
estuviera afiliado [art. 2.1.5) LOLS]. Ello significa que para el ingreso en el sindicato se han de
seguir criterios de selección y procedimientos de admisión abiertos y racionales, acomodados a
los propios fines del sindicato, al ámbito geográfico en el que opera o a las características del
sector productivo en el que desarrolla su actividad. La aceptación de los estatutos también
supone respeto de su ideario y estrategia, así como aceptación de sus reglas de funcionamiento
interno y deberes de participación económica.
Son nulos los pactos o acuerdos que condicionen el empleo o el disfrute de determinadas
condiciones de trabajo a la no afiliación, bien sea en general, bien sea referida a un determinado
sindicato. También conlleva la nulidad de las reglas legales o pactadas, y las decisiones
empresariales, que persigan un fin similar, o que perjudiquen o discriminen al trabajador por el
mero hecho de su afiliación sindical (despido, traslado, cambio peyorativo de funciones o de
puesto de trabajo, etc.), incluso cuando el trabajador ocupa puestos de confianza o libre
designación; la libertad sindical entraña el derecho del trabajador a no sufrir menoscabo alguno
en su situación profesional o económica por razón de su afiliación o actividad sindical.
La libertad sindical lleva consigo, como se ha visto, el derecho del trabajador a afiliarse «al
sindicato de su elección»; en principio, pues, la afiliación se hace depender de la voluntad del
individuo, aunque la ley exige la observancia de los estatutos, que nunca podrán imponer
condiciones contrarias a las leyes, abusivas o discriminatorias. Las normas estatutarias podrían
exigir una mínima adaptación de las características profesionales del trabajador al ámbito
funcional y territorial del sindicato, pero no condiciones ajenas al trabajo; por ello, no sería
aceptable la exclusión de extranjeros, o la aceptación exclusiva de extranjeros o de trabajadores
de una determinada nacionalidad. El cumplimiento de las exigencias legales y estatutarias por
parte del trabajador impide al sindicato rechazar la solicitud de afiliación, que de no existir causa
justificada podría constituir lesión de la libertad sindical.
Es libre para el trabajador la decisión de separarse del sindicato o poner término a la relación de
afiliación, tomo una manifestación particular de la libertad sindical negativa. En virtud de su
autonomía organizativa el sindicato puede decidir la separación temporal o la expulsión del
afiliado, pero tales decisiones sólo podrán ser adoptadas por los órganos estatutariamente
competentes y conforme a las normas y garantías estatutarias. Las sanciones impuestas por el
sindicato a sus cargos o afiliados pueden ser objeto de control judicial, pero la competencia de
los órganos judiciales tan sólo permite calibrar si tales decisiones se acomodan a las previsiones
estatutarias, sin poder entrar en los aspectos pertenecientes a la autonomía sindical.
C) Estatuto jurídico del afiliado
La incorporación a la organización genera un haz de derechos y deberes que vienen a constituir
lo que genéricamente se conoce como «estatuto jurídico del afiliado». Muchos de esos derechos
conectan con la democracia interna que debe presidir la organización y funcionamiento de
sindicatos y asociaciones empresariales, o son instrumentos para hacerla efectiva: derecho a
participar en la configuración orgánica, en la elección de cargos y en el funcionamiento interno
de la organización correspondiente; libertad de expresión; derecho a presentar reclamaciones o
quejas, etc.
Al mismo tiempo, el afiliado tiene derecho a que se preserve su posición jurídica dentro de la
organización, a no ser sancionado ni separado de la organización (ni removido de sus cargos)
salvo por causa justificada, conforme a las normas estatutarias y a través de los procedimientos
previamente establecidos, y a utilizar en su caso las vías internas de reclamación contra los
acuerdos del sindicato, revisables en vía jurisdiccional social.
En plano colectivo, la libertad sindical faculta a los sindicatos para el “ejercicio de la actividad
sindical en la empresa o fuera de ella” que comprende la huelga, la negociación colectiva laboral
y el planteamiento de conflictos colectivos. También gozan de otras facultades de origen legal
ordinario o convencional, que pasan a conformar el “contenido adicional” de la libertad sindical:
como la promoción de elecciones sindicales (67 ET), o la intervención en los procesos
jurisdiccionales en nombre propio (13 y 14 LOLS) o en nombre de los afiliados (20 LJS).
Pero una parte muy importante de la financiación procede de otras fuentes, en especial de los
fondos públicos. Estas ayudas y subvenciones se conceden por diversos conceptos, y con cargo
a programas variados (fomento de la acción sindical, actividades de formación, participación
institucional, etc.). También han recibido para su uso, inmuebles del patrimonio público y
algunas han podido recuperar bienes de su patrimonio histórico.
En primer lugar, atribuye responsabilidad a la organización sindical por los actos o acuerdos
adoptados por sus órganos estatutarios en la esfera de sus respectivas competencias. Entendida
en sentido contrario de esta regla se deriva también la exclusión de responsabilidad del
sindicato por los actos o acuerdos adoptados por órganos o cargos carentes de la
correspondiente competencia, y también de las decisiones adoptadas por órganos competentes
pero al margen de los procedimientos formal o estatutariamente establecidos.
La segunda previsión excluye, como regla general, la responsabilidad del sindicato por actos
individuales de sus afiliados; si bien si asume la responsabilidad en los casos en que dichos
afiliados actúen en el ejercicio regular de las funciones representativas o se pruebe que dichos
afiliados actuaban por cuenta del sindicato. Igual de aquellas personas que siendo o no afiliados
intervengan en nombre y por cuenta de la misma o cumpliendo sus consignas, encargos o
decisiones.
El derecho de asociación empresarial contiene asimismo otros dos ingredientes: por un lado, el
derecho de todo empresario a afiliarse a la asociación de su elección, con la sola condición de
observar sus estatutos, así como el derecho de toda asociación de asociarse, federarse o
confederarse con otras organizaciones empresariales; por otro lado, el derecho de las asociaciones
empresariales a desarrollar la actividad que le es propia, que puede y suele desplegarse tanto en
el plano socioeconómico como en el plano sociopolítico.
Las asociaciones empresariales se financian a través de las cuotas de sus asociados, pero por su
papel institucional también reciben ayudas de carácter público y están parcialmente exentas del
impuesto sobre sociedades. Su responsabilidad se rige por las reglas generales del Código Civil y
CP; los órganos de la jurisdicción social son competentes en relación con la responsabilidad que
deriva de la infracción de normas de la rama social del Derecho.
A) Mayor representatividad
El artículo 6 LOLS atribuye mayor representatividad a las organizaciones sindicales que a través
de las “elecciones sindicales” consigan, como mínimo un 10% de representantes de los
trabajadores en el conjunto de las empresas y centros de trabajo, incluido el ámbito de la
función público. Adicionalmente, artículo 7.1 LOLS concede también esa condición a las
organizaciones sindicales que acreditan como mínimo un 15 % de representantes en el ámbito
de CCAA siempre que n estén afiliadas, federadas o confederadas con las anteriores.
Por otro lado, esta cualidad de sindicato más representativo se atribuye no solo a la organización
sindical que acredita directamente aquellos resultados electorales, sino también a los sindicatos
que formen parte de la misma por vínculos de afiliación, federación o confederación. Este
especial procedimiento ha tratado de justificarse en la especial función de defensa y promoción
de los intereses globales de los trabajadores que, en relación con el artículo 7 CE, pueden
cumplir aquellas organizaciones de tipo confederal con amplia implantación desde un punto de
vista territorial y funcional.
Según el artículo 6.3 LOLS, los sindicatos más representativos tienen una singular posición
jurídica que les confiere capacidad representativa a todos los niveles territoriales y funcionales.
Tal capacidad tiene trascendencia a efectos de representación institucional ante las
Administraciones públicas y en la que las organizaciones más representativas gozan
prácticamente de derechos en exclusiva, lo cual se ha justificado por razones de viabilidad y
eficacia. También tiene especial relevancia en el ámbito de la negociación colectiva de eficacia
general, actividad regulada en el Titulo III ET.
D) Implantación suficiente
Por lo demás, las asociaciones empresariales que sin alcanzar la condición anterior, acrediten en
una determinada unidad de negociación el 10% de los empresarios, tienen legitimación para
negociar los convenios colectivos correspondientes a ese ámbito territorial y funcional. En
supuestos excepcionales la representatividad para negociar convenios estatutarios puede
alcanzarse en condiciones menos exigentes (87.3 y 88.2 ET).
El derecho a la libertad sindical goza de especiales medidas de tutela con el fin de hacer efectiva
su titularidad y su ejercicio. La previsión legal de estas medidas en buena muestra del cambio
operado con el paso del tiempo en la posición de los poderes públicos respecto de la organización
de los trabajadores con fines sindicales. A través de las mismas, desde la primitiva prohibición de
los sindicatos se ha ido pasando a una fase de promoción y tutela de la actividad sindical: también
ha ido variando el objeto de la protección, que ya no es sólo la organización sindical, sino los
derechos sindicales en sus distintas manifestaciones.
Las normas sobre tutela de la libertad sindical protegen al trabajador frente a las decisiones y
actos del empresario que impliquen discriminación o perjuicio de cualquier tipo por motivos
sindicales, ya sea por el mero hecho de estar afiliado a un sindicato, ya sea por participar en
actividades o convocatorias del sindicato. Esta protección se extiende a los supuestos en que el
trabajador quede liberado de su trabajo en razón de su cargo sindical o representativo y se
refuerza frente a los despidos y sanciones, o con ocasión de decisiones empresariales, tan
relevantes para el trabajador como el traslado o el ascenso.
Las principales piezas normativas del derecho colectivo del trabajo en el ordenamiento
constitucional parten de la base de que los intereses económicos y sociales que son propios de
los sindicatos de trabajadores y asociaciones empresariales (7 CE) pueden y suelen ser
divergentes, justificando a veces la adopción de medidas de huelga y de conflicto colectivo (28.2
y 37.2 CE). Esta disparidad de intereses no está abocada a la eliminación de la colaboración entre
los distintos sujetos colectivos; los representantes de los trabajadores y empresarios disponen
de un potente instrumento para procurar el ajuste o coincidencia de sus respectivos intereses:
el derecho a la negociación colectiva laboral (37.1 CE).
Tanto las normas nacionales como las internacionales sobre la materia procuran la protección
de la libertad sindical no solo frente al empresario, sino también frente a los poderes públicos,
tratando de evitar ante todo los actos, comportamientos y reglas que supongan algún tipo de
injerencia de la Administración en la libre constitución y desenvolvimiento de las organizaciones
sindicales.
Aunque las vías de injerencia de la Administración en el terreno sindical pueden ser variadas,
quizá una de las de mayor riesgo en la actualidad este constituida por el uso de los criterios de
representatividad, que pueden entrañar trato de favor o apoyo económico privilegiado a
determinados sindicatos o diferencias de trato injustificadas entre las organizaciones sindicales.
No es extraño, por ello, que los órganos jurisdiccionales hayan debido pronunciarse
reiteradamente sobre esas cuestiones.
Para hacer valer la tacha de nulidad, obtener el cese de la conducta antisindical y, en su caso,
solicitar la pertinente indemnización, pueden utilizarse los procedimientos de protección de los
derechos fundamentales y, en particular, la modalidad procesal especial de tutela de los
derechos fundamentales, o el cauce paralelo de la LICA para los funcionarios públicos (3 LJS).
Todos ellos pueden conducir en última instancia al recurso de amparo, y pueden ser promovidos
por cualquier trabajador o sindicato que considere lesionados los derechos de libertad sindical
(13 LOLS): podrán actuar como coadyuvante del trabajador lesionado el sindicato a que
pertenezca, así como los sindicatos más representativos (14 LOLS). Aportados por el
demandante indicios razonables de lesión del derecho, correspondiente al demandado acreditar
la existencia de motivos ajenos a dicha vulneración, para evitar que por dificultades de prueba
queden inmunes los comportamientos que entrañes lesión de la libertad sindical.
Para los actos o comportamientos antisindicales que revistan especial gravedad, por su
trascendencia social o por su singular incidencia en la relación de trabajo, el ordenamiento ha
previsto también la imposición de sanciones administrativas y paneles. Las primeras vienen
recogidas en los párrafos 7, 8 y 9 del artículo 7 LIS, y en los párrafos 6, 8 y 12 del artículo 8 LIS,
y su imposición corresponde a la autoridad laboral, tras la oportuna actuación y propuesta de la
Inspección de Trabajo y sin perjuicio de su revisión jurisdiccional. Las sanciones penales,
previstas para conductas más graves, se condensan en el artículo 315 CP, que castiga las
conductas antisindicales de especial gravedad; el oportuno procedimiento penal puede ser
iniciado por el Ministerio público a indicación de los jueces y tribunales del orden social (15 LOLS)
TEMA 2 - LA ACCIÓN SINDICAL Y LA PARTICIPACIÓN
DE LOS TRABAJADORES DE LA EMPRESA
1. REPRESENTACIÓN Y PARTICIPACIÓN EN LA EMPRESA
Por razones operativas, los trabajadores de las empresas y centros de trabajo no pueden relacionarse
de forma personal y directa cuando el censo supera cierto número. Para ello se acude al instrumento
de la representación, que es la actuación de un trabajador o un grupo reducido de estos que se
constituye en interlocutor del empresario en nombre de la colectividad de asalariados.
A estos representantes de los trabajadores en la empresa les corresponde una labor de promoción y
defensa de los intereses propios de esa colectividad frente a los intereses de la parte empresarial,
que son en buna medida divergentes.
La idea de participación de los trabajadores refleja un distinto enfoque y una distinta estrategia en la
coordinación y articulación de los intereses de los sujetos de las relaciones laborales en la empresa.
Su punto de partida es rechazar que la gestión de la empresa se atribuya en exclusiva al empresario,
proponiendo que a los trabajadores se reconozcan determinadas facultades en la adopción de las
decisiones que rigen el destino de las unidades de producción. Se trata de que los trabajadores estén
presentes en los órganos de gestión de las sociedades mercantiles y de las empresas, sin quedar
reducidos a meros ejecutores materiales de las decisiones del empresario.
La tensión entre las dos ideas enunciadas radica en que, mientras la representación expresa una
contraposición funcional de intereses, la participación se basa en la colaboración y cooperación en
órganos conjuntos. Pero en realidad, nada impide la coexistencia y conexión en la práctica de una y
otra. Se habla así de una representación participativa, en la que los representantes de los
trabajadores asumen funciones de colaboración; y también de una participación conflictiva, cuando
la aceptación de la colaboración se lleva a cabo sin renunciar a la defensa de los intereses propios.
A) Cogestión
La participación de los trabajadores en la gestión de la empresa alcanza su grado máximo cuando
es dirigida conjuntamente por el empresario y los trabajadores. En ningún país de economía de
mercado se ha llegado a establecer tal grado máximo, el sistema más próximo es el establecido
en la República Federal de Alemania, donde la cogestión es aplicada con significativas
limitaciones. Se implanta en empresas con forma de sociedad anónima, de responsabilidad
limitada y cooperativas que ocupen más de dos mil trabajadores fijos. Existe un Consejo de
Vigilancia (órgano de la sociedad) que designa a los competentes del Consejo de Dirección
(órgano de la empresa).
B) Comités o consejos de trabajadores
Este modelo se materializa en la creación de un órgano de representación ad hoc, formado por
trabajadores y que asume la representación de todos los de la empresa frente al empresario.
Estos tres grados de participación se excluyen entre sí, pudiendo coexistir aplicados a cuestiones
diferentes. Lo más frecuente es que la participación se limite a la información consulta y que la
codecisión se aplique a materias estrictas de relaciones laborales en la empresa (tiempos de
trabajo, sistemas de incentivos, ascensos, etc.).
C) Comités mixtos
Algunos ordenamientos (Francia, Bélgica, España en época de Franco) han establecido comités,
consejos o jurados de empresa en los que se integran, además de los representantes de los
trabajadores, el empresario o sus representantes. Esta representación mixta es un lugar de
encuentro y colaboración, es decir, una institución que canaliza los derechos de información de
consulta o de codecisión que a los trabajadores les pueden ser reconocidos.
D) Sindicato en la empresa
En este modelo, es la misma asociación sindical, que suele representar a los trabajadores en
ámbitos superiores a la empresa, la que se ve atribuir la representación de los trabajadores en el
interior de la organización productiva. El sindicato ha de adaptar su organización surgiendo así
las llamadas “secciones sindicales de empresa” o “delegados sindicales”, que actúan in situ
constituyendo el enlace más directo entre los trabajadores y el sindicato, a la par que célula
básica de la organización sindical en los lugares de trabajo.
Este órgano es de composición mixta, formado por los delegados de prevención y por un número
igual de representantes del empresario. También se prevé la creación de un comité intercentros
con las funciones que se les atribuya por acuerdo entre el empresario y los trabajadores en caso
de que la empresa cuente con varios centros de trabajo dotados de este comité.
El art. 33 LC dice que cuando la cooperativa tenga más de 50 trabajadores con contrato por
tiempo indefinido y este constituido el comité de empresa, uno de aquellos formara parte del
Consejo Rector como miembro vocal, siendo elegido y revocado por dicho comité. Su periodo
de mandato y régimen jurídico serán los mismos que el de los otros consejeros.
2. LA REPRESENTACIÓN UNITARIA DEL PERSONAL EN LOS CENTROS DE TRABAJO
El primer y principal canal de representación de los trabajadores en la empresa está formado por los
comités de empresa y delegados de personal.
La regulación del Título II ET sobre los comités de empresa y los delegados de personal comprende
cuatro aspectos fundamentales:
En los centros de trabajo con 50 o más trabajadores es obligado constituir un comité de empresa
(art. 63.1 ET). El artículo 66.1 establece una escala que va desde cinco vocales o miembros de
este comité (centros de 50 a 100 trabajadores) hasta veintiuno (centros de 750 a 1.000
trabajadores); con la norma complementaria de que por encima de esta última cifra habrá dos
miembros más «por cada mil [trabajadores] o fracción, con el máximo de setenta y cinco». Es
fácil observar que el incremento del número de representantes no mantiene una relación directa
con el de trabajadores del centro: los de menor dimensión tienen proporcionalmente una
representación más numerosa que los de dimensión mayor. Esta aparente desproporción se
compensa con la atribución a los representantes unitarios de las empresas más grandes de un
«crédito de horas» más elevado.
El artículo 67.1 ET permite que por convenio colectivo o, en su defecto, por acuerdo entre el
empresario y los representantes de los trabajadores se disponga «lo necesario para acomodar la
representación de los trabajadores a las disminuciones significativas de plantilla que puedan
tener lugar en la empresa». Por su parte, el articulo 13.1 RER prevé la promoción de elección
parcial para el caso de aumento de plantilla «por cualquier causa».
Los representantes lo son de la totalidad de los trabajadores del centro, incluidos los trabajadores
fijos discontinuos y los vinculados por contratos de duración determinada, según ordena
expresamente el artículo 72.1 ET. A efectos de determinar el número de representantes, sin
embargo, se establece una regla especial con respecto a los contratados «por término de hasta
un año», según el número de días trabajados en el año anterior a la convocatoria de la elección.
B) Comité conjunto
El primer supuesto especial en el que se rompe la relación estricta entre representación y centro
de trabajo es éste del «comité de empresa conjunto», previsto para «la empresa que tenga en la
misma provincia, o en municipios limítrofes, dos o más centros de trabajo cuyos censos no
alcancen los cincuenta trabajadores, pero que en su conjunto lo sumen». Así pues, a los efectos
de la constitución de la representación, la ley considera estos centros como uno solo, dada su
proximidad geográfica, haciendo establecer para todos ellos unitariamente un comité y no los
delegados de personal que les corresponderían de forma aislada por aplicación de la regla
general. Para el caso de que algunos de estos centros alcancen los cincuenta trabajadores y otros
no, el mismo precepto establece que «en los primeros se constituirán comités de empresa
propios y con todos los segundos se constituirá otro». Estas previsiones legales alcanzan mayor
aplicación en determinados sectores en los que es más frecuente la existencia de centros de
trabajo de pequeña dimensión de la misma empresa próximos entre sí.
C) Comité intercentros
La segunda modalidad especial de comité de empresa es el llamado «comité intercentros»,
previsto para aquellas empresas que, por tener varios centros con 50 o más trabajadores,
constituyen varios comités; el intercentros se añade a éstos como representación global de la
totalidad de los trabajadores de la empresa.
La constitución del comité intercentros sólo podrá pactarse «por convenio colectivo», y tendrá
«un máximo de 13 miembros que serán designados de entre los componentes de los distintos
comités de centro»: además, en su composición «se guardará la proporcionalidad de los
sindicatos, según los resultados electorales considerados globalmente». La jurisprudencia ha
decidido la admisión de los vocales junto a los elegidos en candidaturas sindicales. En los
convenios colectivos de empresas de una cierta dimensión es frecuente encontrar este tipo de
normas de creación y de atribución de funciones al comité intercentros, que permite coordinar
la actividad de los comités de centro, superando así los inconvenientes de una representación
parcelada.
En segundo lugar, el artículo 63.3 ET precisa que estos comités «no podrán arrogarse otras
funciones que las que expresamente se les conceda en el convenio colectivo en que se acuerde
su creación»; la jurisprudencia ha declarado que el comité intercentros representa a la totalidad
de los trabajadores de la empresa, por lo que le corresponde la legitimación en la negociación
colectiva en este ámbito, salvo que se pruebe lo contrario, esto es, que el convenio colectivo que
le dio origen le hubiese privado de dicha facultad.
Si el convenio colectivo crea comisiones con miembros designados por el comité, debe
preservarse la presencia en ellas de todas las representaciones, incluidas las minoritarias.
2.2. LA ELECCIÓN DE LOS REPRESENTANTES
A) Electores y elegibles
Son electores o titulares del derecho de sufragio activo «todos los trabajadores de la empresa o
centro de trabajo mayores de dieciséis años y con una antigüedad en la empresa de, al menos,
un mes». La edad mínima coincide con la de adquisición de la capacidad para contratar como
trabajador, mientras que el requisito de la antigüedad en la empresa se justifica por la exigencia
de un mínimo arraigo en ésta y de conocimiento de los candidatos a la elección.
Son elegibles o titulares del derecho de sufragio pasivo «los trabajadores que tengan 18 años
cumplidos y una antigüedad en la empresa de, al menos, seis meses». Se permite que por
convenio colectivo se pacte para este último requisito «un plazo inferior, con el límite mínimo
de tres meses de antigüedad», en algunas actividades por razones de «movilidad de personal»,
por lo que hay que entender seguramente razones de mayor rotación, en la contratación y
permanencia de los trabajadores.
Cumplidos los requisitos legales mencionados, los trabajadores extranjeros son electores y
elegibles, sin distinción alguna respecto de los españoles. Lo mismo debe decirse de los
trabajadores fijos discontinuos y de los contratados por tiempo determinado, de los que ya ha
quedado dicho que están representados por delegados y comités igual que los trabajadores fijos
de plantilla.
B) Promoción de la elección
Pueden realizar este acto de apertura del proceso electoral «las organizaciones sindicales más
representativas, las que cuenten con un mínimo de un 10 por 100 de representantes en la
empresa o los trabajadores del centro de trabajo por acuerdo mayoritario». El incumplimiento
de determinados requisitos formales exigidos por la ley a este acto «determinará la falta de
validez del correspondiente proceso electoral».
Se constituye una mesa «por cada colegio de doscientos cincuenta trabajadores electores o
fracción». Corresponde a cada una «vigilar todo el proceso electoral, presidir la votación, realizar
el escrutinio, levantar el acta correspondiente y resolver cualquier reclamación que se
presente».
La mesa está formada por el presidente (el trabajador más antiguo) y dos vocales (los electores
de mayor y menor edad), con sus suplentes, ninguno de ellos candidato, pudiendo integrarse en
ella interventores de los candidatos y un representante del empresario. Una vez construida, se
inicia el procedimiento electoral propiamente dicho.
Se prevé la constitución de una «mesa electoral itinerante» en los centros de trabajo «en que
los trabajadores no presten su actividad en el mismo lugar con carácter habitual» y en el caso
de elección del comité de empresa conjunto.
D) Presentación de candidaturas
Se reconoce facultad para presentar candidaturas a «los sindicatos de trabajadores legalmente
constituidos», a «las coaliciones formadas por dos o más de ellos que deberán tener una
denominación concreta» y a grupos de trabajadores en número «equivalente al menos a tres
veces el número de puestos a cubrir». Los resultados globales de los dos primeros tipos de
candidaturas, de carácter sindical, sirven para la atribución de los distintos grados de
representatividad sindical. La ley no exige una participación equilibrada (proporcional o
paritaria) de hombres y mujeres en las candidaturas de los comités de empresa y delegados de
personal.
E) Acto de la votación
En la elección de delegados de personal, el elector incluye en su papeleta «un número máximo
de aspirantes equivalentes al de puestos a cubrir», esto es, 1 o 3. Por el contrario, en la elección
del comité, «cada elector podrá dar su voto sólo a una de las listas presentadas» para los
miembros de éste que corresponda a su colegio; listas cerradas y bloqueadas en este segundo
caso, frente a la lista abierta del primero.
Estas listas cerradas, diferentes para cada colegio electoral, «deberán contener, como mínimo.
tantos nombres como puestos a cubrir» y en ellas «deberán figurar las siglas del sindicato o
grupo de trabajadores que la presenten».
El acto de votación se efectuará «en el centro o lugar de trabajo y durante la jornada laboral,
teniendo en cuenta las normas que regulen el voto por correo». El recuento de votos se realizará
«inmediatamente después de la celebración de la votación» y «públicamente mediante la
lectura por el Presidente en voz alta de las papeletas».
Si hubiere puesto o puestos sobrantes, se atribuirán a la lista o listas que tengan un mayor resto
de votos» «dentro de cada lista resultarán elegidos los candidatos por el orden en que figuren
en la candidatura». Por otro lado no tendrán derecho a la atribución de representantes en el
comité de empresa aquellas listas que no hayan obtenido como mínimo el 5 por 100 de los votos
por cada colegio».
G) Actas electorales
Un acta escrita recoge el resultado del escrutinio por cada mesa, a la que se añade otra global
de haber varias mesas en la empresa o centro, copias del acta se remiten al empresario, a los
interventores y a los representantes electos. El acta de la elección debe ser enviada a la «Oficina
Pública dependiente de la Autoridad Laboral», que publica copia y procede, salvo supuestos
tasados, a su registro transcurridos diez días. La misma oficina es competente para expedir
«copias auténticas» de las actas.
H) Reclamaciones
El ET regula un procedimiento arbitral para las «reclamaciones en materia electoral», excluidas
las relativas a la denegación de inscripción de actas.
Se encuentran legitimados para realizar la impugnación «todos los que tengan interés legítimo,
incluida la empresa cuando en ella concurra dicho interés». Son impugnables las decisiones y
actuaciones de la mesa electoral en las que se haya podido apreciar «vicios graves que pudieran
afectar a las garantías del proceso electoral y que alteren su resultado», «falta de capacidad o
legitimidad de los candidatos elegidos», «discordancia entre el acta y el desarrollo del proceso
electoral» o «falta de correlación entre el número de trabajadores que figuran en el acta de
elecciones y el número de representantes elegidos». Requisito indispensable para realizar la
impugnación es haber reclamado dentro del día laborable siguiente al acto que se impugna.
Los árbitros son designados por un periodo de 4 años susceptible de renovación por acuerdo
unánime de los sindicatos más representativos a nivel nacional o de Comunidad Autónoma y de
los sindicatos que ostenten al menos el 10% de los delegados de personal y vocales de los
comités de empresa en el ámbito correspondiente.
Si los puestos vacantes no han podido ser cubiertos por este procedimiento automático podrán
promoverse «elecciones parciales» (se entiende: para cubrir las vacantes).
Delegados de personal y vocales del comité pueden ser revocados «durante su mandato», por
asamblea de trabajadores convocada al efecto «a instancia de un tercio, como mínimo, de los
electores»; la revocación deberá ser decidida «por mayoría absoluta de éstos, mediante sufragio
personal, libre, directo y secreto», y puede afectar a la totalidad de los titulares y suplentes, lo que
abre paso a una nueva elección en la empresa o centro de trabajo.
Es importante subrayar la doble limitación a que está sometida esta facultad de revocación: no se
puede ejercitar durante la tramitación de un convenio colectivo, evitándose así que la representación
de los trabajadores quede afectada en un momento especialmente importante de su actividad; ni
tampoco se puede volver a plantear -se entiende, si la revocación no se aprueba por la asamblea
hasta que hayan transcurrido por lo menos seis meses.
Las sustituciones, revocaciones, dimisiones y extinciones del mandato deben comunicarse a la oficina
pública dependiente de la autoridad laboral y al empresario con publicación en el tablón de anuncios
del centro de trabajo. El mandato de los representantes no se extinguen por el cambio de titularidad
de la empresa centro o unidad transmitida.
Los representantes son elegidos según un procedimiento muy similar al regulado en el Título II ET
para un periodo también de cuatro años, con posibilidad de reelección. La ley les reconoce
determinados derechos de información, de audiencia o consulta etc.
➢ Derecho de información: La representación de los trabajadores tiene derecho ser informada por
el empresario de todas aquellas cuestiones que puedan afectar a los trabajadores y sobre la
situación de la empresa y evolución del empleo en la misma. Por información se entiende la
transmisión de datos por parte del empresario al CE y DP a fin de que esta representación tenga
conocimiento de una cuestión determinada y pueda examinarlo. En la definición o aplicación de
los procedimientos de información y consulta, el empresario y el comité de empresa actuarán
con espíritu de cooperación, en cumplimiento de sus derechos y obligaciones recíprocas,
teniendo en cuenta tanto los intereses de la empresa como los de los trabajadores.
El comité de empresa tendrá derecho a ser informado de determinadas materias con cierta
periodicidad.
El comité de empresa, con la periodicidad que proceda en cada caso, tendrá derecho a:
Asimismo, el comité de empresa tendrá derecho a recibir la copia básica de los contratos así
como la notificación de las prórrogas y de las denuncias correspondientes a los mismos en el
plazo de diez días siguientes a que tuvieran lugar. (ART 64 ET)
La información debe hacerse en un momento adecuada para que se pueda llevar a cabo un
adecuado examen y consulta e informe. El empresario puede denegar cierta información como
garantía para el buen funcionamiento de la empresa, así la empresa en principio no está obligada
a dar información sobre secretos industriales, financieros o comerciales, cuando la divulgación
pueda suponer un obstáculo para el funcionamiento de la empresa o centro de trabajo.
La consulta debe de permitir que el criterio del comité sea conocido por el empresario a la hora de
adoptar y ejecutar sus decisiones. Los miembros del CE y DP deben ser consultados en materias como
la situación y estructural del empleo en el centro de trabajo , cambios relevantes en la organización
de trabajo y contratos de trabajo , reestructuraciones de plantillas , ceses totales ,parciales o
definitivos de la plantillas , reducciones de jornada de trabajo , traslado total o parcial de las
instalaciones de la empresa a otra lugar y en definitiva un conjunto amplio de materias donde
necesariamente es necesario consulta y que viene establecido en el art 64.5 ET
➢ Derechos de gestión directa: Los representantes tienen derecho a participar, como se determine
por convenio colectivo, en la gestión de obras sociales establecidas en la empresa en beneficio
de los trabajadores o de sus familiares. (art 64.7 ET ) Ej : cuando la empresa establece un plan
de pensión que favorece a los trabajadores.
El ejercicio de las acciones administrativas y judiciales se rige por la regla de la decisión mayoritaria
de sus miembros, extensible a la totalidad de su actuación.
La primera establece que “los trabajadores de las empresas contratistas y subcontratistas, cuando
no tengan representación legal, tendrán derecho a formular a los representantes de los trabajadores
de la empresa principal cuestiones relativas a las condiciones de ejecución de la actividad laboral,
mientras compartan centro de trabajo y carezcan de representación.
Lo dispuesto en el párrafo anterior no será de aplicación a las reclamaciones del trabajador respecto
de la empresa de la que depende.”
La segunda establece que “los representantes legales de los trabajadores de la empresa principal y
de las empresas contratistas y subcontratistas, cuando compartan de forma continuada centro de
trabajo, podrán reunirse a efectos de coordinación entre ellos y en relación con las condiciones de
ejecución de la actividad laboral en los términos previstos en el artículo 81”
4. LA REPRESENTACIÓN SINDICAL EN LA EMPRESA
La Sección sindical agrupa a todos los trabajadores de la empresa, ct que estén afiliados a un
determinado sindicato, así en cada empresa puede existir tantas secciones sindicales como grupo de
trabajadores afiliados a otro sindicato.
El art 8.1 reconoce: Los trabajadores afiliados a un sindicato podrán, en el ámbito de la empresa o
centro de trabajo:
a) Constituir Secciones Sindicales de conformidad con lo establecido en los Estatutos del Sindicato.
El hecho de que se remita a las normas internas del sindicato supone que cualquier sindicato
tiene la facultad de proyectar su organización hasta el ámbito de la empresa.
La sección sindical no se constituye por mandato de la ley, sino por iniciativa de un sindicato o
por los trabajadores afiliados al mismo. Por ello, los estatutos de cada sindicato vienen a regular
todo lo relativo a esta materia (funciones, amb. de actuación…)
Las funciones de representación de las secciones sindicales se refieren en principio únicamente a los
afiliados al sindicato a que la sección sindical pertenece y no a la totalidad de los trabajadores de la
empresa o centro de trabajo.
Las secciones sindicales tienen la función de enlace y coordinación con el sindicato del que forman
parte.
Existen una serie de derechos que se van a reconocer solamente a las secciones sindicales de los
sindicatos más representativos y a los que tengan representación en los comités de empresa:
Para hacerse acreedor a las ventajas y atribuciones legales que serán expuestas posteriormente, el
delegado sindical ha de ser elegido «por y entre [los] afiliados en la empresa o en el centro de
trabajo»; legitimación por elección que no conculca, como era de esperar, ningún precepto
constitucional.
En principio, el delegado es único por cada sección; no obstante, teniendo en cuenta que las tareas
propias del cargo pueden incrementarse a medida que es más elevado el número de trabajadores
del centro, el artículo 10.2 LOLS establece que «bien por acuerdo, bien a través de la negociación
colectiva, se podrá ampliar el número de delegados establecidos en la escala a la que hace referencia
este apartado». Para el caso de que ese acuerdo no exista, la ley reconoce a los sindicatos «que hayan
obtenido el 10 por 100 de los votos en la elección al Comité de Empresa» el derecho de contar con
mayor número de delegados, según la escala establecida en el mismo artículo, que va desde dos
delegados (centros de trabajo de 750 a 2.000 trabajadores) a cuatro (centros con más de 5.000
trabajadores); en el cómputo de los referidos votos deben excluirse los nulos (TS 19 de mayo de
1993). Obsérvese que también en este caso la ley reconoce mayores medios a los sindicatos que
hayan superado un determinado grado de audiencia entre los trabajadores del centro, medido a
través de los resultados de la elección del órgano de representación unitaria.
- Asistir a las reuniones de los Comités de Empresa y órganos internos de la empresa en materia
de seguridad e higiene en el trabajo.
Es claro que algunas funciones se reconocen solo a los representantes unitarios, como la facultad del
comité de empresa para ejercer funciones administrativas y judiciales, o algunas facultades de
información y consulta reconocidas a los representantes legales de los trabajadores.
Las empresas situadas en España cuya dirección central este en otro EM se prevé:
Lo más importante de la Ley se dedica a las sociedades radicadas en España, con la ordenación de un
procedimiento negociador para establecer un sistema de implicación de los trabajadores. El acuerdo
resultante deberá contener: composición del órgano de participación, duración del mandato,
atribuciones, régimen de funcionamiento, etc.
Las Ley contiene además unas disposiciones subsidiarias para su aplicación si así lo deciden o si
transcurre el plazo máx. de negociación sin llegar a acuerdo (6 meses, prorrogables 1 año). Estas
disposiciones se refieren a los distintos aspectos normativos del órgano de representación de los
trabajadores, que hace posible la implicación de estos últimos en la composición, competencias, etc.
A) Crédito de horas
Al representante, para el ejercicio de sus funciones representativas se le reconocen un
número de horas mensuales de las cuales puede hacer uso durante la jornada de trabajo
sin que ello implique reducción de salario. El nº de horas de cada representante varía en
función de las dimensiones de la empresa o centro de trabajo.
La empresa controlará que el uso de este crédito horario se haga en las horas establecidas
y en dichas horas, la tarea de los representantes para ejercer funciones y fines
establecidos legalmente.
B) Local para actividades
El empresario tiene la obligación de proporcionar a los representantes de los trabajadores
los medios materiales para el ejercicio de sus actividades. Así, se el empresario ha de
poner a disposición de los representantes un local adecuado y con carácter permanente
en el centro de trabajo para que puedan usarlo; salvo en aquellos casos en que las
dimensiones de la empresa no lo permitan.
D) Libertad de expresión
Los representantes tienen derecho a expresar sus opiniones en todo lo que afecte a sus
funciones representativas sin que por ello se le castigue por parte del empresario. Facilita
el ejercicio de libertad de expresión el hecho de que los representantes podrán distribuir
en la empresa o centro de trabajo las publicaciones que estimen oportunas, además se
materializa la libertad de expresión en la posibilidad de usar los tablones de anuncios para
colgar lo conveniente.
Puede ocurrir que, en el ejercicio de sus actividades para la defensa de los intereses de los
trabajadores, se generen en ocasiones discrepancias o roces con el empleador. Como consecuencia
de ello se establecen una serie de garantías o se tutela al representante frente al comportamiento
del empresario.
El deber de sigilo subiste incluso después de la expiración del mandato de los mismos se extinga, es
decir, los documentos que la empresa le entregó a los trabajadores no puede usarlos fuera del ámbito
de la empresa ni para fines distintos.
Se les reconoce a las representantes de los trabajadores DERECHOS DE INFORMACION, es decir están
facultados para informar a los trabajadores de los asuntos que puedan tener repercusión en las
relaciones de trabajo; a las empresas se les impone la obligación de informar a los representantes de
manera que haga una abundancia información económica de la empresa y así los representantes la
comuniquen a los trabajadores.
Los trabajadores tienen derecho a reunirse en una asamblea. Es un derecho de tiene los
trabajadores por el mero hecho de serlo y sin distinción de ningún tipo. Este derecho se ejercita
en el mismo lugar de trabajo.
La AT puede ser convocada por los Delegados de Personal, Comité de Empresa o centro de
trabajo o por un número de trabajadores de la empresa o centro de trabajo no inferior al 33%
de la plantilla. La convocatoria de la asamblea se comunica al empresario con 48 horas de
antelación; en dicha comunicación debe de constar expresamente el orden del día de la
asamblea y respecto de la que el empresario debe acusar recibo.
El empresario se puede negar a facilitar el centro de trabajo además de en los casos anteriores,
en los siguientes:
La Asamblea será presidida por el CE o por los DP mancomunadamente, los cuales, será responsable
del desarrollo de la misma. Cabe la posibilidad de que se celebren reuniones parciales que se
consideran como una sola y cesada en el día de la primera de ellas.
Esto ocurre cuando no es posible que se reúnan la totalidad de trabajadores en una única Asamblea
por tratarse de una plantilla donde haya trabajadores por turnos, los locales son insuficientes o por
cualquier otra circunstancia que impida que la plantilla se pueda reunir en una única asamblea.
La ley no expresa cual puede ser el objeto de la reunión, el cual puede ser muy amplio, solo habla
expresamente de revocación del mandato de los representantes y la designación de aquellos
trabajadores que los van a representar en la negociación colectiva de un convenio.
- La materia puede ser cualquier tema laboral que afecte directamente a los trabajadores.
- Cuando se someten asuntos que afecte a temas los trabajadores, para llegar a acuerdos sobre
esas materias, es necesario el voto favorable de la mayoría de los trabajadores (la mitad más 1).
Este voto es personal, libre, directo y secreto, incluido el voto por correo.
Solo podrán tratarse asuntos que figuren en el orden del día. A la asamblea podrán asistir personas
no pertenecientes a la empresa, cuyos nombres deberán ser comunicados por la presidencia al
empresario; esta previsión legal conecta con la del artículo 9.1.c) LOLS.
Cabe la posibilidad de que se celebren reuniones parciales que se consideran como una sola y cesada
en el día de la primera de ellas.
Esto ocurre cuando no es posible que se reúnan la totalidad de trabajadores en una única Asamblea
por tratarse de una plantilla donde haya trabajadores por turnos, los locales son insuficientes o por
cualquier otra circunstancia que impida que la plantilla se pueda reunir en una única asamblea.
La ley no expresa cual puede ser el objeto de la reunión, el cual puede ser muy amplio, solo habla
expresamente de revocación del mandato de los representantes y la designación de aquellos
trabajadores que los van a representar en la negociación colectiva de un convenio.
- La materia puede ser cualquier tema laboral que afecte directamente a los trabajadores.
- Cuando se someten asuntos que afecte a temas los trabajadores, para llegar a acuerdos sobre
esas materias, es necesario el voto favorable de la mayoría de los trabajadores (la mitad más 1).
Este voto es personal, libre, directo y secreto, incluido el voto por correo.
La Ley no es más explícita el respecto. Es cierto que los delegados de personal y los vocales del comité
de empresa lo son con plenitud de facultades sin necesidad de que su actuación cuente con la
aprobación previa ni la ratificación posterior de la mayoría de los representados. Pero en la práctica
los representantes pueden convocar a los trabajadores en la asamblea para asegurar que su
actuación cuenta con el respaldo de estos.
La Ley hace depender de la voluntad de los electores la continuidad del ejercicio de la representación,
no solo cuando el mandato expira y el representante se presenta a la reelección, sino también cuando
está en el ejercicio del mandato representativo.
Además la Ley no exige motivación ni en la convocatoria de la asamblea para una posible revocación
ni en la decisión revocatoria.
Así, a los deportistas profesionales se les atribuye los derechos colectivos con carácter general en la
legislación vigente, en la forma y condiciones pactadas en los convenios. Términos similares se les
aplica a los operadores mercantiles, a las personas discapacitadas, a los artistas de espectáculos
públicos.
No obstante, a los internos de los talleres penitenciarios se les reconoce una participación limitada
en la organización de dichos trabajos, siempre que no interfieran en los planes productivos.
La solución es la contraria para el personal de alta dirección y para los penados en instituciones
penitenciarias, que se exige una remisión expresa en el Real Decreto o conste en el contrato de
trabajo para los primeros, y para los segundos que conste en el contrato de trabajo.
En el ámbito de la función pública, están legitimados para convocar la reunión las organizaciones
sindicales, los delegados de personal, las juntas de personal y los propios funcionarios en nº no
inferior al 40% del colectivo convocado. Las reuniones serán fuera de las horas de trabajo, salvo
acuerdo entre el órgano competente y los legitimados para convocarla.
TEMA 3 – CONVENIOS Y NEGOCIACIÓN COLECTIVA
1. LA NEGOCIACIÓN COLETIVA
Es un procedimiento de adopción de reglas y decisiones entre sujetos que representan a grupos
inter-independientes y a la vez divergentes.
1.1 CARACTERIZACIÓN
✓ Es un procedimiento autónomo pues las decisiones se adoptan por las partes negociadoras y
no hay ningún tipo de injerencia externa.
✓ Las reglas y decisiones son aprobadas conjuntamente por las partes negociadoras.
En sus inicios la negociación colectiva era muy limitada, era solo un instrumento para fijar el
salario mínimo; posteriormente la negociación colectiva fue ampliado su objeto, su ámbito
material, pasando de ser solo un instrumento para la administración del salario a abarcar
múltiples aspectos de las relaciones de trabajo. Así puede afirmarse que la negociación colectiva
sirve para fijar las condiciones mínimas de trabajo y empleo a los que han de adherirse los
contratos de trabajo. En las últimas décadas en ámbito de la negociación colectiva se extiende
también a las relaciones colectivas de trabajo y a ciertas decisiones del empresario que incidan en
la esfera laboral.
La negociación colectiva es el cauce más importante por el que discurren las relaciones de trabajo
en nuestro país, si bien, existen otros procedimientos de integración y comunicación entre
trabajadores y empresarios como son la consulta, la cogestión, dialogo social (intercambios de
pareceres entre las Administraciones públicas y los sujetos colectivos interesados en la política
económica y social).
Las relaciones laborales están arraigas por tanto en la negociación colectiva, pero ese
procedimiento negociador tiene un desarrollo y estructura que se rige por una serie de reglas que
pueden ser más o menos flexibles. Así distinguimos entre la negociación colectiva informal y
negociación colectiva regulada por la ley.
Respecto de la primera existen una serie de reglas elaboradas por los propios sujetos
negociadores. Mientras que la negociación colectiva regulada por ley supone una intervención
legislativa de mayor o menos intensidad, y rigen las reglas establecidas por la ley.
Se puede hablar por la frecuencia de la negociación colectiva, entre periódica (cuando el proceso
de negociación se lleva a cabo en intervalos de tiempo periódicos y se interrumpe cuando se
firma el CC) y permanente (el proceso negociador es continuo, el CC una vez suscrito se considera
como un acuerdo abierto y puede ser completado posteriormente).
Así por ejemplo en la materia de salarios más bajo de los trabajadores, la negociación es
individual.
Las AP no desarrollan su actividad a través del mercado, porque no rige el criterio de rentabilidad
económica ni los funcionarios están expuesto al riesgo de pérdida de empleo.
CARACTERÍSTICAS
- Elemento subjetivo: Las partes que celebran el acuerdo son 2, la representación de los
trabajadores y la representación del empresario o el empresario individual.
- Elemento objetivo: El contenido del objeto del acuerdo del convenio es la regulación de las
condiciones de empleo y trabajo y de las relaciones de trabajo que afecten a los intereses
individuales y colectivos de los trabajadores y empresarios.
- En cuanto a su eficacia, el acuerdo alcanzado tiene como regla general carácter vinculante y
ellos para garantizar su efectivo cumplimiento.
- Hay que señalar la propia imperatividad de ese convenio extraestatutario para los trabajadores
que se encuentren en su ámbito de aplicación y no podrán pactarse condiciones menos
favorables o inferiores a las fijadas por el Convenio Colectivo.
Conforme al artículo 37.1 de la CE “La ley garantizará el derecho a la negociación colectiva laboral
entre los representantes de los trabajadores y empresarios, así como la fuerza vinculante de los
convenios.”
Así la CE viene a señalar la expresión civil ‘’pacta sunt servanda‘‘, es decir, lo pactado obliga ya
que si se diese un tratamiento de igualdad entre el Convenio Colectivo de trabajo y el contrato de
trabajo, regiría la voluntad posterior en el tiempo (el contrato), de modo que el contrato de
trabajo individual podría alterar en perjuicio del trabajador las condiciones fijadas en el Convenio
Colectivo. El texto constitucional coloca el Convenio Colectivo por encima del contrato de trabajo.
De este modo se observa que la fuerza vinculante de trabajo esta devaluada por las facultades
unilaterales del empleador.
Respecto del CC no es lo mismo, ya que su fuerza vinculante está garantizada por la CE y obliga al
empleador a respetar en todo caso las condiciones pactadas en Convenio Colectivo, siendo el éste
inicialmente inmune a los poderes unilaterales del empleador.
La modificación del contrato de trabajo nunca puede suponer modificación del Convenio
Colectivo.
La distinción hace referencia al círculo de trabajadores y empresarios que van a quedar dentro de
su ámbito de aplicación.
• El Convenio Colectivo de eficacia erga omnes es aquel en que la vinculación del convenio de va
a extender a la totalidad de trabajadores y empresarios incluidos en su ámbito de aplicación,
siendo indiferente que los trabajadores estén o no afiliados a la representación que ha
negociado el convenio o que el empresario este o no asociado a la organización empresarial
que ha negociado y firmado el convenio.
Este tipo de Convenio Colectivo se aplica a TODOS los trabajadores y empresarios. La eficacia
general de los Convenios Colectivos es una atribución legal que va acompañada de una
intervención normativa del legislador en la ordenación de la actividad negociadora.
La legislación española ha optado por conceder eficacia general o erga omnes a los CC
negociados y concluidos de acuerdo con lo establecido en el titulo tercero del ET, llamándoles
también ‘’Convenios de eficacia general’’.
Entre los requisitos exigidos por la ley para otorgar eficacia general a los convenios nos
encontramos en los estadios previos a la negociación del Convenio Colectivo, la normativa
estricta en la selección de las personas legitimadas para legitimar.
• El Convenios Colectivos de eficacia limitada es aquel que limita sus efectos solamente a
aquellos empresarios y trabajadores directamente representados por las partes negociadoras
a través de vínculos de afiliación o de apoderamiento expreso.
Estos Convenios extraestatutarios carecen de eficacia general puesto que no afectan a todos
los trabajadores; dichos convenios no reúnen todos los requisitos que para acordar un CC
establece el ET.
Al no reunir todos los requisitos tienen fuerza vinculante de los contratos, pero de una norma.
En aquellos casos en los que estos convenios no afectan la totalidad de los trabajadores,
dichos Convenios extra puede ampliar su eficacia puesto que se pueden adherir empresarios y
trabajadores no afectados por los mismos. Esto se hace mediante una declaración expresa o
asentimiento o aplicación efectiva.
• El Convenio Colectivo sectorial es aquel cuyo ámbito funcional es el sector o rama de actividad.
Estos Convenios Colectivos pueden ser negociados en distintos ámbitos territoriales,
municipio, comarca, provincial, CCAA, o estatal. Ej ; CC del sector de la hostelería limitado a la
provincia de Almería
El art 87.1 del ET parece limitar estos CC a un grupo de trabajadores con perfil profesional
especifico al ámbito de la empresa
• Se han de destacar los Acuerdos o Convenios Marco que tienen por objeto el establecimiento
de las reglas o líneas de actuación relativas a la estructura de la negociación colectiva sobre
como el contenido de los convenios ordinarios negociados en ámbitos inferiores.
Tratan de ordenar y orientar la negociación de ámbito más reducido por lo que se suele decir
que son ‘’ Convenios para convenir’’. La fuerza vinculante de estos Convenios marco está
recogida en el art 82.3 del ET.
Los acuerdos negociados a este nivel por la dirección de la empresa y la representación de los
trabajadores sobre la regulación de las condiciones de trabajo y empleo entre otras cuestiones.
Los acuerdos se reducen a cuestiones parciales de las condiciones de trabajo y empleo y no tiene
alcance general, no reúnen las características propias de un Convenio Colectivo.
3. LAS PARTES DEL CONVENIO COLECTIVO DE TRABAJO
> El empresario individual sí que tiene capacidad para ser sujeto de la negociación colectiva de
empresa, pero cuando se trata de la negociación de CC sectoriales si es necesario tener una
capacidad de obrar colectiva que solo la tiene la asociación empresarial y no en el empresario
individual
Para negociar Convenios Colectivos de eficacia general a los sujetos negociadores se le exige una
representatividad o implantación fuerte dado que los efectos del Convenio Colectivo que se
suscriba se van a desplegar de la totalidad de los trabajadores empresarios comprendidos en la
unidad de negociación.
Están legitimados también el Comité de empresa, de ámbito inferior los Delegados del
personal al en su caso y las secciones sindicales si las hubiere. Cuando corresponda la
legitimación a las secciones sindicales han de sumar la mayoría de los miembros del CE.
En la parte del trabajador hay varios agentes negociadores que puede llevar a cabo la
negociación y por eso se plantea la cuestión de a quien le corresponde la negociación de un
convenio de empresa concreto, ya que solo puede haber una representación y no las tres a la
vez.
Del lado de los trabajadores conforme al art 87 del ET están legitimados para negociar CC
sectoriales las entidades sindicales que acrediten uno de estos dos tipos de representación:
los sindicatos que acrediten haber obtenido un mínimo del 10% de los miembros del CE o de
los DP en el ámbito territorial o funcional de convenio; también tienen legitimación en sus
ámbito territoriales los sindicatos más representativos a nivel nación y del ámbito de CCAA
El ET en el artículo 85.1 señala que las materias de índole económica pueden en principio ser
negociadas colectivamente, pero la referencia que la CE hace a lo laboral restringe la negociación
colectiva a las decisiones económicas que afecten a las relaciones laborales.
En el artículo 82.2 del ET se dice que los Convenios Colectivos en su ámbito correspondiente
regulan las condiciones de trabajo y productividad y que también podrán regular la paz social a
través de las obligaciones que se pacten.
En el artículo 85.1 del ET se enumeran las materias que se pueden regular por Convenio
Colectivo y dice que estos podrán regular materias de índole económica, laboral, sindical y en
general cuantas otras afecten a las condiciones de empleo y al ámbito de relaciones de los
trabajadores y sus organizaciones representativas con el empresario y las asociaciones
empresariales.
En este sentido hay que señala que la Ley de la Seguridad Social establece a favor de los
trabajadores un régimen mínimo y obligatorio de la seguridad social que no puede ser objeto
de negociación colectiva. No son renunciables por parte del trabajador ni individualmente ni
por Convenio Colectivo.
a) Determinación de las partes que los conciertan (Para ver si el Convenio Colectivo se ha
firmado por quien tiene legitimación suficiente para suscribirlo)
b) Ámbito personal (grupo de trabajadores incluidos y excluidos del ámbito de aplicación del
convenio), funcional ( concreta el tipo de empresas que quedan dentro del ámbito de
aplicación del convenio), territorial ( concreta la extensión geográfica de aplicación del
Convenio, así se pueden fijar ámbito de aplicación muy varios , local , comarcal , provincial,
estatal..) y temporal ( el CC ha de precisar su vigencia fijando con total precisión la fecha de
entrada en vigor y la fecha correspondiente de conclusión).
c) Procedimientos para solventar de manera efectiva las discrepancias que puedan surgir
para la no aplicación de las condiciones de trabajo y que han sido pactadas en CC aplicable.
d) Forma y condiciones de denuncia del convenio, así como plazo mínimo para dicha
denuncia antes de finalizar su vigencia.
En virtud de disposiciones legales hay ciertas materias que se atribuyen de manera preferente y
exclusiva para que sean objeto de regulación por CC de determinado nivel o de determinado
ámbito. Esta preferencia o exclusividad suele atribuirse a favor de los CC de empresa.
Estas materias suelen ser objeto de CC de ámbito estatal y no de ámbito de CCAA. Solamente
cuando no exista CC estatal de esas materias cabe regulación de dichas materias por un
Convenio Colectivo de CCAA.
Cabe señalar la potestad del empresario y de los representantes de los trabajadores a nivel de
empresas de acordar en determinadas circunstancias la inaplicación del Convenio Colectivo
sectorial respecto de los contenidos más significativos de la negociación colectiva.
- Sistema de remuneración.
- La fijación de cuantía real del salario
- La fijación del horario y distribución del régimen del trabajo
- Régimen del trabajo por turnos
- Planificación de las vacaciones
- La adaptación al ámbito de la empresa del sistema de clasificación profesional de los
trabajadores
- Medias para favoreceré la conciliación entre la vida laboral, familiar y personal.
El artículo 83 del ET dice que concluido el Convenio Colectivo, este mantiene eficacia
prorrogada
Las CLÁUSULAS OBLIGACIONES, a diferencia de las normativas, van destinadas a las partes
negociadoras, sin perjuicio, de que sus beneficiarios directos puedan ser las personas
comprendidas en el ámbito de aplicación del Convenio. Estas cláusulas generalmente
establecen compromisos para evitar situaciones conflictivas. Se les llama también cláusulas de
PAZ.
El contenido obligacional del convenio, salvo pacto en contrario, carece de eficacia prorrogada
tras la denuncia del convenio.
La denuncia del convenio es un acto expreso que corresponde a los sujetos negociadores para
revisar el contenido del convenio que están en vigor o que acaba de finalizar.
Así cualquier clausula obligacional que esté en el CC no se puede aplicar, no tiene prórroga.
Por ejemplo, la cláusula obligacional que estableciera en el CC la renuncia del derecho de
huelga durante el convenio, dicha cláusula no entra en vigor, si el convenio se denuncia.
El Convenio Colectivo estatutario debe hacer referencia a estas cláusulas (tanto las de
encuadramiento como las de gestión) al designar la comisión paritaria de la representación de
las partes negociadoras (artículo 85 .3 del ET).
4.4. LÍMITES FUNCIONALES DEL CONVENIO COLECTIVO
Hay que tener en cuenta que la regulación de un Convenio Colectivo no puede ir más allá del
ámbito de representación de las partes que lo han negociado. Por lo tanto, no es válida la
cláusula obligacional que pretenda imponer deberes y obligaciones a terceros ajenos al
Convenio Colectivo.
El art 3.1 c) del ET establece los límites de la autonomía individual respecto de la colectiva,
impidiendo a la primera establecer condiciones de trabajo en perjuicio del trabajador, bien
por ser menos favorables que las del Convenio Colectivo o por ser contrarias al mismo.
La ley es una fuente del derecho que opera con criterios de mayor generalidad y suele limitar su
papel en el ordenamiento laboral a la fijación de lo que se llama ‘’mínimos de derecho necesario’’.
De este modo, la ley, en lo relativo a las condiciones de trabajo, viene a ser el esqueleto o
armazón que sostiene y configura todo el conjunto de normas; mientras que los Convenios
Colectivos vienen a cubrir ese armazón legal y proporcional el tejido normativo particular de los
distintos sectores de actividad y empresas.
El título 3 del Estatuto de los Trabajadores contiene las reglas para la elaboración de los
Convenios Colectivos de eficacia general.
Aunque en rigor no forme parte del proceso de elaboración de un Convenio Colectivo, nos vamos
a detener en el acto administrativo, conocido como extensión del convenio colectivo.
Para la elección de la unidad de negociación o para el cambio de los miembros cuando hay una
precedente, se puede solicitar asesoramiento a la Comisión consultiva nacional de Convenios
Colectivos.
La respuesta que de la parte que recibe la comunicación ha de ser afirmativa pues está vinculada
por el llamado ‘’deber de negociar’’. Dicho deber no ha de entenderse como una obligación de
llegar a acuerdos o pactos, sino que se debe de entender como la disposición de la parte que
recibe la comunicación a mantener negaciones o discusiones sobre las materias con la otra parte.
Hay que de decir que este deber de negociar se establece expresamente en 2 materias:
2) En todo relativo a los requisitos que se dirigen a evitar de que existan trabajadores con
contratos temporales ocupando un mismo puesto de trabajo. Ej: Así existen muchos
funcionarios públicos de las distintas de administraciones que llevan prestando sus servicios
de manera encadenada por contratos de trabajo temporales en un mismo puesto.
La destinataria de la solicitud de negociaciones, hay ocasiones que esta exonerada del deber de
negociar, pudiendo negarse a iniciar las negociaciones; esto tiene lugar cuando concurre causa
legal o convencionalmente establecida o cuando no se trate de revidar un convenio ya vencido.
Es causa legal o convencional que impide la negociación que los solicitantes no tengan la
legitimación necesaria, la falta de mayorías exigidas, cuando no se tiene competencia para
negociar sobre las materias propuestas, cuando el convenio cuya negociación se propone vulnera
la prohibición de concurrencia con un CC de un distinto ámbito etc... (artículo 84 par 1º del ET).
Otra causa de exoneración del deber de negociar es cuando no se trate de revisar un Convenio
Colectivo ya vencido, es decir, no hay obligación de negociar mientras esté en vigor otro Convenio
Colectivo.
Una STS de la sala 4º de 1998 no reconoce el deber de negociar en un supuesto donde se trata de
imponer un nuevo Convenio Colectivo de ámbito autonómico a una patronal cuando ya existía un
CC de ámbito nacional en vigor.
En ella debe haber representantes de ambas partes, de los trabajadores y empresarios. Una de
ella dirige la comunicación escrita a otra. El plazo previsto para constitución la comisión
negociadora es de un 1 mes a partir de la recepción de la comunicación.
37.3. El trabajador, previo aviso y justificación, podrá ausentarse del trabajo, con derecho a
remuneración, por alguno de los motivos y por el tiempo siguiente:
Una STS de 2017 señala que este derecho solo está limitado al tiempo de trabajo. El acta de las
sesiones celebradas ha de redactarse por escrito y debe de estar firmada por un representante
de cada una de las partes negociadoras y por el secretario.
El artículo 89.4 del ET permite que las partes negociadoras puedan en cualquier momento,
durante las deliberaciones, acordar la intervención de un mediador de libre designación.
Son manifestaciones de la buena el hecho de que una de partes propone una relación de
materias a negociar y la otra parte da una respuesta puntual; el deber de las partes de
transmitir toda la información necesaria en que se base su posición a la otra parte.
La protección de secretos profesionales non afecta al derecho a la negociación de colectiva, es
decir, la representación empresarial no se puede negar a proporcionar informaciones
solicitadas alegando la protección de secretos profesionales. (Introducido por la Ley de
secretos empresariales 2019)
También es buena fe guardar un comportamiento leal a la otra parte, así como evitar actos
violentos. El art 89.1 del ET señala que: En los supuestos de que se produjera violencia, tanto
sobre las personas como sobre los bienes y ambas partes comprobaran su existencia, quedará
suspendida de inmediato la negociación en curso hasta la desaparición de aquella.
➢ En cuanto a la adopción de acuerdos, como regla general (89.3 ET) requiere el voto favorable
de la mayoría de cada una de las representaciones que compone la comisión negociadora. El
porcentaje se aplica a los componentes y miembros completos de las representaciones que
forman con juntamente la comisión negociadora.
➢
Dicha regla general presenta excepciones en las que se exige un quórum reforzado para la
adopción de acuerdos como es cuando concurren Convenio Colectivo.
La conclusión del Convenio Colectivo supone la suscripción (firma) de la totalidad del mismo;
pero aquellos acuerdos provisionales que se alcanzaron antes de la firma del Convenio
Colectivo, en principio no generan obligaciones; no obstante, hay situaciones conflictivas que
se producen durante la negociación de un Convenio Colectivo, y esto hace que por las partes
negociadoras se adopten pre acuerdos para pacificar esas relaciones conflictivas que se dan y
estos acuerdos si generan obligaciones antes de la firma total del convenio. El incumplimiento
del preacuerdo puede generar responsabilidades.
Solo tienen eficacia los preacuerdos adoptados para pacificar las relaciones conflictivas.
✓ Se han de formalizar por escrito bajo sanción de nulidad (90.1) Este requisito de forma escrita
tiene como finalidad facilitar el conocimiento de lo pactado por parte de sus destinatarios.
Esta forma escrita se exige respecto de todas las cláusulas del CC, sin que tenga eficacia erga
omnes aquellas clausulas o acuerdos verbales que haga el CC; no alcanzan eficacia erga omnes
o general las cláusulas que contengan remisiones a acuerdos verbales o a textos que no sean
de reconocimiento público.
• Del ámbito territorial del convenio; pues el convenio que supere la circunscripción de una
CCAA deberá ser presentado a la autoridad laboral de la AGE.
Este trámite de registro y depósito del Convenio Colectivo por parte de la autoridad competente
tiene como finalidad el control de la legalidad de lo acordado y la protección de derechos e
intereses de terceros.
Superado el control de la legalidad del Convenio Colectivo tras su registro y depósito, la autoridad
laboral competente ha de disponer en el plazo máximo de 20 días su publicación en el BO
correspondiente según el ámbito territorial de aplicación del CC.(90.3 ET)
De acuerdo con una STS de 2012 este trámite es coherente con la atribución de la eficacia
normativa erga omnes que el convenio tiene, con las garantías de conocimiento público que
deben de acompañar a todas las normas jurídicas, incluidas las paccionadas.
En las respectivas unidades de negociación, las partes legitimadas para negociar podrán
adherirse, de común acuerdo, a la totalidad de un convenio colectivo en vigor, siempre que no
estuvieran afectadas por otro, comunicándolo a la autoridad laboral competente a efectos de
registro.
➔ La extensión del Convenio Colectivo es por tanto un procedimiento administrativo que tiene
por objeto cubrir con carácter provisional vacíos normativos en determinados sectores en los
que la autonomía colectiva no ha podido establecer una regulación de las condiciones de
trabajo. Este procedimiento administrativo de extensión se encuentra regulado en el Real
Decreto 718/2015 de 20 de junio
En cuanto a la duración del Convenio Colectivo, son las partes negociadoras del convenio, las que
han de fijar la duración del mismo, pudiendo pactarse la misma vigencia para el conjunto del
Convenio o distintos periodos de vigencia para cada materia o grupo homogéneo de materias
dentro del mismo convenio (artículo 86.1).
Las cláusulas relativas a la duración de los Convenios Colectivos tienen transcendencia en dos
supuestos:
1. El alcance temporal del ‘’deber de paz relativo’’. Durante la vigencia del Convenio se impide
la adopción de medidas de huelga y del conflicto colectivo. (art 11 y 20 del decreto ley de
relaciones de trabajo).
2. Los límites temporales de preservación de la vigencia del convenio frente a otros convenios
concurrentes posteriores. La duración del Convenio Colectivo ha de ser clara.
En cuanto a la entrada en vigor de los Convenio Colectivo, el artículo 90.4 del ET señala que los
Convenio Colectivo de eficacia general entran en vigor en la fecha en que las partes acuerden.
Pero hay un requisito inexcusable para su validez y es que ha de ser publicado oficialmente; por lo
que hasta que no se produzca la efectiva publicación del convenio, no se va a exigir su
cumplimiento.
Se produce retroactividad de los efectos del Convenio Colectivo a fecha anterior a su publicación,
a la fecha de su conclusión.
Una STC define lesividad como la producción por el Convenio Colectivo de un acto real y grave
que afecta a un interés jurídicamente protegido.
El artículo 82.3 del ET establece que los convenios colectivos regulados por esta ley obligan a
todos los empresarios y trabajadores incluidos dentro de su ámbito de aplicación y durante
todo el tiempo de su vigencia. Esta es la regla general.
Pero sin perjuicio de lo anterior, cuando concurran causas económicas, técnicas, organizativas
o de producción (ETOP), por acuerdo entre la empresa y los representantes de los trabajadores
legitimados para negociar un convenio, se podrá inaplicar en la empresa las condiciones de
trabajo previstas en el convenio colectivo aplicable, sea este de sector o de empresa, que
afecten a las siguientes materias:
a) Jornada de trabajo.
b) Horario y distribución del tiempo de trabajo.
c) Régimen de trabajo a turnos.
d) Sistema de remuneración y cuantía salarial.
e) Sistema de trabajo y rendimiento.
f) Funciones, cuando excedan de los límites que para la movilidad funcional prevé el artículo 39
g) Mejoras voluntarias de la acción protectora de la Seguridad Social.
Como causas justificativas del descuelgue están la previsión de daño potencial a las
perspectivas económicas de la empresa afectada y el mantenimiento del empleo en la misma.
Como consecuencia del descuelgue se han de determinar con exactitud las nuevas condiciones
de trabajador que se establecen en lugar de las condiciones de trabajo que se van a inaplicar.
Si hay desacuerdo entre las partes sobre la inaplicación de determinadas clausulas relativas a
las condiciones de trabajo, cualquiera de las partes puede someter la discrepancia a la
comisión paritaria del convenio.
En este caso, si esta no alcanza un acuerdo en el plazo máximo de 7 días, las partes podrán
recurrir a procedimiento convencionales de solución de conflictos. Estos otros procedimientos
han de estar previsto en acuerdos interprofesionales (ej.: mediación o arbitraje).
Para que el Convenio Colectivo pierda vigencia se han de producir dos actos adicionales:
A) Denuncia del Convenio Colectivo por las partes negociadoras (Arts. 86 1 y 2 ET)
La denuncia de un Convenio Colectivo se hace para negociar su revisión, se puede efectuar en
cualquier momento durante la vigencia del mismo.
El Convenio Colectivo que vence y que no ha sido denunciado, va a prorrogar su vigencia de
año en año.
La denuncia del convenio para negociar su revisión es un acto expreso que corresponde a los
sujetos que tienen legitimación para actuar en el ámbito del Convenio.
Otro aspecto a estudiar es la llamada sucesión de convenios. Podemos distinguir dos formas de
sucesión de convenios:
En el derecho español se admiten las dos modalidades de sucesión del convenio, siendo
preferente la primera, la sustitución del convenio completo por el posterior.
En el artículo 86.4 se establece otra regla relativa a la sucesión de convenios: El convenio que
sucede a uno anterior deroga en su integridad a este último, salvo los aspectos que
expresamente se mantengan.
Las razones de la concurrencia pueden ser muy diversas como es la imprecisión de la delimitación
del ámbito funcional del Convenio, o porque las partes así lo han querido
La regla general se contiene en el artículo 84.1 del ET, de acuerdo con el cual un convenio
colectivo, durante su vigencia, no podrá ser afectado por lo dispuesto en convenios de ámbito
distinto.
Esta regla tiene carácter imperativo salvo pacto en contrario, de lo negociado conforme a lo
dispuesto en el artículo 83.2, y salvo lo previsto en el apartado siguiente.
Las excepciones solo tienen lugar cuando se trate de modificaciones por sujetos con
representativa elevada (a nivel estatal y autonómico)
La regla general tiene por objeto dar estabilidad al proceso de negociación colectiva mediante la
aplicación del Convenio Colectivo que se han pactado y están vigentes
• Artículo 84.2 ET: Establece la prioridad del convenio de empresa o grupo de empresas
respecto del convenio sectorial ya sea estatal autonómico o de ámbito inferior respecto de un
grupo de materias: cuantías del salario, retribución de las horas extraordinarias y del trabajo a
turnos, horario y distribución del tiempo de trabajo, planificación anual de las vacaciones,
adaptación de la empresa a la clasificación profesional y lo relativo a las medidas de
conciliación entre la vida familiar , laboral y personal. Se trata de DERECHO NECESARIO
ABSOLUTO. Es obligatorio.
• Artículo 84.3 ET: Para el caso de concurrencia de convenios colectivos sectoriales. Los
Convenios Colectivos sectoriales de ámbito de CCAA van a poder modificar o alterar lo
contenido en los Convenios Colectivos sectoriales de ámbito estatal cuando los primeros sean
Convenios Colectivos estatutarios y tenga un quorum reforzado en su aprobación, un respaldo
mayoritario.
• Artículo 44.4 ET: En relación a los supuestos de sucesión de empresa ya que suele concurrir
varios Convenios Colectivos señala que entre el Convenio Colectivo aplicable en la empresa
trasferida y el CC aplicable en la empresa resultante de la transmisión, tiene prevalencia el
Convenio Colectivo de origen. Prevalecen hasta que concluya su plazo o concluya su vigencia
por el Convenio Colectivo de origen sea sustituido por otro distinto en su integridad.
Las resoluciones que dicte la Comisión sobre la interpretación y aplicación del Convenio Colectivo
van a tener la misma eficacia jurídica y tramitación que los Convenios Colectivos (artículo 91.4 del
ET) Tienen valor vinculante las resoluciones de la Comisión paritaria.
Tanto el acuerdo y laudo tienen la misma eficacia jurídica y tramitación que los Convenios
Colectivos. Poseen carácter vinculante.
Estos procedimientos también son de aplicación a las controversias de carácter individual cuando
las partes se sometan expresamente a ellas (artículo 91.5).
TEMA 4 - EL CONFLICTO COLECTIVO.
HUELGA Y CIERRE PATRONAL
1. DELIMITACIÓN DEL CONFLICTO COLECTIVO DE TRABAJO
La expresión “conflicto colectivo de trabajo” designa aquellas situaciones de contienda o
controversia que tienen su raíz en las relaciones de trabajo y que afectan a un grupo de
trabajadores en relación con su empresario. De esta noción pueden extraerse una serie de notas
o características del conflicto colectivo de trabajo:
Se ha de diferenciar el conflicto colectivo de trabajo del llamado conflicto social o político pues el
conflicto colectivo de trabajo, aunque pueda tener repercusiones para terceros o pueda afectar a
la actividad de los poderes públicos, no es una contienda entre sujetos políticos. Tampoco
persigue cuestionar el sistema político ni tampoco pretende la alteración del orden social
El hecho de que estemos ante un conflicto colectivo o individual o plural es trascendente para su
planteamiento, desarrollo y resolución.
La dirección y el inicio de un conflicto colectivo solo se puede llevar a cabo por los representantes
de quien lo plantean y no individualmente. Así los representantes de los trabajadores.
El planteamiento de los conflictos colectivos de trabajo, en la mayoría de los casos se produce con
ocasión de un proceso de negociación colectiva; esto se hace para advertir a la otra parte de su
capacidad de fuerza y resistencia, bien para presionar y conseguir determinadas reivindicaciones,
o para conseguir la continuidad de la negociación colectiva en curso.
El objeto de todos los conflictos colectivos es obtener una regulación más favorable, beneficios y
adecuada de las condiciones laborales ya se trate de una nueva regulación e dichas condiciones o
una modificación de la regulación anterior de las condiciones laborales.
Los conflictos colectivos también se pueden plantear en otro ámbito que es el de aplicación o
interpretación de una norma prexistente, ya sea esa norma un CC o una costumbre o uso
empresarial. Se plantea también en los casos en que se dude de la vigencia o legalidad de la
norma preexistente o cuando se planteen dudas sobre el alcance de esas normas.
El objetivo es presionar para que no se aplique una determinada norma o para que una
determinada a norma se le dé una determinada interpretación. (Se denominan conflictos jurídicos
al plantearse sobre una norma preexistente)
La huelga es la medida de conflicto colectivo más contundente que pueden adoptar los
trabajadores y consiste en la cesación colectiva y concertada en la prestación de servicios por
parte de los trabajadores para la defensa y promoción de sus intereses laborales y sociales
- Para influir en la gestión de los poderes públicos o para solicitar medidas sociales en
beneficio de las clases trabajadoras: es la huelga político-laboral.
Por su radio den acción distinguimos entre huelga total y huelga parcial:
Atendiendo a la duración:
La medida de presión por excelencia llevada a cabo por los empresarios es el cierre
patronal (lock-out).
El cierre patronal puede consistir en la cláusula o cierre efectivo de los locales de trabajo
con desalojo de los trabajadores o prohibición de entrada a los mismos. También puede
consistir en la paralización de la actividad productiva o en la negativa a recibir la
prestación laboral con el fin de ejercer presión sobre el colectivo de los trabajadores.
-Cierre defensivo: tiene por objeto defenderse frente a las medias adoptadas por los
trabajadores y salvaguardar a las personas y bienes afectadas.
-Cierre ofensivo: tiene por objeto presionar a los trabajadores con el fin de imponer una
decisión empresarial.
-Cierre de retorsión: combina una acción previa de los trabajadores y una respuesta
empresarial de presión como sanción o represalia.
Se ha de distinguir entre cierre patronal de la clausura del centro de trabajo decida por
la autoridad laboral o gubernativa, esta última se impone como sanción por el
incumplimiento de normas por parte del empresario (incumplimiento normativo de
seguridad e higiene)
Se puede acordar la clausura como medio para prevenir catástrofes o accidentes.
• La ocupación del centro de trabajo que tiene por objeto paralizar la producción y
posibilidad de contacto de los trabajadores en conflicto.
2. EL DERECHO DE HUELGA
La CE reconoce el derecho de huelga en el art. 28.2 CE donde dice: “Se reconoce el derecho
a la huelga de los trabajadores para la defensa de sus intereses. La ley que regule el
ejercicio de este derecho establecerá las garantías precisas para asegurar el mantenimiento
de los servicios esenciales de la comunidad”. Es un derecho fundamental en donde su
tutela se lleva a cabo mediante el recurso de amparo.
Este derecho no ha sido desarrollado por lo que se sigue regulando por una norma
preconstitucional la cual es RDL 17/1977 4 de marzo sobre relaciones de trabajo, el cual ha
sido objeto de revisión o de depuración por la STC 11/1981 de 8 de abril, en donde esta
sentencia ha perfeccionado este RDL.
El derecho de huelga se regula en el título primero de las relaciones de trabajo del RDL. El
derecho de huelga se define como la suspensión colectiva y concertada en la prestación de
trabajos por iniciativa de los trabajadores. El Do de huelga se reconoce tanto en el ámbito
español como en el de la UE en la Carta Comunitaria de los Derechos Sociales de los
Trabajadores de 1989, en su art. 13.
Otro texto que regula el derecho a la huelga es la carta de los derechos fundamentales de
UE de 2000 en su art. 28 además de la Carta Social Europea del Consejo de Europa de 1961,
en su art.6.
2.1. TITULARIDAD
Respecto de la titularidad del derecho de huelga cabe plantearse 3 cuestiones:
Los penados en instituciones penitenciarias son trabajadores por cuenta ajena a los
cuales se les excluyen de las medidas de huelga y uso colectivo.
Los extranjeros pueden ejercer el derecho de huelga al igual que los españoles, lo cual lo
confirma la STC 259/2007 de 19 de diciembre.
En el art. 3 RDL nos dice quién puede convocar la huelga, que puede ser directamente
por los trabajadores o bien a través de sus representantes incluyéndose los comités de
empresa, delegados de personal y sus sindicatos. En cualquier caso, el trabajador
siempre conserva la titularidad del derecho de la huelga lo que significa que una vez que
se convoca la huelga, el trabajador puede decidir si se suma o no a la huelga, en caso de
sumarse puede desistir de ella en cualquier momento, incluso antes de que se
desconvoque la huelga.
2.2. CONTENIDO Y ALCANCE DE LA HUELGA
Aquí hay que destacar 3 cuestiones:
Con esta garantía se pretende evitar que el trabajador por su posición de inferioridad
respecto del empresario manifieste su voluntad de no ejercitar el derecho de huelga. Puede
efectuar la manifestación cuando celebra el contrato o posteriormente. Así el art 2 señala
que “son nulos los pactos establecidos en contratos individuales de trabajo que contengan
la renuncia o cualquier otra restricción al derecho de huelga”.
Art 8.1 DLRT: Los Convenios Colectivos podrán establecer normas complementarias
relacionadas con los procedimientos de solución de los conflictos que den origen a la huelga,
así como la renuncia, durante su vigencia, al ejercicio de tal derecho.
En general son nulos los acuerdos y actos que vengan a obstaculizar injustificadamente el
ejercicio del derecho de huelga o que suponga represión o discriminación de algún tipo por
el hecho de ejercitar el derecho de huelga.
La lesión del derecho de huelga puede dar origen a un proceso laboral especial llamado
proceso laboral especial de tutela de los derechos fundamentales (art 177 y ss de la LJS).
Para ello es necesario el ejercicio de la correspondiente acción por los legitimados para
ellos que son cualquier trabajador o sindicato que invoque un derecho o interés legítimo y
considere lesionados el derecho fundamental a la huelga.
En este proceso especial se pueden adoptar una serie de medidas cautelaras que son las
contenidas en el art 180.3 de las LJS.
La situación puede sea tan extrema que lleva a que la autoridad gubernativa exigiera que la
huelga se sometiera a un arbitraje obligatorio. En este caso el laudo que se dicte será
obligatorio para ambas partes.
Un servicio esencial no deja de serlo por el hecho de que este sea prestado por una
empresa privada, así se ha pronunciado el TS en una Sentencia de 2004.
Tampoco debe confundirse los servicios esenciales con los llamados servicios de
mantenimiento y seguridad que se han de prestar durante el desarrollo de cualquier
huelga y que tienen por objeto salvaguarda de los bienes de la empresa y la seguridad
de las personas.
El gobierno puede adoptar pata tales fines las medidas de intervención que considere
necesarias.
Puede ser cualquier autoridad del estado, de la CC como del alcalde respecto los
sectores del ayuntamiento…
La intervención de la autoridad gubernamental se puede llevar a cabo por vía
reglamentaría o por otros medios y ha de respetar una razonable proporción entre los
sacrificios que se imponen a los huelguistas y los que deberían padecer los usuarios. No
ha de haber discrecionalidad son o proporcionalidad entre los derechos de los
huelguistas, usuarios y demás ciudadanos. Así lo señala un STS de 1999.
En cuanto a quien aplica las instrucciones de los servicios mínimos, se pronuncia una STC
de 1981 y de 1989.
B) Orden público y seguridad del estado
Se trata de otro límite externo al derecho de huelga. La LO del 1 de junio de 1981 que
regula los estados de alarma, excepción y sitio concede al Gobierno la facultad de
declarar el estado de alarma en caso de paralización de los servicios públicos esenciales
para la comunidad cuando no se cumpla la exigencia del art 28.2 de la CE y se produzca
una situación de catástrofe, calamidad y desgracia publica, una crisis sanitaria o una
situación de desabastecimiento to de productos de primera necesidad.
Cuando se declaren los estados de excepción o de sitio podrían ser prohibidas las
huelgas y las medidas de conflicto colectivo y podrán ser intervenidas la industria y
comercio.
La jurisprudencia indica que la huelga no debe causar más gravámenes y molestias que
aquellos que sean necesarios.
El art 6.4 del DLRT señala que respetará la libertad de trabajo de aquellos trabajadores
que no quieran sumarse a la huelga, se respetará la capacidad de decisión de las
personas.
Si se hace uso de coacción, esta puede ser objeto de sanción penal conformen al art 315
del CP.
Los actos de preparación tienen como finalidad poner a punto la huelga y advertir al
empresario de la posibilidad de que la huelga va a ser inminente y constituyen dichos actos
preparatorios en reuniones, contactos, manifestaciones, transmisiones de información...
La comunicación de huelga deberá hacerse por escrito y notificada con cinco días naturales
de antelación, al menos, a su fecha de iniciación.
Si la huelga afecta a empresas encargadas de prestar servicios públicos, en este caso es
necesario notificarlo con una antelación de 10 días
Tras la declaración de la huelga, los promotores convocan la huelga a los trabajadores
afectados y harán publicidad de la huelga en el correspondiente ámbito.
Estas acciones de publicidad se pueden desarrollar además de por los promotores de la
huelga por los trabajadores que se sumen a la huelga. Se hace a través de los medios de
información y comunicación al uso, así como los llamados “piquetes informativos’’
El art 6.6 del DLRT señala que: Los trabajadores en huelga podrán efectuar publicidad de la
misma, en forma pacífica, y llevar a efecto recogida de fondos sin coacción alguna. Todo
ello para hacer frente a los costes económicos de la huelga.
La publicidad de la huelga a través de los piquetes tiene amparo en los derechos de libertad
de expresión e información reconocidos constitucionalmente, pero ello no justifica la lesión
de otros derechos ni la realización de actos de coacción que podrían encajar en la conducta
penada en el art 315 del CP. En este sentido, esto se encuentra amparado por una STC de
1983 y de 1988.
> El ejercicio del derecho de huelga se debe realizar mediante la cesación de prestación
de servicios por los trabajadores y sin la ocupación por parte de estos del ct o de
cualquiera de sus dependencias (Art 7.1).
El TC señala que se entiende por ocupación de los centros de trabajo ‘’un ilegal ingreso
en los locales o una ilegal negativa de desalojo frente a una legitima orden del
empresario de abandono’’.
> El comité de huelga debe garantizar durante la huelga la prestación de los servicios
necesarios para la seguridad de las personas y de las cosas (6.6).
> El empresario durante la huelga no podrá sustituir a los huelguistas por trabajadores
que no estén vinculados a la empresa al tiempo de ser comunidad la huelga (6.5).
El comité no podrá exceder de 12 personas que han de ser trabajadores que pertenecen
al centro de trabajo afectado por el conflicto.
La constitución de un comité de huelga sin cumplir con los requisitos anteriores da lugar
a la calificación de la huelga como ilegal o abusiva (STS 2019).
Aunque la huelga puede tener como fin presionar al empresario, en ningún caso, para
obtener ese fin, se entiende que deba de causar daños o deterioros a los bienes de la
empresa.
La huelga, aunque tenga carácter indefinido, es siempre una situación transitoria. Puede concluir
por diversos procedimientos, básicamente por consecución de los objetivos propuestos,
transcurso del período previsto, desistimiento o abandono de los convocantes (o de los
trabajadores), acuerdo con el empresario, sometimiento del conflicto a procedimientos de
mediación o arbitraje, o intervención de la autoridad pública fijando un arbitraje obligatorio o
declarando el estado de alarma.
El Gobierno, a propuesta del Ministerio de Trabajo, puede decidir un arbitraje obligatorio que
ponga fin a la huelga «teniendo en cuenta la duración o las consecuencias de la huelga, las
posiciones de las partes y el perjuicio grave de la economía nacional» (art. 10.1 DLRT). Esta forma
de terminación de la huelga, que implica por definición la reanudación de la actividad laboral, es
constitucionalmente aceptable siempre que se muestre idónea para la solución del conflicto y se
garantice la imparcialidad del árbitro.
Tanto la duración de la huelga como sus consecuencias para la economía nacional son conceptos
jurídicos indeterminados que han de concretarse a la luz de las circunstancias concretas de cada
conflicto.
En caso de que los trabajadores, sin participar en la huelga, dejen de prestar sus servicios
como consecuencia ineludible de ésta, la jurisprudencia ha declarado que «no se produce
exoneración de la obligación empresarial de remunerar el trabajo», pues no se trata de un
supuesto ni de fuerza mayor ni de suspensión del contrato de trabajo.
No cabe trasladar el descanso a días distintos si la huelga coincide con días en que, por ser
festivos, no se trabaja; ni cabe considerar como festivos trabajados -a efectos de retribución o
de descanso compensatorio- aquellos en que no se trabaja por huelga.
La ausencia de cotización a la seguridad social por los días de huelga repercute, obviamente,
en el cómputo del tiempo total cotizado por el trabajador y puede dificultar en el futuro el
devengo de prestaciones. Esa consecuencia no es lesiva para el derecho de huelga, pero se
entiende más favorable hacer un paréntesis con el período no cotizado a causa de la huelga y
retrotraer el cómputo por un periodo equivalente.
Según la jurisprudencia, no es ilegal la huelga que tenga por objeto defender una determinada
interpretación de lo pactado; la que pretenda presionar para la efectiva aplicación de lo
pactado, o sancionar el incumplimiento del convenio por parte del empresario («huelga
sanción»); la que exija una reforma del convenio cuando haya una variación absoluta y radical
de circunstancias que permita aplicar la cláusula rebus sic stantibus; la que presiona para
negociar sobre materias previstas en el convenio pero pendientes aún de tratamiento o
regulación.
Los acuerdos interprofesionales de solución de conflictos laborales suelen exigir que antes de
la huelga se agoten procedimientos de arbitraje, y suelen disponer que la sujeción de las
partes a procedimientos de mediación o arbitraje les obliga a abstenerse de utilizar otros
procedimientos de solución y en particular, a abstenerse del recurso a la huelga.
Por su parte, el artículo 17.2 DLRT impide el uso de la huelga cuando los trabajadores acudan
al «procedimiento legal de solución de conflictos colectivos» [infra V1.3.A)]. Esta restricción
legal no conculca per se el derecho de huelga, pues deriva de una opción previa de los mismos
trabajadores, que pueden elegir entre una vía u otra.
El articulo 7.2 DLRT declara abusivas, en primer lugar, las «huelgas rotatorias», que son las
realizadas de modo sucesivo y en cadena por distintos grupos de trabajadores, o por diferentes
secciones de la empresa. El carácter abusivo -en términos de presunción, tal y como precisó el TC-
de esta modalidad de huelga deriva de su efecto multiplicador en la desorganización de los
elementos y de la capacidad productiva de la empresa, pues aunque la cesación el trabajo se
concentre en cada fase de la huelga en un determinado número de trabajadores, puede afectar a
la postre a toda la actividad empresarial.
También son abusivas las huelgas «efectuadas por los trabajadores que presten servicios en
sectores estratégicos con la finalidad de interrumpir el proceso productivo». Normalmente esta
modalidad de huelga genera un efecto de grave perturbación de la actividad y economía
empresarial por la especial posición de los trabajadores afectados por la convocatoria, que obliga
en la práctica a la paralización de trabajadores formalmente excluidos de su radio de acción.
Para que entre en juego esa presunción de huelga abusiva la jurisprudencia viene exigiendo, junto
a ese elemento objetivo (esto es: que la convocatoria se limite a trabajadores que ocupan
sectores neurálgicos de la producción), un elemento subjetivo o intencional. esto es: un ánimo de
«interrumpir el proceso o imponer la cesación a todos por decisión de unos pocos», o de reducir
artificialmente el ámbito del conflicto al ceñir la huelga a los trabajadores que por su posición
pueden desencadenar la paralización completa del proceso productivo. Por ello, no debe
aplicarse el artículo 7.2 DLRT a las huelgas que limitan su radio de acción a grupos o categorías de
trabajadores que, por las características especiales de su trabajo o por su singular cualificación
(maquinistas, pilotos, auxiliares de vuelo, etc.), no buscan esa paralización, sino una defensa
particularizada de sus intereses profesionales.
Particular relieve ofrece la «huelga intermitente», que también puede tener un efecto de
agravación de los perjuicios causados a la empresa. Sin embargo, no está prevista en el artículo
7.2 DLRT de forma expresa. En principio, pues, se presume que es huelga lícita, aunque cabe
calificarla de abusiva si produce daño grave y desproporcionado a la parte empresarial, «más allá
de lo que es razonablemente requerido por la propia actividad conflictiva y por las exigencias
inherentes a la presión que la huelga necesariamente implica».
Los incumplimientos son sancionables con arreglo a la «graduación de faltas y sanciones que
se establezcan en las disposiciones legales o en el convenio colectivo que sea aplicable». Si el
incumplimiento es grave y culpable podrá imponerse la sanción de despido, al amparo del
artículo 54 ET. No es exigible. según la jurisprudencia, una absoluta igualdad de trato a la hora
de ejercitar el poder disciplinario, o en el momento de acordar la readmisión de los
trabajadores despedidos; el empresario puede diferenciar en función del grado de
participación o de otras circunstancias objetivas (TS 28 de noviembre de 1988 y 17 de octubre
de 1990).
El artículo 37.2 CE reconoce «el derecho de los trabajadores y empresarios a adoptar medidas de
conflicto colectivo». De nuevo estamos, en lo que respecta a los trabajadores, ante un derecho de
carácter individual pero de ejercicio colectivo. No especifica el artículo 37.2 CE las «medidas» que
pueden adoptarse al amparo de ese derecho, cuestión que habrá de determinarse mediante la
legislación ordinaria y, en su caso, mediante la conexión de ese precepto con otros derechos
reconocidos en la Constitución (libertad de expresión e información, derechos de reunión y
manifestación, etc.). En cualquier caso, la adopción de esas medidas ha de preservar el
funcionamiento de los servicios esenciales de la comunidad (art. 37.2 CE), y puede quedar
limitada por la protección de otros bienes, derechos e intereses legítimos, como el orden público,
la libertad personal o la libertad de trabajo.
A) Causas lícitas
Por esa razón, sólo es admisible el cierre de carácter defensivo, como instrumento de
preservación de los bienes inherentes a la actividad productiva y, en especial, como
manifestación del «poder de policía» (poderes de organización, dirección y vigilancia, en
definitiva) que tiene el empresario para la preservación de las personas, los bienes y las
instalaciones empresariales. De ahí también que las causas lícitas de cierre patronal tengan
carácter tasado en el artículo 12.1 DLRT, que se refiere a tres supuestos diferenciados, no
interdependientes, de modo que por si solos pueden justificar el uso de esa medida.
La primera causa licita de cierre patronal es la existencia de «notorio peligro de violencia para
las personas o de daños graves para las cosas». El cierre patronal se prevé aquí con carácter
preventivo, para evitar esa situación; y podrá adoptarse cuando aquellos riesgos no puedan
conjurarse con los instrumentos habituales de disciplina en la empresa o mediante las vías
ordinarias, públicas o privadas, de mantenimiento del orden.
Es causa lícita de cierre patronal, asimismo, la «ocupación ilegal del centro de trabajo o de
cualquiera de sus dependencias, o peligro cierto de que ésta se produzca». El artículo 7.1 DLRT
exige la no ocupación por los huelguistas del centro de trabajo o sus dependencias, pero la
jurisprudencia ha llegado a la conclusión de que la mera permanencia de los trabajadores en el
centro de trabajo es legítima.
Hay ocupación ilícita, no obstante, en caso de ingreso ilegal en los locales o de ilegal negativa a
una orden legítima de desalojo. Esta decisión de desalojo puede estar fundada en distintos
motivos: vulneración de derechos de otras personas (trabajadores no huelguistas, por
ejemplo) o notorio peligro de que sean transgredidos; daños sobre instalaciones o bienes que
impidan la continuación de la actividad empresarial; o, en general, situaciones que afecten al
orden público o que presenten notorio peligro de desórdenes. En caso de incumplimiento de
una orden de ese tipo, puede tener justificación una medida de policía como el cierre patronal.
Los efectos del cierre en la relación de trabajo son similares a los previstos para la huelga:
Suspensión del contrato de trabajo, con suspensión del trabajo y del salario, y situación de
«alta especial» en el sistema de Seguridad Social, con suspensión de la obligación de
cotización, sin perjuicio de la posibilidad de celebrar convenio especial para cotizar durante ese
periodo. El trabajador tampoco podrá devengar prestaciones de desempleo ni subsidios de
incapacidad laboral transitoria como consecuencia del cierre.
Distintas son las consecuencias en caso de cierre ilegal. El trabajador conserva el derecho al
salario por los días correspondientes, así como al ingreso de las oportunas cotizaciones de
Seguridad Social. En todo caso, los días de ausencia de trabajo por cierre empresarial no
pueden suponer para el trabajador más efectos perjudiciales que los expuestos; no computan
como ausencias a efectos de vacaciones, no pueden catalogarse como faltas al trabajo a
ningún efecto, y, en particular, se asimilan a tiempo cotizado a efectos de alcanzar el periodo
mínimo de ciento ochenta días exigido por la ley para devengar prestaciones de desempleo.
El cierre patronal puede ser ilícito y, aun siendo lícito, puede dar lugar a actos ilícitos o
delictivos, y, en consecuencia, a responsabilidades y sanciones. Las coacciones o amenazas
para iniciar o mantener el cierre, o la paralización de la actividad empresarial con fines de
alteración de la seguridad y el orden público, pueden constituir delito (arts. 172 y 492 CP).
En caso de cierre que afecte a un sector o a varias empresas, las responsabilidades descritas
serian imputables a los empresarios individuales afectados, pues, aun procediendo la
convocatoria de instancias ajenas, son ellos quienes en última instancia conservan la facultad
de cerrar o no el centro de trabajo.
En particular, el paro repentino como medida de protesta frente a una orden empresarial
legitima ha sido considerado ilegal por faltar los más elementales requisitos de preaviso y
atención a los servicios necesarios para la seguridad de personas y cosas. En determinadas
circunstancias, también se ha considerado ilícita la ocupación de locales de la empresa, que «el
ordenamiento español no reconoce como medida de conflicto constitucionalmente protegida
e integrada en el contenido de la libertad sindical», y que no está amparada automáticamente
m: por el derecho de reunión m por el de negociación colectiva.
Ante la autoridad laboral competente (autonómica o estatal, central o periférica, según el ámbito
del conflicto) puede iniciarse también un procedimiento específico para la solución «de
situaciones conflictivas que afecten a intereses generales de los trabajadores», conocido como
«procedimiento de conflicto colectivo». Este procedimiento puede ser utilizado tanto por los
trabajadores (a través de sus representantes unitarios o sindicales) como por los empresarios
(individualmente o a través de asociaciones empresariales), es como una especie de alternativa a
la convocatoria de huelga. Por ello, cuando los trabajadores lo utilicen no podrán ejercer el
derecho de huelga; declarada la huelga, podrán, no obstante, desistir de la misma para acogerse a
este procedimiento. Si es iniciado por los empresarios y al mismo tiempo los trabajadores
ejercitan el derecho de huelga, se suspenderá el procedimiento y se archivarán las actuaciones.El
procedimiento es poco utilizado en la actualidad.
Por otra parte, la Inspección de Trabajo puede desempeñar funciones de conciliación y mediación
y arbitraje en huelgas y conflictos laborales. Como regla general, estas funciones se desarrollan
previa petición o aceptación de las partes, aunque pueden estar previstas directamente por la ley.
El art. 9 DLRT, por ejemplo, habilita a la Inspección de Trabajo para ejercer labores de mediación
desde que se comunique la huelga hasta la solución del conflicto (supra 11.2). La función de
arbitraje del Inspector de Trabajo es compatible con funciones de información y asesoramiento,
pero no con las funciones de control y vigilancia respecto de la misma empresa; además, en el
ejercicio de tales funciones los Inspectores deben guardar reserva sobre la información obtenida
con vistas a la pertinente labor de vigilancia y control. La Inspección de Trabajo desempeña
asimismo tareas de asistencia y apoyo a la autoridad laboral en el ejercicio de sus labores de
mediación y búsqueda de soluciones pactadas en los despidos colectivos (art. 10.3 RD
1.483/2012).
El SIMA es competente para la resolución de los conflictos que versen sobre la interpretación o
aplicación de normas estatales, convenios colectivos, decisiones empresariales o prácticas de
empresa; de las discrepancias surgidas a lo largo del proceso de negociación colectiva; de las
que den lugar a la convocatoria de una huelga, o que se susciten con ocasión de la fijación de
servicios de seguridad y mantenimiento etc. Se excluyen de su ámbito de aplicación los
conflictos individuales, las reclamaciones de seguridad social (salvo en lo que respecta a la
previsión social complementaria, incluidos los planes de pensiones) y los conflictos en que sea
parte el Estado o la Administración pública.
La mediación tiene carácter voluntario, salvo que una de las partes pida que sea obligatoria,
pero se configura como requisito preceptivo para la interposición de demanda de conflicto
colectivo (sustituyendo así a la conciliación administrativa previa) y para la convocatoria formal
de huelga. De no aceptarse las propuestas de mediación, las partes podrán acudir a otros
procedimientos, entre ellos el proceso de conflicto colectivo. De alcanzarse un acuerdo éste
habrá de formalizarse por escrito y tendrá efectos de convenio colectivo si se acreditan los
requisitos anteriormente citados; de lo contrario, valdrá como acuerdo entre las partes o como
pacto de eficacia limitada. Podrá ser impugnado jurisdiccionalmente, en los términos del
artículo 91 ET.