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Apuntes de clase 2018 UDD (Jorge Ogalde M.

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LAS ORGANIZACIONES SINDICALES


(INTRODUCCION)

I.- CONCEPTO DE SINDICATO

Entre los autores no existe uniformidad para conceptualizar al sindicato. Hay


quienes incluyen en el concepto no sólo a los trabajadores sino que también a los
empleadores, sujetos -estos últimos- normalmente excluidos; hay quienes aceptan en tal
categoría tanto a los organismos transitorios como a las organizaciones permanentes; en fin,
hay tantos conceptos distintos que el tratadista Mario de la Cueva postula que la definición
de esta asociación es una cuestión de derecho positivo ya que ella dependerá del alcance
preciso que cada legislador le dé a esa expresión. Así, el concepto dependerá de si la ley
reconoce o no este carácter a las organizaciones transitorias, si acepta o no los sindicatos de
empleadores, etc.
De acuerdo a nuestra legislación, Thayer y Novoa definen al sindicato como una
asociación de trabajadores, ligados por un interés económico común, que busca ante todo la
representación, defensa y promoción de ese interés.
Según esta definición, en Chile cuando se alude a los sindicatos se subentiende que
se trata de organizaciones de trabajadores, dependientes o independientes, excluyendo a los
empleadores (lo que sí aceptó el Código del Trabajo de 1931) y esta acepción se usa para
referirse a las organizaciones de base, denominándose federaciones, confederaciones o
centrales las organizaciones de grado superior.
El concepto de sindicato antes señalado puede complementarse en el sentido que las
organizaciones sindicales no sólo pueden tener un interés económico común ya que éste no
excluye a otros: culturales, recreativos, culturales y sociales en general; sin embargo, esos
fines son accesorios ya que ellos pueden faltar, no así aquel que se señala como principal.
Incluso más, aquellos sindicatos que se orientan hacia otras motivaciones, como por ej.
fines esencialmente políticos, sólo logran corromper lo propio del sindicato, debilitándose
de ese modo la posibilidad de obtener la finalidad económica que es la que interesa
principalmente a los trabajadores y permite darle a la organización la correspondiente
unidad y fuerza para avanzar hacia la concreción de sus objetivos.

II.- CARACTERÍSTICAS DE LOS SINDICATOS

Del concepto antes señalado se deduce que son características principales de este
tipo de asociaciones las siguientes:

1.- Finalidad esencialmente económica: Ello significa que la organización sindical


representa, defiende y promueve aspiraciones e intereses orientados a satisfacer
necesidades materiales (alimentación, vivienda, educación, etc.), no siendo, por tanto, su
función propia la representación de una idea política, religiosa o de otro carácter semejante
para lo cual existen otras formas de organización (o cuerpos intermedios).

2.- Ámbito laboral: Lo propio del sindicato es reunir a trabajadores, esto es, a quienes
tienen intereses comunes de carácter económico derivados de las relaciones de trabajo.

3.- Servicio de un interés privado compatible con el interés público: La organización


sindical no se constituye para el servicio directo de un interés público sino para el bienestar

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económico-social de sus asociados, cuidando que ese grupo no resulte perjudicado respecto
de otros grupos o sectores que participan en la vida económica y social del país.
Indudablemente que ese interés privado está limitado por el interés público que no puede
ser sobrepasado, debiendo la actividad sindical desarrollarse dentro de él.

4.- Constitución por libre acuerdo de los trabajadores: El sindicato se constituye por
acuerdo de los trabajadores que lo integran y no por acto de autoridad.

5.- Poder: Este se funda en la mayor cantidad posible de socios, ya que allí se encuentra la
base su financiamiento; en la solidez de su unidad y en la preparación e idoneidad de sus
dirigentes. El sindicato necesita ser fuerte en cuanto a la relación laboral que vincula a sus
asociados y ello, tanto por la debilidad del trabajador aislado frente al empleador como por
la necesidad de no ser avasallado por otros grupos sociales o por excesos de la autoridad.

6.- Representatividad: Esto significa que el sindicato debe unir a un sector mayoritario, o al
menos importante, de los trabajadores del área económico-social o de la unidad productiva
en la cual se ha constituido. De esta forma estará mejor capacitado para conseguir el
establecimiento de aquellas normas contractuales que favorezcan los intereses de sus
afiliados. Una condición básica para obtener esta representatividad es la unidad del
sindicato, la que se consigue defendiendo sus fines propios por encima de cuestiones
ideológicas, políticas, religiosas o personalistas.
Estas características de fuerza y representatividad llevan al legislador a establecer
normas sobre mínimos de trabajadores para constituir sindicatos, de manera de asegurarles
un determinado poder.

La representatividad del sindicato se ve reforzada por una estructura sindical


democrática que se manifiesta en:

6.1.- Libertad y derecho para generar las propias directivas (art. 231 y 232).

La primera norma mencionada (231), fue modificada por la ley 20.940 con el objeto de
obligar a la organización a dar cabida a las mujeres en la dirección de la organización
estableciendo: “El estatuto deberá incorporar un mecanismo destinado a resguardar
que el directorio esté integrado por directoras en una proporción no inferior a un
tercio del total de sus integrantes con derecho al fuero y a las demás prerrogativas que
establece este Código, o por la proporción de directoras que corresponda al porcentaje
de afiliación de trabajadoras en el total de afiliados, en el caso de ser menor.”.

La segunda norma (232), ha sido modificada varias veces procurando resguardar los
derechos de las minorías pero sin afectar la libertad y autonomía sindical (sistema
democrático y con respeto a las minorías).

6.2.- Traspaso a las bases de las decisiones más trascendentales. (arts. 260 y 261). Esto
resulta así de la circunstancia de que determinadas materias como la fijación de las
cuotas sindicales, el aporte a organizaciones de mayor grado, exigen un
pronunciamiento en los estatutos o bien un acuerdo de asamblea. Se eliminó con la
reforma introducida por la ley 19.759 de la exigencia de resolver en asamblea
extraordinaria ciertas materias tales como la enajenación de bienes raíces, empero debió

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reestablecerse, posteriormente (ley 20.057) ciertas restricciones en la disposición de


inmuebles sindicales (art. 257 inc. 3º);

6.3.- Pronunciamiento libre, secreto y personal de cada asociado cuando éste se


requiera. (arts. 221, 239 y otros). En relación con este tema es importante ver fueros
asociados a la constitución del sindicato para cautelar la libertad y los requisitos en el
caso del sindicato interempresa.

6.4.- Adecuada representación del directorio: la asamblea sindical tiene derecho a


censurar al directorio (art. 244).

7.- Libertad: Tanto a nivel individual (del trabajador) para constituir al sindicato como para
integrarse a él o para desafiliarse del mismo, al amparo de garantías constitucionales o
legales, sin interferencia de la contraparte de la relación laboral, del Estado, de entidades
políticas, lucrativas, etc. (art. 212, 214 inc. 3º, 215, etc.), como a nivel colectivo (es decir
libertad para el ente sindical).

La libertad de los sindicatos (colectiva) debe darse:

a) Respecto del Estado como autoridad pública: por ello nuestra legislación reconoce su
personalidad jurídica por el solo hecho del depósito del acta constitutiva y de sus
estatutos en la Inspección del Trabajo, sin que ello dependa de autoridad alguna; por la
misma razón tampoco se acepta su disolución por acto de autoridad administrativa sino
sólo por decisión judicial. Este principio, reconocido en términos generales en nuestra
legislación a partir de 1979 con el D.L. 2.756 que integró el denominado "Plan
Laboral", llevó al legislador a optar, en materia de constitución de sindicatos, por el
llamado "sistema de registro" que considera vigente el sindicato por el solo acto del
depósito de sus estatutos y acta constitutiva en conformidad a las disposiciones legales
vigentes, sin que medie acto de la autoridad. (El C. del T. de 1931 consagraba el
sistema preventivo que exigía el reconocimiento de la autoridad administrativa,
mediante Decreto Supremo, para que el sindicato pudiese gozar de personalidad
jurídica).
b) Respecto de los empleadores (art. 289), estableciendo conductas de éstos prohibidas por
atentar contra la libertad sindical;
c) Respecto de instituciones u organizaciones ajenas al sistema sindical como también
respecto de las organizaciones sindicales de grado superior (art. 19 Nº19 CPR).

El principio de libertad sindical está especialmente consagrado en el Convenio Nº87


de la OIT, aprobado en 1948, ratificado por Chile el año 1999, y cuya vigencia comenzó en
nuestro país en febrero del año 2000. En él se declara la obligación de los Estados
miembros de la OIT para permitir la libre constitución de las organizaciones sindicales, el
derecho de éstas para redactar libremente sus estatutos y elegir libremente a sus
representantes; se establece la prohibición de las autoridades para intervenir en los
sindicatos en forma que limiten su derecho a constituirse o a ejercer sus prerrogativas
sindicales, estableciendo, por cierto, la libertad para afiliarse a esas organizaciones.
En relación a este aspecto debe tenerse presente que muchos laboralistas, siguiendo
la tesis sustentada por el Comité de Libertad Sindical, ven en este concepto de libertad
sindical un significado mucho más amplio, que no sólo es comprensivo de las nociones
antes expuestas sino que, además, este derecho importa el reconocimiento de otros dos
aspectos básicos: el derecho a negociar colectivamente y el derecho de huelga; se sostiene

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que sólo en la medida que la legislación del Estado reconozca adecuadamente estos
derechos, se estaría reconociendo verdaderamente la libertad sindical, entendida como el
derecho a desarrollar libremente la actividad sindical.

III.- LAS ORGANIZACIONES SINDICALES EN EL CÓDIGO DEL TRABAJO

La actual legislación sobre organizaciones sindicales, contenida en el Libro III del


C. del T., tiene como base las normas que sobre la materia contenía el C. del T. de 1987,
texto que recogió las disposiciones que el DL 2756, de 1979, incorporó a nuestra
institucionalidad sindical. En la época en que se dictó el DL citado, las nuevas normas
importaron un cambio de mucha trascendencia, orientado principalmente a la consagración
legal de los principios de libertad y democracia sindical y a uniformar, para todos los
trabajadores, las normas que regulaban su derecho a sindicalizarse, sin distinguir entre
obreros y empleados.

Posteriormente, en 1991, la ley 19.069 vino, por su parte, a facilitar la constitución


de los sindicatos, a ampliar las facultades de las organizaciones sindicales y a ampliar
algunos de los derechos que corresponden a los directores sindicales. Este espíritu
reformista se plasmó también mediante la ley Nº 19.759 de 2001, que facilita aún más la
constitución de sindicatos, amplía los fueros sindicales y, establece mayores sanciones en
materia de prácticas antisindicales.

Finalmente, la ley Nº 20.940 de 2016 hizo una modificación importante en las


normas sobre negociación colectiva, pero también introdujo ajustes en lo relacionado con
las organizaciones sindicales.

3.1.- EL DERECHO DE SINDICACIÓN

En nuestro ordenamiento jurídico el derecho a sindicalizarse tiene el carácter de


garantía constitucional de acuerdo a lo dispuesto en el art. 19 Nº15 y 19 de la CPR., en
armonía con el principio enunciado en el art. 1º de la misma Carta, que expresa: "El Estado
reconoce y ampara a los grupos intermedios a través de los cuales se organiza y estructura
la sociedad y les garantiza la adecuada autonomía para cumplir sus fines específicos."

Por otra parte, el art. 212 del Código reconoce el derecho de los trabajadores para
constituir sindicatos sin necesidad de autorización previa, norma que debe entenderse
complementada con el texto del art. 217 que reconoce también este derecho a los
funcionarios de las empresas del Estado dependientes del Ministerio de Defensa o que se
relacionen con el Gobierno a través de dicho ministerio, cuestión que hasta el 2001 había
estado expresamente excluida por lo que disponía el antiguo art. 217.

El art. 212 es, además, de gran importancia porque demuestra que en nuestro país,
en materia de constitución de sindicatos, se ha optado por el sistema que admite el
paralelismo sindical. En teoría, existe el sistema de unidad sindical que refleja la opción
de permitir la constitución de un sindicato único por sector o empresa, lo que tiene la
ventaja del poder que adquiere esa única organización, pero no necesariamente responde al
interés que puedan tener los socios; en cambio, en el paralelismo la opción es la contraria,
esto es, existe una libertad irrestricta para formar estas organizaciones, lo que armoniza
perfectamente con un real sistema de libertad sindical, pero tiene la desventaja de
posibilitar una “atomización” sindical que les resta fuerza a las organizaciones.

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Esta tendencia a permitir las organizaciones que los trabajadores deseen no siempre
fue aceptada en nuestro país. En Chile, fue el DL. 2.756 el que consagró, por primera vez a
nivel legislativo este sistema, el que ha mantenido su vigencia bajo las actuales normas. En
efecto, éstas disponen que los trabajadores tienen el derecho "a constituir las organizaciones
que estimen conveniente", de lo que se desprende que el paralelismo sindical es aceptado
hoy plenamente en nuestra legislación.

Ello es concordante, además, con las reglas sobre quórum para constituir sindicatos,
ya que en virtud de ellas los trabajadores pueden formar más de una organización por
empresa (art. 227). Esta materia fue muy resistida por las organizaciones sindicales
existentes a la fecha de dictación de las normas que constituyeron el Plan Laboral (1979) ya
que, en esa época, dichos dirigentes propugnaban la existencia de un solo sindicato por
empresa; sin embargo, ello no ha sido objeto de cambios en las modificaciones legales
efectuadas al sistema; incluso más, la reforma del 2001 aumenta dicha posibilidad de
constituir varias organizaciones por empresa en los casos de aquellas que tienen menos de
50 trabajadores ya que ahora sólo se les exigió un número mínimo de socios pero no un
porcentaje de representatividad. Esto fue modificado en la reforma del año 2016 volviendo
a establecerse un requisito de porcentaje de al menos el 50% de los trabajadores en las
empresas de 50 o menos trabajadores.

Titulares del Derecho a Sindicación:

Sobre el particular, el art. 212 dispone que este derecho corresponde a los
trabajadores del sector privado y de las empresas del Estado; esta norma debe concordarse
con el art. 1º del C. del T. que señala a quienes se aplican sus disposiciones y, en virtud de
su campo de aplicación, deben entenderse excluidos del derecho a sindicalizarse aquellos
trabajadores que laboran en el Congreso Nacional, los funcionarios del Poder Judicial y los
de la Administración del Estado, sea centralizada o descentralizada. Esto último, sin
perjuicio que, en virtud de lo previsto en la ley 19.296 (DO.14.03.94) se permite constituir
Asociaciones de Funcionarios a quienes laboran en la Administración del Estado.
El art. 212 antes citado, debe también relacionarse, como ya se ha dicho, con el art.
217 del Código que hoy reconoce expresamente el derecho a constituir organizaciones
sindicales a los funcionarios de las empresas del Estado dependientes del Ministerio de
Defensa Nacional o que se relacionen con el Gobierno a través de ese Ministerio. (Sin
perjuicio que se mantienen excluidos del derecho a negociar colectivamente. Art. 304 inc.
2º).

Características del Derecho a Sindicación:

El derecho de sindicación se ejerce mediante la afiliación del interesado a la


organización correspondiente; este acto tiene los siguientes caracteres:

a) Es único: por cuanto un trabajador no puede pertenecer a más de un sindicato


simultáneamente en función de un mismo empleo; si se contraviene esta prohibición, la
afiliación posterior produce la caducidad de cualquiera otra anterior y, si los actos de
afiliación son simultáneos o no puede determinarse cual es el último, todos ellos quedarán
sin efecto. (art. 214 incs. 4º y 5º).

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b) Es personal: La afiliación es un acto que sólo puede ejercerse por el interesado, no


pudiendo, por tanto, transferirse. (art. 214 inc.2º)

c) Es voluntaria: Esto significa que nadie puede ser obligado a afiliarse a una organización
sindical para desempeñar un empleo o desarrollar una actividad (art. 214 inc. 2º y 3º). La
misma característica tiene el acto de desafiliación, por lo que no podrá impedirse, bajo
pretexto alguno, la desafiliación a una organización sindical.
Esta característica se encuentra reforzada en el art. 215 que establece la prohibición
de condicionar el empleo de un trabajador a la afiliación o desafiliación de una
organización sindical, prohibiéndose, además, toda acción que tienda a impedir la afiliación
o todo acto que perjudique al trabajador en cualquier forma por causa de su afiliación
sindical. Lo señalado concuerda especialmente con el inc. 4º del art. 2º que establece como
contrarias a los principios de las leyes laborales, las discriminaciones, exclusiones o
preferencias basadas -entre otras- en la sindicación del trabajador. (La no discriminación en
el empleo es materia del Convenio 111 de la OIT, aprobado en 1958 y ratificado por Chile).
Debe destacarse que esta característica de la afiliación voluntaria no estaba
reconocida en el C. del T. del año 1931 respecto de los obreros, los cuales por el solo hecho
de comenzar a trabajar, se afiliaban ipso jure, a los llamados sindicatos industriales, lo que
podía dar pie a abusos respecto de los trabajadores que no concordaban con la línea de la
organización y, sin embargo, no podían desafiliarse de ella.

3.2.- OBJETIVOS O FINALIDADES DE LOS SINDICATOS

Esta materia se encuentra normada en el art. 220 del C. del T. que ha tenido varias
modificaciones tanto de fondo, como de forma. Como ejemplo de esto último el año 2001
se cambió el orden de los números 1 y 2 del art. 220, pasando el Nº 2 a ser Nº1 y el Nº1 a
ser 2, con lo que, estimamos, se quiso dar una señal en cuanto a que uno de los roles
prioritarios de las organizaciones sindicales es su intervención en procesos de negociación
colectiva como organización que representa a los trabajadores en dichos procesos.

W. Thayer critica esta enumeración indicando que los objetivos señalados en la


norma, si bien son perseguidos por los sindicatos, pueden ser también el objetivo de otras
personas o entidades. Así sucede por ej. el Nº1, grupos de trabajadores a través de
comisiones negociadoras; el Nº2, abogados; el Nº3, Inspectores del Trabajo y abogados; el
Nº4, cualquier trabajador; el Nº5, mutualidades y cooperativas; el Nº6, organismos
empresariales, técnicos y universitarios; el Nº7, los mismos señalados en el Nº6; el Nº8,
compañías de seguros, comités paritarios y los señalados en los Nº6 y 3; el Nº9, cualquier
grupo de trabajadores, afiliados o no o unos y otros; el Nº10, empresas privadas, y el Nº11,
organismos públicos. De allí resultaría que esta enumeración no daría el verdadero énfasis
que debe darse al rol principal de los sindicatos que es promover y representar los
intereses económicos comunes de sus afiliados, cuestión que en parte se ha corregido con
el nuevo orden que se ha dado a las finalidades de las organizaciones sindicales y a que se
hizo referencia en el párrafo anterior.

De la redacción del art. 220 fluye claramente el carácter no taxativo de la


enumeración, al señalar: son fines "principales de las organizaciones sindicales...", lo que
armoniza con la redacción del último numerando de la disposición que indica: "En general,
realizar todas aquellas actividades contempladas en los estatutos y que no estuvieren
prohibidas por la ley" (por ejemplo, beneficiar a no socios, según Dict. 5865/143 de
28.12.05).

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De acuerdo con la legislación, en definitiva:


a) Todas las organizaciones sindicales que agrupan a trabajadores dependientes pueden
negociar colectivamente, entendiendo el término negociar en su sentido amplio,
comprensivo tanto de procesos de negociación reglados como no reglados.
b) Corresponde a los sindicatos la representatividad judicial y extrajudicial de los
trabajadores por incumplimiento de los contratos colectivos de trabajo o por
infracciones a normas legales o contractuales que afecten a la generalidad de los
socios; en cuanto a la representación por el ejercicio de derechos emanados de
contratos individuales, para la actuación del sindicato se necesita el requerimiento
previo del asociado. Les corresponde también esta representación en las denuncias
judiciales por prácticas discriminatorias o antisindicales.
c) Se les permite constituir mutualidades, fondos u otros servicios (asesorías técnicas,
jurídicas, etc.)
d) Pueden constituir o participar en instituciones de carácter previsional.
e) Pueden propender al mejoramiento del nivel de empleo y participar en funciones de
colocación de trabajadores.
f) Pueden formular planteamientos y peticiones ante los Comités Paritarios de Higiene y
Seguridad y exigir el pronunciamiento de los mismos.
g) Pueden perseguir fines de lucro, al haberse derogado por la ley 19.069 de 1991, la
prohibición que existía sobre el particular.

Así, esta nueva enumeración, producto de la reforma de 1991, amplió la competencia y


facultades de las organizaciones sindicales; permitió perfeccionar el sistema de pensiones
creado por el D.L. 3.500 en términos de hacer efectiva la participación de los trabajadores
en la administración de sus propios recursos al permitir a los sindicatos la constitución o
asociación a instituciones previsionales (AFP e ISAPRES).

Por último, debe señalarse que el legislador establece la prohibición de los sindicatos
de percibir las remuneraciones de sus asociados (art.220 Nº2 parte final) y de realizar
acciones que atenten contra la libertad sindical o entorpezcan la negociación colectiva (arts.
289 y sgtes.). La Constitución, por su parte, prohíbe a estas organizaciones intervenir en
actividades político-partidistas (art.19 Nº19, inc.3º).

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