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Asociaciones sindicales

Resumen sobre varios aspectos

1. NOCIÓN.

Cuando las personas se juntan para tratar de sus intereses comunes,


cualquiera que sea el propósito y derivaciones de tales tratos, y esas
personas son trabajadores y esos intereses son de índole laboral, se está
ante hechos que conciernen al Derecho Colectivo del Trabajo.
Específicamente, en el campo de las asociaciones sindicales, sean estas
transitorias (coaliciones) o permanentes (asociaciones, propiamente
dichas), precisando que lo permanente no significa eterno.

Por contrapartida, cuando las personas que se juntan tratan de sus


intereses comunes en cuanto toca a sus trabajadores dependientes, a las
que ellas emplean, igualmente se está ante hechos que interesan al
Derecho Colectivo Laboral y, específicamente, al tema de las asociaciones
sindicales patronales.

A partir de dicha noción, se edifica el concepto jurídico de asociaciones


sindicales en su sentido más genérico.

Desde otro punto de vista, las asociaciones sindicales son una


manifestación del derecho constitucional (humano, fundamental) de
asociarse para propósitos relacionados con el progreso de los trabajadores,
de los intereses laborales propios y generales y la defensa de sus
derechos; sin dejar de lado lo que igualmente incumbe a sus empleadores.
Un derecho humano, zarpa de la idea de libertad, Mantero dixit (Derecho
Sindical, 1998), es algo intangible -que no se puede tocar, limitar, disminuir,
mediatizar- para el Estado y el Derecho.

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Valga mencionar en este punto el debate de si se inscribe o no dentro del
género más universal del derecho de asociación o, como lo concibe la
doctrina francesa, un derecho distinto con características propias.

El concepto jurídico de asociaciones sindicales abarca el de sujetos


colectivos, que son los que actúan en el Derecho Colectivo del Trabajo. En
el campo del Derecho del Trabajo general, la noción de sujeto colectivo
(RLOT, 114) contrasta con la de sujeto individual (RLOT, 21). Aquí son
necesarias dos precisiones: el concepto jurídico de sujeto colectivo es
diferente del de persona jurídica, pues también las coaliciones de
trabajadores son sujetos colectivos sin ser personas jurídicas y estirando la
idea, igualmente los gremios -gremio no es igual que colegio profesional-;
segunda, el patrono singularmente considerado, es sujeto individual en
tanto es parte del contrato de trabajo, y simultáneamente es -o puede ser-
sujeto colectivo cuando toma contacto con la organización de sus
trabajadores.

2. TERMINOLOGÍA.

La expresión «asociaciones sindicales» carece de una connotación única.


Dicho con otras palabras, no es la única que se utiliza para denotar la
misma cosa. También son comunes las expresiones «unión», «organización
sindical», «sindicato», «organización de trabajadores o de patronos»,
«comisiones» para referirse a ellas, variando según los países y sus
regímenes legislativos y la doctrina. A veces se les designa con
expresiones más genéricas como «movimiento sindical», «movimiento
obrero» u «organizaciones gremiales» para agruparlas. Otras veces, la
preferencia por uno otro término obedece a inclinaciones de orden
ideológico o político. En un tiempo, se les llamó cofradías, aunque este

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sintagma suele estar más vinculado con lo religioso; y efectivamente,
algunas organizaciones laborales vienen de allí.

En los Estados Unidos de América, una de las mayores organizaciones de


trabajadores tomó el nombre de «Congreso» o «Conferencia» (AFL-CIO),
pues ese fue su origen aunque se volvió permanente. En España, las
«comisiones obreras» son bien conocidas.

En Venezuela la palabra «sindicato» usualmente se entiende referida a una


asociación de trabajadores y no obstante que toda organización laboral es
emanación de la libertad de coalición, la expresión «coalición de
trabajadores» o «grupo de trabajadores» suele usarse para significar a un
conjunto de trabajadores no sindicalizados que ejercen derechos colectivos
con un determinado propósito; por ejemplo, llegar a un acuerdo colectivo
con su empleador.

Esta dispersión terminológica explicaría por qué en las normas


internacionales de la OIT, particularmente en los convenios 87 y 98, se
adopta la expresión «organizaciones de trabajadores» y «organizaciones de
empleadores» como la de más ancha cobertura para evitar especificidades
que podrían suscitar confusión o posturas limitantes.

3. CLASES O TIPOS DE ORGANIZACIONES SINDICALES.

Lo ya expuesto en otra parte de nuestro curso sobre las clases o tipos de


organizaciones sindicales, se complementa con algunas consideraciones
adicionales.

Se señaló que los sindicatos industriales pueden crear comités sindicales


en cada una de las entidades de trabajo donde tengan afiliados, al igual que

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los sindicatos sectoriales o profesionales, siendo que la ley (DLOTTT, 371,
final) no los menciona. El agregado es una interpretación de la cátedra pues
no existe razón para semejante diferencia.

No hay una definición en la ley laboral para discernir qué debe tenerse
como rama industrial y qué tener como rama comercial, agrícola, de
producción o de servicio para la clasificación del tipo de sindicato, por lo
cual hay que auxiliarse con el común entendimiento de estas expresiones.
En este orden de ideas, las actividades económicas se clasifican en los
sectores primario, secundario y terciario. En el primario están las
actividades de obtención de materias primas o productos agrícolas o
pecuarios sin elaborarlos, sin transformarlos. En el sector secundario, las
actividades de transformación de las materias primas en productos
elaborados o en fuentes energéticas y su distribución. En el sector terciario,
la compra y venta de productos sin transformarlos y la prestación de toda
clase de servicios. Los sindicatos de industria son los de trabajadores cuyas
actividades se realizan en el sector secundario.

Respecto del número de sindicatos existe la tesis del sindicato único.


Consiste en que establecido un sindicato, federación, confederación o
central en alguna actividad económica o empresa, o extensión geográfica,
no puede haber otra organización del mismo tipo. Excluye la posibilidad de
la multiplicidad de organizaciones, llamada con alguna carga despectiva,
paralelismo sindical. Esto con la idea de la mayor fuerza de negociación y
de movilización del sindicato único de la cual carecería un movimiento
sindical atomizado. Quienes se oponen a la tesis del sindicato único
arguyen que es contraria a la democracia, a la libertad y fomenta el
autoritarismo.

Algunos ordenamientos jurídicos acogen la tesis del sindicato único. No es


el caso de Venezuela, pese a que históricamente se ha intentado. El

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pluralismo sindical desemboca en otro asunto: ¿cuál de las organizaciones
ostenta el poder de ejercer la acción sindical? La organización más
representativa. Y a continuación viene otra pregunta: ¿cuál es la más
representativa?
Los criterios para resolver la cuestión varían de un ordenamiento jurídico a
otro. Algunos se basan en el tiempo: la más antigua es la más
representativa. Otros en la actividad: la que ha sido reconocida y ha
actuado más veces. Algunos en la más independiente; y esto ¿cómo se
mide? Los que más, siguen un criterio numérico. En algunos ordenamientos
jurídicos este criterio reviste una cierta complejidad: el que tenga afiliados el
mayor número de delegados sindicales electos directamente por la base de
los trabajadores. En el caso de Venezuela, el criterio es objetivo y
relativamente fácil de constatar: por el número de afiliados. La organización
más representativa es la que tiene más afiliados (DLOTTT, 438; RLOT,
115), habida cuenta que un mismo trabajador no puede pertenecer sino a
una sola organización sindical de igual especie (DLOTTT, 398, e).

Con todo, la representatividad numérica engendra otras dificultades. Puede


ser cuestionada. Puede discutirse cuál organización ciertamente goza de
mayor respaldo, sobretodo porque el número de miembros es dinámico.
Cambia según el ingreso y egreso de trabajadores o porque estos opten por
mudarse de sindicato ejerciendo su derecho de afiliación y desafiliación. En
semejante situación, la ley prevé dos mecanismos de solución. Uno, el
RENOS señala el número de miembros que conste en sus registros; dos,
de no ser factible lo primero, se somete a consulta directa de los
trabajadores interesados mediante referéndum (RLOT, 191 a 202).
Sobre el punto hay la famosa sentencia conocida como Sutracaruachi. Se
encuentra en http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scon/Febrero/149-
130203- 00-2569.htm
No deja de ser problemática a este respecto, la regla final del DLOTTT, 438.
Una interpretación literal llevaría a la conclusión de que si hay un solo

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sindicato, bastaría cualquier número de afiliados aunque sea mínimo, para
que se le reconozca como la organización sindical más representativa,
aunque tal número sea ínfimo comparado con el número total de
trabajadores interesados (y no sindicalizados) en la negociación colectiva.

Hoy en Venezuela hacen presencia varias confederaciones o centrales de


trabajadores. Las más conocidas, la Confederación de Trabajadores de
Venezuela (CTV), la Confederación Unitaria de Trabajadores de Venezuela
(CUTV), la Confederación de Sindicatos Autónomos (CODESA), la
Confederación General de Trabajadores (CGT), la Unión Nacional de
Trabajadores (UNETE), la Central Bolivariana Socialista de Trabajadores
(CBST). Ellas se alinean según sus afinidades ideológicas o políticas o por
liderazgos personales.

4. LIBERTAD SINDICAL.

Como lo explica la doctrina, no hay un concepto unívoco de la libertad


sindical. En sentido genérico, abarcaría todo lo concerniente a las
asociaciones sindicales y sus actuaciones. Este es el significado amplio que
le asigna, entre otros, el Comité de Libertad Sindical de la Organización
Internacional del Trabajo, al incluir en ella todo lo concerniente a las
negociaciones colectivas y al derecho de huelga. No ha sido pacífica esta
postura. El sector de los empleadores la cuestionó en 2013, desconociendo
las decisiones del Comité de Libertad Sindical en materia de Derecho de
Huelga. La reacción de las organizaciones de los trabajadores no se hizo
esperar hasta llegar el 18 de febrero de 2015, al Día de la Acción Global por
el Derecho de Huelga. Desde entonces, la confrontación ha bajado de tono
y el asunto no ha llegado a la Corte Internacional de Justicia, instancia para
dilucidar estos asuntos cuando los medios de solución negociados no
funcionan.

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Otro sector le otorga un sentido más restringido, limitando el concepto de
libertad sindical a lo relacionado con la formación de las organizaciones de
trabajadores o de patronos, el derecho a darse sus propias reglas, a su
autonomía de funcionamiento, el derecho de afiliación y desafiliación y, en
fin, lo que está en conexión con su existencia y su libre actuación. Temas
como los de las negociaciones colectivas y el derecho de huelga, no
formarían parte de la libertad sindical, lo cual no significa que se les
desconozca como derechos de la más alta jerarquía.
Sobre el concepto amplio de libertad sindical, su contenido y el carácter
enunciativo de ese derecho constitucional, ver sentencia del TSJ en Sala
Constitucional # 170 de 4/6/2019 en
https://drive.google.com/file/d/1vDtkXEYKupNGaXL4Kk7n3sSFccFi9HeU/vi
ew?usp=sharing

Es interesante un punto de vista de la doctrina acerca de los contenidos


esenciales o presupuestos de la libertad sindical, alineado en la concepción
amplia, que el iuslaboralista César Carballo Mena, puntualiza así:
1. Organizativo o estático:
El derecho de asociarse sin autorización previa y bajo la modalidad que
se prefiera.
2. Dinámico o funcional:
El derecho a defender y promover los intereses de los agrupados o de
clase mediante la negociación colectiva normativa, la gestión del
conflicto y la huelga, la participación en la gestión empresarial, el diálogo
y la concertación social.
3. Inmunitario o tuitivo:
El derecho a eficaz protección frente a conductas con el objeto o efecto
de impedir, restringir u obstaculizar el pleno y eficaz ejercicio de la
libertad sindical.
(Carballo Mena, César. La Libertad Sindical. Perspectivas de los
derechos fundamentales. Caracas, 2012).

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5. PERSONALIDAD JURÍDICA.

Se ha discutido el alcance de la personería jurídico sindical. Un sector ha


sostenido que al registrarse ante el órgano de la administración pública del
trabajo (hoy el RENOS), la organización adquiere la capacidad de ejercer
derechos y contraer obligaciones sólo de carácter laboral. Que para poder
ser sujeto de derechos y obligaciones de otra naturaleza; por ejemplo,
celebrar un contrato de arrendamiento de un local para su sede o adquirir
un vehículo, requiere registrarse también como una asociación civil ante la
correspondiente oficina del Servicio Autónomo de Registros y Notarías.

Otro sector es del parecer contrario. Que el registro ante el RENOS confiere
personería jurídica bastante para todo acto compatible con su naturaleza.
La ley no da solución definitiva. El DLOTT, 387, establece en su regla final:
El registro de una organización sindical dota de personalidad jurídica para
todos los efectos relacionados con esta Ley. Queda entonces la duda de si
la organización puede efectuar actos jurídicos más allá de los contemplados
en el DLOTTT.

Jurisprudencia reciente se inclina por la segunda posición. Estima que el


RENOS está investido de la cualidad de registro público y eso es suficiente
para la plena capacidad jurídica de las organizaciones allí inscritas
(DLOTTT, 374).

6. CONSTITUCIÓN DE ORGANIZACIONES SINDICALES.


EL DLOTTT es prolijo en requisitos al normar la formación de las
organizaciones sindicales. Presumiendo la buena fe, no se trata de un afán
meramente restrictivo, sino lleva un ánimo instructivo, didáctico, de cómo
proceder. Toda ley alberga de un modo u otro, -y eso es sano- alguna
intención educativa. Son minuciosas reglas de lo que deben contener los

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documentos que se exigen para la creación de la organización sindical y
cómo han de generarse. Desde luego, es un procedimiento administrativo
que remata, como todo procedimiento administrativo, en un acto
administrativo muy reglado, con poco o ningún espacio para lo discrecional.
Hay una parte implícita en dichas reglas ya que como telón de fondo, yace
el entramado de disposiciones reguladoras de Derecho Administrativo,
principalmente la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos y la Ley
Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, que son aplicables
en esta materia. El procedimiento finaliza al proferirse el acto administrativo
que registra o niega el registro de la organización sindical cuya formación
se ha promovido, bien por el Registro Nacional de Organizaciones
Sindicales (RENOS) en su sede principal, si se trata de organizaciones
sindicales de 2º o 3er. grado o de sindicatos regionales o nacionales, bien
por el RENOS del Estado correspondiente para el resto de las
organizaciones (DLOTTT, 375).

El registro ante el funcionario competente de la administración pública


nacional centralizada del trabajo, ha sido una constante en la legislación
venezolana. Es justo afirmar que esto no siempre fue aceptado de forma
pacífica, pues se objetó su utilización según las preferencias del gobierno
de turno. Sin embargo, la oposición a ello y más concretamente al
contenido minucioso de los estatutos y la fiscalización de la afiliación y de
las cuentas por el RENOS, se exacerbó desde casi el momento mismo de la
promulgación del DLOTTT en 2012 hasta llegar a plantearse ante los
organismos internacionales como violatorio de las normas contenidas en
tratados, pactos y convenios, como bien puede verse de las quejas
promovidas ante la OIT y lo que sobre eso dice el informe de la Comisión de
Encuesta relativo a la solicitud de queja que prosperó.

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7. AFILIACIÓN Y DESAFILIACIÓN.

Uno de los contenidos de la libertad sindical, tanto en la esfera individual


como en la colectiva, es el de afiliarse a la organización sindical que se
prefiera, desde luego, si se cumplen los requisitos estatutarios y legales. La
misma libertad existe para no afiliarse o para desafiliarse. La afiliación
forzosa o la imposibilidad de dejar de estar asociado son contrarias a esa
libertad, parte del bloque de los derechos fundamentales (Constitución, 95;
Declaración Universal de Derechos Humanos, 20 –n.2-, 23 -n.4-; Pacto
Internacional de derechos civiles y políticos, 22; Pacto Internacional de
derechos económicos, sociales y culturales, 8; Convenios 87 y 98 de la OIT;
Decreto Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras, en
lo adelante DLOTTT, 355 y 356; Reglamento de la Ley Orgánica del
Trabajo, en lo adelante RLOT, 113; entre otros).

La alta jerarquía jurídica del derecho de afiliación sindical, se concreta y


tutela en el artículo 359 del DLOTTT. Esa norma establece un lapso
máximo de 15 días hábiles contados desde que se presente la solicitud de
ingreso a la organización sindical, para que la afiliación se haga efectiva. De
no ocurrir esto; es decir, si se niega la solicitud de afiliación o si han
transcurrido más de 30 días sin respuesta, el(la) solicitante puede pedir a la
Inspectoría del Trabajo que se examine el asunto (DLOTTT, 364). Con tal
petición se inicia este procedimiento administrativo especial.

Al recibir la petición, el Inspector del Trabajo debe darle entrada y notificar a


la organización sindical para que en el lapso de 3 días hábiles responda por
qué no ha hecho la afiliación. Visto esto, el funcionario debe pronunciarse
mediante un acto administrativo ordenando la afiliación o negándola. La
orden de afiliación produce plenos efectos y conlleva todos los derechos y
obligaciones inherentes. Es decir, el(la) solicitante queda asociado(a) desde
ese momento sin necesidad de esperar a la aceptación posterior de la

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organización. La norma no señala de cuánto tiempo dispone el Inspector del
Trabajo para dictar la providencia. Dado que la negativa de la afiliación o su
dilación injustificada constituye además una práctica antisindical (DLOTTT,
362, n. 5), y la ley da 5 días hábiles para emitir la providencia administrativa
para hacer cesar tales prácticas (DLOTTT, 363), ese mismo lapso debe
regir para decidir aquel procedimiento. El acto del Inspector del Trabajo es
recurrible tanto en sede administrativa como en sede jurisdiccional.

En cuanto a la desafiliación, esta procede sobre la base de las causales


previstas en la Ley (DLOTTT, 398), resumidas así:
1) Causas estatutarias.
2) En los sindicatos profesionales, la falta de ejercicio voluntario del
respectivo oficio por 6 meses consecutivos.
3) En los sindicatos industriales y sectoriales, la separación voluntaria de la
respectiva rama económica por 6 meses consecutivos.
4) En los sindicatos de empresa, a los 3 meses de haber terminado la
relación de trabajo.
5) Por renuncia expresa o por renuncia tácita al ingresar a otro sindicato
que tenga el mismo objeto que el primero o cuyos objetos sean
incompatibles.
6) La muerte del asociado o la disolución de la organización sindical.

Entre las causas estatutarias de desafiliación, de suyo está incluida la


expulsión. La ley restringe las causales disciplinarias a las expresamente
determinadas por ella (DLOTTT, 397) y señala las conductas indebidas:
malversación o apropiación de los fondos sindicales, la rebeldía contra las
decisiones de la asamblea sindical, la divulgación de información
confidencial y, en general, la conducta contraria a los intereses de la
organización o de sus miembros. De tal suerte, no sería válida la expulsión
disciplinaria basada en una causal distinta añadida en los estatutos, aunque
sí cabría admitir que los estatutos gradúen la sanción según sea la

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infracción cometida. Es decir, el estar incurso(a) en una o más de las
causales señaladas no necesariamente ha de desembocar siempre en una
expulsión. Así, por ejemplo, los estatutos podrían disponer que la
divulgación de lo resuelto por la asamblea general en materia de huelga se
sancione con la suspensión del asociado(a) durante seis meses, en vez de
la expulsión.

La decisión de la sanción disciplinaria, incluida la expulsión, está sometida a


las reglas del derecho a la defensa y, en general, al debido proceso
(DLOTTT, 397; RLOT, 124). Dicha decisión, particularmente la desafiliación
por expulsión, es recurrible; pero no en sede administrativa como está
pautado para la afiliación, sino en sede judicial ante los tribunales del
trabajo, lo cual no deja de ser un poco extraño.

Una palabra final en este punto. La cláusula sindical consiste en el acuerdo


entre el patrono y la organización de sus trabajadores para dar empleo
únicamente a los que sean miembros del sindicato o despedir a los que no
lo sean o dejen de serlo. La Constitución de 1961, artículo 90, lo permitía.
En la Constitución de 1999 desapareció y si bien no lo prohíbe, el espíritu
de la ley es contrario a la cláusula sindical en cuanto coarta el derecho de
afiliación y desafiliación.

8. ESTRUCTURA INTERNA.
En ejercicio de la libertad sindical, cada asociación tiene la potestad de
establecer la organización interna que estime más adecuada para su
funcionamiento (Constitución, 95; Convenio 87, 3, n.1; DLOTTT, 354, 355,
356; RLOT, 116). No obstante, hay ciertos órganos legalmente
imprescindibles: la asamblea de miembros, la junta directiva y la comisión
electoral, e incluso algunos menos obvios como la comisión disciplinaria o
tribunal disciplinario e, históricamente, la comisión contralora de los fondos
sindicales.

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Hay un significativo número de normas destinadas a regular la constitución,
realización y atribuciones de la asamblea de miembros, como órgano
superior de toda organización sindical. Sin pretensiones de exhaustividad,
viene al punto indicar los siguientes: artículos 355, 356, 357, 389, 390, 391,
394, 397, 415, 426, 427, 428, 429, 430 del DLOTTT; artículos 121, 126, 170
del reglamento. Todavía mayor es el número de las destinadas a regular la
junta directiva, sus atribuciones y deberes, las facultades, responsabilidad y
limitaciones de sus integrantes, así como su protección en el ejercicio de las
actividades sindicales.
La comisión electoral está expresamente prevista en el artículo 407 del
DLOTTT, además en las regulaciones dictadas por el Consejo Nacional
Electoral. Menos obvia es la exigencia de una comisión disciplinaria o, con
la denominación más usual, un tribunal disciplinario, necesario cuando se
toma en cuenta el alcance de los artículos 397 del DLOTTT y 124 del
reglamento sobre el derecho a la defensa y el debido proceso en la
aplicación de sanciones a los asociados.

El órgano de contraloría estaba contemplado en el artículo 442 de la


legislación derogada. No lo está en la vigente, ahora sustituidas sus
funciones por la Contraloría General de la República (DLOTTT, 416), lo cual
no obsta para que los estatutos incluyan un órgano contralor propio dentro
de la estructura de la asociación o siga existiendo en todas las
organizaciones fundadas antes de la reforma legal. Tampoco hay objeción
para que estatutariamente se creen órganos adicionales. Así, por ejemplo,
un comité ejecutivo ampliado, una comisión consultiva, un comité de
educación o de cultura y deportes o secretariados.

El modelo de estructura interna de las organizaciones venezolanas deriva


de cimentadas prácticas sindicales del país, más que de una creación
teórica del legislador y difiere aunque no demasiado, de las pautas que

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brinda el derecho laboral comparado (ver, entre otros, Osvaldo Mantero de
San Vicente, Derecho Sindical; Antonio Ojeda Avilés, Compendio de
Derecho Sindical).

9. FUNCIONAMIENTO.
Aparte de su actividad propia, la ley le impone a las organizaciones sindicales
ciertas obligaciones recurrentes u ocasionales (DLOTTT, 388). Las primeras,
de frecuencia anual, se refieren:
1) A la presentación de un informe detallado al Registro Nacional de
Organizaciones Sindicales (en lo adelante, RENOS) sobre su
administración; es decir, la rendición de cuentas de la gestión
administrativa, del manejo de los fondos sindicales (DLOTTT, 411 a
417). Tal rendición de cuentas debe haber sido aprobada previamente
por la asamblea de la organización sindical.
2) La remisión al mismo RENOS, de la nómina de sus afiliados(as) con
todas los datos exigidos en DLOTTT 385.
Las obligaciones ocasionales, prevén un plazo de 30 días para informar al
RENOS sobre los cambios estatutarios aprobados por la asamblea sindical,
los resultados de las elecciones sindicales (DLOTTT, 309 a 410) y todo lo
relativo a las fusiones sindicales (DLOTTT, 428 y 429) y disolución de la
organización sindical (DLOTTT, 427).

Eventualmente, las autoridades de la administración pública del trabajo con


competencia para ello, pueden solicitarle a las organizaciones sindicales
determinadas informaciones, bien sea para fines estadísticos o de
investigaciones o relacionadas con la actividad de la propia administración;
por ejemplo, para verificar en cuáles entidades de trabajo hay afiliados(as)
de la organización sindical con el propósito de convocar a reuniones
normativas laborales para la negociación de convenciones colectivas de
trabajo por rama de actividad económica (DLOTTT, 454). En estos casos,
se aplicará la regla concreta que establezca el plazo para cumplir con esta

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obligación; o, en su defecto, corresponde aplicar lo que al respecto paute la
Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos.

10. FONDOS SINDICALES.

El ordenamiento normativo venezolano ha prestado más atención al asunto


de los fondos sindicales que la mayoría de los países. La misma
Constitución vigente (art. 95) por primera vez introdujo reglas sobre el punto
como parte de los derechos sociales, ordenando sanciones para los
directivos y representantes sindicales que se lucren o aprovechen
abusando de la libertad sindical y además los obliga a hacer declaración
jurada de bienes con el fin de fiscalizar su patrimonio y detectar cualquier
irregularidad. Esto como respuesta al clamor público en contra de los
escándalos de corrupción sindical acaecidos en años pasados.

La legislación laboral, por su parte, desarrolla con mayor detalle esas


pautas generales (DLOTTT, 411 a 417). Valga resaltar los aspectos
principales. Ante todo, en consonancia con los principios y jerarquía del
derecho constitucional y humano de libertad sindical, se asienta la
autonomía de las asociaciones sindicales para organizar la gestión y
administración de sus fondos y gozar de independencia financiera. De igual
modo, en sus estatutos pueden regular libremente cuanto concierne a su
financiamiento, estimaciones presupuestarias y contraloría, pero deben
incluir cláusulas estatutarias sobre la materia (DLOTTT, 384, n. 15, 16 y
17).

Pese a semejante amplitud, ella no da absoluta discrecionalidad a la


dirección sindical para manejar las finanzas del sindicato, pues está sujeta
al control social de los miembros de la organización a través del mecanismo
de la rendición de cuentas de la administración. Y si esta obligación no es
satisfecha, se desatan diversas consecuencias. Por un lado, basta con que
el 10% de los miembros acuda a la Contraloría General de la República,

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sin perjuicio de las funciones de la comisión contralora interna que los
estatutos pueden prever, para solicitar a aquel organismo del Poder
Ciudadano que audite la gestión y cuentas de la junta directiva sindical. La
segunda consecuencia es que la falta de rendición de cuentas o unas
cuentas no aprobadas por la asamblea de miembros, inhabilitan a los
directivos para ser reelectos incluso en otras organizaciones sindicales que
pretendan fundar (DLOTTT, 387, n. 7). Tercera consecuencia, los hace
pasibles de expulsión de la organización (DLOTTT, 397, n. 1). Cuarta
consecuencia, en caso de ilícitos, están sujetos a las sanciones
administrativas, penales y al resarcimiento de los daños y perjuicios
ocasionados.

En cuanto a los ingresos de la organización sindical, existe la obligación


patronal de descontar las cuotas sindicales del salario de los sindicalizados
y de entregar su monto lo más pronto posible únicamente mediante cheque
a nombre de la organización sindical. La falta de cumplimiento de este
deber obliga al patrono a entregarla de ese modo sin que pueda excusarse
alegando que lo ha entregado a otra persona, y lo expone, desde luego, a
ser demandado por ello. Igualmente, la mora debe ser resarcida.

Las cuotas sindicales pueden alcanzar a trabajadores no sindicalizados.


Generalmente esto ocurre con ocasión de la celebración de convenciones
colectivas de trabajo con beneficios para todos los trabajadores, aun los no
miembros de la organización sindical (RLOT, 126), pero siempre tanto los
sindicalizados como los que no, pueden desautorizar los descuentos, lo
cual da pie a que le sean impuestas al miembro las sanciones disciplinarias
contempladas en los estatutos de la organización (DLOTTT, 384, n.8 y 9;
397) y al no miembro, le puede crear un obstáculo cuando quiera ingresar
al sindicato.

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La ley toma además otros cuidados para proteger el patrimonio sindical y en
aras de una administración pulcra e independiente. De tal suerte se reputa
ilegal cualquier pago hecho por el patrono(a) a dirigentes sindicales o sus
asesores; y cuando tales pagos sean en ejecución de obligaciones
contraídas en negociaciones colectivas, forzoso es hacerlos: 1) solamente a
nombre de la organización sindical; 2) informar a los(as) afiliados(as). De
igual modo, los fondos líquidos han de permanecer en cuentas bancarias y
sólo pueden movilizarse mediante …“instrumento firmado conjuntamente
por tres miembros [por lo menos] de la junta directiva [según lo] que
determinen los estatutos.” Sólo excepcionalmente se permite la disposición
o tenencia de dinero efectivo exclusivamente para la atención de los gastos
que no pueden ser cubiertos de otra manera. Lo que usualmente se conoce
en las prácticas contables como la caja chica.

Claro está, procede una interpretación progresiva de estas normas para


adecuarlas a los tiempos. Las modalidades de pago, tenencia y disposición
de los fondos sindicales han de entenderse en forma extensiva que no
limitativa, ajustándolas a los usos bancarios sin quebrantar su razón de ser.
Por ejemplo, nada obstaría a que el pago de las cuotas sindicales
descontadas por el patrono de los salarios de los trabajadores, se
entreguen al sindicato no por medio de cheque, como literalmente dice la
regla, sino por transferencia bancaria. Eso satisface el bien tutelado por la
norma jurídica que es asegurar que esos montos entren efectiva y
seguramente en las cuentas de la organización gremial.

11. ELECCIONES SINDICALES.


De este aspecto también se ocupa la Constitución de 1999 (Constitución,
95; 293, n. 6). Como punto de partida, el ejercicio sindical es y debe ser
democrático, para ello ha de haber alternabilidad en los cargos de las
directivas sindicales y demás representantes los cuales deben ser
designados por los miembros de la organización sindical en sufragios

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universales, directos y secretos. La Constitución, a texto expreso, no dio
otros contenidos a la democracia sindical, pero más allá de la alternabilidad
para evitar que haya personas que se perpetúen en los cargos directivos,
como lamentablemente se observa en algunas agrupaciones gremiales, o
que su nombramiento no derive del sufragio de la base sindical o que una
vez designados por votación, nunca convoquen a nuevas elecciones, como
fue una extendida costumbre, cabe extraer de la interpretación armónica de
la Constitución y de los principios fundamentales que la animan
(Constitución, 1 a 3, esencialmente) otros contenidos de la democracia
sindical. Mas un estudio exhaustivo del tema, excede el propósito de estas
notas.

Por lo pronto baste señalar que la ley repite estas exigencias


constitucionales básicas (DLOTTT, 399, 403 in fine) y aunque establece
topes para los períodos de las juntas directivas de las organizaciones
sindicales: 3 años las de primer grado y 5 años para las de segundo y tercer
grado (DLOTTT, 401), no dice mayor cosa acerca de la alternabilidad, pues
más bien refuerza la posibilidad de reelección (DLOTTT, 395) y sólo la
impide claramente cuando se hayan incumplido los deberes relativos a la
administración de los fondos sindicales (DLOTTT, 415, in fine; RLOT, 127).
Y en cuanto al sufragio, la novedad es requerir siempre la participación de
la base sindical en toda la pirámide sindical; esto es, los miembros de las
organizaciones de primer grado necesariamente son personas naturales,
mientras que en las organizaciones de segundo y tercer grado los miembros
son necesariamente personas jurídicas: sindicatos o federaciones y nunca
personas naturales. No obstante, en los sufragios de las organizaciones de
cualquier grado sólo eligen y son electas personas naturales pertenecientes
a organizaciones de primer grado. El padrón electoral sólo lo integran las
personas miembros de los sindicatos (DLOTTT, 400).

18
Se instituye la posibilidad de revocatoria del mandato de la junta directiva,
votación que sólo puede convocarse después de transcurrida la mitad de su
período (DLOTTT, 410, 384, n. 12). La norma deja a los estatutos la
regulación de los requisitos sobre los motivos, iniciativa y trámite de la
revocación (DLOTTT, 403, f), siempre bajo la conducción de una comisión
electoral elegida por la asamblea de afilados(as), erigida en máxima
autoridad en todo lo referente a la realización de elecciones de la respectiva
organización sindical, aunque la orden de hacerlas depende de otros
órganos sindicales (DLOTT, 407, 402). En verdad, la ley no es muy clara en
delimitar la facultades de la Junta Directiva y de la Comisión Electoral para
convocar a elecciones.

Además de lo señalado, exige la ley ciertas reglas estatutarias en materia


electoral (DLOTTT, 403) y es notable como se imbrican estas disposiciones
con las que las conectan con las atribuciones del Poder Electoral en esta
materia (DLOTTT, 405, 407, 408) en línea con las funciones
constitucionales de dicho Poder (Constitución, 293). Valga puntualizar que
ante los reclamos de que semejante intervención vulneraría la libertad
sindical, el CNE ha atenuado su actuación a un acompañamiento técnico, si
bien las exigencias de la certificación del proceso electoral por parte del
CNE que solicita rutinariamente la administración pública del trabajo para
las diversas tramitaciones, de hecho hace forzosa su participación en el
mismo. Téngase presente los dos instrumentos emanados del CNE en esta
materia: la Resolución de 2009 sobre las Normas para garantizar los
derechos humanos en las elecciones sindicales
https://drive.google.com/open?id=0B03ME3_fmEYmd1VGMl91MUZSNnM
y la Resolución de 2012 sobre las Normas sobre asesoría técnica y apoyo
logístico
https://drive.google.com/open?id=0B03ME3_fmEYmZzR6eW9KMWU5cGM,
ambos publicados en el grupo del curso o en el espacio virtual del curso.

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La ley declara contraria a la ética sindical y a la democracia sindical, la falta
de convocatoria a elecciones cuando corresponda hacerlo. Es lo que suele
llamarse mora electoral. Esto coloca a los integrantes de las juntas
directivas con mora electoral en una real capitis diminutio que les quita la
potestad de realizar actos de disposición. Solamente se les permite realizar
actos de administración. Según la ley especial (DLOTTT, 402; RLOT, 128)
eso les priva de la facultad de impulsar negociaciones colectivas tendientes
a la celebración de convenciones colectivas de trabajo o la tramitación de
pliegos conflictivos, empece sus atribuciones de representación de los
miembros y demás trabajadores en otros asuntos.

La mora en convocar a elecciones sindicales revocatorias del mandato de la


junta directiva da pie a solicitar la convocatoria por parte de un juez del
contencioso electoral mediante el recurso correspondiente (DLOTTT, 410)
si bien el reglamento lo remitía a la acción de amparo constitucional (RLOT,
123, 15). Y ante la mora de la convocatoria a elecciones de los
representantes sindicales, que la ley marca en 3 meses después de vencido
el período de ejercicio de la directiva, esta permite que un mínimo de 10%
de los afiliados(as) la soliciten ante un juez laboral (DLOTTT, 406). Esta
disposición fue suspendida cautelarmente por sentencia # 474 de 2014
proferida por el Tribunal Supremo de Justicia en Sala Constitucional, por ser
esa una competencia de la Sala Electoral.

Por otra parte, además de lo que al efecto se establece en las resoluciones


emanadas del CNE en materia de elecciones sindicales, estos procesos
comportan al patrono determinados deberes. El reglamento detalla los
relacionados con la celebración de referendos (RLOT, 193), principalmente
los de dar facilidades para su realización, garantizar la protección de los
participantes y remitir al Inspector del Trabajo la nómina de sus
trabajadores. Esos deberes pueden ser extrapolados a otros procesos
eleccionarios sindicales.

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12. EXTINCIÓN DE LAS ORGANIZACIONES SINDICALES.
Las organizaciones sindicales dejan de existir por su propia decisión o ex-
lege (DLOTTT, 426).
Se disuelve por propia decisión:
1) Al ocurrir los supuestos de hecho previstos para eso en sus estatutos;
por ejemplo, si los estatutos estipulan la disolución automática cuando
dejen de pertenecer al sindicato todos sus miembros fundadores.
2) Por votación de 2/3 o más de los(as) afiliados(as) asistentes a la
asamblea sindical convocada exclusivamente para esa finalidad.
3) Por decisión de la asamblea sindical de fusionarse o con otra
organización sindical. Las fusiones son de dos especies (DLOTTT, 428,
429):
a) Fusión por absorción. La organización decide disolverse para que
sus miembros se incorporen a otra de su misma naturaleza ya
existente.
b) Fusión por creación. Dos o más organizaciones existentes se
disuelven, para formar una nueva.

La disolución debe ser notificada al RENOS por los representantes


designados por la asamblea sindical, quienes deben presentar el acta
donde conste la decisión (DLOTTT, 427, in fine).

Se disuelve ex lege por:


1) Pérdida o carencia del número mínimo de miembros requeridos para la
formación de la organización o alguno de los otros requisitos para ello.
2) En caso de sindicatos de empresa, la extinción de la entidad de trabajo.
3) Falta de actividad sindical durante más de tres años, continuos cabría
agregar pese a que la norma no lo establece expresamente, pues sería
absurda otra interpretación que lleve a la desaparición del sindicato
sumando cortos periodos de inactividad a lo largo de su existencia.

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Estas disoluciones por fuerza de la ley pueden ser solicitadas por cualquier
interesado(a) –quien tenga un interés personal, directo y legítimo- ante un
juez del trabajo. El reglamento los puntualiza de esta forma (RLOT, 125):
1) El patrono respectivo en caso de sindicatos de empresa.
2) Otra organización sindical que coincida con el ámbito de actuación de
aquélla cuya extinción se procura.
3) Los(as) afiliados(as) al sindicato sin especificar cuántos, y agrega a
otros(as) afectado(as), con lo cual da legitimidad a cualquiera con un
interés personal, legítimo y directo, tal como la ley lo enuncia.

En este caso, toca al juez de ejecución comunicar la sentencia de extinción


al RENOS.

La disolución o suspensión de las organizaciones sindicales por decisión


administrativa es contraria a las normas internacionales (por todas,
Convenio OIT # 87, 4), a la Constitución (Const., 95) y a la ley (DLOTTT,
353), por más que sea evidente la causal de extinción.

Ocurrida la disolución y con ello la desaparición de la persona jurídica y por


consecuencia, de su patrimonio, éste debe ser liquidado. La ley defiere el
asunto a los estatutos de la organización sindical (DLOTTT, 430; 384, n.
18). En el muy extraño caso que se hubiese registrado una organización
sindical sin esa previsión estatutaria y la situación fuera de disolución por
decisión asamblearia, la misma asamblea debe proveer las reglas de
liquidación. Y en la todavía más rara situación de no haberse tomado
previsión, el patrimonio neto positivo (activo mayor que el pasivo) pasará a
la organización sindical de segundo o tercer grado a la cual estuviese
afiliada la que se extingue y si no estuviere afiliada a ninguna, será
beneficiaria la Tesorería de la Seguridad Social.

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Esas mismas reglas rigen cuando la extinción no es voluntaria sino por
causal legal, excepto que en tal evento puede no existir asamblea sindical
para resolver el asunto; por ejemplo, si la organización ya no tiene
miembros.

Cuando se trate de extinción por fusión, la ley dispone que la beneficiaria


del patrimonio neto activo es la organización que absorbe o la que se crea.
La ley deja sin solución expresa dos situaciones. Primero, no señala si esa
última regla prevalece incluso contra la previsión en contrario de los
estatutos. Honrando la interpretación constitucional a favor de las
instituciones que conforman el bloque de los derechos y garantías, la norma
legal sólo debería aplicarse cuando los estatutos no contemplen otro
desenlace, privilegiando de ese modo la autonomía derivada de la libertad
sindical (DLOTTT, 398, in fine). Segundo, tampoco señala solución en caso
de patrimonio neto negativo (activo menor que el pasivo); quién se hace
cargo entonces de esas obligaciones. Eso lleva al tema de la
responsabilidad personal de los miembros de la organización sindical y la
naturaleza jurídica de estas. Si ha de aplicarse la misma respuesta que
para cualquier asociación civil o si la organización sindical de suyo entraña
una responsabilidad patrimonial limitada de sus afiliados(as), tema que se
desvía del propósito central de estas notas.

13. PROTECCIÓN DE LA LIBERTAD SINDICAL.


La principal protección de la libertad sindical radica en el fuero sindical
(Constitución, 95; DLOTTT, 418 a 425, menos 420 y 421) conforme al cual
en …“defensa del interés colectivo y la autonomía en el ejercicio de las
funciones sindicales” se ampara a los promotores de la fundación de
organizaciones sindicales y sus adherentes, a los integrantes de sus juntas
directivas, a todos los trabajadores(as) durante los procesos de elecciones
sindicales, de negociaciones de convenciones colectivas de trabajo, de

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pliegos conflictivos y de ejercicio del derecho de huelga contra todo acto
patronal de despido, traslado o desmejora laboral, sobre cuyos detalles no
se entrará en estas notas, pues es tema del Derecho del Trabajo general.

Aparte de esa protección principal más las relativas al derecho de afiliación,


de no ser expulsado arbitrariamente (DLOTTT, 364; 397 y 398, a) y de otras
específicas a varios contenidos de la libertad sindical en su dimensión
individual y colectiva, ya estudiadas, merecen ser mencionadas la
prohibición de prácticas antisindicales y la de injerencias patronales
(DLOTTT, 357, 358, 361 a 363).

Al deber general del Estado de escudar a las organizaciones sindicales


contra restricciones, presiones y discriminaciones –extensiva a la esfera
individual de los(as) afiliados(as)-, la ley describe en concreto las prácticas
antisindicales: los actos discriminatorios al momento del empleo o para
conservarlo; la negativa o dilación injustificados en el registro de la
organización ante el RENOS; la negativa o dilación en la afiliación; y como
especie de estas prácticas aborrecidas por la ley, los actos de injerencia
indebida del patrono. A esta tipología más o menos exacta, se agrega
cualquier conducta (abarca actos y omisiones –DLOTTT, 361-) impediente
o perturbadora del ejercicio de la libertad sindical, concepto jurídico
indeterminado que extiende las prácticas antisindicales más allá de la
tipología enumerada.
La injerencia patronal se describe aparte y comprende supuestos de hecho
discriminatorios o la intervención patronal directa o indirecta en la formación
y desenvolvimiento de la actividad sindical.

La ley hace una lista de los sujetos cuyas conductas pueden agredir la
libertad sindical: la Administración (Pública), el empleador, la propia
organización contra sus mismos miembros, otras organizaciones sindicales

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y finalmente ¡cualquier sujeto!, lo cual hace innecesaria la lista, si no es por
su intención didáctica.

Se atribuye competencia a la Administración Pública del Trabajo, en cabeza


del Inspector(a) del Trabajo (principio de legalidad, Constitución, 137 y 138),
la instrucción del procedimiento administrativo (debido proceso en sede
administrativa, Constitución, 49) y sobre esa base, para emitir la providencia
administrativa que haga cesar las prácticas antisindicales, y para dictar las
sanciones correspondientes en caso de incumplimiento. En virtud del
principio de presunción de legalidad de los actos administrativos y de los
atributos de ejecutividad y ejecutoriedad de los mismos, la vía judicial contra
la providencia administrativa es inadmisible mientras no conste su
cumplimiento. (Vid. TSJ/Sala Constitucional, # 1063, 5 agosto 2014 y # 15-
043 de 2 marzo de 2016: no es requisito de inadmisibilidad, sino de trámite
por fuerza del principio pro actione. -Constitución, 26 y 257-.)

No menos importante para la protección de la libertad sindical, es la acción


de amparo constitucional prevista en la ley (DLOTTT, 8º), en el reglamento
(RLOT, 15 y 218) como también en la Ley Orgánica Procesal del Trabajo
(193).

14. SANCIONES.
La ley establece sanciones pecuniarias y privativas de libertad para los
casos de los que tratan estas notas:
1) Desacato. El desacato a las órdenes emanadas del Inspector(a) del
Trabajo se penaliza con multa de entre 60 y 120 unidades tributarias (en
adelante, UT. DLOTTT, 532).
2) Infracción a las garantías de libertad sindical. Sólo para el sujeto
patrono: multa entre 120 y 360 UT. (DLOTTT, 536)
3) Desacato a la orden reenganche de un(a) trabajador(a) con fuero
sindical: arresto policial de 6 a 15 meses. (DLOTTT, 538)

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4) Infracción a la falta de convocatoria a elecciones sindicales o a la no
afiliación de trabajadores(as) que lo soliciten. Sólo para integrantes de
juntas directivas sindicales: multa entre 30 y 60 UT. (DLOTTT, 544)

Viene al punto recordar que la falta de pago de las multas es pasible de


convertirse en arresto entre 10 y 90 días (DLOTTT, 546). Igualmente que
mediante Ley Constitucional sobre la Creación de la Unidad Tributaria
Sancionatoria, publicada en la Gaceta Oficial # 41.305 de 21 de diciembre
de 2017, se establece una UT especial para las sanciones; sin embargo
hasta la fecha de actualización de estas notas, el Ejecutivo Nacional no la
había fijado http://www.ghm.com.ve/wp-content/uploads/2017/12/41305.pdf.

César Bustamante Pulido. Mayo 2018/ última ampliación y actualización,


junio 2020.

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