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GILGAMESH

Un Canto a la Inmortalidad
Gilgamesh produce el enojo de su pueblo con su
arrogancia y egoismo. Los elohim crean a Enkidu para
enseñarle la humildad.
*** ¡Observa las fuertes paredes de nuestra ciudad de Uruk!
Estas paredes fueron construidas por Gilgamesh sobre una
base creada en tiempos antiguos por los siete sabios, quienes
trajeron gran conocimiento a nuestra tierra. La cumbre de
nuestra pared exterior brilla con el resplandor del cobre, pero
está hecha de ladrillo cocido. Ahora estudia las paredes
interiores de nuestra ciudad. Examina el fino enladrillado.
¡Estas paredes, también, superan a todas las demás! ¡Ningún
ser humano, ni siquiera un rey, será alguna vez capaz de
construir paredes más impresionantes que las que Gilgamesh
construyó alrededor de nuestra ciudad de Uruk! Ahora
aproxímate al majestuoso Templo de Anu e Ishtar. ¡Ningún
mortal, ni siquiera un rey, será alguna vez capaz de construir
una estructura tan hermosa como la que Gilgamesh creó!
¡Sube y camina sobre las paredes de Uruk. Examina el fino
enladrillado. Admira el majestuoso templo de Anu e Ishtar. Mira
fijamente uno de los supremos logros del hombre!
*** ¿Quién fue el Gilgamesh que construyó estas paredes de
eviterna fama? ¿Quién fue el Gilgamesh que construyó este
magnificente templo? Gilgamesh fue el célebre rey de la ciudad
de Uruk. Para su pueblo, Gilgamesh fue un tirano que llegó a
ser un gran héroe.
*** Gilgamesh dejó su ciudad para aprender cómo eludir a la
muerte, y retornó habiendo aprendido cómo vivir. En el curso
de sus viajes, vio todo a través de la tierra. Porque él pensó

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sobre lo que había visto, llegó a saber todo lo que hace sabia
a una persona.
*** Cuando Gilgamesh retornó, grabó sus viajes y sus
pensamientos sobre tabletas de piedra y colocó estas tabletas
sobre las fuertes paredes de Uruk. Él describió el tiempo antes
y durante el gran diluvio. Describió su largo, agotador viaje en
búsqueda de la vida imperecedera. Y reveló los misterios
ocultos de la vida y de la muerte que había descubierto. Él
deseaba que su conocimiento ayude a su gente a mejorar sus
vidas.
*** Leed lo que Gilgamesh grabó en piedra sobre las fuertes
paredes de la ciudad de Uruk para que tú, también, puedas
ganar sabiduría.
*** Gilgamesh era dos terceras partes elohim y una tercera
parte hombre. Su madre fue la sabia elohim Ninsun. Su padre
fue el noble Lugalbanda, un mortal que también había sido rey
de Uruk.
*** Gilgamesh era tan deiforme que su pueblo supo que los
elohim le habían favorecido. Nintu, la gran Elohim Madre que
había formado a los primeros seres humanos de arcilla,
también había creado a Gilgamesh. El radiante Shamash,
elohim del sol, le había dado gran belleza. Adad, elohim de las
tormentas, le había dado gran coraje. Ea, elohim de la
sabiduría, le había dado la capacidad de aprender de sus
experiencias y convertirse en el más sabio de los hombres.
Pero, a pesar de su elohim madre y todos sus divinos dones,
Gilgamesh no era un elohim, sino un hombre. Entonces, él
estaba condenado a compartir el destino común de todos los
seres humanos, cual es la muerte.
*** Cuando Gilgamesh fue un joven rey, fue tan tozudo y
temible como un toro salvaje. Fue el luchador y guerrero
supremo. No conocía el miedo. No tenía respeto por la

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tradición. Usaba el tambor sagrado a su antojo. Hacía lo que
quería aún cuando esto hiriera a los otros. El hecho de que su
comportamiento molestaba a sus compañeros no lo contenía.
*** Finalmente los nobles en Uruk llegaron a estar muy
angustiados por el comportamiento de Gilgamesh. Se
quejaban el uno al otro: "Gilgamesh es increíblemente
arrogante, tanto de día como de noche.¿Es éste el modo como
nuestro rey debe actuar? Es cierto que el pastor de nuestra
amurallada ciudad debe ser valiente, ¡pero un rey debe ser
también majestuoso y sabio! Gilgamesh interfiere en las vidas
de sus súbditos más allá de su derecho como rey. Incluso en
los hogares de sus nobles y guerreros, él se inmiscuye entre
marido y mujer, entre madre e hija, y entre padre e hijo".
*** Los elohim celestiales escucharon las quejas de los nobles
de Uruk y se reunieron en asamblea para discutir sobre el
comportamiento de Gilgamesh. Anu, padre de los elohim,
llamó a la Elohim Madre delante de la asamblea y dijo: "¡Tú
creaste al héroe Gilgamesh, el poderoso y salvaje hombre-toro
que es! Ahora crea un hombre igualmente poderoso y valiente,
Enkidu, para que sea como Gilgamesh. Haz el espíritu en el
corazón de Enkidu como el del elohim guerrero, Ninurta, para
que éste se equipare al indomable espíritu en el corazón de
Gilgamesh".
*** "Luego envía a Enkidu a Uruk, y permite que estos dos
gigantes entre los hombres luchen entre sí. Enkidu le enseñará
a Gilgamesh su propio lugar en el mundo. Gilgamesh debe ser
forzado a reconocer que, aunque deiforme que es, no es un
elohim. Una vez que aprenda que tiene limitaciones como
todos los seres humanos, entonces el pueblo en
la amurallada ciudad de Uruk será capaz de vivir en paz".
*** Cuando escuchó estas palabras, Nintu concibió en su
mente la imagen de un segundo hombre heroico, a quien creó

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en la forma del elohim Anu. Lavó sus manos y pellizcó un
pedazo de arcilla. Muy cuidadosamente plasmó en éste el
diseño que había concebido y tiró la arcilla sobre el extenso
llano cubierto de pasto a tres días de viaje de Uruk. Así ella
creó al héroe Enkidu.
*** Enkidu vino a la vida como un hombre hecho y derecho. En
algunos modos él parecía más un animal que un hombre,
debido a que su cuerpo entero estaba cubierto de greñudo
pelaje. Cabello largo brotaba abundantemente sobre su
cabeza como ricos campos de trigo. Como el elohim del
ganado, se vestía en pieles. Enkidu vivía como una criatura
salvaje, lejos de la compañía de los seres humanos y entre los
animales del llano. No era consciente ni de la gente ni de la
tierra. Como sus compañeros, las gacelas, se alimentaba del
pasto del llano. Junto con las bestias salvajes en el abrevadero,
apuraba su turno para beber.
*** Un día un cazador, que vivía de atrapar los animales
salvajes, descubrió a Enkidu bebiendo en el abrevadero con
las bestias salvajes. Sorprendido por la escena de ser humano
tan extraño, el cazador retornó al aguadero durante los
siguientes tres días. Cada vez clavaba la vista fascinado
cuando veía a Enkidu entre los animales salvajes. Cada vez la
escena del poderoso salvaje tanto asustaba al cazador que
éste tomaba a sus perros y retornaba a su casa, donde se
sentaba en silencio, aterrorizado por el salvaje.
*** Finalmente, dijo el cazador a su padre: "Durante los tres
últimos días he visto en el abrevadero un hombre salvaje que
parece haber salido de las montañas. Es tan fuerte que de
seguro es el más poderoso en la tierra. ¡De hecho, el espíritu
de Anu, padre de los elohim celestiales, debe habitar su
cuerpo! De lo que he sido capaz de observar de sus hábitos,
parece deambular por las colinas. Se alimenta con las gacelas

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en el pasto del llano y bebe en el abrevadero con las bestias
salvajes que se reúnen allí".
*** "¡Estoy demasiado atemorizado para aproximármele",
confesó el cazador, "sin embargo me está desposeyendo de
mi medio de subsistencia. Él rellena con suciedad los hoyos
que cavo, y rompe las trampas que pongo. Él libera a las
bestias y a las criaturas más pequeñas del llano cada vez que
mis aparatos las cogen y yo no puedo capturar más algún
partido!"
*** Su padre respondió: "Hijo mío, el heroico rey Gilgamesh
vive en la amurallada ciudad de Uruk, la cual está sólo a tres
días de camino de aquí. ¡Nadie es más poderoso que él!
¡Incluso este salvaje de quien hablas no puede posiblemente
igualar su fuerza! ¡Gilgamesh es tan fuerte que el espíritu de
Anu debe habitar su cuerpo!"
*** "Entonces, tienes que ir a la amurallada ciudad de Uruk y
contarle a Gilgamesh sobre este poderoso salvaje. De regreso
trae a una sacerdotisa del templo y deja que ella eduque a este
salvaje en las maneras de los seres humanos. Deja que ella lo
encuentre en el abrevadero. Él será atraído por su belleza. Una
vez que la abrace, las bestias del llano lo considerarán como
un extraño y no se le asociarán más. Él será forzado a
transformarse en humano".
*** El cazador tomó el consejo de su padre y siguió el camino
a la amurallada ciudad de Uruk. Tan pronto como el rey
escuchó su historia, envió una sacerdotisa del templo para
enseñar al hombre salvaje cómo actuar como un ser humano.
*** Después de un viaje de tres días, el cazador y la
sacerdotisa alcanzaron la casa del primero. Ellos pasaron todo
el día sentados por el abrevadero, pero Enkidu nunca apareció
entre las bestias salvajes. Temprano, el día segundo, el
cazador y su compañera regresaron al abrevadero.

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Observaron cómo las bestias salvajes y las criaturas rastreras
venían allí a beber. Finalmente Enkidu, el poderoso salvaje que
estaba acostumbrado a alimentarse del pasto del llano con las
gacelas y a beber en el abrevadero con las bestias salvajes,
llegó.
*** "¡Allí está!", exclamó el cazador. "¡Ése es el hombre salvaje
que te he traído a ver! Tan pronto como te vea, se aproximará
a ti. No tengais miedo, pues seguro estoy que él no te herirá.
Permítele que te conozca, y enséñale lo que es ser un
humano".
*** Enkidu estuvo fascinado con la mujer, y pasó seis días y
siete noches con ella. Olvidó el llano cubierto de pasto donde
había nacido, las colinas donde había vagado y los animales
salvajes que habían sido sus compañeros. Más tarde, cuando
estuvo listo para reunirse con las bestias salvajes del llano,
ellas sintieron que Enkidu era ahora un ser humano. Incluso
las gacelas se corrieron de él, atemorizadas.
*** Enkidu estuvo tan sorprendido por su cambio de
comportamiento que, al principio, permaneció completamente
quieto. Cuando trató de reunírseles, encontró que no podía
correr más con la velocidad de una gacela. Él no era más el
hombre salvaje que había sido. Sin embargo, había ganado
algo a cambio de la velocidad que había perdido, porque ahora
poseía mayor entendimiento y sabiduría. Retornó donde la
mujer, se sentó a sus pies, y miró su cara con atención.

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Enkidu y Gilgamesh luchan y se vuelven amigos.
*** La sacerdotisa dijo: "Enkidu, cuando te miro ahora, puedo
ver que te has vuelto sabio como uno de los elohim celestiales.
¿Por qué aún deseas vagar sobre los llanos cubiertos de pasto
con las bestias salvajes? Deja este campo salvaje a los
pastores y los cazadores, y ven conmigo. Permíteme llevarte a
la amurallada ciudad de Uruk, a la plaza y al sagrado Templo
de Anu e Ishtar. En Uruk conocerás al poderoso Rey
Gilgamesh. Él ha obrado heroicas hazañas, y gobierna a la
gente de la ciudad como un toro salvaje. Lo amarás como te
amas a ti mismo."
*** El corazón de Enkidu echó en falta a un amigo, entonces
dijo: "Haré como sugieres. Llévame a Uruk, donde el poderoso
rey Gilgamesh gobierna a la gente como un toro salvaje. Yo
valientemente me dirigiré a él y lo desafiaré a un torneo de
lucha. '¡Yo soy el más fuerte!' gritaré. '¡Nací en el llano cubierto
de pasto, y mi fuerza es poderosa!' "
*** "Ven entonces, Enkidu", replicó la mujer. "Debes
abandonar tus modales salvajes y prepararte para vivir como
un hombre entre otros hombres. Debes aprender a comer el
alimento que los otros hombres comen, a vestir la clase de
vestidos que los otros hombres visten, y a dormir sobre una
cama en vez de [hacerlo] en el suelo."
*** Poniendo su capa sobre los hombros de él, la mujer tomó
las manos de Enkidu y, como una madre guía a su niño, guióle
a la más cercana cabaña de pastor. Un cierto numero de
pastores inmediatamente se reunió alrededor y le ofrecieron
algo de pan y cerveza. Pero cuando Enkidu vio que los
pastores esperaban que él coma y beba como ellos lo hacían,
sólo pudo mirar fijamente avergonzado y amordazarse ante los
refrescos no familiares. Él no podía entregarse a probar tal
alimento, porque había vivido succionando la leche de los

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animales salvajes, y el extraño olor y apariencia del pan y la
cerveza le repelían.
*** Cuando Enkidu rechazó comer el pan y beber la cerveza, la
sacerdotisa dijo: "Debes aprender a comer este pan, porque
éste sostiene la vida humana, y debes aprender a beber la
bebida fuerte, porque ésa es la costumbre en esta tierra".
*** Enkidu aceptó su consejo, y cuando hubo comido y bebido
estuvo feliz. Luego cortó su cabello, aceitó su cuerpo, y vistió
la ropa habitual de un hombre. Él se volvió verdaderamente
humano y lucía como un noble joven."Antes de que salgamos
para Uruk", dijo, "usaré mi arma para matar los lobos y los
leones para que los pastores puedan descansar por la noche".
*** Una vez Enkidu hubo hecho lo que pudo para hacer la vida
de los pastores más fácil, él y la mujer empezaron su viaje de
tres días. "Te gustará la ciudad de Uruk", le dijo. "La gente viste
ropa festiva como si cada día fuera un feriado. Los jóvenes son
fuertes y atléticos, y las jóvenes son perfumadas y atractivas".
*** "Te señalaré a Gilgamesh", ella continuó, "aunque tú debes
reconocerlo. Como tú, él disfruta la vida. Él brilla con
humanidad, y su apariencia toda revela de antemano su fuerza.
¡Él es mucho más fuerte que lo que eres tú, porque lleva una
vida activa tanto de día como de noche. Si alguna vez
descansa, nadie se da cuenta de ello!
*** "Enkidu, debes poner freno a tu arrogancia", advirtió la
sacerdotisa. "No seas demasiado envalentonado con
Gilgamesh! Shamash, elohim del Sol, le ama. Anu y Enlil, que
rigen sobre los elohim celestiales, y Ea, elohim de la sabiduría,
le han hecho muy sabio. Incluso antes que lleguemos del
campo, Gilgamesh estará esperándote, porque él te habrá
visto en sus sueños".

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*** Mientras tanto Gilgamesh se aproximó a su madre, la sabia
y amada elohim Ninsun, y le dijo sus sueños para que ella
pudiera explicárselos. "Madre", empezó, "anoche soñé que
caminaba entre los nobles una tarde hermosa. Cuando las
estrellas en los cielos centelleaban sobre mí, una estrella, en
la forma del mismo Anu, cayó del cielo. Este ser estelar aterrizó
directo a mis pies y bloqueó mi camino".
*** "Cuando traté de levantarlo", Gilgamesh continuó, "estuvo
excesivamente pesado para mí. Cuando traté de apartarlo, no
pude moverlo. ¡Allí permaneció la estrella, inconquistable, justo
en el medio de nuestra amurallada ciudad! La gente de Uruk
salía apresurada de sus casas y se reunía alrededor, mientras
mis compañeros, los nobles, besaban sus pies. ¡Mucho para
mi sorpresa, yo amaba a este ser estrelliforme! Yo coloqué mi
correa sobre mi frente, y con la ayuda de mis compañeros, fui
capaz de levantarla sobre mi espalda y traerla a ti. Sin
embargo, cuando yo la coloqué a tus pies, tú la hiciste luchar
conmigo."
*** Ninsun respondió: "Esta estrella del cielo, en la forma del
mismo Anu, que de pronto descendió sobre ti, que tú no pudiste
levantarla y no pudiste apartarla, que tú amaste y colocaste a
mis pies y yo hice luchar contigo — esta es, de hecho, un
hombre como tú, llamado Enkidu. Él nació en los llanos
cubieros de pasto, y las criaturas salvajes le hubieron criado.
Cuando Enkidu llegue a Uruk, tú te encontrarás con él y lo
abrazarás, y los nobles besarán sus pies. Luego tú lo traerás a
mí".
*** "Tu corazón estará gozoso", la madre de Gilgamesh
continuó, "porque Enkidu llegará a ser tu más querido
compañero. Él es el hombre más fuerte en la tierra, con la
fuerza del celestial Anu. Él es la clase de amigo que salvará a
su amigo en tiempo de necesidad. El hecho de que tú le

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amaste en tu sueño significa que él siempre será tu más
querido amigo. Este es el significado de tu sueño".
*** Luego Gilgamesh dijo: "Madre, cuando yo me acosté de
nuevo, tuve otro sueño. Esta vez, un hacha de extraña forma
reposaba sobre la calle dentro de nuestra fortificada ciudad, y
toda la gente de Uruk permaneció reunida en su derredor. La
amé tan pronto como la vi, así que la levanté y la traje a ti. Pero
cuando yo la puse a tus pies, tú la hiciste luchar conmigo".
*** Su sabia madre respondió: "Tu segundo sueño significa lo
mismo que el primero. El hacha es el heroico Enkidu, que
posee la fuerza del celestial Anu. Cuando él llegue a Uruk, se
convertirá en tu compañero y tu más querido amigo".
*** Luego Gilgamesh dijo: "Parece seguro que, por orden de
Enlil, un amigo y consejero querido ha venido a mi, y yo seré
un querido amigo y consejero para él, en retribución".
*** Cuando Enkidu y la sacerdotisa estaban no lejos de la
ciudad, un hombre extraño se aproximó y parecía como si
quisiera hablar con ellos.
*** "Por favor traed ese hombre a mi" dijo Enkidu a la
mujer. "Me gustaría saber su nombre y por qué ha venido".
*** El extraño dijo a Enkidu: "Nuestro rey, Gilgamesh, vive sin
ninguna autorrestricción. Él piensa que tiene el derecho de
hacer cualquier cosa que elija, sin considerar los derechos de
los otros y las tradiciones de nuestra tierra. La asamblea de los
elohim celestiales decretó a su nacimiento que, como el rey de
Uruk, Gilgamesh tendría el derecho de dormir con una esposa
la primera noche de su matrimonio. Pero Gilgamesh ha
abusado y extendido este privilegio. Entonces, la gente de
nuestra ciudad le teme y está resentida".

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*** Cuando Enkidu escuchó esto, su cara empalideció con
rabia. Se dijo a sí mismo: "¡Cuando conozca a este rey que
gobierna a la gente de Uruk como un toro salvaje, le enseñaré
a conocer su propio lugar y a respetar los derechos y deseos
de otra gente!"
*** Pronto Enkidu entró en la amurallada ciudad de Uruk, con
la mujer siguiéndole de cerca, detrás de él. Tan pronto como
encontróse en la plaza, la gente de Uruk inmediatamente se
reunió alrededor del extraño de apariencia heroica y bloqueó
su camino.
*** "¿Por qué este hombre luce de pronto como nuestro
rey!", ellos exclamaron. "¡Miren cuán similar es su complexión!
Él no es tan alto, pero sus huesos parecen más poderosos. La
leche de las criaturas salvajes le han dado fuerza prodigiosa.
¡Seguramente él es el hombre más poderoso en nuestra tierra!
¡Ahora el clamor de las armas en los torneos hará eco por todo
Uruk!"
*** Los nobles se regocijaron. "¡Un héroe deiforme ha
aparecido en nuestra ciudad como un par para nuestro propio
gran rey! ¡El divino Gilgamesh ha encontrado su
igual!", proclamaron.
*** Esa noche, cuando Gilgamesh estuvo caminando hacia el
Templo de Anu e Ishtar, los dos grandes hombres se
encontraron en la plaza de la tierra. Como el rey se aproximó
al templo, Enkidu mismo se colocó en medio de la puerta,
reunió su fuerza, e hizo sobresalir su pie para impedir que
Gilgamesh pasara a través de la puerta. Sorprendido y
enojado, Gilgamesh luchó con el presuntuoso extraño. Por
largo tiempo, los dos gigantes pelearon el uno con el otro como
dos toros. Ellos hicieron añicos los pilares de la puerta e
hicieron sacudir la pared.

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*** Finalmente, Gilgamesh inclinó su rodilla al suelo y se apartó
de Enkidu. Su furia repentinamente le dejó, porque realizó que
este presuntuoso extraño debía ser el Enkidu de sus sueños.
Sus sueños le habían revelado la verdad, porque Gilgamesh
sabía que efectivamente había encontrado su igual en Enkidu.
*** Cuando vio que Gilgamesh se hubo retirado, Enkidu le dijo
con el mayor respeto: "¡Salve a ti, Gilgamesh, a quien Enlil ha
hecho rey del pueblo! Tu madre, la elohim Ninsun, ha dado
nacimiento a un gran hijo! ¡Tú te elevas por encima de aquellos
que gobiernas!"
*** Los dos hombres luego se abrazaron el uno al otro y
llegaron a ser los más queridos amigos.

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Gilgamesh y Enkidu se preparan para viajar al Bosque del
Cedro y para encontrar al malvado gigante Humbaba.
*** Un día los ojos de Enkidu se llenaron de lágrimas, porque
su corazón estaba triste. Gilgamesh, escuchando a su amigo
suspirar con amargura, le dijo: "Enkidu, amigo mío, ¿por qué
tus ojos se llenan de lágrimas, y por qué suspiras con tal
amargura?
*** Enkidu respondió: "Estoy llorando por mi fuerza perdida.
Cuando vivía entre los animales en el llano cubierto de pastos,
era rápido y fuerte. Aquí en la amurallada ciudad de Uruk, mis
brazos cuelgan por mi costado, sin uso. ¡La inactividad me ha
tornado un enclenque!"
*** "Yo sé cómo sanar la pena en tu corazón", respondió
Gilgamesh. "El feroz gigante Humbaba vive en la base de la
Montaña del Cedro, hogar de los elohim celestiales en el
Bosque del Cedro de El Líbano en la Tierra de los Vivos. Ven
conmigo a matarlo y entonces habremos desaparecido toda la
maldad de la tierra".
*** "No sabes lo que dices", respondió Enkidu. "Tú puedes
hablar con gran coraje porque nunca has visto a Humbaba.
Aunque yo nunca lo he visto tampoco, aprendí de las criaturas
salvajes sobre el Bosque del Cedro y el malvado gigante que
lo guarda".
*** "El bosque se extiende sobre un área de 30 000 millas
cuadradas", explicó Enkidu. "Su cobertura es tan grande que
una persona puede entrar en él y nunca encontrar de nuevo su
camino de retorno. Y en cuanto a Humbaba, ¡el solo
pensamiento de luchar con ese gigante monstruoso llena mi
corazón con horror! Enlil, regente de los elohim celestiales, le
ha nombrado guardián. Él preserva el Bosque del Cedro
aterrorizando a cualquiera que se atreva entrar en él".

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*** "Su cara es tan terrible como la de un león. Su horrible
rugido resuena a través del bosque como un río que es crecido
por la precipitación. Sus dientes son los de un dragón, y de su
boca arroja llamas. Con cada respiración él consume cada
junco y cada árbol en su camino. ¡Nada que arde puede
escapar de ser devorado por tal monstruo! ¿Por qué eligirías
lanzarte a la lucha contra un monstruo que es más fuerte que
tú?"
*** "Sé que mi destino es morir, tarde o temprano", explicó
Gilgamesh. "Antes que mi vida llegue a un fin, me gustaría
hacer un nombre para mí mismo. ¡Entonces pretendo escalar
la Montaña del Cedro! Cuando ésos que vengan con el tiempo
recuerden los grandes nombres del pasado, me gustaría que
mi nombre esté entre ellos. Traeré los nombres de los elohim
celestiales con nosotros, para que ellos también sean
recordados".
*** "No podemos entrar en el Bosque del Cedro", repitió
Enkidu. "Humbaba vigila el bosque sin descanso. Él puede
escuchar las vacas salvajes cuando éstas están a 200 millas
de distancia".
*** Gilgamesh respondió: "Amigo mío, ¿quién puede alcanzar
el cielo? Sólo los elohim viven para siempre con el radiante
Shamash. ¡Los días de los seres humanos están contados, y
cualquier cosa que logren es como el viento! ¿Por qué temes
a la muerte cuando, como todos los seres humanos, tu destino
es morir? ¿Qué ha llegado a ser de tu heroica fuerza? ¿No es
mejor hacer tu mejor esfuerzo para ganar fama que esperar
paciente y tranquilamente el día de tu muerte? Fama y gloria
dará vida a tu nombre incluso después de tu muerte".
*** "Si estás todavía temeroso de luchar con
Humbaba", continuó Gilgamesh, "entonces déjame caminar
delante de ti mientras me das coraje para ser valiente. Incluso

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si yo cayera, habré hecho un nombre duradero para mí mismo.
La gente dirá de mí: 'Gilgamesh murió peleando con el feroz
gigante Humbaba!'"
*** "Yo no caminaré detrás de ti, mi amigo", respondió
Enkidu. "Mientras tú estés viajando hacia la Tierra de los Vivos,
yo permaneceré en la amurallada ciudad de Uruk. A tu madre
informaré de tu gran gloria. ¡Permite que la sabia elohim
Ninsun proclame tu fama a toda la gente! A tu madre informaré
de tu inminente muerte. ¡Permite que la sabia elohim Ninsun
llore lágrimas amargas en tanto que sufra por su hijo perdido!"
*** "En cuanto a mí, yo no elijo morir", continuó Enkidu. "Yo no
deseo ser destruido por fuego. Yo no estoy listo para tener la
mortaja de triple corte. No estoy listo para hacer ese viaje sobre
el río Éufrates".
*** Gilgamesh dijo: "Tu miedo llena de tristeza mi corazón. Con
mis propias manos yo mataré a Humbaba, cortaré los cedros,
y traeré su fragante madera a la amurallada ciudad de Uruk.
De esta manera, haré un nombre durarero para mí mismo.
Ordenaré al cerrajero fraguar nuevas armas para nosotros:
hachas para cortar y cuchillas para dar forma a la madera, y
poderosas espadas para usar contra Humbaba. Deseo ver a
este gigante cuyo nombre llena nuestra tierra con terror. ¡Lo
venceré en el Bosque del Cedro! Luego, ¡todos los pueblos
sabrán cuán fuerte es el Rey de Uruk!"
*** Enkidu respondió: "Oh, Gilgamesh, si tu corazón está
obstinado en tal aventura y estás determinado a entrar en la
Tierra de los Vivos, entonces te acompañaré con reluctancia.
Sin embargo debes decírselo al radiante Shamash. Él está a
cargo del Bosque del Cedro, y seguramente necesitarás su
ayuda".
*** Entonces Gilgamesh escogió dos cabras jóvenes, una
blanca y una marrón, y ofreciólas a Shamash con una

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oración: "Oh, Celestial Shamash. Deseo entrar al Bosque del
Cedro de El Líbano en la Tierra de los Vivos, y deseo que tú
me ayudes".
*** "Sé que tu fuerza es grande, Gilgamesh", respondió el
radiante Shamash. "Tú eres, por cierto, un gran guerrero. Pero
¿porqué intentas tal aventura? Por qué te interesa la Tierra de
los Vivos?"
*** Gilgamesh lleno de lágrimas respondió: "Oh, radiante
Shamash, por favor escucha mis palabras. Nosotros los seres
humanos no somos tan benditos como los elohim celestiales,
porque no podemos vivir para siempre. ¡Todos los días en mi
ciudad de Uruk, la gente se muere! Cuando miro sobre las
fuertes paredes de mi ciudad, veo el Río Éufrates llevando sus
cuerpos muertos".
*** "Más pronto o más tarde incluso yo, aunque rey soy, habré
de arrostrar tal destino. Incluso yo tendré que hacer ese último
viaje. La muerte hace el corazón humano pesado con el dolor.
No importa cuán alto sea, un mortal no puede alcanzar el cielo.
No importa cuan sabio sea, un mortal no puede estirarse sobre
la tierra".
*** "Pero antes de que mi vida llegue a su fin", continuó
Gilgamesh, "me gustaría hacer un nombre para mí mismo. Me
gustaría entrar en la Tierra de los Vivos y escalar la Montaña
del Cedro. Cuando las futuras generaciones recuerden los
grandes nombres del pasado, me gustaría que mi nombre esté
entre ellos. Traeré los nombres de los elohim celestiales
conmigo, para que sus nombres también sean recordados".
*** Shamash escuchó las palabras de Gilgamesh y aceptó sus
lágrimas como una sagrada ofrenda. El radiante elohim sintió
piedad por el destino humano de Gilgamesh y fue compasivo
con él. "Yo seré tu aliado contra Humbaba", dijo a
Gilgamesh. "Confinaré en las cuevas de la montaña la

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serpiente que envenena con su lengua, el dragón que quema
con su fuego, el rabioso diluvio que destruye la tierra, y los
rápidos relámpagos que no pueden ser conquistados. Ellos no
serán capaces de causarles problema durante el curso de su
aventura".
*** Cuando Gilgamesh escuchó las palabras de Shamash, su
corazón se llenó de júbilo. Llamó a los ancianos de Uruk a
asamblea y les informó de su plan. Ellos no fueron convencidos
por su entusiasmo.
*** "Tu juvenil espíritu llena tu corazón, Gilgamesh", dijeron a
su rey, "pero ha enceguecido tus ojos a lo que estás haciendo.
Escucha nuestro consejo. Nosotros oímos que el Bosque del
Cedro se extiende sobre un área de 30 000 millas cuadradas.
¿Quién entre los humanos es suficientemente valiente para
entrar en él? Oímos que Humbaba es una criatura de temer.
¿Quién entre los humanos puede enfrentar sus armas? El
monstruo ruge como un río crecido con la precipitación, y su
fiera respiración trae la muerte".
*** "¿Por qué quieres enfrentar a tal
adversario?", preguntaron. ¿No pudiste elegir una lucha más
desigual! Sin embargo, si no podemos convenceros para
cambiar tu decisión, entonces vé con nuestra bendición.
Permite que tu elohim, Shamash, te proteja y te regrese salvo
a la amurallada Uruk!"
*** Gilgamesh se arrodilló ante el radiante Shamash. Elevando
sus manos en oración. dijo: "Celestial Shamash, estoy en mi
vía, Guarda mi alma. Protégeme y traeme seguro de vuelta a
Uruk. Estoy tomando un camino que nunca he viajado. Quiero
andar con alegría en mi corazón".
*** Gilgamesh luego aplicóse a reclutar algunos de sus
compatriotas: "¡Quien sea responsable por un hogar,
permanezca en casa!" ordenó. "¡Quien sea responsable por su

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madre, permanezca con ella! ¡Sin embargo, si eres un hombre
soltero y te gustaría uniros a mí en ésta, la más grande de las
heroicas aventuras, invito a cincuenta de vosotros a venir
conmigo a la Tierra de los Vivos, donde Humbaba guarda el
Bosque del Cedro. Allí nosotros mataremos al monstruo y
exterminaremos toda la maldad de la tierra!"
*** Los hombres de Uruk obedecieron a Gilgamesh. Aquellos
que eran el soporte de sus familias permanecieron atrás,
mientras que cincuenta jóvenes se prepararon para
acompañar a Gilgamesh en la gran aventura.
*** Gilgamesh ordenó a los herreros fundir la enorme hacha de
bronce que él llamaría su "poder del heroísmo", junto con
hachas y espadas para todos sus compañeros. Luego ordenó
a los sirvientes cortar madera del manzano, el 'box' y los
árboles de sauce para ser modelados en otras armas y
herramientas. Cuando todos los aventureros hubieron sido
apropiadamente equipados, los sirvientes de Gilgamesh
tajeron las armas a su rey. Le dieron su arco, un carcaj lleno
de flechas y un surtido de herramientas para cortar y moldear,
y colocaron su hacha, el "poder del heroismo", y su espada en
su cinturón.
*** Cuando el grupo estuvo listo para partir, la gente
lloraba: "¡Que retornen salvos a nuestra ciudad!"
*** Luego los ancianos dieron a Gilgamesh su consejo
final. "No pongas demasiada fe en tu propia fuerza, Gilgamesh.
Permite a Enkidu recorrer el camino delante de ti, porque él
conoce la ruta al Bosque del Cedro y es experimentado en
batalla. Permite que Enkidu te preceda a través del bosque y
sobre los desfiladeros. Permite que sus ojos vean claramente
que él puede protegerse él mismo y a ti, porque la persona que
anda primero protege a los amigos y compañeros que lo
siguen".

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*** "Por la noche", le aconsejaron, "antes de que descanses,
debes cavar un pozo para que el agua en tu cantimplora
siempre esté fresca. Recuerda ofrecer agua fresca al radiante
Shamash, y nunca olvides honrar a tu padre, Lugalbanda.
Luego, después de que mates a Humbaba, debes recordar
lavar tus pies como los elohim requieren".
*** "Que tu elohim vaya contigo, Gilgamesh", concluyeron los
ancianos. "Que Shamash escuche tus oraciones. Que él abra
delante de tus pies el sendero obstruido, el camino cerrado y
la formidable montaña. Que la noche nada te traiga que temer.
Que tu padre permanezca contigo y te proteja. Que vivas para
lograr tu deseo".
*** Luego los ancianos reunidos se dirigieron a Enkidu,
diciendo: "Nosotros, la Asamblea, te encomendamos a nuestro
rey. Protege a tu amigo y compañero, y retórnalo salvo a
nosotros".
*** Una vez que ellos hubieron recibido la bendición de la
asamblea de los nobles ancianos, Gilgamesh dijo a
Enkidu: "Vayamos delante de mi madre, sacerdotisa de
Shamash. La gran reina Ninsun, quien posee amplio
conocimiento y gran sabiduría, nos enviará de seguro con su
bendición".
*** Mano en mano, los dos amigos entraron en la cámara de
Ninsun. Gilgamesh dijo: "Madre, he determinado hacer un gran
viaje que me llevará por un extraño camino al Bosque del
Cedro y a la casa de Humbaba. Allí enfrentaré una batalla cuyo
resultado es incierto, porque intentaré matar a Humbaba para
remover toda la maldad de la tierra. Cada día que pase desde
el día de mi partida hasta el día de mi regreso, ruega a
Shamash en mi nombre, porque él también odia la maldad".
*** Ninsun vistió su túnica ceremonial, colocó un ornamento
sobre su pecho y puso una diadema sobre su cabeza. Subió

19
las escaleras a la cumbre del templo-palacio, donde estuvo
sobre el tejado y ofreció incienso al radiante Shamash.
*** Elevando sus brazos al elohim del sol, Ninsun lloró: "¿Por
qué me habéis dado un hijo como Gilgamesh? ¿Por qué le
habéis dado tal inquieto corazón? ¿Por qué le tendrías que
hacer efectuar tal viaje en un extraño camino? ¿Por qué debe
enfrentar a Humbaba en el Bosque del Cedro?"
*** Ella oró: "¡Oh, Shamash, te pido que protejas a mi hijo cada
día que pase desde su partida hasta su retorno. Y cuando al
final de cada día vayas a tu descanso, encomienda a mi hijo a
los vigías de la noche! Protégelo en el Bosque del Cedro
cuando él asesine al feroz Humbaba, porque él removerá toda
la maldad de la tierra, y tú también odias la maldad".
*** Ninsun luego apagó el incienso y llamó a Enkidu: "Tú no
eres mi propio hijo como Gilgamesh, poderoso Enkidu, pero
ahora te estoy adoptando formalmente. Ve con mi bendición y
retorna salvo a Uruk".

20
Gilgamesh y Enkidu alcanzan el Bosque del Cedro y
matan a Humbaba.
*** Entonces Enkidu dijo a Gilgamesh: "Estemos en nuestro
camino. Sígueme, y no tengas miedo en tu corazón. Conozco
el camino que Humbaba recorre y el lugar donde vive".
*** Gilgamesh, Enkidu y los hombres jóvenes caminaron una
distancia que usualmente tomaría seis semanas en sólo tres
días. Después de sesenta millas, se detuvieron para comer.
Cuando hubieron viajado otras noventa millas, se prepararon
para pasar la noche. Luego, ante el radiante Shamash cavaron
un pozo. Ellos caminaron 150 millas cada día y cruzaron siete
montañas. Finalmente llegaron a la puerta del Bosque del
Cedro, la cual era guardada por un vigilante de Humbaba, a
quien mataron.
*** Allí Gilgamesh cayó en un profundo sueño. Enkidu dio un
empujoncito al cuerpo del rey, pero él no despertó. Habló a
Gilgamesh, pero él no respondió. "¡Oh, Gilgamesh", Enkidu
lloró ", ¿cuánto tiempo estarás aquí dormido? Los hombres
jóvenes de Uruk que nos han acompañado te están esperando
en la base de la Montaña del Cedro!"
*** Al fin Gilgamesh escuchó las palabras de Enkidu y se
levantó rápido. Se paró sobre la tierra como un gran toro, puso
su mano al suelo, y mordió el polvo. Luego permaneció erecto
y se vistió con palabras de heroismo como si estuviera
poniéndose su vestidura. "¡Por las vidas de mi padre,
Lugalbunda, y mi madre, Ninsun, quienes me dieron la
vida", Gilgamesh juró, "no regresaré a la amurallada ciudad de
Uruk hasta que haya entrado al Bosque del Cedro en la Tierra
de los Vivos y haya luchado con Humbaba, sea él un hombre
o un elohim! ¡Por las vidas de mi padre, Lugalbanda, y mi
madre, Ninsun, quienes me dieron la vida, que logre yo tal

21
gloria, que todos los que miren hacia mí vean mis proezas con
asombro!
*** "Llamemos a los hombres jóvenes y apresurémonos,
Enkidu", continuó Gilgamesh. "Queremos encontrar a
Humbaba antes de que él viaje más allá de nuestro alcance".
*** Enkidu respondió: "¡Oh, no nos internemos mucho en el
Bosque del Cedro! Cuando abrí esta puerta, mis manos se
tornaron débiles. ¡No tengo más la fuerza para protegerte a ti
o a mí mismo!"
*** "No temas, Enkidu", aseguró Gilgamesh a su amigo, "Tú
sabes cómo luchar, y tienes experiencia en batalla. Si sólo
tocaras mi vestidura, no tendrás miedo a la muerte, y tus
manos y tus brazos recuperarán su anterior fuerza".
*** "Ahora, ven!" ordenó Gilgamesh. "Avancemos y
enfrentemos juntos esta aventura. Sed de buen coraje! Cuando
nos hallemos cara a cara con Humbaba, si tenemos miedo,
conquistaremos nuestro miedo. Aún si sentimos terror,
conquistaremos nuestro terror. El hombre que camina al frente
se protege a sí mismo y a sus compañeros. Incluso si muere
en el proceso, ha hecho un nombre duradero para sí mismo. El
hombre que es cobarde no está en paz consigo mismo y nada
deja atrás para darle un buen nombre".
*** Ellos se encontraron a sí mismos en la Montaña Verde. Sin
conversación adicional, permanecieron calmos y miraron a su
alrededor. Cuando vieron la entrada al Bosque del Cedro,
notaron la tremenda altura de los árboles de cedro. Vieron que
el camino que Humbaba estaba acostumbrado a caminar era
recto y despejado. Miraron la Montaña del Cedro, que era el
hogar de los elohim celestiales. La faz de la montaña estaba
cubierta con una lujuriosa sábana de árboles de cedro
imponentes, dispensadores de sombra.

22
*** Esa noche, Gilgamesh despertó a Enkidu a medianoche y
le dijo: "He tenido un sueño extraño, Enkidu. Una montaña se
desmoronó y cayó sobre mí. Luego un hombre de gallarda
presencia apareció. Él me arrastró montaña abajo, me dio de
beber agua, y luego me ayudó a levantarme sobre mis pies".
*** Enkidu respondió: "Tu sueño es bueno, Gilgamesh.
Humbaba es la montaña que cayó sobre ti. Nosotros lo
prenderemos, lo mataremos y arrojaremos su cuerpo sobre el
llano".
*** Al día siguiente, cuando habían caminado sesenta millas en
el Bosque del Cedro, se detuvieron para comer. Después de
otras noventa millas, se prepararon para pasar la noche.
Entonces cavaron un pozo ante Shamash. Gilgamesh se
aproximó a la montaña con una ofrenda de fina comida y
dijo: "Montaña, traeme un sueño".
*** Gilgamesh cayó dormido con la cabeza sobre sus rodillas.
Una vez más se encontró completamente despierto en medio
de la noche. "Enkidu, amigo mío", dijo: "¡He tenido un
espeluznante sueño! ¡Es tan perturbador que de seguro no es
favorable! Soñé que prendí un toro salvaje de los llanos.
Cuando lo cogí, el toro agitó tanta suciedad que el polvo volvió
oscuro el cielo. Luego el toro me prendió y consumió mi fuerza
yo fui forzado a retirarme ante él. ¡Pero una vez estuve a su
merced, el toro me dio alimento para comer y agua de su
cantimplora para beber!"
*** Enkidu respondió: "El toro salvaje de tu sueño, amigo mío,
es realmente el celestial Shamash. Cuando necesitemos de su
ayuda, él sostendrá nuestras manos. Es él quien te permitirá
beber de su cantimplora. Él te observa, y te traerá honor. En tu
sueño, el radiante Shamash nos está incitando a cumplir una
cosa que será recordada después de que nosotros hayamos

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muerto. ¡Ciertamente la obra debe ser matar al monstruoso
gigante Humbaba!"
*** Gilgamesh dijo entonces a Enkidu: "Cuando nos
aproximemos a Humbaba, ¿qué haremos con sus sirvientes?"
*** Enkidu respondió: "Amigo mío, primero captura a la madre
ave, porque sin su madre, ¿dónde pueden ir las crías?
Entonces, matemos primero a Humbaba. Podemos encontrar
y matar a sus sirvientes después, porque como las crías, ellos
correrán frenéticamente en el pasto".
*** Gilgamesh escuchó el consejo de su amigo. Con el fin de
atraer la atención de Humbaba, levantó su hacha y taló uno de
los cedros.
*** Aunque ellos estaban más de dos millas de distancia de la
casa de cedro de Humbaba, el gigante escuchó el ruido y se
puso furioso. Dejó su casa y fijó su ojo, el ojo de la muerte,
sobre los dos amigos. Agitó su cabeza en señal de advertencia
y rugió: "¿Quién ha venido aquí? ¿Quién está dañando los
preciosos árboles que crecen sobre mis montañas? ¿Quién ha
talado uno de mis cedros?"
*** Al sonido del rugido de Humbaba, Gilgamesh
repentinamente tembló con temor. Enkidu vio el terror en su
corazón y le dijo: "¡Amigo mío, recuerda las palabras que
hablaste a la gente de Uruk! ¡Recuerda por qué hemos hecho
este viaje! ¡Ahora permite que el coraje entre en tu corazón, y
prepárate para matar a este monstruoso gigante!"
*** Gilgamesh reunió su coraje y vociferó a Humbaba: "¡Yo,
Gilgamesh, rey de Uruk, he talado tu cedro! Por las vidas de mi
padre, Lugalbanda, y mi madre, Ninsun, que me parió. He
venido al Bosque del Cedro en la Tierra de los Vivos con el
objeto de pelear contigo hasta la muerte y erradicar toda la
maldad de la tierra!"

24
*** Entonces Shamash desde lo alto en el cielo habló a
Gilgamesh y Enkidu. "Aproxímense a Humbaba, y no tengan
miedo. Sólo no permitan que entre en su casa". Acto seguido,
Shamash lanzó poderosos vientos sobre Humbaba. Ocho
vientos surgieron contra el fiero gigante y le abatieron desde
todos los lados para que fuera incapaz de moverse en
cualquier dirección: el gran viento, el viento del norte, el viento
del sur, el torbellino, el viento tormentoso, el escalofrío, el
viento tempestuoso y el viento caliente.
*** Mientras tanto, Gilgamesh, Enkidu y los hombres jóvenes
empezaron a talar los cedros, recortar sus coronas, atarlos y
tenderlos al pie de la montaña. Cuando Gilgamesh hubo
tumbado el séptimo cedro, se encontró cara a cara con
Humbaba.
*** Gilgamesh empujó al monstruoso gigante contra la pared
de su casa y gentilmente le dio una bofetada como si estuviera
presionando un beso sobre él.
*** Los dientes de Humbaba temblaban de miedo al tiempo que
oraba: "¡Celestial Shamash, ayúdame! No conozco ni a mi
madre, que me trajo al mundo, ni a mi padre, que me crió. ¡En
esta Tierra de los Vivos, tú eres quien mi madre y mi padre ha
sido!
*** "¡Gilgamesh!" Humbaba suplicó en ese momento. "Te juro
por la vida en el cielo, la vida sobre la tierra y la muerte en el
mundo inferior que yo me sujetaré a ti y me volveré tu sirviente.
Te dejaré cortar mis árboles e incluso construir casas con
ellos".
*** Cuando escuchó las súplicas de Humbaba, Gilgamesh
sintió piedad por el gigante. A Enkidu dijo el rey "¿No debo
permitir que el pájaro atrapado huya de la jaula? ¿No debo
permitir que el hombre capturado retorne a su madre?"

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*** Enkidu dijo a Gilgamesh: "¡No escuches las súplicas de
Humbaba! No permitas que te hable sobre liberarle, porque él
es un enemigo hábil y peligroso. ¡Él no debe permanecer vivo!
El malvado demonio Muerte devorará incluso al más grande de
los seres humanos si no usa un buen juicio. ¡Te aseguro que
si permites que el pájaro atrapado huya de la jaula, si permites
que el hombre capturado retorne a su madre, luego más que
seguro tú no retornarás a Uruk y a la madre que te trajo al
mundo!"
*** "Enkidu", se quejó Humbaba, "¡tú eres sólo un sirviente
pero has hablado malas palabras sobre mí!"
*** Sin embargo, Gilgamesh escuchó el sabio consejo de
Enkidu. Tomó su hacha, el "poder del heroismo", y espada de
su cinturón. Entonces golpeó a Humbaba sobre el cuello.
Enkidu también golpeó al monstruoso gigante sobre el cuello.
Con el tercer golpe Humbaba cayó al piso, y Enkidu rebanó su
cabeza. Por seis millas a la redonda, los cedros hicieron eco
del sonido del cuerpo de Humbaba golpeando la tierra.
Gilgamesh y Enkidu quedaron sorprendidos de que ellos
realmente habían matado al guardián del Bosque del Cedro de
El Líbano.
*** Luego Gilgamesh prosiguió [su internalización] en el
bosque, donde taló los cedros de Humbaba. Los hombres
jóvenes de la amurallada ciudad de Uruk los cortaron y ataron,
preparándose para su retorno a la ciudad.

26
Gilgamesh rechaza matrimoniarse con Ishtar, la elohim
del amor y la fertilidad. Ella toma represalias enviando al
feroz Toro del Cielo a Uruk. Gilgamesh y Enkidu matan al
toro. Enkidu insulta a Ishtar y luego enferma y muere.
*** Cuando Gilgamesh retornó a la amurallada Uruk, limpió y
dio brillo a sus armas. Destrenzó su sucio cabello, lo lavó y lo
tiró hacia atrás suelto sobre sus hombros. Luego se puso ropa
limpia. Finalmente se envolvió en su capa real alrededor de sus
hombros, la sujetó con una faja en su cintura, y sobre su
cabeza su corona colocó.
*** Cuando la elohim Ishtar vio a Gilgamesh vestido en su
atuendo real, admiró su gran belleza y le dijo: "¡Ven
despósame, Gilgamesh! ¡Tú serás mi esposo y yo, tu mujer!"
*** Ella añadió: "Yo enjaezaré para ti una carroza enjoyada y
dorada, con doradas ruedas y cuernos de bronce. Los
demonios de la tormenta serán tus poderosos corceles y
jalarán tu carroza. La fragancia del cedro te saludará cuando
entres a nuestra casa. Reyes, príncipes y nobles todos se
inclinarán delante de ti, besarán tus pies, y te traerán los frutos
de los llanos y de las colinas como tributo. Incluso las
montañas y las llanuras te pagarán tributo. Tus cabras darán
nacimiento a trillizos, tus ovejas a gemelos. Tus potros tendrán
la fuerza de mulas de carga pesada. Los caballos que tirarán
tu carroza serán famosos corredores. El buey que jala tu arado
no tendrá igual".
*** "¿Y por qué debo casarme contigo?" preguntó
Gilgamesh. "¡Tú has hecho daño a cada uno de los que alguna
vez has amado! Escucha, porque yo soy feliz de enumerar para
ti tus amantes. Tú amaste a Tammuz cuando eran jóvenes,
pero tú lo dejaste y causaste que él te llorara año tras año. Tú
golpeaste el pájaro-pastor mosqueado que amaste y quebraste
sus alas. Ahora, año tras año, él permanece en las huertas y

27
llora "¡Mi ala!", "¡mi ala!". Luego tú amaste a un semental que
fue famoso en la guerra. Primero le azotaste y espoleaste para
galopar veinte y un millas, y luego le hiciste beber agua
enlodada, provocándole la muerte! Su madre todavía llora por
él".
*** "Luego", Gilgamesh continuó, "amaste al vaquero que
colocó pilas de torta de fresno a tus pies, y todos los días
mataba lo más fino de sus cabras para tu placer. ¡Tú
recompensaste su amor golpeándole y convirtiéndole en un
lobo! Su propios pastorcitos lo llevaron fuera de los rebaños, y
sus hondas golpearon sus piernas. Luego amaste al jardinero
de las palmeras de tu padre. Todos los días él te traía canastas
de dátiles maduros para tu mesa. ¡Tú lo convertiste en una
mole y lo enterraste bajo tierra, donde él no puede moverse
para arriba ni para abajo! ¡Si te permito amarme, tú sólo me
tratarías como a un menesteroso como has tratado a todos tus
otros amantes!"
*** Gilgamesh añadió: "Tú eres como una cazuela de carbones
candentes que salen en el frío. Tú eres como una puerta
trasera que falla en mantener lejos las ráfagas de una
tempestad. Tú eres como un palacio que aplasta al rey dentro
de él. Tú eres como un tocado que no cubre la cabeza. Tú eres
como un elefante que arroja su tapiz. Tú eres como un alquitrán
que mancha al que lo carga. Tú eres como una cantimplora
que empapa a la persona que la carga. Tú eres como una
piedra caliza que cae de la pared de piedra. Tú eres como un
zapato que aprieta el pie del que lo calza".
*** Ishtar se puso colérica en tanto escuchaba sus [de
Gilgamesh] palabras. Ella se fue al cielo y llorosa quejóse a su
padre, Anu. "Padre", empezó, "Gilgamesh ha lanzado grandes
insultos sobre mí! ¡Él me ha sacado en cara todas mis
malvadas hazañas!"

28
*** Anu respondió: "Creo que tú empezaste la pelea y causaste
que Gilgamesh te diga tus vergonzosas hazañas".
*** Impertérrita por su crítica, Ishtar suplicó: "Padre, por favor
dame el Toro del Cielo y permíteme usarlo para matar a
Gilgamesh. Si te rehusas, romperé los pestillos y haré añicos
las puertas del Submundo, permitiéndoles quedar abiertas.
Provocaré a los muertos que se levanten al mundo superior,
donde ellos comerán entre los vivos y los superarán en
número".
*** Anu respondió: "Si te doy el Toro del Cielo, habrá siete años
de hambruna en la tierra de Uruk. ¿Has reunido suficiente
grano para alimentar a la gente durante esos magros años?
¿Has crecido suficiente gras para todos los animales?"
*** Ishtar dijo: "Sí, Padre, he almacenado grano para la gente,
y he proveído a las bestias con pasto por siete magros años".
*** Entonces Anu dio a Ishtar el Toro del Cielo, y la elohim
condujo al toro a la amurallada ciudad de Uruk. Cuando el toro
resoplaba, se abrieron hoyos en la tierra y 200 hombres
jóvenes de Uruk cayeron y murieron. Con su próximo resoplido,
más hoyos se abrieron en la tierra y 200 hombres jóvenes más
de Uruk cayeron en ellos y murieron. Con su tercer resoplido,
el toro saltó sobre Enkidu.
*** Enkidu brincó y agarró al Toro del Cielo por sus cuernos. El
toro echó espuma en la boca y exhaló su espuma en la cara
de Enkidu. Luego le atacó con el extremo de su cola. Enkidu
contuvo rápido, y Gilgamesh vino en su auxilio. Mientras los
dos héroes luchaban con el toro, Enkidu le persiguió y colgó en
la parte gruesa de su cola. Gilgamesh finalmente lo mató
hundiendo su espada entre su cuello y sus cuernos. Entonces
los dos amigos rasgaron el corazón de su cuerpo y se lo
dedicaron a Shamash.

29
*** Ishtar entonces ascendió las fuertes paredes de Uruk y
gritó: "¡Desgracia a Gilgamesh, porque él me ha insultado
matando al Toro del Cielo!"
*** Al escuchar estas palabras, Enkidu desgarró el muslo
derecho del Toro del Cielo y lo arrojó a la cara de la elohim. "Si
yo pudiera capturarte como capturé a este toro", gritó a Ishtar,
"te trataría como lo he tratado a él".
*** Ishtar luego reunió a las mujeres del templo y lloraron sobre
el muslo derecho del Toro del Cielo. Mientras tanto, Gilgamesh
reunió a los armeros, los maestros y los artesanos y les dijo
que tomen las partes del toro que ellos podían usar. El mismo
Gilgamesh guardó los valiosos cuernos y los colgó en su
dormitorio. Luego hizo una ofrenda de aceite para honrar a su
difunto padre, Lugalbanda.
*** Luego los dos amigos lavaron sus manos en el Río Éufrates
y atravesaron juntos la calle del mercado de Uruk. La gente se
reunió para mirarlos, y los cantantes cantaban alabanzas.
Gilgamesh preguntó: "¿Quién es el mejor de los héroes?
¿Quién es el más noble entre los hombres?"
*** La gente respondió: "¡Gilgamesh es el mejor de los héroes!
Gilgamesh es el más noble entre los hombres!"
*** Esa tarde Gilgamesh ofició una jubilosa celebración en el
palacio para conmemorar su victoria sobre el Toro del Cielo.
Durante la noche Enkidu tuvo un sueño. Él despertó a
Gilgamesh y le dijo: "Amigo mío, escucha mi sueño. Los
grandes elohim, Anu y Enlil, el sabio Ea y el radiante Shamash
se reunieron en consejo. Anu dijo a Enlil: 'Porque Gilgamesh y
Enkidu han matado a Humbaba y al Toro del Cielo, el que
removió los cedros de la montaña debe morir'. Enlil respondió:
'Gilgamesh no morirá, pero Enkidu debe morir'".

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*** El sueño de Enkidu le hizo enfermar de miedo. Al llegar el
día, levantó su cabeza y lloró ante el radiante Shamash. Con
ríos de lágrimas que le bajaban por la cara también, Gilgamesh
dijo: "¡Oh, querido Hermano! ¿Por qué los elohim me
perdonarían y te castigarían a ti? ¿Me sentaré a la puerta de
los espíritus de los muertos y nunca seré capaz de verte de
nuevo, mi querido hermano?"
*** Enkidu maldijo los eventos en su vida que le habían llevado
al punto de la muerte. Elevando sus ojos, dijo: "¡Oh, tú puerta
del Bosque del Cedro que heriste mis manos! ¡Cómo admiré tu
tamaño y tu hermoso, fragrante cedro! ¡Tu madera es
insuperable en toda la tierra! Seguramente un maestro
artesano te construyó. ¡Pero si yo hubiera sabido, oh puerta,
que tu belleza provocaría mi muerte, te hubiera golpesdo con
mi hacha y destruido!
*** "Y Shamash", continuó Enkidu, "¡te pido destruir el poder y
la riqueza del cazador! ¡Que su vida sea de tu desagrado! ¡Que
las bestias escapen de las trampas que él pone! ¡Que su
corazón esté triste!"
*** Luego Enkidu dijo: "¡Te maldigo, doncella del templo, sobre
todo y por todo el tiempo venidero! ¡Que nunca tengas una
casa que te complazca! ¡Que eternamente estés forzada a vivir
en el polvo de la encrucijada! ¡Que el desierto sea tu cama!
¡Que bienvenida no seas donde otras mujeres se reunen! ¡Que
la sombra de una pared te dé tu único confort! ¡Que las espinas
y las zarzas desgarren tus pies! ¡Que la basura del camino, el
sucio y el sediento, golpeen tu mejilla! ¡Que el borrachín
ensucie con su vómito cualquier lugar que te agrade!"
*** Cuando el radiante Shamash escuchó estas palabras, le
llamó la atención desde el cielo. "Enkidu, ¿por qué maldides a
la doncella del templo? Ella te dio alimento digno e los elohim

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y bebida digna de la realeza. Ella te vistió con finas prendas y
te condujo a tu mejor amigo, Gilgamesh".
*** El elohim continuó: "¿Y no te ha tratado Gilgamesh como a
un rey? Él te ha dado una cama real sobre la cual dormir. Él te
ha sentado confortablemente a su izquierda. Él te ha honrado
y ha animado a los príncipes de la tierra besar tus pies. Cuando
tú mueras, él hará que la gente de Uruk te llore. La pena en
sus corazones luego superará cualquier pensamiento de
alegría. Él hará que su gente te sirva incluso después de tu
muerte. Cuando partas, Gilgamesh dejará su cabello crecer
largo y deambulará sobre los llanos llenos de hierba vestido en
piel de león".
*** Cuando Enkidu escuchó las palabras de Shamash, su
corazón se calmó. "Yo que te he maldecido ahora te bendeciré,
mujer del templo", dijo. "¡Que los reyes, príncipes y nobles te
amen! ¡Que recibas joyas y oro! ¡Que quienquiera que no te
respete sea castigado! ¡Que la pobreza encuentre su almacén
y su casa! ¡Que el sacerdote te permita entrar en la presencia
de los elohim!"
*** Todavía sintiéndose enfermo, Enkidu se tumbó
completamente solo. La mañana siguiente dijo a
Gilgamesh: "Amigo mío, anoche tuve otro sueño. Los cielos
gimieron, y la tierra respondió. Mientras estuve parado solo
entre el cielo y la tierra, un hombre joven con una cara muy
oscura y con garras como las garras de un águila brincaron
sobre mí y me dominaron. Luego él transformó mis brazos en
las alas de un ave. Él me condujo a través del camino de no
retorno a la Casa de la Oscuridad y el Polvo, del cual nadie
puede salir una vez ha entrado".
*** Enkidu continuó: "Esos que viven allí moran en eterna
oscuridad, y no hay modo de retornar a la tierra de los vivos.
Su alimento consiste de arcilla y polvo. Ellos están vestidos con

32
alas, como pájaros. Ví mucha gente allí que había sido de la
realeza durante sus vidas en la tierra. Todos los gobernantes
que vi habían removido sus coronas, porque ellas no tienen
uso en la Casa de la Oscuridad y el Polvo".
*** Al final del día, consecuentando el desfavorable sueño de
Enkidu, él estuvo enfermo. Durante los próximos doce días
permaneció en cama, y su sufrimiento se incrementó.
Finalmente llamó a Gilgamesh a su lado y le dijo: "La elohim
Ishtar me ha maldecido!" "Yo no moriré honorablemente como
uno que cae en batalla".
*** Gilgamesh lloró: "¡Que el oso, la hiena, la pantera, el tigre,
el ciervo, el leopardo, el león, los bueyes, el ciervo, la cabra
montés, y todas las criaturas salvajes del llano te lloren! ¡Que
tus huellas en el Bosque del Cedro te lloren incesantemente,
tanto de noche como de día! ¡Que el Río Ula, a lo largo de
cuyas orillas solíamos caminar, te lloren! ¡Que el puro Éufrates,
donde solíamos sacar agua para nuestras pieles de agua, te
llore!"
*** Gilgamesh continuó: "¡Que los nobles de la amurallada
Uruk te lloren! ¡Que los guerreros de Uruk te lloren! ¡Que
aquellos en Uruk que celebraron tu nombre te lloren! ¡Que
aquellos que proveyeron granos para que tú comas te lloren!
¡Que aquellos que se pusieron a salvo en tu espalda te lloren!
¡Que aquellos que pusieron cerveza en tu boca te lloren! ¡Que
la doncella del templo que te puso aceite fragante te llore!"
*** El corazón de Gilgamesh se desbordó con aflicción y
soledad cuando Enkidu murió. El rey dijo: "¡Oh ancianos de la
amurallada Uruk, escúchenme! Lloro por mi amigo Enkidu.
Gimo amargamente como una plañidera. Un malvado demonio
me ha robado a mi más querido amigo. Él fue como el arco en
mi mano, como la daga en mi cinturón, como el hacha y la
espada en mi costado, como el escudo que me protege, como

33
mi vestidura ceremonial y como mis gloriosas decoraciones
reales".
*** "Oh Enkidu", dijo Gilgamesh al cuerpo de su amigo
muerto. "¡Tú perseguiste a las criaturas salvajes de las colinas
y a la pantera de las llanuras cubieras de pasto! ¡Juntos
conquistamos todas las cosas! ¡Escalamos montañas.
Cogimos y matamos al Toro del Cielo. Derrocamos a
Humbaba, quen vivía en el Bosque Cedro! ¿Qué clase de
sueño ha venido sobre ti, Enkidu, que no puedes escucharme?
¡Tú no levantas tu cabeza. Cuando toco tu corazón, éste no
late!"
*** Gilgamesh cubrió a su amigo en rico atuendo y le veló como
se vela a una novia. Primero rugió sobre la muere de Enkidu
como un león. Luego lloró sobre él como una leona deprivada
de sus cachorros. Para atrás y para adelante, antes, el cuerpo
de Enkidu transportó, rasgando su cabello y arrojando su ropa
como si ésta estuviera sucia.
*** Con el primer resplandor del amanecer, Gilgamesh
despachó una citación en toda la tierra por caldereros,
orfebres, joyeros y talladores. "¡Cread una estatua de mi amigo
Enkidu!", ordenó. "¡Escojan joyas para su pecho y cubran su
cuerpo del oro más puro!"
*** Luego Gilgamesh dijo a su amigo: "¡Oh, Enkidu, Yo te di un
lecho de honor en el cual reposar. Te senté en un asiento
cómodo a mi izquierda, para que los príncipes de la tierra
besaran tus pies. Haré que la gente de la amurallada Uruk llore
tu muerte. Esta gente una vez gozosa ahora se lamentará y
estará triste, y llevará a cabo servicios para ti. Y una vez te
hayas ido, dejaré que mi cabello crezca largo y gritaré sobre
los llanos cubiertos de pasto vestido en piel de león!".

34
Gilgamesh va donde Utanapishtim, el sobreviviente del
gran diluvio, para aprender cómo el ser humano puede
obtener la inmortalidad. Él viaja a través de un túnel
largo, oscuro, recibe consejo de la Ninfa Siduri, y
finalmente es llevado en bote a Utanapishtim.
*** Gilgamesh deambuló por el llano cubierto de pasto, llorando
amargamente por la muerte de su amigo más
querido. "¡Cuando yo muera", se dijo, "mi destino será justo
como el de Enkidu! Lágrimas de dolor en mi corazón, y miedo
de muerte carcome mi estómago. Debo viajar tan rápido como
mis pies me lleven a la casa de Utanapishtim (uta: él encontró
+ napishtim: vida), que es llamado el Lejano. ¡Él es un ser
humano como lo soy yo. Pero él ha encontrado la vida eterna
y se ha unido a la asamblea de los elohim celestiales.
Seguramente él puede enseñarme cómo vivir por días sin fin!"
*** Gilgamesh viajó solo al otro lado del llano cubierto de pasto
y el desierto abrasador. Una noche, en un desfiladero, fue
enfrentado por dos leones. El tamaño de ellos inundó su
corazón de terror. Levantando su cabeza a la luna, Gilgamesh
oró, "¡Oh, Sin, elohim de la luz que brilla en el cielo nocturno,
protégeme!"
*** Luego Gilgamesh valerosamente sacó la daga de su
cinturón y levantó el hacha en su mano. Aproximándose a las
bestias tan recto como el vuelo de una flecha, él las mató, las
desolló y las trozó en pedazos. Cubrió su cuerpo en sus
calurosas pieles, porque su propia ropa habíase vuelto ya rota
y andrajosa. Él comió algo de su carne, porque el alimento que
había llevado consigo no pudo sostenerlo por más tiempo.
*** Después de muchas semanas de viaje por tierra y mar,
Gilgamesh llegó al Monte Mashu, cuyos picos gemelos
alcanzan la bóveda del cielo y guardan a Shamash cuando el
sol asciende y se pone cada día. Allí encontró a los hombres-

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escorpión guardando la puerta a la montaña. Los halos
alrededor de sus cabezas deslumbraban la misma montaña, y
su mirada podía matar a cualquier humano sobre quien sus
ojos fijaran. La vista de estos guardias provocaron un desborde
de terror en el corazón de Gilgamesh. Sin embargo, forzóse él
a reunir su coraje y continuar adelante.
*** Cuando vieron a Gilgamesh aproximarse, uno de los
hombres-escorpión llamó a su esposa. "Este hombre que ha
venido ante nosotros tiene la carne como la de los elohim
celestiales! Debe ser uno de ellos!"
*** La mujer-escorpión respondió: "No, sólo dos terceras
partes de él es elohim; una tercera parte es humana. El hombre
que calza delante tuyo es Gilgamesh, rey de la amurallada
Uruk".
*** El hombre-escorpión se dirigió luego a Gilgamesh. "Hijo de
los elohim, ¿por qué has hecho tan difícil viaje a este distante
lugar? Dime por qué has deambulado tan lejos sobre la tierra
y el mar".
*** Gilgamesh respondió: "He venido a encontrar a
Utanapishtim, el Lejano. Sé que él ha encontrado la vida eterna
y se ha unido a la asamblea de los elohim celestiales. Deseo
hablar con él sobre la vida y la muerte".
*** El hombre-escorpión dijo: "¡Gilgamesh, ningún ser humano
ha encontrado alguna vez a Utanapishtim! ¡Está más allá del
coraje de cualquier ser humano hacer el viaje! Para alcanzar al
Lejano, debes primero viajar a través de un túnel profundo
dentro de las montañas. El túnel se extiende por treinta y seis
millas de intensa oscuridad como el carbón. Desde una
elevación del sol a la siguiente, ninguna luz penetra tal
oscuridad".

36
*** Gilgamesh cogió las palabras del hombre-escorpión en su
mente y en su corazón, pero no fue disuadido de hacer el
viaje. "Tengo la intención de tomar ese camino", dijo. "Ni dolor,
ni pena, ni lágrimas, ni frío extremo, ni calor escaldante me
detendrán! ¡Abrid la puerta de la montaña para que yo pueda
continuar mi viaje!"
*** El hombre-escorpión respondió: "Abriré la puerta del Monte
Mashu para ti, Gilgamesh. ¡Ve seguro, y que tus pies te traigan
de vuelta seguro, también!"
*** Gilgamesh entró al túnel del Monte Mashu. Él guardaba las
palabras del hombre-escorpión vivas en su mente y en su
corazón para que el conocimiento de lo que se ponga delante
de él disminuya su temor a la oscuridad.
*** Gilgamesh viajó de este a oeste como viaja el sol cada día.
Cuando hubo caminado tres millas, tan densa era la oscuridad
que nada podía ver delante y nada podía ver detrás suyo,
porque no había luz. Cuando hubo caminado nueve millas, tan
densa era la oscuridad que nada podía ver delante y nada
podía ver detrás suyo, porque no había luz. Cuando hubo
caminado dieciocho millas, tan densa era la oscuridad que
nada podía ver delante y nada podía ver detrás suyo, porque
no había luz.
*** Cuando hubo caminado veinticuatro millas, estuvo cansado
e impaciente, y lloró en protesta. Tan densa era la oscuridad
que nada podía ver delante y nada podía ver detrás suyo, y
todavía no había luz.
*** Cuando Gilgamesh hubo caminado veintisiete millas, tan
densa era la oscuridad que nada podía ver delante y nada
podía ver detrás suyo, porque todavía no había luz. Pero ahora
podía sentir un viento soplando su cara, entonces apresuró sus
pasos. Cuando hubo caminado treintitrés millas, vio el color
rosa del amanecer en el cielo en frente de él, y para cuando

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hubo caminado treintiséis millas, el cielo delante de él estaba
resplandeciente de la luz del sol.
*** Al salir del túnel, Gilgamesh llegó a una huerta de árboles-
joyeros. Las frutas joyiformes y el follaje deslumbraban sus
ojos en tanto destellaban a la luz del sol. Un viento suave
ayudó a exhibir su belleza guiándolas en una graciosa danza
entre sus ramas. Gilgamesh miró fascinado el glorioso jardín.
Por un tiempo breve, olvidó su pena y su dolor, su fatiga y su
miedo. Estaba seguro de que había entrado al jardín de los
elohim celestiales.
*** Mientras Gilgamesh contemplaba maravillado la huerta, el
radiante Shamash dirigió su mirada desde el cielo y vio a un
ser humano vestido en pieles de animal. Cuando realizó que la
figura que vio era la de Gilgamesh, se preocupó. Shamash se
aproximó a Gilgamesh y dijo: "¿A dónde vas? Tú no
encontrarás la vida que estás buscando".
*** Gilgamesh respondió: "Después de deambular por el llano
cubierto de pasto y el desierto abrasador, ¿debo colocar mi
cabeza en el corazón de la tierra, donde no hay estrellas ni sol,
y dormir el sueño sin fin? ¡Quiero que mis ojos se festejen en
el sol! ¡Quiero que su luz y su calor llenen mi corazón con
alegría! ¡La luz ahuyenta la oscuridad!"
*** Shamash entonces dejó a Gilgamesh a la suerte de su
viaje, y en corto tiempo, Gilgamesh alcanzó el mar. Allí vio a la
ninfa Siduri viviendo en una casita de campo por la playa del
proundo mar.
*** Siduri estaba sentada en su patio, contemplando a la
distancia, cuando se dio cuenta del extraño demacrado,
velludo, vestido en pieles de animal. Cuando vio que pretendía
hablar con ella, el corazón de Siduri se llenó de miedo. Se dijo
a sí misma: "Este hombre parece ser un asesino! ¡Me pregunto
a dónde va!" Obedeciendo el consejo de su corazón, ella se

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levantó, cerró la entrada de su casa, y aseguró la puerta con
una barra.
*** Gilgamesh, mirándola, levantó su afilado cayado y puso su
mano sobre la entrada. Luego dijo: "Ninfa, qué has visto que
ha hecho que eches pestillo y pongas barra a tu puerta? Dime,
si no yo estrellaré y haré añicos tu puerta!"
*** "Yo soy Gilgamesh, rey de la amurallada
Uruk", continuó. "He derrocado y matado a Humbaba, que
guardaba el Bosque del Cedro, en la tierra de los vivos. He
cogido y sacrificado al Toro del Cielo, y he asesinado a los
leones que guardaban los desfiladeros de la montaña".
*** Dijo Siduri: "Si eres ciertamente el héroe que dices ser,
entonces por qué están tus mejillas tan pálidas y tu rostro tan
demacrado? ¿Por qué luces como un extraño que ha viajado
desde lejos con los estragos del calor y el frío marchitos sobre
tu rostro? ¿Por qué la pena desgarra tu corazón y el miedo
carcome tu estómago? ¿Y por qué gritas sobre el llano cubierto
de pasto y el desierto abrasador buscando la casa del viento?"
*** Gilgamesh respondió: "Oh, Ninfa, He cruzado las montañas
desde el este, como el sol asciende, y he gritado como un
cazador sobre el llano cubierto de pasto y el desierto
abrasador. He tenido que matar al oso, la hiena, el león, la
pantera, el tigre, el ciervo y la cabra montés. He comido la
carne de las bestias salvajes y las criaturas rastreras, y cuando
mi ropa caía a mi alrededor mí en andrajos, tuve que cubrir mi
cuerpo con sus pieles".
*** "Por qué no debo lucir como luzco y deambular como
deambulo?" Continuó Gilgamesh. "Enkidu, mi amigo, a quien
amé caramente y quien resistió toda clase de penurias
conmigo y ayudóme a conquistar todas las cosas, ha
encontrado el destino de todos los seres humanos. Desde que

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Enkidu murió, he sentido que él tomó mi vida consigo en su
viaje a la Casa de la Oscuridad y el Polvo".
*** Gilgamesh concluyó: "¡Porque Enkidu ha muerto, yo temo
mi propia muerte! ¿Cómo puedo entonces estar callado? ¡Mi
amigo, a quien yo caramente amé, ha vuelto a la arcilla! Con el
tiempo, ¿debo yo también colocar mi cabeza en el corazón de
la tierra, donde no hay estrellas ni sol, y dormir el sueño sin fin?
¡Oh, Ninfa, ahora que he visto tu cara, no me hagas ver mi
muerte, a la que tengo pánico!".
*** Siduri respondió: "Gilgamesh, ¿a dónde estás
deambulando? La vida que buscas no la encontrarás. Cuando
los elohim celestiales crearon a los seres humanos, guardaron
la vida eterna para ellos mismos y nos dieron la muerte".
*** "Entonces, Gilgamesh, acepta tu destino", aconsejó
Siduri. "Cada día , lava tu cabeza, baña tu cuerpo y viste ropa
que sea relucientemente fresca. Llena tu estómago con
alimento sabroso. Juega, canta, baila y sé feliz tanto de día
como de noche. Disfruta en los placeres que tu esposa te
traiga, y quiere mucho al pequeño niño que sostienes en tu
mano. Haz cada día de tu vida un festín de regocijo! Esta es la
tarea que los elohim han preparado para todos los seres
humanos. Ésta es la vida que tú debes buscar, porque ésta es
la mejor vida que un mortal puede esperar conquistar".
*** "Tú puedes haberme dado sabio consejo, Ninfa", respondió
Gilgamesh. "Sin embargo, dime, cuál es el camino a
Utanapishtim, el Lejano? Al vivir en la orilla del mar como lo
haces tú, debes ser capaz de decirme los signos que marcan
el camino. Si es necesario, yo cruzaré el profundo mar. De otro
modo, continuaré deambulando como un cazador sobre el
llano cubierto de pasto y el desierto abrasador".

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*** Siduri respondió: "¡Gilgamesh, no hay forma de cruzar este
profundo mar! Desde el principio del tiempo, nadie que ha
venido acá ha sido capaz de recorrer sobre estas aguas".
*** Luego Siduri añadió: "He pensado en una posibilidad.
Quizás Urshanabi, el barquero de Utanapishtim estaría
dispuesto a ayudarte. Él posee figuras de piedra sagradas, las
que guarda en el bosque. Si te permitiera acompañarle, te
aconsejo cruzar el profundo mar con él. Si no, debes retirarte
y retornar a la amurallada ciudad de Uruk".
*** Cuando Gilgamesh escuchó estas palabras, su corazón fue
inundado por la rabia. Sacó la daga de su cinturón y levantó el
hacha en su mano. Entró al bosque y buscó amenazar al
barquero que poseía las sagradas figuras de piedra. Encontró
las sagradas imágenes, pero no al barquero. Se aproximó a las
imágenes tan directo como el vuelo e una flecha y en su rabia
las hizo añicos.
*** Urshanabi, quien estaba cerca, vio el brillo de la daga de
Gilgamesh y escuchó el sonido de la destrucción. Corrió donde
Gilgamesh y preguntó: "¿Quién eres tú y qué estás haciendo
aquí? ¿Por qué luces como un viajero de muy lejos con los
estragos del calor y el frío marchitos en tu rostro?"
*** Gilgamesh respondió: "¡Tú debes ser Urshanabi!
Gilgamesh es mi nombre, y soy rey de la amurallada ciudad de
Uruk. He cruzado las montañas desde el este, como el sol
asciende, y he recorrido un largo camino. Mi amigo, a quien
caramente amé, ha vuelto a la arcilla. Yo tengo miedo de que
con el tiempo, yo también tenga que colocar mi cabeza en el
corazón de la tierra y dormir el sueño sin fin".
*** "Urshanabi, muéstrame el camino a Utanapishtim, el
Lejano!" Gilgamesh suplicó. "Si es necesario, cruzaré el
profundo mar. De otro modo, continuaré deambulando como

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un cazador sobre el llano cubierto de hierba y el desierto
abrasador. Oh, Urshanabi, llévame a Utanapishtim!"
*** Urshanabi respondió: "Tus enojadas manos han
obstaculizado el viaje por mar. En tu rabia, has destruido las
sagradas imágenes de piedra que me capacitan para cruzar el
profundo mar sin tocar las aguas de la muerte. Ve al bosque,
corta 120 pértigas, cada una de 100 pies de largo y traemelas".
*** Gilgamesh tomó la daga de su cinturón, levantó el hacha en
su mano, y fue al bosque. Después de que hubo retornado a
Urshanabi con las pértigas, los dos hombres subieron al bote,
lo lanzaron a las olas del profundo mar y se fueron a la deriva.
En tres días días cubrieron la distancia que habría tomado a
otra embarcación un mes y medio. Luego se encontraron ellos
mismos en las aguas de la muerte.
*** Urshanabi dijo a Gilgamesh: "Toma una de las pértigas y
empújanos hacia adelante, pero cuida de que tus manos no
toquen las aguas de la muerte".
*** Gilgamesh podía usar cada pértiga sólo una vez si deseaba
mantener su mano completamente seca. Entonces no pasó
mucho tiempo antes de que haya usado las 120 pértigas.
Luego él subió su túnica y la sostuvo en lo alto como una vela.
*** Mientras ellos estuvieron navegando en las aguas de la
muerte, Utanapishtim los espiaba lejos, a la distancia. ¿Por
qué han sido quebradas las sagradas imágenes de piedra del
bote?" se preguntaba. "¿Por qué está paseando en el bote
alguien que no es su amo?"
*** Cuando el bote llegó a tierra, Utanapishtim, el Lejano, miró
a Gilgamesh y dijo: "¿Quién eres tú, y por qué has venido aquí?
Y dime, ¿por qué están tus mejillas tan pálidas y tu rostro tan
demacrado? ¿Por qué luces como un viajero de lejos, con los
estragos del calor y el frío marchitos en tu cara? ¿Por qué la

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pena rasga tu corazón y el miedo carcome tu estómago? ¿Y
por qué deambulas por el llano cubierto de pasto y el desierto
abrasador buscando la casa del viento?"
*** Gilgamesh respondió: "Mi nombre es Gilgamesh, y soy rey
de la amurallada ciudad de Uruk. He cruzado las montañas
desde el este, como el sol asciende, y he atravezado un largo
camino. ¿Por qué mis mejillas no deben estar pálidas y mi
rostro demacrado? ¿Por qué no debo lucir como un viajero de
lejos, con los estragos del calor y el frío marchitos en mi rostro?
¿Por qué mi corazón no debe rasgado con la pena y mi
estómago carcomido por el miedo? ¿Y por qué no debo
deambular por el llano cubierto de pasto y el desierto abrasador
buscando la casa del viento?"
*** "Enkidu, mi querido amigo, quien persiguió las criaturas
salvajes de las colinas y las panteras del llano, quien escaló
las montañas conmigo, quien conmigo resistió toda clase de
penurias y ayudóme a conquistar todas las cosas, quien me
ayudó a coger y sacrificar al Toro del Cielo y derrocar y matar
a Humbaba en el Bosque del Cedro, Enkidu, a quien yo
caramente amé, ha encontrado el destino de todos los seres
humanos".
*** Gilgamesh continuó: "Yo lloré sobre el cuerpo de Enkidu
por siete días y siete noches. Esperaba que mi pena y mis
plegarias lo despertaran de su sueño sin fin. La muerte de mi
amigo pesa fuertemente sobre mi corazón. Desde que Enkidu
murió, he sentido que él tomó mi vida consigo en su viaje a la
Casa de la Oscuridad y el Polvo".
*** "¡Porque Enkidu ha muerto, temo mi propia muerte! ¿Cómo
puedo entonces permanecer en silencio? ¿Cómo puedo
entonces estar quieto? ¡Mi amigo, a quien caramente amé, ha
retornado a la arcilla! Con el tiempo, ¿debo yo también colocar

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mi cabeza en el corazón de la tierra, donde no hay estrellas ni
sol, y dormir el sueño sin fin?"
*** "Mis ojos han visto poco de dulce sueño, y mis
articulaciones han sentido mucho dolor", concluyó
Gilgamesh. "He gritado como un cazador sobre todas las
tierras, incluyendo los llanos cubiertos de pasto y el desierto
abrasador. He cruzado altas montañas y mares picados para
venir cara a cara contigo, Utanapishtim. Deseo hablar contigo
acerca de la vida y la muerte. Sé que tú has encontrado vida
eterna y te has unido a la asamblea de los elohim. Yo también
deseo vivir en la tierra para siempre. ¡Enséñame lo que tú
sabes, para que pueda yo vivir como vives tú!"
*** Utanapishtim, el Lejano, respondió: "Oh, Gilgamesh,
¿construimos una casa que durará para siempre? ¿sellamos
las disputas para siempre? ¿Los hermanos se dividen la
propiedad en partes iguales para siempre? ¿Perdura el odio
para siempre? ¿El río se eleva e inunda sus orillas para
siempre? ¿No debe uno experimentar la muerte? Desde
tiempos antiguos, nada ha sido permanente. El pastor y el
noble tienen un destino idéntico —la muerte".
*** Utanapishtim concluyó: "Cuando los elohim celestiales se
reúnen en asamblea, ellos decretan el destino de cada ser
humano. Los elohim determinan tanto la vida y la muerte para
cada ser humano, pero no revelan el día de la muerte de
alguien [en particular]".

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Utanapishtim cuenta a Gilgamesh acerca del gran diluvio:
cómo sucedió, cómo fue y cómo él sobrevivió.
*** Gilgamesh dijo al Lejano: "Sé que tú puedes vivir para
siempre, Utanapishtim, pero tus facciones lucen similares a las
mías. Nada en ti parece extraño; tú te pareces a mí en cada
forma. Yo había esperado que tú desearías batallar, pero aquí
estás, tumbado ociosamente sobre tu dorso. Pareces sentiros
como yo no más interesado en competencias con la espada o
con el arco. Dime, cómo adquiriste vida eterna? Cómo te uniste
a la asamblea de los elohim celestiales?"
*** Utanapishtim respondió: "Gilgamesh, te revelaré un secreto
de los elohim". Y así empezó su historia.
*** Tú estás familiarizado con la ciudad de Shuruppak, en las
orillas del Río Éufrates. Cuando tanto la ciudad misma como
los elohim dentro de ésta eran ya viejos, los elohim decidieron
traer un gran diluvio. Enlil, regente de todos los elohim, los
convocó en asamblea.
*** "La gente que vive en la ancha tierra ha llegado a ser
numerosa más allá de la cuenta, y es muy ruidosa", se
quejó. "La tierra brama como una manada de bueyes salvajes.
El clamor de los seres humanos disturba mi sueño. Entonces,
quiero que Adad provoque pesadas lluvias para llover a
cántaros sobre la tierra, tanto de día como de noche. Quiero
que un gran diluvio venga como un ladrón sobre la tierra, robe
el alimento de esta gente, y destruya sus vidas".
*** Ishtar apoyó a Enlil en su deseo de destruir a toda la
humanidad, y luego todos los otros elohim estuvieron de
acuerdo con su plan. Sin embargo, Ea no estaba de acuerdo
en su corazón. Él había ayudado a los seres humanos a
sobrevivir en la tierra creando ricos prados y tierras de cultivo.
Les había enseñado cómo arar la tierra y cómo cultivar grano.
Porque él los amaba, ideó un ingenioso plan.

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*** Cuando Ea escuchó el plan de Enlil, aparecióseme en un
sueño y dijo: "Mantente por la pared de tu cabaña de junco, y
allí te hablaré. Acepta mis palabras y escucha cuidadosamente
mis instrucciones. Te revelaré una tarea para ti".
*** Me encontré muy despierto, con el mensaje de Ea
claramente grabado en mi mente. Entonces descendí a la
cabaña de junco y permanecí con mi oído en la pared como el
elohim había ordenado. "Utanapishtim, rey de Shuruppak", dijo
una voz. "¡Escucha mis palabras y considéralas
cuidadosamente! Los elohim celestiales han decretado que
una gran tormenta provocará un poderoso diluvio. Este diluvio
devorará los centros de culto y destruirá a todos los seres
humanos. Tanto los reyes como la gente a la que ellos
gobiernan llegarán a un desastroso final. Por orden de Enlil, la
asamblea de los elohim ha tomado esta decisión".
*** "Entonces", Ea continuó, "Deseo que abandones tus
posesiones mundanas en orden a preservar tu vida. Debes
desmantelar tu casa y construir un barco gigante, un arca que
debes llamar Preservadora de Vida".
*** "Asegúrate de que las dimensiones del barco sean iguales
en longitud y ancho", Ea aconsejó. "Constrúyelo de madera
sólida para que los rayos de Shamash no brillen en él. Ten
cuidado de sellar bien la estructura. Lleva a bordo a tu esposa,
tu familia, tus parientes y a los artesanos de tu ciudad. Trae tu
grano y todas tus posesiones y bienes. Lleva a bordo la semilla
de todas las cosas vivas, tanto las bestias del campo como las
aves de los cielos. Más tarde, te diré cuándo embarcar y sellar
la puerta".
*** Yo respondí: "Ea, mi señor, haré como has ordenado. Sin
embargo, Yo nunca he construido un barco. Traza un diseño
de este arca en el suelo para mí, para que yo pueda seguir tu

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plan. Y cuando la gente de Shuruppak me pregunte qué estoy
haciendo, ¿cómo responderé?"
*** Ea entonces respondióme a mí, su sirviente: "Estoy
trazando el diseño del barco en el suelo para ti como has
pedido. En cuanto a la gente de Shuruppak, diles: 'He
aprendido que Enlil me odia, entonces no puedo vivir más en
vuestra ciudad, ni puedo colocar mis pies en ningún lugar en el
territorio de ese elohim. Entonces, bajaré a las profundidades
y viviré con mi señor Ea. Sin embargo, Enlil pretende regaros
en abundancia. Después de una tarde tempestuosa,
encontrarán las más inusuales aves y peces, y su tierra será
llenada con ricas cosechas'".
*** Con el primer resplandor del amanecer, empecé a construir
mi barco gigante. La gente de Shuruppak se reunió alrededor
de mi con gran interés. Los niños pequeños cargaban los
materiales de sellado, mientras los otros traían madera y todo
lo demás que necesitara. Al final del quinto día de ardua labor,
había construido el armazón de mi barco. El espacio del suelo
medía un acre completo. La longitud, el ancho y la altura medía
cada uno 200 pies.
*** Yo dividí la altura del arca para que el interior tuviera siete
pisos, y dividí cada nivel en nueve secciones. Martillé tapones
de agua en ésta y almacené provisiones. Hice la embarcación
impermeable. Todos los días mataba ganado y ovejas para la
gente y agasajábamos a los trabajadores con vino rojo, vino
blanco y aceite, como si fueran agua del Éufrates. ¡Celebramos
cada día como si fuera un gran feriado!
*** Finalmente, al séptimo día completé mis preparativos y
trasladé el barco al agua. Cuando las dos terceras partes del
barco habían entrado en el agua, cargué en él cualquier cosa
sobrante que pretendía llevar conmigo. Esto incluyó la plata y
el oro que poseía y las cosas vivas que tenía. Puse a bordo a

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mi familia y parientes. Puse a bordo a todos los artesanos.
Puse a bordo a los animales del campo, tanto salvajes como
domésticos.
*** Ea me había dado un tiempo por el cual yo tenía que estar
listo para partir. Él me había dicho: "Cuando Adad cause que
los cielos se oscurezcan con terribles nubes tormentosas, sube
a bordo y sella la entrada".
*** Entonces miré los cielos atentamente. Cuando éstos
parecían aterradores con la lobreguez de una inminente
tormenta, subí a bordo y sellé la entrada con arcilla. Mucho
tiempo antes de que la tormenta empezara a bramar sobre
nosotros, soltamos amarras y nos preparamos para dejar que
el mar nos transporte por doquier.
*** La gente de la tierra miró, desconcertada y calma, como
Adad tornó todo lo que había sido luz en oscuridad. El
poderoso viento del sur sopló a su lado, uniendo el huracán, el
tornado y la tormenta. Sopló por un día completo,
incrementando velocidad cuando viajaba, y haciendo añicos la
tierra como una vasija de arcilla.
*** Para observar la catástrofe los elohim celestiales elevaron
sus antorchas para que la tierra pudiera arder con luz. Pero el
viento huracanado bramó furiosamente sobre la tierra como
una batalla. Esto produjo un diluvio que sepultó las montañas
y amortajó a la gente. Ninguna persona pudo ver a otra, y los
elohim mirando desde el cielo no pudieron encontrarlos
tampoco. Su ataque arrasó la tierra, matando a todas las
criaturas vivientes y aplastando cualquier otra cosa que
quedaba.
*** Cuando los elohim celestiales miraron llover a cántaros las
aguas diluviales y destruir todas las cosas que habitaban la
tierra, ellos también se atemorizaron. Tomaron refugio en su
cielo más elevado, el cielo de Anu. Allí se acuclillaron contra la

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pared exterior, temblando con miedo como perros. Nintu, la
Elohim Madre, lloró por la gente que vivía en la tierra.
*** La elohim Ishtar lloró por las víctimas del diluvio como una
mujer parturienta. "Todo lo que solía existir sobre la tierra in
tiempos de antaño ahora ha vuelto a la arcilla", gimió, "y todo
porque yo añadí mi voz a la de Enlil en la asamblea. ¿Cómo
pude yo estar de acuerdo con la orden de atacar y destruir a
mi gente cuando yo misma les di la vida? Ahora los cuerpos de
mi gente llenan el mar como huevos de pez!"
*** Humillados por la enormidad de su hazaña, los elohim
celestiales lloraron con Ishtar. Por siete días y siete noches el
tormentoso viento del sur bramó sobre la tierra, soplando el
gran diluvio al otro lado de la faz de la tierra. Cada día y cada
noche, los vientos huracanados lanzaban mi barco gigante
salvajemente sobre el mar tumultoso de las aguas diluviales.
Al octavo día, el viento del sur que alimentaba la precipitación
se retiró, y las aguas diluviales se tornaron calmas. El radiante
Shamash se aventuró a salir una vez más. Él propagó sus
rayos arriba sobre los cielos y abajo en la tierra y reveló la
devastación.
*** Cuando mi barco había encallado por un momento, pensé
que sería seguro abrir una escotilla y ver qué había pasado. El
mundo estaba completamente calmo, y la superficie del mar
estaba como un tejado llano. Toda la humanidad excepto
nosotros había vuelto a la arcilla. Yo oteé la extensión de las
aguas del diluvio por un litoral, pero sin éxito.
*** Cuando Shamash trajo sus rayos de luz y calor dentro de
mi barco, yo incliné mi rostro al suelo ante los poderes del
Universo. Ellos habían destruido el mundo, pero habían
salvado mi barco. Me arrodillé con sumisión y respeto ante
Shamash, quien nutre a los seres humanos con sus rayos
sanadores. En gratitud por nuestra supervivencia, sacrifiqué un

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buey y una oveja a los elohim celestiales. Luego me senté y
lloré, dejando que mis lágrimas desciendan libremente por mi
cara.
*** Mi barco flotó sobre las aguas por doce días. Luego, cuando
abrí la escotilla y miré fuera, lejos a la distancia en cada una
de las catorce regiones una cordillera había emergido desde
las aguas circundantes. A su tiempo mi barco llegó a encallar
seguro y estable, sobre las laderas del Monte Nisir.
*** Por los primeros siete días, el Monte Nisir sostuvo mi barco
rápido, sin permitir movimiento alguno. Al séptimo día, Yo
liberé una paloma y la despaché. La paloma no pudo encontrar
lugar para posarse y descansar, entonces retornó al barco.
Luego liberé a una golondrina y la despaché. La golondrina no
pudo encontrar lugar para posarse y descansar, entonces
también retornó al barco. Luego liberé a un cuervo y lo
despaché. El cuervo pudo ver que las aguas habían
retrocedido, entonces dio un viro pero a mi barco no retornó.
*** Luego yo liberé todas las cosas vivas y ofrecí un sacrificio
a los elohim celestiales. Monté catorce cálices en la cumbre de
la montaña. Amontoné caña, madera de cedro y mirto en sus
recipientes, y serví una libación a los elohim. Ellos olieron el
dulce aroma y se reunieron alrededor mío como moscas. Me
postré ante Anu y Enlil.
*** Luego llegó Ishtar. Ella levantó el collar de grandes joyas
que su padre, Anu, había creado para complacerla y
dijo: "Elohim celestiales, tan seguro como este collar de joyas
cuelga sobre mi cuello, nunca olvidaré estos días del gran
diluvio. Dejo a todos los elohim excepto Enlil venir a la ofrenda.
Enlil no puede venir, porque sin razón él provocó el diluvio que
destruyó a mi gente".
*** Cuando Enlil vio mi barco, se puso furioso con los otros
elohim. "¿Ha escapado algún ser humano?" gritó. "¡Se

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suponía que nadie iba a sobrevivir al diluvio! ¿Quién permitió
esto?"
*** Ninurta, el elohim guerrero, dijo a Enlil: "No te enojes con
nosotros. Sólo Ea sabe todo. Sólo él pudo haber diseñado tal
arreglo!"
*** Ea entonces dijo a Enlil: "Tú eres el regente de los elohim y
eres sabio. ¿Cómo pudiste provocar tal diluvio sin una razón?
¡Cuelga al pecador responsable por su pecado; castiga a la
persona que transgreda. Pero sé indulgente, para que él no
perezca! ¡En vez de causar el diluvio, habría sido mejor si
hubieras causado que un león o un lobo atacara a los seres
humanos y decrementara su número! ¡En vez causar el diluvio,
habría sido mejor si hubieras causado que la enfermedad
atacara a los seres humanos y decrementara su número! ¡En
vez de causar el diluvio, habría sido mejor si hubieras causado
hambre para conquistar la tierra! ¡Eso habría debilitado a los
seres humanos y decrementado su número!
*** "No fui yo quien reveló el secreto de los grandes
elohim", dijo Ea habilidosamente. "Utanapishtim, el más sabio,
tuvo un sueño en el cual descubrió cómo sobrevivir tu diluvio.
¡Ahora, pues, Enlil, piensa qué hacer con él!"
*** Yo incliné mi rostro a la tierra en señal de temor y sumisión
ante Enlil. Él tomó mi mano, y juntos accedimos a mi barco.
Luego Enlil tomó mi esposa a bordo e hizo que se arrodillara a
mi lado. Él se colocó entre nosotros y tocó nuestras frentes
para bendecirnos.
*** "Hasta ahora", dijo Enlil, "Utanapishtim y su esposa han
sido seres humanos. De aquí en adelante, ellos vivirán como
los elohim celestiales. Yo para ellos he hecho descender
eterno aliento para que, como los elohim, puedan continuar
viviendo por días sin fin. Utanapishtim, el rey de Shuruppak, ha
preservado las semillas de la humanidad y de las plantas y de

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la vida animal. Él y su esposa vivirán lejos al Este, donde
asciende el sol, en la boca del río en la tierra montañosa de
Dilmun".
*** Utanapishtim concluyó la historia de su aventura. "De esta
manera es como sucedió que mi esposa y yo llegamos a ser
como los elohim celestiales y viviremos por días sin fin. El
mismo Enlil nos confirió vida eterna. Pero Gilgamesh, rey de la
amurallada Uruk, a pesar de todo, ¿quién llamará a los elohim
celestiales a asamblea por tu causa para que puedas encontrar
la vida eterna que estás buscando?"

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Utanapishtim desafía a Gilgamesh permanecer sin dormir
por una semana. Cuando Gilgamesh falla la prueba,
Utanapishtim le da una planta mágica y le envía de
regreso a su hogar. Gilgamesh pierde la planta antes de
llegar a Uruk, pero retorna a casa salvo.
*** Utanapishtim, el Lejano, dijo a Gilgamesh: "Si deseas llegar
a ser como los elohim celestiales y vivir por días sin fin, debes
primero poseer la fuerza de un elohim. Aun cuando eres
poderoso, te mostraré que, como todos los seres humanos,
eres débil. Empezando por esta noche, quiero que
permanezcas sobre tus pies y te mantengas despierto por siete
noches y seis días".
*** Gilgamesh obedientemente se acuclilló y trató de
permanecer despierto. A pesar de sus mejores intenciones, el
sueño sopló sobre él como una suave neblina y le conquistó.
*** Utanapishtim dijo a su esposa: "¡Mira a este héroe que
quiere vida eterna! El sueño le sopla como una suave neblina".
*** La esposa de Utanapishtim aconsejó a su marido: "Toca a
Gilgamesh para que él despierte y retorne salvo a su
amurallada ciudad. Ve para esto que él sea capaz de retornar
a su tierra del modo como vino, entrando por la puerta por la
cual salió".
*** El Lejano respondió: "A su tiempo, haré como aconsejas.
Mientras tanto, Gilgamesh tratará de engañarte diciendo que
no ha dormido un ápice. Debemos trazar la prueba de su sueño
para mostrarle cuán débil es en realidad. Cada día, quiero que
le hornees una hogaza de pan y la coloques por su cabeza. Y
registra cuánto duerme poniendo una marca sobre la pared
detrás de él cada día".
*** Así cada día que Gilgamesh durmió, la esposa de
Utanapishtim puso una hogaza de pan por su cabeza e hizo

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una marca por ese día sobre la pared detrás de él. Por la
mañana del séptimo día, Gilgamesh todavía estaba dormido.
Seis hogazas de pan estaban alineados en una columna sobre
su cabeza y había seis marcas sobre la pared. La primera
hogaza se había secado, la segunda se había malogrado, la
tercera se había humedecido, la corteza de la cuarta se había
vuelto blanca, la quinta tenía una formación mohosa, la sexta
todavía estaba fresca en color, y la séptima estaba caliente,
habiendo sido recién removida del horno.
*** Utanapishtim tocó a Gilgamesh cuando su esposa colocó la
séptima hogaza de pan al lado de las otras. Gilgamesh
despertó y dijo: "¡Había apenas caído dormido cuando me
tocaste y me despertaste!"
*** Utanapishtim respondió: "¡Gilgamesh, cuenta las hogazas
de pan por tu cabeza para que te des cuenta cuántos días has
dormido! Tu primera hogaza está seca, la segunda se ha
malogrado, la tercera está húmeda, la corteza de la cuarta se
ha vuelto blanca, la quinta tiene una formación mohosa, la
sexta todavía está fresca en color, y yo te he despertado justo
cuando mi esposa puso la séptima hogaza, todavía caliente del
horno, por tu cabeza".
*** Gilgamesh gimió resignado y dijo: "¿Qué debo hacer
ahora? ¿Dónde iré? ¡Ahora que la Muerte ladrona está
cogiendo mis miembros, sé que la Muerte se oculta en mi
dormitorio y que yo nunca escaparé! ¡Dondequiera que ponga
mis pies, la muerte estará allí conmigo! ¡Nunca llegaré a ser
como los elohim celestiales ni viviré por días sin fin!"
*** Utanapishtim respondió: "No permitas que tu corazón
desespere, Gilgamesh. Es cierto que los elohim celestiales han
decretado que tú, como todos los demás seres humanos, no
puedes vivir por días sin fin. Ellos no te han concedido vida
eterna. Pero Anu, Enlil y Ea te han concedido otros dones".

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*** "El poder para ser insuperable en fuerza ellos te han
concedido. El poder para ser diestro en la lucha ellos te han
concedido. El poder para ser diestro con la espada, la daga, el
arco y el hacha ellos te lo han concedido. El poder para ser
como un diluvio devastador en la batalla ellos te han
concedido. El poder para dirigir combates de los cuales nadie
puede escapar ellos te han concedido".
*** "El poder para no ser rivalizado en heroismo ellos te han
concedido. El poder para coger y sacrificar al Toro del Cielo
ellos te han concedido. El poder para entrar al Bosque del
Cedro en la tierra de los vivientes, derrocar y matar a Humbaba
y talar los cedros ellos te han concedido. El poder para hacer
el viaje largo, difícil y peligroso en pos de encontrarte conmigo
ellos te han concedido".
*** "Y como si el poder y heroísmo no fueran suficientes dones,
el poder ser supremo entre los seres humanos ellos te han
concedido. El poder gobernar a tu pueblo como rey y ser el
más grande de los líderes ellos te han concedido. El poder para
traer luz u oscuridad sobre tu pueblo ellos te han concedido. El
poder de liberar personas o esclavizarlas ellos te han
concedido. El poder de enseñar a tu gente y conducirlos a la
sabiduría ellos te han concedido".
*** "Entonces", aconsejó Utanapishtim, "desecha el temor y la
pena. Regocíjate en tu corazón del hecho que los elohim
celestiales te aman y sobre ti han sonreído".
*** Utanapishtim se dirigió luego a su barquero y
dijo: "Urshanabi, lleva a Gilgamesh al lugar del lavado para que
él pueda asearse. Deja que lave su largo cabello hasta que
esté tan limpio como la nieve. Deja que remueva sus pieles
animales y deja que el mar profundo se las lleve, para que
pueda verse su bella apariencia. Deja que reemplace la banda
alrededor de su cabeza con una nueva, y déjale vestir una

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nueva capa para cubrir su desnudez. Luego acompánale en su
viaje de retorno a la amurallada Uruk".
*** Urshanabi cuidó de Gilgamesh como el Lejano había
indicado. Cuando Gilgamesh estaba limpio y vestido con
nuevas prendas, los dos montaron el bote de Urshanabi y
prepararon su partida.
*** La mujer de Utanapishtim dijo entonces: "Gilgamesh hizo
un viaje largo, difícil y peligroso para encontrarse contigo.
Como aprecio a su esfuerzo, ¿qué regalo le darás para llevarlo
consigo a su ciudad?"
*** Utanapishtim pidió a Urshanabi traer el bote cerca a la orilla.
Luego dijo: "Gilgamesh, porque tú has hecho un viaje largo,
difícil y peligroso para encontrarte conmigo, te enviaré de
regreso a la amurallada Uruk con una cosa secreta creada por
los elohim celestiales. La planta que ves creciendo allí en la
profundidad del agua es como la rosa. Sus espinas hincarán
tus manos cuando trates de levantarla. Sin embargo, si puedes
recoger la planta, tendrás en tus manos el don de la juventud
eterna. Esta planta no puede hacer que vivas para siempre,
pero te mantendrá joven y fuerte todos los días de tu vida".
*** Gilgamesh respondió: "Puedo recoger la planta si me das
dos pìedras pesadas". Él ató una piedra a cada uno de sus pies
y colocó su daga entredientes. Usando una pértiga para
empujar el bote en el agua profunda cerca de la planta, saltó
por la borda. Las piedras jalaron su cuerpo hacia abajo en el
agua profunda donde pudo alcanzar la planta. Él la recogió
satisfactoriamente aun cuando ésta hincó sus manos. Luego
cortó las piedras pesadas de sus pies y dejó que que el agua
lo suba a la superficie del mar.
*** Gilgamesh subió al bote una vez más, colocó la planta en
lugar seguro y partió con Urshanabi. Ellos cruzaron las aguas

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de la muerte con éxito; en tres días más cubrieron la distancia
que habría tomado a otra embarcación un mes y medio.
*** Llegado el tiempo vieron la casita de Siduri y supieron que
la primera parte de su viaje estaba atrás. Estando cansados y
hambrientos, guiaron el bote a una atractiva playa y
desembarcaron allí.
*** Para proteger su planta, Gilgamesh la removió del bote y
cargó con ella. Él deambuló sobre la tierra, disfrutando la
libertad de movilizarse en suelo firme y estirando sus piernas.
Persiguió una corriente de agua fresca tierra adentro hasta que
formó una piscina. Allí puso la planta sobre el suelo junto con
sus ropas y fue a darse un refrescante baño.
*** Una serpiente en el agua olió la atractiva fragancia de la
planta. Ascendió vacilante a la orilla, sostuvo la planta con su
boca y la transportó de vuelta al agua. Cuando retornó al
líquido elemento, mudó su piel, emergiendo con una apariencia
más joven y fresca.
*** Al tiempo que Gilgamesh se dio cuenta de lo que había
pasado, era muy tarde para salvar la planta. Él se sentó y lloró.
Luego tomó la mano de Urshanabi y dijo: "¿Para quién han
trabajado mis manos? ¿Para quién trabaja la sangre de mi
corazón? Nada he obtenido para mí mismo. ¡Sólo he ayudado
a la serpiente! ¡Ahora la marea transportará la planta de retorno
a las profundidades del mar!"
*** Después de sosegarse Gilgamesh continuó: "Dado que es
imposible recuperar la planta, debo resignarme a mi pérdida.
Dejaremos el bote en la playa como habíamos planeado y
continuaremos nuestro viaje por tierra hacia la amurallada
Uruk".
*** Cuando hubieron caminado sesenta millas, se detuvieron
para comer. Después de otras noventa millas, se prepararon

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para pasar la noche. Después de muchos días y noches vieron
las fuertes paredes de Uruk a la distancia. Cuando caminaban
hacia la ciudad, Gilgamesh explicó a Urshnabi: "Uruk está
compuesta de cuatro secciones: la ciudad, las huertas, las
tierras fronterizas y el recinto del Templo de Anu e Ishtar".
*** Cuando ingresaron por las puertas, Gilgamesh
dijo: "Urshanabi, quiero que observes las fuertes paredes de
nuestra ciudad de Uruk. Yo construí estas paredes sobre una
base creada en tiempos antiguos por los siete sabios, quienes
trajeron gran conocimiento a nuestra tierra. La cumbre de
nuestra pared exterior brilla con el resplandor del cobre, pero
está hecha de ladrillo cocido. Ahora estudia las paredes
interiores de nuestra ciudad. Examina el fino enladrillado.
¡Estas paredes, también, superan a todas las demás! ¡Ningún
ser humano, ni siquiera un rey, será alguna vez capaz de
construir paredes más impresionantes que las que yo he
construido alrededor de nuestra ciudad de Uruk! Ahora
aproxímate al majestuoso Templo de Anu e Ishtar. ¡Ningún
mortal, ni siquiera un rey, será alguna vez capaz de construir
una estructura tan hermosa como la que yo he creado! ¡Sube
y camina sobre las paredes de Uruk. Examina el fino
enladrillado. Admira el majestuoso templo de Anu e Ishtar. Mira
fijamente uno de los supremos logros del hombre!
*** Gilgamesh grabó estos viajes y estos pensamientos sobre
tabletas de piedra y colocó estas tabletas sobre las fuertes
paredes de Uruk para que su gente pudiera ganar sabiduría y
recordarle.

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