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Un joven apuesto y privilegiado cree que puede permitirse cualquier cosa. Tala un
bosque protegido y también ofende a una ardiente admiradora. Esta se venga y lleva a la
muerte al amigo de su amado. Ahora el joven es consciente de su propia mortalidad y va
en busca de la vida eterna. La epopeya de Gilgamesh tiene casi cinco mil años de
antigüedad y es, por tanto, el poema más antiguo que se conoce. La epopeya sobre el
inquieto rey se remonta a la época en que los sumerios fundaron en Mesopotamia las
primeras ciudades de la humanidad e inventaron la escritura. La historia de Gilgamesh
sobrevivió al auge y la caída de innumerables civilizaciones, idiomas y formas de
escritura. Bajo un nombre cambiado, naufragó con su arca en el Antiguo Testamento y
hoy la vanguardia le rinde homenaje como el primer héroe homosexual de la historia.
Lo que le queda prohibido en la epopeya –la inmortalidad– lo logra en la memoria
colectiva. Ha soportado sorprendentemente bien su viaje milenario, incluso sin la
necesidad de curas rejuvenecedoras artificiales.
Resumen
Gilgamesh y Enkidu
Gilgamesh, el rey de la ciudad de Uruk, es dos tercios dios y un tercio humano. Es el
hombre más grande y hermoso del mundo. Su barba brilla como el lapislázuli y su
cabello crece tan grueso como el grano. Pero Gilgamesh se comporta como un tirano
con sus súbditos y obliga a los jóvenes a trabajar como siervos. Los hijos no vuelven a
ver a sus padres, las hijas son separadas de sus madres y las vírgenes, de sus amados. La
gente ruega a los dioses que creen un rival de la misma clase para Gilgamesh.
“Gilgamesh, que vio las profundidades, la fundación de la tierra, que conoció los confines
remotos, lo entiende todo””.
El primer combate
Mientras tanto, Gilgamesh le relata a su madre sabia, Ninsun, dos sueños. Primero, un
meteorito cayó del cielo y todo el país se reunió a su alrededor. Después, había un hacha
en la calle de Uruk y, de nuevo, mucha gente se reunió a su alrededor. Él había
levantado y acariciado ambos y había puesto el meteorito y el hacha a los pies de su
madre. Ninsun le profetiza a su hijo que conseguirá un amigo fuerte y sus consecuencias
serán enormes. Ella lo tratará como si fuese su propio hijo.
“Durante seis días y siete noches Enkidu se levantó y cohabitó con Shamhat hasta que se sació
de disfrutar de ella””.
La muerte de Humbaba
Asombrados, Gilgamesh y Enkidu están frente a los cedros inconcebiblemente altos.
Frente a la montaña de los cedros está la morada de los dioses. Humbaba aparece e
insulta a Enkidu, llamándolo “engendro de una tortuga que no bebió leche materna”. Al
mismo tiempo, pisa el suelo con tanta fuerza que la tierra se divide y se apila para
formar montañas. Caen rocas sobre los dos amigos hasta que Shamash envía una gran
tormenta con 13 vientos. Ahora Humbaba está indefenso ante las armas de Gilgamesh.
Le ruega a Gilgamesh y luego a Enkidu que le perdonen la vida. Es en vano.
Entonces, Humbaba se incorpora una vez más y los maldice: “¡No llegarán a viejos los
dos!” vociferó, antes de que Gilgamesh le corte el cuello con la espada y Enkidu le
arranque los pulmones. Al final, Gilgamesh tira los árboles. De un cedro
particularmente alto, hacen una puerta para el templo de Nippur. Construyen una balsa,
ponen la puerta encima y la transportan a la ciudad por el río Éufrates.
Amor avergonzado
Gilgamesh se lavó el cabello enmarañado, se vistió con ropa limpia y se puso su corona.
Entonces, la diosa Ishtar se da cuenta de su belleza. Si se casa con ella, le promete
carros de oro, todas las riquezas imaginables, así como múltiples partos de sus cabras y
ovejas. Pero Gilgamesh la rechaza y la insulta, con burla. Ishtar echa espuma de rabia y
le pide a su padre Anu que lance el Toro del Cielo contra Gilgamesh. Anu le da la guía
y ella conduce al toro a la tierra. De inmediato, el bosque se seca, el nivel del agua del
río desciende amenazadoramente y el resoplido del enorme animal produce pozos tan
profundos que 200 jóvenes de Uruk caen en él. Pero Enkidu solo se hunde hasta las
caderas. Salta fuera y agarra al toro por los cuernos, que de nuevo arroja espuma y le
lanza estiércol con la cola. Enkidu coge al animal por la cola y pone su pie en sus
cuartos traseros, mientras Gilgamesh lo mata. Le arrancan el corazón al toro y se lo
ofrendan a Shamash.
La despedida de Enkidu
En la noche, Enkidu se despierta de un sueño terrible: la asamblea de dioses los condenó
a él y a Gilgamesh por haber matado a Humbaba y al Toro del Cielo. Pero Enil, el rey
de los dioses, determina que solo Enkidu debe morir. Después, Enkidu maldice la puerta
que donó a los dioses que ahora tramitan su extinción. Gilgamesh intenta tranquilizarlo.
Promete orar a los dioses y sacrificar una estatua de oro de Enkidu para que lo
perdonen. Pero su amigo ya se dio por vencido: no tiene sentido luchar contra el
destino. Ahora maldice al cazador y a Shamhat, que lo arrancaron de la comunidad de
animales. Shamash hace reflexionar al iracundo: ¿no le dio la prostituta una cerveza y lo
vistió con ropas nobles? ¿Y no le ofreció Gilgamesh un lecho de honor? Doce días
después, Enkidu llama a Gilgamesh, se queja de su final sin gloria y muere.
Tiempo
En cualquier caso, Gilgamesh aparece en las listas de reyes
sumerios como el quinto gobernante de la I Dinastía de Uruk,
que habría reinado, de ser esto cierto, en torno al 2750 a. C.
por un período de tiempo (126 años) tan longevo como
improbable.