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-Marta que tengas paz y que Jehová te dé consuelo por el profundo dolor que sientes.
Marta: Gracias Felipe. Gracias a todos. Señor, si hubieras estado aquí mi hermano no habría muerto. Pero sé que
Dios te dará cualquier cosa que le pidas.
Jesús: Yo soy la resurrección y la vida el que ejerce fe en mi aunque muera llegará a vivir ¿crees en eso?.
Marta: Si señor, creo que eres el Cristo el hijo de Dios, aquel que viene al mundo.
Jesús: Marta mi hermana, mi padre celestial te bendecirá porque tienes fe. Pero ¿dónde está María?.
Jesús: (Jesús después de gemir, cede a las lágrimas) ¿Dónde lo han puesto?.
Narrador: Lázaro llevaba muerto 4 días. Habían preparado su cuerpo con cuidado para enterrarlo
según las costumbres judías. Pero no lo habían embalsamado cómo hacían los egipcios. Así que ya
había empezado a descomponerse. Aún así, Marta y María tenían fe en el poder de Jesús. Sabían
más allá de toda duda que Jesús era el Mesías. De modo que lo llevaron a la cueva donde habían
puesto a Lázaro. La entrada estaba sellada con una gran piedra.
-Por favor guarden silencio escuchemos lo que van a decir el señor Jesús.
Jesús: ¿No te dije que si creías verías la gloria de Dios?. Padre te doy gracias porque me has oído.
Cierto, yo sé que siempre me oyes. Pero hablé para que la muchedumbre que está de pie aquí crea
que tú me enviaste. ¡Lázaro, sal! Quítenle las vendas.