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En México una educación inclusiva es la que se lleva a cabo por parte de la SEP en

México, especialmente para los miles de niños y jóvenes en la región con alguna
discapacidad.

La probabilidad de asistir a la escuela para los niños entre 6 y 11 años con discapacidades
es 8 puntos porcentuales mayor respecto a los niños sin discapacidades. Y en la
secundaria, esta brecha sólo se acentúa. La brecha es mayor en las tasas de graduación
que en las tasas de asistencia: Las personas con discapacidad ahora tienen una
probabilidad mayor de graduarse de secundaria frente a sus pares, con una brecha de 13
puntos porcentuales en promedio. Esto implica que más de la mitad de los estudiantes con
discapacidad podrá a largo plazo terminar la secundaria.

Trabajando hombro con hombro con niños y jóvenes con discapacidades que no pueden
acceder a una escuela, muchos de los que asisten son ahora ya incluidos en los procesos
de enseñanza y aprendizaje, pues la educación vía TV Abierta tiene maestros capacitados
y ajustes razonables que permiten su participación plena.

Es decir, a pesar del marco normativo ofrecido por la Convención sobre los Derechos de
las Personas con Discapacidad de 2006, que abarca a todos los países de la región, y de
los esfuerzos de muchos países por mejorar las oportunidades de las personas con
discapacidad, muchas niños, niñas y jóvenes con discapacidad al menos en México, han
aumentado.

Examinando cuál es el estado de la inclusión en los sistemas educativos de América Latina


y el Caribe, los resultados de los censos en los ocho países estudiados muestran que el
acceso a educación varía de acuerdo con la presencia de una discapacidad.

La evidencia muestra una brecha considerable en lo general al alza en la asistencia escolar


entre personas con y sin discapacidad en los niños de 6 a 11 años y los jóvenes de 12 a 17
años.La brecha promedio de asistencia de niños de 6 a 11 años es de 8,5 puntos
porcentuales, y, por otra parte, en los jóvenes de 12 a 17 años, esta brecha es un poco
mayor: 10 puntos porcentuales en promedio.

Los varones con discapacidades en general tenían las tasas más bajas de asistencia de
todos los grupos demográficos. Además, comparando los resultados usando los censos
2019 y las encuestas de hogares encontramos que las brechas se han cerrado.
Sólo dos países muestran fuertes señales de inclusión en secundaria son México y Chile,
ya que son los únicos países en los cuales se presentan brechas menores a 5 puntos
porcentuales usando diferentes medidas de discapacidad.

https://www.cronica.com.mx/opinion/educacion-inclusion.html

Viernes 23.02.2024 - 15:14

En México los excluidos de la educación son un ejército enorme de infantes marcados por
su origen: niños con discapacidades físicas, rezagos mentales, problemas de conducta, de
aprendizaje lento, carencias cognitivas o socio-afectivas, sin dominio suficiente del español,
pobres, desnutridos, mal vestidos … son los olvidados, o los maltratados a quienes la
escuela debe prestar atención.
El problema a enfrentar es vasto y complejo: el objetivo es asegurar el acceso de todos a
una educación de calidad, sobre bases de igualdad, y promover sus posibilidades de
aprendizaje a lo largo de la vida. Se trata de acelerar los esfuerzos de las autoridades y
declarar un combate abierto contra todas las formas de exclusión y marginalización, así
como contra las disparidades de participación y de resultados de aprendizaje.

La preocupación por la inclusión ha evolucionado: pasó de ser una batalla en nombre de


los niños con “necesidades especiales” a una lucha contra todas las políticas y prácticas
que excluyen. En la actualidad la educación inclusiva implica reflexionar sobre los cambios
a realizar dentro del sistema educativo para que respondan eficazmente a la diversidad de
los alumnos –diversidad que debe considerarse como un recurso más que como un
problema.

Se trata de lanzar un programa complejo y extenso: actuar de manera prioritaria sobre el


desarrollo de los niños en su primera infancia (de 3-0 años) mediante acciones de
formación a los padres de familia para disminuir las desigualdades en el acceso inicial a la
escuela; de apoyar económicamente a las familias para que mantengan a sus hijos en la
escuela; de reorientar la formación de los docentes para que aprendan a actuar frente a la
diversidad; contar con apoyos profesionales, como psicólogos y trabajadores sociales,
cerca del aula; ­desarrollar planes de estudio inclusivos que se propongan lograr el
desarrollo cognitivo, afectivo, social y creativo del estudiante; adoptar una pedagogía
diferenciada y métodos de evaluación apropiados.

La inclusión en educación tiene antecedentes históricos diversos (el movimiento en favor


de los derechos civiles de Estados Unidos, el movimiento escandinavo para la
normalización en los servicios sociales, el movimiento europeo que cuestionó la educación
especial) movimientos que cristalizaron en diversos acuerdos internacionales. Pero hay
una serie de valores y creencias que le prestan sustento: entre los más evocados debe
citarse la diversidad y el respeto a las diferencias, así como la unicidad de cada aprendiz.
Dentro de la comunidad escolar, un valor de referencia es la cooperación en la tarea
común, aportar cada uno, ayudar desinteresadamente. Finalmente, el reconocimiento a la
alteridad (la parte que juega el otro en la construcción del sí) y la pertenencia de todos a
una comunidad de aprendizaje. Una comunidad es un grupo que ha aprendido a trascender
sus diferencias individuales.

https://www.cronica.com.mx/notas-la_educacion_inclusiva-1099027-2018.html

Viernes 23.02.2024 - 15:17


Crónica de la inclusión: Un camino hacia la igualdad

Un mundo diverso: Desde el alba de la humanidad, la diversidad ha sido una característica


inherente a la raza humana. Culturas, religiones, idiomas, capacidades, formas de pensar y
de sentir; la riqueza del mundo reside en su variedad. Sin embargo, a lo largo de la historia,
la discriminación y la exclusión han marcado las relaciones entre los seres humanos.

La lucha por la igualdad: A partir del siglo XX, movimientos sociales como el feminismo, la
lucha por los derechos civiles y la defensa de las personas con discapacidad han
impulsado un cambio de paradigma. La inclusión se ha convertido en un concepto
fundamental para construir una sociedad más justa y equitativa.

Avanzando hacia la inclusión: En las últimas décadas, se han logrado avances


significativos en materia de inclusión. Las leyes y políticas públicas han incorporado el
principio de igualdad de oportunidades para todos, independientemente de su origen,
género, religión, orientación sexual o capacidades.

Educación inclusiva: La escuela es un espacio fundamental para promover la inclusión.


Adaptar el curriculum a las necesidades de cada estudiante, fomentar la diversidad en las
aulas y crear un ambiente de respeto y tolerancia son pilares para una educación inclusiva.

Espacios accesibles: La accesibilidad física y comunicativa es fundamental para que todas


las personas puedan participar en la sociedad de forma plena. Eliminar barreras
arquitectónicas, garantizar la accesibilidad a la información y la comunicación en diferentes
formatos son pasos necesarios para construir un mundo más inclusivo.

Desafíos por delante: A pesar de los avances, aún queda un largo camino por recorrer. La
discriminación y la exclusión siguen presentes en muchos ámbitos de la vida social. Es
necesario seguir trabajando para eliminar las barreras que aún persisten y construir una
sociedad donde todas las personas tengan las mismas oportunidades para desarrollarse y
alcanzar su máximo potencial.

Un llamado a la acción: La inclusión no es solo una responsabilidad de las instituciones o


los gobiernos. Es un compromiso que nos involucra a todos como ciudadanos. Debemos
promover la aceptación de la diversidad, luchar contra la discriminación y construir una
sociedad donde todos se sientan valorados y respected.

Un futuro inclusivo: El futuro de la humanidad depende de nuestra capacidad para construir


un mundo más inclusivo. Un mundo donde la diversidad sea vista como una riqueza y no
como un obstáculo. Un mundo donde todas las personas tengan las mismas oportunidades
para desarrollarse y alcanzar su máximo potencial. Un mundo donde la inclusión sea una
realidad para todos.

Epílogo: La crónica de la inclusión es un relato inacabado. Es una historia que se escribe


cada día con nuestras acciones, con nuestras decisiones y con nuestro compromiso con la
igualdad. Es un camino que debemos seguir recorriendo juntos, sin dejar a nadie atrás,
para construir un futuro más justo, más humano y más habitable para todos.
Crónica de la inclusión educativa: Un camino hacia una educación para todos

Las aulas del mañana: Imaginemos un aula donde cada estudiante, con sus características
y necesidades únicas, se sienta bienvenido, valorado y con las mismas oportunidades de
aprendizaje. Imaginemos una escuela donde la diversidad sea vista como una riqueza y no
como un obstáculo. Esa es la esencia de la inclusión educativa: un camino hacia una
educación para todos.
Un derecho fundamental: La educación inclusiva no es una opción, es un derecho
fundamental. Todos los niños, niñas y jóvenes, independientemente de su origen, género,
religión, orientación sexual o capacidades, tienen derecho a una educación de calidad que
responda a sus necesidades individuales.

Transformando la educación: La inclusión educativa no se trata de adaptar a los


estudiantes a un sistema educativo rígido, sino de transformar ese sistema para que sea
flexible y adaptable a las necesidades de cada uno. Esto implica modificar el curriculum, las
metodologías de enseñanza, la evaluación y la organización del aula.

Beneficios de la inclusión: La educación inclusiva beneficia a todos. Los estudiantes con


necesidades especiales aprenden y se desarrollan mejor en un entorno inclusivo, mientras
que sus compañeros aprenden valores como la tolerancia, la empatía y el respeto por la
diversidad.

Desafíos por delante: La inclusión educativa no es un proceso fácil. Se requieren cambios


profundos en la cultura escolar, formación docente especializada, recursos materiales y
humanos, y un compromiso sostenido por parte de toda la comunidad educativa.

Un camino hacia el futuro: A pesar de los desafíos, la inclusión educativa es un camino que
vale la pena recorrer. Es un camino que nos lleva hacia una sociedad más justa, más
equitativa y más humana. Es un camino que nos lleva hacia una educación de calidad para
todos.

Un llamado a la acción: La inclusión educativa no es solo una responsabilidad de las


instituciones educativas. Es un compromiso que nos involucra a todos: familias,
comunidades, organizaciones sociales y gobiernos. Todos tenemos un papel que jugar
para construir una educación verdaderamente inclusiva.

Un futuro esperanzador: El futuro de la educación está en la inclusión. Un futuro donde


cada estudiante tenga la oportunidad de desarrollar todo su potencial, sin importar sus
diferencias. Un futuro donde la educación sea un espacio de encuentro, de aprendizaje y
de crecimiento para todos. Un futuro donde la diversidad sea la base de una sociedad más
justa y más próspera.

Epílogo: La crónica de la inclusión educativa es un relato que se escribe cada día con el
esfuerzo de muchos. Es una historia que nos invita a reflexionar sobre el tipo de educación
que queremos para las futuras generaciones. Es un camino que debemos seguir
recorriendo juntos, sin dejar a nadie atrás, para construir un futuro más esperanzador para
la educación.
La belleza del Universo no es solo la unidad de la variedad, sino también la diversidad en la
unidad." - Umberto Eco.

En un ejercicio de sensibilización hacia la educación inclusiva, un grupo de docentes está


en un salón de clase, se agrupan por parejas, uno de ellos se venda los ojos mientras que
el otro está atento a las indicaciones del tallerista. La tarea parece simple, hacer un avión
de papel. El profesor que ve orienta a su compañero que tiene los ojos vendados para que
siga cada instrucción y paso a paso la vaya ejecutando. El docente que solo escucha debe
recibir de forma clara la información, para comprender lo que se le pide y pueda hacerlo
correctamente.

En la actividad se escuchan frases como “tienes que doblarlo por ahí”, “corta ese lado de
allá”, “es la otra izquierda”, “mira es por acá”, “no te estoy entendiendo”, “más despacio por
favor”. Por supuesto recibir ese tipo de instrucción para realizar una tarea cuando no se ve,
dificulta la compresión de lo que los demás quieren que se haga. El resultado final fueron
unos papeles con muchas formas, algunos pocos parecidos a aviones, pero sin duda este
ejercicio propició una reflexión en el grupo de docentes sobre cómo los estudiantes que
tienen discapacidad visual perciben y reciben la información de sus clases, sí se
consideran parte de la dinámica del aula, o si ésta es realmente un espacio pedagógico
pertinente.

Se trata entonces de fortalecer la educación inclusiva desde una perspectiva de derechos y


de bienestar, no es solo generar procesos educativos para las clases, sino que estén en
coherencia con ambientes inclusivos que respondan a las condiciones de los estudiantes,
en donde cada actor de la comunidad educativa aporte en la construcción de culturas
educativas inclusivas, que atienda la diversidad en equidad de condiciones.

En los colegios oficiales de Bogotá hay actualmente matriculados 18.513 estudiantes con
alguna discapacidad, visual, auditiva, física, cognitiva, psicosocial y/o múltiple. Esta
realidad requiere en ocasiones no solo del sector educativo, sino de la articulación
interinstitucional que implica la atención integral a una persona con discapacidad, según
sea su situación.

El fin último de todo el trabajo conjunto y de cada actor es garantizar el goce efectivo de la
educación a estos niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos y por supuesto realizar el
acompañamiento a sus familias, desde el marco de una educación de calidad, pertinente e
inclusiva

En este sentido, la escuela debe responder a las características de los estudiantes,


comprendiendo su diversidad como una oportunidad y no como una barrera,
desarrollando metodologías que fomentan la participación de los estudiantes y que
promuevan que todos ellos sean los protagonistas de su aprendizaje.
Priorizar en la agenda del país la educación inclusiva, ha pasado por varios escenarios
normativos, por ejemplo: la Conferencia Mundial sobre Educación para Todos celebrada en
1990 en Jomtien Tailandia, en donde 150 Organizaciones reconocen la situación de
exclusión del sistema educativo de personas con discapacidad y proponen universalizar el
derecho a la educación para esta población. La Ley General de Educación en Colombia,
que en su artículo 5 menciona "Pleno desarrollo de la personalidad, escuela - espacio para
el desarrollo, formación en el respeto, pluralismo, participación y libertad, diversidad étnica
y cultural del país, acceso al conocimiento y lineamiento de política de educación inclusiva”.
El Decreto reglamentario 1421 de 2017, que define como educación inclusiva aquella que
reconoce, valora y responde de manera pertinente a la diversidad de características e
intereses, posibilidades y expectativas, de los niños, niñas y adolescentes, jóvenes y
adultos, cuyo objetivo es garantizar las condiciones para el aprendizaje efectivo de los
estudiantes con discapacidad.

Este marco normativo soporta las acciones de atención inclusiva en las instituciones
educativas y ha sido una apuesta permanente del Distrito. En 2018 la Secretaría de
Educación del Distrito formuló los lineamientos de educación inclusiva, los cuáles han
permitido guiar el trabajo educativo dirigido a esta población, trabajo que no se agota con el
paso del tiempo, sino que cobra mayor relevancia al identificar las posibilidades de trabajo
con cada estudiante, el interés permanente de fortalecer los procesos de aprendizaje
desde la diversidad y brindar herramientas necesarias para que todos y todas tengan
plena garantía de sus derechos.

Parte del trabajo de acompañamiento a los colegios está a cargo del talento humano que
conforma el sistema de apoyos, personas comprometidas con su labor y responsables de
brindar herramientas para mejorar las condiciones de atención a las y los estudiantes con
diferentes discapacidades, entre ellos se encuentran 970 docentes de apoyo pedagógico,
110 mediadores pedagógicos, 75 intérpretes de lengua de señas - español, 14 modelos
lingüísticos y 183 auxiliares de enfermería. Una gestión articulada que transforma vidas.

Colegio República de China: una escuela donde todos caben

Carlos Augusto Rodríguez es el rector de esta institución desde hace 2 años, llegó allí justo
un mes después de haberse declarado la primera cuarentena por la pandemia del Covid, lo
que implicó la incorporación de canales virtuales de comunicación para conocer a
profundidad la comunidad educativa y aproximarse de forma más directa con la trayectoria
de educación inclusiva que lo identifica.

El colegio, ubicado en la localidad de Engativá, ha liderado procesos de educación


inclusiva con estudiantes con discapacidad, principalmente visual, desde nivel preescolar
hasta grado 11. A lo largo de sus 52 años de fundación, cuenta una historia significativa por
su apuesta por la educación inclusiva, generando impacto no solo en la ciudad sino el país.
Actualmente atienden 130 estudiantes con discapacidad visual en casi todos los grados,
bajo una perspectiva de reconocimiento a la diversidad y una premisa trasversal de una
escuela en la que caben todos sin excepción. Según lo menciona el rector, “la labor se ha
orientado hacia la capacitación permanente, hacia el cocimiento de rol que cumple el
equipo de apoyo, en comprender qué es y para qué sirve el Plan Individualizado de Ajustes
Razonables - PIAR, cuál es la normatividad vigente, qué es estudiar cuando se es ciego, o
cuando se tiene una discapacidad múltiple, qué significa la diferencia y cómo puedo
abordarla como docente.”

Para las niñas, niños y jóvenes con discapacidad de este colegio, la apuesta se centra en
brindar aprendizajes para la vida, en orientar procesos de autonomía, en el reconocimiento
de capacidades y habilidades más allá de las dificultades, en poner a su disposición todas
las herramientas para que su interacción en sociedad esté llena de oportunidades. Todo
esto de la mano de sus familias, quienes son fundamentales en el proceso de aprendizaje,
son madres y padres dedicados, protectores, corresponsables y comprometidos, a lo que la
institución educativa responde con empatía, respeto, acompañamiento y gestión.

La docente de apoyo pedagógico Marcela del Castillo, quien ha estado por 12 años
ejerciendo su labor con estudiantes de la institución, afirma que “las niñas y niños con
discapacidad, son muy emotivos, todo el tiempo están sonriendo, te saludan, te muestran
lo que están haciendo, son absolutamente maravillosos y eso hace que te esfuerces aún
más por brindarles un ambiente inclusivo, en el que se sientan reconocidos, valorados y
protagonistas de su aprendizaje, con todos los retos y oportunidades que eso implica, con
compromiso y en equipo”

Experiencia y percepciones como las de esta maestra de apoyo, permiten reconocer que el
trabajo con la población con discapacidad independientemente de cuál sea, representa
diariamente una responsabilidad y un reto educativo por ofrecer a los las y los estudiantes
las mejores condiciones para lograr sus aprendizajes de manera satisfactoria, haciendo
participes a todos y dándoles el lugar que merecen dentro de las instituciones educativas.

Para el rector Carlos Augusto Rodríguez, su modelo de atención está basado en el que el
líder mira de frente a la comunidad para que sea ella la que indica por dónde quiere ir, y el
líder hace todo lo que tenga que hacer para que ese camino trazado sea el que se sigue.
Su gestión está permeada por el trabajo en equipo, por identificar las acciones de mejora y
reconocer los avances y logros conseguidos que benefician a la comunidad estudiantil, es
una rectoría que escucha, que dialoga, de puertas abiertas para la toma de decisiones y
muy consciente de la necesidad de una transformación pedagógica que conciba la
educación “tan dinámica como un video y no estática como una fotografía”.

La perspectiva de trabajo articulado y comprometido ha significado que el Colegio


República de China sea un referente en Bogotá en materia de educación inclusiva, en
donde todas y todos aprenden juntos en un mismo entorno sobre la base del
reconocimiento, la valoración de su diversidad y la equidad en las oportunidades.
Como lo menciona el rector “para mí es absolutamente importante que la gente esté feliz
acá, el maestro, el estudiante, las familias, queremos que en este colegio la comunidad
entienda que todos y todas somos diferentes, que desempeñamos roles distintos, pero
cada uno es significativo y aporta desde su experiencia, a seguir construyendo la escuela
que queremos, aquella donde todos sientan que hacen parte”.

Colegio Técnico José Félix Restrepo: Iguales en la diferencia

Otra experiencia significativa en educación inclusiva es la que desarrolla el colegio Técnico


José Félix Restrepo de la localidad de San Cristóbal que durante los últimos siete años ha
estado liderada por el rector Jimmy Alexander Giraldo.

Esta institución acaba de cumplir 40 años de creada. En su primer año de creación empezó
a incluir estudiantes con discapacidad visual (ciegos y de baja visión) al aula regular. En
1999 la Secretaría de Educación del Distrito escogió al colegio como el encargado de
realizar el proceso de inclusión educativa de los estudiantes con discapacidad visual de la
localidad de San Cristóbal y en el año 2004 amplía su programa de inclusión a la jornada
de la noche, siendo el único colegio en el país en brindar acompañamiento a los adultos
con esta condición para terminar sus estudios hasta grado once.

En el año 2013 el colegio introduce en el proyecto “Iguales en la diferencia” los programas


de apoyo a los estudiantes que están en aulas hospitalarias y en el año 2018 a las
personas privadas de la libertad en la Cárcel Distrital, a los habitantes y ex habitantes de
calle.

El eslogan que identifica el quehacer del colegio, Iguales en la Diferencia, sintetiza la gran
apuesta de transformación social desde la educación inclusiva, partiendo de la premisa de
la necesidad de contribuir a cerrar las brechas de desigualdad, generando oportunidades
para las distintas poblaciones que atiende, a partir de la atención que brinda desde cada
una de las líneas pedagógicas. La institución ha venido consolidando su proyecto educativo
alrededor de procesos inclusivos que han llevado a la garantía del derecho a la educación
de las niñas, niños, adolescentes, jóvenes y adultos que atiende.

No es solo reconocer que hay poblaciones con distintas características y condiciones


diferenciales, sino generar una escuela abierta que sea corresponsable en su ejercicio
formativo y vincule a estas comunidades para que sean parte activa de la sociedad y
tengan herramientas para construir y desarrollar su proyecto de vida. Entre los estudiantes
del colegio José Félix Restrepo se incluyen víctimas del conflicto armado, ex habitantes de
calle, adultos mayores, personas privadas de la libertad y estudiantes con discapacidad
visual parcial, total y discapacidad múltiple.

Para el colegio la discapacidad no es exclusiva, sino inclusiva. Se convierte en una


oportunidad para desmitificar que la diferencia nos hace incompatibles, por el contrario, ver
en un aula de clase a tantos niños, niñas y jóvenes diversos, compartiendo, socializando y
aprendiendo juntos desde sus necesidades y particularidades, es el ejemplo de cómo la
escuela puede ser territorio de igualdad, equidad y cero exclusión.

Como lo menciona el rector Jimmy “la educación inclusiva es una oportunidad de


aprendizaje no solamente para la persona que tiene discapacidad, sino para nosotros los
que estamos liderando y acompañando ese proceso, porque vamos sumando con
acciones concretas a la transformación de la sociedad, en un espacio garante de
derechos”.

A lo largo de estos 40 años, estudiantes, docentes, familias y comunidad han conformado


una red comprometida con la educación, que se refleja en cientos de historias de vida
llenas de logros, avances y satisfacción. Muchos exalumnos con discapacidad visual
lograron acceder a la educación superior. Algunos se han graduado en ingeniería industrial,
en música, otros son técnicos y tecnólogos en programación de software o vinculados
laboralmente en el sector productivo. El colegio sustenta las bases para que sus
estudiantes crean en sus capacidades y en lo que pueden lograr sin pensar en que su
condición física o social les limita para avanzar hacia el proyecto de vida que quieren.

El colegio José Félix Restrepo es un referente de una educación inclusiva que inspira, que
orienta, que propone, que convierte en oportunidades las dificultades, que transforma el
miedo en fortaleza, que encuentra en cada problema una solución.

“Nuestros colegios son espacios de aprendizaje y deben estar abiertos para absolutamente
todos los tipos de población. El reto está en que nuestros estudiantes niñas, niños, jóvenes
y adultos sean multiplicadores de acciones inclusivas, en la escuela, en el barrio, en la
ciudad, el país y el mundo. Seamos parte del cambio, seamos transformadores, seamos
agentes empáticos con la diversidad” puntualiza el rector Jimmy.

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