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Educación inclusiva.

Actividad N°7: Ensayo expositivo.

Por:

Lida María Diaz Pedrozo.

IV Semestre.

MAESTRÍA EN EDUCACIÓN

Inclusión Educativa.

Docente tutor.

Yuli Paulin Moya Garzón.

Bogotá, Colombia. Septiembre, 2020


La educación Inclusiva en Colombia.

1. Introducción.

La inclusión es un concepto que ha tomado una creciente importancia en las nuevas

realidades del sistema educativo. Aunque su relevancia se ha dado especialmente desde la

década de los 90’; los fundamentos sociales e históricos tienen origen en sucesos

trascendentales como la declaración de los derechos humanos ocurrida en 1948. Lo que hoy

se defiende como educación inclusiva es el resultado de debates sociales internacionales de

gran importancia, tales como la Conferencia Mundial sobre Necesidades Educativas

Especiales desarrollada en Salamanca en 1994 o el Foro Consultivo Internacional para la

Educación para Todos en Dakar (Senegal), entre otros. Dentro de los frutos obtenidos de

estos múltiples diálogos, está el hecho de reconocer las diferencias entre la integración y la

verdadera inclusión; dándole a este último un enfoque más holístico y un carácter más

equitativo y justo en el que se acepta que la educación de calidad es un derecho para todos

los niños, niñas, adolescentes y adultos.

La educación inclusiva es un proceso cuya meta está dirigida a replantear los

sistemas educativos en torno a currículos flexibles que consideren la diversidad y la

heterogeneidad como un punto a favor y no en contra, como una oportunidad y no como

una debilidad y como un escenario que exige aumentar la eficacia en los procesos de

enseñanza aprendizaje para todos los niños, en consonancia con sus distintas

particularidades. No obstante, dicho proceso está ligado a unas realidades sociales que han

hecho que unos países más que en otros, la inclusión sea más efectiva. Variables asociadas

a la pobreza, la segmentación social – cultural, las condiciones socioeconómicas,


discriminaciones históricas, entre otras, definen el estado de la inclusión educativa en cada

país.

1. Retos para construir procesos educativos inclusivos en Colombia.

La inclusión es un proceso que busca reivindicar el cumplimiento de los derechos de

todas las personas, sin exclusiones basadas en sus diferencias sociales, físicas o

psicológicas. Es sin duda, comprender que todos debemos tener el acceso justo y equitativo

a todos los recursos del sistema social, político y económico. El trasegar histórico hacía

sociedades inclusivas ha costado cientos y cientos de año. La disminución de situaciones de

exclusión como la segregación racial, por ejemplo, es producto de múltiples debates y

luchas sociales.

La educación como factor que perpetúa los principios sociales de generación en

generación; es uno de los escenarios más propicios para seguir construyendo una visión

grupal de los ideales inclusivos que hoy se están amparando desde los diversos organismos

internacionales, a favor del respeto por las diferencias. De hecho, la educación inclusiva es

según la Unesco (1994, citada por Arnaiz, 2011) “el medio más efectivo de combatir las

actitudes discriminatorias, creando comunidades de bienvenida, construyendo una sociedad

inclusiva y alcanzando la educación para todos; además, proporciona una educación eficaz

para la mayoría de los niños…”

Colombia es un país con particularidades muy propias, que acentúan la importancia de

aumentar los esfuerzos para desarrollar una educación de calidad para todos y todas.

Eventos como el conflicto armado creado hace más de 60 años o la diversidad étnica y

cultural con la que cuenta, son muestras de las condiciones sobre las cuales es necesario
hacer un diagnóstico y conocer a fondo las circunstancias segregadoras y en pos de ello

sugerir cambios y adaptaciones transformadoras.

Uno de los principales retos para el país está en aumentar la cobertura educativa,

pues aún existen grandes brechas entre regiones y departamentos, en relación con el

equilibrio entre demanda y oferta del sistema formal de educación. Según el DANE (2011)

los departamentos con menor cobertura educativa son Vaupés, Vichada, Nariño, Guaviare,

Chocó, Cauca y la Guajira; mientras que los departamentos con mayor cobertura son

Cundinamarca, Antioquia, Bolívar, Córdoba, Risaralda, Tolima y Santander. En adición, se

puede observar que aquellos departamentos con menor cobertura educativa son por lo

general, aquellos donde el conflicto social también está presente, donde las condiciones de

salud son precarias, donde las regalías nacionales llegan en menor proporción que al resto

del país y donde se acentúan los índices de pobreza multidimensional. Panorama que sin

duda hace obvia la relación entre las desigualdades socioeconómicas nacionales y las

barreras a un sistema educativo inclusivo.

Además del acceso, se debe asumir el reto de garantizar las condiciones para la

permanencia y promoción de los estudiantes, conforme a sus particularidades de

aprendizaje. Fortalecer los procesos de transición efectiva desde la edad preescolar hasta la

universidad. En un informe denominado “Situación de la Educación en Colombia”

(Sarmiento,2010) se evidenció, por ejemplo, que los niños y niñas con discapacidad asisten

un 11% menos en el nivel preescolar que los niños sin discapacidad. Y a medida que se

van aumentado los niveles educativos, el porcentaje de participación de los adolescentes y

jóvenes con discapacidad se va disminuyendo. Estas estadísticas son indicios de las

debilidades curriculares que existen para ofrecer estrategias de aprendizaje y escuelas


acogedoras en virtud de la diversidad que existe en las mismas. La situación no está muy

distante de la realidad internacional. Según la OEI (2014) “Muchos estudiantes

experimentan dificultades para permanecer en la escuela y tener éxito en su aprendizaje

debido a la rigidez y homogeneidad del currículo y de los procesos de enseñanza y de

evaluación.” (p.25).

Por otro lado, en Colombia al igual que en otros sistemas educativos latinoamericanos, hay

que superar la segmentación escolar. Hay muchas disparidades entre las escuelas urbanas y

las escuelas rurales, en torno a la distribución estatal de los recursos; en la que estas últimas

son protagonistas de la falta de disponibilidad en material pedagógico, profesionales

pertinentes a atender las diferentes situaciones de diversidad, acceso a internet, entre otros.

Al respecto, la OEI (2014) reafirma que “la escuela puede contribuir a romper el

determinismo social y hacer la diferencia si se dan una serie de condiciones, como un buen

clima escolar, una adecuada proporción docente/estudiantes, disponibilidad de libros,

materiales y computadoras, acceso a internet…” (p.23). La preparación del personal

docente como otro punto de contribución, permite que las didácticas implementadas, desde

el principio de diversidad, sean optimizadas; considerando la multiplicidad de estilos de

aprendizaje.

En consonancia con lo anterior el sistema educativo colombiano también tiene como

reto coordinar la planificación de currículos inclusivos, con directrices claras que se

ejecuten desde los diferentes entes territoriales, a través de las secretarías de Educación. A

pesar de que por medio de las políticas públicas ya existen mayores orientaciones al

respecto, aún es perceptible el nivel de homogeneización de lo métodos de enseñanza, al


interior de las escuelas oficiales. Ejemplo de ello son los programas de evaluación

nacionales, que se basan en estándares únicos y rígidos.

No obstante, estos y muchos retos no excluyen los avances que ha tenido Colombia

frente a la temática. Las normativas de educación inclusiva tienen un marco legal que va

desde la constitución política, hasta decretos como el 1421 de 2017 por el cual se

reglamenta la atención educativa a la población con discapacidad; y que son contemplados

en el Plan Decenal de Educación actual. La Guía 34 por ejemplo, que fue emitida por el

Ministerio de Educación Nacional en 2009, en el que se da autonomía a las instituciones

públicas incluye un apartado relacionado con la gestión comunitaria; en ella se orientan los

indicadores de calidad que permiten evaluar los procesos de inclusión en las escuelas.

A partir de dichas directrices las acciones que podemos emprender los líderes del

proceso educativo, parten del trabajo conjunto que se pueda establecer entre directivos

docentes y docentes de aula; gestionando las conexiones de la escuela con la comunidad,

con el fin de generar una cultura de respeto por las diferencias humanas. Hacer una

reflexión introspectiva primeramente desde el personal docente, reconsiderando nuestras

prácticas pedagógicas, el sistema de creencias y los prejuicios tradicionales que tenemos

respecto a la diversidad que suele encontrarse en las aulas; facilita que se puedan transmitir

los principios de la educación inclusiva, a toda las familias y la comunidad de las escuelas.

Este trabajo necesita por tanto la contribución de los directivos y docentes en la

reorganización de los Proyectos Educativos Institucionales; fijando y articulando el modelo

pedagógico escolar con los métodos de enseñanza que proyecten acciones para la atención

a la diversidad.
2. Conclusión.

Lo tratado hasta el momento enuncia los principales retos de Colombia en cuanto a

los procesos de educación inclusiva; sin olvidar los avances que ha dado el país al respecto.

La inclusión es un proceso que garantiza la ejecución de la verdadera democracia; al

considerar que las “minorías” tienen derecho a existir y a hacer presencia en todos los

ámbitos sociales. Esto a su vez, es un impulso para promover la paz, la convivencia y la

participación. Abrir el pensamiento a la divergencia amplia las posibilidades para

evolucionar socialmente; eliminando la segregación, la discriminación y la exclusión.

La escuela es el lugar más propicio para ello; garantizando y promoviendo espacios

que favorezcan el acceso a la formación y al aprendizaje de niños, niñas, adolescentes y

jóvenes; contando con gobiernos y políticas públicas que reduzcan la pobreza, el trabajo

infantil, el reclutamiento de menores en las guerras nacionales, entre otros.

La atención a la diversidad es un proceso complejo que requiere de la cooperación

del profesorado y de los equipos de profesionales para ofrecer aprendizajes de calidad

conforme a las cualidades de cada persona.


Referencias Bibliográficas.

Arnáiz Sánchez, P. (2011) Luchando contra la exclusión: buenas prácticas y éxito escolar.

21, 23-35.  http://dspace.usc.es/bitstream/10347/6222/1/pg_025-038_in21_1.pdf

Departamento Administrativo Nacional de Estadística -DANE. (2019). Encuesta Nacional

de Calidad de Vida (ECV). Recuperado de:

https://www.dane.gov.co/files/investigaciones/condiciones_vida/calidad_vida/2019/

Boletin_Tecnico_ECV_2019.pdf

OEI (2014). Inclusión educativa en América Latina: caminos recorridos y por recorrer pp.

11-36, Disponible en: Avances y desafíos de la educación inclusiva en

Iberoamérica. Tomado

de: https://www.oei.es/historico/publicaciones/Metas_inclusiva.pdf

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