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 Normas y Valores
Martínez (2012) refiere que existe un objetivo implícito a todos los grupos, además

de las metas específicas que se hayan propuesto, que consiste en “establecer un

ambiente en el que las personas que lo integran se sientan libres para expresar

sus ideas”; lógicamente, se habla del grupo en el que su estructura informal tenga un

cierto peso y en el que las jerarquías no sean vulneradoras de esta libertad.

Por tanto, los grupos y organizaciones que no tienen en cuenta los aspectos de

desarrollo psicosocial de los individuos, priorizan como valores “la propia aceptación de

las normas organizativas, su cumplimiento no contrastado, la sumisión al líder formal”,

en este caso no vale la pena cuestionarse las normas y valores del grupo, ya que serían

las normas y valores impuestos desde otras instancias externas al propio grupo

(Martínez, 2012).

En este sentido, en el supuesto de grupos con ciertas dosis

de autonomía, sus integrantes han de sentir:

✓ Una actitud de aceptación por parte de los demás:

“este sentimiento puede avanzar hasta el punto de que la

libertad individual permita la expresión, no solamente de

ideas u opiniones, sino también de sentimientos, creando

vínculos socio afectivos”.

 ✓ El grupo adopta la mejor decisión cuando cuenta con unos hechos

pertinentes y cuando los componentes psicológicos de los

individuos, en todas sus vertientes, están debidamente orientados

hacia la tarea en común. (Martínez, 2012).

Además de los valores personales de cada miembro, que pueden ser muy

diferentes, el grupo basa sus normas y valores en el intercambio social: las interacciones

constituyen verdaderas transacciones en las que intentamos priorizar las

recompensas sobre los costos. Esta transacción no se concibe de una manera

altruista, sino que precisamente el altruismo supone un valor del grupo, con lo que el

intercambio ha de ser beneficioso para todas las partes. Se trata de un contrato

psicológico, más que de una transacción mercantilista (Martínez, 2012).

El principio de equidad rige estos intercambios, “se trata de la condición por lo que

recibimos en una transacción de tipo relacional tiene una proporción más o menos

equivalente con lo que nosotros aportamos” expresa Martínez (2012). Sobre este

principio se articulan las dos normas que actúan sobre el intercambio social:

LA NORMA DE RECIPROCIDAD LA NORMA DE RESPONSABILIDAD

Como la expectativa que permite actuar Como la expectativa según la cual

en forma de ayuda a los otros y no de ayudaremos a los que dependen de
hostilidad nosotros, porque lo necesitan o porque
se lo merecen.
 Como consecuencia de estas normas de orden social y de otras muchas que se

encuentran en la vida diaria y que se derivan de ellas, el grupo desarrolla unos valores,

también sociales, que se manifiestan en una conducta general y en comportamientos

concretos, siendo lo se conoce como conducta prosocial, caracterizada por ser positiva,

constructiva, solidaria. (Martínez, 2012).

Referencia

Martínez, M. D. C. (2012). Equipos de trabajo. Ediciones Díaz de Santos. Recuperado

de: https://ezproxy.unisimon.edu.co:2258/es/ereader/unisimon/62680?page=1