Está en la página 1de 15

UNIDAD: IV

RÉGIMEN DEL PERSONAL DE LA ADMINISTRACIÓN


DEL ESTADO

I.- LA FUNCIÓN PÚBLICA

El estudio de la situación jurídica y teórica del personal de la Administración es


particularmente extenso y complejo, por ende, el análisis se concentrará al estatuto de los
funcionarios públicos administrativos civiles, que son “aquellos servidores civiles del
Estado que, mediante actos jurídicos u operaciones materiales, realizan función
administrativa”1.
Varias han sido las definiciones que han sido dadas de función pública:
ROSSI, autor italiano, define a las funciones públicas como “aquellas funciones
relativas a fines de interés general de la sociedad jurídicamente constituida”. GIRIODI
identifica la función pública con los órganos que ejercen las funciones públicas. Un
concepto distinto es el que ofrece NÉZARD, para este autor la palabra función designa, de
una manera general y objetiva, un conjunto de actos que se deben hacer para cumplir una
obligación que no es impuesta. Ella es pública cuando tiene lugar en interés de un
establecimiento público: así, el pago de un impuesto, la construcción de un puente son
funciones públicas, nos dice el autor que lo comenta.
Para Daniel Hugo MARTINS la función pública puede definirse como aquella
Actividad jurídica y material, que compete realizar a los órganos estatales, ejerciendo el
poder estático soberano, con el objeto de lograr el fin del Estado. Y así destaca los
elementos esenciales que caracterizan a la función pública:
a) La función pública se manifiesta por la actividad: realización de actos jurídicos y
Hechos materiales.
b) Por eso la definimos, no como actividad en sentido únicamente actual, sino
también en sentido potencial. Así, decimos que es la actividad que compete realizar a los
órganos estatales, con lo cual destacamos, además, otras notas también esenciales de dicho
concepto:
i) la de destinación de un órgano a realizar determinada actividad;
ii) la de poder deber realizar determinada actividad;
iii) la de la actividad limitada por el Derecho, aludiendo a la noción de competencia,
como elemento caracterizante.
c) La función pública se manifiesta por la actividad que realizan los órganos del
Estado, ejerciendo el poder estático soberano.
d) La doctrina, en general, atribuye a la función pública una finalidad: lograr el fin
del Estado. La función pública se entiende como una actividad estatal limitada por el

1
MARTINS, Daniel Hugo, Estatuto del funcionario, Montevideo, 1965, p. 23.
Derecho, en cuanto a su forma y contenido, que debe perseguir un único fin: el fin del
Estado.
En Chile, la función pública está organizada a partir de una clasificación de puestos
y empleos, en base a tareas específicas (Sistema de Empleo), y no según el sistema de
carrera: el interesado concursa para ingresar, no a una carrera administrativa, sino a un
puesto determinado, según sus aptitudes; y el acceso a un puesto superior está sujeto a la
aprobación de un nuevo concurso, y supone un nuevo vínculo entre la Administración y el
funcionario (Artículo 17, inc. 1º, Ley 18.834, Carrera Funcionaria). Para que los órganos
del Estado puedan realizar la actividad jurídica y material que les compete, necesitan
indispensablemente de la voluntad y acción de las personas físicas, titulares de esos órganos
a los que se les denomina funcionarios públicos.

CONCEPTO DE FUNCIONARIO PÚBLICO

En primer término, es necesario distinguir la idea de “funcionario público” de la de


“cargo público”: el cargo dice relación con el órgano institución; el funcionario, con el
órgano individuo. “Mientras funcionario o empleado públicos son las personas legalmente
investidas de un cargo público, cargo público es el creado por la regla de derecho, a través
del cual el Estado cumple parte de su actividad o función”2.
El concepto de funcionario público ha de considerarse desde dos puntos de vista:
- En un sentido amplio, “funcionario público y empleado público es toda persona
que realice o contribuya a que se lleven a cabo funciones esenciales y específicas del
Estado, es decir, fines propios públicos del mismo”. Así, se incluye en este concepto a
todos los funcionarios estatales: los del Poder Legislativo, del Poder Judicial, de la
Administración Pública y, en general, de todos los entes del Estado.
- En un sentido restringido, “funcionario público y empleado público es toda
persona que (…) realice o contribuya a que se realicen funciones esenciales y específicas
propias de la „Administración Pública‟”, de modo que es funcionario público todo aquél
que desarrolle funciones administrativas, sin importar el órgano al cual pertenezca el
funcionario.

CARACTERÍSTICAS DE LA RELACIÓN DE FUNCIÓN PÚBLICA

Antes de estudiar la naturaleza jurídica de la relación que liga al funcionario con la


Administración, revisaremos las características esenciales de tal vínculo:

1) Es personal
El empleo o cargo debe ser ejercido personalmente por el funcionario, sin poder
delegarlo, a menos que sea autorizado para ello (esta característica se analizará a propósito
del deber de dedicación al cargo).

2
MARIENHOFF, cit., p. 14.
2) Tiene lugar en vida del funcionario
De esto se deduce que no es posible realizar nombramientos post-mortem, sin
perjuicio de la posibilidad de realizar un ascenso post-mortem, ya que, en este caso, no se
hace más que reconocer una situación preexistente y regular.

3) No tiene efecto retroactivo


La relación de función pública sólo opera hacia el futuro. Los nombramientos con
carácter retroactivo son improcedentes, por cuanto sólo se es funcionario en virtud de
nombramiento regular (funcionario de iure); admitir la retroactividad implica
necesariamente la posibilidad de admitir la existencia de funcionarios de facto.

4) Sólo pueden ejercerla las personas naturales


Lo cual es obvio, considerando que la función pública debe ser ejercida
“personalmente” por el funcionario.

NATURALEZA JURÍDICA DE LA RELACIÓN DE FUNCIÓN PÚBLICA

Resulta de vital importancia para comprender la función pública la naturaleza


jurídica del vínculo que une al Estado con el funcionario. La doctrina ha elaborado varios
supuestos para describir tal relación:

1) RELACIÓN CONTRACTUAL:

a) Derecho Privado: En principio, para explicar la relación Administración


funcionario, se recurrió al Derecho Privado, por cuanto la sistematización de éste es de
anterior data que la del Derecho Público. Así, se planteaba que la relación de empleo
público se regía por las normas del mandato y de la locación de obra o servicios personales.
Esta corriente no perduró, por cuanto no se puede olvidar que la relación de función
pública presenta características que no concurren en las relaciones contractuales de
Derecho Privado, siendo la más relevante la desigualdad entre las partes contratantes3.

b) Derecho Público: Encontraron mayor asidero las posturas que se fundamentan


en la idea de un contrato de Derecho Público. Así, la relación de función pública sería un
contrato administrativo por razón de su objeto, y esta relación contractual abarca el
nombramiento y aceptación del cargo público, su desenvolvimiento y ejecución. El objeto
del contrato sería el conjunto de funciones o atribuciones que se le asignen al respectivo
empleo, constituyendo el ejercicio de dichas funciones la obligación que asume el
funcionario.
Esta doctrina es objeto de serias objeciones, siendo las más relevantes las siguientes:

3
MARIENHOFF, cit., pp. 187-188.
- Si se acepta que la relación de empleo público es un contrato, se debe
necesariamente concluir que la Administración Pública se vería impedida de cumplir sus
funciones, por cuanto el desarrollo de éstas quedaría supeditado a los varios
entorpecimientos que son propios de una relación contractual. Así, por ejemplo, los
empleados públicos fácilmente podrían discutir las órdenes que les imparte la
Administración, escudados en los derechos que para ellos emanan del contrato.
- La Administración Pública tiene el derecho de modificar unilateralmente, en
cualquier forma y sin limitaciones, el contenido de la relación de empleo público, lo que es
inexplicable si se acepta que dicha relación es un contrato.

c) Contrato de trabajo: Pese a haber sido una postura bastante aceptada, resulta un
tanto inoficioso su análisis, toda vez que el legislador ha sido bastante claro en señalar que
los funcionarios públicos no se rigen por el Código del Trabajo, sin perjuicio de ciertas
normas de dicho cuerpo legal que, por tratarse más bien de principios generales, también
son aplicables al régimen de función pública.
MARIENHOFF, defensor de esta doctrina, responde a esta objeción señalando: “El
contrato „administrativo‟ no traba, en modo alguno, la actividad de la Administración
Pública, ni impide que ésta introduzca o realice las „modificaciones‟ pertinentes, pues esta
posibilidad constituye una „prerrogativa‟ de la Administración en todo contrato
„administrativo‟ stricto sensu, entre éstos el de función o empleo públicos. El contrato
„administrativo‟ ofrece como característica su „mutabilidad‟, al revés de lo que ocurre con
el contrato de derecho privado (…). Lejos, pues, de trabar la actividad de la
Administración, el contrato „administrativo‟ es un medio de facilitar que la Administración
cumpla sus fines. Por otra parte, y ya con referencia concreta al contrato de función o de
empleo públicos, es de advertir que la naturaleza „contractual‟ de esa relación, por la
situación jurídica estable que ella le crea al funcionario o empleado, por la seguridad que
tal relación trasunta, beneficia al interés público, ya que, como consecuencia de esa
situación de estabilidad y seguridad, el agente está espiritualmente predispuesto a conservar
el cargo y a servir con eficiencia al Estado”
De igual manera, MARIENHOFF contraargumenta de la siguiente forma: “Es
inexacto que en materia de función pública o de empleo público, la Administración pueda
„modificar‟ la relación jurídica sin ninguna limitación. La Administración puede, sin duda
alguna, introducir todas las modificaciones que considere oportunas, las cuales serán
válidas en tanto sean razonables, no arbitrarias y no trasunten una desviación de poder.”
Así lo señala el art. 1º del Código del Trabajo:
“Artículo 1º.- Las relaciones laborales entre los empleadores y los trabajadores se
regularán por este Código y por sus leyes complementarias. Estas normas no se aplicarán,
sin embargo, a los funcionarios de la Administración del Estado, centralizada y
descentralizada, del Congreso Nacional y del Poder Judicial, ni a los trabajadores de las
empresas o instituciones del Estado o de aquellas en que éste tenga aportes, participación
o representación, siempre que dichos funcionarios o trabajadores se encuentren sometidos
por ley a un estatuto especial. Con todo, los trabajadores de las entidades señaladas en el
inciso precedente se sujetarán a las normas de este Código en los aspectos o materias no
regulados en sus respectivos estatutos, siempre que ellas no fueren contrarias a estos
últimos.
Los trabajadores que presten servicios en los oficios de notarías, archiveros o
conservadores se regirán por las normas de este código”.

d) Rechazo de estas doctrinas: Parte de la doctrina ha rechazado la idea de que se


considere esta relación como un mero contrato entre la Administración y el funcionario:
“Ni hay dos partes contratando en un pie de igualdad, ni se da tampoco la figura jurídica del
llamado “contrato de adhesión” en que una de las partes simplemente se adhiere a las
estipulaciones que la otra ha estado facultada para imponer”4. Ni siquiera puede
considerarse como un contrato administrativo de prestación de servicios5.
En todo caso, la objeción más seria a estas doctrinas radica en el hecho de que las
obligaciones de los funcionarios no son establecidas por la vía contractual, sino que por la
legal.

2) ACTO JURÍDICO BILATERAL

Esta doctrina, la cual ha tenido escasa aceptación, se fundamenta en la separación


del acto de nombramiento y aceptación del funcionario, de las normas que regulan la
relación. Éstas son meras disposiciones legales y reglamentarias; aquél es un acto en el
cumplimiento de las funciones esenciales de la misma, sobre la base concreta de un
„contrato administrativo‟, propiamente dicho, pues no siempre el contrato „administrativo‟
le atribuirá calidad de funcionario o empleado públicos al cocontratante. Para que exista
relación de función o de empleo públicos no basta esa calidad de „cocontratante‟ de la
Administración Pública: el contrato administrativo en cuestión puede no asignarle al
cocontratante la calidad de funcionario o empleado públicos, pues la prestación del
cocontratante puede ser distinta de la que caracteriza la función o empleo públicos. Para
que una persona ligada contractualmente al estado (contrato „ad-hoc‟) pueda ser
considerada „funcionario‟ o „empleado‟ público, el contrato debe referirse a una actividad
contemplada en el régimen común o general de la función o empleo públicos, lo que, desde
luego, en tal caso coincidirá con alguna de las actividades o funciones esenciales de la
Administración Pública” jurídico bilateral, dejando fuera la idea de un contrato.
Esta postura debe ser rechazada por los siguientes motivos:
- La relación de función pública es homogénea, por lo que no corresponde separarla,
como lo hace esta doctrina.
- Resulta sumamente problemático establecer la diferencia entre “acto jurídico
bilateral” y “contrato”. No basta con señalar que éste es la especie y aquél el género; la
diferencia está en que, si bien ambos pueden crear derechos, el contrato regula la conducta
futura de las partes (el cumplimiento de las obligaciones), mientras que el acto jurídico

4
SILVA CIMMA, cit., p. 24.
bilateral no hace una regulación a futuro, sino que las relaciones entre las partes se agotan
con su celebración. De este modo, esta doctrina es incapaz de explicar el régimen de
derechos y obligaciones que nacen tanto para el funcionario como para la Administración.

1) VÍNCULO UNILATERAL Y POTESTATIVO DE DERECHO PÚBLICO

Para SILVA CIMMA, la tesis que configura y que se aviene con la auténtica
naturaleza del vínculo que se está generando, es la del vínculo unilateral y potestativo de
derecho público, que la doctrina denomina como vínculo estatuario.
“Dentro de él, es el Estado quien fija, por vía de la acción de los poderes
colegisladores, el sistema legal que habrá de regimentar el status. En esto no interviene
nada ni para nada el futuro funcionario. Una vez designado, porque la Administración ha
resuelto unilateralmente incorporarlo a sus cuadros activos, no influye para nada en el
perfeccionamiento del acto”. Sin obviar que su voluntad concurre en su manifestación
expresada de ingresar a la Administración, pero esa voluntad, no guarda ninguna relación
con el acto que va a motivar el nacimiento de ese vínculo con la Administración. El
consentimiento del funcionario no es más que una condición necesaria para el
perfeccionamiento del acto de nombramiento; es necesario para la eficacia de dicho acto.

4) RELACIÓN ESPECIAL DE DERECHO ADMINISTRATIVO


(RELACIÓN JURÍDICA FUNCIONARIAL)

La premisa central de esta doctrina consiste en señalar que “la función pública es
una relación jurídica especial, un procedimiento especial, que pertenece al derecho
administrativo (sic) especial”.
Esta teoría tiene una extensión considerable, por lo que nos remitiremos sólo a
algunos aspectos de ella:
a) Argumentos en que se apoya esta teoría: Primeramente, es necesario señalar
que esta doctrina surge como una reacción a la doctrina del vínculo unilateral y potestativo.
b) Características de esta relación: Se mencionan las siguientes:
- Es una relación de empleo, por cuanto, al igual que en el Derecho del Trabajo, el
funcionario-trabajador presta servicios voluntariamente, por cuenta ajena, y dentro de
ámbito de organización y dirección de la Administración-empleador, cuyas notas esenciales
son: 1) el empleador en la relación de empleo público siempre será una persona jurídica, y
2) su objeto es el cumplimiento de los fines del Estado.
- Importa la existencia de derechos y deberes recíprocos (remuneración, derechos
sociales, etc.).
- Es una relación de igualdad entre las partes, lo cual constituye una garantía para
el funcionario frente al poder de la Administración, lo cual no implica que la relación de
empleo público sea una relación laboral común, por cuanto el Derecho Laboral, si bien no
es totalmente ajeno a la relación que estamos estudiando, no puede ser aplicado a ciertas
labores públicas (defensa, policía, etc.).
- Como consecuencia de lo anterior, la Administración, si bien cuenta con los
poderes de dirección, de organización y disciplinario, al igual que el empresario privado,
no tiene supremacía especial sobre los funcionarios; el funcionario se somete a una
“subordinación jurídica”, no a una “sujeción interna”, ya que en la relación de empleo
público la subordinación consiste en un sometimiento al poder de dirección de la
Administración en similares términos a los del Derecho Laboral.
- La relación no se origina en una norma jurídica, sino en un hecho jurídico
concreto, lo que permite admitir la posibilidad de ingreso a la función pública tanto por
medio de un acto administrativo de nombramiento como por medio de un contrato.
- El cumplimiento de la función pública es lo que determina la calidad de
funcionario; para esta doctrina lo relevante es la tarea pública que ejecuta el funcionario, y
no el régimen jurídico considerado aisladamente.
- Es una relación material, que exige, entre otras cosas, el respeto del principio de
juridicidad, el cumplimiento de los fines del Estado, el establecimiento de derechos y
deberes recíprocos, la impugnabilidad de los actos que puedan producir efectos en la
situación jurídica del funcionario, la posibilidad de abstenerse de cumplir órdenes
ilegítimas y la existencia de responsabilidad civil, penal y administrativa.

EL RÉGIMEN ESTATUTARIO

Parece que hoy prevalece el llamado “sistema estatuario”. Para la mayoría de los
autores, el establecimiento de un estatuto de los funcionarios se ha visto como el medio de
fijar las bases para obtener funcionarios aptos y determinar las garantías, derechos y
deberes que corresponden a los funcionarios de la Administración Pública. “Todos estos
aconteceres que van constituyendo la vida administrativa del funcionario, mientras
permanece sometido al servicio del Estado, están regidos por lo que se denomina un
Estatuto administrativo, es decir, un conjunto de normas legalmente establecidas por el
Estado, y en las que se regula toda la situación administrativa del funcionario”.6 El estatuto
de los funcionarios públicos es “el conjunto orgánico de normas que establecen los
derechos y obligaciones de [los] funcionarios o empleados. Un estatuto, entonces, debe
comprender todo aquello que se relacione con los derechos y obligaciones de los agentes
estatales”7.
Esta noción de estatuto administrativo, es la que prevalece en el Derecho
Administrativo actual, tanto en los países europeos como latinoamericanos. En el caso de
Chile, se encuentra regulado por la Ley Nº 18.834, de fecha 23 de septiembre de 1989,
titulada Estatuto Administrativo. El establecimiento de un estatuto administrativo presenta
importantes ventajas, puesto que otorga certeza y seguridad en las relaciones entre el
funcionario y el Estado8.

6
SILVA CIMMA, cit., p. 21.
7
MARIENHOFF, cit., pp. 54-55.
8
Ibid., p. 55.
Existen tres clases de sistemas estatutarios9:
- Puede tratarse de un estatuto de carácter “general”, aplicable a todos los
funcionarios, sin distinción.
- Puede tratarse del establecimiento de tantos estatutos especiales cuanto categorías
de funcionarios haya (v. gr., estatuto municipal, estatuto militar, estatuto docente, estatuto
del personal de los servicios de salud, etc.).
- O bien, puede establecerse un estatuto general, aplicable a todos los funcionarios
públicos, salvo las excepciones que el mismo estatuto contemple.
En Chile, el sistema adoptado es este último. Así se infiere del Estatuto
Administrativo, que en su art. 1º señala: “Las relaciones entre el Estado y el personal de
los Ministerios, Intendencias, Gobernaciones y de los servicios públicos centralizados y
descentralizados creados para el cumplimiento de la función administrativa, se regularán
por las normas del presente Estatuto Administrativo, con las excepciones que establece el
inciso segundo del artículo 21 de la ley Nº 18.575”, esto es, no se aplica a la Contraloría
General de la República, al Banco Central, a las Fuerzas Armadas y a las Fuerzas de Orden
y Seguridad Pública, los Gobiernos Regionales, al Consejo Nacional de Televisión y a las
empresas públicas creadas por ley.

EL ESTATUTO ADMINISTRATIVO

En esta parte nos abocaremos a un estudio general de las normas más relevantes de
la Ley Nº 18.834, para posteriormente analizar con mayor detalle las relativas a los
derechos, deberes y prohibiciones de los funcionarios, las relativas a las calificaciones que
se hagan a los funcionarios, y las causales de terminación de la relación de función pública.

1) Ámbito de aplicación
De acuerdo al art. 1º EA, “las relaciones entre el Estado y el personal de los
Ministerios, Intendencias, Gobernaciones y de los servicios públicos centralizados y
descentralizados creados para el cumplimiento de la función administrativa, se regularán
por las normas del presente Estatuto Administrativo, con las excepciones que establece el
inciso segundo del artículo 21 de la ley Nº 18.575”. Las excepciones a que se refiere el art.
21 LOCBGAE son: la Contraloría General de la República, el Banco Central, las Fuerzas
Armadas, las Fuerzas de Orden y Seguridad Pública, los Gobiernos Regionales, el Consejo
Nacional de Televisión y las empresas públicas creadas por ley.

2) Clases de funcionarios
De acuerdo al art. 4º EA, las personas que desempeñen cargos de planta pueden ser:
- Titulares: “Funcionarios que se nombran para ocupar en propiedad un cargo
vacante”.

9
Ibídem.
- Suplentes: “Funcionarios designados en esa calidad en los cargos que se
encuentren vacantes y en aquellos que por cualquier circunstancia no sean desempeñados
por el titular, durante un lapso no inferior a 15 días”.
- Subrogantes: “Funcionarios que entran a desempeñar el empleo del titular o
suplente por el solo ministerio de la ley, cuando éstos se encuentren impedidos de
desempeñarlo por cualquier causa”.
De los arts. 7º y 8º EA surge otra clasificación:
- Funcionarios de exclusiva confianza: Que son aquéllos designados por el
Presidente de la República o por la autoridad facultada para efectuar el nombramiento.
Art. 7º EA: “Serán cargos de la exclusiva confianza del Presidente de la República o
de la autoridad facultada para efectuar el nombramiento:
a) Los cargos de la planta de la Presidencia de la República;
b) En los Ministerios, los Secretarios Regionales Ministeriales y los Jefes de
División o Jefaturas de niveles jerárquicos equivalentes o superiores a dichas jefaturas,
existentes en la estructura ministerial, cualquiera sea su denominación;
c) En los servicios públicos, los jefes superiores de los servicios, los subdirectores,
los directores regionales o jefaturas de niveles jerárquicos equivalentes o superiores a
dichas jefaturas, existentes en la estructura del servicio, cualquiera sea su denominación. Se
exceptúan los rectores de las Instituciones de Educación Superior de carácter estatal, los
que se regirán por la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza y los estatutos orgánicos
propios de cada Institución”.
- Funcionarios de carrera: Son los cargos de jefes de departamento y los de niveles
de jefaturas jerárquicos equivalentes de los ministerios y servicios públicos, los cuales se
someten a las siguientes reglas:
a) Estos cargos se proveen por medio de concursos a los que pueden optar los
funcionarios de planta y a contrata de los órganos regidos por el EA, siempre que cumplan
con los requisitos exigidos para el cargo, que se encuentren calificados en lista Nº 1, de
distinción, y que no estén afectados por alguna de las inhabilidades del art. 55, a lo que se
suma un requisito adicional para los funcionarios a contrata: deben haberse desempeñado
en tal calidad durante los tres años previos al concurso, a lo menos.
b) Una vez finalizado el concurso, el comité de selección debe proponer a la
autoridad a la que corresponda realizar el nombramiento, una lista con los nombres de no
menos de tres ni más de cinco candidatos.
c) Si, no hay postulantes idóneos, debe llamarse a concurso público.
d) El seleccionado para el cargo permanecerá en él durante un lapso de tres años,
transcurrido el cual podrá prorrogarse su nombramiento por igual período, o bien podrá
llamarse a un nuevo concurso. En todo caso, los funcionarios permanecerán en el cargo
mientras se encuentren en lista Nº 1.
e) Una vez vencido el período o su prórroga, el funcionario podrá reconcursar o
reasumir su cargo de origen, si procede.
II.- PRINCIPIOS QUE INTEGRAN EL RÉGIMEN ESTATUTARIO DEL
EMPLEADO PÚBLICO (DERECHOS, DEBERES, OBLIGACIONES Y
PROHIBICIONES).

1) LOS DERECHOS

1.1) DERECHO A LA FUNCIÓN: El denominado derecho a la función, contiene


dos supuestos:
- El primero consiste en la posibilidad de todos los habitantes de un país de
Acceder a la función pública en condiciones de igualdad, amparados por un principio de
Orden constitucional, cual es el derecho de todos al trabajo.
- El segundo, nos habla del derecho a la función, específicamente conceptuado,
“que corresponde más bien al derecho que todo funcionario tiene, una vez que se ha
incorporado legalmente a la Administración Pública, a mantenerse en su cargo mientras
dure su buen comportamiento y la idoneidad técnica para el mismo, y, por lo tanto, a no ser
removido de él mientras no medie causa legal de expiración de funciones".
El derecho a la función se entiende como la estabilidad del funcionario en el cargo o
empleo público.
El art. 89 EA se refiere a este derecho en la siguiente forma: “Todo funcionario
tendrá derecho a gozar de estabilidad en el empleo (…) salvo los cargos de exclusiva
confianza…”.
Se excluyen de este marco los funcionarios de alto nivel y aún los de confianza
exclusiva del Gobierno, casos éstos en que se admite en la doctrina y en los derechos
positivos una excepción al derecho a la función. Bajo estos casos están los funcionarios, de
libre nombramiento y remoción, casi siempre sujetos a la confianza del respectivo jefe
jerárquico.

1.2) DERECHO AL ASCENSO: El derecho al ascenso es aquél que el funcionario


tiene a ser promovido al grado escala superior cuando se ha producido una vacante,
cumpliendo con los requisitos que para el cargo se requieren.
A él se refieren los arts. 89 (“Todo funcionario tendrá derecho (…) a ascender en el
respectivo escalafón, salvo los cargos de exclusiva confianza…”); 14 (al referirse a la
promoción como medio de provisión de los empleos públicos) y 53 y ss., que regulan la
promoción de los funcionarios, señalando que la promoción se realiza por concurso interno,
tratándose de las plantas de directivos de carrera, profesionales, fiscalizadores y técnicos; y
por ascenso, en las plantas de administrativos y de auxiliares. Especialmente hay que
destacar el concepto de ascenso que contiene el art. 54: “El ascenso es el derecho de un
funcionario de acceder a un cargo vacante de grado superior en la línea jerárquica de la
respectiva planta, sujetándose estrictamente al escalafón, sin perjuicio de lo dispuesto en
el artículo 56”.
“Este derecho, vale decir, este escalamiento administrativo, al igual que el derecho a
la función, sólo puede tener por base antecedentes administrativos vinculados a la
idoneidad o capacidad exhibida por el funcionario, de manera que, sean solamente esos
antecedentes los que determinen el desarrollo de la carrera administrativa”.
Este derecho al ascenso, es concebido por la doctrina como un procedimiento
administrativo de selección que va a permitir promover a aquel funcionario que, dentro de
un determinado período, se haya hecho acreedor a él porque su conducta administrativa lo
acredita así de manera objetiva.

1.3) DERECHO A DEFENSA: El art. 90 establece el derecho de los funcionarios


a ser defendidos, así como el derecho a exigir que la institución en la que se desempeñen
persiga la responsabilidad civil y penal de las personas que atenten contra su vida o su
integridad corporal, con ocasión del desempeño de sus funciones, o que, por el mismo
motivo, los injurien o calumnien en cualquier forma.

1.4) DERECHO A LAS REMUNERACIONES Y ASIGNACIONES: En


contrapartida a la prestación de servicios, el funcionario tiene derecho a la remuneración.
Ya conocemos el concepto de remuneración que señala el art. 3º, letra e) EA, que la define
como “…cualquier contraprestación en dinero que el funcionario tenga derecho a percibir
en razón de su empleo o función, como, por ejemplo, sueldo, asignación de zona,
asignación profesional y
Otras”. De este concepto podemos deducir que, a diferencia del Código del Trabajo, que
permite otorgar remuneraciones en dinero o en especies avaluables en dinero, el Estatuto
Administrativo sólo autoriza el pago de remuneraciones en dinero. El derecho a las
remuneraciones y asignaciones está tratado en el art. 93 EA: “Los funcionarios tendrán
derecho a percibir por sus servicios las remuneraciones y demás asignaciones adicionales
que establezca la ley, en forma regular y completa”.

1.5) DERECHOS SOCIALES: Los llamados derechos sociales administrativos


son aquéllos que están reconocidos tanto en interés del funcionario como de su grupo
familiar, y cuyo propósito directo es garantizar las necesidades familiares de los
funcionarios de la
Administración. Éstos son:
- Derecho a que al funcionario le sea asignada una vivienda para ser ocupada por él
y su familia (art. 91).
- Derecho al feriado (art. 102).
- Derecho a permisos (art. 108).
- Derecho a licencias médicas (art. 111).
- Derecho a prestaciones sociales en caso de fallecimiento (art. 114), accidente (115)
e irrecuperabilidad por accidente (art. 116) del funcionario; derecho a afiliarse a los
Servicios de Bienestar (art. 117); derecho a asignación familiar y maternal (art. 118).

1.6) DERECHO AL LIBRE EJERCICIO DE ACTIVIDADES


CONCILIABLES CON LA FUNCIÓN PÚBLICA: Durante mucho tiempo primó el
principio de que la función pública requería dedicación exclusiva al Estado, por lo que el
funcionario no podía realizar otras actividades de beneficio privado. Actualmente y desde
hace ya algunos años, esta posición fue abandonada, y hoy prevalece la posibilidad del
funcionario de realizar cualquier actividad fuera del ejercicio de la función pública, siempre
naturalmente que sea lícita.

1.7) DERECHOS POLÍTICOS: Para muchos hablar de este derecho no tiene


sentido. Y es cierto que tiene “una proyección mayor que la puramente administrativa para
hincar en el campo de la doctrina política y del derecho constitucional”.

1.8) SITUACIÓN ESPECIAL: Prohibición del derecho de huelga y sindicación


de funcionarios públicos: Los funcionarios que conforman el personal de la
Administración del Estado no tienen derecho a huelga ni a formar sindicatos como es la
regla general para los trabajadores sujetos a la legislación laboral, ello en la medida que su
estatuto particular se encuentra constituido por el Estatuto Administrativo o sus análogos y
no se contempla esa clase de derechos. Ello se hace en vista de:
a) por un lado, la necesidad de mantener el funcionamiento ininterrumpido de los
servicios públicos que son prestados directamente por parte de alguna de las
administraciones públicas; y
b) por otro, porque sus derechos –a lo menos en teoría– se mantienen debidamente
resguardados por estos estatutos.
Sin embargo efectivamente realizan paros, en los que se establecen turnos para la
mantención del servicio en condiciones mínimas; y tienen organizaciones que los reúnen,
las que tienen la forma jurídica de asociaciones gremiales.

2) LOS DEBERES Y OBLIGACIONES

El Estatuto Administrativo, en el art. 61 y ss., se encarga de regular estas


obligaciones, de las cuales revisaremos las más relevantes:

2.1) DEDICACIÓN AL CARGO (ART. 61, LETRA A): Este deber se


fundamenta en un principio básico, que se materializa diciendo que el funcionario está
obligado a servir a su cargo directa y personalmente, y sin que pueda ni delegar ni
desprenderse del todo o parte de sus funciones, a menos que quede autorizado para ello.
Nadie podrá desempeñar las funciones por él o en nombre de él. Es por eso que las
situaciones eventuales de reemplazo de un funcionario deben estar reconocidas y
autorizadas por Ley expresa.
2.2) DESEMPEÑO DE COMISIONES (ARTS. 73 A 78): Es entendido en la
doctrina por comisiones de servicio, el desempeño de actividades distintas a las del empleo
que se ocupa, propias en todo caso de la función pública y para los cuales se supone que el
funcionario posee conocimientos que lo habilitan para realizarlas idóneamente. Se tratan de
actividades que quedan fuera de las obligaciones propias del cargo. “El funcionario se
encuentra, en principio, obligado a desempeñar comisiones, porque ellas son consecuencia
de la potestad jerárquica del superior y en cierto sentido, una concreción del denominado
deber de obediencia...”10

2.3) DEBER DE OBEDIENCIA (ART. 61, LETRA F): El deber de obediencia es


un principio básico que sustenta la estabilidad de la organización administrativa, en virtud
de la cual el funcionario debe cumplir las órdenes emanadas de sus superiores jerárquicos.
Esta obediencia, no es la obediencia ciega al jefe superior, sino que está relacionada con la
noción de disciplina administrativa y sobre la obligación de prestar los servicios con
eficiencia y calidad por parte de quien trabaja al servicio de la Administración.

2.4) DEBER DE DEFENSA (ART. 61, LETRA M Y 63): Este deber habla de la
obligación del funcionario de defenderse cuando se formulen críticas a su conducta como
empleado público. Y en el caso que no lo hiciere, el jefe superior deberá señalarle un plazo
para que se justifique y cumpla así con su elemental deber de explicar su conducta. Para la
doctrina, este deber está implícito en la esencia misma de la función pública.

2.5) DEBERES MORALES: Estos deberes aluden a la idea de que el funcionario


público no sólo deberá desempeñar con eficiencia y con idoneidad técnica su cargo, sino
que además es necesario que se acrediten una serie de valores morales y éticos que quedan
involucrados dentro de la noción de probidad administrativa, es decir, rectitud y moral en
el actuar. (Artículo 61 EA)

3) PROHIBICIONES:

Se clasifican de la siguiente manera:


3.1) PROHIBICIONES PARA PRESERVAR EL RÉGIMEN
INSTITUCIONAL ADMINISTRATIVO: Dentro de éstas, encontramos las siguientes
subclasificaciones:
a) Prohibición de huelga: La establece, en primer término, la CPR, que en el art. 19,
Nº 16 establece que “no podrán declararse en huelga los funcionarios del Estado ni de las
municipalidades”.
b) Prohibición de participar o formar parte de sindicatos: También la establece la
letra i) del art. 84, estableciendo la misma sanción de destitución. No está prohibido
pertenecer a asociaciones gremiales.
c) Prohibición de retener en forma indebida a personas o bienes, o participar en
otros actos que perturben el normal funcionamiento de los órganos de la Administración
del Estado: Ubicada, al igual que las anteriores, en el art. 84, letra i), y sancionada con la
destitución.

10
SILVA CIMMA, cit., p. 61.
3.2) PROHIBICIONES PARA PRESERVAR EL PATRIMONIO DEL
ESTADO: También admiten subclasificación:
a) El art. 84, letra a), prohíbe ejercer facultades, funciones y atribuciones de las que
no esté investido regularmente o no le hayan sido debidamente delegadas; esto, porque se
vulneraria el principio de juridicidad (art. 7º CPR).
b) El art. 84, letra b), prohíbe a los funcionarios intervenir en asuntos en los que
tenga interés él o sus parientes. También la establece, en términos más amplios, el art. 62
Nº 6 LOCBGAE. Es importante tener en cuenta esta prohibición, ya que su infracción
puede ser constitutiva de delito (art. 240 Código Penal).
c) El art. 84, letra c) EA y 54, letra a) LOCBGAE prohíben a los funcionarios actuar
en juicio contra los intereses del Estado. Este tipo de prohibición importa intereses
pecuniarios y, además, constituye una inhabilidad para ingresar a la Administración
Pública.
d) Las letras j) y k) del art. 84 prohíben atentar contra los bienes de la institución,
destruir instalaciones públicas o privadas, o incitar a otros a cometer estas conductas. La
sanción es la destitución.

3.3) PROHIBICIONES PARA PRESERVAR LA MORALIDAD


ADMINISTRATIVA: También se subclasifican:
a) Los arts. 84, letra f) EA y 62, Nº 5 LOCBGAE prohíben solicitar, hacerse
prometer o aceptar donativos, ventajas o privilegios de cualquier naturaleza para sí o para
terceros. Sin embargo, la LOCBGAE cometió un error al permitir incentivos autorizados
por la costumbre, en razón de la cortesía y la buena educación.
b) El art. 84, letra e) EA prohíbe someter a tramitación innecesaria o dilación los
asuntos entregados a su conocimiento o resolución. Si un funcionario se demora
innecesariamente en resolver un asunto se encontraría infringiendo el principio de probidad.
c) El art. 84, letras g y h) prohíben la utilización de bienes, cargo, información,
personal o material de la institución, o el uso de su autoridad por parte del funcionario, para
fines ajenos a sus funciones.
d) El art. 19 de la LOCBGAE y el 84, letra h) EA prohíben realizar actividades
políticas dentro de la Administración.

TÉRMINO DE LA FUNCIÓN PÚBLICA

Se produce por las siguientes razones, indicadas en el artículo 146:


a) Renuncia voluntaria (art. 147). Con un caso especial de petición de renuncia en
cargos de exclusiva confianza (art. 148).
b) Cesación por jubilación cuando se comienza a percibir la pensión respectiva (art.
149).
c) Declaración de “vacancia” del cargo (art. 150-152).
d) Destitución (como consecuencia de la aplicación de una medida disciplinaria)
e) Término del periodo legal por el cual fue designado (art. 153).
f) Supresión del empleo en procesos de reestructuración o fusión del servicio (art.
154).
g) Fallecimiento.

También podría gustarte