Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1
MARTINS, Daniel Hugo, Estatuto del funcionario, Montevideo, 1965, p. 23.
Derecho, en cuanto a su forma y contenido, que debe perseguir un único fin: el fin del
Estado.
En Chile, la función pública está organizada a partir de una clasificación de puestos
y empleos, en base a tareas específicas (Sistema de Empleo), y no según el sistema de
carrera: el interesado concursa para ingresar, no a una carrera administrativa, sino a un
puesto determinado, según sus aptitudes; y el acceso a un puesto superior está sujeto a la
aprobación de un nuevo concurso, y supone un nuevo vínculo entre la Administración y el
funcionario (Artículo 17, inc. 1º, Ley 18.834, Carrera Funcionaria). Para que los órganos
del Estado puedan realizar la actividad jurídica y material que les compete, necesitan
indispensablemente de la voluntad y acción de las personas físicas, titulares de esos órganos
a los que se les denomina funcionarios públicos.
1) Es personal
El empleo o cargo debe ser ejercido personalmente por el funcionario, sin poder
delegarlo, a menos que sea autorizado para ello (esta característica se analizará a propósito
del deber de dedicación al cargo).
2
MARIENHOFF, cit., p. 14.
2) Tiene lugar en vida del funcionario
De esto se deduce que no es posible realizar nombramientos post-mortem, sin
perjuicio de la posibilidad de realizar un ascenso post-mortem, ya que, en este caso, no se
hace más que reconocer una situación preexistente y regular.
1) RELACIÓN CONTRACTUAL:
3
MARIENHOFF, cit., pp. 187-188.
- Si se acepta que la relación de empleo público es un contrato, se debe
necesariamente concluir que la Administración Pública se vería impedida de cumplir sus
funciones, por cuanto el desarrollo de éstas quedaría supeditado a los varios
entorpecimientos que son propios de una relación contractual. Así, por ejemplo, los
empleados públicos fácilmente podrían discutir las órdenes que les imparte la
Administración, escudados en los derechos que para ellos emanan del contrato.
- La Administración Pública tiene el derecho de modificar unilateralmente, en
cualquier forma y sin limitaciones, el contenido de la relación de empleo público, lo que es
inexplicable si se acepta que dicha relación es un contrato.
c) Contrato de trabajo: Pese a haber sido una postura bastante aceptada, resulta un
tanto inoficioso su análisis, toda vez que el legislador ha sido bastante claro en señalar que
los funcionarios públicos no se rigen por el Código del Trabajo, sin perjuicio de ciertas
normas de dicho cuerpo legal que, por tratarse más bien de principios generales, también
son aplicables al régimen de función pública.
MARIENHOFF, defensor de esta doctrina, responde a esta objeción señalando: “El
contrato „administrativo‟ no traba, en modo alguno, la actividad de la Administración
Pública, ni impide que ésta introduzca o realice las „modificaciones‟ pertinentes, pues esta
posibilidad constituye una „prerrogativa‟ de la Administración en todo contrato
„administrativo‟ stricto sensu, entre éstos el de función o empleo públicos. El contrato
„administrativo‟ ofrece como característica su „mutabilidad‟, al revés de lo que ocurre con
el contrato de derecho privado (…). Lejos, pues, de trabar la actividad de la
Administración, el contrato „administrativo‟ es un medio de facilitar que la Administración
cumpla sus fines. Por otra parte, y ya con referencia concreta al contrato de función o de
empleo públicos, es de advertir que la naturaleza „contractual‟ de esa relación, por la
situación jurídica estable que ella le crea al funcionario o empleado, por la seguridad que
tal relación trasunta, beneficia al interés público, ya que, como consecuencia de esa
situación de estabilidad y seguridad, el agente está espiritualmente predispuesto a conservar
el cargo y a servir con eficiencia al Estado”
De igual manera, MARIENHOFF contraargumenta de la siguiente forma: “Es
inexacto que en materia de función pública o de empleo público, la Administración pueda
„modificar‟ la relación jurídica sin ninguna limitación. La Administración puede, sin duda
alguna, introducir todas las modificaciones que considere oportunas, las cuales serán
válidas en tanto sean razonables, no arbitrarias y no trasunten una desviación de poder.”
Así lo señala el art. 1º del Código del Trabajo:
“Artículo 1º.- Las relaciones laborales entre los empleadores y los trabajadores se
regularán por este Código y por sus leyes complementarias. Estas normas no se aplicarán,
sin embargo, a los funcionarios de la Administración del Estado, centralizada y
descentralizada, del Congreso Nacional y del Poder Judicial, ni a los trabajadores de las
empresas o instituciones del Estado o de aquellas en que éste tenga aportes, participación
o representación, siempre que dichos funcionarios o trabajadores se encuentren sometidos
por ley a un estatuto especial. Con todo, los trabajadores de las entidades señaladas en el
inciso precedente se sujetarán a las normas de este Código en los aspectos o materias no
regulados en sus respectivos estatutos, siempre que ellas no fueren contrarias a estos
últimos.
Los trabajadores que presten servicios en los oficios de notarías, archiveros o
conservadores se regirán por las normas de este código”.
4
SILVA CIMMA, cit., p. 24.
bilateral no hace una regulación a futuro, sino que las relaciones entre las partes se agotan
con su celebración. De este modo, esta doctrina es incapaz de explicar el régimen de
derechos y obligaciones que nacen tanto para el funcionario como para la Administración.
Para SILVA CIMMA, la tesis que configura y que se aviene con la auténtica
naturaleza del vínculo que se está generando, es la del vínculo unilateral y potestativo de
derecho público, que la doctrina denomina como vínculo estatuario.
“Dentro de él, es el Estado quien fija, por vía de la acción de los poderes
colegisladores, el sistema legal que habrá de regimentar el status. En esto no interviene
nada ni para nada el futuro funcionario. Una vez designado, porque la Administración ha
resuelto unilateralmente incorporarlo a sus cuadros activos, no influye para nada en el
perfeccionamiento del acto”. Sin obviar que su voluntad concurre en su manifestación
expresada de ingresar a la Administración, pero esa voluntad, no guarda ninguna relación
con el acto que va a motivar el nacimiento de ese vínculo con la Administración. El
consentimiento del funcionario no es más que una condición necesaria para el
perfeccionamiento del acto de nombramiento; es necesario para la eficacia de dicho acto.
La premisa central de esta doctrina consiste en señalar que “la función pública es
una relación jurídica especial, un procedimiento especial, que pertenece al derecho
administrativo (sic) especial”.
Esta teoría tiene una extensión considerable, por lo que nos remitiremos sólo a
algunos aspectos de ella:
a) Argumentos en que se apoya esta teoría: Primeramente, es necesario señalar
que esta doctrina surge como una reacción a la doctrina del vínculo unilateral y potestativo.
b) Características de esta relación: Se mencionan las siguientes:
- Es una relación de empleo, por cuanto, al igual que en el Derecho del Trabajo, el
funcionario-trabajador presta servicios voluntariamente, por cuenta ajena, y dentro de
ámbito de organización y dirección de la Administración-empleador, cuyas notas esenciales
son: 1) el empleador en la relación de empleo público siempre será una persona jurídica, y
2) su objeto es el cumplimiento de los fines del Estado.
- Importa la existencia de derechos y deberes recíprocos (remuneración, derechos
sociales, etc.).
- Es una relación de igualdad entre las partes, lo cual constituye una garantía para
el funcionario frente al poder de la Administración, lo cual no implica que la relación de
empleo público sea una relación laboral común, por cuanto el Derecho Laboral, si bien no
es totalmente ajeno a la relación que estamos estudiando, no puede ser aplicado a ciertas
labores públicas (defensa, policía, etc.).
- Como consecuencia de lo anterior, la Administración, si bien cuenta con los
poderes de dirección, de organización y disciplinario, al igual que el empresario privado,
no tiene supremacía especial sobre los funcionarios; el funcionario se somete a una
“subordinación jurídica”, no a una “sujeción interna”, ya que en la relación de empleo
público la subordinación consiste en un sometimiento al poder de dirección de la
Administración en similares términos a los del Derecho Laboral.
- La relación no se origina en una norma jurídica, sino en un hecho jurídico
concreto, lo que permite admitir la posibilidad de ingreso a la función pública tanto por
medio de un acto administrativo de nombramiento como por medio de un contrato.
- El cumplimiento de la función pública es lo que determina la calidad de
funcionario; para esta doctrina lo relevante es la tarea pública que ejecuta el funcionario, y
no el régimen jurídico considerado aisladamente.
- Es una relación material, que exige, entre otras cosas, el respeto del principio de
juridicidad, el cumplimiento de los fines del Estado, el establecimiento de derechos y
deberes recíprocos, la impugnabilidad de los actos que puedan producir efectos en la
situación jurídica del funcionario, la posibilidad de abstenerse de cumplir órdenes
ilegítimas y la existencia de responsabilidad civil, penal y administrativa.
EL RÉGIMEN ESTATUTARIO
Parece que hoy prevalece el llamado “sistema estatuario”. Para la mayoría de los
autores, el establecimiento de un estatuto de los funcionarios se ha visto como el medio de
fijar las bases para obtener funcionarios aptos y determinar las garantías, derechos y
deberes que corresponden a los funcionarios de la Administración Pública. “Todos estos
aconteceres que van constituyendo la vida administrativa del funcionario, mientras
permanece sometido al servicio del Estado, están regidos por lo que se denomina un
Estatuto administrativo, es decir, un conjunto de normas legalmente establecidas por el
Estado, y en las que se regula toda la situación administrativa del funcionario”.6 El estatuto
de los funcionarios públicos es “el conjunto orgánico de normas que establecen los
derechos y obligaciones de [los] funcionarios o empleados. Un estatuto, entonces, debe
comprender todo aquello que se relacione con los derechos y obligaciones de los agentes
estatales”7.
Esta noción de estatuto administrativo, es la que prevalece en el Derecho
Administrativo actual, tanto en los países europeos como latinoamericanos. En el caso de
Chile, se encuentra regulado por la Ley Nº 18.834, de fecha 23 de septiembre de 1989,
titulada Estatuto Administrativo. El establecimiento de un estatuto administrativo presenta
importantes ventajas, puesto que otorga certeza y seguridad en las relaciones entre el
funcionario y el Estado8.
6
SILVA CIMMA, cit., p. 21.
7
MARIENHOFF, cit., pp. 54-55.
8
Ibid., p. 55.
Existen tres clases de sistemas estatutarios9:
- Puede tratarse de un estatuto de carácter “general”, aplicable a todos los
funcionarios, sin distinción.
- Puede tratarse del establecimiento de tantos estatutos especiales cuanto categorías
de funcionarios haya (v. gr., estatuto municipal, estatuto militar, estatuto docente, estatuto
del personal de los servicios de salud, etc.).
- O bien, puede establecerse un estatuto general, aplicable a todos los funcionarios
públicos, salvo las excepciones que el mismo estatuto contemple.
En Chile, el sistema adoptado es este último. Así se infiere del Estatuto
Administrativo, que en su art. 1º señala: “Las relaciones entre el Estado y el personal de
los Ministerios, Intendencias, Gobernaciones y de los servicios públicos centralizados y
descentralizados creados para el cumplimiento de la función administrativa, se regularán
por las normas del presente Estatuto Administrativo, con las excepciones que establece el
inciso segundo del artículo 21 de la ley Nº 18.575”, esto es, no se aplica a la Contraloría
General de la República, al Banco Central, a las Fuerzas Armadas y a las Fuerzas de Orden
y Seguridad Pública, los Gobiernos Regionales, al Consejo Nacional de Televisión y a las
empresas públicas creadas por ley.
EL ESTATUTO ADMINISTRATIVO
En esta parte nos abocaremos a un estudio general de las normas más relevantes de
la Ley Nº 18.834, para posteriormente analizar con mayor detalle las relativas a los
derechos, deberes y prohibiciones de los funcionarios, las relativas a las calificaciones que
se hagan a los funcionarios, y las causales de terminación de la relación de función pública.
1) Ámbito de aplicación
De acuerdo al art. 1º EA, “las relaciones entre el Estado y el personal de los
Ministerios, Intendencias, Gobernaciones y de los servicios públicos centralizados y
descentralizados creados para el cumplimiento de la función administrativa, se regularán
por las normas del presente Estatuto Administrativo, con las excepciones que establece el
inciso segundo del artículo 21 de la ley Nº 18.575”. Las excepciones a que se refiere el art.
21 LOCBGAE son: la Contraloría General de la República, el Banco Central, las Fuerzas
Armadas, las Fuerzas de Orden y Seguridad Pública, los Gobiernos Regionales, el Consejo
Nacional de Televisión y las empresas públicas creadas por ley.
2) Clases de funcionarios
De acuerdo al art. 4º EA, las personas que desempeñen cargos de planta pueden ser:
- Titulares: “Funcionarios que se nombran para ocupar en propiedad un cargo
vacante”.
9
Ibídem.
- Suplentes: “Funcionarios designados en esa calidad en los cargos que se
encuentren vacantes y en aquellos que por cualquier circunstancia no sean desempeñados
por el titular, durante un lapso no inferior a 15 días”.
- Subrogantes: “Funcionarios que entran a desempeñar el empleo del titular o
suplente por el solo ministerio de la ley, cuando éstos se encuentren impedidos de
desempeñarlo por cualquier causa”.
De los arts. 7º y 8º EA surge otra clasificación:
- Funcionarios de exclusiva confianza: Que son aquéllos designados por el
Presidente de la República o por la autoridad facultada para efectuar el nombramiento.
Art. 7º EA: “Serán cargos de la exclusiva confianza del Presidente de la República o
de la autoridad facultada para efectuar el nombramiento:
a) Los cargos de la planta de la Presidencia de la República;
b) En los Ministerios, los Secretarios Regionales Ministeriales y los Jefes de
División o Jefaturas de niveles jerárquicos equivalentes o superiores a dichas jefaturas,
existentes en la estructura ministerial, cualquiera sea su denominación;
c) En los servicios públicos, los jefes superiores de los servicios, los subdirectores,
los directores regionales o jefaturas de niveles jerárquicos equivalentes o superiores a
dichas jefaturas, existentes en la estructura del servicio, cualquiera sea su denominación. Se
exceptúan los rectores de las Instituciones de Educación Superior de carácter estatal, los
que se regirán por la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza y los estatutos orgánicos
propios de cada Institución”.
- Funcionarios de carrera: Son los cargos de jefes de departamento y los de niveles
de jefaturas jerárquicos equivalentes de los ministerios y servicios públicos, los cuales se
someten a las siguientes reglas:
a) Estos cargos se proveen por medio de concursos a los que pueden optar los
funcionarios de planta y a contrata de los órganos regidos por el EA, siempre que cumplan
con los requisitos exigidos para el cargo, que se encuentren calificados en lista Nº 1, de
distinción, y que no estén afectados por alguna de las inhabilidades del art. 55, a lo que se
suma un requisito adicional para los funcionarios a contrata: deben haberse desempeñado
en tal calidad durante los tres años previos al concurso, a lo menos.
b) Una vez finalizado el concurso, el comité de selección debe proponer a la
autoridad a la que corresponda realizar el nombramiento, una lista con los nombres de no
menos de tres ni más de cinco candidatos.
c) Si, no hay postulantes idóneos, debe llamarse a concurso público.
d) El seleccionado para el cargo permanecerá en él durante un lapso de tres años,
transcurrido el cual podrá prorrogarse su nombramiento por igual período, o bien podrá
llamarse a un nuevo concurso. En todo caso, los funcionarios permanecerán en el cargo
mientras se encuentren en lista Nº 1.
e) Una vez vencido el período o su prórroga, el funcionario podrá reconcursar o
reasumir su cargo de origen, si procede.
II.- PRINCIPIOS QUE INTEGRAN EL RÉGIMEN ESTATUTARIO DEL
EMPLEADO PÚBLICO (DERECHOS, DEBERES, OBLIGACIONES Y
PROHIBICIONES).
1) LOS DERECHOS
2.4) DEBER DE DEFENSA (ART. 61, LETRA M Y 63): Este deber habla de la
obligación del funcionario de defenderse cuando se formulen críticas a su conducta como
empleado público. Y en el caso que no lo hiciere, el jefe superior deberá señalarle un plazo
para que se justifique y cumpla así con su elemental deber de explicar su conducta. Para la
doctrina, este deber está implícito en la esencia misma de la función pública.
3) PROHIBICIONES:
10
SILVA CIMMA, cit., p. 61.
3.2) PROHIBICIONES PARA PRESERVAR EL PATRIMONIO DEL
ESTADO: También admiten subclasificación:
a) El art. 84, letra a), prohíbe ejercer facultades, funciones y atribuciones de las que
no esté investido regularmente o no le hayan sido debidamente delegadas; esto, porque se
vulneraria el principio de juridicidad (art. 7º CPR).
b) El art. 84, letra b), prohíbe a los funcionarios intervenir en asuntos en los que
tenga interés él o sus parientes. También la establece, en términos más amplios, el art. 62
Nº 6 LOCBGAE. Es importante tener en cuenta esta prohibición, ya que su infracción
puede ser constitutiva de delito (art. 240 Código Penal).
c) El art. 84, letra c) EA y 54, letra a) LOCBGAE prohíben a los funcionarios actuar
en juicio contra los intereses del Estado. Este tipo de prohibición importa intereses
pecuniarios y, además, constituye una inhabilidad para ingresar a la Administración
Pública.
d) Las letras j) y k) del art. 84 prohíben atentar contra los bienes de la institución,
destruir instalaciones públicas o privadas, o incitar a otros a cometer estas conductas. La
sanción es la destitución.